1. HERMENÉUTICA EXPERIENCIAL
Ciertamente, la interpretación puede ser calificada como una técnica o
un arte, aunque sin duda es también una tarea de la inteligencia y de la
sensibilidad ante cada objeto hermenéutico o situación interpretable.
El entendimiento de los presupuestos de la comprensión de la realidad,
y de la distancia temporal entre intérprete y texto es clave para una
interpretación ajustada y de calidad. Indudablemente, ya en el siglo
XIX Schleiermacher desarrolló una especie de revolución en la historia
de la hermenéutica, porque en esa época predominaban una serie de
procedimientos interpretativos específicos en relación con los diversos
campos de conocimiento y disciplinas. Puesto que existían textos
legales, literarios y religiosos que debían ser correctamente
interpretados. Lo que puso de manifiesto Schleiermacher es la
necesidad de la sistematización de una hermenéutica general que
sirviera de referencia como arte general del comprender en sí mismo.
De esta manera, se logra una base teórica de la que parten las diversas
disciplinas en su labor hermenéutica.
Incuestionablemente, con Gadamer ya en el siglo XX, la hermenéutica
que ya había avanzado con los análisis e investigaciones de otros
filósofos como es el caso de Dilthey y Heidegger alcanza un nivel más
elaborado y sistemático con las obras gadamerianas. Gadamer
construyó una teoría nueva sobre la denominable experiencia
hermenéutica tomando como fundamento las aportaciones de otros
grandes pensadores anteriores a él ya citados.
El concepto de aplicación de la capacidad interpretativa o
hermenéutica es algo esencial, si se pretende dar un sentido riguroso y
consecuente a lo que se comprende e interpreta, en función del
presente en que el texto o la obra es entendida, enjuiciada y valorada.
Como escribe Manuel Maceiras: «En la tradición hermenéutica
antigua se distinguía una subtilitas intelligendi, el entender, de una
subtilitas explicandi, el explicar ; a ellas dos el pietismo del s. XVIII
añadió la subtilitas applicandi, la aplicación». La sutilidad en el
proceso intelectivo hermenéutico aunque se matice de estas tres formas
posee un objetivo común que se expresa en la inteligibilidad de lo
interpretado en relación con el presente, y es un proceso claramente
histórico. Ya que si bien lo fundamental o los rasgos más generales de
un texto o una obra pueden permanecer más o menos idénticos en las
sucesivas interpretaciones a lo largo del tiempo, varían aspectos y
detalles que también son relevantes. Por otra parte, la multiplicidad de
diferencias interpretativas en los actores y en los artistas ante una
misma obra es ilimitada. Además, el trabajo de mediación del
intérprete entre dos mundos del espíritu o de la inteligencia es crucial
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2. para una adecuada adaptación y comprensión del texto o de la obra de
arte interpretada. Y es que como escribe Ebeling: «La misión de
Hermes, el mensajero de los dioses, era el “hermeneuein”, hacer
comprensible a los humanos el oráculo divino».
La recuperación del sentido de los textos del pasado adquiere una
significación decisiva en el caso de la crítica literaria o del arte. Lo que
indica claramente que la congenialidad con el autor o artista aunque
no es, a mi juicio, imprescindible es deseable sobre todo respecto a las
obras literarias. En cualquier caso, considero que el sentido originario
de lo otro, propio de cada autor, es reinterpretable desde las
coordenadas hermenéuticas y valorativas del presente en el ámbito
ético, jurídico, histórico, sociológico, antropológico, etc.
Gadamer otorga un gran valor a la estructura de la experiencia
partiendo de un análisis de la conciencia operativa histórica. De este
modo, descubre el ser de la experiencia hermenéutica. Con la
experiencia se realiza un cambio o transformación en la conciencia,
pues aumenta el saber y se conoce mejor algo, ya que se revelan nuevos
aspectos sobre el objeto, la obra, o la realidad conocida. Por tanto, la
tarea de la hermenéutica experiencial no tiene fin, y se desarrolla a lo
largo de las sucesivas generaciones de hermeneutas o intérpretes.
Escribe Gadamer: «El lenguaje no es la huella de la finitud porque
exista la diversidad de la estructura del lenguaje humano, sino porque
cada lengua se forma y prosigue continuadamente al paso que va
trayendo al lenguaje su propia experiencia del mundo». En efecto, la
semántica de lo expresado es la base de la interpretación experiencial
en una ingente cantidad de campos del saber que abarcan toda la
realidad a través del tiempo. La historicidad humana se sustenta, entre
otras cosas, en el propio lenguaje, y en su evolución dinámica durante
los distintos periodos.
El genial dramaturgo griego Esquilo mostraba en sus tragedias la
condición humana y sus limitaciones, algo que expresaba formulando
el dicho: “aprender por el sufrimiento” (“pathei mathos”), lo que
plantea que la historicidad de la experiencia enseña a los hombres.
De todos modos, es necesaria la reafirmación del sustancial valor del
presente, y de la hermenéutica crítica como corriente de pensamiento
en plena vigencia en la actualidad, a través de pensadores como
Vattimo, y otros que siguen planteamientos hermenéuticos propios y
originales aunque influidos por el filósofo italiano. Y es que esta nueva
hermenéutica crítica y dialógica como indica Teresa Oñate afirma los
logros de las elaboraciones teóricas gadamerianas en su delimitación
de la hermenéutica: «Tiene razón Gadamer cuando celebra que el giro
ontológico del lenguaje, junto con el giro práctico a la acción pública,
operados por el lógos de la hermenéutica son logros maravillosos. Es
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3. verdad que desde el límite de este lógos y del lugar-tiempo que abre a
la mente se puede advertir bastante bien que el consensualismo ya es
un relativismo por suponer que se consensúa aquello que no puede ser
convenido de ninguna manera: entre otras cosas la propia noción de
límite o medida».
En el ámbito de lo político y de la ética son posibles innumerables
planteamientos críticos desde una perspectiva hermenéutica
emancipadora que propicie la justicia y la solidaridad en la sociedad.
Y desde una perspectiva antropológica también se abre un campo de
innumerables posibilidades interpretativas que potencien una
existencia mejor para todos los seres humanos, desde una actitud
dialogante y reflexiva.
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