Jesús promete estar con sus discípulos hasta el fin del mundo, a pesar de que su trabajo no será fácil y tendrán que luchar contra las fuerzas del mal. Aunque la confederación del mal está organizada contra ellos, Jesús no los dejará luchar solos sino que estará con ellos bajo el escudo de la omnipotencia si avanzan con fe.
2. «Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy
manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para
vuestras almas» (Mateo 11:29)
Desde la creación, Jesús ha querido dar
descanso físico y espiritual a su pueblo.
3. «Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde
de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas» (Mateo 11:29)
El descanso que Jesús promete incluye un
tiempo de comunión con él (especialmente
el sábado), el perdón del pecado y la
liberación de nuestras cargas.
Este descanso no puede ser disfrutado por
aquellos que viven cautivos del pecado y no
desean aceptar a Jesús como su Salvador
(Lamentaciones 1:3; Isaías 57:20).
El descanso tiene que ver con el lado del
Conflicto en el que nos encontremos:
Para el
creyente
«Hallaréis
descanso»
(Mateo
11:29)
Para el
impío
«No tienen
reposo de día
ni de noche»
(Apocalipsis
14:11)
4. «Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo:
He aquí, el sembrador salió a sembrar» (Mateo 13:3)
En esta parábola podemos observar las estratagemas del
maligno para contrarrestar la obra del evangelio (la semilla)
plantada en el corazón de cada persona (el terreno).
EL TERRENO
Junto al camino
• No entiende la Palabra.
En pedregales
• Acepta con gozo, pero no
ahonda en la Palabra.
Entre espinos
• Acepta la Palabra y se
afirma en ella.
En buen terreno
• Acepta la Palabra, se afirma
constantemente en ella y
da fruto.
LA SEMILLA
Las aves del cielo se la comen
• El malo arrebata la semilla.
El sol la quemó
• La aflicción o los problemas le
hacen abandonar.
Las espinas la ahogaron
• Con el tiempo, los afanes y el
amor al dinero le apartan de la
verdad.
Dio fruto
• Ninguna trampa del maligno
puede separarla de Jesús.
5. «La gracia puede prosperar únicamente en el corazón
que constantemente está preparándose para recibir las
preciosas semillas de verdad. Las espinas del pecado
crecen en cualquier terreno; no necesitan cultivo; pero
la gracia debe ser cuidadosamente cultivada. Las espinas
y las zarzas siempre están listas para surgir, y de
continuo debe avanzar la obra de purificación. Si el
corazón no está bajo el dominio de Dios, si el Espíritu
Santo no obra incesantemente para refinar y ennoblecer
el carácter, los viejos hábitos se revelarán en la vida. Los
hombres pueden profesar creer el Evangelio; pero a
menos que sean santificados por el Evangelio, su
profesión no tiene valor. Si no ganan la victoria sobre el
pecado, el pecado la obtendrá sobre ellos. Las espinas
que han sido cortadas pero no desarraigadas crecen con
presteza, hasta que el alma queda ahogada por ellas»
E.G.W. (Palabras de vida del gran Maestro, pg. 31)
6. «Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las
hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó
su casa sobre la roca»
(Mateo 7:24)
Dos personas oyen y aceptan el Evangelio, y
comienzan a construir su casa.
Uno la construye sobre las arenas de su propio
conocimiento y experiencia.
Otro ahonda en la Palabra hasta
encontrar los cimientos de la fe.
De esta forma, cimienta su casa
sobre la Roca eterna: Jesucristo.
Cuando vienen los torrentes de
las pruebas y de las dificultades,
la primera casa es arrasada y su
constructor pierde la fe.
Pero el que cimentó su fe en
Jesús permanecerá para siempre.
7. «Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose,
vinieron a él sus discípulos» (Mateo 5:1)
En el sermón del monte, Jesús explicó cómo debemos ser
los que permanecemos fieles a Dios en el gran Conflicto:
Somos bienaventurados,
porque somos humildes,
comprensivos, justos,
misericordiosos, …
(Mateo 5:3-12)
Somos sal de la tierra y luz
del mundo. (Mateo 5:14-16)
Somos guardadores de la
Ley de Dios. (Mateo 5:17-19)
No tenemos deseos de
alabanza humana.
(Mateo 5:20)
Tenemos una corrección
moral que nace de
nuestros pensamientos.
(Mateo 5:21-28)
Velamos continuamente
para que nuestras acciones
sean correctas. (Mateo 5:29-30)
8. «No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el
juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida
con que medís, os será medido» (Mateo 7:1-2)
En primer lugar, no debemos erigirnos en
jueces de otros. Si lo hacemos, nos
ponemos del lado de Satanás, el acusador
de nuestros hermanos (Apocalipsis 12:10).
Jesús también enseño cómo debía ser nuestra actitud respecto a los
errores de los demás.
En algunas ocasiones, condenamos a
otros en aquello que nosotros mismos
erramos.
En otras ocasiones, juzgamos pequeñas
faltas en otros sin ser capaces de darnos
cuenta de las graves faltas que tenemos
(la «paja» y la «viga», Mateo 7:3-5).
En ningún caso podemos ver todo lo que
Dios ve en aquel al que juzgamos.
9. «he aquí yo estoy con
vosotros todos los días, hasta
el fin del mundo» (Mateo 28:20)
Desde su Encarnación hasta su Retorno,
Jesús está con nosotros todos los días
(ver Mateo 1:23).
La promesa de la compañía de Jesús
también fue dada a aquellos que vivieron
antes de Él: Isaac (Génesis 26:24), Jacob
(Génesis 28:15), Josué (Josué 1:5), Isaías
(Isaías 41:10), Jeremías (Jeremías 1:8)…
Aquellos que vivamos con Jesús en esta
tierra, gozaremos de su compañía por la
eternidad (1ª de Tesalonicenses 4:17).
Para la iglesia de Cristo del fin del tiempo,
estas seguridades son importantes. La
promesa de Jesús de estar con nosotros
hasta el mismo fin está en el contexto de
hacer discípulos yendo, bautizando y
enseñando. Allí está el foco: en el gozo de
rescatar personas que están del lado
perdedor en el Gran Conflicto.
10. «Cristo no dijo a sus discípulos que su
trabajo sería fácil. Les mostró la vasta
confederación del mal puesta en orden
de batalla contra ellos. Tendrían que
luchar “contra principados, contra
potestades, contra señores del mundo,
gobernadores de estas tinieblas, contra
malicias espirituales en los aires.”
Efesios 6:12. Pero no se los dejaría
luchar solos. Les aseguró que él estaría
con ellos; y que si ellos avanzaban con
fe, estarían bajo el escudo de la
omnipotencia»
E.G.W. (Los hechos de los apóstoles, pg. 24)