1. Crisis del Estado Liberal, Segunda República y Guerra Civil
*Intentos de modernización del sistema de la Restauración.La Crisis
de la Restauración y el problema de Marruecos.
La corriente de pensamiento que cuestionó los valores y el sistema político del fin de
siglo español fue el regeneracionismo, destacando Joaquín Costa. Éste denunció la
incultura y el atraso español, proponiendo incentivar la educación y la europeización
como sinónimo de modernización.
Esta corriente influyó en la actividad política española del primer tercio del siglo
XX. Pero, en realidad, las diversas corrientes regeneracionistas tuvieron poca
efectividad práctica.
El fin del regeneracionismo vino con la Crisis de 1909 conocida como Semana Trágica.
La primera crisis grave del reinado de Alfonso XIII fue desencadenada en 1909 por el
envío de reservistas a sofocar la rebelión en la región marroquí del Rif: el embarque de
las tropas movilizadas en el Puerto de Barcelona desembocó en un movimiento de
protesta. El gobierno declaró el estado de guerra y utilizó el ejército para reprimir la
manifestación, lo que desencadenó una insurrección popular que tomó un carácter
antimilitar, pero también anticlerical.
A esta Semana Trágica la siguió una dura represión que trajo consigo la ejecución
del pedagogo anarquista Francesc Ferrer i Guàrdia, que a su vez provocó una oleada de
protestas exteriores que contribuyeron al desprestigio del gobierno y de la monarquía.
La crisis provocó la destitución de Maura, que fue responsable de la dura represión
gubernamental.
En 1917 estalló una crisis militar, política y social que incidió decisivamente en la
descomposición del sistema de la Restauración. Situación que ya venía desde 1913,
pero que se intensificó con el impacto de la I Guerra Mundial (que en principio supuso
un cierto auge económico),aumentando las tensiones sociales y la crisis del “turnismo”
(liberales y conservadores se turnan en el poder) fue un hecho.
Respecto a la crisis en el ámbito militar, el ejército empezó a cuestionar el sistema
interviniendo en la vida política, ya que se acentuó el malestar interno, debido a: la
inestabilidad gubernamental, a una nueva ley que establecía el ascenso por méritos de
guerra y a los bajos salarios. Ese malestar militar contra el Estado provocó la formación
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2. de las Juntas de Defensa, que eran una asociación sindical, que con su presión,
consiguió que la autonomía y la injerencia del ejército fueran cada vez mayores.
En cuanto a la crisis política, el gobierno de Eduardo Dato, decretó la censura de la
prensa y la suspensión de las garantías constitucionales de las Cortes. Esto provocó que
Francesc Cambó (dirigente de la Lliga Regionalista) convocase en Barcelona una
Asamblea de Parlamentarios, que exigió la convocatoria de Cortes constituyentes y la
aplicación de un programa reformista.
La tensa situación social y la creciente importancia de los sindicatos favorecieron la
creación de un comité de acción conjunto CNT-UGT (Comisión Nacional de
Trabajadores-Unión General de Trabajadores). La extensión de un conflicto ferroviario
en Valencia, llevó a las centrales sindicales a convocar una huelga general
revolucionaria (13 de Agosto de 1917) para reivindicar un cambio político;
movilización que se extendió por las principales ciudades, pero que no fue apoyada ni
por la Asamblea de Parlamentarios ni por el ejército.
Dato logró controlar en 1917 la crisis de aquel año, siendo apoyado por el ejército y
por la burguesía de la Asamblea de Parlamentarios, que temía el triunfo de una
revolución social. A pesar de este apoyo, se demostró la incapacidad del régimen para
abrirse a las aspiraciones de transformación democrática. Además, se agudizó un clima
de tensión y violencia, agravado por la guerra de Marruecos. Todo ello condujo a la
quiebra de la monarquía parlamentaria.
Después de la dimisión del gobierno de Dato, el rey propuso la creación de
gobiernos de concentración, rompiéndose por vez primera el bipartidismo. Pero el
fracaso de estos gobiernos de concentración supuso la vuelta al turno, aunque la
incapacidad de conseguir mayorías restó eficacia a la gestión política.
El fracaso político de este período se constata con el hecho de que entre 1918 y
1923 hubo trece gabinetes de gobierno. Aunque debemos tener en cuenta que los
militares forzaban cambios gubernamentales según sus intereses, gracias al apoyo de
Alfonso XIII.
El fin de la I Guerra Mundial supuso la intensificación de la crisis económica
(cierre de empresas, rebajas salariales y aumento del paro) situación que provocó el
aumento de la conflictividad social. Descontento obrero general que fue dirigido desde
los sindicatos: la UGT minoritaria, pero la CNT con gran número de afiliados. En
Barcelona encontramos el foco principal de la violencia social, que empezó en 1919 con
la huelga general de la empresa eléctrica La Canadiense.
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3. La oposición patronal a la liberación de detenidos recrudeció el conflicto: los
empresarios crearon una milicia privada (sometent) y contrataron pistoleros a sueldo. Ya
en 1921, se aprobó la Ley de Fugas, que permitía matar a los detenidos que intentaran
huir.
La ocupación militar del protectorado español en Marruecos, suponía un esfuerzo
difícil y costoso para el ejército. Ante la ofensiva del ejército español para extender su
dominio efectivo, se sublevó una de las cábilas, o tribus bereberes, del Rif, liderada por
Abd-el-Krim. Dicha operación finalizó con la derrota española de Annual, que creó un
clima de malestar en la opinión pública.
El último intento por salvar el sistema constitucional fue la creación de un gobierno
de concentración. Sin embargo, el ejército puso fin al sistema de la Restauración
mediante un golpe militar.
La Dictadura de Primo de Rivera: intento de solución autoritario a la crisis del
Estado Liberal. El desarrollo de la oposición al régimen y el hundimiento de la
Monarquía.
El 13 de Septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de
Rivera, dio un golpe de Estado, que fue aprobado por el rey Alfonso XIII y apoyado
por los sectores sociales conservadores. Así, el ejército instauró una dictadura militar.
Las causas que provocaron ese golpe de Estado fueron internas: violencia social,
radicalización del catalanismo, descrédito del sistema parlamentario. La situación
empeoró, además, a causa del desastre de Annual.
Algunos de los ideólogos del nuevo régimen exaltaron el fascismo italiano e
intentaron imitar algunos aspectos. Pero la dictadura no fue un régimen fascista, puesto
que Primo de Rivera no accedió al poder con un credo doctrinal, ni con un programa
concreto.
En una primera etapa, considerada provisional, Primo de Rivera asumió todos los
poderes al frente de un directorio militar que dejó en suspenso la Constitución, disolvió
las Cortes, prohibió los partidos políticos y censuró la prensa. Para restablecer el orden
social, se abolieron las libertades y se intensificaron las acciones represivas contra los
sectores más radicales del movimiento obrero. Además, se practicó una dura política
contra los nacionalismos periféricos, que fue especialmente anticatalanista.
El problema marroquí se resolvió favorablemente gracias a la ofensiva conjunta
hispano-francesa, que supuso la rendición de Abd-el-Krim y la ocupación de la región
marroquí del Rif.
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4. La victoria de Marruecos afianzó el poder personal de Primo de Rivera, que intentó
institucionalizar la dictadura, sustituyendo el Directorio Militar por un directorio civil.
El Directorio Civil fue un consejo dirigido por Primo de Rivera e integrado
exclusivamente por militares y por miembros de la Unión Patriótica (partido que
pretendía ampliar las bases sociales del régimen, constituyendo el único partido legal).
Iniciaron una política social y económica intervencionista, que logró un aparente éxito
respaldado por la favorable situación económica internacional.
Con respecto a la política económica, el Estado orientó la misma a fomentar las
obras públicas y a crear grandes monopolios, practicando, además, el proteccionismo
arancelario (especie de impuesto para los productos del exterior) para favorecer a los
empresarios españoles; pero la ausencia de reformas estructurales en la agricultura
mantuvo el campo español en su atraso secular.
La política social se caracterizó por la represión de los sindicatos más radicales (la
CNT fue ilegalizada, pero no la UGT, porque su actitud fue pasiva ante el golpe militar),
y por un cierto reformismo social de carácter paternalista, que introdujo algunas mejoras
en la situación de los trabajadores.
El Estado creó la Organización Cooperativa Nacional, que integraba a obreros y
patronos. Su objetivo era regular las condiciones laborales, controlar el movimiento
sindical y evitar la conflictividad social.
Las primeras voces de oposición al régimen que se alzaron fueron las de los
intelectuales (Unamuno, Blasco Ibáñez) así como las universidades. Esta oposición fue
creciendo, y alcanzó todos los sectores políticos:
La actitud del socialismo osciló entre los partidarios de aprovechar el régimen
para influir en la política social y los que se oponían radicalmente.
El anarquismo, con la CNT prácticamente desarticulada.
El catalanismo se radicalizó.
Los republicanos, junto con el socialismo, se perfilaron como la única opción
verdaderamente renovadora y aglutinaron el movimiento opositor.
A partir de 1928, se intensificaron las críticas a la Dictadura a causa de la crisis
económica. En este clima de malestar y creciente oposición al régimen, el rey Alfonso
XIII retiró su apoyo a Primo de Rivera. El dictador dimitió, siendo sustituido por un
gobierno provisional, presidido por el General Dámaso Berenguer, conocido
popularmente como el “Dictablanda”. El rey pretendía volver al sistema de la
Restauración, pero el cambio de sistema político era ya inevitable.
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5. 2. La Segunda República: intento de solución democrática. La articulación de un
nuevo sistema político.
La Segunda República española fue proclamada el 14 de Abril de 1931, como
consecuencia de la mala gestión política de la monarquía, desacreditada por haber
apoyado la Dictadura de Primo de Rivera.
El gobierno provisional emprendió las reformas para democratizar y modernizar
España, a pesar de la desfavorable coyuntura internacional, dominada por la crisis
económica y la ascensión de los fascismos. El nuevo régimen se encontró con la
oposición de las clases económicamente dominantes y de un amplio sector del
proletariado.
Después de la dimisión de Primo de Rivera, el gobierno del General Berenguer
pretendió volver a la situación de 1923. Pero la oposición antimonárquica reclamó
transformaciones democráticas. Así, en Agosto de 1930, los diferentes partidos
republicanos y regionalistas firmaron el Pacto de San Sebastián, para impulsar un
movimiento que derrocase la monarquía e instaurase la república.
El movimiento revolucionario fue un fracaso. La insurrección militar fue reprimida,
pero el fracaso no evitó la crisis del gobierno de Berenguer.
En estas circunstancias, el gobierno se vio forzado a convocar elecciones
municipales planteadas por la oposición como una consulta a favor de la monarquía o la
república. Las candidaturas republicano-socialistas triunfaron en 41 de las 50 capitales
de provincia y en las ciudades más importantes. Ante los resultados electorales, el rey
Alfonso XIII optó por el exilio y el 14 de Abril de 1931 se proclamó la República;
Niceto Alcalá Zamora, en nombre del comité revolucionario, lo hizo desde Madrid,
constituyendo un gobierno provisional formado por regionalistas, republicanos y
socialistas.
El gobierno provisional que pronto convocó elecciones constituyentes, inició una
serie de reformas sociales y militares.
Las actuaciones reformistas contaron desde el principio con la oposición de un
sector del ejército y de la oligarquía económica, pero, sobre todo, chocaron con la
Iglesia. Esta actitud provocó una oleada anticlerical que se manifestó en la quema de
conventos. Tampoco colmaron las expectativas de una parte del proletariado, que
aspiraba a la revolución social.
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6. El contexto internacional tampoco favoreció la estabilización del nuevo régimen, ya
que se vivía una situación de crisis económica y el auge de los regímenes políticos
totalitarios estaba protagonizando la vida política europea.
Empezaban a notarse los efectos de la crisis económica mundial que se había
iniciado en 1929, lo que contribuyó a desestabilizar la economía y la sociedad, a pesar
de que en España, el atraso económico, el predominio de la agricultura y el aislamiento
del proteccionismo aduanero habían protegido a España de los más fuertes efectos de
esa crisis económica.
El paro fue el factor que contribuyó en mayor grado a agudizar las tensiones
sociales.
Proliferaron los totalitarismos, que se presentaban como los únicos sistemas
capaces de superar los problemas socioeconómicos de la sociedad, ejemplos que
dificultaron en España la supervivencia de la República.
Con respecto a la articulación de un nuevo sistema político, encontramos que se
produjo una diversificación de los partidos políticos, contradictorios y hasta
excluyentes, que fueron incapaces de proporcionar mayorías parlamentarias y
provocaron una gran inestabilidad gubernamental, lo que restó eficacia a la República.
Los republicanos seguían divididos en diversas tendencias:
En la derecha destacaban el Partido Radical de Alejandro Lerroux.
En la izquierda destacaban Acción Republicana de Manuel Azaña.
Las organizaciones obreras favorables a la República estaban representadas por el
PSOE y su filial sindical (UGT), que representaban a un amplio sector de la clase
obrera. Adoptaron una postura reformista al aliarse con los republicanos durante el
Primer Bienio.
El resto de las organizaciones obreras no apoyó incondicionalmente al nuevo
régimen. El sindicato anarquista CNT, el Partido Comunista (PCE) y el Partido Obrero
de Unificación Marxista (POUM) empezaron a despuntar en la vida política española.
Los regionalistas fueron favorables a la República. Cabe destacar el importante
papel de los partidos catalanes, especialmente Esquerra Republicana de Catalunya
(ERC).
Las fuerzas políticas de derechas contrarias a la República estaban formadas por:
los católicos que formaron la Confederación Española de Derechas Autónomas
(CEDA), liderada por José Mª Gil Robles; los monárquicos, los carlistas y los
propietarios agrícolas.
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7. Asimismo, se articularon los primeros grupos autoritarios paramilitares próximos al
fascismo: Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS) y José Antonio Primo de
Rivera fundó Falange Española. Ambas se fusionaron en una sola organización.
3. Condicionamientos, conflictos y etapas de la República. Logros y decepciones.
El período comprendido entre 1931 y 1933 se conoció como Bienio Progresista.
Las elecciones a Cortes constituyentes se celebraron en 1931, siendo el primer proceso
electoral auténticamente democrático en España, pero todavía sin el voto femenino.
El Parlamento tuvo una mayoría republicano-socialista, formando un gobierno
presidido por Manuel Azaña, que ratificó a Niceto Alcalá Zamora como presidente de la
República. Este parlamento redactó una Constitución y continuó con la labor del
gobierno provisional. A pesar de la oposición de la derecha y de organizaciones obreras,
se pudieron llevar a cabo importantes reformas.
La Constitución de 1931 reflejaba un sistema democrático de gobierno, basado en
unas Cortes unicamerales o Congreso de los Diputados que detentaban el poder
legislativo y que eran escogidas cada cuatro años por sufragio universal (mayores de 23
años) Será esta la primera vez que se conceda el voto a las mujeres.
El gobierno, con poder ejecutivo, era responsable de su gestión ante las Cortes. El
presidente de la República era elegido por las Cortes, aunque su actuación estaba
subordinada al poder legislativo (que era ostentado por las Cortes). También se creó un
Tribunal de Garantías Constitucionales para decidir sobre la constitucionalidad de las
leyes.
Se reconocieron las libertades individuales y los derechos sociales y políticos, tanto
para hombres como mujeres.
El problema de este texto constitucional fue su excesivo contenido ideológico
izquierdista.
La estructura del Estado era unitaria, pero se reconocía el derecho de autonomía.
Con respecto a la cuestión religiosa, se reflejaba el anticlericalismo de republicanos
y socialistas. Se establecía la separación Iglesia-Estado, instaurando un régimen laico; al
mismo tiempo, se suprimía el presupuesto del clero, y las órdenes religiosas no podían
ejercer la enseñanza.
El gobierno de coalición republicano-socialista realizó importantes reformas: a
nivel religioso, a nivel militar, a nivel agrario, a nivel social y en relación con la
cuestión autonómica.
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8. La reforma religiosa consistió en la aprobación de varias leyes para reducir el poder
de la Iglesia. También se disolvió la compañía de Jesús, se aprobaron los divorcios y el
matrimonio civil. La Iglesia, por tanto, se alineó rápidamente contra la República.
La reforma militar era necesaria para profesionalizar el ejército, además de asegurar
su fidelidad a la República y alejar a los mandos monárquicos. Estas reformas
(reducción del servicio militar a un año, someter su jurisdicción a la civil…) provocaron
malestar en el ejército.
Ya la reforma agraria era una cuestión pendiente en España y el gobierno
provisional promulgó algunos decretos para iniciarla. El gobierno de Azaña aprobó la
Ley de Reforma Agraria con el objetivo de eliminar el latifundismo y crear una clase de
pequeños propietarios.
Esa ley establecía la expropiación (sin indemnizar a los grandes de España que
habían sido los propietarios) y su aplicación la realizó el Instituto de Reforma Agraria
(IRA).
La división de opiniones entre los partidos, la oposición de los propietarios
afectados, la falta de presupuesto para pagar las indemnizaciones a los propietarios que
no cultivaban directamente sus tierras, se tradujeron en la ineficaz aplicación de la
reforma, lo que provocó el descontento del campesinado.
Las reformas sociales fueron dictadas por Largo Caballero, destinadas a mejorar la
situación laboral del trabajador. También se intentó reformar la educación, centrándose
en la enseñanza primaria: construcción de nuevas escuelas, nuevas plazas de maestros,
impulsándose un proyecto pedagógico innovador.
Se crearon las Misiones Pedagógicas para llevar la cultura al mundo rural. Además,
se suprimió la obligatoriedad de la formación religiosa.
Sin embargo, la falta de fondos dificultó la posibilidad de la reforma educativa.
Con respecto a la cuestión autonómica, la República fue la ocasión para que las
nacionalidades históricas reclamasen una nueva organización territorial que recogiese
las aspiraciones de autogobierno.
En Cataluña, Macià de Esquerra Republicana, había proclamado la República
catalana en un marco federal, lo que obligó al gobierno provisional a negociar con éste
la creación de un gobierno autonómico: la Generalitat. La Generalitat redactó el
Estatuto de Núria (reconocía su derecho de autodeterminación y el catalán como única
lengua oficial). Pero las Cortes aprobaron un Estatuto de Autonomía muy recortado
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9. respecto al proyecto original. Cuando celebraron sus elecciones al Parlamento, fue
elegido Macià como presidente de la Generalitat.
En el País Vasco, el Partido Nacionalista Vasco y el tradicionalismo carlista
elaboraron el Estatuto de Estella, basado en la recuperación de los privilegios forales y
la defensa del catolicismo. El gobierno republicano lo rechazó por su conservadurismo,
pero ya en 1936, el triunfo de la izquierda permitió su aprobación.
En Galicia, las aspiraciones autonómicas cristalizaron en un Estatuto que no pudo
ni empezar a discutirse porque ya estaba iniciada la Guerra Civil. Otras iniciativas en
Valencia, Aragón, Baleares y Andalucía se vieron coartadas por la Guerra Civil.
El Bienio Reformista estuvo amenazado desde el principio por la oposición de la
derecha y por la izquierda radical.
La derecha monárquica propició la frustrada sublevación militar que dirigió el
General Sanjurjo en 1932. Aunque el gobierno pudo sofocarla, se demostró la
importancia que tenía el sector antirrepublicano.
El líder de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), Gil
Robles, dirigió una virulenta campaña de desprestigio contra el gobierno. En cuanto a
las acciones de la extrema izquierda, la CNT se oponía al reformismo burgués y
propugnaba la revolución libertaria.
El ambiente de agitación social iba en aumento desde insurrecciones campesinas
como la de Casas Viejas (Cádiz) hasta convocatorias de huelgas. La dura e irregular
actuación policial desacreditó al gobierno e indignó a la opinión pública.
El deterioro del gobierno de Azaña a causa de la represión se vio incrementado por
la campaña de desprestigio llevada a cabo por la derecha. Esta situación obligó a Azaña
a dimitir, convocándose elecciones generales en las cuales las mujeres ejercieron el
derecho al voto por primera vez. La izquierda se presentó desunida, en cambio, la
derecha se presentó coaligada con la CEDA.
Los resultados electorales dieron amplia mayoría a la derecha.
Ya entre 1933 y 1936 tiene lugar el denominado Bienio Conservador. En las
elecciones de 1933, la CEDA de Gil Robles fue el partido más votado, aunque no
obtuvo la mayoría, de modo que se alió con el Partido Radical de A. Lerroux para poder
gobernar. Sus discrepancias internas provocaron una gran inestabilidad gubernamental.
El bienio radical-cedista se caracterizó por el conservadurismo y la anulación de las
reformas sociales, económicas y autonómicas del período anterior, pasando a llamarse
“bienio negro” debido a esas actuaciones: Ley de amnistía para los sublevados de
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10. Sanjurjo, presupuesto para el clero católico y derogación de la Ley de Congregaciones,
revisión de la reforma agraria y definitiva paralización, enfrentamiento con la
Generalitat de Cataluña y oposición al Estatuto Vasco.
Sólo se pueden considerar tres actuaciones positivas dentro de este período: la ley
de arrendamientos rústicos, la promoción de viviendas de alquiler y la política de obras
públicas.
El freno de las reformas y la crisis económica favorecieron el aumento de la
agitación social. De manera que, la política agraria desencadenó numerosas huelgas
campesinas, siendo desmanteladas las organizaciones campesinas. Por otro lado, en
Cataluña y País Vasco, la actitud antiautonómica del gobierno provocó un aumento del
clima de tensión.
La izquierda vio la entrada de la CEDA en el gobierno como un intento de Gil
Robles de destruir la República y decidió recurrir a la fuerza para evitarlo. Así, la mayor
parte de organizaciones obreras convocaron una huelga general en Octubre de 1934, que
fue reprimida rápidamente por el gobierno, que declaró el estado de guerra. Este
acontecimiento es conocido como la Revolución de Octubre de 1934.
Sólo en Cataluña y Asturias triunfó momentáneamente la insurrección. De hecho,
en Asturias, la huelga se convirtió en una auténtica revolución social, interviniendo el
ejército y la Legión al mando de Franco, que aplastó el movimiento.
La represión por los hechos de Octubre produjo una reacción en la opinión pública
favorable a la izquierda.
Por otra parte, la política del gobierno se hizo más reaccionaria. Se permitió a la
derecha fascista actuar abiertamente contra la izquierda y la República.
Como respuesta al avance del fascismo, los partidos comunistas europeos, a través
de la III Internacional, propusieron la formación de un Frente Popular para unir a todas
las fuerzas liberales y de izquierdas contra la amenaza fascista.
En este contexto, el gobierno conservador se vio inmerso en una grave crisis, cuya
causa fue el descubrimiento de varios escándalos de corrupción. Ante esta situación, el
presidente Alcalá Zamora nombró jefe de gobierno al centrista Portela Valladares, cuyo
gobierno fue el encargado de convocar nuevas elecciones.
Ante la convocatoria de elecciones, los de izquierdas suscribieron un pacto por el
que constituían el Frente Popular. Por el contrario, la derecha tuvo dificultades para
unirse.
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11. El Frente Popular consiguió la victoria y reemprendió la tarea reformista del
primer bienio, pero durante los cinco meses que duró este gobierno se acentuó la
polarización política y aumentó el deterioro de la convivencia social.
El nuevo gobierno presidido por Manuel Azaña inició su labor aplicando el
programa electoral: se concedió una amplia amnistía política (perdón político) y la
reforma de la enseñanza recibió un nuevo impulso, e incluso se reanudó la reforma
agraria.
A pesar de los acuerdos de las izquierdas, las diferencias internas surgieron pronto,
coexistiendo dos tendencias: los partidarios del reformismo democrático y los
favorables a iniciar un proceso revolucionario.
Estos planteamientos explican las actuaciones revolucionarias de un sector de la
izquierda y el clima de tensión que se desató.
Los sectores conservadores de la sociedad se alarmaron ante la política reformista
que amenazaba su poder económico, y por la radicalización obrera. Formaron un
verdadero contrapoder en defensa del orden, la propiedad, la religión y la patria,
mediante la insurrección contra la izquierda.
En la primavera de 1936 la confrontación política se intensificó y proliferaron los
enfrentamientos callejeros. La violencia partía de ambos bandos, pero para el Bloque
Nacional y la Falange se trataba de un medio para desestabilizar al régimen. Desde la
Unión Militar Española preparaban una conspiración contra la República.
En esta atmósfera de inquietud, el asesinato de Calvo Sotelo, jefe de la oposición
monárquica, fue el detonante del golpe militar del 17 de Julio de 1936, que, al fracasar
desembocó en una Guerra Civil.
4. Sublevación y Guerra Civil. Dimensión interna e internacional del conflicto.
Desde la proclamación de la República se había iniciado en España un proceso de
revolución democrática que ponía en peligro los intereses de la oligarquía agraria y
financiera, la Iglesia y el ejército. Para impedirlo propiciaron varias sublevaciones para
derribar el régimen.
Con este fin, un sector del ejército llevó a cabo, el 18 de Julio de 1936, un golpe
militar que fracasó y se convirtió en una Guerra Civil que dividió a España en dos hasta
1939.
La insurrección militar utilizó el ejército como eje de la configuración del nuevo
Estado, cuya característica más destacada fue la concentración del poder político y
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12. militar en la persona del General Franco. Éste llevó a cabo la unificación política de
falangistas y carlistas, dando lugar al autoritarismo fascista.
En los primeros meses de la Guerra Civil, el poder del Estado republicano se
fragmentó. Paralelamente, la revolución social se adueñó de buena parte del territorio,
lo que debilitó la autoridad del gobierno republicano.
La Guerra Civil estuvo marcada por la dinámica interna de cada una de las zonas.
En la zona sublevada dominada por los militares se impuso una dictadura militar y un
régimen represivo que destruyó toda la legislación republicana anterior. En la zona
republicana se desató un proceso de cambios revolucionarios.
Al inicio de la Guerra Civil, en el bando republicano se inició un proceso
revolucionario como respuesta a las medidas contrarrevolucionarias de los sublevados,
teniendo lugar un pluralismo de poderes (ya que el poder central fue cuestionado en
todas partes). Se produjo una revolución social que se adueñó de buena parte del
territorio, fenómeno que debilitó la autoridad del gobierno republicano.
Los militares sublevados crearon en Burgos la Junta de Defensa Nacional, que
evolucionó rápidamente hacia el mando único que recayó en Franco, quien concentró en
su persona el poder militar y el político. Esta Junta prohibió los partidos políticos, y
posteriormente, se creó un partido único, la Falange Española Tradicionalista y las
JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista).
En estos momentos de la contienda tendrá lugar la formación de colectividades en
el campo y en las fábricas. Serán la UGT y la CNT las que dirijan la incautación de la
tierra, cuyo cultivo fue dirigido de forma colectiva.
En la zona republicana, se creó un Gobierno de concentración con ministros
republicanos, socialistas y comunistas. En Noviembre se incorporaron ministros de la
CNT. Este gobierno tuvo que resolver problemas de abastecimiento y reorganización de
la producción y comercialización. Las reformas republicanas continuaron, sin embargo,
surgieron enfrentamientos entre los anarquistas, los republicanos y los comunistas.
Este conflicto estalló en combates callejeros entre unos y otros en Barcelona
(1937), lo que provocó la dimisión de Largo Caballero (presidente de la República
durante la Guerra Civil), asumiendo el cargo el socialista Juan Negrín.
Una figura de importante papel durante la Guerra Civil fue la líder indiscutible del
Partido Comunista, Dolores Ibárruri, conocida como La Pasionaria, que defendía la
unidad de la izquierda.
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13. Con respecto a la dimensión internacional, el estallido de la Guerra Civil española
contribuyó a agudizar la tensión existente en el contexto europeo, dominado por la
confrontación entre el eje Berlín-Roma (Alemania nazi e Italia fascista) y las
democracias parlamentarias y el comunismo soviético. La opinión pública extranjera se
dividió.
Las democracias europeas propugnaron la no intervención en la guerra de España
para no romper el débil equilibrio existente entre los regímenes democráticos y
fascistas.
Se creó en Londres el Comité de No Intervención, pero la realidad fue que Italia,
Alemania y Portugal continuaron ayudando a los rebeldes, mientras que la República se
vio sometida a un cierre de fronteras y a un embargo de armas. Estados Unidos permitió
los suministros de las empresas americanas a la España sublevada.
Como respuesta a la petición de los sublevados, Hitler ordenó la ayuda alemana
inmediata, que fue constante a lo largo de la contienda, siendo creada la Legión Cóndor
con voluntarios del ejército alemán (de tipo aéreo: pilotos, baterías antiaéreas,
bombarderos). Respecto a la participación italiana, fue más numerosa pero menos
valiosa técnica y estratégicamente.
La Unión Soviética fue el único país que, aunque había firmado el Tratado de No
Intervención, ayudó con armas y alimentos a la República.
De menor importancia cuantitativa, miles de voluntarios de 50 países democráticos,
lucharon contra el fascismo junto a la República, agrupados en las Brigadas
Internacionales.
Finalizaremos destacando los hechos bélicos de mayor relevancia:
En 1937 tiene lugar la ofensiva nacional en el Norte: bombardeo de Guernica
por la Legión Cóndor y ataques republicanos sin éxito a Teruel, Brunete…
Ya en 1938, la Guerra se centró en Aragón y Cataluña, y los nacionalistas llegan
al Mediterráneo cortando en dos la zona republicana: tiene lugar la Batalla del
Ebro (la más larga y sangrienta, puesto que dura 4 meses) que vencen los
nacionales.
En 1939, los nacionales ocupan Cataluña, conservando los republicanos el
Centro y el Sureste español. Se produce un momento de división entre los
nacionales sobre si continuar o no con la guerra, decidiendo seguir; será ya en
Marzo cuando ocupen toda la zona republicana.
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14.
El 1 de Abril de 1939 Franco hizo público el comunicado del fin de la Guerra
Civil, lo que supuso el fin de la II República Española.
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