La fuerza de una caricia. (en situaciones de discapacidad).

La fuerza de
una caricia
(en situaciones
de discapacidad)

José María Olayo diciembre 2011 olayo.blogspot.com

DEPORTE Y DISCAPACIDAD

Una conversación acerca de...

... la caricia, el afecto, la sensación
de sentirse uno aceptado, valorado y
apreciado: una oportunidad para el
intercambio y crecimiento personal.



Sin afecto es muy difícil crecer;
no puedes elegir el mar
cuando solo conoces el lago...



… la caricia es la expresión del
afecto, el diseño de un contacto
a partir de un sentimiento,
un pensamiento, una emoción...



… la fusión de dos vidas, dos
formas distintas de afrontar los
sueños, del “cómo nos ven”
y del “cómo nos sentimos”...



… dos espejos que intercambian
información acerca de lo que tenemos,
lo que somos y lo que nos falta.



Las caricias son motores que propulsan
la esperanza, potentes herramientas que
utilizamos para erradicar incertidumbres y
asegurar nuestro propio progreso personal ...



… sin ellas es muy difícil avanzar y
expandirse hacia los demás, atreverse
más y atreverse a más, integrar el
dolor de forma natural en el día a día ...



… construir sueños y aterrizarlos
en la realidad, ajustar el significado
de la palabra infinito, atreverse a
ser feliz y sostenerlo en el tiempo.



Vivir sin caricias es estar abocado a la
soledad, el dolor y la frustración: el
cierre a cualquier tipo de horizonte...



… la negación de una buena relación
entre emoción y razón, el estancamiento
en las propias debilidades y necesidades
nunca satisfechas ni resueltas...



… la dura experiencia de sentir que no
eres alguien para nadie y que no figuras en
la agenda emocional de los que te rodean.



Vivir sin caricias es morirse despacio,
pero de forma constante; una diáspora
hacia la ausencia, una desagradable
caminata hacia los lamentos, una
pérdida en cada rincón del cuerpo...



… la sensación de estar solo en
la multitud, y sentirte multitud
cuando intentas mantener una
relación más íntima con alguien...



… vivir una rutina que no es
posible ni aconsejable, que carece
de sentido y contenido, que está a
la búsqueda de nada ni de nadie.



Todos necesitamos acariciar y ser
acariciados, ser afectuosos y sentir
el afecto ajeno, intercambiar
emociones en la puja más apasionante
que puede vivir un ser humano ...



… ser uno contigo, una parcela en
el territorio afectivo del otro, zona
protegida en el alma ajena, parte del
aliento compartido que nos insuflamos
a cada instante mientras nos miramos ...



… la experiencia más excitante cuando
sientes que el otro es ya parte de ti, cuando
la ausencia no es más que una distancia,
y la soledad solo un espacio para mirarse
más adentro y al fondo de lo que sientes ...



… una oportunidad única de acceder
a los rincones más recónditos de tu
alma, allí donde cada impulso es un
afecto, cada latido un desafío que
habrá que contener y vencer.



Las caricias, como los afectos, son
siempre una búsqueda, un desafío, una
razón convincente para proseguir y llegar,
una necesidad vital que nos mantiene
vivos y activos, deseosos y temerosos ...



… en cada caricia se esconde
todo un complejo entramado de
pasión, deseo, afecto, amigabilidad,
aprecio, aceptación, miedo a veces...



… fuerzas y razones, cautelas y
horizontes nuevos; las caricias tienen
sus arterias y se nutren de pasión y afecto...



… con ellas aprendemos a llenar vacíos,
evacuar dudas, tener que ver con alguien,
soñar y luchar cada sueño, hacer de los
afectos un itinerario hacia la puerta de
la vida que está abierta y esperando ...



… hacer de la felicidad tu carta
de presentación, el mejor motivo
para ser y estar, para no esquivar
nunca la realidad y plantarle cara
al dolor y a la soledad autoimpuesta.



La fuerza de una caricia es como
un torrente desbocado que puede
con todo, se atreve con todo y nada
lo detiene; cuanto más caudal arrastra,
más lejos llega y más huella deja ...



… nos enseña que lo que no se
afronta tiende a repetirse, anima a
persistir y resistir, impele a conocer
más, amar mejor, desear con más
pasión, fluir con más insistencia ...



… mantener un pacto de honestidad
con uno mismo y proyectarlo a la
persona acariciada, saborear cada
destello de eternidad en cada mirada,
abrazo, beso, contacto físico por
mínimo e imperceptible que sea.



Cultiva el huerto de tus caricias porque
en ello te va la vida y la felicidad,
aprende y sorprende afectivamente,
quiérete más para querer más a los
demás, aprende a rozarte con los demás ...



… en cada roce se esconde el secreto
de las relaciones interpersonales, el
secreto mejor guardado del tiempo
y la energía que tienes, cada una de
tus emociones potentes y solventes ...



… para expresarte y vivirte, comunicarte
y mezclarte con otra piel, gestionar
tu pasión por las cosas que te interesan
y las personas que quieres y deseas ...



… sacarle todo su jugo a cada contacto
y cada caricia, apretar más los abrazos,
aguantar la tensión en cada mimo,
sostener en el tiempo cada alago...



… ampliar el repertorio de las carantoñas,
ser más efusivo, querer y dejarte querer,
tocar y dejar que te toquen.



Atraviesa la frontera de los afectos,
allí está el territorio de la esperanza
y la ternura, la imaginación y la
curiosidad, la confluencia y la influencia ...



… donde es posible crecer y abrigar,
atreverse y alentar, intercambiar y hurgar,
someter(se) y saborear, besar y acariciar ...



… traspasar el umbral de lo
posible y deseable, latir con
cada apretujón, tender lazos
afectivos de amistad y cercanía ...



… juntarnos la piel y la emoción,
invadir los perímetros de la ternura,
medirle la distancia a unos
labios que te quieren besar,
nutrir arrebatos y apetitos.



Vive cada caricia como si fuera la
última, provoca cada beso como
si fuese el primero, inventa excusas
para amar y ser amado, vive tu
sexualidad como arma arrojadiza
para alcanzar la plenitud en tus
emociones más profundas ...



… aflora tus encantos y tu ingenio,
intercambia lágrimas y latidos, inquietudes
e intimidad, aventuras y desventuras ...



… aprovecha cada instante de pasión
para romper rutinas, extrae con la
mirada y con cada gesto, busca
la libertad de estar preso en alguien ...



… confía en ti y en los demás, habita
la piel del otro, date una oportunidad
con cada sonrisa, aléjate de las sombras
que no te rozan, explora cada mirada ...



… no te cortes nunca cada vez que
sientas el chispazo de una caricia,
elabora un catálogo de abrazos
y afectos, busca siempre los atajos
hacia la fantasía y, sobre todo, ...



… alterna creencias y caricias,
haz de la ternura un refugio,
convierte cada búsqueda en un afecto,
y cruza siempre la frontera de la seducción.
SUERTE.


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