El documento resume las reacciones negativas que suscitó el mensaje de Jeremías contra el pecado del pueblo, los sacerdotes y profetas, incluyendo azotes, ser puesto en el cepo y planes para matarlo. También describe la desesperación interior de Jeremías y su queja contra Dios, pero reconoce que no podía dejar de transmitir el mensaje que Dios le había encomendado.
2. Mensaje contra los sacerdotes y los profetas (Jeremías 23:14-15; 5:26-31)
Reacción de los sacerdotes: Azotes y cepo para Jeremías (Jeremías 20:1-6)
Reacción del pueblo: Matar a Jeremías (Jeremías 18:18-23)
Reacción de Jeremías:
• «Como fuego en mis huesos» (Jeremías 20:7-13)
• «Maldito el día en que nací» (Jeremías 20:14-18)
Condicionalidad del mensaje divino (Jeremías 18:7-11)
Esta semana estudiaremos los mensajes que Dios dio a
través de Jeremías, y las diversas reacciones que suscitaron:
3. «los profetas profetizaron mentira, y los sacerdotes
dirigían por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso.
¿Qué, pues, haréis cuando llegue el fin?» (Jeremías 5:31)
¿Cuál era el pecado de los profetas, según Jeremías 23:14-15?
• Adulterios, mentiras e hipocresía. Pero, sobre todo, «fortalecían
las manos de los malos» (no denunciaban el pecado).
• Como resultado, nadie se convertía de su maldad y el mal se
extendió por todo el país.
¿Cuál era el pecado del pueblo, según Jeremías 5:26-30?
• Se engordaron haciendo lo malo y se beneficiaron a costa
del huérfano y el pobre.
¿Cuál era el pecado de los sacerdotes, según Jeremías 5:31?
• Los sacerdotes, que debían enseñar especialmente los caminos
de Dios, se dejaban guiar por los falsos profetas.
4. «Y azotó Pasur al profeta Jeremías, y lo
puso en el cepo que estaba en la puerta
superior de Benjamín, la cual conducía a
la casa de Jehová» (Jeremías 20:2)
Jeremías fue llamado a dar una dura profecía en los atrios del templo: Dios traería
“mal sobre este lugar” (Jer. 19:3), haría que su pueblo cayera por la espada, y sus
cuerpos fueran comidos por aves y animales (vers. 7), y haría que los judíos se
volvieran caníbales (vers. 9).
En toda la Escritura podemos ver que, generalmente, los mensajes que Dios dio a
través de sus profetas no fueron bien recibidos. En este caso, el sacerdote Pasur
atacó al inocente mensajero, azotándolo y colocándolo en el cepo.
Al día siguiente,
Pasur recibió un
mensaje personal:
Él, y todos sus
amigos, sufrirían el
exilio y morirían en
Babilonia por haber
rechazado el
mensaje divino
(Jeremías 20:6).
5. «Y dijeron: Venid y maquinemos contra Jeremías; porque la ley no faltará
al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al profeta. Venid e
hirámoslo de lengua, y no atendamos a ninguna de sus palabras» (Jeremías 18:18)
«Engañándose a sí mismos, los judíos creían que los
sacerdotes y profetas populares les habían impartido
suficiente instrucción en cuanto a la ley, y que podían
confiar en esa enseñanza a pesar de las advertencias de
Jeremías relativas a la crisis venidera» (CBA, sobre Jeremías 18:18).
Las «maquinaciones» que el pueblo
preparó contra Jeremías incluían su
asesinato (v. 23).
Jeremías contrastó la conspiración
contra él con su propia actitud al
interceder ante Dios para que
perdonase el pecado del pueblo
(Jeremías 14:7).
¿No le haría Dios justicia?
6. «Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no
obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos;
traté de sufrirlo, y no pude» (Jeremías 20:9)
Jeremías se queja de que Dios solo
le envía a proclamar mensajes con
el tema de «violencia y
destrucción», a causa de lo cual el
profeta sufre graves problemas.
Aunque ya había sido advertido del
resultado de su mensaje (Jeremías
1:19), Jeremías acusó a Dios de
haberle engañado, y decidió no
volver a hablar más en su nombre.
Pero fue incapaz de resistir el
llamado del Espíritu Santo. Su
mensaje era de vida o muerte.
¿Cómo dejar que pereciesen sin
avisarles del peligro?
7. «Maldito el día en que nací; el día en que mi
madre me dio a luz no sea bendito» (Jeremías 20:14)
Al igual que Job, su confianza en Dios no
impidió que se sintiese abrumado y
sobrepasado por los problemas que padecía.
«Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque
él tiene cuidado de vosotros» (1ª de Pedro 5:7)
El estado de confusión mental de Jeremías queda patente
en el rápido cambio del llamado a la alabanza (v. 13), a la
profunda desesperación (v. 14).
Las debilidades y problemas
de estos grandes héroes de
la fe están escritas para
ayudarnos a llevar a Dios
nuestras debilidades; para
encontrar consuelo cuando
no podemos ver solución a
nuestros problemas.
8. Jeremías 18:7-8
«En un instante hablaré
contra pueblos y contra
reinos, para arrancar, y
derribar, y destruir»
«Pero si esos pueblos se
convirtieren de su
maldad contra la cual
hablé»
«yo me arrepentiré del
mal que había pensado
hacerles»
Jeremías 18:9-10
«y en un instante hablaré
de la gente y del reino,
para edificar y para
plantar»
«Pero si hiciere lo malo
delante de mis ojos, no
oyendo mi voz»
«me arrepentiré del bien
que había determinado
hacerle»
«Ahora, pues, habla luego a todo hombre de Judá y a los moradores de
Jerusalén, diciendo: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo dispongo mal
contra vosotros, y trazo contra vosotros designios; conviértase ahora
cada uno de su mal camino, y mejore sus caminos y sus obras» (Jeremías 18:11)
9. «Ahora, pues, habla luego a todo hombre de Judá y a los moradores de
Jerusalén, diciendo: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo dispongo mal
contra vosotros, y trazo contra vosotros designios; conviértase ahora cada
uno de su mal camino, y mejore sus caminos y sus obras» (Jeremías 18:11)
Dios plantea ante las personas
los resultados de sus actos
para que puedan, libremente,
cambiar su destino.
El que «de ningún modo tendrá
por inocente al malvado»
(Éxodo 34:7), tiene siempre su
mano abierta para dar el
perdón a todo aquel se
arrepienta sinceramente de sus
pecados.
El mensaje es el mismo hoy
que en tiempo de Jeremías:
No andéis por el camino de
vuestros pecados hacia la
muerte; andad por el camino
del Calvario hacia la vida.
10. «El hecho de que somos llamados a soportar
pruebas demuestra que el Señor Jesús ve en
nosotros algo precioso que quiere
desarrollar. Si no viera en nosotros nada con
que glorificar su nombre, no perdería
tiempo en refinarnos. No echa piedras
inútiles en su hornillo. Lo que él refina es
mineral precioso. El herrero coloca el hierro
y el acero en el fuego para saber de qué clase
son. El Señor permite que sus escogidos
pasen por el horno de la aflicción para
probar su carácter y saber si pueden ser
amoldados para su obra»
E.G.W. (El ministerio de curación, pg. 373)