2. Gracias Señor, por la Eucaristía…
Gracias Señor, porque en la última cena partiste tu pan y vino en infinitos
trozos, para saciar nuestra hambre y nuestra sed...
Gracias Señor, porque en el pan y el vino nos entregas tu vida y nos llenas de
tu presencia.
Gracias Señor, porque nos amaste hasta el final, hasta el extremo que se
puede amar: morir por otro, dar la vida por otro.
Gracias Señor, porque quisiste celebrar tu entrega, en torno a una mesa con
tus amigos, para que fuesen una comunidad de amor.
Gracias Señor, porque en la eucaristía nos haces UNO contigo, nos unes a tu
vida, en la medida en que estamos dispuestos a entregar la nuestra...
Gracias, Señor, porque todo el día puede ser una preparación para celebrar y
compartir la eucaristía...
Gracias, Señor, porque todos los días puedo volver a empezar..., y continuar
mi camino de fraternidad con mis hermanos, y mi camino de transformación
en ti...
3. •Crecer en aprecio por el sacramento de la Eucaristía
•Sucitar en nosotros el deseo de seguir profundizando
sobre su significado
•Captar la presencia de Cristo en la Eucaristía como
quien se da al Padre y a nosotros
•Captar la presencia de Cristo en la Eucaristía como el
sacramento de la unidad de la Iglesia
4. •“Reunidos cada día del Señor, partan el pan y den gracias,
después de haber confesado sus pecados, afín de que su sacrificio
sea puro” (Didajé)
•Desde el comienzo la Iglesia fue fiel a la orden del Señor. De la
Iglesia de Jerusalén se dice: “Acudían asiduamente a la
enseñanza de los apóstoles, fieles a la comunión fraterna, a la
fracción del pan y a las oraciones… Acudían al templo todos los
días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por
las casas y tomaban el alimento con alegría y con sencillez de
corazón” (Hch 20, 7)
•Era sobretodo “el primer día de la semana”, es decir, el domingo,
el día de la resurrección de Jesús, cuando los cristianos se reunían
para “partir el pan”
5. •Un sacerdote comentaba uno anécdota que le sucedió en una misa
dominical. Al terminar de dar la comunión y estar purificando tos vasos
sagrados, un niña pequeños quizá de cuatro años, se subió al presbiterio y
acercándose llamó su atención jalando lo casulla. Él, un poco sorprendido
pero con gesto atento se acercó a él y le preguntó qué deseaba. El niño, de
manera directa, le preguntó: "Oye, ¿tú sabes por qué no ha llegado el señor
que vende nieve a la salida?". El sacerdote recordó que le habían asignado
otro lugar en el atrio del templo, al nevero. Con mucho cariño le explicó que
no se preocupara, que sí estaba, pero ahora lo encontraría en otro lugar. El
niño bajó muy tranquilo y contento. Al final de la misa, y luego de este
encuentro, aprovechó para explicarle a la gente lo que había sucedido. Pero
de ahí sacó una gran enseñanza: el niño tenía muy claro a qué venía a Misa,
él sabía que al salir sus papás le compraban la nieve que tanto le gustaba. La
Eucaristía tenía sentido. El sacerdote, concluyó diciendo, si todos supiéramos
a qué venimos a Misa, si nos preocupáramos por entender y vivir lo que
6. ¿Quién no ha sentido, quién no siente?:
a) Un profundo deseo de unión y solidaridad, deseo de
estar íntimamente vinculado con los que le rodean, de que
se nos entreguen en verdadera amistad.
b) Un profundo deseo de autenticidad: lograr salvar esa
separación tan amarga que existe entre lo que quisiéramos
ser y lo que somos, entre lo que nos sentimos llamados a
ser y lo que logramos realizar. Descubrimos que un camino
para lograr realizarnos es la expresión ante los demás,
c) Hay grupos de jóvenes que logran renovar
periódicamente su amistad, su unión, su solidaridad
profundas y su compromiso de superación, organizan
reuniones de oración, retiros, celebraciones, eucaristías
especialmente preparadas y participadas.
7. Los cristianos desde el principio vivieron la fracción del pan
“Jesús, el Hijo de Dios, ha muerto y ha resucitado. Está presente y
vive con sus discípulos. Su presencia es celebrada en la fracción del
pan.” (Hch 2, 42; 2, 46; 20, 7; 1 Co 11, 17-33)
Fracción del pan que desde el inicio tiene varias implicaciones:
a) Es una acción comunitaria en la que juntos los cristianos celebran
(reconocen, alaban, agradecen) a Cristo resucitado presente en y con
la comunidad.
b) Es también un "rito" litúrgico (una forma de culto) que contiene un
llamado a compartir fraternalmente.
8. •Durante el banquete (14, 22-25), Jesús realiza los dos
gestos rituales tan conocidos por los judíos para sus
comidas festivas: el que preside, toma el pan, dirige a Dios
una oración de bendición y distribuye un trozo a cada uno
de los comensales; al Comerlo todos reconocen en él un
don de Dios. AI final de la comida, hace lo mismo con la
Copa de vino. Un gesto de reconocimiento de que todo es
regalo de Dios. Jesús realiza estos dos gestos, pero
dándoles un sentido nuevo al relacionarlos con su muerte
cercana.
•Uniendo las diferentes tradiciones reportadas por los
evangelistas reconstruimos esta Cena tan fundamental en
la vida de Jesús y tan trascendente para la historia de la
humanidad entera.
9. Ritos en su celebración
•Rito de entrada. Tiene el sentido de convocación, de
preparación, de purificación para participar en la acción
litúrgica:
+ Solado inicial. + Acto penitencial. + Himno de alabanza.
• Liturgia de la Palabra. Crece el dinamismo de la
celebración; los reunidos se manifiestan como comunidad
de fe:
+Lecturas bíblicas. +Canto del pueblo. +Homilía.
+Profesión de fe. +Oración de los fieles.
10. • Liturgia Eucarística. Momento central de la celebración
en que la comunidad se reúne en torno Cristo que muere y
resucita:
+ Presentación de los dones. + Proclamación de la
oración, + Eucarística, en que se renueva la Eucaristía de
Cristo.
• Rito de Comunión. Es la culminación de la Liturgia
Eucarística; los reunidos se manifiestan como comunidad
de amor:
+Recitación del "Padrenuestro”. + Abrazo de paz. +
Fracción del pan. + Comunión de los fieles.
• Rito de Conclusión-bendición. Despedida que es envío y
11. A vivir con nueva intensidad y nuevo sentido
nuestra próxima Eucaristía y/o a vivir, esta
semana, otras Eucaristías además de la
dominical.
12. Oración de San Juan Crisóstomo
(para antes de la Misa y antes de comulgar)
¡Oh Señor!, yo creo y profeso que Tú eres el Cristo Verdadero, el Hijo
de Dios vivo que vino a este mundo para salvar a los pecadores, de los
cuales yo soy el primero. Acéptame como participante de tu Cena
Mística, ¡oh Hijo de Dios!
No revelaré tu Misterio a tus enemigos, ni te daré un beso como lo hizo
Judas, sino que como el buen ladrón te reconozco.
Recuérdame, ¡Oh Señor!, cuando llegues a tu Reino. Recuérdame, ¡oh
Maestro!, cuando llegues a tu Reino. Recuérdame, ¡oh Santo!, cuando
llegues a tu Reino.
Que mi participación en tus Santos Misterios, ¡oh Señor! no sea para mi
juicio o condenación, sino para sanar mi alma y mi cuerpo.
¡Oh Señor!, yo también creo y profeso que lo que estoy a punto de
recibir es verdaderamente tu Preciosísimo Cuerpo y tu Sangre
Vivificante, los cuales ruego me hagas digno de recibir, para la remisión
de todos mis pecados y la vida eterna. Amén.