2. E – 26-005-A-20 ¶ Historia del conocimiento y de la práctica de la kinesiterapia
médicas y forzó las puertas del reconocimiento, alcanzando el estatuto oficial de dispensadores de salud,
tanto si esas prácticas formaron o no parte del saber
médico en un momento dado.
Por último, se plantea el asunto de saber por qué y
cómo el concepto de profesión sustituyó al de oficio, y
en qué campo de prácticas se inscriben estos profesionales, que por entonces no eran muy conocidos.
Queda por resolver el tema de la denominación
masajista-kinesiterapeuta, que resulta compleja y redundante, lo que produce ambigüedad en la medida en que
el término kinesiterapia incluye forzosamente las prácticas de masaje [1], que a su vez ocupan un lugar más o
menos importante en el conjunto de las prácticas
manuales.
En otras palabras, en una época en que la diversidad
de las prácticas está aceptada y se enriquece al pasar los
años, los profesionales de la rehabilitación, y quizá
también los otros profesionales del campo médico, están
sujetos según los países a distintas denominaciones.
Como se ha comentado, masajista-kinesiterapeuta en
Francia, Bélgica, Luxemburgo (que no cuenta con un
instituto de formación específico) y algunos países de
Latinoamérica a . Países anglosajones, el Reino Unido y
Canadá, así como otros que recibieron en mayor o
menor grado una influencia francesa (Suiza, Québec)
con una evolución semántica parecida a la de Francia,
escogieron un término más unificador como
fisioterapeuta.
Estas denominaciones variables plantean el problema
de los criterios adoptados en algunas épocas, en algunos
lugares y por algunas autoridades [2] para clasificar,
reunir o separar a esos grupos cuya especificidad reside
sobre todo en los conocimientos mínimos que deben
adquirirse y que no deben ser superados, en la duración
de los estudios, en la calificación de los docentes y su
formación superior, y en el derecho de hacer prescripciones. Al respecto, la kinesiterapia tiene una originalidad en el espectro de estas profesiones: en Francia por
ejemplo, está excluida de la formación universitaria
(aunque quién sabe por cuánto tiempo); los profesionales se forman en un lapso de 3 años, de los cuáles sólo
2 son reconocidos oficialmente, tienen un derecho muy
restringido en cuanto a las prescripciones, estar enmarcados por una instancia ordinal reclamada hace más de
veinte años, pero también rechazada al principio, y
permanecen fieles a su denominación. Todo esto en una
época en que la mundialización tiende hacia la uniformización y cuando el monopolio del masaje parece
estar sumergido en un clima de automedicación
anunciada.
Tal situación es indicio de una construcción frágil,
incluso inestable, de un grupo de profesionales que, tras
haber adquirido reconocimiento, quedan sometidos a
las exigencias de la división del trabajo debido a una
demanda muy intensa de la gente. Hoy día, aunque a
veces se escucha reclamar un nuevo oficio de la salud,
el problema consiste en saber qué espacio vacío se
propone llenar, para qué prácticas y cómo van a reorganizarse sus relaciones, establecidas durante tanto tiempo
entre médicos y profesionales que aprendieron a trabajar juntos y a conocerse.
A partir de este hecho es posible vislumbrar la trayectoria histórica de la kinesiterapia: la de una profesionalización en busca de legitimidad. Sin embargo, no debe
olvidarse que no es la única profesión en evolucionar en
un círculo restringido y cerrado, el de la administración
de cuidados médicos, que hoy no depende sólo de la
medicina oficial.
a
Se los llama kinesiólogos en Argentina, Chile, Panamá, Perú,
Uruguay y Paraguay, pero también se recurre a la denominación
internacional traducida como fisioterapia.
2
Salida de un universo conceptual orientado hacia un
enfoque mecanicista, la kinesiterapia, en una segunda
etapa, se volcó en la experimentación. Luego, tal legitimidad científica sirvió a sus miembros cuando estuvieron en situación de convertirse en profesionales
poseedores de un diploma de Estado (1946).
■ Emergencia
del cuerpo-máquina, desde
la Antigüedad hasta la época
moderna
La kinesiterapia (con el masaje) tal como la conocemos hoy, tiene sus orígenes en un conjunto heteróclito
de conocimientos procedentes del saber popular y
transmitidos de forma oral o adquiridos por la observación. Algunos de estos conocimientos surgieron de un
saber científico, anatómico, fisiológico y, más tarde,
médico, ilustrado por descripciones fundamentalmente
de origen griego, que evolucionaron con el paso de los
años y quedaron recogidos en escritos.
Un saber popular antiguo
En Francia, por ejemplo, después de que la ley del
25 de abril de 1777 marcó las bases de la farmacia
moderna con la supresión de las tiendas de ultramarinos, en 1818 Napoleón I autorizó a los miembros del
clero a dispensar esta forma de cuidados de la salud. En
el período contemporáneo, las prácticas populares
bebieron de las fuentes de la medicina caritativa durante
el período comprendido entre el siglo XVIII y los
comienzos del siglo XX.
Aunque algunas personas poseían un saber caracterizado por un alto nivel de conocimientos, por habilidades aptas para crear elementos específicos del campo de
la medicina y del patrimonio cultural inmaterial, otra
vía se abría para aquellos que (con o sin dotes) ofrecían
servicios de los más variados; algunos serían motivo de
abusos, a menudo denunciados por los propios médicos.
Estos facultativos sin diploma formaron un conjunto
mal conocido, formado por varones y mujeres cuyas
prácticas no entraban en el marco de los estudios
impartidos en la facultad, sino que eran transmitidas de
forma directa. Había charlatanes, ensalmadores y,
también, algunos curanderos e hipnotizadores que
aprovechaban la difusión médica escrita y redactada por
los propios médicos.
Para combatir estas prácticas populares, entre ellas el
masaje y también el «sobamiento», la ley del año XI de
la Primera República francesa (1803) prohibió el ejercicio de la medicina a todos los que, no diplomados,
dispensaran cuidados sin haber sido formados en las
escuelas de medicina. También preveía que, después de
esa fecha, la práctica y la usurpación de títulos serían
castigadas con multa y seis meses de prisión en caso de
reincidencia, mientras que algunos prácticos, ya establecidos, gozaban de beneficios especiales. Así se establece
el concepto de «ejercicio ilegal de la medicina».
Sin embargo, la carencia de doctores en medicina y
su falta de organización profesional a pesar de la
creación en 1803 de oficiales de sanidad limitados en
sus prácticas por el propio Estado, favorecieron la
proliferación de los facultativos ilegales hasta un punto
tal que, en 1891, en la prensa regional [3] y en apoyo del
discurso médico, se relatan no menos de doce casos de
prácticas prohibidas. Sin embargo, el masaje no se
menciona como práctica discutible.
Se fustigó a los oficiales de sanidad con o sin
diploma, ensalmadores, curanderos (la denominación
dio que pensar), sanadores, brujos, hipnotizadores (de
los que el doctor Durville, fundador de una escuela de
Kinesiterapia - Medicina física
3. Historia del conocimiento y de la práctica de la kinesiterapia ¶ E – 26-005-A-20
masaje e hipnotismo, será un ferviente defensor), pero
también a religiosos, a disciplinas como el sonambulismo, la frenología que enseñara Broussais al final de su
vida, la homeopatía, la hechicería, a los miembros de las
sociedades de socorro a los enfermos y heridos, tales
como la Cruz Roja, las Damas francesas, la Unión de
mujeres de Francia, la Sociedad de Enfermeras Voluntarias, etc.
Pese a todo, muchos de ellos representaban el único
recurso a la medicina de urgencia: las quemaduras, las
heridas de todo tipo, la reducción de las fracturas, los
esguinces y otras luxaciones encontraban una solución,
en la mayoría de los casos de forma gratuita, como una
conquista de la libertad.
Aunque algunos raros pleitos los hicieron salir
momentáneamente de su semiclandestinidad, es muy
difícil conocer realmente sus prácticas. Sólo el discurso
científico, el de los médicos y los jueces, es el que llega
a la gente. Como tal, más bien condena antes que ser
un modo de divulgación, por lo que suele comentarse
su aspecto excesivo. Así, se describían masajes [4] que
podían durar dos horas y media con base en presiones
de los pulgares, a veces sincopadas, asociadas a estiramientos de la piel. Los médicos se asombraban de los
resultados, criticaban y rechazaban estos tratamientos,
considerados brutales, pero algunos usaban los mismos
artificios que los ensalmadores, como la bofetada o
incluso el fuego en los cabellos o la camisa, con el fin
de calmar al herido [5]. Fueron incitados a denunciar
tales prácticas, pero no escapaban a la tentación de
aplicarlas [6]. Todas estas prácticas serían reprensibles,
pues al no tratarse de las correctas, que son las administradas por las manos de los médicos, hasta 1892 cualquiera que no fuera médico sería entonces un charlatán.
Sin embargo, entre los muchos médicos personales de
Monsieur, hermano del rey de Francia, parece haberse
olvidado la existencia oficial de un cirujanorehabilitador, no doctorado en medicina, no formado
en la facultad, pero facultativo por tradición familiar:
Jacques Dumont, a quien que Luis XIV nombró «representante» de la ciudad de París en 1779.
Ahora bien, al igual que muchos cirujanos de la
época, Jacques Dumont usaba con éxito el «sobamiento», el masaje y la aplicación de emplastos o
cataplasmas.
“
Punto fundamental
Jacques Dumont obtuvo su diploma de cirujanomasajista en 1776, trataba con éxito los esguinces
y las luxaciones, y reducía las fracturas.
Fundó una escuela y se encargó de enseñar la
forma de hacer las maniobras y dio a conocer las
características de su práctica. Murió el 30 de enero
de 1780, tras varios intentos de suicidio. Uno de
sus alumnos siguió ejerciendo hasta 1830, pero la
experiencia docente no le sobrevivió.
El masaje, que también solía denominarse manipulación, siguió siendo una práctica cuya aplicación no
controlada se extendió hasta principios de 1850. Lo
practicaban personas poco o nada cualificadas, a veces
poco recomendables. Eran pocos y sus actividades
semiclandestinas tendían a superponerse entre sí, pero
sobre todo a las de las prácticas de los doctores en
medicina, al punto que muchos éxitos se verificaban
muy a menudo en los animales. Se acercaba empero su
desaparición del campo de las prácticas corporales [7],
Kinesiterapia - Medicina física
pues la ley de 1892 no incluyó a los masajistas, lo que
confirmó que el monopolio legal del recurso a la medicina era entregado a los médicos y que éstos eran los
únicos autorizados para curar las enfermedades. El
conflicto hizo estragos y en 1906, con asistencia de
magistrados y ante los periodistas, se abrió el congreso
para la represión del ejercicio ilegal de la medicina [8],
con la presidencia de Brouardel, quien rápidamente
marcó el tono. Refiriéndose a los charlatanes en términos de «los médicos los padecen, los enfermos se
mueren», encargó a los sindicatos médicos, con fines
judiciales, reunir los informes de todos los que infringían la ley.
Aunque los congresistas reconocieron que el masaje
tenía virtudes si era practicado por médicos, deploraban
las escuelas de formación en las que se otorgaban
medallas, títulos, certificados y diplomas (al igual que
en la facultad).
Sin embargo, al no haber un charlatanismo organizado, en lo que se refiere a las prácticas populares la
tradición oral es la regla.
Un saber científico más reciente
Hasta principios del siglo XVIII, los preceptos morales
defendidos por la Iglesia limitaban algunas prácticas de
carácter médico, lo cual no excluía la difusión de un
saber científico en forma de obras impresas. La ciencia
era refutada, y con ello todo lo relativo a la enfermedad
del cuerpo o del alma, pues se la consideraba un castigo
divino que no podía combatirse con ningún tipo de
tratamiento. Esto no impidió que los más audaces
hicieran caso omiso, ya sea por poseer el conocimiento
o el saber popular.
A fines de la Edad Media empezaron a avanzar los
conocimientos de anatomía humana gracias a las disecciones de Vesalio [9] y, a fines del siglo XVII, gracias a
Borelli [10], cuya obra representa a la vez una lucha
contra el oscurantismo batido en brecha, que se mantiene como la primera aplicación de dos disciplinas que
encuentran una complementariedad, las matemáticas
y la anatomía. Con el título de una obra de Aristóteles,
De Motu Animalium (Del movimiento animal), marca
una ruptura decisiva con los antiguos, a favor de las
ciencias del cuerpo y del ejercicio; describe las palancas
y las acciones musculares generadoras de movimientos
(Fig. 1). La representación anatómica de los músculos
fascina y atrae también a los dibujantes, como Gamelin [11], un profesor de pintura de Carcasona, incluso en
sentido humorístico.
El conocimiento científico, tras haber permanecido
aparentemente dormido durante la Edad Media, conoció
luego un período de gran efervescencia cuyo punto
fuerte se sitúa al final del reinado de Luis XIV.
Los cuerpos celestes se estudiaban en paralelo con el
cuerpo humano y fueron muchos los eruditos astrónomos, químicos, naturalistas, pintores, doctores en
medicina, algunos matemáticos, físicos y filósofos que se
interesaron en el ser humano y en la experiencia
adquirida. Se presentaron entonces nuevos polos de
interés para la reflexión.
Para Diderot, fundador de la Encyclopédie con
d’Alembert, el cuerpo físico era considerado una
máquina y no un universo simbólico. De este modo, el
fundamento de un saber sobre el cuerpo-máquina abrió
el camino a la teoría mecanicista y, por consiguiente, a
que el ser humano se hiciera cargo del cuidado de su
propio cuerpo, con lo que adquiría cierta libertad de
acción y no quedaba sometido sólo al designio de Dios.
Heredera de Hipócrates y de Galeno, la medicina
defendida por Ambrosio Paré (1564) se revela innovadora: nos acerca procedimientos técnicos forzados para
el tratamiento de las luxaciones, algunos con el puño o
el talón, en los que luego se inspiró la cirugía.
3
4. E – 26-005-A-20 ¶ Historia del conocimiento y de la práctica de la kinesiterapia
Figura 1. Aplicación de las leyes de la física al cuerpo humano según Borelli (A, B). Cuando el brazo humano haya sido extendido hasta
la punta de los dedos de la mano en supinación, o más cerca del ángulo recto y horizontal, y en la punta de los cuatro dedos se suspenda
un peso máximo, éste puede ser sostenido en el mismo límite; la fuerza aparente que ejerce la naturaleza al contraer todos los músculos del
brazo que más participan en la suspensión del peso, es la del peso suspendido. Con autorización de la Biblioteca Nacional de Francia.
“
Legado del pasado: las termas
Punto fundamental
Cómo se producen los movimientos de los
músculos
«Pues la única causa de todos los movimientos de
los miembros es que algunos músculos se acortan
y sus opuestos se alargan, como ya se dijo; y la
única causa que hace que un músculo se acorte en
lugar de su opuesto, es que a él llega un poco más
de ánimos del cerebro que hacia el otro.»
Descartes R. De las pasiones del alma y,
ocasionalmente, de toda la naturaleza del hombre,
1649, art. 11.
Surge un auténtico pragmatismo y Tissot, en 1780, se
inscribe resueltamente en la concepción dinámica del
ser humano. Dado que una de sus habilidades es la de
autotratarse, sus conocimientos prácticos en anatomía y
fisiología utilizan el movimiento como método terapéutico. La mecánica humana encuentra aquí una aplicación médica.
El médico Tissot estudió así los problemas posturales
y funcionales de los músculos; recomendó las fricciones,
así como los movimientos, forzados o no según los
casos. Las indicaciones eran múltiples: fracturas, esguinces, reumatismo, raquitismo, anquilosis; profundizó sus
estudios hasta demostrar el interés de las consecuencias
del uso de tacones altos por las mujeres.
Treinta años más tarde, Lamarck [12], gracias a sus
estudios de zoología, facilitó la comprensión del movimiento, de la acción muscular en el ser humano, que
mucho más adelante servirán de base a los trabajos de
Marey [13].
Más teóricos y universitarios, los médicos no se
interesaron de inmediato en una mecánica humana
que, sin embargo, era prometedora en términos de
comprensión de las enfermedades articulares; se mantuvieron prudentes y orientaron sus esfuerzos hacia los
tratamientos con cirugía menor.
4
En paralelo a esta evolución, herederas de una tradición griega y luego romana muy antigua, las termas son
el lugar de agrupamiento de las prácticas de curación y
permanecen como un testimonio clave de los usos de
esa época. Al principio se las consideraba un sitio de
vida social, reservado para las clases acomodadas, pero
también las disfrutaban los soldados y la burguesía de
distintas épocas, lo que hizo que se precisaran mejor sus
indicaciones. Si Pompeya permitió comprender los usos
del agua y el modo de vida romana de esa época, Roma
nos muestra hoy once vestigios de establecimientos de
baños, entre los cuales se encuentra el edificio más
grande del mundo en aquella época, el del emperador
Caracalla, terminado en 235 d. C.
Los baños eran públicos y de bajo coste, y podían ser
usados por todos los ciudadanos sin distinción.
Había baños calientes, tibios y fríos, y también se
practicaban masajes. Volcadas hacia la higiene y el
bienestar, las termas eran también un sitio de cita de
negocios y lectura, pues contaban con una biblioteca,
pero también de actividades físicas como la lucha, el
levantamiento de pesas, la carrera en pista, el juego de
pelota en salón, etcétera.
La supervivencia de estas prácticas nos condujo a los
países orientales, con mucha fama por su inclinación
hacia el refinamiento. Derivado de prácticas religiosas
islámicas de purificación mediante abluciones, el hammam (también llamado baño moro o turco) es un baño
de vapor con propiedades higiénicas.
Aunque los vestigios de esos establecimientos y su
recomposición, establecidos a partir de los textos
antiguos, hablan por sí solos, faltan los archivos que
permitan demostrar la continuidad de sus usos hasta
una época más moderna, pues al parecer nunca desaparecieron realmente. Sin embargo, se produjo un cambio.
La medicina antigua contribuyó ampliamente al
suceso de estas prácticas termales, que se apoyan en la
teoría de los humores: la sangre, la flema, la bilis
amarilla, la bilis negra y entre cuatro elementos de los
cuerpos naturales: el fuego, el aire, el agua y la tierra,
según la teoría hipocrática. Éstos determinan estados
tales como calor, frío, sequedad y humedad, y su asociación en cálido y seco (bilioso), húmedo y caliente
Kinesiterapia - Medicina física
5. Historia del conocimiento y de la práctica de la kinesiterapia ¶ E – 26-005-A-20
“
Punto fundamental
«Mil gritos resuenan a mi alrededor; vivo justo
encima de un establecimiento de baños.
Imagínate toda la clase de ruidos que pueden
exasperar nuestros oídos. Cuando los más
robustos agitan sus brazos cargados con masas de
plomo, cuando se cansan o fingen estar fatigados,
escucho sus gemidos; cuando recobran el aliento,
escucho el silbido y su respiración forzada. Si el
azar me envía uno de esos masajistas torpes cuyo
saber se limita a un masaje común, siento cómo el
golpe en la espalda suena distinto según lo
aplique con la mano abierta o cerrada.»
Séneca (4-64 d. C.), Cartas a Lucilio, libro 6, carta
56. El bueno puede estudiar y vivir tranquilamente
en cualquier lado; el malo, en cambio, no
encuentra reposo en ninguna parte.
“
Punto fundamental
En 1260, San Luis (Luis XI) hizo edificar en Ax-lesThermes un estanque especial para los lazarinos,
los soldados castigados por la lepra durante la
expedición a Tierra Santa de 1252.
.
.
(sanguíneo), frío y húmedo (flemático), frío y seco
(atrabilis o bilis negra). Las termas con sus baños
calientes se muestran, de forma natural, como una
respuesta determinante a las enfermedades frías y
húmedas, como las parálisis o los espasmos, y también
se usan los baños fríos, el masaje o la gimnasia.
En Spa y Plombières se trataban las enfermedades
calientes del intestino, los riñones y la vejiga, y para
ello se recomendaban los baños fríos.
Las fricciones, a las que se atribuía la propiedad de
«condensar y astringir, y endurecer la piel» [14] , se
basaban en esta teoría, al igual que los ejercicios.
De este modo, los ejercicios servían para producir un
calor natural que facilitaba la digestión y, si el temperamento era bilioso, convenía escoger ejercicios suaves y
«más bien entretenidos».
Esta teoría se aplicaba también en cirugía. En las
luxaciones, para combatir la atrofia, Ambrosio Paré
recomendaba mover el miembro «flexionándolo, levantándolo, bajándolo y girándolo», con el fin de excitar el
calor natural.
A fines de la Edad Media, los doctores en medicina
conocían los efectos beneficiosos de las termas: Balaruc
(Rondelet, en 1570), Bourbon-l’Archambault (Jean
Aubry, en 1604), Bourbonne (Thibault, en 1658) y
Barèges despachan sus aguas a todo el mundo [15].
El termalismo y sus usos tomaron impulso y empezaron a apoyarse en una noción más química de la medicina. La hidroterapia y sus derivados, el masaje y la
gimnasia se practicaban con éxito, tal como indica la
asistencia de muchos agüistas afortunados; en 1830,
más de 38.000 enfermos frecuentaron las 77 estaciones
termales que había en Francia (Fig. 2).
Aunque el aspecto lustral no es desdeñable, el
lúdico y el terapéutico seducen un tiempo a la burguesía contribuyendo a la expansión de esta práctica,
lo que llevará al gobierno a imponer un proyecto de
Kinesiterapia - Medicina física
Figura 2. Saint-Amand-Thermal. La piscina. La inmersión en
agua estancada se lleva a cabo en piscina o en tinas. Las de
Saint-Amand son sobre todo sulfurosas, pero también contienen
calcio, sulfatos y magnesio, y son ligeramente radiactivas. El agua
surge a 26 °C y los baños templados pueden durar más de 1 hora.
En 1746, la Academia de Ciencias precisó que los baños de
Saint-Amand estaban indicados para la debilidad de las piernas,
las parálisis, los reumatismos y las anquilosis. De modo más
general, alrededor de 1761 se abren en París los primeros establecimientos públicos de baños tibios. En 1816 había 500 de
ellos. Su coste estaba comprendido entre 0,40-0,60 centavos en
1852 (equivalente a 1,10-2,20 euros en 2008). No obstante, el
3 de febrero de 1851 fue promulgada la ley relativa a la creación
de establecimientos modelos de baños y lavatorios públicos,
Colección Érère.
“
Punto fundamental
«Habrá que escoger ejercicios que por sus
propiedades tiendan a mejorar la calidad de la
temperatura: pues los cuerpos llenos de humores
fríos y espesos optarán por un ejercicio más
vehemente, robusto y de mayor duración [{] pero
si son biliosos, elegirán los ejercicios suaves y más
bien entretenidos, antes que bruscos y conflictivos
[{].»
Augusto Paré. Libro primero, De l’introduction ou
pour parvenir à la vraie connaissance de la chirurgie.
En: Paré A. Les œuvres d’Ambroise Paré (1509), Del
movimiento y del reposo, París: Buon G.; 1709,
capítulo XVIII, p. XXXII.
embellecimiento de las estaciones termales debido a
su crecimiento demográfico estacional.
Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo
XIX aparecerá una medicina más científica [16] interesada en las termas y en su empleo a favor de la salud, a
pesar de algunos detractores que ven en ello un método
peligroso y no basado en hechos [17], mucho antes que
la seguridad social haga posible la asistencia de cualquier enfermo (Fig. 3).
5
6. E – 26-005-A-20 ¶ Historia del conocimiento y de la práctica de la kinesiterapia
“
Punto fundamental
La química sustituyó a la alquimia y el médico al
sobandero o huesero; la educación física científica
debe sustituir a las incoherencias de la acrobacia y
del atletismo.
G. Deménÿ, Les bases scientifiques de l’éducation
physique, París, Alcan, 1902.
Figura 3. Aix. Estufa radiactiva de Berthollet. A Berthollet
(1748-1822), profesor de la Escuela Politécnica de París, se deben
los estudios sobre la vaporización que permitieron su aplicación
en los establecimientos termales. La estufa es un dispositivo que
aplica baños de vapor de forma localizada a partir de agua termal
calentada a 41-45 °C; las primeras estufas de Berthollet eran de
madera. La sudación era uno de los objetivos de esta estufa, lo
que explica que se la toleraba menos que la estufa seca, ya que
después de los 50 °C se sentía opresión, ansiedad, palpitaciones
y dolores de cabeza que obligaban a detener el tratamiento. Las
estufas húmedas, destinadas a todo el cuerpo, eran una práctica
corriente alrededor de 1840 en el hospital Saint Louis o en las
Neotermas, un establecimiento privado de París. En 1856 se
informó el caso de una joven que permaneció 10 minutos en una
estufa calentada a 140 °C. En Aix-les-Bains, en 1867, se trataban
accidentes traumáticos, anquilosis, retracciones tendinosas y
atrofias musculares con aguas sulfurosas. En París, bajo el reinado
de Luis IX, se encuentran rastros de una corporación de fabricantes de estufas, registrada en el Parlamento por el edicto de marzo
de 1853, y luego ampliada por Luis XIV en 1691 a todas las
jurisdicciones. Los baños se tomaban en el Sena y estaban
reservados a la burguesía. Berthollet, químico, descubrió también la lejía y fue uno de los fundadores de la Escuela Politécnica
de París. Colección Érère.
■ La medicalización
de las prácticas
y la experimentación, fuentes
de legitimidad, siglos XIX-XX
A principios de la segunda mitad del siglo XIX, las
soluciones médicas eran todavía poco importantes, salvo
en cirugía. El masaje era una práctica simple y corriente
cuyos efectos alababan los enfermos. Sin embargo, fue
denunciado por los médicos, pues lo practicaban personas sin formación general ni calificación, a las que
llamaban ilegales o empíricas, algo que no fue el caso de
la gimnasia practicada por militares o profesores de
gimnasia, todos de reputación irreprochable. Los propios
médicos la practicaban, pero esta forma de tratamiento
rara vez se menciona hasta 1850; los estudios efectuados
en esa época relatan la historia de casos clínicos con
generalidades sobre los tratamientos.
A partir de la década de 1830, el movimiento y el
masaje empiezan a usarse para luchar contra las deformaciones de la columna vertebral, el tortícolis y el pie
zambo, junto con la cirugía [18]. Gracias a las manipulaciones y las extensiones, permitían restablecer el equilibrio de las fuerzas musculares de la pierna y facilitaban
el movimiento libertad articular.
Para sacar el masaje y la gimnasia de este empirismo
que los caracterizaba, era necesario aportar pruebas
médicas de su inocuidad, efectos y eficacia, separándolos de cualquier tipo de sospecha.
La medicalización que se instaura, a veces tildada de
científica, pasa por la apropiación de las prácticas. El
6
objetivo es darles un aval certificado por el saber
científico, porque las buenas prácticas médicas son sólo
las que pasan por las manos de los médicos.
La incesante búsqueda de legitimidad científica se
amplía. En Francia, por ejemplo, se observaba cierta
indecisión al respecto, mientras que el masaje, aún no
médico, mantenía una connotación peyorativa y
denunciada tarde por algunos países [19], de la que Dally
reivindicó la paternidad en la década de 1880. La fuerte
propensión a la moralización de estas prácticas movilizó
a los médicos sobre una práctica marginal, restringida a
un medio hermético, en detrimento de una eficacia
reconocida diariamente, lo que hizo temer una improbable confusión de géneros.
La década de 1850 fue empero muy fecunda y Francia
se encuentra en el centro de un debate originado en el
extranjero.
De la confiscación de los saberes
a la medicalización
El masaje fue conocido y certificado en los hospitales
alrededor de 1835, de forma sistemática en los servicios
de cirugía, aunque de modo empírico. Se usó para
ayudar a recobrar una función necesaria y, además, para
aumentar el bienestar del paciente. De forma paradójica,
no se menciona en los escritos de una buena cantidad
de tratamientos y, si aparece, no se describe el detalle de
las maniobras. Es como si su empleo (por iniciativa de
precursores) tuviera que permanecer en las sombras
debido al poco crédito que se le otorgaba.
La gimnasia, que todavía no gozaba del calificativo de
médica y estaba más cerca de la conducta espontánea
del enfermo, se convertía en un argumento terapéutico
dominante.
Iniciada en 1879, la controversia entre anquilófobos
y anquilófilos esterilizó los puntos de vista [20]; algunos
años después, Lucas-Championnière abandonó los
métodos mecánicos a favor del masaje y retomó los
trabajos de Malgaigne sobre el retorno precoz a la
actividad [21], mientras que Lagrange [22] afirmaba que la
gimnasia no era una barbaridad sino un potente agente
curativo si podía controlarse el esfuerzo muscular.
Los médicos franceses viajaron mucho por Europa
para perfeccionar sus conocimientos y comprobar que el
movimiento científico internacional se había instalado
en Suecia, Alemania [23], Rusia, Italia, Austria, Inglaterra
y Estados Unidos mucho antes que en Francia, pues los
países confrontados con estas prácticas emergentes no se
enfrentaban a la misma problemática [24].
Cuando todos empezaban a confundirse por los
resultados obtenidos, aparecían los primeros estudios
científicos relativos a prácticas aplicadas por personas
sin conocimientos médicos, de modo que fue necesario
apropiarse de ese saber.
La experimentación animal es la que proporcionaría
una contribución determinante y una respuesta a los
interrogantes sobre el masaje y la gimnasia, descartando
el hipnotismo y el ″sobamiento″, tan controvertidos y
difíciles de medir. Fueron numerosos los estudios al
respecto, pero algunos tendrían un impacto determinante en las prácticas de los masajistas.
Kinesiterapia - Medicina física
7. Historia del conocimiento y de la práctica de la kinesiterapia ¶ E – 26-005-A-20
.
En 1847, Malgaigne [25] retomó los trabajos de Bonnet
y, tras provocar fracturas e implantar puntas transversales en el fémur, demostró el efecto de los músculos
extensores y flexores de la cadera, con el propósito de
deducir una mejor posición de inmovilización y así
evitar rigideces y anquilosis, y su difícil recuperación
mediante fricciones y baños (a los que consideraba
empíricos), y las deformaciones provocadas por un
dispositivo ortopédico mal construido, con producción
de edema o escara. Recomendó la pronta reanudación
del movimiento tras la intervención, optó por el apoyo
precoz, haciendo caminar él mismo a los enfermos y
quitándoles el bastón de forma repentina.
En cadáveres más o menos recientes, estudió los
efectos de los músculos tras la sección del fémur, así
como los efectos del enderezamiento del tronco sobre la
imbricación de los fragmentos óseos. Sus observaciones
servirían de base para el bienestar de los enfermos y la
elaboración de principios útiles para los médicos, las
enfermeras y los masajistas, que daban sus primeros
pasos en los hospitales con la práctica de masaje y
movimiento.
Pese a todo, el problema no parecía estar controlado.
En 1876, en Bonn, von Mosengeil estudió la reabsorción de los líquidos articulares, el flujo sanguíneo
venoso y las modificaciones de la temperatura cutánea.
Y fue el experimento en el conejo el que lo hizo célebre.
Después de la inyección de tinta china en las dos patas,
en la autopsia observó que tras el masaje de una de
ellas [26] la tinta desaparecía de la cavidad articular y se
situaba en los intersticios conjuntivos, los linfáticos y
los ganglios. Las repercusiones de estos descubrimientos
fueron inmensas, pues permitió tratar los derrames de
todo tipo, así como la elefantiasis, en la que asoció
vendajes compresivos.
En Francia, Castex lamentaba que los médicos hubieran tomado conciencia de este aspecto tan tarde, y
comprobó ambos experimentos [27] practicando masajes
tras contusiones, esguinces, luxaciones y fracturas, lo
que justificó forma definitiva los beneficios del masaje.
Las indicaciones se ampliaron y, por último, se separaron los efectos del masaje y la gimnasia. Sin embargo,
en las estaciones termales, los efectos de las prácticas
manuales, asociadas al masaje y a las duchas, sobre la
calidad de la orina [28], se conocerían al descubrirse las
propiedades químicas de las aguas absorbidas por los
enfermos (Fig. 4).
Después de estas demostraciones estaba claro que
existía una brecha con la práctica manual popular, por
lo que cabe preguntarse si el encarnizamiento por
controlarla no se debía a la simpleza del acto y a las
múltiples indicaciones conocidas en el saber popular.
La medicalización actuaría también a modo de campaña de publicidad, que permitió confirmar un buen
número de resultados y dio credibilidad a prácticas
finalmente reconocidas. Es ella la que marcará las
diferencias entre los conocimientos de los prácticos (sin
conocimientos específicos o formados de forma selectiva
en masaje) y las exigencias de una práctica que adquirió
carácter médico muy rápido.
La medicalización le dio una garantía suplementaria
y elevó el nivel de este campo de prácticas, pero por
desgracia no repercutió en los masajistas a raíz de sus
orígenes modestos y su incapacidad para organizarse de
forma profesional.
Los masajistas perdieron entonces la posibilidad de
ver la enseñanza de su práctica en la universidad, al
revés de lo que ocurrió en los países extranjeros, donde
las experimentaciones se llevaban a cabo más fácilmente
y los facultativos accedían con menos dificultades al
conocimiento médico.
Sin embargo, el masaje y la gimnasia no se desarrollaron de forma aislada y, aunque su historia puede
Kinesiterapia - Medicina física
Figura 4. Évian-les-Bains. Ducha en círculo. Compuesta por un
chorro vertical y chorros horizontales, la ducha en círculo se
indicaba para procurar sedación, según su duración y el diámetro
de los chorros. Más raramente, podía ser potente y entonces era
excitadora. Los tubos estaban a 15 cm y los orificios tenían un
diámetro de 1,5 mm. Cada uno estaba provisto de un grifo que
se abría de acuerdo al tamaño del enfermo. La flor de la ducha se
encontraba a 2,20 m del suelo. La duración de la ducha en círculo
siempre era muy corta pues provocaba una revulsión intensa. En
1863 se comunicó la curación de pacientes afectados por gastralgia y acidez gracias a este dispositivo aplicado sobre la región
estomacal, y se demostró su efecto positivo sobre el tamaño del
bazo y del hígado. La ducha en círculo se usaba también para
combatir los cólicos secos y todas las afecciones digestivas. De
este modo, se curaba a los enfermos afectados por fiebres intermitentes (tercianas y cuartanas), epilepsia y trastornos neuróticos. Siempre debía ir seguida por ejercicios de gimnasia. Su la usó
entonces contra la astenia. En 1857, en Plombières, la ducha en
círculo de 10 minutos costaba 90 centavos de franco (es decir,
1,75 Q en 2008), una tarifa fijada por ley. Colección Érère.
“
Punto fundamental
«El masaje y la kinesiterapia no deben practicarse
libremente pues, aparte de la habilidad manual
necesaria para dar un buen masaje, es preciso que
la mano que masajea esté siempre guiada por un
pensamiento perspicaz e instruido».
Brouardel. Discurso pronunciado en la sesión de
apertura del 28 de mayo de 1906. Annales
d’hygiène publique et de médecine légale 1906; 6:
24.
considerarse por separado debido a sus propias especificidades, al parecer esta asociación espontánea fue
perjudicial para los profesionales, que de este modo
podían proponer una alternativa terapéutica, y para las
prácticas que no pudieron evolucionar de manera
independiente una de otra.
Pese a todo, la gimnasia tenía la ventaja de estar
instalada entre los militares desde 1820 y ser garantía de
una moralidad impregnada de honor patriótico, pero los
médicos la indicaban mucho menos por sus virtudes
7
8. E – 26-005-A-20 ¶ Historia del conocimiento y de la práctica de la kinesiterapia
.
Figura 5. Retrato de Pehr Henrik Ling, el año de su muerte
(1776-1839).
terapéuticas, al contrario que el masaje, consagrando el
predominio del pensamiento sobre la maniobra que
cura.
No obstante, en combinación con el movimiento
articular, ya se usaba en otro campo, poco después del
nacimiento [29], para combatir las malformaciones del
pie, mediante un restablecimiento del equilibrio de las
fuerzas musculares de la pierna y así asegurar una
libertad articular. Informes de la época confirman que
las manipulaciones y las extensiones son un complemento de la cirugía y el tratamiento ortopédico.
Entre 1843 y 1845, en el hospital de niños de París
fueron tratados de forma quirúrgica 123 pacientes, la
mayoría mediante una combinación de movimiento y
masaje; fue el caso del tortícolis y las desviaciones de la
columna vertebral, en las que los tratamientos gimnásticos podían durar entre una hora y media y dos horas
al día.
Su desarrollo, poco preciso, consistía, para una desviación derecha, en «manipulaciones diarias destinadas
a empujar las costillas hacia delante, las costillas salientes hacia la derecha, y llevar hacia atrás las del lado
opuesto».
En 1850, cuando la gimnasia deportiva estaba en
plena evolución, se inició un debate didáctico conducido por los cirujanos de París.
Se reflexionaba acerca de la relación de la gimnasia
con la moral, con la educación, con la higiene a fin de
fortificar los músculos y con la terapéutica ortopédica
para erguir el cuerpo y enderezar los miembros, con la
esperanza de crear una ciencia práctica cuya implicaciones médicas estarían ocultas.
En Francia, el fracaso parcial de Amoros, coronel de
la armada española, se relacionó con un enfoque gimnástico demasiado militar, es decir, cantos morales
inadecuados a las exigencias sociales del momento. Esta
gimnasia chocó con las tradiciones francesas y, además,
no fue controlada científicamente.
Incluso algunos médicos afirman que no aportó nada
nuevo, a pesar de la atribución precoz del adjetivo
«científico» que, según Coubertin, es de origen
alemán [30].
La controversia afectó también las denominaciones:
se habló de cinesia, acinesia, cinotécnica, cinética; se
impugnaron los términos kinesioterapia, kinésica,
kinesipatía (formada a partir del término contemporáneo homeopatía), kinesiterapia [31], mientras que Dally
había propuesto la palabra cinefilia para designar el
conjunto de los conocimientos relacionados con el
movimiento.
Ling (1776-1839), un profesor de esgrima sueco
formado en la escuela danesa (Fig. 5), pretendió en
1834 marcar diferencias con la gimnasia educativa. Para
8
.
.
esto recomendó el trabajo aislado de un músculo por
vez, al que el médico o su ayudante oponen una resistencia, creando así lo que llamó los movimientos
sinérgicos semipasivos, semiactivos y con resistencia,
efectuados de manera concéntrica o excéntrica, que
actuaban como una dosificación científica sobre la
actividad muscular. Fue entonces cuando el gobierno le
encargó luchar contra la tuberculosis y el alcoholismo.
Su paternidad respecto a esta gimnasia, que muchos
médicos ortopedistas pueden reivindicar, es discutida;
Georgii [32], uno de sus discípulos, no alcanzó a imponer
la idea dada la poca presencia de la novedad, salvo por
la aparición de la palabra kinesiterapia, e incluso intentó
subordinar la homeopatía a esta nueva kinesiterapia.
Así se presentaba una alternativa a las enfermedades
más diversas: corea, epilepsia, estreñimiento, diarrea,
hemorroides, clorosis o menstruación son tan aptas
como las anquilosis, los dolores reumáticos y las desviaciones raquídeas.
En el mismo hospital infantil, retomando de forma
más sistemática los métodos de Louvet-Lamarre [33],
desde 1847 Laisné empezó a curar de manera empírica
a jóvenes afectados por corea y aportó la prueba de que
la gimnasia participaba en las operaciones del
pensamiento [34].
Heredero de Amoros, mantuvo el carácter militar,
brusco, enérgico y tan discutido, pero su objetivo era
que se reconociera a la gimnasia como un instrumento
de desarrollo físico, con una predilección por los jóvenes, sobre todo las niñas, a partir de una pedagogía
adecuada.
La gimnasia sería motivo de debate en las academias
(Academia Real de Ciencias, Academia de Medicina),
donde se consideraban sobre todo métodos epónimos
propuestos por médicos: Pravaz, Londe, Sée y Récamier;
el método de Frenkel [35], que propone el método de los
ejercicios compensadores, se opone a la mecanoterapia
naciente, experimentada en 1895 en el servicio del
doctor Raymond, en el hospital de la Salpêtrière de
París, después de su visita a los hospitales rusos en 1888.
Iniciado por Muybridge, un fotógrafo estadounidense,
el movimiento fue objeto de experimentaciones científicas, en laboratorio o al aire libre, efectuadas por
Deménÿ, un fisiólogo que trabajaba en colaboración
con el doctor Marey. El punto de partida de las investigaciones de este último era demostrar que la fisiología,
considerada como un accesorio de la medicina, no sólo
se basaba en hipótesis.
Pretendía establecer el nexo entre los hechos clínicos
y los experimentos, y demostrar que el ser humano
funcionaba como una máquina animal, objeto de sus
primeras investigaciones sobre la circulación sanguínea.
Comprobó que la gimnasia era empleada de una
manera demasiado rígida, que no se tenían en cuenta
las posibilidades individuales ni se pensaba en adaptar
los objetivos. De este modo, trabajó inicialmente sobre
el movimiento animal y luego el humano.
Aunque las aplicaciones no pudieron definirse claramente en esa época, por fuerza apuntaban al nexo entre
los deportes y la medicina, que seguía de cerca estos
estudios. Los trabajos realizados se interesaron por el
estudio de la marcha, la carrera, el salto y la fatiga, y
fueron registrados con fotografías, sensores y otros
métodos.
También se midieron los efectos a largo plazo, como
el desarrollo torácico o cardíaco como consecuencia de
la gimnasia [36], y así fue posible actuar en presencia de
déficit comprobados (Fig. 6).
Cuando falleció Marey en 1904, las escuelas de
masaje en las que también se enseñaba gimnasia tenían
más de 10 años de existencia.
La medicalización se adueñó también de la medicinamecánica del sueco Gustav Zander; años más tarde se
convirtió en la mecanoterapia que, percibida como la
Kinesiterapia - Medicina física
9. Historia del conocimiento y de la práctica de la kinesiterapia ¶ E – 26-005-A-20
podía usarlos en algunos establecimientos de gimnasia
sueca. Este fracaso también obedeció a que dos lioneses,
Pravaz [38] y Bonnet [39], usaban métodos similares que
ya eran conocidos en el extranjero (por ejemplo, en
Alemania).
Se crearon variantes con resortes, péndulos o poleas
con el fin de matizar el trabajo que había que realizar,
pero éste seguía siendo pasivo y sólo constituía una
etapa en el proceso de recuperación de una normalidad
de movimientos.
“
Figura 6. Exploración de la función pulmonar. Las primeras
mediciones cuantitativas de la función pulmonar se deberían a
Allen y Pepys, en 1809, pero fue Kentish quien perfeccionó el
neumonómetro, también llamado neómetro, en 1814, mientras
que Hutchinson denominó a su aparato espirómetro. A principios
del siglo XIX, los estudios de la función pulmonar se usaban con
frecuencia con motivo del esfuerzo, la carga de peso o más
simplemente el ejercicio físico. El espirómetro era utilizado por
Marey en 1882 para demostrar la eficacia del entrenamiento
gimnástico sobre la frecuencia y la amplitud de la ventilación.
Deménÿ inventó el espirómetro registrador de capacidad fija,
señalado por Julio Verne en 1916, pero fue Langlois, en su
laboratorio de fisiología aplicada a la educación física, quien hizo
los estudios sobre los gastos de energía en plano inclinado 0-25°
y con el ejercicio. Colección Érère.
Figura 7. Gimnasia médica mecánica. Los institutos del doctor
Zander estaban constituidos en sociedad anónima a la que podía
accederse en forma de suscripción por acciones y los beneficios
eran abonados con cupones separables. Con autorización de la
Biblioteca Nacional de Francia. Colección Érère.
.
prolongación de una gimnasia libre medicalizada,
requería de la iniciativa del enfermo y se instauró como
una respuesta aceptable, con más razón debido al
impulso que le dio la primera guerra mundial (Fig. 7).
Se crearon muchos institutos basados en el modelo de
Estocolmo (1865), una de cuyas ventajas era la de estar
dirigido por médicos que ejercían sin ayudas externas.
En Estados Unidos, en cambio, esta práctica se recomendaba en los manuales de higiene personal [37].
En Francia, los aparatos eran muy difíciles de regular
y estaban limitados en cuanto a la variedad de ejercicios, de modo que no atrajeron al público, que sólo
Kinesiterapia - Medicina física
Punto fundamental
«Inventó igualmente para ellos una serie de
ejercicios
gimnásticos
hasta
entonces
desconocidos: ejercicios con poleas, campanas,
camas de madera, zapatos de plomo.»
Sainte-Beuve, Causerie du lundi, 1849, tomo III,
pág. 31, [refiriéndose a la señora de Genlis].
Entre las prácticas empleadas como complemento del
tratamiento manual, el uso de la corriente eléctrica [40]
ocupó un lugar especial, porque la teoría que defendía
su aplicación se basaba en la teoría del flujo eléctrico
transportado por los nervios y, en el caso de una lesión,
la indicación de la corriente eléctrica era posible.
El uso de la electricidad escapará de esta medicalización por varias razones.
Por una parte, deriva directamente de la física experimental, revelada por el abad Nollet en 1745, que
pronto demostraría que la producción de electricidad
por los cuerpos puede ser salvadora en el paralítico.
Además, sus estudios se contradicen con el carácter
empírico de la ciencia de esa época y, por añadidura, no
fueron considerados heréticos.
Se hablaba de «faradización», «galvanización» o, de
forma más simple, de electricidad, y desde la primera
mitad del siglo XVIII hubo un gran interés por los
resultados, a menudo espectaculares y de efectos rápidamente mensurables o, incluso, inmediatos. La experimentación se convirtió entonces en la base de la
comprensión de fenómenos inexplicados, y la medicina
fue una de las primeras beneficiarias. El perro, el gato,
el conejillo de Indias, la paloma y el pinzón serán
sometidos a la electrización, e incluso el corazón de una
persona decapitada, ejecutada como criminal.
Hales en 1744 previó la aplicación de la electricidad,
pero fue Krüger [41] quien la propuso como método de
curación; a Jallabert [42] se deben los estudios sobre la
reacción del ser humano sometido a la corriente eléctrica, en especial los efectos sobre la sangre. Algunos
años más tarde, Nollet [43] hizo los primeros experimentos con animales y trató a paralíticos en el Hôtel Royal
des Invalides de París. Por su presunta acción curativa,
la galvanización se usó de forma precoz [44], experimental y a menudo sistemática, pero no controlada, y
presentaba numerosas imperfecciones relativas al material, que a menudo se montaba de forma artesanal. Al
pasar rápidamente a los médicos, la electroterapia se
asoció a la gimnasia para reproducir el movimiento en
estudio, y su uso en los paralíticos permitió a Duchenne
de Boulogne contribuir ampliamente en la divulgación
del método, pero la asociación de éste al masaje no fue
muy alentadora (Fig. 8).
Se siguieron combinando distintas prácticas, según la
experiencia de cada uno y el tipo de enfermos en
estudio. De este modo, el masaje, la gimnasia y la
9
10. E – 26-005-A-20 ¶ Historia del conocimiento y de la práctica de la kinesiterapia
Figura 8. Clínica Lambert Reims. El servicio de electricidad en
una clínica privada de Reims. En segundo plano se distingue un
aparato de galvanización con el transformador mural por cauterio de luz. En primer plano, sobre el banquillo un resonador de
Oudin y sobre el banco un condensador de petróleo en el que
están sumergidas dos placas. En la parte superior se distingue el
descargador, esfera de vidrio constituida por dos partes metálicas
de donde sale la chispa. El resonador está destinado a provocar
chispas o haces violáceos gracias a un electrodo que solía tener la
forma de una flor de ducha y que se aplicaba directamente sobre
el enfermo. También desprendía ozono. El enfermo era tratado
de este modo durante 15-20 minutos. Este dispositivo se usaba
en las insuficiencias de secreciones lácteas, el cáncer de mama,
las hemorroides, la hipotensión arterial, etc. En 1901, se trataba
de este modo el cáncer uterino con galvanocauterio, y el fibroma
por faradización intrauterina que aumentaba la contractilidad del
músculo. Para esta situación se usaba una fuente de electricidad,
pilas o acumulador, que podía dar una fuerza electromotriz de
20-80 voltios, un reductor de potencial para suministrar la cantidad de electricidad necesaria, un condensador voltaico y un
metrónomo que permitía cargar y descargar en cada segundo.
Sobre el abdomen se colocaba un electrodo compuesto por una
placa abdominal cubierta de yesca o de ante. El otro electrodo,
de carbón, era introducido en la vagina. El doctor Oudin (18511923) fue presidente de la Sociedad Francesa de Electroterapia y
de Radiología. Colección Érère.
balneoterapia compusieron lo que algunos ya empezaban a llamar kinesiterapia alrededor de 1845, cosa que
no ocurría en EE.UU. porque la balneoterapia tuvo allí
poco éxito. La combinación de estos tres métodos con
la utilización de la corriente eléctrica constituyó la base
de un tratamiento que, apoyándose en los aspectos
terapéuticos naturales, se convertiría en la fisioterapia [45], muy codiciada en el marco de una limitación de
la terapéutica química, a la cual se asoció la dietética, el
reposo completo, los ejercicios pasivos, la hidroterapia,
la electricidad y la kinesiterapia, ésta misma compuesta
por movimientos pasivos y mecánicos de tipo sueco y
de masaje (Fig. 9). La iniciativa privada permitió la
creación de establecimientos sanitarios [46], sugiriendo la
reunificación de estas prácticas, a las que se añadió la
fabricación de prótesis y ortesis a medida, de aplicación
a partir de la primera guerra mundial y que sería motivo
de una tentativa de evaluación científica en 1917 [47].
Un final de siglo decisivo
La kinesiterapia, así definida, se basa desde entonces
en conocimientos anatómicos y fisiológicos conocidos,
posee atributos esperados, gracias a una codificación
precisa, pero sobre todo se desarrolla la tecnificación, es
decir, una justificación del procedimiento (que se
pretende sea repetitivo) instalado en un contexto
medicalizado. El médico deja de ser el único autorizado
para la práctica y surge la delegación a favor de otros
profesionales, os masajistas y profesores de gimnasia.
10
Figura 9. Vichy. Baño de cuatro celdas. Estos baños segmentarios (pediluvios y maniluvios) permitían asociar el efecto de las
propiedades del agua carbogaseosa calentada a 38-40 °C y
corrientes galvánicas que atravesaban todo el organismo. Los
electrodos, visibles en la parte superior de los recipientes, estaban
compuestos por una hoja metálica de cobre niquelado. El reóstato visible en el tablero negro permitía alcanzar 120 mA. El
enfermo podía permanecer 30 minutos en el baño. Este tratamiento (llamado baño electrodinámico por Duchenne, muy de
moda en la década de 1830) se usaba contra la artrosis y la artritis
reumatoide y favorecía la resolución de las contracturas reumáticas crónicas. Los efectos eran suaves y poco marcados. Además,
el agua que se usaba en Vichy alcalinizaba la orina. Colección
Érère.
A la luz de los resultados y poco antes de 1900, se
hizo entonces de forma objetiva la distinción entre el
masaje médico o terapéutico y el masaje vulgar practicado por un masajista que no tiene conocimientos
médicos. Sin embargo, con suma rapidez se produjo una
nebulosa de restricciones de uso que hicieron que la
mayoría de las indicaciones sólo fueran accesibles para
los médicos. Estaban dirigidas a un órgano, por ejemplo
el ojo (conjuntivitis, glaucoma, catarata), el útero
(metrorragia, dismenorrea), la aorta (aneurisma), las
venas (hemorroides, varices, flebitis) o el abdomen
(hernia crural), a una alteración general como diabetes,
insomnio, neurastenia, miositis, ataxia locomotora,
tuberculinización pulmonar y esclerema en el niño, o a
una función como digestión, impotencia y disfagia, sin
olvidar las migrañas y la acción en el campo de la
estética. Aunque algunas indicaciones sorprendían o
resultaban curiosas a otros médicos, se exploraron todas
las posibilidades de acción de los masajes.
Frente a este entusiasmo, empezó a surgir tímidamente un conjunto de contraindicaciones. Se buscaba
dar proporción al ejercicio, se pretendió determinar el
umbral de la «dosis tóxica» que no debía superarse y
que sólo un médico muy avezado podía distinguir. El
reposo era obligatorio en la inflamación y la flebitis
reciente, y la transición entre movimiento e inmovilización seguía siendo objeto de controversia.
Así, la razón prevaleció sobre la excitación generada
por los resultados obtenidos.
La Sociedad de Kinesiterapia, creada por médicos en
1900, tratará en vano, hasta la primera guerra mundial,
de izar la kinesiterapia al rango de especialidad médica.
La kinesiterapia se basa en el aprovechamiento conjunto de la gimnasia y del masaje, por razones de
Kinesiterapia - Medicina física
11. Historia del conocimiento y de la práctica de la kinesiterapia ¶ E – 26-005-A-20
comodidad de uso, pero también y sobre todo para
aumentar su poder de acción, todavía bastante confuso
en la actualidad.
Pero, ¿cómo imaginar que un masajista pudiera llegar
a alcanzar tal nivel de conocimiento si no era sometiéndolo a control?
Fácil de dominar y de comprender, previa medicalización, las vías de la kinesiterapia quedaban entonces
demarcadas y trazadas. Seguirían las huellas médicas y
verían nacer un sector de la medicina y la cirugía que
será marginal, probablemente por una gran diversidad
de campos de intervención, mal delimitados, por no
haber sido dirigido a un sector por entonces indeterminado, que hoy se conoce como rehabilitación.
Tras los estudios en el animal (caballo, raya, insectos,
culebra, anguila, medusa, caballito de mar, etc.), Marey,
médico y descubridor del método gráfico [48] , pudo
estudiar las etapas de la marcha, la carrera y el salto en
el ser humano, y las situaciones aptas para cambiar su
desarrollo, incluida la cantidad de trabajo realizado. Sus
estudios sobre la locomoción patológica en la ataxia
locomotora, en el Hospital Beaujon y en el Hôtel-Dieu
de París, son un ejemplo de ello. Estudió la claudicación
generada por el dolor, el nexo entre la morfología y la
eficacia de los músculos, experimentó la resección del
calcáneo en el conejo y se convirtió en precursor de lo
que más tarde se denominará, gracias a Delage, la
biomecánica humana, que sucedía a la mecanomorfosis.
Los estudios de Deménÿ, asistente de Marey, se
encuentran precisamente en los confines de la gimnasia
tradicional, empírica, y de las posibilidades de evolución
de los órganos sometidos a esta gimnasia, lo que confirma el lugar de los profesores de educación física en
los tratamientos de índole médica.
Mientras que la enseñanza de la gimnasia era obligatoria para los varones desde 1880, tras la comprobación
decepcionante de la guerra de 1870, Deménÿ también se
opuso a la gimnasia sueca, demasiado militar, con el fin
de alentar una mayor iniciativa en los movimientos [49].
Criticó abiertamente los conceptos teóricos de los
médicos que no veían el aspecto higiénico del asunto
cuando escribió que la educación física en manos de los
patólogos «se asemejaba a la enseñanza intelectual en
las manos de los alienistas».
Frente a los hechos que empezaban a producirse en
los hospitales, el Consejo Superior de la Instrucción
apoyará activamente la creación del diploma de profesor
de gimnasia (grado superior), en diciembre de 1905,
cuyo programa incluía, entre otras enseñanzas, anatomía, fisiología e influencia del ejercicio sobre el cuerpo
y el espíritu.
En adelante, cada innovación al respecto será motivo
de experimentación, como por ejemplo con bicicleta y
mecanoterapia [50] , en la que el interés médico fue
elevado. La última permitió disminuir la carga de
trabajo del médico debido a la multiplicidad de los
tratamientos simultáneos, evitó el recurso a un asistente
cualificado, pero no permitía al enfermo curarse por el
precio del material y la complejidad de su
funcionamiento.
La corriente positivista desarrollada a partir del siglo
XVIII se fortaleció a principios de 1900 con dos leyes de
salud pública que marcaron el interés por la vida
colectiva y el trabajo, reforzando a la vez el compromiso
ciudadano nacido de la Revolución francesa.
Gracias a la nueva reglamentación, los médicos
encontrarían otras salidas a sus prácticas: enfermedades
contagiosas (algunas de declaración obligatoria), desinfección, higiene pública, ejercicio de la medicina,
saneamiento, control de agua potable, etc., actividades
que deberán compartir con las comadronas y los oficiales de salud, mientras que la kinesiterapia era progresivamente dejada de lado.
Kinesiterapia - Medicina física
Figura 10. Vichy. Masaje femenino. Vichy adquirió fama mucho antes de 1784, fecha de la construcción del Gran Establecimiento Termal, gracias a sus aguas bicarbonatadas sódicas usadas para combatir trastornos intestinales y hepáticos. En 1922, se
extendía a más de 3 ha. En esta época había 136 cabinas de
baños, 6 de ellas de lujo, y 24 cabinas de duchas-masajes equipadas con camas para descansar. El establecimiento de segunda
clase ofrecía 110 cabinas de baños y 4 cabinas de duchasmasajes. El masaje se indicaba para facilitar la descongestión del
hígado y de las vísceras abdominales, la dispepsia y la gota.
Colección Érère.
Aunque por un tiempo se lo consideró una rama de
la medicina, el masaje caería de forma progresiva en un
relativo olvido vigilado, ya que la corriente científica
estaba entonces bien anclada en todo lo referido al
conocimiento de la especie humana y dejaba poco lugar
a la improvisación en este aspecto.
Tras el período de apropiación del masaje y de la
gimnasia por los médicos, y a continuación el de la
medicalización y la experimentación, el masaje salió de
su semiclandestinidad y, mientras pertenecía esencialmente al registro del saber popular, su reconocimiento
le hizo alcanzar el rango terapéutico (Fig. 10).
De este modo, los médicos, los masajistas, los profesores de educación física y, algunos años más tarde, las
enfermeras, compartirán estas prácticas tan codiciadas y
cargadas de futura notoriedad.
Los masajistas, todavía no reconocidos oficialmente
por el Estado, podían practicar a la luz del día, ya fuera
en el hospital o en un establecimiento termal, tanto
como empleados de un médico o como liberales por
demanda de enfermos adinerados, la mayoría de las
veces previa prescripción médica.
Su pasividad, a pesar de ejercer el dominio respecto al
masaje, se explica en parte por el deseo de permanecer
en las sombras al no poder rivalizar con los médicos,
profesionalmente organizados y poseedores de un saber
científico, pero también debido a la observación a la
que eran sometidos y seguros de ser reconocidos a
través de su práctica.
Esta brecha, muy amplia en torno a 1850, nunca será
llenada y se ampliará todavía más cuando la gimnasia
pase sin transición de un estado militar a un estado
médico.
11
12. E – 26-005-A-20 ¶ Historia del conocimiento y de la práctica de la kinesiterapia
■ Llegada de los profesionales
y expansión de las prácticas
(1946-2006)
Poco antes de 1900, por la fuerte demanda pero
también por un ejercicio ilegal mal controlado debido a
sus orígenes populares que los jueces se resistían a
sancionar, los médicos ven cómo se escapa esta práctica,
que condujo a algunos por las vías del éxito, cuando
ellos mismos podrían haberse adjudicado los servicios
de masajistas, y siendo ellos quienes habían controlado
los saberes, la práctica y posteriormente la formación
profesional.
Progresivamente enriquecidas por nuevas formas de
tratamiento (masaje, gimnasia, electroterapia) junto a
prácticas menos frecuentes, la balneoterapia, la hidroterapia y la mecanoterapia constituyen un cuerpo de
prácticas de empleo corriente para las que no existe otro
vocablo que el de masaje, lo que en realidad resumía un
conjunto de procedimientos administrados por distintos
grupos de profesionales como los masajistas, los profesores de gimnasia y los médicos, sin olvidar las enfermeras de los hospitales y un buen número de personas,
sin calificación ni denominación específicas, pero en
contacto con el enfermo.
Quizá debido a esto se pasó del oficio a la
profesionalización.
Un regreso al origen y una formación
bien enmarcada
.
El masaje volvió entonces oficialmente a los masajistas, por supuesto con credenciales, pero con ataques
frecuentes y regulares de parte de los médicos hasta una
época muy reciente.
Mientras la ley de Jules Ferry designaba a los doctores
en medicina, los farmacéuticos, las parteras y los herboristas como las únicas profesiones que debían rendir
exámenes en la facultad, la ley del 12 de julio de 1875,
llamada ley Wallon, permitió la creación de establecimientos de formación en la enseñanza superior.
Se inauguran numerosas escuelas de masaje, la mayoría en París, algunas con inclusión de la pedicura, la
gimnasia, o incluso el hipnotismo, etc., lo cual permitió
a Tabary fundar la primera escuela en 1883, pero por
falta de control real de los masajistas en su reclutamiento, de la libertad de las enseñanzas y, por tanto, de
su práctica y de su falta de organización profesional, el
masaje y la balneoterapia se enseñarían también en las
escuelas de enfermería desde su creación en 1878.
En 1896 también se inició una enseñanza de mecánica ortopédica, protésica y herniaria, de 6 meses de
curación, destinada a perfeccionar el trabajo de los que
salían de un aislamiento autodidacta, mientras que en
Montreuil, en 1899, se abrió el primer establecimiento
privado para la rehabilitación de personas afectadas por
accidentes laborales.
La tensión crecía pues estas escuelas que, aunque
dirigidas por médicos, eran criticadas por otros médicos,
y todo esto inmediatamente antes de la primera guerra
mundial.
Se discutía la necesidad de la formación, su duración,
los diplomas que eran considerados sin valor, la calidad
de la enseñanza y su contenido, es decir, la legitimidad
de la práctica en el nombre de un saber médico obligado al reparto.
A finales del siglo XIX, desafiados en su propio
terreno, los masajistas deberían demostrar sus capacidades y la legitimidad de su práctica respecto a la salud;
apelaron a la medicina y reclamaron, a semejanza de las
enfermeras, trabajar bajo control médico, y secundariamente jurídico, de una prescripción médica escrita, lo
que fue aceptado sin condiciones como prueba de una
12
confianza establecida, una moralidad aceptable y un
reconocimiento autentificados por el poder médico.
Entre los dos grupos de profesionales se produjo
cierta competencia por cuestiones de notoriedad y
beneficio, que eran enormes, ya que las escuelas eran
rentables, las necesidades inmensas y los requerimientos
numerosos.
Por desgracia, la palabra oral y escrita de los masajistas estuvo ausente del debate y estos acontecimientos
fueron conocidos sobre todo por mediación de los
médicos. Sin embargo, había un movimiento en marcha. En Francia, por ejemplo, el período 1936-1940 verá
la creación de cuatro revistas profesionales para los
kinesiterapeutas, entre ellas la Revue de Kinésithérapie,
editada por la Sociedad de Kinesiterapia, refundada por
los kinesiterapeutas en 1936.
Sin embargo, desequilibrado por su impulso, el oficio
de masajista se vería confrontado a una situación
original, puesto que, desde finales del siglo XIX, por
iniciativa de un gran número de países, el empleo como
masajista atrajo a los no videntes, para quienes esta
práctica manual se convertía en una salida laboral.
Siguiendo con el caso de Francia, tras haber vencido
las reticencias de los médicos después de un largo
camino de normalización social [51], esta situación fue
aceptada mucho después de que Félicien Fabre, un
médico afectado por la ceguera tras haber finalizado sus
estudios, abrió en 1905 la primera escuela de masaje
reservada a los no videntes, en la Asociación Valentin
Hauÿ de París.
En 1922 se creó el diploma especial para los masajistas no videntes que ya practicaban con un diploma de
escuela, pero cuya formación era todavía muy parecida
a la de los videntes.
Aceleración momentánea
en la evolución de las prácticas
Confrontados a títulos autoproclamados (misteriosos
para los enfermos) como los de médicos masajistas,
médicos mecanoterapeutas (todavía existían en la RATP
de París en 1921) o médicos kinesiterapeutas, los
pacientes sólo consideraban la forma manual del tratamiento, es decir, el masaje, al que los médicos darán de
lado de forma progresiva poco después de 1900, y las
actividades de la Sociedad de Kinesiterapia fundada por
los médicos se agotan poco antes de la declaración de
la guerra de 1914-1918.
Desde los inicios de los conflictos, los informes
oficiales denunciaban un considerable déficit de médicos y una falta casi absoluta de masajistas en los hospitales militares.
La kinesiterapia, frente a situaciones diversas [52] ,
entre las cuales la falta de profesionales fue un obstáculo
dominante, se estancó en sus avances y parecía haber
agotado sus posibilidades de innovación. En los
comienzos de la guerra, Francia hizo venir de Estocolmo
a tres especialistas en gimnasia médica diplomados.
Después se reclutaron voluntarios cuyo oficio inicial era
a veces ajeno a la rehabilitación. Algunos se convertirían
luego en masajistas. La escasez de fabricantes de aparatos de mecanoterapia en las ciudades alejadas del frente
(Ruán, París), obligaban a los enfermos a construirlos
por sí mismos [53], pues en Francia esta práctica no se
había generalizado.
Tanto para los heridos franceses como para los originarios de Bélgica, la rehabilitación fue obligatoria. Los
soldados debían ser tratados de inmediato y, sobre todo,
rehabilitados [54] con el fin de facilitar su retorno rápido
al frente y evitar el pago de una pensión elevada. Más
de 5.000 heridos fueron tratados en el Grand Palais de
París, transformado en hospital, y más de 3.000 en el
hospital franco-belga de Port-Villez.
Kinesiterapia - Medicina física
13. Historia del conocimiento y de la práctica de la kinesiterapia ¶ E – 26-005-A-20
Debido a las dificultades de organización de la rehabilitación, pero también con el fin de asegurar el rápido
retorno al trabajo y combatir la ociosidad, las primeras
escuelas de formación profesional, creadas en mayo de
1915, gracias a la Oficina Nacional de los Mutilados,
indicaron una rehabilitación en el aspecto agrícola,
industrial y comercial y, en marzo de 1916, la Oficina
de los Mutilados y Reformados de Guerra tomó a su
cargo oficialmente la reconversión de los mutilados en
combate a instancias de iniciativas locales. El 2 de enero
de 1918, los mutilados de guerra tenían la posibilidad
de inscribirse en una escuela de rehabilitación profesional, conforme a la ley.
El rigor médico impuesto durante algunos años se
flexibilizó de forma considerable frente a una plantilla
médica destinada a otras funciones en los hospitales. El
conocimiento en este campo se estancó a pesar de los
grandes resultados obtenidos. Para los médicos, los
centros de interés se desplazaron a raíz de los progresos
de la química y la cirugía, que ofrecían horizontes
mucho más amplios, más fáciles de implementar y de
más prestigio, pero también a raíz de un aspecto más
intelectual que no necesitaba el mismo nivel de formación ni de reflexión. La técnica manual encontró
entonces sus límites y fue sustituida por actos propios
de la medicina.
En este contexto algo agitado se desarrolló una
dinámica suplementaria a favor de un grupo de prácticos todavía impugnados por los médicos, pero aceptados por los enfermos: los masajistas.
Aislar para proteger: una práctica
manual bajo control
Durante la segunda guerra mundial, mientras el
gobierno de Vichy era favorable a escoger lo más selecto
de cada profesión y de cada oficio, en 1942 se creó el
diploma de instructor de gimnasia médica, reuniendo
así a todos aquellos que, diplomados en escuelas privadas o públicas, poseían un título de maestro de educación física, profesor de cultura física, etc.
En cuanto a los masajistas médicos, cuya denominación fue producto de un consenso, fueron a su vez
objeto de una legislación en 1943, que de este modo
procuró un referente único para médicos y enfermos.
Procedentes de distintos orígenes, a menudo los
masajistas sólo tenían la experiencia práctica, mientras
que los especialistas en gimnasia médica poseían el
diploma elemental o superior, equivalente al grado
universitario, pero la imagen que proyectaban solía ser
la de deportistas musculosos. Esta imagen afectó mucho
a los kinesiterapeutas, a quienes se atribuirían durante
mucho tiempo las mismas características morfológicas.
Sin embargo, el campo de las prácticas de los dos
grupos era parecido, cada uno imitando al otro, lo cual
llevó a los masajistas, kinesiterapeutas antes de tiempo,
a agruparse en el seno de la Sociedad de Kinesiterapia.
Su acción fue considerable en la difusión de los
conocimientos, las iniciativas de tratamiento y la
participación de los médicos en las distintas actividades
y talleres organizados, y permitió refrenar los conflictos
surgidos y confirmados en 1937.
En este sentido, los médicos, representados por
Carnot reclamaron la reunificación del masaje ya
controlado por los médicos y de la cultura física [55],
todavía no sometida a esta exigencia.
Procedente de la Sociedad de Profesores Especialistas
en Cultura Física de Francia, la nueva Sociedad Francesa
de Rehabilitación Física, fundada en 1938 por profesores
de educación física, no dejó de marcar la ruptura con
los partidarios de la gimnasia sueca, cuya notoriedad se
extinguía de forma progresiva, y con los masajistas que
usurpaban sus prácticas, señalando de este modo su
voluntad de ocuparse de las personas deficientes. Los
Kinesiterapia - Medicina física
.
centros de rehabilitación física abiertos en 1947, en los
que se practicaba la gimnasia correctiva, fueron dejados
de lado a favor de una gimnasia más pedagógica no
sometida a la tutela médica.
Sin embargo, el masaje fue objeto de una decisión
importante el 15 de enero de 1943 relativa a la obtención de un diploma. Considerado entonces como un
testimonio de independencia de la profesión, permitió
al poseedor del título de capacidad profesional de
enfermero-masajista de 1922 convertirse en masajista
médico, marcando claramente el corte con los actos de
enfermería, aunque como éstos, los masajes estuvieran
sometidos a la prescripción médica.
Aunque se reservaba la exclusividad del masaje a los
nuevos diplomados, también se consagró la dependencia de la prescripción médica descriptiva, cualitativa y
cuantitativa, la que a pesar de la reforma de febrero de
2000 aún perdura hasta hoy.
Con el fin de proteger este conjunto recién constituido, cualquier contravención podía ser perseguida en
los tribunales, una situación reforzada en 1945 por un
incremento de los controles del ejercicio ilegal de la
medicina.
El ejercicio profesional estaba representado por dos
grupos de profesionales con intereses divergentes, los
masajistas médicos y los especialistas en gimnasia
médica, que no iban a cohabitar mucho tiempo, puesto
que en 1946, bajo la influencia del sindicato de
enfermeros-masajistas, el Gobierno provisional afirmó el
lugar de su complementariedad mediante la creación de
la profesión de masajista-especialista en gimnasia
médica que, poco tiempo después, se convertiría en la
de masajista-kinesiterapeuta. Aun cuando tenía el mérito
de respetar la competencia de cada uno de los grupos
que la componen, la nueva denominación no satisfizo
del todo. Demasiado compleja y poco orientadora para
los pacientes, tampoco proporcionó una idea exacta del
proceso que usaba y era sobre todo redundante. Sin
embargo, reafirmaba el sometimiento a la prescripción
médica.
Con el fin de mantener una situación regular, la
posibilidad de obtener una equivalencia (en el campo de
la salud, los pedidos de equivalencia han existido en
todas las creaciones de profesiones) del nuevo diploma
se mantendría hasta 1960, bajo condiciones estrictas e
inapelables de cinco años de ejercicio continuo y
reconocido por los médicos. Para los poseedores de
diplomas de escuelas privadas se exigiría un año de
ejercicio para la obtención del nuevo diploma. Mientras
que más del 78% de las mujeres titulares de un diploma
de masajista médico habría conseguido esta equivalencia
hasta 1960, sólo lo habría hecho el 46% de las especialistas en gimnasia médica [56].
Consecuencias mensurables
Aunque la práctica manual estaba controlada, el
nuevo profesional quedaba refrenado en su práctica al
estar limitado a una función de ejecutante. Su actividad
estaba ligada por completo al juicio del médico, que
desempeñaba entonces un papel protector. Dado que el
kinesiterapeuta era oficialmente un técnico, su formación se ajustaba a todos los atributos del mismo, es
decir, una formación de duración limitada, por entonces
de 3 años, en escuelas de formación primaria, la mayoría de gestión privada, denominadas tardíamente Institutos de Formación en Masokinesiterapia y dirigidas
durante muchos años por médicos. La enseñanza respondía a una orientación médica, es decir, a un saber
limitado respecto a las necesidades de una época determinada, restringiendo la parte de la innovación técnica,
mientras que las estructuras de formación de posgrado,
en cambio, escapaban a este control
La participación de los médicos se redujo con el paso
de los años debido a una apropiación progresiva de los
13
14. E – 26-005-A-20 ¶ Historia del conocimiento y de la práctica de la kinesiterapia
saberes científicos respecto a los estudios universitarios
de cierto número de profesionales.
De esto resultó una división del trabajo que implicaba
la solidaridad de los miembros, derivada de la confianza
otorgada a los masajistas-kinesiterapeutas así formados.
La organización profesional se convirtió en un calco
del modelo médico, lo que produjo un desarrollo similar
al de otras profesiones de la salud, como las parteras, las
enfermeras y, tiempo después, los ergoterapeutas.
La creación reciente de un orden profesional puede
considerarse una etapa de emancipación de la profesión
o una evolución ineluctable hacia una responsabilidad
globalizada, de la que el mundo anglosajón es, para
muchos, un modelo atractivo. Dicho de otro modo, la
evolución de carácter científico, iniciada en el siglo XIX,
y que contribuyó mucho en la llegada de la kinesiterapia, tal como la conocemos hoy, no tuvo realmente
efectos y no progresó debido a la imposibilidad de los
kinesiterapeutas de estructurarse y organizar sus estudios
universitarios. Fue frenada por la falta de estructuras
aptas para facilitar la entrada de nuevas prácticas
kinesiterapéuticas o para justificar las prácticas
preexistentes.
Aunque los progresos aprovechables por otros países
hicieron renacer algunas esperanzas, su aplicación sólo
fue posible con la condición de que no pusieran en tela
de juicio el diagnóstico médico ni los procedimientos
indicados por los médicos. De este modo, la kinesiterapia trajo consigo una ruptura en la dependencia de la
medicina dado que, inicialmente repudiada y luego
aceptada, volvió a ser rechazada posteriormente. Tras
haber crecido sin adolescencia, parece haberse hecho
adulta desde el momento en que la economía de la
salud tiende a otorgarle responsabilidad.
Además, durante mucho tiempo aferrada a las prácticas que hicieron posible su reconocimiento, hoy todavía
sufre las dificultades propias de las profesiones no
médicas, la falta de reconocimiento, a pesar de los
progresos técnicos de carácter científico sobre los que se
apoya sin cesar, puesto que, aparte de un saber científico de nivel universitario, continúa valiéndose de las
ciencias sociales, médicas y humanas.
Una elección necesaria.
Agradecimientos : El autor agradece a J. P. Goubert sus valiosos
consejos.
.
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Codirecteur du séminaire avec J.-P. Goubert « La professionnalisation de la santé (XVIIIe-XXe siècles) », membre du Groupe de recherche
en Histoire sociale et Histoire de la santé du Centre de recherches historiques, EHESS, 54, boulevard Raspail, 75006 Paris, France.
Cualquier referencia a este artículo debe incluir la mención del artículo original: Remondière R. Histoire des savoirs et des pratiques en
kinésithérapie. EMC (Elsevier Masson SAS, Paris), Kinésithérapie-Médecine physique-Réadaptation, 26-005-A-20, 2008.
Disponible en www.em-consulte.com/es
Algoritmos
Ilustraciones
complementarias
Kinesiterapia - Medicina física
Vídeos /
Animaciones
Aspectos
legales
Información
al paciente
Informaciones
complementarias
Autoevaluación
15