La familia debe ser la primera educadora de la fe, enseñando a sus hijos sobre Dios y transmitiendo las virtudes cristianas a través del testimonio de vida y las tradiciones religiosas en el hogar. La fe se basa en el anuncio de Cristo, muerto y resucitado, para dar esperanza. Es importante orar por las familias para que puedan vivir valores como el amor y construir una sociedad más humana y cristiana.