9. En el camino de Damasco, es derribado Me volv í a Damasco respirando amenazas y llevando cartas de los sumos sacerdotes que me autorizaban a prender y llevar cautivos a los cristianos. Tuve la aparición del Señor Resucitado, quien me derribó de mi cabalgadura y me llevó a conversión. (Hch 9). “ Saulo, Saulo, ¿por qu é me persigues? Te es duro dar coces contra el aguijón. Yo soy Jesús, a quien tú persigues! Me he aparecido a ti para constituirte servidor y testigo mío”. (Hch 26,16-18)
17. De Damasco fui Jerusal én, para conocer a Cefas, y estuve a su lado quince días (Ga 1,18). Cuando llegué quise unirme a los discípulos, pero me temían… (Hch 9,26). Bernabé me condujo a ellos. (Hch 9,27-39). Despu és volví a Tarso.
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19. Iba a comenzar una nueva etapa de mi vida: la de los viajes misionales. Mi compañero Lucas lo cuenta a partir del cap ítulo 13 de los Hechos de los Apóstoles .
21. . Fuimos a Seleucia, el puerto más cercano a Antioquía de Siria y nos embarcamos para Chipre, la patria de Bernabé. Allí predicamos en Salamina. Atravesamos toda la isla, hasta Pafos.
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25. L ógicamente, al dejar las ciudades empec é a escribir cartas a las comunidades, no para hacer teología sino para atender a problemáticas concretas. Cada comunidad tiene unas características especiales.