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La protección del inversor y los auditoresLa protección del inversor y los auditoresLa protección del inversor y los auditoresLa protección del inversor y los auditores
Fernando Mier Méndez
LA GACETLA GACETLA GACETLA GACETA DE LOS NEGOCIOS. Miércoles, 26 deA DE LOS NEGOCIOS. Miércoles, 26 deA DE LOS NEGOCIOS. Miércoles, 26 deA DE LOS NEGOCIOS. Miércoles, 26 de aaaabrilbrilbrilbril de 2004de 2004de 2004de 2004
Pedro Solbes ha anunciado la adopción de medidas legislativas en materia de gobierno
corporativo, refiriéndose expresamente a la auditoría de cuentas. El día 16 abril, Greespan
abogaba por la necesidad de actualizar algunas normas, reconociendo que el marco vigente
ha podido dar una falsa apariencia de seguridad.
Estas “falsas apariencias” son una cuestión esencial a tener en cuenta antes de caer en un
exceso de regulación, que nunca podrá dar una garantía absoluta. En materia de gobierno
corporativo, y en la auditoría en concreto, creo que la cuestión no es tanto desarrollar una
legislación excesivamente intervencionista, sino facilitar al inversor un conocimiento del
verdadero alcance de los mecanismos de garantía establecidos por el sistema.
A primeros de año, el Presidente del ICAC aseguraba que “el trabajo de los auditores no
consiste en detectar fraude en las cuentas, sino en certificar que están elaboradas conforme
a los criterios establecidos” (La VANGUARDIA 21/1/04, pág. 52). No es una novedad: las
normas técnicas de auditoría del ICAC establecen que “la opinión técnica del auditor de
cuentas otorga una mayor fiabilidad de las cuentas anuales”, pero en modo alguno pueden
garantizar que éstas se correspondan con la verdadera situación patrimonial y financiera de
la empresa auditada.
En su día, en un congreso sobre el fraude en la auditoría, los expertos del Instituto
Estadounidense de Contables Públicos Certificados concluyeron que “una auditoría que se ha
planificado y realizado correctamente podría no detectar una tergiversación producto del
fraude” y que “el fraude de ejecutivos puede ser particularmente difícil de detectar”.
Sin embargo, no me parece que esta sea la percepción que muchos inversores tenían sobre
el alcance y la fiabilidad que la auditoría de cuentas confiere. El inversor, antes de tomar
una decisión, debe conocer y asumir que el hecho de que la empresa esté auditada en
absoluto implica una garantía absoluta, ninguna opinión sobre la viabilidad del negocio, la
capacidad gestora del equipo directivo, ni el acierto en las decisiones estratégicas.