2. Su Santidad lo dejó
escrito en el libro El
jesuita. El cuadro que
descuella entre sus
favoritos es “La
Crucificción blanca” de
Chagall, pintado en
1938. Es su cuadro de
referencia. Francisco
coloca al cuadro como
resumen de cuanto nos
va diciendo, quizá por
su extraordinaria
simbología.
3. La Crucificción blanca fue la exacta réplica del Guernica de Picasso.
El Guernica, más que un cuadro, es un icono del siglo XX, un símbolo de los sufrimientos que la
guerra arroja sobre la población civil. El 26 de abril de 1937 la Legión Cóndor bombardeó la
población vizcaína de Guernica. Los Stukas sembraron el pánico y la destrucción en dicha
localidad, un gratuito objetivo militar que sirvió de ensayo para las futuras acciones de estos
aviones, el bombardeo en picado. En esta pintura sólo hay desolación.
4. Al año siguiente, 1938, Chagall acomete una de sus obras más originales, su “Crucificción
blanca”. También allí está todo el dolor del hombre en carne viva. El tema principal del cuadro
es el sufrimiento de Europa durante los años inmediatamente anteriores al estallido de la
Segunda Guerra Mundial. En la cima de la obra, uno puede ver cuatro personas volando en el
aire, sorprendidos por la destrucción.
5. Además, alrededor de Cristo hay
muchas escenas de sufrimiento.
Se observan a soldados soviéticos
en avanzadilla sobre un pueblo,
incendiándolo como jauría sin
timonel.
6. Un grupo de judíos
está tratando de huir
de la catástrofe en un
barco muy pequeño.
7. Los nacionalsocialistas, en el otro extremo,
prenden una sinagoga, profanando el templo
con sus hirvientes teas. La gente huye.
8. Al fondo de la obra, un
hombre está llorando a
causa de todo el sufrimiento
y otro está huyendo con la
Tora, temblando.
9. La menohra, el candelabro de
siete velas judío, ilumina
tibiamente toda esta suciedad
de violencia.
10. El judío errante huye, hace
lo que tiene que hacer,
vuelve a su fuga perpetua.
11. Pero en Chagall hay una respuesta
que no deja indiferente al
espectador, porque cruza el óleo de
arriba abajo, es un Cristo blanco sin
el acompañamiento del instrumental
de torturas, los clavos, la esponja, la
lanza, la corona. Quizá porque el
espectador advierte cada
instrumento de dolor sobre el
cuerpo del Maestro en esa falta de
cordura del hombre detrás de sus
pasiones. Las herramientas del dolor
son las acometidas brutales de los
hombres, una tortura mediata. Un
claro rayo de luz penetra la figura del
Crucificado. La honra se su autoridad
milenaria se transforma exportadora
de esperanza en medio de todas las
experiencias traumáticas.
12. “
La fe en Él -escribe Chagall-
mueve las montañas de la
desesperanza”. Todo esto es
muy Francisco. Porque sus
mensajes de no perder el
sentido de la esperanza a
pesar del dolor presente,
tienen su raíz en esta luz
blanquísima sobre el cuadro
de este Cristo Salvador. Cristo,
por tanto, es representado por
Chagall como única salvación
posible, por lo tanto en el
centro de la composición
coloca a Cristo crucificado,
envuelto por un fuerte rayo
que emana luz sobre una
Europa envuelta en tinieblas.
13. Toda la producción artística de Chagall está llena
de misticismo y espiritualidad. Tanto sus obras
profanas como las religiosas buscan el retrato del
alma de las personas y de las cosas a través de
fantasías oníricas, con las cuales el pintor
representa un mundo surrealista y poético en el
que se arraigan profundamente sus orígenes
judíos.
Marc Chagall nació en Vitebsk (Bielorrusia) el 7 de
julio de 1887. Era el mayor de nueve hermanos.
Fue uno de los más importantes artistas del
llamado surrealismo trascendente, aunque nunca
se adscribió a corriente alguna, por lo que es
difícil de clasificar. Murió en, Saint-Paul de
Vence, Francia, 28 de marzo de 1985 fue un
pintor francés de origen bielorruso.