2. Esperando
• Esperar la
lluvia (5:7)
• Esperar su
Venida (5:8)
Actuando
SANTIAGO Y LA SEGUNDA VENIDA
• No quejarse (5:9)
• Ser pacientes (5:10-11)
• Decir siempre la verdad
(5:12)
Santiago 5:7-12
3. «Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la
venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el
precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia
hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía»
(Santiago 5:7)
Jesús comparó su Segunda Venida con la siega del trigo
(Mateo 13:37-39).
En Palestina, esta siega se realiza en abril/mayo y debe
ser precedida por la lluvia temprana
(octubre/noviembre) y la tardía (marzo/abril).
¿Qué lluvias preceden a la Segunda Venida?
La lluvia temprana: El derramamiento del
Espíritu Santo en Pentecostés (Hechos 2:4,
16-17; Joel 2:23, 28-32)
La lluvia tardía: El derramamiento final del
Espíritu Santo, que dará poder a su iglesia
para el «gran pregón» (Apocalipsis 18:1-2)
4. «Tened también vosotros
paciencia, y afirmad vuestros
corazones; porque la venida del
Señor se acerca» (Santiago 5:8)
Jesús dijo que el Reino de los cielos
«está entre vosotros» (Lucas 17:21)
como un reino espiritual. Pero, además,
los cristianos debemos esperar con
paciencia un Reino glorioso, que Jesús
nos dará en su Segunda Venida.
¿Cómo podemos afirmar nuestros
corazones hasta su Venida?
Confirmándonos en la verdad
(2ª de Pedro 1:12)
Venciendo la tentación
(Santiago 1:12)
Soportando tribulaciones por
nuestra fe (Hechos 14:22)
5. «Hermanos, no os quejéis unos contra otros,
para que no seáis condenados; he aquí, el
juez está delante de la puerta» (Santiago 5:9)
¿Quejas, murmuraciones,
envidias, favoritismos, pleitos…
dentro de la iglesia de Cristo?
«Dijo Jesús a sus discípulos: Imposible
es que no vengan tropiezos; mas ¡ay de
aquel por quien vienen!» (Lucas 17:1)
Desgraciadamente, dentro de la
iglesia existen estos problemas.
Santiago nos dice que esto no debe
ocurrir entre los hermanos.
En última instancia, cada uno dará
cuenta ante Dios por su conducta, en
el día del Juicio.
6. «Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a
los profetas que hablaron en nombre del Señor. He aquí, tenemos
por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia
de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy
misericordioso y compasivo» (Santiago 5:10-11)
¿Qué aflicciones sufrieron los profetas por su fidelidad?
Hebreos 11:33-38
7. «Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a
los profetas que hablaron en nombre del Señor. He aquí, tenemos
por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia
de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy
misericordioso y compasivo» (Santiago 5:10-11)
¿Qué aflicciones sufrieron los profetas por su fidelidad?
Hebreos 11:33-38
8. «Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la
tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y
vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación» (Santiago 5:12)
En consonancia con las palabras de Jesús
(Mateo 5:34-37), Santiago nos pide que
nuestras palabras sean siempre veraces.
Cuando las palabras de un hombre son
siempre verdaderas como sus hechos lo
demuestran, no tendrá por qué tratar de
probar sus afirmaciones con juramentos.
Cuando hablamos la verdad, lo primero es
que rara vez conocemos toda la verdad, aun
acerca de nosotros mismos, y por eso
debemos ser humildes. Segundo, cuando
hablamos la verdad, debería siempre ser
pronunciada con amor y para la edificación de
los oyentes.
9. «Compañeros de peregrinación, estamos todavía entre
las sombras y la agitación de las actividades terrenales;
pero pronto aparecerá nuestro Salvador para traer
liberación y descanso. Contemplemos por la fe el
bienaventurado más allá, tal como lo describió la mano
de Dios. El que murió por los pecados del mundo está
abriendo de par en par las puertas del Paraíso a todos
los que creen en él. Pronto habrá terminado la batalla y
se habrá ganado la victoria. Pronto veremos a Aquel en
quien se cifran nuestras esperanzas de vida eterna. En
su presencia las pruebas y los sufrimientos de esta vida
resultarán insignificantes…
Alcemos los ojos y dejemos que nuestra fe aumente de
continuo. Dejemos que esta fe nos guíe a lo largo de la
senda estrecha que ha de llevarnos por las puertas de la
ciudad al gran más allá, al amplio e ilimitado futuro de
gloria que espera a los redimidos»
E.G.W. (Profetas y reyes, cp. 60, pg. 540-541)