José Luis Caravias. Antología de un matrimonio eterno
1. Antología de un matrimonio eterno
José L. Caravias sj
15 de mayo del 2013. Día de las madres en Paraguay y décimo aniversario del casamiento de
Fabiola y Lucho; 34 y 39 años, tres hijos, ambos trabajando juntos en una clínica.
Recibo una llamada de su hermana, Myriam, pidiéndome que vaya a realizar una ceremonia
de renovación de votos matrimoniales en el lecho de enfermo de Lucho, que padece un cáncer muy
avanzado y lleva ya días, aguantando, en agonía.
Me llevan al IPS. Anochece. Un cuarto estrecho, con dos camas. Veo a Lucho en una de
ellas, encorvado, ojos ya sin brillo. Dudo si ya se fue. Pero no. A cada pregunta responde
razonadamente con un suave quejido… Ya había recibido todos los sacramentos. Ahora es tiempo
de celebraciones. Sus familiares intuyen que él ha estado esperando este momento, que quería
celebrar su aniversario, que quería estar su día con su madre.
A su lado, esposa, madre, hermana, familiares cercanos… Me piden que le hable de la
resurrección. Le cuento la parábola de la estación terminal. Le digo que la vida es como un viaje en
tren al cual todos tenemos nuestro propio momento de subir y bajar. Que a todos nos gustaría
subir juntos y bajar juntos, pero que la vida nos muestra que a cada uno le llega su estación
terminal. Le susurro que Jesús luminoso le está esperando, en el andén, para confundirse con él
en un estrecho abrazo; que no tema bajarse, que muchos otros amigos y familiares que ya llegaron
antes que él lo estaban esperando. Todos muy lindos…
Selecciono frases de los dos últimos capítulos del Apocalipsis: “Ya no habrá más dolor…
Enjugará toda lágrima… Ahora todo lo hago nuevo… Verán su rostro… Sí, llego pronto”. Lucho
asiente con suaves gemidos.
Después iniciamos la renovación de los votos. La esposa, digna, hermosa, entrelazados sus
dedos con los de Lucho, le dice con voz celestial:
-Lucho, yo te quiero a ti como esposo, y me uno a ti en la salud y en la enfermedad…
-Acentúa con fuerza la palabra “enfermedad”-. Prometo quererte siempre, no sólo hasta la
muerte, sino por toda la eternidad.
A un gesto de ella, yo le pregunto lo mismo a Lucho. Y Lucho dice un sí casi imperceptible,
pero claro, firme.
Vuelvo a repetirle que no tema bajar del tren, pues la promesa no es hasta que la muerte
los separe, sino hasta la eternidad, ya que el amor es eterno y en la eternidad se van a volver a
encontrar. Creí terminada la ceremonia. Pero no. Escucho que la esposa le dice:
-Lucho, ahora te doy permiso para que te marches. Ya es tu hora. Ve a disfrutar, y
prepárame un lugar…
Un silencio lindo, profundo, cálido, nos envuelve. Yo lo siento espeluznante.
Enseguida su madre le insiste:
-Sí, Lucho, yo también te doy permiso. Ya puedes irte.
Y su hermana Myriam:
-Ya, Lucho, es tu hora, las verdes praderas te esperan, las aguas llenas de peces están para
vos…
En este ambiente de despedidas, el anciano que estaba en la cama continua, grita:
-Che namanoséi (yo no quiero morirme). –Temía que se lo llevaran a él también.
Media hora más tarde, Lucho, suavemente, dejó de respirar…
Al día siguiente, ya en la sala de velatorios, la madre, parada al lado del féretro, me dice:
-Pa’i, cuéntenos de nuevo a todos lo que pasó anoche.
2. Me causó admiración su petición. Era como exponer en público cosas íntimas. Pero ante su
deseo expuse lo mejor que pude cómo fue su tránsito. Todos los momentos vividos.
Y de nuevo me admira la última exclamación de la madre:
-¡Mi corazón está lleno de alegría! -Y añadió en voz más baja- Pero mi cuerpo está lleno de
tristeza…
La fe produce maravillas. Habíamos presenciado actos profundos y hermosos de amor, que
quedaron como rescoldo caliente en el corazón de todos. Pero aun faltaba más.
***
Fabiola estaba acostumbrada a relacionarse con cantidad de amistades a través de su
Facebook. Y se mantuvo fiel a sus amistades, desahogándose y apoyándose en ellas. Ya en la
misma mañana del 15 había redactado lo siguiente:
“Hoy hace 10 años nos juramos amor y fidelidad en las penas y alegrías, en la riqueza y la
pobreza, así como también en la salud y en la enfermedad. Gracias porque me enseñaste que el
amor no es una emoción, sino una decisión que se toma todos los días al lado del que se ama...”
Dos días más tarde de la partida de Lucho compartía:
“Un día diferente... Abrí los ojos el día de hoy, y me di cuenta que ya nada era igual, era un
día diferente.
La cama hoy estaba más fría, sobraba espacio debajo del edredón que antes nos resultaba
pequeño, y por una rara modificación de la materia, esa cama era taaannn grande.
Verdaderamente era un día diferente, el mate todavía no estaba listo, no se olía el aroma a
manzanilla de todas las otras mañanas. Me dispuse a ordenar todo lo desordenado que habia en
mi alrededor, faltaba un cepillo de dientes y una pasta dental fuera de lugar, hoy se encontraban
en su lugar y la pasta tapada, que raro, que ganas de encontrar el cepillo tirado en el lavatorio y la
pasta sin tapar, que simpático pensé: uno termina extrañando hasta lo que tanto antes nos
molestaba...
Me dispuse a ordenar todo lo desordenado que había a mi alrededor, faltaba un cepillo de
dientes y una pasta dental fuera de lugar; hoy se encontraban en su lugar y la pasta tapada. Qué
simpático, pensé: uno termina extrañando hasta lo que tanto antes nos molestaba.
Seguí en la cocina, comencé a guardar en los estantes mercaderías que hacía días estaban
sobre la mesa, llegué al final y encontré un paquetito de hojas de afeitar, lo tomé entre mis
dedos y dije: y ahora qué hago con ellas? Ya no estaba quien debía usarlas. En algún momento me
servirán, me auto-respondí.
De camino al mercado veía que muchos me miraban diferente, y es que era un día
diferente…
Muchos me salían al paso para saludarme, darme un abrazo, y qué raro… no era mi
cumpleaños!
Recordé la música de Luis Miguel: solitaria camina la vikina, la gente se pone a murmurar…
Al pasar escucho en guaraní: ¡qué temprano se ha quedado viuda y sola!
Todo era raro, diferente, como el guión de una historia que no conocía, pero que me tocaba
vivirla.
Hoy así como en tantos años atrás, decidí seguir sonriendo con la misma picardía, moverme
con la misma fuerza de siempre, decidí seguir buscando mi realización y felicidad personal, resolví
que nada me quitaría la alegría y los sueños, recordé las palabras que Luis me había dicho: ‘Vos
naciste para volar… Cuando yo no esté seguí volando’.
Y a pesar de ser un día muy diferente, empecé a despegar las alas, lento, lentito, las fui
probando y siguen funcionando, aún tienen fuerzas para mucho andar, mucho explorar, mucho vivir
y mucho disfrutar…
Día diferente con sabor a victoria, compañía y paz, de haber hecho lo que debía y podía,
sabor a satisfacción en la labor cumplida…
3. El 18 copia, con una hermosa foto de Lucho, una oración adaptada de San Agustín, en la que
oye la voz de su amado. Selecciono algunas frases:
“…¡Si por un instante pudieras contemplar como yo, la belleza ante la cual las bellezas
palidecen!
¡Cómo!... Tú me has visto, me has amado en el país de las sombras,
¿y no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades?
Créeme…
Cuando llegue un día en el que tu alma venga a este cielo en que te ha precedido la mía,
ese día volverás a verme, sentirás que te sigo amando,
que te amé, y encontrarás mi corazón con todas sus ternuras purificadas.
Volverás a verme en transfiguración, en éxtasis, ¡feliz!
Ya no esperando la muerte, sino avanzando contigo,
que te llevaré de la mano por senderos nuevos de Luz… y de Vida…
Enjuga tu llanto, y no llores si me amas!
Gracias por haber estado conmigo.
Luis”
Al día siguiente, el 19, su fe estalla en poesía:
“Cómo explicar lo inexplicable... Cómo poner palabras a lo que se ha visto y contemplado en
la intimidad del alma.
Cómo pintar con colores inexistentes…
Cómo saborear lo dulce que es tener tan cercano al cielo.
Cómo podrían darles a entender que cuando se ha visto tanto dolor, tanto sufrimiento,
tanta agonía, ya la ausencia del pulso y el calor evaporándose del cuerpo, se torna en tanta paz y
consuelo.
Podrían entender que el llanto ya no se justifica cuando hemos vislumbrado desde las
tinieblas la paz que da lo eterno.
Comprenderían sus mentes lo que ya la mía lo tiene por certero. ¡Que el amor es total, ya es
pleno, que el descanso ya es total y no pasajero!!
Comprenderían sus corazones aun tristes, que el mío revolotea de alegría, porque ya ha
encontrado sosiego, sabiendo que mi amado ya se encuentra pleno.
Si fueran capaces de mirar con mis ojos un solo segundo todo el cuadro entero...
entenderían por qué tanta alegría en vez de desespero!!
Muchos dirán el tiempo le pesará, y es cierto, el tiempo pesa las conciencias vacías, los
hechos no realizados, los gestos no compartidos, la palabra no dicha, el regalo no dado, pero se
torna una fina caricia cuando todo se ha dado y todo ha sido llenado...
Cómo explicar, María, lo que solo nuestras almas han sentido después de haber contemplado
a una parte de nosotras en agonía inacabable, lo que se siente en la quietud de la muerte y la
algarabía del paso a la verdadera vida...
Cómo dar nombre a lo todavía no nombrado, no cuantificado, no expuesto ni explicado...
Sabrán comprender que solo tengo motivos para reír, que la muerte provoca en mí un tierno
guiño con aquel que me ha tejido tan tiernamente en el vientre de mi madre y me ha cuidado como
la niña de sus ojos.
Cómo explicar que la duda no existe donde sólo ha habido confianza. ¿Cómo relatar que es
imposible sentirse sola ante tanta compañía eterna?
Cómo podrían entender lo que junto con San Pablo hoy entiendo cuando decía: Cuando soy
débil soy fuerte?? Dónde ésta muerte tu aguijón?? Dónde ésta muerte tu victoria??
Hay caricias indescriptibles, susurros irreproducibles, palabras encarnadas y emociones
ineludibles, hay secretos guardados tan profundamente en el alma de quienes se han entregado
por entero y por lo eterno...
4. ***
El 7 de junio, una exclamación añorante:
“¡Daría todo mi reino, por comer nuevamente un asado hecho por tus manos... ¡Único!
Y al día siguiente, estrecha a sus tres hijos con María:
“Una vez más y en especial hoy, guardo en tú corazón Inmaculado, María, la vida de mis
hijos, que antes de ser míos ya eran tuyos!!! Cofre tierno y seguro...
***
En este tiempo de inspiración, Fabiola comparte con sus amistades un esquema luminoso de
lo que ella entiende por matrimonio a la luz del Génesis. Lo transcribo tal cual:
Un mes más tarde, al leer Fabiola mi artículo, me comenta en un email:
“Lo de la enfermedad de Luis fue una batalla, su forma de ser y afrontarlo fue otra, mi
batallar conmigo misma también lo fue, la batalla del entorno, hasta de la misma muerte, las otras
que vinieron y siguen viniendo después también.
Yo siempre dije: si a nosotros que siempre fuimos más que bendecidos, nosotros que
contábamos con recursos materiales y espirituales, la fe, los amigos, compañeros, contactos, etc.,
fue difícil... cuánto más debe de serlo para aquellos que no poseen ni recursos ni amigos.
No fue nada fácil. Pero Aquel quien nos creó estuvo siempre con nosotros en cada gesto, en
cada pequeño milagro, en las puertas que se abrían. Nunca sentimos de que Dios no nos amaba o
que nos había abandonado. En mi corazón y en mi mente tenía la certeza de que a pesar de no
comprender muchas cosas que ocurrían, él nunca me dejaría de amar y que siempre estaba con
nosotros.
Hay tanto de qué hablar... la muerte, la vida, la fe, las pruebas, el dolor…
Puede publicar y contar todo lo que quiera, que todo sea para mayor gloria de Dios…”
Y sigue compartiendo con sus amigos del alma.
El 18 de junio exclama:
“¡Ojalá tuviera la fórmula para convertir el último abrazo en eterno...!”
El día de San Luis Gonzaga, el 21:
5. “Hoy hay una gran fiesta en el cielo, a pesar de que nuestros corazones sigan inmersos en el
egoísmo de querer volver a tenerte en medio nuestro... Hoy hay gran fiesta en el cielo, se
reunieron todos los santos!!! Qué placer de pocos poder tener en tu fiesta al mismo Cristo y su
Madre, a San Luis Gonzaga, al Papa Juan Pablo II, al Padre Kentenich, a tu hermanita Miriancita,
tus antepasados, y tantos otros que ya nos precedieron!!!
Hay gran fiesta en el cielo, allí donde ya no hay dolor, ni sufrimiento, donde la felicidad es
eterna y los manjares tan buenos; allí donde todo es sublime y tan pleno...FELIZ DÍA LU!!!.
Nosotros nos uniremos a tu gozo, hoy en la misa que ofreceremos en tu nombre…”
El 26 de junio poetiza:
“Qué fuerte suena el silencio cuando se está solo...
Que lento pasa el tiempo cuando no se tiene a quien esperar...
Que frio se siente aunque la estufa esté encendida,
cuando no se encuentra a quien siempre hizo de compañía...”
Y añade, como aclaración:
“¡Me gusta compartir estas vivencias, para que todos aprendamos a valorar lo que tenemos!
Todo el mes de junio sigue poniendo hermosos posters de optimismo, algunas narraciones
de delicioso humor y, especialmente canciones en video sobre la vida del más allá: “Desde que tú
no estás. Paz Martínez”, “Canción del adiós. Los nocheros”, “Mi oración azul. Herminio Giménez”,
“Vuela una lágrima. Los nocheros”, “Siempre nuestro amigo. Eduardo Meana”, “Tercer cielo. Un día
te veré”, “Él me levantará. Gladys Garcete”.
Pueden ustedes mismos rastrear este maravilloso compartir de fe conectándose en
FaseBook con Fabiola Beatriz Espínola Castillo.
¡La vida sigue creciendo hacia el Amor, continuamente, heroicamente…!
6. “Hoy hay una gran fiesta en el cielo, a pesar de que nuestros corazones sigan inmersos en el
egoísmo de querer volver a tenerte en medio nuestro... Hoy hay gran fiesta en el cielo, se
reunieron todos los santos!!! Qué placer de pocos poder tener en tu fiesta al mismo Cristo y su
Madre, a San Luis Gonzaga, al Papa Juan Pablo II, al Padre Kentenich, a tu hermanita Miriancita,
tus antepasados, y tantos otros que ya nos precedieron!!!
Hay gran fiesta en el cielo, allí donde ya no hay dolor, ni sufrimiento, donde la felicidad es
eterna y los manjares tan buenos; allí donde todo es sublime y tan pleno...FELIZ DÍA LU!!!.
Nosotros nos uniremos a tu gozo, hoy en la misa que ofreceremos en tu nombre…”
El 26 de junio poetiza:
“Qué fuerte suena el silencio cuando se está solo...
Que lento pasa el tiempo cuando no se tiene a quien esperar...
Que frio se siente aunque la estufa esté encendida,
cuando no se encuentra a quien siempre hizo de compañía...”
Y añade, como aclaración:
“¡Me gusta compartir estas vivencias, para que todos aprendamos a valorar lo que tenemos!
Todo el mes de junio sigue poniendo hermosos posters de optimismo, algunas narraciones
de delicioso humor y, especialmente canciones en video sobre la vida del más allá: “Desde que tú
no estás. Paz Martínez”, “Canción del adiós. Los nocheros”, “Mi oración azul. Herminio Giménez”,
“Vuela una lágrima. Los nocheros”, “Siempre nuestro amigo. Eduardo Meana”, “Tercer cielo. Un día
te veré”, “Él me levantará. Gladys Garcete”.
Pueden ustedes mismos rastrear este maravilloso compartir de fe conectándose en
FaseBook con Fabiola Beatriz Espínola Castillo.
¡La vida sigue creciendo hacia el Amor, continuamente, heroicamente…!