Programa Organización de Escuela Sabática (Opción 2).pdf
Espiritualmente maduro
1. ¿MADURO?
¿Quién es maduro, el NIÑO que continuamente tropieza y cae, o el PAPÁ que lo levanta vez
tras vez? ¿Quién es maduro, el CARNAL que siempre está metiendo la pata por REACCIONAR
mediante sus argumentos mentales, emocionalismos infantiles y los deseos de la voluntad de
su obstinado e inflado ego, o el ESPIRITUAL que puede juzgar todas las cosas, porque ya no
vive por las potencias almáticas (entendimiento, emociones y voluntad) sino por la fe (mente
renovada por el Espíritu), la esperanza (afectos emocionales sujetos al Espíritu) y el amor
(voluntad rendida al Espíritu)?
¿Eres en verdad MADURO? Entonces, ¿por qué no te sometes y obedeces la autoridad de Dios
en lugar de juzgar a tu cabeza? Ves todo a través del oscuro velo de la carnalidad de tu
corazón. Para que puedas ver con nitidez y juzgar ponte primero las nítidas lentes del corazón
quebrantado y rendido. Entonces tu juicio provendrá de parámetros ciertos y podrás juzgar
con justo juicio todas las cosas.
¿Te juzgas MADURO? Entonces OBEDECE, porque obedecer es AMAR, y el que ama cumple
toda la ley con creces. ¿Sabías que el MADURO puede someterse a los menos maduros que él?
Dios no dijo a los esclavos que se sometieran a sus amos solo si eran buenos (1 Pedro 2:18
Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables,
sino también a los difíciles de soportar...). El mismo principio se aplica a las demás relaciones
de sumisión y obediencia que Dios nos ha trazado en Su Palabra.
¿Aun te sigues juzgando MADURO? Entonces recuerda que OBEDECER es AMAR. El resto
déjaselo a Dios. O como decía Agustín de Hipona: Ama y haz lo que quieras.
Gracia y paz en el Señor.