El documento describe las características de la imaginería barroca en España. La escultura barroca buscaba evocar sentimientos religiosos en los creyentes a través de un estilo más naturalista y efectista. Destacan las escuelas castellana, andaluza y murciana, con imagineros como Gregorio Fernández, Martínez Montañés, Juan de Mesa y Francisco Salzillo, conocidos por sus representaciones de Cristos y Vírgenes.
2. Características
No hay prácticamente escultura civil y decae la
funeraria.
La aportación española es la escultura en madera
policromada que sirve de paso procesional junto al
retablo.
Se realizan imágenes que tratan dogmas de la
Iglesia Católica frente al Protestantismo
(Inmaculadas, santos).
Buscan evocar el sentimiento de los creyentes
hacia el tema representado y provocar el fervor
popular a través del efectismo y para ello recurren
al naturalismo en los gestos y detalles como ojos
de cristal, cabello natural o lágrimas.
3.
El retablo barroco es una
estructura arquitectónica
fragmentada en pisos horizontales
por entablamentos y en calles
verticales por columnas de fuste
liso, salomónicas o estípetes y
con función pedagógica.
Con el paso procesional se busca
el encuentro con el fiel con figuras
en permanente movimiento que
captan la atención del espectador
a través de un lenguaje claro,
sencillo y realista que ayude al fiel
a conmoverse con la angustia de
María o el dolor de los Nazarenos.
Retablo mayor de San
Isidoro . Monasterio de San
Isidoro. Santiponce. Martínez
Montañés
6. La escuela castellana: centro Valladolid
Tipología de crucificados patéticos y llagados que
exhiben sus heridas y Vírgenes dolorosas.
Entronca con el renacentista Juan de Juni.
Apuesta por el patetismo con el sentimiento
exacerbado de dolor.
Agitación y movimiento con pliegues quebrados
Recursos trágicos (cuerpo apaleado, heridas,…)
Usan más la pintura que el dorado
7. Gregorio Fernández S. XVI-XVII
Fase manierista (hasta 1616) y período de
madurez (donde afianza el naturalismo).
Obras de talla completa y bulto redondo teñidas
de patetismo con el modelado blando del
desnudo.
Rigidez de los ropajes con telas pesadas que se
quiebran en pliegues geométricos, recordando el
hispanoflamenco.
Postizos realistas: ojos de cristal, dientes de
marfil, uñas de asta y grumos de corcho para dar
volumen a los coálugos de sangre.
8.
Tuvo muchísima influencia por el norte y el
oeste español: desde La Rioja al País Vasco
y desde León hasta Cáceres. Trabajó para
las iglesias diocesanas, cofradías
penitenciales, nobleza y rey, aunque los
mejores clientes serán las órdenes
religiosas construyendo retablos para
cartujos, cisterciences, franciscanos,
carmelitas y jesuítas labrando a sus santos
titulares: San Bruno, San Bernardo, San
Francisco, Santa Teresa y los héroes de la
Compañía: San Ignacio y San Francisco
Javier.
11.
Como creador de tipos iconográficos dio forma en
Castilla al modelo de Inmaculada y al de Virgen de la
Piedad. Aunque la fama le llega con sus
interpretaciones del Flagelado, (Cristo atado a una
columna) que está en Valladolid, en la Cofradía del
Azotamiento y el Yacente, que reclina la cabeza
encima de una almohada y reposa sobre una sábana,
visible en los Capuchinos del Pardo.
De sus pasos procesionales, ninguno se conserva
íntegro y el más alabado el Descendimiento de la
iglesia penitencial de la Vera Cruz en Valladolid.
Constaba de 7 figuras.
19.
La escuela andaluza: Martínez Montañés y Juan de
Mesa
Cristos apolíneos y Vírgenes adolescentes,
omitiéndose la sangre.
Aderezos ornamentales con deslumbrantes túnicas y
mantos, potencias y coranas de oro.
Hay diferencias entre Andalucía occidental y oriental:
en Sevilla, prima el carácter clásico y el amor por la
belleza mientras en Granada gusta lo pequeño y
preciosista como demuestran dos inmaculadas: La
cieguecuita de Montañés a tamaño natural y la
Concepción de Alonso Cano.
20.
Obras más dulces
(Inmaculadas, Niños
Jesús,…)
Serenidad y armonía sin
heridas sangrientas
Uso reiterativo del dorado
Paños con mayor caída y
más naturales.
Martínez Montañés: La
Cieguecita
21. Juan Martínez Montañés S. XVIXVII
Es el imaginero que más fama alcanzó.
Formado en Granada en el taller de Pablo
de Rojas, obtiene en Sevilla el título de
maestro escultor y sólo tiene una corta
estancia en la Corte convocado por
Velázquez.
Como retablista apuesta por las estructuras
arquitectónicas claras, con orden corintio y
decoradas por ángeles y elementos
vegetales. Entre los tipos tenemos:
22.
Retablos mayores de composición rectangular
con cajas para relieves e imágenes como el de
San Isidoro del Campo en Santiponce, San
Miguel de Jerez y Santa Clara de Sevilla.
Retablo de San Isidoro
del Campo
26.
Otro tipo son los
arcos del triunfo,
como se observa en
el San Juan Bautista
para las monjas del
Socorro.
Finalmente,
tabernáculoshornacinas como el
de La Cieguecita en
la Catedral de
Sevilla.
27.
En escultura
devocional y
piadosa definió los
modelos del Niño
Jesús y la
Inmaculada.
Uno de sus éxitos
fue el Niño Jesús
del Sagrario
sevillano, que fue
copiada
universalmente.
28.
En Vírgenes, su modelo de la
Cieguecita marcará época
como una Virgen niña que
junta las manos en actitud de
orar y descansa sobre
querubines guardando una
composición trapezoidal.
Su orgullo sigue creciendo
con el Cristo del Auxilio, de la
Merced, de Lima y el Cristo de
la Clemencia, de la Catedral
de Sevilla.
32. Juan de Mesa S. XVI- XVII
Su naturalismo es su gran valor, obtenido a través del
estudio de los cadáveres que le servían para imprimir
a sus crucificados los signos de la muerte, por lo que
es llamado el imaginero del dolor.
Su calidad y precios económicos le hicieron ser el
artista predilecto de las compañías sevillanas y sus
tipos del Crucificado y el Nazareno se siguen
copiando en la actualidad. Su firma aparece en el
detalle realista de una espina perforando la ceja y
oreja de Jesús.
33. Cristo del Amor
La serie de
crucificados se abre
con el Cristo del Buen
Amor, el más patético
de su repertorio.
A éste le seguirán el
Cristo de la
Conversión del Buen
Pastor y el Cristo de
la Buena Muerte que
será el modelo de
futuras réplicas.
38.
Ala par que atendía
a encargos de
Cristos americanos,
realizaba su imagen
procesional más
imponente, Jesús del
Gran Poder. Un
corpulento nazareno
con la cruz al
hombro captado en
el momento de
avanzar.
43. Alonso Cano S. XVII
Arquitecto, escultor y diseñador de
mobiliario litúrgico (sillerías, lámparas,…)
Tiene 3 etapas: Sevilla, Madrid y Granada.
Hijo de retablista, pasó su adolescencia en
Sevilla donde estudia en el taller pictórico de
Francisco Pacheco siendo condiscípulo de
Velázquez y frecuentando los círculos de
Martínez Montañés.
44.
Una de sus primeras obras es el retablo de
Santa María de Lebrija, cuya imagen titular,
la Virgen de la Oliva, majestuosa e hierática
inicia la serie de creaciones marianas con
silueta fusiforme, característica de él.
En 1638 viaja a Madrid incorporándose al
séquito del Conde Duque de Olivares,
período en el que realizó el Niño Jesús de
Pasión para la Cofradía de San Fermín de
los Navarros, como un nazareno camino del
Calvario con la cruz a cuestas y que
manifiesta ya el sufrimiento en su gesto.
47.
En esta etapa sufre la caída
de su protector Olivares y el
asesinato de su esposa del
que fue acusado.
Tras ello, recibe órdenes
sagradas y se marcha a
Granada como prebendado
en el cabildo.
Son sus años gloriosos
donde encontraremos por
orden del convento del
Ángel Custodio: S. José con
el Niño y San Antonio de
Padua.
San José con el niño
49.
La Catedral le encarga los bustos de Adán y Eva.
Pero serán figuras de pequeño formato las que le
dan la fama posterior: la dulce Inmaculada, para
rematar el coro catedralicio pero gusta tanto que la
trasladan a la sacristía y en su lugar colocan la
Virgen de Belén.
51. A la escala pequeña
pertenecen también los
santos limosneros: el
franciscano San Diego de
Alcalá y el hospitalario San
Juan de Dios. Son
estatuillas destinadas a la
devoción doméstica y tiene
una exquisita técnica como
vemos en la rica policromía
que inspiraba delicadeza y
ternura
Virgen de Belén
53. De estas pequeñas
imágenes la única firmada
es San Antonio de Padua
con el Niño Jesús de San
Nicolás de Murcia, que
resume las claves
estéticas de Cano:
serenidad y gracia frente
al escándalo y al carácter
violento que presidió su
existencia y equilibrio de
las formas, propias del
Renacimiento frente al
dinamismo barroco.
55. Escuela murciana: Francisco Salzillo S. XVIII
Es el artista más fervoroso y tiene una profunda
religiosidad.
Se forma con su padre, el escultor Nicolás Salzillo
del que adquiere el encanto del sur de Italia y lo
funde con el naturalismo andaluz.
El resultado son figuras movidas y expresivas, con
gracia, carnes aporcelanadas y estofadas que
pregonan el rococó.
La producción de su taller es ingente pero su éxito
está en los pasos procesionales y en su castizo
Belén. Entre los pasos hace La Caída y La
Oración en el Huerto para la Cofradía murciana de
Jesús Nazareno.
58.
Para la misma
Cofradía hará La
Cena y El
Prendimiento y
Los Azotes, que
volverá a realizar
para cofradías
provinciales.
También realiza
pasos de una
sola figura como
La Verónica, el
San Juan y la
Dolorosa
64.
La tradición del pesebre
se remonta a la Edad
Media pero en el S. XVIII
tiene en Napóles un
enorme interés, siendo
Carlos III el introductor
en España.
Realiza un Belén para D
Jesualdo Riquelme,
modelando 728 figurillas
en barro, componiendo
escenas evangélicas con
personajes ataviados
como en la época.