1. LA HISTORIA NEGRA DEL AGRARISMO (O de la terquedad en la Tierra)
Los años de tierra
En el fondo, la oscuridad,
el vacío.
Y ese adiós, instante de luz.
Motivos del dolor,
que nunca muere,
que nunca olvida.
Espera de los días...
Y de las noches.
Terrenal, realidad de tierra,
de sollozos.
Dolor guardado.
Perdido. Sin tierra, sin esperanza.
Distante, mirando el día que termina.
La noche.
Autor desconocido
A Emilio, luchando por la libertad, aún entre sombras.
La cohesión poética, es un conjunto, cada realidad, es una irrealidad perdida, a cada momento, entre el
suspiro y el sollozo, llanto sombrío. La palabra permanece, a veces, no siempre, como un instante secreto,
que no puede decir, pero que suscribe en el silencio, la verdad primordial, del sujeto con dolor. Los años de
tierra, es el tiempo navegante, entre dolor, silencios y suspiros. La historia, negra, del tiempo en la tierra,
arrebatado, que huele a sangre y copal. Juntos y motivados por el dolor, por ese doler de la tierra, de los
días y las noches, caminan los sujetos de esta historia.
Tal vez me equivoque, al hablar de la tierra, con tan poca humildad, acerca de la pureza, acerca de la vida.
Pero es la que enseña, el verdadero maestro que se muestra, en ese rincón oscuro del espacio, solitario, y
és, como declama Mr. Champiñón, LA MALDAD MAS PURA Y BELLA:
[...]
Retoñarán las ramas
germinarán las pisoteadas semillas
pero crecerán de la sangre y la sustancia
del ángel aquel
porque la maldad más pura y bella
es un ángel que está muriendo de hambre
en medio del edén en ese instante
[...]1
Es “En el fondo, la oscuridad,/el vacío”. Mirar la realidad agraria, es mirar el vacío oscuro del entierro, la
imagen mas contradictoria del Edén, está en la muerte, en su centro, el vacío. La problemática agraria ha sido
la más difícil de abordar debido a este fenómeno, la mentira que oscurece el dolor, verdad dicha a medias,
silencio puro. Es la profundidad negra, subterránea, la que alberga, contradictoriamente, la realidad de la
vida. Semillas vivas, libertarias, que navegan ahora en lo más profundo de los corazones terrenales.
1 Estados de Eros. Poesía del performance. Victor F. Melo. Ediciones al Chile. Oaxaca, Mexico. 2013, pág. 9
2. El agrarismo mexicano, tiene su acepción como movimiento brotante, insurrecto, revolucionario, que perfila
al campesinado como el principal sujeto de la acción reinvindicadora de la tierra, es la lucha por la tierra su
concepción fundamental. Marco Antonio Durán destaca, al referirse al agrarismo mexicano: “Los problemas
de la tierra son numerosos, complejisimos y oscuros”.2
Es así el inicio, principio de oscuridad, que se aclara, cuando se piensa en el campo de flores. En el
camposanto, es el espacio donde la oscuridad se hace presente con su vacío, vacío de la muerte. La poesía,
tiene que verse con la palabra, su principio básico es la tradición oral. La ruralidad encuentra su fundamento
en la tierra, y es la lucha de clases en el campo, el principio rector de la barbarie contradictoria del
camposanto, oscuridad en el destello rafageante de la tierra, de los colores y matices que de ella emanan, arte
de color sobre la tierra, sobre los ideales perceptivos de la tierra.
Para José Revueltas el corrido guarda un significativo profundo de la realidad que vive el pueblo, asumida
como verdad, el cantor se dirige, abierto, a los escuchantes escondidos, ávidos de verdad, o de encono,
misteriosos: “Todos escuchan con enorme respeto y consideración, sin el menor asomo de burla o de
incredulidad ante lo que el corrido dice, lo que, sin duda juzgan como lo más fidedigno que pueda
informarseles por nadie, incluso los periódicos”3
. Es la historia de la revolución agraria, historia negra de
camposantos:
Ya nos vamos pa’ Chihuahua,
ya se va tu negro santo,
si me quebra alguna bala
ve a llorarme al camposanto.4
Es un campo de flores, donde estás aguardando, el día nuevo, en que la claridad alumbre, la profunda noche a
la que fuiste condenado, en aquel camposanto, de flores. La lucha de clases en el campo, es la verdadera
visión profunda del crimen en la tierra. La muerte todo la cambia.
En la poesía está la palabra grabada, proceso de creación, en que la interpretación es básica, cuando la poesía
habla es un silencio roto. La poíesis es “aspiración que nunca puede completarse, movimiento siempre
anhelante”,5
inspiración latente, de profundo silencio. Considero los años de tierra un contraste poético, donde
no es fácil la voz, la palabra. En los años de tierra la voz es interior, y la poesía, silente. Esto ayuda a no
adelantarse sin perder el conjunto.
La inspiración, poíesis, exterior, que en la antigüedad se ligaba a la divinidad, trance lírico, principio
fundamental que cuenta el origen, la historia mística del pueblo.6
Aquí guarda su sentido antiguo la palabra,
la poesía indudablemente suscita polémica, pues lo que guarda, tiene profunda relación con el hacer,
dinamismo que hace el Logos para la realización de la poiétike.7
El poeta cuenta el pasado, un pasado oscuro, de vacíos, el poema antiguo tiene una condición anónima. La
inspiración es la forma más difícil del acto poético, este se liga fuertemente al Hiéron Pneuma, la sagrada
2 El agrarismo mexicano. Marco Antonio Durán. Editorial Siglo XXI. México, 1977, pág. 11
3 Las evocaciones requeridas. José Revueltas. Ediciones Era. México, D.F. 1986, pág. 50
4 Carabina 30-30. Corrido revolucionario.
5 Logos, eros y poiésis: Una interpretación sobre el poema Quejas de Menon por Diótima de Friedrich Hölderlin. Adriana Renero.
Coordinación de publicaciones digitales. Pág. 4
6 Este acto propiciatorio de las Musas por el que Hesíodo obtiene un saber insuflado por ellas, al tiempo que le eleva a la categoría del
sacerdote o del vidente -situándole en un nivel jerárquico superior al del aedo homérico-, nos presenta una primera concepción
-explícita, en Hornero apenas está insinúada de la EpíPnoia ("inspiración") referida a la poesía, corno un soplo exterior, producto de un
Númen InsPirador que comunica, en quien lo recibe, una facultad interior (en nuestro caso, la InsPiración Poética), que se manifiesta,
también externamente, a través de la voz divina”. Poíesis y poesía de Homero a los Sofistas. Carlos Julio Pájaro M. Eidos: Revista de
Filosofía de la Universidad del Norte, núm. 2, Agosto 2004, pág. 16
7 El Lógos "infunde en los oyentes un estremecimiento preñado de temor, una compasión llena de lágrimas y una añoranza cercana al
dolor, de forma que el alma experimenta mediante la palabra (Lógos) una pasión propia con motivo de la felicidad y la adversidad en
asuntos y personas ajenas"". Ibídem, pág. 29
3. exhalación, poros y respiración manifiesta en el calor de la vida terrenal: “No se puede ser un gran poeta...sin
inflamación de ánimo y sin una especie de hálito (adflatus) de locura”,8
según Demócrito.
El espíritu helado en el calor de la tierra, es el principio de esa oscuridad que tuerce la exhalación poética,
mostrando la vida desde otro sentido, una nueva forma de entender la vida, clavada en el presentimiento
caótico de la tierra, en ese fondo, profundo, oculto yá, por la tierra ensimismada. La poesía es la vida que
retorna a nosotros, a cada respiro, exhalación de tierra, subversiva.
La poesía nos permite ver la vida, en su fruto, en su destrucción, en su movimiento [¿No vés la vida?], la
dialéctica de la palabra que subsiste en el lenguaje mediante el cuidado interno de los significados, los años de
tierra entretejen la suavidad de la tierra y la brutalidad del tiempo, forma compleja de la contradicción interna,
naciente de la tierra, enterrada en ella.
La palabra de este poema, es una forma de expresión del dolor, silente. Como palabra escrita es algo duradero
y muerto, scripta maner verba volat.
“Y ese adiós, instante de luz”. Es ese instante de despedida, eterno destello de luz que aparece, punzar de la
memoria, su recuerdo que empieza a brillar, sujeto fantasmal, manifiesto en la no-figuración. Desaparece
como sujeto, su forma certera, concreta de existencia se ve atemorizada, por toda esa oscuridad que le
atormenta, transfiguración de las dudas, de la luz, de ese instante, que no deja de llamar, es la tierra llameante,
que jala. Y en ese milímetro del tiempo quedan guardados todos los silencios y los recuerdos, ya confundidos
por la oscuridad acechante, por esa inmensa oscuridad, fondo del camposanto.
Y es la contrarrevolución en el seno del agrarismo, que solo la muerte nos aclara,
la luz de ese instante, terquedad autoritaria del caciquismo, violencia en contra del
campesinado en movimiento, eliminación física del defensor, conjunto represivo,
cerco de poder al pueblo.
El agrarismo se radicaliza, en su concepto, reaparece, el tiempo, la historia de los
días y las noches, su principio fundante, el dolor, la violencia, la sangre. La lucha
por la tierra y la defensa de la vida es el recorrido largo del campesino dentro del
agrarismo, adentro subyace todo el concepto sincero del tiempo en la tierra, de su
sentido más caótico y antiguo: muerte del agrarista, del líder, del defensor, del
anarquista, del hermano. La forma se transgrede hacia la mentira: “Tres son las
respuestas tentativas que se podrán dar a la pregunta ¿Qué es el agrarismo? En la
primera se entiende al agrarismo como una respuesta a las exigencias del
desarrollo capitalista del país. En la segunda, como respuesta a las exigencias del
movimiento campesino. De estas dos respuestas se desprende una tercera: el
agrarismo como vinculación ideológica del Estado mexicano hacia el movimiento
campesino, es decir, el agrarismo como un instrumento de dominación del Estado
sobre los campesinos, expresado en la posibilidad legal (constitucional) del acceso
real por parte de los campesinos a la posesión de la tierra”.9
Son los “Motivos del dolor”, que nos vienen de la luz del adiós, motívus, en contra de la conformación
violenta y penetrante del Estado por el medio de la bala asesina, criminal, del cacique. Movimiento,
circunloquio de la lógica del sufrimiento.
El crimen recae sobre el Estado, esa es la luz que nos dirige, su fetichización sobreviene en todo lo enterrado,
en lo escondido, penumbra libertaria que se le rebela, el sitio era el camposanto, ahí empezaba todo, ahí
también termina. Envueltos en la fetichización, de su poder, simbolismo del control ejercido sobre el cuerpo,
control mineral, el Estado se levanta en la oscuridad, en el vacío, pero ese adiós, que nos quisieron arrebatar,
8 Poíesis y poesía de Homero a los Sofistas. Carlos Julio Pájaro M. Eidos: Revista de Filosofía de la Universidad del Norte, núm. 2,
Agosto 2004
9 Estado y sistema ejidal. Gustavo Gordillo. Revista Cuadernos Políticos, ERA, numero 21, julio-septiembre de 1979, pág. 15
4. permanece, silente, fuerte, nuestra luz, tú motivo.
El Estado controla la idea de la tierra, su determinación es la de un “totalizador ideológico”, el movimiento
campesino, reprimido, introducido al Estado por la fuerza, es el Estado de la sumisión del pueblo, pedazo de
tierra en donde se vive miseria y represión, movimiento del dolor. Revuelta en penumbra, es el dolor y sus
maleficios, que atormenta; el grito inconsciente del Soberano, la República se levanta, impecable, pulcra,
adentro los motivos, el baño de sangre, su idea, la tierra bendita, bendecida, todo nos es cedido por Dios y el
Soberano, su idea de Estado, “la tierra para los campesinos”, “reparto agrario”, “reforma”, en su idea está la
Tierra, está “El Buitre Viejo [que] se sumerge en el abismo de su conciencia, hurga los lodos del bajo fondo;
pero nada halla en aquellas negruras que le explique el porqué de la rebelión. Acude entonces a los recuerdos;
hombres y cosas y fechas y circunstancias pasan por su mente como un desfile dantesco: pasan los mártires de
Veracruz, pálidos, mostrando las heridas de sus cuerpos recibidas una noche, a la luz de un farolillo, en el
patio de un cuartel, por soldados borrachos mandados por un jefe ebrio también de vino y de miedo; pasan los
obreros de El Republicano, lívidos, las ropas humildes y las carnes desgarradas por los sables y las bayonetas
de los esbirros; pasan las familias de Papantla, ancianos, mujeres, niños, acribillados a balazos; pasan los
obreros de Cananea, sublimes en su sacrificio chorreando sangre; pasan los trabajadores de Río Blanco,
magníficos, mostrando las heridas denunciadoras del crimen oficial; pasan los mártires de Juchitán, de
Verladeña, de Monterrey, de Acayucan, de Tomóchic; pasan Ordóñez, Olmos y Contreras, Rivero
Echegaray, Martínez, Valadés, Martínez Carreón; pasan Ramírez
Terrón, García de la Cadena, Ramón Corona; pasan Ramírez
Bonilla, Albertos, Kankum, Leyva, Lugo, pasan legiones de
espectros, legiones de viudas, legiones de huérfanos, legiones de
prisioneros, y el pueblo entero pasa, desnudo, macilento y débil
por la ignorancia y el hambre”.10
Es el Estado que motiva control sobre la Tierra, su ideologización,
la mentira, sus paredes, de tierra y sangre: “El Estado mexicano a
través de numerosas vicisitudes internas y externas, y de una serie
de pruebas y contrapruebas, derivadas de su inicial acto de origen,
como acto ideológico que le impedía estatuirse como diametral
negación de la sociedad porfiriana, se ha ido afinando cada vez
más, hasta llegar a su máxima expresión contemporánea como
Estado ideológico total y totalizador. Cuando decimos Estado
ideológico total, no se quiera ver en esto un escamoteo de lo que
constituye la naturaleza interna verdadera del Estado mexicano.
La ideología no es metafísica ni extrasensible. La ideología es una
totalidad concreta operante y activa que tiene sus raíces
sólidamente establecidas en el compuesto social. El compuesto
social en que el Estado mexicano arraiga, dentro de una magnitud
circunstancialmente variable, lo constituyen las clases sociales, sin
que deje por ello de ser un Estado de la burguesía que encuentra
su sostén más vigoroso en las grandes masas domesticadas de la
clase obrera, los campesinos y las clases medias”.11
Lo más difícil de los años de tierra es encontrar lo bello entre tanto dolor y es “que nunca muere”, el dolor
nunca muere, la vida le retorna, constante naufragar de las horas, dolor no proclamado, vivo en el corazón,
fuego que perdura.
La poesía es movimiento, cambiante cada vez, ESCRITURA-MOVIMIENTO, cuentas del tiempo, relato de
día y de noche, no hay poética sin creaciones, mirarte en letras, re-hacer las lenguas, desnudarte, las letras son
la memoria, donde la felicidad es posible, donde el tiempo como tal ya no existe, olvido y recuerdo ahí mismo,
10 Ricardo Flores Magón. Antología. Biblioteca del Estudiante Universitario. 1972, pág. 3-4
11 Estado y contrarrevolución en México. Varios autores. Revista Cuadernos Políticos, ERA, numero 21, julio-septiembre de 1979, pág.
28. [La nota tiene como fuente el texto de José Revueltas: “México: democracia bárbara. Posibilidades y limitaciones del mexicano”].
5. No-Morir...volver a la vida, regresar. Subversión del tiempo, lleno de recuerdos en la tierra. Son los pies,
correteados del Mictlán. La poesía es un libro antiguo, son las letras y tu cuerpo...poesía es vida.
Tierra, en palabra, el tiempo, movimiento eterno que fluye, suave, anclándose a la memoria, tierra es historia.
En la palabra está la fuente poética, perpetuidad que la rebela, de no olvidar y llenar de recuerdos la tierra, el
tiempo, bellos instantes, hechos.
Olvido y recuerdo, composición esencial de la poesía, son el fundamento oscuro y diáfano del pensamiento. El
“que nunca olvida”, se enfrenta al vacío, al olvido sin movimiento, divagar, locura de la muerte. Todo el
motivo que termina en el no olvidar, en remembrar, eternamente su recuerdo, vivo, de tierra, retumba como
sustancia, moverse con la poesía, en los años de tierra.
Y el silencio, el olvido, se vuelve una clara penumbra, de espera, pero ese tiempo que perdura, como tiempo
en la tierra, es confuso, el último instante llama al encuentro de los dos tiempos, día y noche se enfrentan en
un solo punto, diametral, de la realidad. Brillo horizontal, de un caminar profundo, vacío. El tiempo se
vuelve, espera, regresan las horas interminables, nerviosas, quien espera aguardando la vida también lo hace
esperando la hora de muerte.
La palabra, Tierra, guarda todo el tiempo de vida, como todas sus formas. Semiótica del objeto in-movil.
Material de la realidad significante. Ahí uno espera, en el presente, el pasado, retorno, resurgir del eterno
movimiento de la tierra, del campesinado.
Y la “Espera de los días.../y de las noches”, es un profundo sollozo
incansable del insomnio, de recordarte, suspiros de tierra, donde la figura
desdibujada aparece, como interminable letargo, sueño de sombras.La
forma poética del día y la noche, es una figura del tiempo, dolor albergado
en la tierra, muerte lenta, en la inestable luz. Esa figura es el principio
creador del grabado, vida y muerte terrenal.
La espera, se sitúa en el presente, pasaje del tiempo, pasado y porvenir
clavados en un punto de la tierra, “silencioso río del tiempo”, tiempo que
procede de la eternidad, composición TIERRA-TIEMPO, manantial de
infinitud, interiorizar del universo como encuentro fugaz de luces y
sombras: “Los teólogos suponen que la eternidad viene a ser un instante
en el cual se juntan milagrosamente esos diversos tiempos”.12
Son los
sucesos los que hacen el tiempo sobre la tierra. Y ese pasar, espera clara,
velada con la muerte.
La eternidad en tierra, divaga sobre la tiniebla liquida, fluida del tiempo, la realidad se presenta, brutal, en su
contenido, ya la palabra no es palabra, su significado, es una contraposición del día y la noche,
deslumbramiento infinito de la mente. Ahora las palabras permanecen ciegas, esperando, cada día y cada
noche, la representación del sueño. Pero ahí no hay nada, solo oscuridad, es la génesis de la vida, en su
infortunio, la iluminación total de la Tierra, que se expresa, como confusión del tiempo, largo navegar en el
abismo.
Y la palabra recupera su vida, se vuelve el inacabado acontecer del tiempo, de lo inconcluso, arrebatado. No
se le puede entender sin su fundamento natural, vivo. En la tierra está la vida. Caluroso final y principio.
Queda con el paso de los años solamente el material, significado, campo instrumental del Logos, quedando
grabado, por encima de lo oculto, símbolos meditantes del tiempo.
Para los estridentistas “las palabras no expresan únicamente lo estipulado en los diccionarios. En cada frase
12 El Tiempo. Jorge Luis Borges. Texto en formato Epub.
6. tienen un valor y una sugerencia diferente. A veces, una palabra es algo más que una frase”.13
Es inútil
encerrar la poesía, también asesinarla, el poeta solo es el médium del viejo aliento de tierras, húmedas. Para el
Estridentismo la poesía es pura, poesía sincera, sin ordenar la emoción que es siempre desordenada. Poesía
fuera de las ataduras esquemáticas donde “lo real y lo natural en la vida es lo absurdo. Lo inconexo”.14
La vida se vuelve el acontecer del absurdo, la poesía como arte es un profundo extático, verdadero sentir en el
río de la historia, realidad inmersa en “esa música luminosa desarrollada por la rotación de las esferas”. La
poesía es la fuente de la palabra, su entendimiento más orgánico.
Es la contradicción fundante en el paraíso, origen de la miseria y el sufrimiento, condena de Dios al hombre
en la Tierra, la sangre que fluye incansable como río en el pueblo. Pecado irremediable del pueblo, brutal
corromper. La poesía como herramienta para el entendimiento de la realidad, de la “Terrenal, realidad
tierra,/de sollozos” es el realismo dialéctico y materialista aplicado en la poesía como sentido de la verdad, del
“Dolor guardado”, su emoción profunda, interna y delirante.
Lo terreno, expresa la determinación visual de la tierra, su construcción pura, como naturaleza. En lo
terrenal, pasión humana y belleza natural coexisten, TIERRA-NATURALEZA [VIDA] es la expresión más
clara de la imagen rural. El agrarismo, como
desarrollo político-económico de la cuestión
agraria guarda en su fondo este dolor, el saberse
de tierra. Y es la existencia misma, un hacerse
terrenalmente, eterno regreso a la vida. El
campesino, subyacente, está a la sombra del
agrarismo.
Y aunque el sollozo permanece como sonido del
sufrimiento común, en el terreno, la realidad se
nos muestra, en el paraíso, ese profundo ser
animal, belleza terrenal, de musas, aquí la más
grande contradicción de esta poesía, es hablar de
historia negra en medio de los colores, en el medio de todo este ser bello. Y nuestros ojos siguen llenos de
agua, siguen llorando, seguimos llorando juntos.
Y ese reflejo líquido que ilumina los ojos, ARTE-OBJETO de tierra, luz diafractal sobre múltiples
consonancias de la vida, esa realidad de tierra, entre sollozo y dolor. El secreto. Expulsados del jardín, Dios
nos niega el árbol de la vida. Campesinos condenados al sufrimiento, a la opresión. El color no aparece aquí
como mera coincidencia, es la realidad más grande de los colores que nos envuelven. La pintura de tierra es la
obra sobre la percepción visual del color en los ambientes terrícolas.
-¿Y que es eso tan guardado que llevamos en el corazón?-Es el ideal de tierra. De sus más bellos colores, en
medio de esta historia negra. Estando el presente en todo tiempo, todos estos años, frente a los ojos del
“Perdido. Sin tierra, sin esperanza.”, ese punto que nos ensaña la muerte, es que sabiéndote en tierra te sabes
fuera de ella, el éxodo sereno, es la consecuencia más grande que infunde la represión al hombre en la tierra.
Límite transgresor, brutalmente corrompido por la terquedad, pérdida del movimiento campesino que se gira
hacia nuevos horizontes, en el caminar, fuera de estos colores, de nuestro paraíso, abiertos a la oscuridad.
Muerte fría y seca de la tierra.
Es la lógica mas perversa del control sobre el campesino, la cara violenta del agrarismo desarrollista, del
orden de Estado, dinámica de posesión-desposesión mediante la cual se suprime al campesinado: “Unos
cuantos datos nos darán idea de por qué la lucha por la tierra para el que la trabaja es la demanda central
unificadora y más generalizada del movimiento campesino. De los casi 5 millones de trabajadores del campo,
13 Irradiador. Revista de vanguardia, proyector internacional de nueva estética. No. 2. Publicación bajo la dirección de Manuel Maples
Arce y Fermín Revueltas. 19??
14 Ibídem.
7. apenas un poco más de dos millones tienen tierra ejidal o de propiedad privada pero de ellos 8 de cada 10 no
obtienen de su parcela ingresos suficientes para subsistir. Es decir, casi dos millones de familias con parcelas
pequeñas, en tierras malas y de temporal se ven empujadas a luchar por más y mejores tierras, sin que esto
excluya el combate por mejores precios, obras de riego, crédito adecuado, etcétera. Por otra parte existen
poco más de 2.5 millones de campesinos sin tierra propia, muchos de los cuales trabajan temporalmente la
parcela familiar o cultivan tierras en aparcería pero que dependen sin embargo fundamentalmente del jornal.
De éstas sólo una pequeña minoría, generalmente especializada, tiene trabajo permanente y con salario de
subsistencia, los demás dependen de trabajos irregulares, inseguros y pésimamente pagados. De ellos más de
un millón son jornaleros migratorios que la mayor parte del año viven hacinados en barracas. Es decir que
cerca de 2.5 millones sin tierra propia, dependientes de un trabajo insuficiente, duro, mal pagado, están
empujados a luchar por una parcela que les permita subsistir, sin que esto excluya el combate por mejores
condiciones de vida y trabajo, mayores salarios, etcétera. Existen, pues, más de cuatro millones de
trabajadores rurales sin medios de producción propios o con medios insuficientes empujados a luchar por una
parcela como alternativa casi única de subsistencia. Esto significa que el movimiento campesino por que la
tierra sea del que la trabaja está poniendo en acción, de manera mas o menos decidida, a una tercera parte de
los trabajadores del país”.15
Perderse y estar sin tierra y sin esperanza es la cara del
desarrollo económico en la tierra de los últimos años,
lucha de clases en el campo que no cesa, terquedad
constante de la violencia en contra de las tierras, montes y
aguas de los pueblos. El campesino es la figura central de
todo este drama trágico. Es la lucha revolucionaria por la
Tierra la que le ha dado forma y significado al agrarismo.
Pausas lentas de la vieja bota militarista, huaraches
terrosos acompañados del viento. Lento pasar de los años.
Y el cielo se vuelve a teñir de colores, intensos,
sangrientos.
Es otra vez esa naturalidad en la tierra, eterno ensueño,
instante en que los recuerdos caminan, como si vivieran en
esas calles vacías, de claroscuros; coloridos y sombríos
espacios. Retacar de la Muerte, de su mineral caótico y
sangriento, entre los campos de flores de maíz.
La vida en la tierra, es la forma de la trans-
naturalización16
, la soledad, se abre paso con el lento
acontecer de la luz, donde se va infundiendo la oscuridad, la poesía como arte, nos habla de la imagen, del
sentir que produce en el cuerpo: “las imágenes (Éidola) penetran al cuerpo por los poros y, cuando
reaparecen, producen las visiones del ensueño”17
, es la imagen la que produce las sensaciones y pensamientos
en la Physis, produciéndose ambas por medio de la Éidola.
Los elementos que perduran como visión de tierra, su naturalidad, es el conjunto artístico y profundo que
tenemos en la ruralidad, la del color, material del entramado tan bellamente contradictorio de nuestra estética
artística.
Cuando la oscuridad más larga y profunda nos espera, es que podemos admirar la belleza dolorosa del adiós,
su luz más profunda y distante, el día que suavemente se nos va, como Ocaso, ocaso de un pueblo.
15 Armando Bartra. Notas sobre la cuestión campesina (México 1970-1976). Editorial Macehual, 1979, pág. 17-18 [San Quintin es el grito
desesperado del trabajador campesino en rebeldía, 30 años después de este texto]
16 El uso del concepto tiene como referencia el texto de Bolívar Echevarría: “El valor de uso: Ontología y semiótica” en Valor de uso y
utopía. Editorial Siglo XXI, México, 1998.
17 Poíesis y poesía de Homero a los Sofistas. Carlos Julio Pájaro M. Eidos: Revista de Filosofía de la Universidad del Norte, núm. 2,
Agosto 2004, pág. 44
8. “Distante[s]. Mirando el día que termina”, nos hemos quedado, en el camino de la soledad, soledad que es
adiós, soledad que es ver la muerte viviente, día en penumbra, último color del olvido, perdiendo la memoria
en la tierra, de la vivaz vida, que llevaba en sus pasos. El tiempo
que ya se nos fue, que nos arrebataron con violencia opresora.Y
en la distancia, el atardecer en el camposanto.
La imagen, terminal de luz distante, profundiza nuestro poro
poético: “La percepción, que en Demócrito es el pensamiento
normal, depende de las alteraciones que los estímulos externos
produzcan en los átomos ígneos del alma, que se hallan
diseminados por la totalidad del cuerpo, así como de la
disposición de ellos en la estructura somática. Estímulos externos
como un calentamiento o enfriamiento que excedan el nivel
normal, producirán ciertas perturbaciones que facultan al hombre
para advertir distintos tipos de Éidola. Por eso, cuando el
equilibrio atómico del alma se altera, el hombre es capaz de
percibir los Éidola divinos, por el estado de alteración psíquica en
que se encuentra; los átomos de su psyque se mueven a mayor
velocidad, quedando en un estado de suprema sensibilidad que le
permite entrar en comunicación con todo lo que no sea él,
mediante la recepción de efluvios para los que su propia
constitución está mejor preparada y dispuesta”.18
El Ocaso, es la naturalidad fundamental de un pueblo en contraste, la imagen condenada, bella, de su trans-
naturalización, del tiempo terminante de los días, terrenos, reales, abrumadores, dolorosos, sollozantes. Para
Borges “Es en este escenario hecho de contrastes, que emerge, como una herida a la que se aferra el poeta, el
recuerdo amoroso”19
. Contraposición del día en noche.
En el poema de Borges, del primer numero de Irradiador aparece esta imagen:
De las plazas hendidas
rebosan ampliamente las distancias
El ocaso arrasado
que se acurruca tras los arrabales
ya es escarnio de sombras desatadas20
En “Ciudad”, Borges, denota la cualidad del estridentismo, contraste y marginalidad. Abstracción inversa
donde la naturaleza funciona como la sustancia del sentir humano. Y es ese sudar de la naturaleza, sagrada
exhalación de tierra y cielo, sudar del universo, así la poesía insurge: “Según los ancianos, el Sol es un coyote
viejo que persigue siempre a la Luna, que es un conejo hembra, queriendo inútilmente poseerla. Y según las
ancianas, el Sol y la Luna forman una pareja bien acoplada que se va turnando en sus obligaciones. Dicen por
eso, cuando él se cansa de alumbrarnos y empieza a sudar sangre, cada atardecer, ella viene a suplirlo, a veces
muy débilmente, con una sedante luz plateada, mientras su compañero duerme para recuperar las fuerzas y
van cicatrizando sus heridas”.21
El ojo que te ve irte. Ya no es el mismo ojo, ahora la mirada, otra, pierde su sentido a la distancia. Su mirada
es así misma distante, una distancia del tiempo, de los años y el adiós. Sus ojos son ahora los del sufrimiento, y
el dolor guardado, tortura interna del cuerpo.
18 Ibídem, pág. 26
19 Un poema de Borges en la revista Irradiador (1923). Rose Corral. Pág. 68
20 Ibídem, pág. 67
21 Esta es mi sangre. Carlos Elizondo. EDAMEX, pág. 19-20
9. La subyugación infundida, terror del Estado, violenta. Negritud en el cuerpo, eterna frialdad, explotación
brutal de la sangre. Trastorno en específico de los pueblos. Sacrificio brutal de nuestra sangre. Hasta su
agotamiento, atardecer de las fuerzas.
La poesía y lo abstracto natural, es fundamento de la naturalidad entendida como nuestra posibilidad de
volver a vivir y respirar, el objeto de este drama histórico es la TIERRA-NATURAL, forma fundamental,
enigma de la naturaleza profunda del ser humano, de su comportamiento material. Aquí las simples palabras
adquieren un significado más profundo, en relación semiótica con el campo instrumental que las antepone,
código de la muerte en el medio de la vida.
Ese transformar del medio natural, está siempre determinado por la composición orgánica: “El trabajador
tiene una dimensión poiética; su dar forma es un realizar, dice Marx”.22
Encontrar el movimiento tierra, nos
lleva al encuentro, visual, del reflejo del objeto del arte, de su transgresión continua, ese objeto, la TIERRA,
está trastocada por la miseria humana, la clave de la tierra, está en entenderla como el material edificante de
las sombras internas, que transgrediendo, mediante la destrucción de vidas, es material clavado en la
sustancia viva de la sangre, suprimiendo, mediante la perforación, el cuerpo vivo, al retorno distante, tierra y
colores, Ocaso libertario. El material de
creación, como transgresión del instrumento
para dar forma y vida, es lanza metálica
incrustada en el corazón de los caminos. El
Estado así, levanta los muros de la supresión,
precio-impuesto a la rebeldía, a la autonomía y es
que “Lo natural sigue en lo social, pero lo social
no es continuación de lo natural: está del otro
lado de un abismo, que, paradojicamente, dentro
de lo natural, lo separa de él”.23
La transgresión del campo instrumental de la
vida, es el trastorno interno del lenguaje. Tierra
transgredida, mal usada, opresión del objeto. La
forma poética desde el realismo dialéctico y
materialista recupera esa transformación de la
tierra, contradicción con horizonte libertario,
distante. La estética y la óptica se conjugan en la
respiración, y surge así el OJO-SENTIMIENTO de esta tierra en los años, como su difuminación, ensueño
lleno de recuerdos, suspiro. Donde la tierra se nos empieza a perder, nublar de los ojos.
La trans-naturalización, en la pintura de Armenta, es reflejo de la naturaleza como fundamento abstracto. Los
pasteles, en técnica de acuarela, son el espejo del Ocaso oaxaqueño, su luz inconsciente.
“La noche”
Largo espesar en la tierra, la noche, son muchas noches. Ella es la expresión mas grande de la fugaz soledad,
van quedando las letras, pedazos del mundo, guardaditos, como secretos, en el corazón, en el profundo
silencio, pensar en los sonidos de la naturaleza nocturnal, canto de grillas y cigarras que cantan a la
primavera, en la sólida noche, calurosa, ruido de amar ensombrecido, separado, ensimismado, en soledad,
pensantes del tiempo, vivientes en las letras. Perdidos en el ruido. Hay quien encuentra la belleza en la
oscuridad, donde la luz tenue ilumina. Despierta así la noche, diáfanamente plateada. En el silencio más
profundo, busco tu voz.
22 El valor de uso: Ontología y semiótica. Valor de uso y utopía. Editorial Siglo XXI, México, 199, pág. 170
23 Ibídem, pág. 194
Pintura de Armenta. Regalo de Esaú Hernández Altamirano a la
familia Ordaz Hernández. Enero 2002
10. Los años de tierra, es una poema contra la muerte, quieta, intranquila. Inspiración surgida del tiempo. Preciso
instante que atardece a la vida. Es la imagen lo que está guardada en este poema. Es que la tierra no se puede
entender sin el agua, y su producto orgánico, la humedad, muy posiblemente es la conexión de los poetas
griegos con el Hieron Pneuma, sustancia de su poesía. La privatización a la que hoy nos enfrentamos encierra
en vacío sin fondo nuestro sentido natural de vida, nuestra poesía.
Para Platón la poesía tenia que ser expulsada de la República, con ellos, el canto de verdad en el pueblo, hay
quienes seguimos pensando que la defensa del pueblo es también defensa de la tierra, que en ella encuentra su
esencia de vida, no el principio autoritario economicista que le es adjudicada, el de ser la plataforma
Megaproyectal del Estado. Para nosotros el espacio es creación del pueblo, de su formación, de su poíesis
natural, principio de trans-naturalización, no sujetable. Es el viento húmedo de la vida que nos trae el poema.
Los años de tierra, es una representación terca, contradictoria, realidad de la profundización autoritaria, del
caciquismo, su imagen mas caótica, la represión. Y ante el arrebato que nos fue impuesto por la violencia
opresora, nosotros surgimos del arrebato de la inspiración, suavidad de las palabras, justas, correctas,
pequeñas, con vacío en la respiración. Cristo nunca escribió, fue solo su voz la que lo dirigió en su enseñanza,
y a él también le fue arrebatada la vida en la tierra.
Muchos dirán el por qué de la terquedad de este poema, ¿Por qué no superar la tragedia?, seguimos clavados
en la tierra, porque fue la tierra la que quedó clavada en nuestros corazones. Sobre ella están los recuerdos
hechos y deshechos. Las letras han de purificar esta realidad tan oscura, abriendo la posibilidad de felicidad.
Al dolor infundido en el pueblo no se le olvida que la vida se marchita cuando no se le riega y que la noche
presupuesta por su penalidad es la que nos pretende alumbrar cegandonos. Tal vez y Platón tenía razón: “El
estado poético y sus producciones propias, la poesía y el poeta, no son ni arte (Téchne), ni artista o técnico, ni
ciencia (ePísteme), ni científico, y menos aún filosofía o sabiduría, capacidades que, en conjunto, podrían ser
llamadas teoréticas, mientras que el estado poético y sus producciones pertenecen a lo que derivado del
propio pensamiento de Platón, y con todo el componente de irracionalidad que ello implica, podemos llamar
escala de "potencias de endiosamiento””.24
En la ¡Tierra Viva!, consigna de nuestro tiempo, está la condena de la palabra y es que tal vez “La libre
palabra es ahora un gran crimen que se castiga con la muerte en “la tierra de los libres y en el hogar de los
valientes”. Tal vez nuestro epitafio sea también el de la tumba de Magón: “Asesinado por el Departamento de
Justicia del Gobierno de los Estados Unidos por tener una opinión propia y el valor de expresarlo”.25
Lo único que sabemos es que no se puede tener toda la tierra, y que la exigencia de justicia social para el
pueblo nunca se podrá acallar, que la poesía surge de la necesidad de la palabra, en su soledad interminable,
que nuestro dolor no se doblegará en la hipocresía ni en la vergüenza, y que entre las tardes, las noches y los
días, siguen pasando los años de tierra.
Rodolfo A. Ordaz Hdz.
24 Poíesis y poesía de Homero a los Sofistas. Carlos Julio Pájaro M. Eidos: Revista de Filosofía de la Universidad del Norte, núm. 2,
Agosto 2004, pág. 32
25 Asesinato de Magón. Prólogo de Eugene V. DEBS, en “Ricardo Flores Magón, vida y obra. Tomo V-Rayos de Luz”. Grupo cultural
Ricardo Flores Magón. Diciembre 3 de 1922.