El documento describe el Reglamento de Enfermerías de 1857 del Hospital General de Valencia. Detalla el personal a cargo de la atención de pacientes, incluyendo enfermeros, hermanas y facultativos. Describe las salas y funciones del personal como acompañar visitas médicas, administrar medicamentos y alimentos, y asistir a pacientes. También incluye horarios y distribución de personal en turnos nocturnos. Representa una valiosa fuente de información sobre la historia de la enfermería.
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Reglamento 1857 Hospital General Valencia
1. EL REGLAMENTO DE ENFERMERÍAS DEL HOSPITAL GENERAL
DE VALENCIA, DE 1857, COMO FUENTE DE CONOCIMIENTO DE
LA HISTORIA DE LA ENFERMERÍA
AUTORA:
Amparo Nogales Espert
Profesora titular Historia de la
Enfermería.
Facultad Ciencias de la Salud.
Universidad Rey Juan Carlos. Madrid
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2. RESUMEN
Reglamento 1857 del Hospital General de Valencia.
Información sobre el personal, funciones y características en la organización del Hospital.
Fuente de información para la Historia de la Enfermería.
PALABRAS CLAVE
Reglamento. Información. Historia de la Enfermería.
INTRODUCCIÓN
Los reglamentos y normativas de trabajo para la asistencia a los enfermos en las
instituciones hospitalarias, así como las constituciones que a modo de reglas de
funcionamiento se elaboraban en los hospitales, constituyen documentos de gran valor para
conocer la profesión de enfermería en distintos momentos históricos. Nos informan de
cuáles eran sus funciones y obligaciones, mostrando así mismo las características y
funcionamiento de los centros asistenciales que constituyen, en definitiva, el medio
fundamental en que se ha ido desenvolviendo la enfermería hasta convertirse en la
profesión que hoy es.
El Archivo de la Diputación Provincial de Valencia es una fuente valiosísima de
información para la Historia de la Enfermería Valenciana. En este trabajo estudiamos el
documento titulado “Reglas para el exacto y conveniente cumplimiento. Reglamento de
Enfermerías”, de 1857, correspondiente al Hospital General de Valencia, archivado en el
Archivo de la Diputación con la Signatura:
I – 5.1 / C- 2, legajo 17.
EL REGLAMENTO DE ENFERMERÍAS DEL HOSPITAL GENERAL DE
VALENCIA, DE 1857
A mediados del siglo XVIII el Hospital General de Valencia había perdido la
independencia económica y administrativa con que nació en 1512, y se mantuvo en la
misma línea durante el resto del siglo XVI. Con la pérdida de la independencia foral en
1707, el Hospital General fue una de las instituciones que quedó plenamente subordinada al
poder central. La profusa documentación que se conserva en el antedicho Archivo de la
Diputación bajo el nombre genérico de “Registro de Reales Ordenes”, “Registro de Cartas
Reales”, así como de otras Normativas y Constituciones, ponen de manifiesto la total
dependencia respecto al poder real en que quedó el hospital, que pasó a funcionar a través
de ordenes, normativas y dictámenes reales, como se observa en la documentación
indicada, siempre bajo la vigilancia del Visitador Real, cargo nombrado directamente por el
monarca, quien se encargaba de informarle del funcionamiento de la institución, contando
con plenos poderes para ordenar determinadas actuaciones de la misma.
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3. En cuanto a sus características arquitectónicas y a su localización, aún a finales del
siglo XIX el Hospital General se consideraba un hospital espacioso con un buen
emplazamiento, situado en una zona relativamente alta de la ciudad, lo que facilitaba la
sequedad del suelo y una fácil ventilación, contando con un área de 477.000 palmos
cuadrados, de los cuales 307.000 estaban edificados, restando 170.000 sin edificar, como
deposito de aire y espacio facilitador de ventilación de los edificios. Estos datos fueron
emitidos por la comisión creada en 1893 para asesorar a la Diputación de Valencia sobre la
conveniencia de construir otros edificios y demoler el Hospital General. El dictamen acerca
de la creación de nuevos hospitales fue positivo; no así el proyecto de eliminar el General
que, según este informe, se consideraba seguía siendo adecuado, con enfermerías
espaciosas, que albergaban en cada una veinticinco enfermos, correspondiendo a cada cama
77 metros s de aire, con una cubicación muy superior a la de la mayoría de los hospitales
más conocidos de su época.
Como muestra del buen servicio prestado por el Hospital General a la sociedad, la
comisión a que nos referimos hablaba para el año 1890 de una mortalidad del 9 % de los
enfermos ingresados, mientras la mayoría de los hospitales excedía del 10 % de
fallecimientos del total de ingresos en dicho año. Aspectos todos ellos corroboradores del
buen servicio dado por el Hospital General.
Respecto al gobierno del mismo, el Hospital General estaba regido por la llamada
Junta de Gobierno, encabezada por un Presidente. En cuanto a la asistencia a los enfermos,
funcionaba bajo la dirección del Facultativo de Visita, jefe o máxima autoridad en las
visitas diarias, encargado de distribuir a los enfermos, vigilar las curas y prescribir las
medicinas y demás tratamientos; era el máximo responsable en todo lo concerniente a la
asistencia. Así mismo estaban los Vocales Facultativos de la Comisión de enfermos, o
Comisionados Inspectores, encargados de la supervisión de la asistencia; el Catedrático o
Profesor de clínica se encargaba de dirigir la asistencia de las clínicas o salas
correspondientes a su jurisdicción, donde se impartía docencia práctica a los estudiantes de
medicina.
En este documento aparecen diferentes informaciones interesantes, porque
describen el medio en que los enfermeros realizaban su trabajo, y cuáles eran sus funciones
y actividades concretas, así como otros aspectos de interés para clarificar el significado de
la enfermería y su papel desempeñado en el hospital. Aspectos más destacables al respecto
son:
• Personal asistencial
• Salas de enfermos y dedicación de éstos
• Dependencia directa del personal
• Actividades de los enfermeros y demás personal
• Horarios para el desarrollo de la asistencia
• Distribución del personal en los turnos de noche
• Sanciones
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4. Seguidamente referiremos la descripción que en el documento se hace de estos
apartados:
PERSONAL:
Aparecen referenciadas las siguientes figuras encargadas de la asistencia a los enfermos:
• Portero
• Enfermero
• Hija de la Caridad, cabeza de sala
• Hermana, o Hija de la Caridad
• Superiora Hijas de la Caridad
• Facultativo Velante
• Practicante
• Facultativo de entradas
• Facultativo de Visita
• Vocales Facultativos de la Comisión de enfermos
• Catedrático, o Profesor de Clínica
• Presidente, o Vocal de semana
• Comisionados de los enfermos
• Dependientes
Del personal citado iremos describiendo aquellas actividades más interesantes para
enfermería.
SALAS DE ENFERMOS:
El documento refiere las siguientes salas de hospitalización:
• Enfermería de hombres de medicina
• Enfermería de mujeres de medicina
• Enfermería de hombres de cirugía
• Enfermería de mujeres de cirugía
• Sala de enfermos dementes
• Sala de enfermas dementes
• Departamento de niños expósitos
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5. DEPENDENCIA DIRECTA DEL PERSONAL:
• El Facultativo de Vela o de Visita, tenía bajo su cargo a los Practicantes, que
dependían directamente de él.
• La Superiora de las Hijas de la Caridad era responsable de los enfermeros y
serviciales o dependientes (auxiliares), así como del resto de religiosas o
Hermanas, también con funciones de enfermería.
ACTIVIDADES DESEMPEÑADAS POR ENFERMEROS Y DEMÁS PERSONAL:
Los enfermeros que desarrollaban sus actividades en las salas de hombres y las
enfermeras en las de mujeres, pasaban visita diariamente junto al facultativo, colocándose,
con el practicante, al lado de la cama del enfermo, para escuchar al médico y estar
dispuestos a cumplir sus órdenes, sin separarse de su lado.
Junto a la cabecera de la cama existía una repisa donde se colocaba la medicación,
que era servida en botellitas de vidrio, en las que figuraba anotado desde la farmacia, el
número de la cama. De este modo tanto el médico como el personal de enfermería podían
comprobar a simple vista si el paciente había tomado la medicación correspondiente, y si
no lo había hecho, averiguar la causa.
La Hija de la Caridad cabeza de sala caminaba durante la visita por en medio de la
sala, colocándose a los pies de la cama cuando el médico se detenía para reconocer al
enfermo. Había recibido información de su compañera de noche, sobre la evolución de los
pacientes, y estaba encargada, a su vez, de transmitir al médico los datos necesarios para su
seguimiento.
Los enfermeros eran responsables de que sus pacientes tomaran la alimentación y
medicación prescrita, y para ayudar a los enfermos más dependientes o impedidos, la Hija
de la Caridad cabeza de sala asignaba a una o más Hermanas y a una o más enfermeras o
enfermeros, para dar las comidas y las medicinas en la boca a los enfermos que por su
estado lo necesitaban, permaneciendo junto a estos hasta que terminaran de tomarlas.
Las Hijas de la Caridad y los enfermeros y enfermeras eran responsables de que
todos los pacientes tomaran las medicaciones prescritas, y de ello habían de responder ante
la autoridad superior y ante los facultativos. Entre sus obligaciones estaba la de estimular y
animar a cada paciente para que cumpliese con las ordenes médicas y tomase sus medicinas
correspondientes. Este estímulo debían efectuarlo tratando a los enfermos de forma
afectiva, “con caridad”, y no con acritud o desagradablemente.
Las Hermanas y enfermeros de ambos sexos según las salas, se encargaban de
ayudar en las necesidades de eliminación a los enfermos más graves o imposibilitados,
ayudándoles a bajar de la cama y a sentarse en el “sillico” u orinal.
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6. Los facultativos de entrada (puertas de ingreso) acudían obligatoriamente todos los
días a la hora de la curación, para ayudar a los facultativos de visita, quienes les encargaban
de curar a aquéllos enfermos que lo necesitaban, vigilándoles al mismo tiempo, en especial,
si las curas eran particularmente graves o complicadas. Aunque el texto no añade más en
este sentido, probablemente algún tipo de trabajo podía derivarse para los enfermeros como
consecuencia de las curas; tal vez ayudar a acomodar a los enfermos, o a colocarles en la
posición adecuada o, en todo caso, vigilar a los que habían sufrido de alguna forma durante
dichas curas.
En casos especialmente complejos, el facultativo de visita podía citar a consulta
extraordinaria, a todos los demás facultativos de visita, debiendo asistir también los
Vocales Comisionados o Inspectores. De la realización de estas visitas extraordinarias,
también se derivarían con toda probabilidad, otras actividades, tanto para la Hija de la
Caridad cabeza de sala, como para las demás Hermanas y enfermeros, tales como la
preparación del paciente, seguramente el acompañamiento durante esta visita, y la recogida
de toda la información referente al estado y evolución del enfermo, que pudiera ser
solicitada por los doctores a lo largo de la consulta.
Así mismo el facultativo de visita debía elaborar un parte mensual del movimiento
de enfermos en la sala a su cargo, en cuya recogida de datos participaba también,
probablemente, el personal de enfermería, permanentemente conocedor de las estancias de
los enfermos en sus salas respectivas.
Los Catedráticos y profesores de la Facultad de Medicina pasaban visita en las
llamadas “Clínicas”. El documento no especifica si se trataba de clínicas a modo de
consultas externas, o bien de otras salas de hospitalización. Se indica sin embargo
claramente, que estos enfermos eran trasladados desde las enfermerías o salas, mediante
elección efectuada por el catedrático o profesor de clínica encargado, con el permiso del
facultativo de visita de la sala correspondiente, de “aquellos enfermos que serán
conducentes a la enseñanza”. El objetivo, como se ha dicho, era el de impartir clases
prácticas a los estudiantes de medicina de la facultad. Pues bien, en cualquiera de los casos
antedichos, también el personal de enfermería tendría actividades que cumplir, bien
trasladar al enfermo, bien ayudarle en el momento de la exploración, o en cualquier otra
circunstancia de ayuda propia de este momento de visita y reconocimiento con objetivo
docente.
El practicante estaba encargado de informar sobre el estado del enfermo a cualquier
autoridad que pudiese presentarse en la sala. De este modo, cuando el Presidente de la Junta
de Gobierno del hospital, o cualquier alto cargo, entraba al hospital dirigiéndose a las
enfermerías o salas, el portero daba la señal tocando tres campanadas. Seguidamente se
presentaba el practicante con la libreta (de historias) correspondiente al departamento y ante
el número de cama que se le indicaba, leía las prescripciones hechas en la visita del día,
contestando a las preguntas que le formulaban. Y con el mismo objeto de informar sobre el
estado del enfermo, acompañaba a la visita la Hija de la Caridad cabeza de sala.
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7. HORARIOS PARA EL DESEMPEÑO DE LA ASISTENCIA:
Estaban basados en el régimen alimenticio:
• Ocho de la mañana, desayuno o sopa
• Doce del medio día, comida
• Seis de la tarde, cena.
DISTRIBUCIÓN DEL PERSONAL EN LOS TURNOS DE NOCHE:
El personal que realizaba la vela de noche se distribuía de la siguiente forma:
Enfermería de hombres, medicina:
• Una Hija de la Caridad
• Facultativo de guardia
• Un enfermero
• Capellán de vela
Enfermería de mujeres, medicina:
• Una Hija de la Caridad
• Una enfermera
Enfermería de hombres, cirugía:
• Una Hija de la Caridad
• Un practicante
• Un enfermero
Enfermería de mujeres de cirugía:
• Una Hija de la Caridad
• Una enfermera
Durante la guardia el personal debía vigilar a los enfermos, poniendo el máximo
cuidado en los más graves o delicados, a los que atendían y acompañaban con frecuencia,
aunque no fueran llamados.
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8. SANCIONES:
Una sola vez hace referencia el documento a la previsión de posibles faltas o
incumplimientos de obligaciones y aplicación de sanciones. Se refiere a las faltas del
personal de enfermería en el turno de noche, tales como demora en realizar sus
obligaciones, o incluso “retirarse a dormir” como indica el texto. En estos casos este
Reglamento prevé exigir responsabilidades a sus inmediatos superiores: al facultativo de
vela por los practicantes, a la Superiora de las Hijas de la Caridad por las Hermanas,
enfermeros y serviciales o auxiliares, y al Vicario por los capellanes. Sin otra información
sobre el tipo de sanción a imponer, cuya calidad seguramente dependería de la gravedad de
la falta cometida.
COMENTARIO
Con los datos proporcionados por el texto estudiado, podemos suponer cómo
transcurría la vida diaria en el Hospital General que continuaba siendo, a mitad del siglo
XIX, la instalación hospitalaria más importante de Valencia y su antiguo reino.
La mayor actividad asistencial debía producirse, sin duda, habitualmente en las
horas en que el médico, o facultativo de sala pasaba visita en las salas de hospitalización.
Es importante constatar la presencia de diferentes tipos de personal asistencial: las Hijas de
la Caridad, los practicantes y los enfermeros de ambos sexos, junto con los serviciales o
auxiliares. Los dos primeros grupos no existían en épocas anteriores, con lo que las
actividades desempeñadas en su totalidad por los enfermeros, pasaron a repartirse,
contando también, desde su aparición, con estos dos grupos. Así por ejemplo, a finales del
siglo XVII, la mayor responsabilidad en los trabajos de enfermería correspondía al
enfermero o enfermera de sala (“pare, o mare”), responsables de la organización y
asistencia de las mismas. En estos momentos, a mediados del siglo XIX una Hija de la
Caridad llamada cabeza da sala, asumía la responsabilidad de la misma, distribuyendo a los
enfermeros y demás Hijas de la Caridad en los trabajos de enfermería.
El otro grupo asistencia, los practicantes, pasaron a ocuparse de aspectos, al parecer
de carácter más técnico, formando un grupo independiente, bajo el mando del facultativo de
vela. Estos atendían e informaban a los superiores del hospital que se interesaban, fuera de
las horas de visita, por el estado de un enfermo.
En cuanto a la dirección del personal de enfermería, si en el siglo XVII se
encontraba representada por la figura del Enfermero Mayor, esta denominación desapareció
en el siglo XIX, pasando a ocupar el cargo la Superiora de las Hijas de la Caridad.
No es difícil imaginar a la religiosa cabeza de sala, caminando por en medio de la
sala y vigilando los cuidados practicados por los enfermeros y otras Hijas de la Caridad a
los pacientes, trasladando a enfermeros o enfermeras, según se tratara de una sala de
hombres o de mujeres, para reforzar los cuidados en aquellos pacientes más necesitados de
asistencia, o detenida durante las visitas a los pies de la cama del enfermo que el facultativo
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9. estaba explorando, dándole cuenta de la evolución del paciente durante la noche, y
observando a los enfermeros que atendían al enfermo, y asistiendo al médico durante el
reconocimiento de cada paciente.
Igualmente la religiosa cabeza de sala vigilaba el jarrito de agua de arroz que todo
enfermo a dieta vegetal debía tener a la cabecera de la cama, y al que no debía añadirse
jarabes, o medicamento alguno, los cuales se distribuían en pequeñas botellitas de cristal
con el número de cama, también colocadas en la cabecera, desde donde se veía con
facilidad si el enfermo tomaba regularmente la medicación prescrita.
En cuanto a las clínicas donde el catedrático enseñaba a los alumnos de medicina,
probablemente eran también lugares donde los enfermeros desempeñaban alguna función,
bien acompañando o ayudando a los enfermos a situarse en la posición adecuada para su
exploración.
Vemos, pues, que las funciones realizadas por los enfermeros consistían en la
atención de las necesidades básicas de alimentación, eliminación y administración de
medicamentos. En cuanto a la higiene, no aparece referencia al respecto, y al parecer era
esta una función que no realizaban los enfermeros y enfermeras; probablemente corría a
cargo del personal auxiliar o serviciales.
CONCLUSIONES
• A mediados del siglo XIX, junto a los enfermeros realizaban funciones de enfermería
en el Hospital General de Valencia, los practicantes y las Hijas de la Caridad.
• Estas Hijas de la Caridad, a través de la figura de la religiosa cabeza de sala, ejercían las
funciones de supervisión de las actividades de la sala y eran las que daban cuenta al
médico de visita de la evolución de los enfermos.
• Las actividades de enfermería seguían desempeñándose por sexos, de modo que los
enfermeros trabajaban en las salas de hombres y las enfermeras en las de mujeres.
• Las funciones de enfermería consistían fundamentalmente en los cuidados de las
principales necesidades básicas: alimentación, eliminación, quizás también
movilización y toma de medicación; excepto la higiene, que no aparece referenciada y
que, probablemente, corría a cargo de los auxiliares.
• El ambiente vivido por el personal de enfermería debió de ser de trabajo en equipo, con
división de funciones y desarrollo de relaciones con un variado número de personal,
entre los que también figuraban los estudiantes de medicina.
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10. • El número de enfermos asignado a cada enfermero fue, al menos para las velas de
noche, de veinte enfermos para dos profesionales, una Hermana y la enfermera en salas
de mujeres, y dos profesionales también, una Hermana y un enfermero en salas de
hombres, cantidades que se ajustan bastante a las actuales distribuciones de enfermos
por enfermero. Con una excepción, pues, como se recordará, la sala de cirugía de
hombres contaba además con un practicante.
• Para el personal de enfermería estaba en vigor la exigencia de un trato correcto y una
actitud de amabilidad para con los enfermos, en especial con los más necesitados de
cuidados, hecho este que encaja perfectamente con las actuales tendencias de
humanización de los cuidados, en las funciones de enfermería.
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11. BIBLIOGRAFÍA
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Tesis Doctoral. Departamento de Historia Moderna. Facultad de Geografía e Historia.
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9. Nogales Espert, A. El Hospital General de Valencia. Aspectos económicos a mediados
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de Valencia. Valencia; 1982.
10. Nogales Espert, A. La Sanidad Municipal en la Valencia Foral Moderna: 1479-1707.
Valencia: Ayuntamiento de Valencia. Colección Estudis, Nº 10; 1997.
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