El documento habla sobre el fariseo que vive dentro de cada persona y que juzga a los demás creyéndose mejor. Jesús vino no a condenar sino a salvar y a hacer que todos sean considerados hermanos. Rompe las barreras que dividen a las personas y nos recuerda que todos somos iguales ante Dios.
2. "vino a comer a casa de un fariseo"; soy medio fariseo..., somos medio
fariseos..., o somos enteros fariseos..! Yo diría, entre comillas, "hay un fariseo
escondido en mí...!"; por qué? porque el fariseo es aquel que vive enjuiciando
a los demás, que los tiene a todos clasificados, a todos los parientes, a todos
los vecinos, a todos los compañeros, a todos los que conoce. Quién se salva
de esto? Todos somos fariseos. Y cuando nosotros juzgamos nos colocamos
en un lugar que no nos corresponde.
Fariseo y Publicano
Jesús nos muestra la oración del fariseo y del
publicano, en un texto del evangelio para que
captemos a dónde va la cosa. Dice "el fariseo
estaba adelante en el templo, y decía a Dios:
<<Gracias Señor, porque no soy como ese,
que es un pecador>> Terrible lo del fariseo!
Qué decía el publicano? <<Señor mío, ten
piedad de mí, porque soy un pecador>> Dice
Jesús que sale del templo el publicano
perdonado, en cambio el fariseo, sigue en la
suya.
Etiquetados
Los pecadores son los otros. Yo soy el bueno, los otros son los pecadores.
Entonces yo tengo a todos etiquetados, entonces tengo: Hugo es tal cosa, lo
tengo ya...; Troyano, tal cosa, todos, cada uno. Los tengo marcados en mi
cabecita, los tengo ahí, ya los tengo juzgados. Este Jesús, que está comigo,
que está en mi interior y está comiendo conmigo, cuando se acerca a mi otra
persona, yo ya la estoy etiquetando: "este es tal cosa", y Jesús también me
está mirando.
Tengo algo que decirte...!
Veamos lo que dice el Evangelio de hoy: (ahí vamos a poner el nombre
nuestro...!), "Simón, tengo algo que decirte...!" Y bueno, aqui, Juan José,
tengo algo que decirte...! ¿Qué me irá a decir?,
Jesús nos dice: "Yo no vine a condenar, sino a salvar. No vine a señalar con el
3. dedo, y podía hacerlo! No vino a eso. Vino a tendernos la mano. Y a hacer que
aquellos que el mundo despreció sean tenidos en cuenta igual que los demás.
Y aquellos que desprecian a los demás, descubran que son iguales a los
demás.
Despreciados
En tiempos de Jesús, unos de los que estaban así excluídos eran las
prostitutas, otros de los que estaban
excluídos eran los publicanos, los
leprosos, y también las mujeres.
Las mujeres eran consideradas
nada. Que dice el Evangelio: "Junto
con los doce también había un
grupo de mujeres que lo
acompañaban". Jesús no dice:
"váyanse!, no tienen que estar
aquí!". La actitud de Jesús es la de
"abiertos a todos". Conversa con la Samaritana. No tiene problemas de
conversar con una extranjera, o con Poncio Pilato, otro extranjero. Cuando un
judío conversaba con un extranjero se hacía impuro. No se si entendemos lo
que esto significa. O sea, rompe todas las barreras que no hacen al otro
hermano, y una de las barreras que hacen que el otro no sea mi hermano, es
el juicio.
Yo no soy así
Mi juicio. Yo cuando le digo a alguien: "este es tal cosa", estoy diciendo algo
más. Aunque no lo digo, esto está estudiado en psicología, cuando digo este
es tal cosa lo que estoy diciendo es: "Yo no soy así", "Yo soy mejor",
Obviamente. Yo soy mejor. Y aquí entramos a otro tema.
Argentinos
Ustedes saben como son considerados los argentinos
en el mundo? Como qué nos ven a nosotros?
Soberbios. ¿Qué son los soberbios? Los que se
creen más de lo que son.
4. “Somos los campeones del mundo. Por supuesto, si somos los mejores!
Qué duda hay?”
¿Quién nos puso en ese lugar? Somos hermanos. Los que compiten allí en
este o aquel deporte, o lo que sea, son hermanos. Creemos: "pobrecitos
estos que tienen que jugar con nosotros..."; son hermanos. Como nos
creemos que somos mejores que todos, ahí está un poco el fariseo
escondido en mí. Este fariseo que se hace hasta social, hasta pueblo se
hace. ¡Cuánto tiene para decirnos Jesús a nosotros! Sin embargo, no vino a
juzgarnos, sino vino a hermanarnos, Cuando nos hermana, nos dice vos sos
igual que los demás. Nos baja los humos.
Hermanos
Y al que está considerado en nada, al último de todos, a ese lo levanta, a ese
también le dice, vos sos igual, vos también sos hermano, hijo de Dios. Y
entonces miro, éste es igual que yo? No yo soy mejor...; ahí nos enojamos
nosotros. El fariseo dice: "si fuera profeta este,
sabría quién es esa que está ahí, cómo va a dejar
que lo toque? El juicio. Jesús vino a hacer que
todos seamos hermanos. Y cuando decimos Padre
nuestro, estamos poniendo una palabra tremenda.
estamos diciendo somos todos iguales Y eso es lo
que nos cuestiona profundamente.
Conclusión
Pero también es lo que nos libera. Nos libera de creernos que somos más,
que somos mejor, que estamos arriba, que somos iguales, hermanos. Y a los
que se consideran menos, por ser despreciados por los demás, Jesús les
dice: "vení, hermano, Dios es tu Padre, te ama, sos digno. Y estos son tus
hermanos, porque son iguales. Así que hay un fariseo dentro nuestro, Jesús
vino a comer con nosotros, le abrimos la puerta, entra a nuestra vida y
empieza a mirar: "¿qué es todo esto?" "¿qué es todo esto de que somos los
mejores del mundo...?", ¿qué es esto..? Por allí va la cosa. Por allí vamos a
decir con mucha más soltura: Padre Nuestro!, nuestro!, y va a decir al otro,
hermano, hermano mío. Porque somos de la misma madera, no somos de
mejor calidad nosotros, somos iguales, no es que hay un color que sea mejor
que otro, quién nos dijo eso? Los hombres somos hermanos.