El teatro se convirtió en uno de los géneros más representativos del Barroco, con obras como las comedias que mezclaban lo trágico y lo cómico. Las representaciones teatrales tenían lugar principalmente entre la Pascua y Cuaresma y consistían en obras religiosas, históricas y pastoriles, además de entremeses y bailes. Los teatros permanentes se construyeron para albergar a las compañías teatrales que actuaban a diario ante públicos de diferentes clases sociales.