El documento resume el libro "La Grande Argentina" de Leopoldo Lugones, en el cual critica el liberalismo y propone formas de organizar y defender a la Argentina para alcanzar su destino de potencia. Lugones aboga por fomentar la producción interna, atraer buena inmigración, y crear una política conjunta con países vecinos para promover la prosperidad regional y evitar intervencionismo extranjero. También critica la educación y propone dar prioridad a preparar ciudadanos útiles en lugar de profesionales sin conexión con las necesidades
1. LA GRANDE ARGENTINA
Leopoldo Lugones
El autor escribe este libro durante el segundo gobierno de Hipólito Irigoyen y lo publica en junio de 1930,
anteriormente había tratado los mismos temas en artículos editoriales en el diario La Nación. Lugones
considera que La Grande Argentina no es un libro para el pueblo y su propósito es dar las bases para la
organización del país Este libro (…) tiene por objeto señalar a la Nación lo que puede hacer para alcanzar su
destino de llegar a la categoría de potencia. A su vez, es una crítica al sistema de ideas liberalistas que
considera foráneas, las cuales retrasan ese progreso.
El Estado Geórgico
En el estado geórgico, agrario, Lugones esboza la situación del país y de las grandes posibilidades en cuanto a
producción ganadera y agrícola y su exportación. Sin embargo, la Primera Guerra Mundial revela a los
pueblos la necesidad de bastarse, lo cual genera maniobras de la competencia comercial en contra o hacia
nuestros productos, y el hecho que el autor considera insólito: la imposición de precios a nuestros productos,
para los mismos para quienes son artículos de primera necesidad, como si en todo tiempo y en todas partes,
no fuese el productor y dueño de dicha mercancía quien efectúe la mencionada operación. Lugones afirma
que padecemos esa servidumbre proveniente de la desorganización del mercado interno.
Con respecto al imperialismo el autor afirma que es posible una guerra imperialista contra nuestro país ya
que el crecimiento de la potencia va junto con el de la necesidad, dado que la primera consiste en el
aumento de la población y en el progreso industrial que requiere cada vez mayor cantidad y variedad de
materia prima. La subordinación de nuestros productos a la cotización impuesta desde el extranjero, es un
estado colonial. Tenemos la necesidad de consolidar nuestra situación interna mediante una eficaz política
económica, un gobierno capaz, una adecuada defensa nacional y una bien formada conciencia pública.
Para beneficio de la Nación se debe fomentar la explotación de las riquezas, la colaboración del capital
extranjero y la inmigración, no aventurera que engendra un exagerado urbanismo más la barbarie que
conlleva un atentado contra el progreso en que consiste la realización de la Grande Argentina.
Lugones considera que el país necesita defensa y preservación de sus riquezas, el país debe estar poseído
por sus dueños naturales ya que la inmigración y el capital extranjero pueden motivar a complicaciones. Se
debe defender la tierra, la vida y la producción nacional (petróleo, tierra y bosques); se debe, también,
atraer al buen extranjero y eliminar al malo que es enemigo de la Nación. La defensa debe ser cultural,
moral, económica, sanitaria, vial, política diplomática y militar, es decir, lo que constituye la grandeza de la
Nación.
El Espíritu Nacional
Leopoldo Lugones califica a la instrucción pública de la siguiente manera:
Considera a la escuela como un resultado social, la cátedra educa enseñando. Habla de las escuelas normales
que están en crisis a tal punto que propone su desaparición por el exceso de maestros, la falta de escuelas
para ubicarlos y además dice que no existe disciplina por falta de articulación en las cátedras. La disciplina es
indispensable para la sistematización del conocimiento. Propone hacer censos para establecer las
necesidades de la Nación. A su vez, culpa a la introducción de las ideas socialistas en los maestros.
A la enseñanza secundaria la califica de deficiente y que debe ser administrada por la Nación. Ella debe ser
complementaria de la primaria. Su objetivo principal es preparar al hombre para ser buen ciudadano y para
2. el ingreso a la Universidad. Habla de que los cargos son ocupados por universitarios y no por profesores que
los hay y muchos; también, habla de los extranjeros que ocupan cargos.
El autor afirma que los profesorados son una rama burocrática. Lo esencial para ellos es el sueldo y no la
enseñanza. A su vez, la dirección de la enseñanza está siempre a cargo de personas que nada tienen que ver
con la educación. Por otro lado, propone la creación de escuelas intermedias donde preparar mano de obra
especializada en los oficios.
En conclusión dice que el bachiller es pésimo a tal punto que algunas facultades prescribieron exámenes de
ingreso y así se explica el éxito de las sectas izquierdistas en nuestras aulas.
La Universidad debe proporcionar personas útiles porque la evolución económica de posguerra en el mundo
entero rebajó el rendimiento ganadero y agrícola, dice que se debe preparar para esto y no a tantos
doctores.
Critica a la Reforma Universitaria y manifiesta que las universidades transmiten ideas perniciosas y contrarias
a la Nación preparemos hombres para la República Argentina en vez de entes abstractos para la humanidad.
Luego habla de la necesidad de formar al ciudadano capaz que el país necesitará para la custodia de la
riqueza que será cada vez más necesaria en La Argentina –la Patria por encima de todo-.
Critica al liberalismo y dice que el error es confundir política con filosofía y define a la libertad: en el poder
que cada hombre tiene para procurar y labrarse su propio bien, sin perjudicar a terceros.
Bienestar Corporal
En este capítulo, el autor plantea el problema del habitante rural argentino, que llama “el hijo del país”; éste
se encuentra en pésimas condiciones de trabajo y de vida (insalubridad en los lugares de trabajo, pestes por
inundaciones, falta de agua, descuido de la natalidad y mortalidad infantil, etc.). La solución que plantea es
que se conforme un fondo permanente sanitario y seguros de salud para el trabajador y su familia.
¿Por qué no se hace? Aquí plantea otro problema: la política (que considera explotación electoral y
favoritismo) se concentra con perjudicial preferencia en los centros urbanos donde reside la clientela
electoral, en su mayoría extranjeros, reforzando así lo que el autor considera una “calamidad obrerista” que
es ir en contra de la naturaleza agraria del país.
La solución propuesta por Lugones es que como país agrario que somos deberíamos guiarnos principalmente
por el autoabastecimiento, atendiendo cada una de las industrias.
Esto representaría la forma en que lograríamos un bienestar interno que a su vez nos posicionaría como
potencia mundial.
El Mercado Interno
En esta parte propone la idea de que el país no exporte sino el sobrante de su producción, así, una vez
asegurado el consumo interno recién se debería pensar en la exportación, porque esto es lo que conviene a
la Nación. Siendo el primer abastecedor de carne y trigo, es más caro aquí que en aquellos lugares donde
son exportados.
Si la producción se hallara bien distribuida en el propio país, mediante el transporte adecuado, abarataría
costos y la Nación sería el cliente principal de la Nación misma.
Cuatro elementos importantes:
• La comunicación es esencial para el mercado interno,
• El crédito,
• Luego el incremento de trabajo y de población,
• El arancel aduanero.
3. A la deficiente organización de estos cuatro componentes corresponde la de nuestro comercio exterior y
como consecuencia el país vende mucho afuera y vende mal porque su producción se halla indefensa de los
mercados extranjeros. El que necesita nuestros productos pone los precios cuando debería ser al revés.
Habla de la falta de caminos y líneas ferroviarias, de la necesidad de nuevos trazados troncales, la
navegación fluvial y el desarrollo caminero. Pero todo debe ser hecho con planes, además, los intereses
particulares deben subordinarse al bien común. Lugones pone el acento en el régimen aduanero que debe
defender los intereses nacionales. A su vez, es necesario fomentar la transformación industrial de nuestras
materias primas, pero fundadas en conceptos patrióticos y el suministro integral del país. La especulación y
la crisis son los enemigos de la producción y el consumo. También, son contraproducentes las formas de
usura como la de fijar precios sin intervención del Estado y los adelantos de dinero sin interés.
Lugones cree que la incapacidad y la corrupción de los políticos son las causas de esas deficiencias. Pone el
ejemplo de los frigoríficos en el caso de la ganadería que exporta ganado pero el precio y la calidad la ponen
los frigoríficos que gobiernan la producción porque pertenecen a los países consumidores.
Es de destacar que el autor siempre resalta la falta de organización, orden y disciplina.
Afirma que tenemos una república rural y que el secreto de la prosperidad nacional no está en el mercado
externo sino en el mercado interno.
La nación necesita tener industrias vitales como: alimentación, vestido, electricidad, higiene, utilería agraria,
combustible industrial, siderurgia y construcción.
La Formación Nacional
En este capítulo Lugones trata variados temas:
Sobre la inmigración, piensa que el hombre es la principal riqueza y que el aumento de la población acarrea
el trabajo, la producción y el consumo, por lo tanto, hay bienestar creciente a medida que se puebla el país.
Sin embargo, se debe diferenciar entre el buen y el mal extranjero.
Sobre el orden público el autor habla de un “obrerismo” creado por la sobrepuja electoral por lo que
considera que los políticos son incapaces de gobernar y no se preocupan sino de sus elecciones. Critica al
programa “socialista” (salario mínimo y jornada laboral de 8hs) que el gobierno impone generando la
supresión de la libertad primordial del hombre que es el trabajo.
Además, en la cuestión social caracteriza al socialismo como un ensayo ideológico que inventa teorías de
organización social cuyo ejemplo es Rusia en el que se demostró la incapacidad de las masas para
gobernarse directamente, la cuestión es acá una postiza adopción extranjera fomentada por el soborno
electoral. Caracteriza a los políticos como “parásitos” y propone la prohibición de huelgas y la expulsión de
agitadores extranjeros que en vez de promover el bienestar común contribuyen a empobrecer al país.
Con respecto a la política económica considera que nuestra producción, nuestro sistema monetario y
nuestra banca están gobernados desde afuera. La política de la Nación deberá organizarse sobre sus
necesidades y recursos determinados por las personas aptas y ésta requiere planificación para que el
desarrollo de los recursos nacionales predomine sobre el comercio exterior.
Lugones propone adoptar un “plan mínimo” que comprendería, entre otros: la fundación del crédito agrario,
revisión de la tarifa aduanera para proteger a las industrias y la nacionalización de la energía hidroeléctrica.
Finalmente, en cuanto a la diplomacia, el autor afirma que la política argentina es vieja y por lo tanto,
inadecuada para el progreso de la Nación, influida por el liberalismo positivista. Por esa razón, debemos
dejar de lado el pacifismo si no queremos que nos dominen los gobiernos extranjeros e impongan sus
ideales y así exploten sin más nuestras tierras y recursos.
4. La Política del Plata
La Argentina necesita desarrollar una política internacional que asegure el bienestar. Entonces, su propuesta
es que se debe conformar sobre las bases comunes existentes (geografía, lengua, historia, religión) una
política del Plata entre Uruguay, Paraguay, Bolivia y Chile, considerando que están determinadas a unirse por
esas bases. El comercio a través del Río de La Plata favorecería a todas estas naciones por su salida al mar
Atlántico, además esta política del Plata llevaría a las siguientes ventajas:
• Aseguraría el prosperidad de las naciones involucradas,
• Impediría abusos de poder entre partes,
• Garantizaría la paz, la seguridad de las fronteras y la simpatía entre ellos,
• Impediría el intervencionismo, (EE.UU. y Brasil)
Para llevarse a cabo la política del Plata se requeriría de diez años de desarrollo como mínimo, subordinando
todo trabajo a la misma cuestión que en ese momento era imposible por cómo cambiaban las gestiones con
las elecciones. Por otro lado, se debería trabajar sobre: la diplomacia, el transporte y la seguridad y además
mejorar el arbitraje y la mediación sobre los que La Argentina tuvo posibilidad de participar y en los que no
se obtuvieron buenos resultados o en otras ocasiones en las que al poder mediar, se mantuvo al margen,
error por seguir las doctrinas liberales.
A su vez, en este capítulo hace referencia a dos errores puntuales del liberalismo:
• Manejo de ríos y de la marina mercante,
• Aceptación y contención de inmigrantes de manera indiscriminada llenando al país de agitadores,
delincuentes y locos, no sólo ocupándose de la política nacional y de servicios públicos como la
prensa, sino también lo que el autor considera un “resultado funesto” que es que abundan ya los
hijos de estos extranjeros, sobre todo escritores y universitarios que manifiestan su menosprecio a la
Patria.
El Gobierno de la Nación
• Disciplina y libertad:
Lugones considera al conjunto político llamado pueblo incapaz de llevar a cabo el plan metódico del
progreso nacional, que conduzca al estado de potencia que debe alcanzar la República. La masa es siempre
ignorante, anárquica y concupiscente, por la sencilla razón de que el hombre no es capaz ni libre por el mero
hecho de nacer. Además, afirma que la formación de la conciencia mediante la educación se realiza a partir
de la triple acción de escuela, familia y autoridad. Esta imposición del deber tiene por objeto adecuar al
hombre a su función social, y se llama disciplina. La conciliación de la libertad con el interés social, que es el
bienestar común, requiere un instrumento regulador, que es gobierno.
Tres son los medios concurrentes al sostén de la disciplina: la religión, la costumbre y el mando.
El objeto del gobierno es asegurar el bienestar adquirido y la adquisición del bienestar aspirado. Esto
requiere cuatro condiciones fundamentales:
• el orden, o sea el desarrollo colectivo y personal de todas las actividades, sin estorbo ni perjuicio de
unas por otras;
• la libertad, o sea la potestad personal de ejercer todas las actividades lícitas;
• la igualdad de condiciones para hacerlo, mediante la instrucción y la organización económica del
Estado;
• la defensa contra los ataques exteriores.
5. La noción de progreso indefinido en que se basa la ideología liberal, es la misma de la recta infinita: vale
decir una abstracción insostenible y arbitraria.
La libertad no tiene su finalidad en sí misma, es para algo. La libertad es el poder que cada hombre tiene
para procurar y labrarse su propio bien, sin perjuicio de terceros. Está, pues, dentro del orden; y cuando le
falta esta condición y aquel objeto, desvanécese en la abstracción o degenera en atentado.
- Crisis constitucional:
La constitución es ahora un instrumento de partido y no de gobierno común. El pueblo al consentirlo y
ratificarlo nos ha desobligado de la fidelidad a la constitución. Por otro lado, es evidente ya que se pude
gobernar sin congreso. Si se gobierna mal, no es porque falte vida parlamentaria, sino aptitud técnica en el
desempeño gubernativo. El congreso y las legislaturas se han vuelto focos de corrupción y derroche. Han
degenerado en tumores burocráticos que todo lo manchan con su inmoralidad, y cuya extirpación es un caso
de salud pública.
Esto da la prueba más concluyente contra el sufragio universal; desde que el mayor y mejor uso de dicho
instrumento, produce gobiernos cada vez peores. Efectivamente, la corrupción electoral es la que todo lo
infesta. Tan inherente es la corrupción a todo régimen mayoritario, que basta verlo en la universidad, con
sus elecciones democráticas o de “ensayo cívico”, según promotores.
- El gobierno de la capital
Para gobernar a la ciudad como es debido, hay, pues, que limitarla con el fin de iniciar así su condensación;
descentralizarla y descongestionarla de población desocupada y extranjera.
- La demagogia
El gobierno empeora por el sistema que nos rige: la demagogia socialoide o socialista. Es una crisis nacional.
La crisis de la disciplina.
- La hora del destino
Formar la Grande Argentina es hacer lo que está dicho en estas páginas, la Nación tiene que aprovechar con
acierto lo que podría llamarse la hora de su destino.
Lugones considera que debemos empezar a transformarnos en potencia, o nos conformarnos con ser un país
de segunda clase. La grande argentina no es un sueño sino una gran posibilidad. Basta un programa de diez
años para dejarla asegurada. Y puesto que en la política está el obstáculo, deberá empezarse por adoptar un
decenio de vacaciones políticas. Éstas consistirían en suspender el funcionamiento del congreso y las
legislaturas provinciales, sustituirlos por comisionados administrativos, remover a los jueces ineptos y
reducir los empleos a lo estrictamente necesario. Todo el dinero ahorrado aplicaríase a la instrucción
pública, la salubridad, el fomento industrial y agrario, y la reducción de los impuestos al consumo y a la
vivienda.
La reorganización del Estado se realizaría mediante la representación de instituciones y asociaciones
determinadas.
El poder Ejecutivo y la administración general corresponderían al ejército, sin que su desempeño importara
ninguna asignación fuera del sueldo militar; ya que el gobierno sería de estricta formación técnica. El autor
cree que debido a su preparación científica y administrativa, su espíritu de sacrificio, su vida ordenada, su
punto de honor y su disciplina, la oficialidad moderna forma de suyo el mejor cuerpo gubernativo que puede
concebirse.