Éteres. Química Orgánica. Propiedades y reacciones
Evolucion del Sistema Monetario Europeo
1.
2. El tratado de Maastricht aporta elementos para la nueva
etapa del proceso creativo de una unión más estrecha entre
los pueblos de Europa, con los objetivos de progreso
técnico y social, una identidad propia en el ámbito
internacional, la llamada ciudadanía de la unión y el
desarrollo de una más armoniosa cooperación en los
ámbitos de la justicia y del resto de acervo comunitario.
En el tratado de la UEM (Unión económica y monetaria) se
concibió para desarrollarse en tres fases, cada una de ellas
con su propia importancia, especificidad y duración.
3. Eliminar los principales obstáculos para la
circulación de capitales.
Reforzar la coordinación de las políticas
económicas nacionales.
Intensificar la cooperación entre los bancos
centrales.
4. La creación del Instituto Monetario Europeo IME, con sede en
Frankfurt.
El refuerzo de los procedimientos de coordinación en las políticas
económicas.
La puesta en marcha de las políticas de convergencia económicas.
La adopción del nombre EURO para la moneda única.
La designación de los Estados miembros que corresponden a los
criterios de convergencia del Tratado de Maastricht.
La designación de los Estados.
La creación del Banco Central Europeo BCE.
La fijación de los tipos de cambio para los países del contingente de
1999.
5. Puesta en circulación del euro.
Fin de la fase de transición, el euro se convierte en la
moneda única europea.
El tratado de Maastricht tiene como objetivo primordial
promover un progreso social equilibrado a través de la
creación de un espacio sin fronteras interiores, a la vez que
mediante la unión monetaria afirmar la identidad europea
en el ámbito internacional, queda establecida la
diversidad de los diferentes países, regiones y cultura.
6. El Tratado de Lisboa incorpora medidas que suponen el
reconocimiento del eurogrupo, marco en que se reúnen los
Ministros de Finanzas de la zona euro, con lo que se
superará su condición actual de órgano informal. La
celebración el 12 de octubre de 2008 en París de la primera
cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la eurozona, a
iniciativa del presidente José Luís Rodríguez Zapatero, fue
un acto de enorme simbolismo político y gran impacto
económico; la confirmación de que los miembros de la
eurozona, que han contraído entre sí compromisos más
intensos y profundos, están llamados al grado más elevado
de integración, cooperación y solidaridad.