2. En aquel momento se acercaron
a Jesús los discípulos y le
dijeron: «¿Quién es, pues, el
mayor en el Reino de los
Cielos?» El llamó a un niño, le
puso en medio de ellos y dijo:
«Yo os aseguro: si no
cambiáis y os hacéis como los
niños, no entraréis en el
Reino de los Cielos. Así pues,
quien se haga pequeño como
este niño, ése es el mayor en
el Reino de los Cielos.
Mt. 18, 1-4.
3. Si bien es cierto, que los niños necesitan
cuidados, son vulnerables, necesitan
alimentarse del amor, el cariño y la
protección, pero… ¿y quién no? Ellos
tienen algo singular, y es que todavía no han
aprendido a tener complejos, a sentirse
inferiores, a discriminarse o menospreciarse,
sencillamente “son como son”, saben que a
los ojos de Dios son importantes, porque lo
son, nada más.
Cómo hacernos como
niños?
4. Ahora entiendes por qué es necesario ser como niños
para entrar en el Reino de los Cielos:
corazones puros,
miradas limpias,
espontaneidad,
naturalidad,
sencillez…
así son ellos, nuestros pequeños maestros!