El documento presenta diferentes perspectivas sobre el amor a través de extractos literarios. Incluye un poema chino sobre el amor físico, un extracto del Diario de Adán y Eva de Mark Twain donde cada uno expresa su aprecio por el otro a pesar de sus diferencias, y un pasaje de El amor en los tiempos de cólera donde un personaje declara su amor eterno después de medio siglo de espera. Los extractos exploran la naturaleza compleja pero vital del amor.
TIPOLOGÍA TEXTUAL- EXPOSICIÓN Y ARGUMENTACIÓN.pptx
El amor
1. El amor es uno de los sentimientos más intensos que
podemos albergar y como diría Baudelaire aunque fuera
una trampa tendida y el inicio de la perdición, todos
estamos dispuestos a experimentarlo.
A continuación, lo que algunos escritores han escrito
sobre el amor.
2. La cita
Con la opaca luz de la luna las flores brillan,
es una noche oportuna para ver quien se ama;
descalza, camina suave
sobre musgo perfumado,
llevando en sus manos su par de chinelas
brocadas en oro.
Su amante le espera al fondo de una cámara
de tenues colores;
y en él se recuesta temblando de pasión.
“Como es tan difícil salir para verte,
te permitiré que me ames como quieras, amor”.
Poemas chinos de amor. Editorial China Hoy, p. 57
Li Yu (937-978)
3. El Diario De Adán y Eva
Mark Twain (1835 -1910)
El diario de Adán
“(…) Al cabo de los años transcurridos, me doy cuenta de
que al principio sufrí un error a propósito de Eva; es
preferible vivir con ella fuera del Edén, que sin ella dentro.
En los comienzos me dio la impresión de que hablaba
mucho; pero hoy me dolería que esa voz suya cayese en el
silencio y desapareciese de mi vida (…) Donde quiera que
ella estaba, allí era el Edén”.
El diario de Eva
“ (…) Habla muy poco. Quizá porque no es muy brillante, y
es muy sensible acerca de eso y desea ocultarlo. Es una
pena que se sienta así, porque el brillo está en el corazón,
allí es donde están los valores. Ojalá pudiera hacerle
entender que un corazón bueno y amable es una riqueza,
y mucha, y que sin eso el intelecto es pobreza”.
El Diario De Adán y Eva. Luarna ediciones, pp. 26-63.
4. NOVIA.-¡No te acerques!
LEONARDO. –Callar y quemarse es el castigo
más grande que nos podemos echar encima ¿De
qué me sirvió a mí el orgullo y el mirarte y
dejarte desierta noches y noches? ¡De nada!
¡Sirvió para echarme fuego encima! Porque tú
crees que el tiempo cura y que las paredes
tapan, y no es verdad, no es verdad. ¡Cuando las
cosas llegan a los centros no hay quien las
arranque!
NOVIA (temblando).-No puedo oírte. No puedo
oír tu voz. Es como si bebiera una botella de
anís y me durmiera en una colcha de rosas y me
arrastra, y sé que me ahogo, pero voy detrás”.
Bodas de Sangre y antología poética. Ediciones Gente, Página 34.
5. El amor en los tiempos de cólera
Gabriel García Márquez (1927-2014)
“(…) Fermina Daza despidió a la mayoría junto al
altar, pero acompañó al último grupo de amigos
íntimos hasta la puerta de la calle, para cerrarla
ella misma, como lo había hecho siempre. Se
disponía a hacerlo con el último aliento, cuando
vio a Florentino Ariza vestido de luto en el centro
de la sala desierta. Se alegró, porque hacía
muchos años que lo había borrado de su vida, y
era la primera vez que lo veía a conciencia
depurado por el olvido. Pero antes de que pudiera
agradecerle la visita, él se puso el sombrero en el
sitio del corazón, trémulo, y reventó el absceso
que había sido el sustento de su vida.
—Fermina —le dijo—: he esperado esta ocasión
durante más de medio siglo, para repetirle una
vez más el juramento de mi fidelidad eterna y mi
amor para siempre”.
El amor en los tiempos de cólera. Editorial oveja negra, p. 74.
6. (…) He sido íntima contigo, te he conocido.
¿Acaso no he tocado tus palmas y las puntas de tus dedos?
¿Acaso no me he deslizado a través tuyo hasta los talones?
¿Cómo entré? ¿Acaso no soy yo tú y Tú?
Y ningún sol viene a socorrerme en este lugar
Y estoy desgarrada contra la oscuridad tenebrosa;
Y ninguna luz me golpea y no dices
Palabra, día tras día.
¡Oh! podría salir, a pesar de las marcas
Y toda su hábil labor sobre la puerta,
Salir a través de los campos de verde cristal…
Mas hay quietud aquí.
No me voy.”
Carta del exiliado y otros poemas. Biblioteca digital, p. 17.
La tumba de Akr Caar
Ezra Pound (1885-1972)