Libro complementario | Capítulo 11 | Una lección en Ciencias Políticas | Escuela Sabática
1. CAPÍTULO 11
Una lección
en Ciencias Políticas
l campo de las Ciencias Políticas, que se ocupa del funciona-
miento del gobierno, ha llegado a la conclusión de que no hay
tal cosa como “el mejor gobierno”. Thomas Jefferson, tercer
presidente de los Estados Unidos (1801-1809) y principal autor
de la Declaración de la Independencia, estuvo de acuerdo con esta triste
observación: “La experiencia ha mostrado que aún bajo las mejores formas,
aquellos a quienes se les ha confiado el poder, con el tiempo, y lentamente,
lo han pervertido a una tiranía’’. 1 Ninguna de las fórmulas ha podido pro-
ducir la felicidad o constituir el gobierno perfecto sobre la Tierra.
La civilización bíblica no es la excepción. Desde el tiempo de la anar-
quía bajo los jueces, cuando “no había rey en Israel” y “cada uno hacía lo
que bien le parecía” (Jueces 21:25), hasta los difíciles años del gobierno de
la ley, bajo la Ley de Moisés (Deuteronomio 1:3; 6:1; 31:9), hasta los abusos
de la monarquía bajo los reyes de Judá y de Israel, siempre hubo la misma
imagen: confusión. En esta sección de Proverbios, el sabio -rey él mismo-
comparte el mismo pesimismo: “Cuando triunfan los impíos, la gente se
esconde" (28:28; NVI). Bajo la inspiración, y meditando en sus experiencias
positivas y negativas, el rey Salomón reflexiona sobre la responsabilidad del
líder y su necesidad de obtener sabiduría de lo alto.
E
2. 98 LIBRO DE PROVERBIOS
DOS ALTERNATIVAS
Afrontamos dos alternativas: la mala, cómo no se debe gobernar, y la
buena, cómo sí gobernar. De hecho, el paradigma de estos dos modelos
queda ilustrado en la historia de los reyes de Israel, que comenzaron con un
rey malvado, Saúl, y un rey bueno, David (ver 1 Samuel 27-30). Estos prime-
ros dos reinados bien pudieron haber inspirado las vislumbres políticas de
Salomón, quien surgió inmediatamente después de ellos.
De este modo, el malvado, que huye sin razón (28:1a), podría recordar a
Saúl, quien se sintió amenazado por David, aunque este no tenía intención de
dañarlo (1 Samuel 24:9).Y el león (28:1b) representa al justo rey David, quien
recompensó a Saúl con el bien, aunque este lo recompensó con el mal (1
Samuel 24:7). Es interesante notar que los términos calificativos “impío” y
“justo” se aplican respectivamente a Saúl y a David en nuestro pasaje (1 Sa-
muel 24:13, 17). La historia mundial está llena de estos tiranos paranoicos que
temen a todos, aun a quienes los apoyan. Hitler. Stalin y, más recientemente,
Idi Amín, Moamamar Khadafy y Saddam Hussein eran líderes paranoicos que
no podían confiar en nadie, y llegaron a ser los peores asesinos en masa de la
historia. En el otro extremo está la multiplicación de dirigentes débiles (28:2);
una reacción natural que a menudo sigue a los regímenes absolutistas, como
se evidencia en los países de estas autoridades despóticas.
LA NECESIDAD DE LA TORÁH
En los versículos 3 al 12, el autor de Proverbios edifica un andamiaje de
paralelos sobre esos motivos. Son como sigue:
A: Opresión de los pobres (28:3)
B: Olvido de la ley (28:4)
C: Hombres malos (28:5)
D: El pobre puede ser mejor que el rico (28:6)
E: El guardar la ley (28:7)
A: Opresión de los pobres (28:8)
B: Olvido de la ley (28:9)
C: Malos caminos (28:10)
D: El pobre puede ser mejor que el rico (28:11)
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4. 100 LIBRO DE PROVERBIOS
que maneja su vida (28:6). De hecho, el conocimiento de la justicia se ad-
quiere únicamente mediante el hacer justicia y el guardar los Mandamientos
de Dios (28:7a). La paradoja es que aunque no atiende a la Toráh, esta perso-
na tiene una conducta religiosa. Por ejemplo, ora (28:9), que se convierte en
un insulto a Dios (28:9b). Por causa de su posición de poder como autoridad,
confunde al justo, que es llevado por mal camino (28:10). El cristiano débil
puede, a veces, identificar la verdad con el poder administrativo, y creer que
su líder debe ser justo porque ocupa un cargo elevado; especialmente, si este
líder parecer ser piadoso y pronuncia hermosas oraciones. Así, este líder
piensa que es sabio (28:11); encubre sus pecados (28:13), y en consecuencia,
no puede ser perdonado (Salmo 32:5).
El resultado de esta profundización en la iniquidad es que el líder “endurece
su corazón”- (28:14); sigue una política de opresión y violencia; como el rey
Nabucodonosor, se identifica como una bestia sin entendimiento (28:15, 16; cf.
Daniel 4:32).Aunque esta persona malvada parece compartir la misma suerte
que los justos, ya que ambos caerán y morirán, solo el justo será salvado
(28:17,18). Este líder solo se preocupa por placeres fáciles (28:19) y la rápida
adquisición de riquezas (28:20-22). Comete todas estas iniquidades sin ningún
sentido de culpa (28:24), y con un ego enorme (28:25), 2 y confía solo en su
propio juicio (28:26). El mal gobernante administra solo desde su propia pers-
pectiva humana, y busca únicamente sus propios intereses. Paradójicamente,
esta falta de generosidad no lo hará más rico, a diferencia del que da al pobre
(28:27). Gobierna meramente para servirse a sí mismo. Este gobernante se
aprovecha de su posición de poder a fin de promover a sus familiares o a sus
amigos íntimos, y para usar los fondos públicos para sus proyectos personales.
Tres veces en esta sección, como un refrán, el autor enfatiza que un lideraz-
go de esta clase de persona que llega al poder, provoca que luego la gente se
esconda (28:12, 28). Se retiran a sus casas y viven vidas personales, sin intere-
sarse por su comunidad. No votan, no se expresan y no participan en la cons-
trucción de la tierra; temen por su seguridad; o, sencillamente, migran al exilio
y hacen allí su contribución. Otro efecto desafortunado de este liderazgo es la
pérdida de personas valiosas; los justos desaparecen (28:28) y “el pueblo gime”
(29:2).
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6. 102 LIBRO DE PROVERBIOS
buen gobernante considera la causa de ellos (29:7). Los burladores traen
conflictos a la ciudad; por el contrario, el sabio trae paz (29:8). Cuando el
sabio confronta al necio para razonar con él, el necio no lo escucha; se
enoja o se ríe (29:9). Mientras que los impíos son subjetivos y gobiernan de
acuerdo con sus sentimientos y afinidades personales, el líder sabio contro-
la sus sentimientos personales y favorece a los justos (29:10, 11; 28:21). Si
bien el líder malo “atiende la palabra mentirosa”, que puede apoyar su lide-
razgo (29:12), el líder bueno se preocupa solo con la verdad, aun si ella
amenaza a su gobierno (29:14).
Entre estos dos proverbios acerca de los líderes buenos y malos, el autor
inserta un pensamiento paradójico: el líder opresor y el pobre oprimido se
encuentran (29:13, NV1). Esto no significa sencillamente que tienen algo en
común, que Dios da la luz a ambos (29:13). No: la confrontación entre estos
dos enemigos está también repleta con el potencial encuentro de amor entre
ambos. Esta es la difícil lección que Jesús obtiene de la misma observación
meteorológica: “Pero yo os digo, Amad a vuestros enemigos [...] para que
seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre
malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” (Mateo 5:44, 45; cf.
Job 25:3). Mientras el buen líder se asegura de que el mal quede controlado y
que la sabiduría sea adquirida mediante una educación rigurosa (29:15a, 18),
el malo no controla a sus hijos, y trae vergüenza a la madre de ellos (29:15b).
Mientras que el impío multiplica la transgresión (29:16a), el justo espera con
fe su caída (29:16b).
Nota el contraste entre el activismo febril del impío, que cuenta solo con-
sigo mismo y su política, y la tranquila seguridad del justo, quien tiene la fe de
que verá la caída del impío y, por lo tanto, la victoria sobre el mal.
LA NECESIDAD DE LA PROFECÍA
En este punto, el sabio de Proverbios se detiene para hacer una afirma-
ción teológica: “Sin profecía el pueblo se desenfrena (29:18; “se extravía”,
NVI). Por primera y única vez, se nos lleva fuera de la reflexión regular de la
sabiduría, hacia un nivel profètico. El sabio se refiere a la revelación
profètica usando la palabra hebrea jazon, término técnico que designa la
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8. 104 LIBRO DE PROVERBIOS
de los proverbios de Salomón (25:1 a 29:27). Estamos inmersos en un con-
flicto sin misericordia entre el bien y el mal, entre las fuerzas de Dios y las
fuerzas del enemigo.
El apóstol Pablo reflexiona sobre este carácter extraordinario de la Gran
Controversia que concierne, esta vez, al liderazgo cósmico: “Porque no
tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potes-
tades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes
espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12)
Referencias
1
Thomas Jefferson, “Preamble to a Bill for the More General Diffusion of Knowledge”,
p. 1.778.
2
El hebreo rejab néfesh significa literalmente “grande uno mismo”, implicando la idea
de orgullo (Salmo 101:5) en vez de altivez (ambicioso, NVl, BJ).
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