Compartiendo la vida, contándonos cómo nos sentimos, qué esperamos de la vida, qué somos y qué necesitamos. Compartiendo responsabilidades, ayudándonos mutuamente. Compartiendo la Palabra de Dios, estudiándola juntos. Compartiendo el dolor, nuestros sentimientos más profundos. Es un nivel de intimidad. Entender y apreciar los sentimientos del otro. Brindándonos misericordia: perdón inmediato. Este es distinto a la confianza que requiere tiempo y seguimiento. También valorando más lo bueno que lo malo de las personas. Siendo sinceros y asertivos en lo que decimos: decir las cosas de manera amable y fraterna. Encarar los conflictos, no ocultarnos ni evitarlos. Este punto, bien aprovechado hace que la comunidad crezca y se estrechen las relaciones. Humildad: reconocer nuestros errores, reconocer las habilidades de los otros, ser comprensivo con la debilidad de los otros y aceptar corrección para nuestros defectos. LA HUMILDAD NO ES PENSAR MENOS DE MÍ, SINO PENSAR MENOS EN MÍ. Amabilidad: respetar las diferencias, ser tolerantes y considerados con los sentimientos de los otros. Las personas “difíciles” son una prueba que pone Dios y dejan un reto para crecer. La comunidad no se basa en compatibilidades. TODOS SON BIENVENIDOS. Una buena forma de ser amables es conocer la historia del hermano, su pasado, su dolor. Confidencialidad: Hacer un pacto de no revelar las intimidades que se compartan en el grupo. Enfrentar al chismoso y al chisme. Contacto frecuente: Implica reunirse así no hayan deseos de hacerlo. Deben ser reuniones frecuentes y regulares.
Humildad: reconocer nuestros errores, reconocer las habilidades de los otros, ser comprensivo con la debilidad de los otros y aceptar corrección para nuestros defectos. LA HUMILDAD NO ES PENSAR MENOS DE MÍ, SINO PENSAR MENOS EN MÍ. Amabilidad: respetar las diferencias, ser tolerantes y considerados con los sentimientos de los otros. Las personas “difíciles” son una prueba que pone Dios y dejan un reto para crecer. La comunidad no se basa en compatibilidades. TODOS SON BIENVENIDOS. Una buena forma de ser amables es conocer la historia del hermano, su pasado, su dolor. Confidencialidad: Hacer un pacto de no revelar las intimidades que se compartan en el grupo. Enfrentar al chismoso y al chisme. Contacto frecuente: Implica reunirse así no hayan deseos de hacerlo. Deben ser reuniones frecuentes y regulares.
Amabilidad: respetar las diferencias, ser tolerantes y considerados con los sentimientos de los otros. Las personas “difíciles” son una prueba que pone Dios y dejan un reto para crecer. La comunidad no se basa en compatibilidades. TODOS SON BIENVENIDOS. Una buena forma de ser amables es conocer la historia del hermano, su pasado, su dolor. Confidencialidad: Hacer un pacto de no revelar las intimidades que se compartan en el grupo. Enfrentar al chismoso y al chisme. Contacto frecuente: Implica reunirse así no hayan deseos de hacerlo. Deben ser reuniones frecuentes y regulares.
Confidencialidad: Hacer un pacto de no revelar las intimidades que se compartan en el grupo. Enfrentar al chismoso y al chisme. Contacto frecuente: Implica reunirse así no hayan deseos de hacerlo. Deben ser reuniones frecuentes y regulares.
2.6 Cómo cuidar la Unidad de la Iglesia (Ef 4:3): Conservar la unidad de la Iglesia, es la meta más importante, porque la unidad es el corazón del Cuerpo de Cristo. Seis puntos para cuidar la Iglesia: Enfocarse en lo que tengamos en común, no en las diferencias: Los conflictos surgen al fijarnos en las diferencias. Enfocarnos en la meta común de la comunidad. Ser realistas: La Iglesia no es perfecta, pero hay que amarla. Debemos comprender que “no hay gente perfecta” y que la gente en la Iglesia es profundamente humana. Comprender esto, lleva a la madurez. Si amamos más, nuestro sueño de comunidad perfecta, que a la propia comunidad, mataremos. FRASE IMPORTANTE: “No necesitamos perfectos. Este lugar sólo es para los que admiten que son imperfectos”. Animar más que criticar: Mi hermano no es mi verdadero enemigo. La crítica interfiere con el plan de Dios Negarse a escuchar chismes: Enfrentar al chismoso. Si escucho el chisme, me hago el cómplice de él. Aplicar el método de Dios para resolver conflictos: Hablar primero con el interesado, luego con un tercero y por último con la iglesia. Apoyar a los líderes, y cuidar las espaldas del líder. FRASE IMPORTANTE: La Iglesia debe ser un lugar, donde con amor, acogemos a los antiguos y los nuevos creyentes.
2.5 Cómo solucionar conflictos en la Iglesia (Rm 12:18): Es siempre mejor tratar de arreglar las cosas, que dejarlas a la deriva. Esta actitud la toman solo los maduros espiritualmente. DIOS QUIERE PACIFICADORES E HIJOS QUE CONCERTEN. Ser pacificador no es ser evasor de conflictos o ceder hipócritamente ante lo que no nos parece. Entonces, los siete pasos para solucionar un conflicto personal son: Hablar primero con Dios antes de solucionar el problema. La falta de oración es la que origina muchos problemas. Dar el primer paso, antes de prestar un servicio que nos congregue a mi hermano y a mí. Para esto, debo organizar una “conferencia de paz” con mi agresor o agredido, escogiendo el momento y lugar adecuados para hablar. Escuchar y tener actitud de escucha, con el cuerpo. Dejar hablar al otro, así no estemos de acuerdo, dejarlo expresar. Finalmente, cuando se haya desahogado, plantear una solución. En este punto se incluye, el soportar el enojo del otro. Apenas se calme le hablamos al enojado. Reconocer mis defectos y errores: antes de buscar una solución y después de haber escuchado, reconoceré mis defectos. Para ello previamente, buscaré a un tercero, que conociendo la situación, me ayude a encontrar mis errores. Haciendo esto, se quiebra la actitud defensiva del otro y entablaremos el diálogo. No excusarnos ni echarle la culpa al otro. Atacar el problema, no la persona: no buscar culpables, controlando la ira que sentimos, comunicándonos con asertividad y destruyendo nuestro arsenal de palabras ofensivas. Tener una actitud conciliadora, cediendo en ciertos puntos y haciendo lo posible por llegar a un acuerdo. Buscar reconciliación más que solución: no tenemos que estar de acuerdo, pero al menos deberíamos conservar una relación amistosa. Debemos concentrarnos en la reconciliación, más que en la solución