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-Dime que es cierto… dímelo. –susurro él cerca de sus labios, aproximándolos
cada vez más a los de ella, sintiendo como de estos emanaba su cálido aliento,
algo agitado por el nerviosismo de la situación. Sentía algo que le impedía
separarse de ella, no podía alejarse, no quería. Podía sentir como a pesar de lo
que transmitían sus ojos, el “miedo” y la incertidumbre, su cuerpo le llamaba, le
llamaba a gritos.
-¿Qué?... ¿qué quieres que… te diga? –Susurro contra los labios de él,
rozándolos únicamente con el movimiento de ellos al hablar, nerviosa hasta la
médula, pues lo que el intuía era cierto. No sentía ese nerviosismo por sentirse
acorralada contra una de las esquinas del sofá por un hombre que le sacaba
más de dos cabezas, por sentirse intimidada, no. Estaba nerviosa porque era él…
era su hombre.
Las manos de ella se aferraron al cuero que recubría el sofá provocando un leve
crujido producido por sus uñas, comenzando a echar su cuerpo más hacia atrás
puesto que él no retrocedía, desviando sus pupilas como locas de una parte de
su cara a otra pues cada vez lo tenía más encima. No podía creerlo. Cuantas
veces había soñado con esto… ¿Cuántas? Incontables veces se había imaginado
en esa misma situación, siendo acorralada por el hombre que más deseaba en
el mundo. Siendo desnudada por sus grandes y finas manos, besada por sus
carnosos labios, incluso pudo imaginar el tacto que tendría la humedad de su
lengua acariciando a la suya, provocando ese ruido metálico de sus piercings al
chocar.
-Que me deseas… -El susurro de él casi se parecía más a un jadeo pues se
notaba cada vez más acalorado, sentía como varias gotas de su sudor recorrían
el hueco de su columna descendiendo por su espalda, le sobraba todo. Luchaba
contra todo tipo de impulsos que le incitaban a devorar esos labios
entreabiertos que estaban frente a los suyos, reprimiendo las ganas de apretarla
contra el sofá con su cuerpo, más de lo que ya lo hacía. Solo esperaba, esperaba
sus palabras, esperaba que ella le gritase a la cara como lo necesitaba, que lo
deseaba al igual que él, solo entonces dejaría fluir sus instintos y comenzaría a
devorarla sin parar.
Los ojos de ella se abrieron como platos, se tornaron más brillantes, podía notar
como una gran bola de sentimientos y palabras en su garganta la estaba
atragantando, tenía que soltarlo. No podía más. El calor era bastante notorio en
el ambiente y en ambos. Ella se dio cuenta de esto y sin saber ni como, ni
impulsada por qué razón llevo sus manos hacia la evilla de la cremallera de la
chaqueta de cuero de él comenzando a bajarla despacio, alternando su mirada
entre la chaqueta y los ojos de su hombre.
Una vez esta quedó completamente abierta en los labios de él se dibujó una
ligera sonrisa cargada de picardía. El interpretó ese acto como un sí y sin
esperar un segundo más se abalanzó a los labios de ella encajándolos a la
perfección desde el primer momento, ladeando su cabeza incluso un poco más
para comenzar con su lengua a profundizar de forma lenta en el interior de su
boca mientras con sus labios acariciaba los de ella de forma continua e intensa,
creando fricciones cada vez más rudas.
Ambos cerraron los ojos a la vez sumergiéndose en ese profundo beso,
entrelazándose en un primer momento sus lenguas de manera lenta,
aumentando el ritmo pocos minutos después cuando tanto él como ella dieron
rienda suelta a todo sus impulsos. El llevó sus manos hacia las caderas de ella
apretando sus dedos en esa zona mientras terminaba de girarse y subirse
despacio al sofá, sin romper el beso lo más mínimo, estirándose suavemente
sobre ella dejando caer su cuerpo sobre el de ella.
-Hmm... –murmuro la chica contra los labios de él continuando con el
movimiento cada vez más frenético adoptado por sus labios, manteniendo las
lascivas lamidas de sus lenguas buscando acaparar ambos la mayor cantidad de
sabor del otro.
Sus labios ya estaban rojos, les ardían pero ni por eso dejarían de seguir
besándose pero eso sí, no solo se quedarían en eso, una vez mordida la
manzana ya no puede haber marcha atrás.
Ella, subió sus manos con gran agilidad hacia la chaqueta de él agarrando con
firmeza sus solapas de las cuales dio un tirón hacia afuera descubriendo sus
hombros al momento, continuando con los tirones bruscos hacia abajo para
terminar de sacársela cuando él estiró sus brazos para que esta discurriera
mejor por ellos.
-No me has contestado aun… –Murmura el hombre tras separarse de los labios
de ella por un breve instante dedicándose a observarla, relamiendo de forma
viciosa sus propios labios al contemplar los de ella completamente húmedos,
volviendo a sentir su llamada. Ella lo mira con una morbosa sonrisa en sus labios
mientras estira sus brazos apoyándolos sobre los hombros de él, cerrándolos
muy lentamente alrededor de su cuello para seguidamente tirar con algo de
furia hacia ella pegando sus labios a su oído.
-Sí, te deseo. Ni te imaginas las veces que soñado con este momento… –
Entreabre sus labios al terminar de hablar, acaparando entre ellos el lóbulo del
oído de él, mordiéndolo con sus labios únicamente, acariciándolo con la lengua
despacio. Él cierra sus ojos con fuerza cuando siente ese susurro tan provocativo
contra su oído, volviendo a cerrar sus manos fuertemente sobre las caderas de
ella, agarrando la tela de su corto vestido para tirar de esta hacia arriba
subiéndoselo hasta más arriba de la cintura, bajando acto seguido su mirada
entre sus cuerpos observando su situación y observando cómo sus manos se
deslizaban desde las caderas de ella hacia sus muslos y de estos hacia el interior
de los mismos. Subió la mirada hacia ella cuando sintiendo un suave jadeo
escaparse de entre sus labios y chocar contra su oído. No podría soportarlo
más.
Ella, comenzó a deslizar sus manos por sus hombros deshaciendo poco a poco
el abrazo alrededor de su cuello dejando únicamente las manos pegadas a
ambos laterales del cuello para comenzar a bajar por su pecho, arrugando poco
a poco entre sus dedos la camiseta de él, clavando su mirada en la blanca piel
de su abdomen que empezaba a descubrirse, dando posteriormente un tirón
más brusco al llegar hasta su cuello terminando de sacar su camiseta,
lanzándola sin ningún tipo de cuidado al suelo de la estancia.
-No te vas a arrepentir de haberme dicho eso, te lo aseguro. –Habló el hombre,
en tono suave, pues no hacía falta un mayor tono de voz, cruzándose las felinas
y hambrientas miradas de ambos en ese momento. Él, volvió a abalanzarse
sobre ella con mucha más fiereza, rodeando la cintura de ella con sus brazos y
apretándola contra si mientras volvía a probar de sus labios una vez más,
alternando movimientos de su cabeza de derecha a izquierda, rozando sus
labios intensamente mientras sus lenguas, agiles, no paraban de jugar
dibujando círculos abstractos. Mientras tanto ella posaba sus manos sobre los
contraídos bíceps de él, palpándolos, deslizando después sus manos a su
espalda, subiendo y bajándolas por ella a la vez que sin quererlo clavaba sus
uñas contra su piel de puro estremecimiento.
Sin romper para nada el beso, el hombre, mediante movimientos suaves a la
vez que rápidos se situaba mejor entre las piernas de ella a lo que esta
respondía por puro instinto abriéndolas, acogiéndolo entre ellas, rodeándolo a
la altura de su cadera una vez terminaron completamente tumbados sobre el
sofá. Ella, bajo el cuerpo de su hombre. Entonces, él deshizo el abrazo alrededor
del cuerpo de su amada para pegar sus manos a la cintura descubierta de ella,
colando sus manos por debajo de la tela de su ajustado vestido que con
anterioridad remangó, acariciándola con suavidad, a pesar de estar ardiendo en
deseo.
En pocos minutos ya había remangando, gracias al ascender sus brazos, un
poco más el vestido pero tuvo que separar su cuerpo de el de ella para poder
agarrar sus ropas y arrebatárselas de un brusco tirón hacia arriba revolviendo
todo el pelo negro de la chica que quedo extendido de forma arbitraria por el
sofá. No pudo evitar perder unos segundos en mirarla, observando esos ojos
profundos que lo miraban, que con solo esa mirada le hablaban, le decían
cuando lo deseaba y las ganas que tenía de ser suya al fin. Pestañeó
pesadamente volviendo a bajar su cuerpo pegándolo de nuevo a ella, evitando
por ahora sus labios prefiriendo en este momento su cuello.
“No me mires así…” es lo único que pensó ella mientras Bill se detuvo aquellos
momentos a mirarla, metiendo sus manos rápidamente bajo las axilas de él
cuando de nuevo este se agachó, abrazándolo, emitiendo varios jadeos cuando
comenzó a sentir los labios de su hombre besando la piel de su cuello despacio
mientras sus manos se crispaban en la baja espalda de su chico. Él pego sus
grandes manos a los muslos de ella cerrándolas seguidamente, apretándolos
con fuerza a la vez que tiraba hacia el provocando el primer contacto entres sus
entrepiernas, momento en el que provocado por ese roce clavó sus dientes en
el cuello de ella, escuchando de entre sus labios emanar un quejido placentero
como respuesta.
-Me vuelves jodidamente loco. –Susurro él cuando subió sus labios hacia el oído
de ella completamente encendido, acaparando gran parte de su oído en su
boca, acariciando cada contorno de forma lenta con su lengua respirando
contra su piel de forma agitada.
Provocada por sus palabras ella bajó sus manos hacia sus nalgas de sopetón,
aferrándose a ellas como si fuese a caer mientras jadeaba de puro gusto pues el
oído es su punto más débil. Despega al instante sus manos de las nalgas de él
para mejor meter sus manos dentro de su pantalón palpándole las nalgas
únicamente por encima de los bóxers pagando con ellas su necesidad, gesto
que a él encendió de más, por lo que dejo su oído libre de todo contacto
colocando su cara frente a la de ella, metiendo bruscamente sus manos debajo
de la espalda de ella en busca de la evilla de su sujetador mientras la miraba
con lujuria, arañando ella la piel de su espalda sin querer mientras lo agarraba
entre sus manos. En ese momento, mientras desabrochaba su sujetador se vio
tentado por la piel de su chica por lo que bajo su cabeza al escote de esta
entreteniéndose en besarlo y propinarle alguna que otra suave lamida mientras
desabrochaba su sujetador con algo de torpeza. Ella separo su espalda del sofá
como pudo para ayudarle en la tarea, deshaciendo el agarre de sus nalgas para
estirar los brazos ayudándole a sacar por ellos el sujetador que posteriormente
lanzó al suelo de la estancia sin ningún tipo de cuidado, acto seguido y sin
pensarlo más veces, ella, poseída por el deseo metió sus manos por entre sus
cuerpos buscando el pantalón de él, desabrochando con habilidad su botón
notando en el momento las manos finas pero fuertes de él agarrar sus muñecas,
frenando su acción a lo que ella no pudo resistirse por lo que se dejó hacer y él,
mientras la miraba con sus ojos cargados de deseo, estiro sus brazos hacia
arriba, extendiéndolos a ambos lados de la cabeza de ella inmovilizándola por
un momento.
-No seas tan rápida… -Susurro mientras sonreía de la manera más provocativa
que ella había visto jamás, perdiendo mientras tanto su mirada en la de él a la
vez que respiraba de forma agitada.
Transcurrieron escasos 10 segundos cuando él aparto su mirada de ella y se
dispuso a bajar su cabeza hacia sus pechos, discurriendo sus manos por los
brazos de ella, bajando desde sus muñecas hacia sus bíceps a la vez que pegaba
sus labios a uno de sus pechos, empezando a besar de forma lenta y húmeda su
piel, desviándose poco a poco con sus labios hacia el centro, envolviendo su
pezón entre sus labios, acariciándolo con lentos movimientos de su lengua en el
interior de su boca a la vez que también rozaba con suavidad su piercing de la
lengua contra él, otorgándole de forma aleatoria alguna que otra suave
succión. Ella no puede evitar soltar un suave gemido ante esa sensación
cerrando sus dedos sobre el cojín que tenía justo detrás de su cabeza
manteniendo por ahora sus brazos estirados hacia arriba tal y como él se los
había colocado antes. Encogió todo su cuerpo cuando su hombre volvía a
repetir una y otra vez la misma acción pero de forma cada vez más intensa y
decidida bajó sus brazos para colocar una de sus manos sobre la nuca de él
apretándolo contra su pecho para que no parase, para que siguiese
devorándola.
-Sigue… -Murmuró ella entre sus jadeos apretando con cierta suavidad la
cabeza de su hombre contra si, desviando este su cabeza hacia el otro pecho
para también acariciarlo con sus labios, degustarlo lentamente y a su antojo
manteniendo así entretenida a su chica mientras él llevaba sus manos hacia los
muslos de ella, concretamente, hacia la parte interior de los mismos
ascendiendo hacia su ingle sin ningún tipo de reparo. Una vez en ella, comenzó
a acariciar con los dedos de una de sus manos su sexo por encima de su ropa
interior, curvándose sus labios en una amplia sonrisa cuando escuchó un
gemido más fuerte escaparse de entre los labios de su chica. Provocado por
esos gemidos que ella iba soltando de forma seguida con cada caricia que él le
propinaba separó sus labios de sus pechos para alzar la cabeza para poder
mirarla, a lo que ella respondió apartando sus manos de él.
Él, fijo su mirada en la de ella que apenas podía sostenérsela como
consecuencia del placer que estaba sintiendo gracias a las caricias que él
continuaba propinando a su sexo. Transcurridos escasos segundos la chica no
podía más, necesitaba sentirlo de una vez, estas caricias le estaban suponiendo
una auténtica tortura así que sin más miramientos metió sus manos por entre
sus cuerpos, acariciando con sus uñas levemente la piel de su abdomen hasta
que alcanzó la evilla de su pantalón, medio desabrochada por el intento
anterior. Terminó de desabrocharla, de forma algo torpe por sus nervios, dando
un fuerte tirón de los bordes del pantalón hacia abajo con firmeza, haciendo
crujir la cremallera por causa de ese tirón tan brusco mediante el cual bajo los
pantalones de él junto con sus bóxers hacia un poco más abajo de la mitad de
sus muslos liberando al fin la presión a la que su dura entrepierna le tenía
sometido.
Él, dejo de acariciar el sexo de ella cuando sintió las manos de su chica acariciar
con suavidad todo su miembro, completamente endurecido, comenzando a
deshacerse en suaves jadeos entre las manos de su chica. Pero no se quedó
quieto del todo, mientras ella no dejaba de acariciar toda la longitud de su
miembro y también se entretenía con su glande este llevo sus manos despacio
hacia las caderas de ella agarrando con sus dedos el borde de sus culottes y
empezó a tirar de ellos hacia abajo obligando a la chica a dejar de acariciarle
para que así pudiera sacar completamente su ropa interior, arrojándola hacia el
suelo sin ningún tipo de miramiento, dejándola al fin como él la quería,
completamente desnuda ante sus ojos. No pudo evitar la tentación de sentir su
piel por lo que se volvió a recostar sobre ella pegando su pecho al de ella, su
abdomen al de ella y su entrepierna a la de ella realizando suaves roces entre
ellas de forma superficial que volvían locos de placer a los dos.
Llegaron a un punto en el que sus respiraciones se solaparon, se hicieron más
agitadas y en el cual ya con esos suaves roces no les bastaba para subsanar sus
ganas. Él mantuvo sus manos sobre las caderas de ella en todo momento,
cerrando sus dedos sobre ellas cuando las ganas le podían, y ella apoyó sus
brazos sobre los hombros de él cuando sintió ese tirón que le propinó,
provocándole una apreciación más clara del grosor y endurecimiento que
presentaba el miembro de su chico. Cerró sus piernas movida por el instinto
alrededor de la cadera de su hombre justo en el momento que sintió como este
se empezaba a abrir paso en su interior, de forma lenta hasta que lo introdujo al
completo proporcionando una suave placer a ambos, pero esto no era
suficiente. Él empezó a salir de su interior despacio para antes de tener la mitad
de su miembro fuera de ella volver a arremeter hacia dentro más bruscamente
que antes, siendo este el desencadenante del ritmo que llevaría por ahora, un
ritmo fuerte e intenso necesario para calmar las ganas que ambos sentían, un
ritmo fuerte que a ella le obligaba a clavar sus uñas en la espalda de su hombre,
pagando así su estremecimiento, y a soltar gemidos más agudos. Y que a él le
obligó a bajar su cabeza para adentrarla en el hueco del suave cuello de ella,
pegando sus labios a este soltando todo tipo de quejidos y gemidos contra su
piel, haciéndolo adrede en muchas ocasiones para que ella lo escuchase con
mayor claridad.
-Te necesitaba tanto… –Susurró él entre sus gemidos aumentando de forma
progresiva el movimiento que realiza su pelvis, escuchando el suave sonido
húmedo que su miembro provocaba al entrar y salir de ella, a la vez que siente
el vaivén del cuerpo de su chica debajo del suyo moviéndose cada vez de
manera más brusca.
Ella se deshace en gemidos permaneciendo la mayor parte del tiempo con los
ojos cerrados, perdida en el placer que le aporta, apretando únicamente alguna
que otra vez el cierre de sus piernas adentrando a su hombre más en su interior,
buscando sentirlo en una mayor profundidad si es posible.
El calor y las ganas empiezan a volverlo loco, a dejarle fuera de control
empezando a embestir con más fuerza ya que siente la presión en su miembro
anunciándole que va a estallar muy pronto, sintiendo a la par ella un fuerte calor
en su sexo y un intenso placer nublándole así los sentidos, aferrándose a los
bíceps de su hombre como si fuese a caer de un momento a otro.
-Siii… -Susurra en un fuerte gemido a la vez que abre sus ojos de par en par
notando su culminación y llegada al orgasmo, percibiendo segundos después
en su interior el estallido de su hombre que le envuelve de una suave sensación
húmeda y cálida muy placentera, arremetiendo este contra ella con fuerza un
par de veces más hasta que cae rendido sobre su cuerpo, subiendo sus manos
desde sus caderas hacia la cintura de su chica para rodearla con sus brazos,
deshaciendo ella el abrazo que sus piernas habían hecho alrededor de su cadera
una vez su hombre salió completamente de su interior pero dejándolo
acomodado entre ellas.
Guardan silencio unos minutos dedicándose únicamente suaves caricias el uno
al otro. El acaricia la espalda y costados de su chica, apreciando en su piel la fina
capa de sudor que aun la recubre, mientras ella pierde los dedos de una de sus
manos entre sus negros cabellos a la vez que con la otra mano acaricia su
espalda, despacio, apreciando en el tacto la leve hinchazón de varios de los
arañazos que dibujan líneas casi rectas en su espalda de un tono rojizo, irritado.
-Te quiero. –Rompe el silencio él dejando un pequeño y suave beso en el cuello
de su chica tras este suave susurro, bajando la cabeza después para apoyar su
perfil sobre su pecho cerrando sus ojos después, completamente a gusto y
relajado al estar en los brazos de la mujer amada.
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  • 2. Una vez esta quedó completamente abierta en los labios de él se dibujó una ligera sonrisa cargada de picardía. El interpretó ese acto como un sí y sin esperar un segundo más se abalanzó a los labios de ella encajándolos a la perfección desde el primer momento, ladeando su cabeza incluso un poco más para comenzar con su lengua a profundizar de forma lenta en el interior de su boca mientras con sus labios acariciaba los de ella de forma continua e intensa, creando fricciones cada vez más rudas. Ambos cerraron los ojos a la vez sumergiéndose en ese profundo beso, entrelazándose en un primer momento sus lenguas de manera lenta, aumentando el ritmo pocos minutos después cuando tanto él como ella dieron rienda suelta a todo sus impulsos. El llevó sus manos hacia las caderas de ella apretando sus dedos en esa zona mientras terminaba de girarse y subirse despacio al sofá, sin romper el beso lo más mínimo, estirándose suavemente sobre ella dejando caer su cuerpo sobre el de ella. -Hmm... –murmuro la chica contra los labios de él continuando con el movimiento cada vez más frenético adoptado por sus labios, manteniendo las lascivas lamidas de sus lenguas buscando acaparar ambos la mayor cantidad de sabor del otro. Sus labios ya estaban rojos, les ardían pero ni por eso dejarían de seguir besándose pero eso sí, no solo se quedarían en eso, una vez mordida la manzana ya no puede haber marcha atrás. Ella, subió sus manos con gran agilidad hacia la chaqueta de él agarrando con firmeza sus solapas de las cuales dio un tirón hacia afuera descubriendo sus hombros al momento, continuando con los tirones bruscos hacia abajo para terminar de sacársela cuando él estiró sus brazos para que esta discurriera mejor por ellos. -No me has contestado aun… –Murmura el hombre tras separarse de los labios de ella por un breve instante dedicándose a observarla, relamiendo de forma viciosa sus propios labios al contemplar los de ella completamente húmedos, volviendo a sentir su llamada. Ella lo mira con una morbosa sonrisa en sus labios mientras estira sus brazos apoyándolos sobre los hombros de él, cerrándolos muy lentamente alrededor de su cuello para seguidamente tirar con algo de furia hacia ella pegando sus labios a su oído. -Sí, te deseo. Ni te imaginas las veces que soñado con este momento… – Entreabre sus labios al terminar de hablar, acaparando entre ellos el lóbulo del oído de él, mordiéndolo con sus labios únicamente, acariciándolo con la lengua despacio. Él cierra sus ojos con fuerza cuando siente ese susurro tan provocativo contra su oído, volviendo a cerrar sus manos fuertemente sobre las caderas de
  • 3. ella, agarrando la tela de su corto vestido para tirar de esta hacia arriba subiéndoselo hasta más arriba de la cintura, bajando acto seguido su mirada entre sus cuerpos observando su situación y observando cómo sus manos se deslizaban desde las caderas de ella hacia sus muslos y de estos hacia el interior de los mismos. Subió la mirada hacia ella cuando sintiendo un suave jadeo escaparse de entre sus labios y chocar contra su oído. No podría soportarlo más. Ella, comenzó a deslizar sus manos por sus hombros deshaciendo poco a poco el abrazo alrededor de su cuello dejando únicamente las manos pegadas a ambos laterales del cuello para comenzar a bajar por su pecho, arrugando poco a poco entre sus dedos la camiseta de él, clavando su mirada en la blanca piel de su abdomen que empezaba a descubrirse, dando posteriormente un tirón más brusco al llegar hasta su cuello terminando de sacar su camiseta, lanzándola sin ningún tipo de cuidado al suelo de la estancia. -No te vas a arrepentir de haberme dicho eso, te lo aseguro. –Habló el hombre, en tono suave, pues no hacía falta un mayor tono de voz, cruzándose las felinas y hambrientas miradas de ambos en ese momento. Él, volvió a abalanzarse sobre ella con mucha más fiereza, rodeando la cintura de ella con sus brazos y apretándola contra si mientras volvía a probar de sus labios una vez más, alternando movimientos de su cabeza de derecha a izquierda, rozando sus labios intensamente mientras sus lenguas, agiles, no paraban de jugar dibujando círculos abstractos. Mientras tanto ella posaba sus manos sobre los contraídos bíceps de él, palpándolos, deslizando después sus manos a su espalda, subiendo y bajándolas por ella a la vez que sin quererlo clavaba sus uñas contra su piel de puro estremecimiento. Sin romper para nada el beso, el hombre, mediante movimientos suaves a la vez que rápidos se situaba mejor entre las piernas de ella a lo que esta respondía por puro instinto abriéndolas, acogiéndolo entre ellas, rodeándolo a la altura de su cadera una vez terminaron completamente tumbados sobre el sofá. Ella, bajo el cuerpo de su hombre. Entonces, él deshizo el abrazo alrededor del cuerpo de su amada para pegar sus manos a la cintura descubierta de ella, colando sus manos por debajo de la tela de su ajustado vestido que con anterioridad remangó, acariciándola con suavidad, a pesar de estar ardiendo en deseo. En pocos minutos ya había remangando, gracias al ascender sus brazos, un poco más el vestido pero tuvo que separar su cuerpo de el de ella para poder agarrar sus ropas y arrebatárselas de un brusco tirón hacia arriba revolviendo todo el pelo negro de la chica que quedo extendido de forma arbitraria por el
  • 4. sofá. No pudo evitar perder unos segundos en mirarla, observando esos ojos profundos que lo miraban, que con solo esa mirada le hablaban, le decían cuando lo deseaba y las ganas que tenía de ser suya al fin. Pestañeó pesadamente volviendo a bajar su cuerpo pegándolo de nuevo a ella, evitando por ahora sus labios prefiriendo en este momento su cuello. “No me mires así…” es lo único que pensó ella mientras Bill se detuvo aquellos momentos a mirarla, metiendo sus manos rápidamente bajo las axilas de él cuando de nuevo este se agachó, abrazándolo, emitiendo varios jadeos cuando comenzó a sentir los labios de su hombre besando la piel de su cuello despacio mientras sus manos se crispaban en la baja espalda de su chico. Él pego sus grandes manos a los muslos de ella cerrándolas seguidamente, apretándolos con fuerza a la vez que tiraba hacia el provocando el primer contacto entres sus entrepiernas, momento en el que provocado por ese roce clavó sus dientes en el cuello de ella, escuchando de entre sus labios emanar un quejido placentero como respuesta. -Me vuelves jodidamente loco. –Susurro él cuando subió sus labios hacia el oído de ella completamente encendido, acaparando gran parte de su oído en su boca, acariciando cada contorno de forma lenta con su lengua respirando contra su piel de forma agitada. Provocada por sus palabras ella bajó sus manos hacia sus nalgas de sopetón, aferrándose a ellas como si fuese a caer mientras jadeaba de puro gusto pues el oído es su punto más débil. Despega al instante sus manos de las nalgas de él para mejor meter sus manos dentro de su pantalón palpándole las nalgas únicamente por encima de los bóxers pagando con ellas su necesidad, gesto que a él encendió de más, por lo que dejo su oído libre de todo contacto colocando su cara frente a la de ella, metiendo bruscamente sus manos debajo de la espalda de ella en busca de la evilla de su sujetador mientras la miraba con lujuria, arañando ella la piel de su espalda sin querer mientras lo agarraba entre sus manos. En ese momento, mientras desabrochaba su sujetador se vio tentado por la piel de su chica por lo que bajo su cabeza al escote de esta entreteniéndose en besarlo y propinarle alguna que otra suave lamida mientras desabrochaba su sujetador con algo de torpeza. Ella separo su espalda del sofá como pudo para ayudarle en la tarea, deshaciendo el agarre de sus nalgas para estirar los brazos ayudándole a sacar por ellos el sujetador que posteriormente lanzó al suelo de la estancia sin ningún tipo de cuidado, acto seguido y sin pensarlo más veces, ella, poseída por el deseo metió sus manos por entre sus cuerpos buscando el pantalón de él, desabrochando con habilidad su botón notando en el momento las manos finas pero fuertes de él agarrar sus muñecas,
  • 5. frenando su acción a lo que ella no pudo resistirse por lo que se dejó hacer y él, mientras la miraba con sus ojos cargados de deseo, estiro sus brazos hacia arriba, extendiéndolos a ambos lados de la cabeza de ella inmovilizándola por un momento. -No seas tan rápida… -Susurro mientras sonreía de la manera más provocativa que ella había visto jamás, perdiendo mientras tanto su mirada en la de él a la vez que respiraba de forma agitada. Transcurrieron escasos 10 segundos cuando él aparto su mirada de ella y se dispuso a bajar su cabeza hacia sus pechos, discurriendo sus manos por los brazos de ella, bajando desde sus muñecas hacia sus bíceps a la vez que pegaba sus labios a uno de sus pechos, empezando a besar de forma lenta y húmeda su piel, desviándose poco a poco con sus labios hacia el centro, envolviendo su pezón entre sus labios, acariciándolo con lentos movimientos de su lengua en el interior de su boca a la vez que también rozaba con suavidad su piercing de la lengua contra él, otorgándole de forma aleatoria alguna que otra suave succión. Ella no puede evitar soltar un suave gemido ante esa sensación cerrando sus dedos sobre el cojín que tenía justo detrás de su cabeza manteniendo por ahora sus brazos estirados hacia arriba tal y como él se los había colocado antes. Encogió todo su cuerpo cuando su hombre volvía a repetir una y otra vez la misma acción pero de forma cada vez más intensa y decidida bajó sus brazos para colocar una de sus manos sobre la nuca de él apretándolo contra su pecho para que no parase, para que siguiese devorándola. -Sigue… -Murmuró ella entre sus jadeos apretando con cierta suavidad la cabeza de su hombre contra si, desviando este su cabeza hacia el otro pecho para también acariciarlo con sus labios, degustarlo lentamente y a su antojo manteniendo así entretenida a su chica mientras él llevaba sus manos hacia los muslos de ella, concretamente, hacia la parte interior de los mismos ascendiendo hacia su ingle sin ningún tipo de reparo. Una vez en ella, comenzó a acariciar con los dedos de una de sus manos su sexo por encima de su ropa interior, curvándose sus labios en una amplia sonrisa cuando escuchó un gemido más fuerte escaparse de entre los labios de su chica. Provocado por esos gemidos que ella iba soltando de forma seguida con cada caricia que él le propinaba separó sus labios de sus pechos para alzar la cabeza para poder mirarla, a lo que ella respondió apartando sus manos de él. Él, fijo su mirada en la de ella que apenas podía sostenérsela como consecuencia del placer que estaba sintiendo gracias a las caricias que él continuaba propinando a su sexo. Transcurridos escasos segundos la chica no
  • 6. podía más, necesitaba sentirlo de una vez, estas caricias le estaban suponiendo una auténtica tortura así que sin más miramientos metió sus manos por entre sus cuerpos, acariciando con sus uñas levemente la piel de su abdomen hasta que alcanzó la evilla de su pantalón, medio desabrochada por el intento anterior. Terminó de desabrocharla, de forma algo torpe por sus nervios, dando un fuerte tirón de los bordes del pantalón hacia abajo con firmeza, haciendo crujir la cremallera por causa de ese tirón tan brusco mediante el cual bajo los pantalones de él junto con sus bóxers hacia un poco más abajo de la mitad de sus muslos liberando al fin la presión a la que su dura entrepierna le tenía sometido. Él, dejo de acariciar el sexo de ella cuando sintió las manos de su chica acariciar con suavidad todo su miembro, completamente endurecido, comenzando a deshacerse en suaves jadeos entre las manos de su chica. Pero no se quedó quieto del todo, mientras ella no dejaba de acariciar toda la longitud de su miembro y también se entretenía con su glande este llevo sus manos despacio hacia las caderas de ella agarrando con sus dedos el borde de sus culottes y empezó a tirar de ellos hacia abajo obligando a la chica a dejar de acariciarle para que así pudiera sacar completamente su ropa interior, arrojándola hacia el suelo sin ningún tipo de miramiento, dejándola al fin como él la quería, completamente desnuda ante sus ojos. No pudo evitar la tentación de sentir su piel por lo que se volvió a recostar sobre ella pegando su pecho al de ella, su abdomen al de ella y su entrepierna a la de ella realizando suaves roces entre ellas de forma superficial que volvían locos de placer a los dos. Llegaron a un punto en el que sus respiraciones se solaparon, se hicieron más agitadas y en el cual ya con esos suaves roces no les bastaba para subsanar sus ganas. Él mantuvo sus manos sobre las caderas de ella en todo momento, cerrando sus dedos sobre ellas cuando las ganas le podían, y ella apoyó sus brazos sobre los hombros de él cuando sintió ese tirón que le propinó, provocándole una apreciación más clara del grosor y endurecimiento que presentaba el miembro de su chico. Cerró sus piernas movida por el instinto alrededor de la cadera de su hombre justo en el momento que sintió como este se empezaba a abrir paso en su interior, de forma lenta hasta que lo introdujo al completo proporcionando una suave placer a ambos, pero esto no era suficiente. Él empezó a salir de su interior despacio para antes de tener la mitad de su miembro fuera de ella volver a arremeter hacia dentro más bruscamente que antes, siendo este el desencadenante del ritmo que llevaría por ahora, un ritmo fuerte e intenso necesario para calmar las ganas que ambos sentían, un ritmo fuerte que a ella le obligaba a clavar sus uñas en la espalda de su hombre,
  • 7. pagando así su estremecimiento, y a soltar gemidos más agudos. Y que a él le obligó a bajar su cabeza para adentrarla en el hueco del suave cuello de ella, pegando sus labios a este soltando todo tipo de quejidos y gemidos contra su piel, haciéndolo adrede en muchas ocasiones para que ella lo escuchase con mayor claridad. -Te necesitaba tanto… –Susurró él entre sus gemidos aumentando de forma progresiva el movimiento que realiza su pelvis, escuchando el suave sonido húmedo que su miembro provocaba al entrar y salir de ella, a la vez que siente el vaivén del cuerpo de su chica debajo del suyo moviéndose cada vez de manera más brusca. Ella se deshace en gemidos permaneciendo la mayor parte del tiempo con los ojos cerrados, perdida en el placer que le aporta, apretando únicamente alguna que otra vez el cierre de sus piernas adentrando a su hombre más en su interior, buscando sentirlo en una mayor profundidad si es posible. El calor y las ganas empiezan a volverlo loco, a dejarle fuera de control empezando a embestir con más fuerza ya que siente la presión en su miembro anunciándole que va a estallar muy pronto, sintiendo a la par ella un fuerte calor en su sexo y un intenso placer nublándole así los sentidos, aferrándose a los bíceps de su hombre como si fuese a caer de un momento a otro. -Siii… -Susurra en un fuerte gemido a la vez que abre sus ojos de par en par notando su culminación y llegada al orgasmo, percibiendo segundos después en su interior el estallido de su hombre que le envuelve de una suave sensación húmeda y cálida muy placentera, arremetiendo este contra ella con fuerza un par de veces más hasta que cae rendido sobre su cuerpo, subiendo sus manos desde sus caderas hacia la cintura de su chica para rodearla con sus brazos, deshaciendo ella el abrazo que sus piernas habían hecho alrededor de su cadera una vez su hombre salió completamente de su interior pero dejándolo acomodado entre ellas. Guardan silencio unos minutos dedicándose únicamente suaves caricias el uno al otro. El acaricia la espalda y costados de su chica, apreciando en su piel la fina capa de sudor que aun la recubre, mientras ella pierde los dedos de una de sus manos entre sus negros cabellos a la vez que con la otra mano acaricia su espalda, despacio, apreciando en el tacto la leve hinchazón de varios de los arañazos que dibujan líneas casi rectas en su espalda de un tono rojizo, irritado. -Te quiero. –Rompe el silencio él dejando un pequeño y suave beso en el cuello de su chica tras este suave susurro, bajando la cabeza después para apoyar su perfil sobre su pecho cerrando sus ojos después, completamente a gusto y relajado al estar en los brazos de la mujer amada.