Este documento analiza la cuestión indígena en el valle de Elqui, específicamente en las cercanías de Vicuña, durante el siglo XIX. Discute si la población indígena se extinguió o si más bien fue negada culturalmente a través de la asimilación forzada. También examina los discursos contradictorios sobre lo indígena en la construcción de la identidad nacional chilena y la presión ejercida por el estado y la élite criolla para homogeneizar la población bajo una identidad "chilena".
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REFLEXIONES EN TORNO A LA CUESTIÓN INDÍGENA DEL VALLE DE ELQUI: VICUÑA S.XIX, Fernando Graña Pezoa
1. Boletín N°6 (2004). Páginas 82 - 94
Museo Gabriela Mistral de Vicuña
ISSN 0718-1116
REFLEXIONES EN TORNO A LA CUESTIÓN
INDÍGENA DEL VALLE DE ELQUI:
VICUÑA S.XIX
Fernando Graña Pezoa
2. Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)
Introducción
En los primeros decenios del siglo XIX, la elite dirigente de nuestro país se dedicó
a la compleja tarea de construir el Estado Nacional, lo cual implicó dos cuestiones
fundamentales e íntimamente relacionadas: 1) la construcción del Estado en su
condición de organización suprema del poder en un territorio específico; y 2) la
conformación de la nación, lo que suponía otorgar a la población del país un
sentimiento de pertenencia y cierto grado de unidad política, o sea, “construir la
comunidad imaginada”.
Forjar la nación significaba internalizar una conciencia e identidad colectiva
nacional, mediante la creación de nuevos elementos simbólicos, rituales, míticos e
históricos. El discurso nacionalista de la época habría puesto énfasis en dos
grandes mitos, esenciales para fortalecer el sentido de pertenencia e identidad
nacional. El primero de ellos consistió en el rechazo del pasado hispano. El
segundo fue la exaltación de lo propio, de lo autóctono, es decir, la revalorización
del pasado mapuche o araucano. Simultáneamente, el discurso independentista
definió dos campos semánticos opuestos: 1) españoles invasores, enemigos,
opresores, etc. y 2) mapuches indómitos, valientes, etc. Cada uno de estos influyó
en la construcción de nuestra incipiente “comunidad imaginada”1.
Desde los albores de la república se gestó una discursividad sobre los indios
que dio cuenta de la percepción, caracterización y consideración que la elite
chilena tenía sobre la población aborigen. Se produjo una “etnificación” de lo indio
desde el poder, debidamente funcional a la construcción de la identidad nacional y
al proyecto de nación, que de vez en cuando surgió entre la elite.
La co-existencia de varios discursos sobre los indios es la tónica en un
periodo de ensayo organizacional republicano. Estos discursos conviven en el
tiempo, los cuales pueden estar sujetos a tres miradas sobre lo indio en
perspectiva cronológica: 1) una mirada pretérita, dada en el momento inicial del
1
Véase a Casanova, Holdeins “Entre la ideología y la realidad: la inclusión de los mapuche en la
nación chilena (1810-1830)”. En Revista de Historia Indígena 4, Departamento de Ciencias
Históricas, Universidad de Chile, Santiago, 2000, p.10.
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3. F. Graña / Reflexiones en torno a la cuestión indígena...
proceso independentista, la cual pasa por una “apropiación” de una simbología de
lo indio, una mitificación que rescata y pone en vigencia el imaginario de Ercilla
sobre el tema; 2) una mirada futura, en la cual existe una proyección política, la de
conformar una nación de ciudadanos. Una utopía igualitaria para consolidar el
proceso de nacionalización y ciudadanía; y 3) una mirada presente, que constata
diferencias y da cuenta de una realidad heterogénea.2
Gallardo nos plantea que es difícil establecer en nuestro país un discurso
homogéneo y uniforme que se refiera a los indios. Desde el inicio del proceso
independentista, se desarrolló un discurso idealizador de lo indio por parte de los
líderes del periodo. Paralelamente se desarrollo otro discurso, que no rescató el
pasado indio, sino la aspiración a la participación de estos en una nación de
ciudadanos. La incorporación del indígena debió incluir la reducción, y por lo tanto
negación de lo indio como espacio de diferencia. El discurso de la ciudadanía
arrasó con lo indio y establece la chilenidad a toda costa. El indígena real de carne
y hueso, con sus diferencias naturales, debió ser anulado a toda costa. Esos
discursos convivieron simultáneamente en Chile entre 1810 a 1840. En ellos quizás
se encuentren los gérmenes de futuras discursividades que se silenciaron o
renacieron de acuerdo con las necesidades de la construcción nacional3.
Tenemos que considerar que el Norte y Centro de Chile, incluyendo las
ciudades de Santiago y La Serena con sus respectivos territorios jurisdiccionales,
eran el país “pacificado”, donde vivían las autoridades de la Gobernación. Los
indígenas de estas zonas ya estaban tranquilos y distribuidos en encomiendas y
estancias de españoles y criollos. En este contexto la población aborigen sufriría un
fuerte mestizaje biológico y cultural. Por su parte, a la creciente población mestiza
se le suman los negros, mulatos, zambos y blancos pobres, todos quienes pasarían
a constituir una suerte de “bajo pueblo”. No poemos olvidar que nuestra sociedad
2
Gallardo, Viviana. “Héroes indómitos, bárbaros y ciudadanos chilenos: el discurso sobre el indio en
la construcción de la identidad nacional”, En Revista de Historia Indígena 5, Departamento de
Ciencias Históricas, Universidad de Chile, Santiago, 2001.p.120.
3
Gallardo, op.cit.,p.134.
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tenía plenamente diferenciados los rangos sociales y razas de sus miembros,
jerarquizando piramidalmente a quienes la integraban4.
Recordemos que la sociedad chilena del siglo XIX se organizaba entorno a
distinciones raciales y económicas que asignaban a cada grupo humano su
posición dentro de ella. En la parte superior estaban los descendientes de la
aristocracia hispano-criolla y en el otros extremo, los indígenas y la escasa
población de esclavos negros. Pese a las diversas categorías raciales y
socioculturales con que se definía y clasificaba a los miembros de la población, a
los ojos de la oligarquía, todos quienes estaban fuera de sus propios círculos no
constituían más que el pueblo. Además, ellos solo entendían por sociedad, las
situaciones simbólicas y materiales que construían y reproducían ellos mismos (los
miembros de la oligarquía). Para ellos, las diferencias con el pueblo eran una
cuestión de raza, riqueza, cultura y moral. Los miembros de la oligarquía eran los
únicos poseedores de la cultura superior y de la moralidad ideal. En cambio el
pueblo, los “rotos”, eran vistos como brutos y viciosos5.
Lo indígena en la identidad nacional6
Una de las tantas contradicciones de nuestra historia nacional, tiene que ver con
nuestra relación con lo indígena. Durante muchos años, los libros de historia de
Chile iniciaban sus páginas con los relatos casi épicos de los viajes de Diego de
Almagro y de la empresa de Pedro de Valdivia. Luego vendrían siglos de combates,
guerras, fundaciones y masacres entre dos grupos que se trasformarían en
antagónicos: los hispano y los indígenas. El primero sinónimo de civilización el
segundo de barbarie. El indio era el enemigo, por eso había que enfrentarlo. Las
innumerables destrucciones de ciudades a manos de los “indios” daban la razón.
4
Góngora, Mario. “Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX”.
Editorial Universitaria, Santiago, 1998, pp.63-64.
5
Fernández, Enrique. “Estado y Sociedad en Chile, 1891-1931. El Estado excluyente, la lógica
estatal oligárquica y la formación de la sociedad”. LOM Ediciones, Santiago, 2003, p.165.
6
Un libro que aborda en profundidad el tema de la identidad nacional es “Identidad Chilena”, de
Jorge Larraín, publicado por Ediciones LOM, Santiago, 2001.
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5. F. Graña / Reflexiones en torno a la cuestión indígena...
Aún hoy, para muchos nuestra historia nacional comienza con la llagada de los
españoles, sin embargo las nuevas tendencias historiográficas, más tolerantes con
los resultados obtenidos con la investigación arqueológica, etnográfica y
etnohistórica, han permitido ampliar los criterios que definen y delimitan “la
historia nacional”, proyectando su horizonte temporal a épocas cada vez más
lejanas. Por eso hoy en día, muchos de los textos “modernos” de historia incluyen
cada día, más y más paginas dedicadas a los pueblos originarios.
Una vez que Chile logra su relativa independencia administrativa y política
respecto de la metrópoli, en nuestro país se comienza a hablar de una mezcla o
fusión de dos razas guerreras: los mapuches y los españoles. Este discurso
obviamente no venía del europeo, sino del chileno criollo que se hacía del poder y
obviamente necesitaba legitimar en todos los frentes su condición de nuevo grupo
social y étnico dominante. El chileno criollo no era indio, tampoco hispano, sino
una mezcla de ambos, pero con una marcada y nefasta tendencia a valorar en
demasía lo perteneciente a su pasado aristocrático de raigambre colonial.
A partir de la independencia se reconocía la igualdad entre los diferente
grupos étnicos y sociales del territorio nacional. Ahora todos eran chilenos. Ello dio
pié para que muchos de los nuevos ciudadanos iniciaran un cruel proceso de
apropiación de tierras, antes exclusivas del indígena.
El problema local
Cada vez que en lo cotidiano se habla de lo “indígena”, en nuestra región se hace
referencia al legado cultural de la llamada Cultura Diaguita. Muchos se maravillan
con la magistral confección alfarera de los diaguitas, los diseños, el colorido, etc.
Normalmente en los procesos de enseñanza formal se menciona e incluye a los
diaguitas en el ámbito de lo precolombino, de lo pasado y ya extinto.
Es fácil caer en generalización en extremo burdas para definir lo “indígena”.
Recordemos que ser parte de una cultura, de una etnia, pueblo o nación, acarrea
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6. Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)
un profundo compromiso histórico y social para con lo propio, manifestando en la
practica cotidiana múltiples tradiciones de origen milenario. El valle de Elqui vivió
un temprano proceso de ocupación, el que se inició mucho antes de la llegada del
español. Cuando el europeo arriba al territorio, todas las tierras aprovechables y
con algún tipo de potencial económico son distribuidas a los encomenderos
(durante la Colonia) y posteriormente a los vecinos más ilustres del valle (durante
la República). La población indígena se vio sometida a un fuerte proceso de
presión demográfica, social y cultural, el cual no se detuvo con el fin de la colonia
ni con el inicio de la República. Además, desde fines del siglo XVIII y comienzos
del XIX, los gobiernos desarrollan una campaña de fundación de villas y ciudades.
Muchos de estos nuevos asentamientos nacen de conglomerados preexistentes, y
en el caso de la villa San Isidro de Vicuña, desde un pueblo de indios conocido
como Marquesa la Alta7. Cuando se produce la fundación en 1821, aún vivía en el
territorio una importante población indígena, la cual deja de figurar como tal en los
posteriores censos oficiales. Todos los chilenos éramos iguales, lo cual llevo a
desconocer las diferencias étnicas y culturales existentes. Al igual que en muchos
territorios de nuestra nación, en el valle de Elqui ser indio ya no era una opción8.
¿Extinción o negación indígena?
¿Qué ocurrió con los indígenas que habitaban el valle de Elqui, específicamente los
alrededores de la ciudad de Vicuña?. Una de las respuestas a priori que se podría
dar es que los indígenas desaparecieron, se extinguieron, asimilándose a la
población criolla chilena. Es posible que la realidad y/o verdad sobre el problema
se encuentra en ese orden de cosas. Sin embargo, considero que no es posible
7
Véase entre otros documentos el “Informe del Intendente don Joaquín Vicuña” (fojas 14 a 24,
Volumen 1048, ANCG) y el “Decreto de Fundación de la Villa San isidro de Vicuña” (foja 25,
Volumen 1048, ANCG). Esta documentación se encuentra transcrita en el texto de Rojas, Olga
““Proceso de modernización de la ciudad de Vicuña 1866-1900”. Prerrequisito para optar al Título
de Profesor de Estado en Historia y Geografía, Universidad de La Serena, 1985.
8
Estas ideas corresponden a la ponencia “Ranchos y territorios de indios en la periferia de la villa
San Isidro de Vicuña (s.XIX)”, presentada por el autor de este documento al Taller de Arqueología
Histórica, Museo de Santiago, Casa Colorada, 26 al 30 de noviembre del 2001, Santiago.
87
7. F. Graña / Reflexiones en torno a la cuestión indígena...
llegar a afirmar de manera tan liviana el concepto de extinción o asimilación
étnica-cultural. Para nosotros la cuestión debería ir por otro lado. Es claro que se
produjo una asimilación de la población indígena hacia la criolla chilena. Sin
embargo no me deja inquietar el cómo fue que esta se produjo. Asimismo,
establecer las verdades y/o razones del porqué de ello. No bastaría una explicación
que mencione a procesos naturales motivados por el contacto permanente de dos
o más etnias o naciones. Eso sería válido para otras zonas donde el componente
indígena tenía y aún hoy en día tiene un referente étnico vivo, como el caso de la
zona mapuche.
A nuestro juicio hay que poner mayor atención a la presión ejercida por el
Estado y por la población criolla, quienes desarrollaron un claro afán
homogenizador respecto a todo lo existente en el ámbito étnico, nacional y
cultural, bajo el rótulo de “lo chileno”. Ser chileno era –y quizás aún hoy en día lo
es- pertenecer a una raza mestiza donde españoles y mapuches se mezclaban
dando origen a un híbrido caracterizado por la belicosidad, astucia y resistencia-
tolerancia al rigor. Las cualidades esenciales (actitudinales, cognitivas y valóricas)
del chileno-criollo, deberían tener su contraparte o mejor dicho complemento en la
forma. Recordemos que las castas finalizaron con la independencia nacional. A
partir de ese entonces todos éramos iguales en dignidad, derechos y deberes. Sin
embargo la apariencia física de un individuo, siempre entrega referencias sobre el
origen étnico. Gente morena de rasgos fuertes y pelo negro liso, con nariz aguileña
y mirada aguda difícilmente sería considerada como parte del segmento hispano-
criollo. El ser o no ser indio no dependía de uno o más decretos. Quizás en aquella
época se terminó con las castas, pero la percepción del otro, en lo que se refiere a
su origen y condición étnica no terminarían con igual facilidad y rapidez. Es posible
que no existía discriminación evidente o explícita hacia los elquinos de origen
indígena, pero la presión hacia ellos habría sido de tal fuerza, que estos no
tuvieron otra alternativa salvo la de negar su condición étnica, renunciando a sus
historias y culturas para guardarlas en un baúl de las anécdotas y recuerdos.
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8. Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)
Una cosmovisión y etnopercepción del mundo diferente, una relación con el
medio humano y cultural diametralmente opuesta a la ejercida por el español y
posteriormente por el chileno-criollo, contribuyeron a la desaparición oficial de los
indígenas elquinos. Las ventas de tierras y propiedades, los matrimonios, las
enfermedades y la miseria, entre otras cosas, llevaron a la disminución
demográfica y la reducción del impacto territorial y económico de los indios en la
zona.
La negación étnica de los habitantes de Vicuña, debería tener –además-
otras motivaciones y/o causas, quizás secundarias, pero causas al fin, las que no
deberíamos pasar por alto. No es desconocido para nadie el discurso ya casi
institucionalizado en el cual se afirma que un factor de vital importancia en los
triunfos de Chile en las guerras contra Perú y Bolivia, fue una supuesta
superioridad racial9. Se ha dicho por mucho tiempo que el chileno, mezcla de
hispano y mapuche, es superior al peruano y boliviano, estos últimos con una
marcada impronta indígena multiétnica andina. Lo indio-chileno, aceptable en el
discurso nacional, es lo que se vinculaba o tenía que ver con lo mapuche o
araucano. Otros indios no existían en ese contexto. Los indios del norte, o mejor
dicho, los del Perú y Bolivia, eran vistos como parte de lo “no chileno”, del
enemigo al cual había que derrotar.
Quizás por eso la existencia de indios al norte de Santiago, en épocas
posteriores a las guerras contra Perú y Bolivia, pudo haber sido percibido como
algo peligroso, casi inaceptable. ¿Qué indígena de Elqui, al ver y percibir el
contexto y discurso dominante que destacaba la superioridad del chileno de origen
hispano-mapuche, se atrevería siquiera a mencionar, menos aún defender su
origen étnico vinculado a lo indígena del norte de Santiago? La población indígena
de Elqui tenía que deshacer sus nexos con su pasado étnico para construir nuevos
vínculos sociales, culturales e históricos con el naciente estado nacional chileno.
9
Larraín, op.cit., p.147
89
9. F. Graña / Reflexiones en torno a la cuestión indígena...
Otro punto que nos interesa esbozar, se vincula a la existencia de ciertos
grupos de indígenas pro-realistas, quienes protagonizaron una breve rebelión en el
Choapa. Sobre el particular nos da cuenta Ruiz10, mencionando lo ocurrido en
Chalinga en 1818. Esto es sugerente al momento de visualizar las cifras del censo
de 1813 correspondientes al valle de Elqui, donde se aprecia el importante número
de indígenas existentes entre las localidades de El Molle y Rivadavia.
Cuadro 1: Cifras globales para el área de Vicuña según el Censo de 1813.
Distrito censal Total Españoles Indios Mestizos Otros
Entre Marquesa 1270 409 621 106 134 mulatos
Baja y El Tambo
Entre Diaguitas y 1274 1034 108 60 46 mulatos
Río Turbio 26 negros
Entre Marquesa Alta 1627 1054 341 59 2
y San Isidro extranjeros
157 mulatos
14 negros
Totales 4171 2497 1070 225 379
Sin realizar mayores cálculos estadísticos, se puede afirmar que
aproximadamente 1/3 de la población de esta zona del valle era indígena. Esto nos
lleva a pensar en un nuevo factor que podría haber influido en la fundación de un
centro urbano en la zona de Marquesa Alta: el temor a las “asonadas indígenas”.
Quizás en Elqui no habían caudillos ni grandes motivos para generar un estado de
10
“Era Chalinga una aldea o pueblo de indios, formado según el plan establecido por el presidente
don Ambrosio O’Higgins cuando suprimió el servicio personal de los indios. Sus habitantes eran
gobernados por el juez de la reducción, que con el título de cacique, era designado cada año por la
primera autoridad del distrito o partido de Illapel. El nombramiento de cacique hecho a principios
de 1818 por el teniente gobernador de ese partido, don Tomás Echavarría, había producido gran
descontento en la reducción, y excitado a los indios a rebelarse, aprovechando la debilidad en que
suponían al gobierno por las atenciones que le imponía el estado de guerra”. Barros Arana, citado
por Ruiz, op. cit. p.172
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10. Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)
rebelión similar a lo ocurrido en Choapa, sin embargo, la presencia de autoridades
“indígenas” si estaba presente, manteniéndose incluso bien entrado el siglo XIX, lo
cual fue un elemento de cohesión socio-cultural entre los miembros de un grupo
humano percibido como diferente en relación a lo chileno-criollo11.
Para incorporar a “los otros” al nuevo orden político, social y cultural,
nuestra sociedad ha desarrollado un sinnúmero de estrategias que incitan, seducen
y/o fuerzan a la inclusión. Es posible que una de esas estrategias, a través de las
cuales los indígenas elquinos se incorporarían a lo chileno, fuese su incorporación a
las milicias. Por ejemplo, al revisar los listados de los integrantes de las compañías
de Fusileros y Granaderos de la Infantería Cívica de Vicuña correspondientes a al
año1842, pese a su escaso número, notamos claramente la presencia de un
importante contingente de milicianos cuyo origen es “indígena”. 12
Ahora bien, la proporción de estos respecto al total de los milicianos es
bastante baja, pero no menos significativa. Al menos un 18% de los integrantes de
las milicias registradas en febrero de 1842 tienen apellido de origen indígena. Esto
no implica que sus portadores desarrollen costumbres ni modos de vida propios de
un grupo étnico, sin embargo nos ayuda a visualizar la presencia de este
componente –el étnico- dentro de la población local.
11
Sobre el particular, podemos citar un acta del cabildo de Vicuña del 10 de septiembre de 1843,
donde señala que se “...acordó que se extinguiese en el barrio de los indígenas de esta Villa, el
mando llamado Cacique, y que sus habitantes, que dasen sujetos bajo las autoridades del
Subdelegado, é Inspectores que tiene nombra dos, y que nombrase en lo sucesivo el Señor
Gobernador departamental conforme se allan sujetos los demas individuos de la Republica ..” (f.
58-58v, Libro 2, ANMV)
12
En “Documentos para la historia de Vicuña del Archivo de la Gobernación Departamental de
Ovalle (Siglo XIX)”. Transcripción de Marco Alcayaga A., Museo Gabriela Mistral de Vicuña, 2004.
pp.29-32
91
11. F. Graña / Reflexiones en torno a la cuestión indígena...
Cuadro 2: Integrantes de las Milicias Cívicas de Vicuña con apellido de origen indígena (Vicuña,
febrero 1842, ADGO).
Nombre Grado Compañía
Juan Cuturrufo Cabo 1º 1ª de Fusileros
José Cuturrufo Cabo 2º 1ª de Fusileros
Pedro Chinga Soldado 1ª de Fusileros
Miguel Arelluna Soldado 1ª de Fusileros
Juan Guaman Soldado 1ª de Fusileros
Bartolo Alday Soldado 1ª de Fusileros
Enrique Chinga Soldado 1ª de Fusileros
Carlos Guaman Soldado 1ª de Fusileros
José Celestino Cuturrufo Soldado 1ª de Fusileros
José Guaman Soldado 1ª de Fusileros
Pedro Alringo Soldado 1ª de Fusileros
Victorio Garrote Soldado 1ª de Fusileros
José Alquinta Soldado 1ª de Fusileros
Ypolito Guaman Soldado 1ª de Fusileros
Fermin Chinga Soldado 1ª de Fusileros
Francisco Cuturrufo Soldado 1ª de Fusileros
León Cuturrufo Tambor Granaderos
Lucas Cuturrufo Soldado Granaderos
Ynocencio Casanga Soldado Granaderos
José Dolores Guaman Soldado Granaderos
José Dolores Garrote Soldado Granaderos
Mauricio Chinga Soldado Granaderos
Marcos Cuturrufo Soldado Granaderos
Basilio Alquintar Soldado Granaderos
Bartolomé Menay Soldado Granaderos
Domingo Garrote Soldado Granaderos
Leandro Cuturrufo Soldado Granaderos
Felipe Garrote Soldado Granaderos
José Dolores Totoral Soldado Granaderos
Benito Chinga Soldado Granaderos
Vicente Cuturrufo Soldado Granaderos
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12. Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)
Reflexiones finales
Quizás se perciba en esta propuesta de trabajo, una marcada tendencia a valorar –
quizás sobrevalorar lo indígena-, sin embargo tras lo étnico, hay una problemática
mayor, de carácter socioeconómico y cultural. Los indios eran parte del bajo
pueblo, eran parte de los sin poder. Los “indios” de Elqui se sitúan en un espacio
delimitado por lo mítico, lo misterioso y sugerente de lo precolombino –por un
lado- y lo extinto, lo que ya no existe desde hace siglos13.
La cuestión indígena en el valle de Elqui, específicamente en el área de
Vicuña, debe ser abordada de manera específica y particular, delimitando
territorialmente el espacio histórico a la zona de Vicuña y su entorno inmediato.
Esto nos daría mayores antecedentes sobre un área en particular, los que en
investigaciones posteriores, podrían ser comparados y debidamente situados el
contexto regional.
La “cuestión indígena” debería ser considerada como un problema
fundamental para ser desarrollado por los investigadores de la zona. Para ello hay
que abandonar ciertos dogmas, realizar una lectura mucho más próxima a lo
“étnico” de las fuentes documentales y materiales disponibles. Por último sería
muy constructivo valorar en su justa medida la información entregada por los
mismos habitantes de la zona, quienes con sus palabras y silencios constituyen la
clave para conocer nuestro pasado.
13
Sobre el particular, es interesante la percepción respecto a lo indígena que existía a comienzos
del siglo XX. Esto queda en evidencia en la obra de José Segundo Varela “Reseña Histórica del valle
de Elqui” del año 1921, donde nos plantea lo siguiente: “...se recuerdan los apellidos (indígenas) de
los Garrote, Alringo, Chinga, Guamán, Menay, Higuera, Lagunaba, Peuco y otros. De estos troncos
existen algunos vástagos, pero puede decirse, que la raza – en su pureza primitiva- está
extinguida...”. Este autor señala mas adelante: “...debió predominar en nuestros indios el carácter
sufrido; pues se necesitaba de lucha para labrar la tierra y para arrancar sus tesoros... En sus
ocios, la quena debió ser la nota alegre, la espresión del alma; que, por su lúgubre sonido, era el
lamento de un pueblo que gemía en la esclavitud”.p12.
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13. F. Graña / Reflexiones en torno a la cuestión indígena...
Referencias de Archivo
Archivo Departamental de la Gobernación de Ovalle (ADGO)
Archivo Nacional, Fondo Capitanía General (ANCG)
Archivo Nacional, Municipalidad de Vicuña (ANMV)
Referencias bibliográficas
CASANOVA, H. “Entre la ideología y la realidad: la inclusión de los mapuche en la
nación chilena (1810-1830)”. En Revista de Historia Indígena 4,
Departamento de Ciencias Históricas, Universidad de Chile, Santiago,
2000. pp9-48
FERNÁNDEZ, E. “Estado y Sociedad en Chile, 1891-1931. El Estado excluyente, la
lógica estatal oligárquica y la formación de la sociedad”. LOM
Ediciones, Santiago, 2003.
GALLARDO, V. “Héroes indómitos, bárbaros y ciudadanos chilenos: el discurso sobre
el indio en la construcción de la identidad nacional”. En Revista de
Historia Indígena 5, departamento de Ciencias Históricas, Universidad
de Chile, Santiago, 2001.pp119-134
GÓNGORA, M. “Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y
XX”. Colección Imagen de Chile, Editorial Universitaria, Santiago, 1998.
GRAÑA, F. “Ranchos y territorios de indios en la periferia de la villa San Isidro de
Vicuña (s.XIX)”, Ponencia presentada al Taller de Arqueología
Histórica, Museo de Santiago, Casa Colorada, 26 al 30 de noviembre
del 2001, Santiago.
LARRAÍN, J. “Identidad chilena”. Colección Escafandra, LOM Ediciones, Santiago,
2001.
ROJAS, O. “Proceso de modernización de la ciudad de Vicuña 1866-1900”.
Prerrequisito para optar al Título de Profesor de Estado en Historia y
Geografía, Universidad de La Serena, 1985.
VARELA, J. “Reseña histórica del valle de Elqui”, Imprenta Moderna, La Serena,
1921.
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