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JESÚS DE NAZARET Y EL MATERIALISMO FILOSÓFICO
Ciertamente, la filosofía de la religión puede analizar la figura de Jesús
desde distintas escuelas o corrientes filosóficas. Si bien Gustavo Bueno
en su libro El animal divino desarrolla una sistemática filosofía
materialista de la religión que aporta numerosísimos argumentos
acerca del origen de la religiosidad o de los fenómenos espirituales. En
relación con la persona de Jesús considero que asume su condición
divina desde el convencimiento más absoluto, según lo que se deduce
de abundantes investigaciones sobre su proyecto de vida. Ya la
conocida expresión espinosiana Deus sive natura reitera que todas las
cosas existen en Dios. El mismo Gustavo Bueno escribe: «El Jesús de
Espinosa sería «la interioridad personificada», el equivalente filosófico
del dogma de la Encarnación, porque en Jesús se unen Dios y el
Hombre en la intimidad absoluta». Y la cuestión esencial es saber,
precisamente, que significación se le puede dar a esa identificación
entre la mismidad personal y la divinidad desde una explicación
descriptiva de orden fenomenológico. Quizás, incluso la Encarnación y
la cuestión de la Trinidad puedan ser analizadas desde la perspectiva
de una filosofía materialista circular de la religión, puesto que es el
hombre mismo la fuente de la numinosidad, o de los contenidos
materiales característicos de lo religioso.
Indudablemente, el catolicismo tal como también afirma la filosofía de
Gustavo Bueno posee una base y una fundamentación más racional si
la comparamos con otras religiones. Porque es cierto que el
irracionalismo es más abundante en otros cultos que no han asimilado
del mismo modo, y con la misma intensidad la filosofía griega y el
derecho romano. Los grandes mensajes de Jesús son la confirmación y
explicitación de una Idea de Dios que propicia e impulsa de modo
decidido a la verdad, a la libertad y a la bondad. Algo similar a lo
escrito por Hegel en su Vida de Jesús.
Este hijo de un humilde carpintero fue, a mi juicio, un verdadero
numen por medio de su conducta, y por sus extraordinarios efectos o
consecuencias prácticas, éticas y sociopolíticas en sus coetáneos, y a lo
largo de dos milenios. Ya que como también indica García Sierra
explicando la filosofía materialista de Bueno: «La filosofía de la
religión que llamamos circular no afirmará propiamente que los
«númenes» son hombres sino, más bien, que los hombres, al menos
algunos hombres extraordinarios son númenes y númenes reales (no
por vía alucinatoria o por cualquier otro mecanismo psicológico)».
Jesús se considera que es muy probable que entrara en la comunidad
de los esenios, y parece que sigue la tradición de Hillel que fue, como
es sabido, un rabino y maestro judío que posee el gran mérito de ser el
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primer sabio en sistematizar la interpretación de la ley escrita.
Además, Hillel que murió el año 10 d. C. destacó por una
interpretación más abierta y menos rígida de las escrituras en
contraposición a la de los fariseos. Si se considera que el lema de Hillel
era: «No hagas a tu prójimo lo que odies que te haga a ti» se
comprende que el filólogo francés del siglo XIX Renan valorando más
datos e investigaciones estime que fue Hillel fue un maestro de Jesús.
De todos modos, la valentía y la extraordinaria fuerza que debía
desprender Jesús de Nazaret a través de sus enseñanzas, y del gran
ejemplo de su bondadosa, compasiva, alegre, solidaria, y heroica
conducta conformó un carisma que sirvió para producir un gran
cambio cultural, social y político sobre todo después de su muerte. En
cualquier caso, aunque se entienda a Jesús como un numen
exclusivamente humano y no divino algo que parece derivarse, a mi
juicio, de los análisis filosóficos materialistas de la religión. Si bien, su
pensamiento ético es admirable, y su condición divina quizás es la
proyección de su amor universal.