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Artículos-Hemorroides 
http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=85269 
Caso clínico: 
Una mujer de 50 años, por lo demás sana, consulta por hemorragia rectal indolora; 
ocasionalmente observa pequeñas cantidades de sangre roja en el papel higiénico 
inmediatamente después de defecar. Sufre de estreñimiento y prurito perianal 
intermitente con sensación de tumefacción y dolor alrededor del orificio anal. 
El problema médico: 
Los síntomas relacionados con las hemorroides son muy frecuentes en occidente y en 
otras sociedades industrializadas. Millones de personas por año sufren de hemorroides. 
Entre los trastornos gastrointestinales, las hemorroides se diagnostican en pacientes 
ambulatorios con tanta frecuencia como los divertículos y sólo menos frecuentemente 
que el reflujo gastroesofágico, la hernia de la pared abdominal y los trastornos 
intestinales funcionales. Las complicaciones más comunes de las hemorroides son 
hemorragia importante, prolapso crónico del tejido mucoso, estrangulación, úlcera y 
trombosis. 
Las hemorroides son conjuntos de sinusoides submucosos, fibrovasculares, 
arteriovenosos que forman parte del anorrecto normal. El propósito de estos “cojinetes 
vasculares” no se conoce totalmente, pero parecen ser importantes para la 
discriminación de las distintas sensaciones que ocurren en el recto y el ano (sensación 
de lleno, presión rectal, percepción del contenido anal). 
Además, pueden retener el contenido anal, facilitar la continencia y contribuir a proteger 
de lesión el esfínter anal durante la defecación. Los complejos hemorroidales se 
encuentran normalmente en las regiones lateral izquierda, anterolateral derecha y 
posterolateral derecha del canal anal, pero se pueden encontrar en otras ubicaciones. 
Las hemorroides se clasifican según su origen en relación con la línea dentada, que se 
encuentra 3 - 4 cm proximal al borde anal. La línea representa el lugar donde las células 
epiteliales escamosas derivadas del ectodermo limitan con las células mucosas 
columnares de origen endodérmico. 
Además de constituir la base para clasificar los complejos hemorroidales como internos 
(proximales a la línea dentada), externos (distales a la línea dentada), o mixtos 
(proximales y distales), el distinto origen embrionario conduce a drenajes vasculares, 
epitelialización e inervación diferentes. 
Los tejidos distales a la línea dentada están inervados por nervios somáticos y son más 
sensibles al dolor y la irritación que aquéllos ubicados más proximalmente, que reciben
inervación visceral simpática o parasimpática. 
No se sabe con exactitud la causa de que las hemorroides se vuelvan sintomáticas. 
En un estudio austríaco con adultos sometidos a colonoscopia de rutina, 
aproximadamente el 39% tenían complejos hemorroidales, pero sólo la mitad de los 
participantes con alteraciones anatómicas sufrían síntomas. Las posibles causas de los 
síntomas varían desde el debilitamiento de los tejidos de soporte con prolapso de los 
cojinetes hasta la dilatación anormal de las anastomosis arteriovenosas y los complejos 
venosos hemorroidales. Los pacientes con hemorroides sintomáticas pueden tener 
aumento de las presiones anales de reposo y del tono, aunque el significado de estos 
datos es incierto. 
El riesgo de enfermedad sintomática aumenta entre personas con aumento de la presión 
venosa y alteración del drenaje venoso (debido a cirrosis con ascitis, embarazo, 
esfuerzo frecuente o posición prolongada en bipedestación o en cuclillas), función 
intestinal anormal (diarrea o estreñimiento), colagenopatías, disfunción significativa del 
piso pélvico o bajo consumo de fibras y entre los que son obesos o sedentarios. 
Aunque se sugirió que el consumo de alimentos picantes empeora los síntomas de las 
hemorroides, un estudio aleatorizado a corto plazo no mostró este empeoramiento en 
personas con hemorroides que habían comido ajíes picantes. 
Estrategias y evidencia: 
Evaluación y diagnóstico 
Las manifestaciones clínicas de las hemorroides sintomáticas varían según la extensión 
de la enfermedad. Los pacientes refieren: 
· Proctorragia (aproximadamente el 60%) 
· Prurito (55%) 
· Molestias perianales (20%) 
· Escurrimiento fecal (10%) 
· Alguna combinación de estos síntomas. 
La hemorragia rectal se produce con la defecación o inmediatamente después. La 
sangre se puede observar en el papel higiénico, el agua del inodoro u, ocasionalmente, 
manchando la ropa interior. Se debe interrogar a los pacientes sobre su consumo de 
fibras y líquidos, sus hábitos intestinales, la necesidad de manipulación digital del tejido 
prolapsado y los antecedentes de escurrimiento fecal o incontinencia. 
Es necesario pensar también en otras enfermedades.
El dolor importante es raro en pacientes con hemorroides internas o externas no 
complicadas. Su presencia indica la posibilidad de otros trastornos, tales como fisura 
anal, infección perirrectal o perivaginal, absceso y otros procesos inflamatorios, aunque 
puede haber dolor intenso con las complicaciones de las hemorroides (e.g., prolapso con 
incarceración e isquemia o trombosis). 
Puede haber también hemorragia, irritación o dolor en pacientes con dermatitis perianal, 
cáncer colorectal, enfermedad intestinal inflamatoria, diverticulitis, angiodisplasia, 
verrugas o pólipos anales o úlcera rectal. 
El examen cuidadoso del ano y las regiones pélvicas circundantes es necesario para el 
diagnóstico. La mejor posición para esto es el decúbito ventral, con las rodillas 
flexionadas en un ángulo de 90° (posición en navaja sevillana), aunque el decúbito 
lateral puede proporcionar visualización adecuada en los pacientes con limitaciones 
físicas. El examen de posición de litotomía también puede ser necesario. La inspección 
puede mostrar una fisura anal en pacientes que refieren dolor intenso y hemorragia 
durante la defecación. Se debe efectuar asimismo el tacto rectal. 
Muchos pacientes con hemorroides sintomáticas tienen congestión venosa reducible que 
distorsiona la arquitectura anorrectal normal. Si la enfermedad está más avanzada puede 
haber friabilidad de la piel sobre los complejos venosos e irritación de los tejidos 
circundantes. Toda anomalía que se encuentre en ausencia de dilatación venosa 
hemorroidal debe hacer pensar en otras enfermedades. 
Todas las alteraciones se deben describir según su ubicación con respecto a la línea 
dentada- anterior o posterior, izquierda o derecha- y su proximidad con las estructuras 
anatómicas normales. La anoscopía puede identificar más del 99% de las enfermedades 
anorrectales y se la debe efectuar en todo paciente con presuntas hemorroides. 
Se debe emplear el sistema de clasificación estándar para las hemorroides. 
• Grado I: normal o casi normal. Vasculatura prominente con ingurgitación, pero sin 
prolapso. 
• Grado II: algunos síntomas. Se produce prolapso del tejido hemorroidal sólo con el 
esfuerzo, pero se reduce espontáneamente. 
• Grado III: El tejido hemorroidal se prolapsa más allá de la línea dentada con el 
esfuerzo y sólo se puede reducir manualmente: Hay prurito, secreción mucosa, puede 
haber escurrimiento fecal y tumefacción. 
• Grado IV: Los tejidos prolapsados son evidentes y no se pueden reducir 
manualmente. Se observan cambios inflamatorios crónicos con maceración, atrofia 
mucosa, friabilidad y ulceración. 
Sin embargo, este sistema no incorpora otros datos, como el tamaño, la presencia o
ausencia de incomodidad que dificulta las actividades de la vida cotidiana, o la 
intensidad de la hemorragia. Los exámenes complementarios no son necesarios para los 
pacientes con enfermedad sin complicaciones. 
Estudios por imágenes y endoscopia 
La endoscopia flexible no es tan útil como la anoscopia para examinar el anorrecto. La 
proctoscopia rígida, aunque se emplea menos que antes, también permite ver 
adecuadamente las estructuras cerca de la línea dentada. 
La evaluación de todo el colon está indicada para pacientes con alguno de los siguientes 
problemas: anemia; hemorragia que no es típica de hemorroides; cambio en las 
características de la defecación; antecedentes personales de pólipos rectales o colónicos; 
antecedentes familiares de enfermedad intestinal inflamatoria, cáncer colorrectal u otras 
enfermedades colorrectales hereditarias en un familiar de primer grado. 
El enema de bario con doble contraste o la colonoscopia están indicados en pacientes en 
los que se sospecha enfermedad proximal. 
Para pacientes sintomáticos menores de 50 años sin factores de riesgo de enfermedad 
colónica ni evidencia de otras alteraciones anorrectales y en quienes el examen confirma 
la presencia de enfermedad sin complicaciones, se puede administrar tratamiento para 
las hemorroides en lugar de efectuar endoscopia o estudios por imágenes. 
La hemorragia persistente u otros síntomas tras el tratamiento local exitoso de las 
hemorroides indican la necesidad de otra evaluación. 
Tratamiento médico 
Se debe estimular a los pacientes a consumir una cantidad suficiente de fibra insoluble 
(25 - 35 g por día) y agua suficiente para evitar el estreñimiento y el esfuerzo para 
defecar. Un metanálisis de estudios controlados mostró que el consumo de fibra se 
asoció con reducciones significativas del riesgo de síntomas persistentes y de 
hemorragia rectal, aunque los efectos de la fibra sobre el prolapso de la mucosa, el dolor 
y el prurito no fueron significativos. 
La experiencia indica que los glucocorticoides, los vasoconstrictores (e.g., cremas o 
supositorios con fenilefrina) o los analgésicos tópicos pueden aliviar temporariamente 
algunos síntomas, pero faltan datos de estudios aleatorizados sobre la eficacia a largo 
plazo y los efectos secundarios. 
Se recomiendan enfoques conservadores inicialmente para los pacientes con 
enfermedad grado I, así como para pacientes embarazadas, pacientes debilitados o
inmunodeprimidos, con trastornos de la coagulación, con enfermedad de Crohn o 
enfermedades que predisponen a dificultades para la cicatrización. 
Tratamientos en el consultorio y otros procedimientos 
Hay varias opciones para los pacientes con enfermedad grado I a III que no responden 
al tratamiento médico. Los objetivos de los procedimientos que se efectúan en el 
consultorio, que son más baratos que la extirpación quirúrgica, son disminuir la 
cantidad de tejido redundante, reducir la vascularidad y fijar los cojinetes hemorroidales 
a la pared rectal. Antes de efectuar estos procedimientos es importante informar a los 
pacientes sobre los componentes que el procedimiento no podrá resolver,- por ejemplo, 
piel residual o colgajos de piel que no se extirparán o contorno anal que no será 
restablecido. 
Ligadura con banda elástica, escleroterapia y coagulación infrarroja 
Para la ligadura con banda elástica es necesario identificar el complejo hemorroidal, 
emplear pinzas o aspiración para elevar los cojinetes y colocar una o más bandas 
elásticas alrededor de la base de cada cojinete mientras se evita afectar cualquier tejido 
muscular. Cuanto más lejos de la línea dentada se encuentren las bandas, menor será el 
riesgo de dolor intenso. 
La ligadura del complejo a la larga necrosa el tejido conjuntivo atrapado y la cicatriz se 
fija a la pared rectal. La única preparación previa recomendada son enemas y el 
procedimiento casi siempre se efectúa sin sedación. Los pacientes a quienes se les ligan 
más de dos lugares en la misma sesión suelen tener molestias prolongadas. Si son 
necesarias múltiples sesiones, el intervalo entre ellas debe ser de por lo menos seis 
semanas. 
La ligadura con banda elástica es apropiada para pacientes con hemorroides grado I o II 
y para algunos otros pacientes por lo demás sanos con enfermedad grado III tratable con 
una intervención poco invasiva. 
El procedimiento tiene un 3 - 8% de complicaciones, tales como dolor, retención 
urinaria, hemorragia tardía, trombosis hemorroidal distal a la banda e infección local. La 
infección sistémica es una complicación rara, pero grave, que se debe sospechar en todo 
paciente con fiebre. 
La escleroterapia consiste en inyecciones submucosas, que se pueden repetir con el 
tiempo. Las inyecciones causan trombosis y fibrosis locales y disminuyen así la 
vascularidad. Es más eficaz para las hemorroides grado I o II. La hemorragia posterior 
al procedimiento es rara porque no hay formación de escara; por eso este procedimiento 
es adecuado para pacientes con riesgo de hemorragia, como los que reciben 
anticoagulantes. Las complicaciones principales son casi siempre iatrogénicas, debido a 
la administración de la inyección en un lugar erróneo. 
Un metanálisis de 18 estudios aleatorizados halló que la ligadura con banda elástica fue
más eficaz que la escleroterapia para los pacientes con hemorroides grado I a III. La 
ligadura fue menos eficaz que la hemorroidectomía, pero tuvo menos complicaciones y 
causó menos dolor. Se la considera por lo tanto apropiada como tratamiento de primera 
línea. 
La tasa de ligadura con banda elástica exitosa durante más de 6 meses es 
aproximadamente del 90% entre pacientes con hemorroides de grado < IV, incluido el 
20% de pacientes que necesitan repetir el procedimiento. La escleroterapia provoca 
remisión prolongada en sólo un tercio de los pacientes. 
La luz infrarroja aplicada a un lugar inmediatamente proximal al complejo 
hemorroidal produce necrosis por coagulación y, finalmente cicatrización, en pacientes 
con enfermedad de bajo grado. Estudios aleatorizados sugieren que las recidivas son 
mucho más frecuentes con la coagulación infrarroja que con la ligadura con banda 
elástica, pero la primera tiene menos complicaciones y es menos molesta. 
Trombectomía de hemorroides externas 
La trombosis de las hemorroides externas se observa a menudo en pacientes con 
enfermedad grado III o IV. Los pacientes con dolor intenso atribuible a un coágulo que 
consultan dentro de las 72 horas del inicio del dolor se pueden beneficiar con la incisión 
y la evacuación del coágulo o la resección de todo el complejo hemorroidal con 
anestesia local. La resección no se recomienda cuando los pacientes consultan tras más 
de 72 horas del inicio del dolor, ya que cuando es causado por trombosis éste suele 
ceder sin intervención en 7- 10 días. 
Hemorroidectomía 
La resección es lo más apropiado para los pacientes con enfermedad grado IV, 
complicaciones o enfermedad interna y externa significativa o tras el fracaso del 
tratamiento no quirúrgico. 
En la hemorroidectomía, los complejos hemorroidales y los tejidos conjuntivos 
asociados se extirpan y el defecto mucoso se cierra al menos parcialmente. La 
intervención es muy eficaz, pero dolorosa. El tejido hemorroidal interno también se 
puede eliminar por medio de cauterización, diatermia bipolar y otros métodos. La 
hemorroidectomía con dispositivos que utilizan energía puede causar menos dolor 
posoperatorio que la operación tradicional. 
La hemorroidopexia con grapas, una técnica más nueva para tratar a pacientes con 
hemorroides internas grado III o IV, se efectúa con una engrapadora circular para 
resecar el tejido mucoso rectal, interrumpir el flujo arterial y venoso y a la vez fijar el 
tejido restante in situ por encima de la línea dentada. 
Se han mencionado complicaciones raras, pero graves, tales como sepsis pelviana, 
tenesmo rectal, fístula rectovaginal y estenosis rectal. En una revisión de estudios
aleatorizados, que evaluaron los resultados 6 meses o más después de la 
hemorroidopexia con grapas, se vio que hubo significativamente menos recidivas y 
menos prolapso hemorroidal tras este procedimiento que con la hemorroidectomía 
tradicional, pero no se hallaron diferencias en la hemorragia, el dolor o el prurito. 
Dudas pendientes 
Los bioflavonoides, que tienen gran actividad antioxidante in vitro y pueden disminuir 
la inflamación, se administran por vía oral para tratar los síntomas hemorroidales en 
algunos países. Un metanálisis de estudios aleatorizados sugiere que el tratamiento con 
estos fármacos podría disminuir los síntomas y el riesgo de recidiva, pero estos estudios 
no son de buena calidad. 
Son necesarias más investigaciones sobre la eficacia de la ligadura de las arterias 
hemorroidales orientada por Doppler para pacientes con prolapso de las hemorroides. 
También se necesitan más datos para orientar el tratamiento pre y posquirúgico de los 
pacientes que reciben anticoagulantes. 
Recomendaciones 
Se publicaron recomendaciones de la Standards Practice Task Force of the American 
Society of Colon and Rectal Surgeons, de la Italian Society of Colorectal Surgery, y del 
Clinical Practice Committee of the American Gastroenterological Association sobre el 
tratamiento de las hemorroides. Las recomendaciones de este trabajo coinciden con 
ellas. 
Conclusiones y recomendaciones 
El caso clínico presentado tiene síntomas que sugieren hemorroides. Cabría esperar que 
el examen físico revele tejido hemorroidal en exceso que se origina proximal a la línea 
dentada, compatible con enfermedad grado I o II. Dada la edad de la paciente, se 
justifica la colonoscopia. Inicialmente, el enfoque apropiado es prestar atención a la 
regulación de los movimientos intestinales y la higiene local. 
Si el tratamiento clínico es ineficaz después de 6 a 8 semanas, el tratamiento ulterior se 
debe orientar según la experiencia del médico tratante y las preferencias del paciente, 
pero la ligadura con banda elástica en el consultorio podría ser el siguiente paso. Los 
tratamientos quirúrgicos se reservan para los pacientes en los que fracasa la ligadura y 
para los que sufren enfermedad grado IV o complicaciones. 
*Traducción y resumen objetivo Dr. RIcardo Ferreira
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Manejo de las hemorroides 
Las mejoras en nuestro conocimiento de la anatomía de las hemorroides han impulsado 
el desarrollo de nuevos e innovadores métodos de tratamiento. Desafortunadamente aún 
existe confusión entre la gente común y los médicos, quienes utilizan mal los términos 
hemorroides y almorranas para referirse a una variedad de trastornos. Esto ha llevado a 
estimar una prevalencia que varía del 4.4% de los adultos en los Estados Unidos al 
36.4% de la práctica general en Londres [1,2]. Este artículo describe la patogenia de las 
hemorroides y las estrategias de manejo. 
Métodos 
Los autores recogieron artículos basados en evidencia de Medline y de la Cochrane 
Library, bajo el término MESH "hemorrhoid". Incluyeron ensayos controlados 
randomizados con objetivos válidos y meta-análisis. 
Patogenia 
El canal anal tiene un lúmen triradiado delineado por 3 almohadillas fibrovasculares de 
tejido submucoso. Las almohadillas están suspendidas en el canal por un marco de 
tejido conectivo derivado del esfínter anal interno y del músculo longitudinal. Dentro de 
cada almohadilla hay un plexo venoso que es alimentado por comunicaciones 
arteriovenosas. Esas estructuras vasculares especializadas permiten el agrandamiento de 
las almohadillas para mantener la continencia fina. Tanto en estado de salud como de 
enfermedad las almohadillas anales aparecen en las posiciones anterior derecha, 
posterior derecha y lateral izquierda [3]. 
La fragmentación del tejido conectivo que soporta las almohadillas conduce a su 
descenso. Esto ocurre con la edad y el pasaje de materias fecales duras, que produce una 
fuerza tangencial sobre el marco. La tensión produce un aumento en la presión venosa y 
repleción. La almohadilla prolapsada tiene un retorno venoso deteriorado, lo que origina 
una dilatación del plexo y estasis venoso. Con la inflamación ocurre la erosión del 
epitelio de la almohadilla y el sangrado.
Las hemorroides resultan de los cambios patológicos en las almohadillas anales 
prolapsadas. Este mecanismo fue propuesto como la teoría del deslizamiento del 
revestimiento anal [3] y ha reemplazado a las nociones de que las almorranas eran una 
forma de venas varicosas. 
Clasificación 
Las hemorroides internas se originan del plexo venoso hemorroidal interno, por arriba 
de la línea dentada; las hemorroides externas lo hacen del plexo externo por debajo de la 
misma. Esta línea yace a 2 cm del margen anal y demarca la transición entre el canal 
anal superior, revestido con epitelio columnar y el canal inferior, revestido con epitelio 
escamoso sensible. Las hemorroides internas pueden ser clasificadas de acuerdo con el 
grado de prolapso, aunque esto puede no reflejar la severidad de los síntomas del 
paciente. Las hemorroides de 1° grado sangran pero no se prolapsan. Las de 2° grado se 
prolapsan con el esfuerzo y se reducen espontáneamente. Las de 3° grado se prolapsan 
con el esfuerzo y requieren reducción manual. Las de 4° grado están prolapsadas e 
incarceradas. 
Presentación y diagnóstico 
Los síntomas varían en algunas condiciones, como el embarazo, esfuerzos repetidos o 
cambios en la dieta o patrón de trabajo. Los pacientes pueden tener períodos de 
remisión y recaída o incrementar la conciencia de sus síntomas. 
La hemorragia hemorroidal es de sangre roja brillante y generalmente se advierte el 
higienizarse o en la taza del inodoro. El prolapso ocurre con la defecación y se asocia 
con una sensación incómoda de repleción y evacuación incompleta; los pacientes 
refieren una tumoración en el margen anal. El escurrimiento puede ocurrir en las 
hemorroides de 3° y 4° grado como resultado de una continencia alterada o por la 
producción de una descarga mucosa. Esta descarga puede causar irritación perianal y 
prurito. 
Las hemorroides de 4° grado pueden volverse "estranguladas" y presentarse con severo 
dolor agudo. El relleno venoso progresivo y la incarceración de la hemorroide 
agudamente inflamada conduce a la trombosis e infarto. 
La investigación debe incluir anoscopía y examen digital en posición lateral izquierda. 
El área perianal debe ser inspeccionada buscando la presencia de pingajos de piel, 
fisuras, fístulas, pólipos o tumores. Las hemorroides prolapsadas pueden aparecer en el 
margen anal con el esfuerzo. Las almohadillas hemorroidales pueden observarse, 
utilizando un anoscopio, en las posiciones lateral izquierda, derecha anterior y derecha 
posterior (horas 3, 7 y 11 del reloj). El tamaño de las hemorroides, la severidad de la 
inflamación y el sangrado deben ser investigados. 
El tratamiento deberá guiarse por el grado de severidad de los síntomas. Una ulterior 
evaluación del sangrado rectal es prudente en pacientes con alteraciones del hábito 
intestinal, sangre mezclada con materia fecal o con factores de riesgo para cáncer
colorrectal. 
Artículo comentado por el DR. Rodolfo Altrudi, editor responsable de IntraMed en la 
especialidad de Cirugía General. 
Manejo de las hemorroides 
Modificaciones de la dieta y estilo de vida 
El aumento en la ingesta de fibras es útil para evacuaciones más blandas, alivio de la 
constipación y, por lo tanto, disminución del esfuerzo. El suplemento con fibras ha mostrado 
reducir los episodios de sangrado y la incomodidad en pacientes con hemorroides internas, 
pero no mejora el grado de prolapso. Los suplementos con fibras puede aliviar los síntomas de 
las hemorroides no prolapsadas, pero pueden necesitar 6 semanas para lograr una mejoría 
significativa [4]. Una dieta alta en fibras es recomendable en pacientes con síntomas 
hemorroidales y debería ser iniciada por el médico generalista. Los consejos sobre el estilo de 
vida, para evitar esfuerzos y lecturas en el baño deben ser enfatizados. Las hemorroides no 
prolapsadas pueden ser manejadas adecuadamente por médicos de cuidados primarios con 
estas medidas. 
Médico 
Hay disponible una variedad de ungüentos que contienen anestésicos locales, astringentes 
suaves o esteroides. Esos agentes pueden ser usados para brindar alivio a corto plazo para el 
malestar, pero no hay evidencias que apoyen su uso amplio. No afectan los cambios 
patológicos subyacentes en las almohadillas anales. La aplicación continua puede ocasionar 
eczema y la absorción rectal puede llevar a efectos colaterales sistémicos. 
La suplementación dietaria con flavoides semi sintéticos micronizados es un tratamiento 
alternativo común, muy popular en Europa continental y en el Lejano Este. Esas drogas actúan 
mejorando el tono venoso e inhibiendo la liberación de prostaglandinas. Como un adyuvante, 
su uso ha mostrado reducir los síntomas agudos y la hemorragia secundaria después de la 
hemorroidectomía [5]. 
Tratamiento ambulatorio 
Los procedimientos quirúrgicos son realizados para el tratamiento de las hemorroides de 1° 
grado que no responden a las modificaciones dietarias así como para las hemorroides de 2° y 
3° grado. El tratamiento está dirigido al origen insensible de las hemorroides que yacen por 
arriba de la línea dentada. Si se realizan adecuadamente, estos procedimientos no deben ser 
dolorosos
Ligadura con bandas elásticas: la técnica fue descrita originalmente por Barron en 1963 y es la 
más comúnmente usada en los pacientes ambulatorios. Se realiza una anoscopía para 
identificar el origen de la hemorroide, la que es tomada utilizando una pinza o un dispositivo 
de succión. Luego se aplica una banda elástica en su base. La hemorroide estrangulada se 
vuelve necrótica y se desprende, mientras el tejido subyacente es fijado por la fibrosis 
generada durante la curación de la herida. 
Si el procedimiento es bien tolerado, hasta 3 paquetes pueden ser bandeados en una sola 
sesión. Esto aumenta el riesgo de molestias (29% en bandeos múltiples vs 4.5% en bandeo 
simple), síntomas vasovagales (5.2% en múltiples vs 0% en simple) y síntomas urinarios (12.3% 
en múltiples vs 0% en simples) [6]. El bandeo múltiple no aumenta el riesgo de complicaciones 
mayores. La inyección local de anestesia no reduce la molestia asociada con el bandeo múltiple 
[7]. Si la aplicación de la 1° banda produce molestias es aconsejable repetir las sesiones de 
bandeo simple. 
En un estudio sobre 512 pacientes, las complicaciones mayores incluyeron retención urinaria, 
sangrado rectal, sepsis pélvica y absceso perianal en un 2.5% (13 pacientes) de los 
procedimientos y requirieron admisión hospitalaria. Las complicaciones menores, incluyendo 
trombosis hemorroidaria, deslizamiento de la banda, sangrado leve y formación de úlceras 
mucosas, ocurrió en el 4.6% (24 pacientes) [8]. 
La ligadura con bandas es el procedimiento ambulatorio más efectivo para las hemorroides [9], 
brindando curación en el 79% de los pacientes con hemorroides de 1° a 3° grado. Dieciocho 
por ciento de los pacientes tienen una recaída y requieren bandeo repetido y 2.1% fracasan 
[10]. El añadido de suplementos con fibras aumentaría la tasa de curación a largo plazo 
después del bandeo [11]. 
Inyección de esclerosantes: la escleroterapia inyectable es una alternativa a la ligadura con 
bandas elásticas en las hemorroides de 1° y 2° grado. La inyección de fenol en aceite dentro 
del pedículo lleva a la necrosis del tejido. La tasa de complicaciones incluye infección pélvica e 
impotencia como resultado de inyecciones en sitios incorrectos. La escleroterapia puede 
proveer un beneficio a corto plazo, pero el seguimiento alejado muestra mejora sostenible 
solamente en el 28% de los pacientes [12]. El resultado de la escleroterapia a los 6 meses de la 
inyección es comparable al tratamiento con suplementos de fibra solamente en las 
hemorroides sangrantes [13]. 
Embarazo y Hemorroides 
Artículos 
Patología del embarazo | 14 NOV 01
Embarazo y Hemorroides 
Las hemorroides y el embarazo son condiciones naturales y comunes. Dado que las 
hemorroides son hallazgos anatómicos normales su presencia no implica enfermedad. 
Autor: Keith E. Arthur, M.D., 
Introduccion 
Las hemorroides internas son hallazgos anatómicos normales presentes desde la 
condición fetal del humano; son cojines vasculares localizados en el canal anal, en la 
zona correspondiente a los pliegues de Morgagni, que se agrupan en tres masas 
submucosas dentro de la circunferencia anal, ocupan la posición derecha anterior, 
derecha posterior y lateral izquierda. Se cree que contribuyen a la continencia anal. Las 
hemorroides externas se localizan a nivel o un poco por fuera del orificio anal y están 
recubiertas de piel, no de mucosa. Se habla de enfermedad hemorroidal cuando se 
presentan síntomas significativos (sangrado, prolapso, dolor, ardor). 
Durante el embarazo existe un aumento de la vascularidad y relajación de los tejidos de 
la pelvis y cierto grado de obstrucción venosa ( por el aumento del tamaño del útero) los 
cuales hacen muy frecuente la presencia de la enfermedad hemorroidal, sobre todo 
durante los estadios tardíos del embarazo. Una encuesta informal entre obstetras con 
años de práctica en nuestro medio reveló que 40% de sus pacientes presentaron 
síntomas de hemorroides durante su embarazo, por esta razón y por recomendación de 
uno de los editores de Obgyn Latina, he aceptado escribir algunas consideraciones sobre 
el manejo de las hemorroides internas y externas durante el embarazo. 
Embarazo y Hemorroides 
Las hemorroides internas sintomáticas se clasifican de acuerdo con el grado de prolapso. 
Las hemorroides de primer grado sangran durante la defecación, pero no se prolapsan; 
hemorroides de segundo grado prolapsan durante la defecación y espontáneamente se 
reducen al cesar el esfuerzo defecatorio; hemorroides de tercer grado se prolapsan durante la 
defecación y requieren en forma intermitente o persistente, su reducción manual; las 
hemorroides de cuarto grado no pueden ser reducidos manualmente. 
El tratamiento de las hemorroides internas problemáticas durante el embarazo depende del 
grado de las hemorroides y los síntomas asociados; siempre será necesario efectuar un 
examen proctológico completo para establecer el grado de desarrollo de las hemorroides y 
descartar otra patología anorrectal. No existe contraindicación para efectuar una anoscopía, 
una sigmoidoscopía rígida o flexible o, en los casos necesarios, una colonoscopía durante el
embarazo. Todas las hemorroides no complicadas, no importa su grado de expansión, las 
tratamos en forma conservadora con una dieta alta en fibras, ablandadores del bolo fecal 
(psillium o metilcelulosa), baños de asiento y cremas tópicas. Durante el primer y segundo 
trimestre del embarazo tratamos las hemorroides sangrantes de primer y segundo grado con 
escleroterapia (se inyecta una solución de fenol en aceite vegetal) o fotocuagulación con rayos 
infrarrojos. Las hemorroides de segundo grado que se prolapsan y demoran para reducirse las 
tratamos con ligaduras de bandas de caucho, un procedimiento ambulatorio, poco molestoso. 
Las hemorroides complicadas (prolapso irreducibles o estrangulados) se tratan 
preferiblemente en forma quirúrgica. 
Con alguna frecuencia en el post partum, las hemorroides internas y externas suelen estar 
alarmantemente distendidas y dolorosas, pero en estas condiciones el reposo en cama, 
analgésicos-antiespasmódicos y el uso de psillium, generalmente se resuelve 
satisfactoriamente la condición en el curso de una o dos semanas. En algunas ocasiones hemos 
inyectado una mezcla de hialuronidasa (150 unidades) con un anestésico local de larga 
duración (bipuvacaína) dentro de estas hemorroides. 
Tratamiento de las hemorroides 
Introducción 
Las hemorroides son formaciones vasculares agrandadas del canal anal que representan 
una gran parte de la práctica de los cirujanos del colon y del recto. La frecuencia exacta 
de esta patología es difícil de estimar debido a que muchas personas son reacias para 
hacer una consulta médica por razones personales, culturales y socioeconómicas. De 
todas, maneras se calcula una prevalencia del 4,4% en Estados Unidos y hasta más de 
un 30% en Londres. 
Los autores realizaron una revisión sobre hemorroides obteniendo la información de la 
base de datos de Medline y de la biblioteca Cochrane 
Etiología y patogénesis 
El canal anal consiste de tres almohadillas fibrovasculares que son nutridas 
directamente por comunicaciones arteriovenosas. Estas almohadillas están sostenidas 
dentro del canal anal por una estructura de tejido conectivo que permite un cierre 
hermético del ano. Durante el envejecimiento, se puede producir una debilidad 
degenerativa de estos tejidos que junto con el paso de materias fecales duras y esfuerzo 
aumentado durante la defecación generan una fuerza cortante sobre las almohadillas 
produciendo su descenso y prolapso. El prolapso de las almohadillas altera el retorno 
venoso produciendo su dilatación que se exacerba con la acción de pujar, con la ingesta 
insuficiente de fibras y con ciertas condiciones como el embarazo que aumentan la 
presión intraabdominal. La hemorragia de las almohadillas ingurgitadas y prolapsadas
se produce como resultado del trauma local o de la inflamación que dañan los vasos 
subyacentes. 
Clasificación de las hemorroides 
Las hemorroides pueden ser internas cuando se originan por arriba de la línea pectínea o 
dentada (que divide el epitelio escamoso del columnar) o externas cuando se originan 
por debajo de dicha línea. Es importante la graduación de las hemorroides ya que puede 
decidir el tratamiento correspondiente. Esta graduación es la siguiente: 
· Grado uno: sangran pero no prolapsan. 
· Grado dos: prolapsan, pero se reducen espontáneamente. 
· Grado tres: prolapsan, pero se reducen en forma manual. 
· Grado cuatro: están permanentemente prolapsadas y no se pueden reducir. 
Sintomatología 
El síntoma más común es la proctorragia, prurito, hinchazón, prolapso, secreción y 
manchas en la ropa interior. Si el dolor es muy intenso existe la posibilidad de que la 
hemorroide se haya estrangulado o trombosado. 
El examen físico incluye la inspección del periné, seguida de examen rectal y 
anoscopía. El diagnóstico diferencial es con fisuras, tumores, pólipos, verrugas anales y 
prolapso rectal. Las localizaciones más frecuentes de las hemorroides son en hora 3, 
hora 7 y hora 11. 
En los pacientes mayores de 40 años que tienen proctorragia, conviene realizar una 
colonoscopía aunque presenten hemorroides visibles para descartar tumores del recto y 
del colon. 
Las hemorroides asociadas con incontinencia o manchado de la ropa interior, requieren 
estudios de la fisiología anorrectal y ecografía intraanal, especialmente si el paciente es 
candidato a cirugía, porque estos pacientes tienen un alto riesgo de presentar 
incontinencia después de la cirugía. 
Tratamiento 
Tratamiento conservador 
Un metanálisis reciente demostró que el aporte suplementario de fibra en los alimentos 
produce una mejoría moderada de los síntomas y de la hemorragia y está recomendado 
en la etapa precoz de las hemorroides, así como la suplementación con flavonoides. 
Los preparados de venta libre que contienen una combinación de anestésicos locales, 
corticosteroides y astringentes pueden aliviar los síntomas, pero el uso prolongado de
estos preparados no es recomendable, particularmente las cremas porque pueden dañar 
la piel perianal. 
Tratamientos invasivos ambulatorios 
1) Ligadura con bandas de goma. Actualmente se utilizan bandas de goma que 
permiten que el procedimiento sea realizado por un solo operador. En general se 
realizan varias sesiones de cerclaje con bandas de goma con intervalos de 3 semanas. 
Las bandas son colocadas arriba de la línea dentada y diversos estudios y metanálisis 
consideran que este es el tratamiento ambulatorio más eficaz (Figura 1). 
Figura 1. Imagen endoscópica de hemorroides dos días después de la colocación de 
banda de goma. Fuente: /www.gastrointestinalatlas.com 
Los pacientes deben ser informados sobre la posibilidad de una hemorragia tardía (5-10 
días después del procedimiento) y la técnica está contraindicada en las personas que 
reciben anticoagulantes. 
2) Escleroterapia. En las hemorroides de primero y segundo grado, se inyecta en la 
submucosa una solución esclerosante de fenol al 5%. Este tratamiento es mucho menos 
eficaz que las bandas de goma. 
3) Otras técnicas utilizadas son la coagulación infrarroja, la criocirugía y la diatermia 
bipolar, pero son menos eficaces que la banda de goma. 
Cirugía. La cirugía está reservada para las grandes hemorroides o las que no 
respondieron a los tratamientos anteriores. La técnica quirúrgica abierta consistente en 
la extirpación de las almohadillas vasculares fue descrita por primera vez en 1937 y es 
muy popular en el Reino Unido. Mediante diversos instrumentos, bisturí, 
electrocauterio, lasser o tijeras, las hemorroides son extirpadas, se controla el pedículo 
vascular y las pérdidas de sustancia en la mucosa granulan por secunda intención. 
La técnica cerrada descrita por primera vez en 1959, es más popular en Estados 
Unidos y es similar a la técnica abierta con la diferencia de que los bordes de mucosa y 
de piel se cierran con una sutura continua. Tiene la ventaja de que permite una 
cicatrización más rápida. 
Las técnicas quirúrgicas son dolorosas y además de la anestesia local perioperatoria, se
indican laxantes para reducir el dolor durante la primera defecación posoperatoria. 
Las complicaciones incluyen la hemorragia secundaria tardía, la retención urinaria, la 
infección, la incontinencia fecal por daño del esfínter y la estenosis anal por puentes 
mucosos inadecuados. 
La ligadura de la arteria hemorroidal bajo guía de Doppler fue descrita por primera 
vez en 1995. Se realiza utilizando un proctoscopio de especial diseño que incluye una 
sonda Doppler para localizar las arterias que alimentan el tejido hemorroidal. Estos 
vasos son ligados con suturas absorbibles. La técnica es prácticamente indolora y con 
mínima morbilidad y en un 60% de los casos los resultados son satisfactorios. 
Hemorroidopexia con grapas. Esta técnica se desarrolló durante la década del 90 y se 
ejecuta usando una especie de pistola transanal que reduce el prolapso mediante la 
extirpación de un anillo circunferencial de mucosa a 2 cm por arriba de la línea dentada. 
El tratamiento es menos doloroso que la cirugía, pero presenta una tasa alta de recidivas. 
Trombosis aguda de las hemorroides 
Este cuadro es muy doloroso, pero en la mayoría de los casos se puede tratar en el 
domicilio mediante bolsa con hielo, laxantes suaves y analgesia. La aplicación tópica de 
antagonistas del calcio suele calmar el dolor. En los casos muy severos puede ser 
necesaria la cirugía de urgencia para extirpar la hemorroide ingurgitada o el tejido 
necrótico. La morbilidad de la cirugía es alta en estos casos. 
Comentario y resumen objetivo: Dr. Ricardo Ferreira 
Hemorroidopexia mecánica vs la 
hemorroidectomía convencional 
Introducción 
En los tiempos modernos, el manejo de las hemorroides debería apuntar a brindar una 
curación definitiva o un alivio a largo plazo de los síntomas, utilizando técnicas que 
sean seguras, preserven la función anorrectal y hagan de la calidad de vida del paciente 
una prioridad importante. En 1998, un instrumento de engrampado circular transanal, 
inicialmente usado para los prolapsos mucoso [1] se empleó para el tratamiento de las 
hemorroides mediante un procedimiento denominado hemorroidopexia mecánica (HM) 
[2]. La técnica introdujo un concepto totalmente nuevo para el tratamiento de la 
enfermedad hemorroidal. Consiste en una mucosectomía rectal circunferencial que 
realiza un lifting mucoso (anopexia), buscando, no la resección de los paquetes 
hemorroidales “enfermos”, sino más bien una reconstitución de los aspectos anatómicos 
y fisiológicos normales del plexo hemorroidal [2]. Se considera que el dispositivo de 
engrampado funciona reposicionando la mucosa rectal mas alta (lifting mucoso) [1,2],
restaurando la anatomía normal del canal anal y permitiendo que los paquetes 
hemorroidales cumplan con su rol en la continencia, en oposición a las técnicas de 
hemorroidectomía qué sólo resecan los tejidos redundantes. No obstante, la operación 
de engrampado también influencia el flujo sanguíneo, afectando los vasos venosos y 
llevado a una mejora en el reflujo venoso [1-5]. 
Desde la introducción de este procedimiento, varios estudios [3-5] han reportado sobre 
su seguridad y eficacia. Los beneficios inmediatos de la HM han sido claramente 
demostrados en estudios de resultados a corto plazo y en revisiones recientes. 
Indudablemente, la HM es rápida de realizar y los pacientes experimentan menos dolor 
postoperatorio, tienen una estadía hospitalaria más corta y retornan más temprano a sus 
actividades normales. Otras mediciones de resultados a corto plazo también son 
favorables para la HM. En una revisión de casi 2.000 pacientes [4], aunque la tasa 
global de complicaciones postoperatorias fue comparable con ambos procedimientos, la 
HM tuvo menos sangrado postoperatorio (P = 0,001), pocas complicaciones de la herida 
(P = 0,005) y menos constipación(P = 0,02). Asimismo, el requerimiento de 
reintervención quirúrgica y no quirúrgica y la tasa de readmisión fueron similares 
después de la HM y de la hemorroidectomía convencional (HC) [4]. 
Sin embargo, la mayoría de los ensayos iniciales reportaron sobre resultados a corto 
plazo y, hasta hace poco, sólo unos pocos datos estaban disponibles sobre la seguridad y 
efectividad a largo plazo. Recientes meta-análisis {4,5] confirman los beneficios a corto 
plazo de la HM, pero también demostraron una tasa más alta de prolapsos recurrentes, 
dolor persistente y urgencia fecal a los 6 meses del seguimiento alejado. Finalmente, 
surgieron preocupaciones por reportes de raras pero potencialmente catastróficas 
complicaciones después de HM [6-14]. 
Por todas estas razones, el rol definitivo de la HM en el tratamiento de las hemorroides 
sintomáticas sigue sin estar esclarecido. El objetivo de este estudio fue evaluar los 
resultados a largo plazo de la HM vs la HC a través de un meta-análisis basado en 
evidencia para delinear el papel de la HM. 
Métodos 
Selección de estudios y extracción de datos 
Los autores siguieron las guías del Quality of Reporting of Meta-Analyses (QUORUM) 
para el desarrollo y descripción de este estudio. Los ensayos randomizados y 
controlados sobre HM vs HC publicados, con un seguimiento alejado mínimo de 12 
meses, fueron buscados y seleccionados de las bases de datos MEDLINE, EMBASE y 
de la Cochrane Library utilizando las palabras clave hemorrhoid*, stapl* y anopexy, sin 
restricciones de lenguaje. Los autores definieron un ensayo randomizado como aquél en 
el que los pacientes fueron asignados prospectivamente para HC o HM mediante una 
ubicación al azar. La HC fue definida como la resección cortante o diatérmica del tejido 
hemorroidal, dermis anal y piel perianal, con o sin cierre del defecto resultante. La HM
fue definida como la resección de un anillo de mucosa rectal utilizando una 
engrampadora circular transanal específica. 
Los estudios potencialmente relevantes fueron identificados por el título y el resumen y 
se obtuvieron y evaluaron en detalle los artículos completos. La calidad metodológica 
de los estudios fue evaluada independientemente por 2 revisores (G.G y P.N) de 
acuerdo con el puntaje de Jadad [15]. Resumidamente, los estudios fueron calificados de 
acuerdo con la presencia de 3 características metodológicas clave: randomización, 
ceguera y contabilidad de todos los pacientes, incluyendo los retirados; el puntaje fue de 
0 a 5. Los estudios que recibieron un puntaje de 3 a 5 fueron considerados de alta 
calidad, mientras que aquellos con un puntaje de 2 o menos fueron considerados de baja 
calidad. Un formulario de datos específicamente diseñado fue utilizado para recolectar 
los datos relevantes, incluyendo detalles del diseño experimental, datos demográficos de 
los pacientes, aspectos técnicos, mediciones de resultados y complicaciones. La 
recolección de datos fue realizada independientemente por 2 investigadores (G.G y P.N) 
y luego comparados. 
La medición de los resultados primarios de esta revisión fueron las recidivas 
hemorroidales, en términos de sangrado recurrente o prolapso y la necesidad de 
intervenciones adicionales. Los resultados secundarios fueron: dolor a la defecación, 
estenosis anal, urgencia fecal, incontinencia fecal y satisfacción del paciente. Otras 
complicaciones (fístulas, plicomas, prurito anal y fisuras) también fueron analizadas. 
Análisis estadístico 
El análisis de los datos fue realizado utilizando programas comercialmente disponibles 
(SPSS for Windows, versión 13.0, SPSS Inc., Chicago, Illinois) y el meta-análisis con 
Interactive eXplanations, versión 1.6; Kitasato Clinical Research Center Sagamihara, 
Kanagawa, Japón). El análisis estadístico descriptivo para las variables cualitativas fue 
realizado con ocurrencias y descrito con frecuencias relativas. Las odds ratios (OR) 
para los resultados primarios y secundarios de pacientes en los grupos HM y HC fueron 
evaluadas con pruebas de meta-análisis. Los resultados fueron considerados 
estadísticamente significativos si la probabilidad de chance de ocurrencia era menor de 
0,05. 
Resultados 
Quince ensayos controlados y randomizados que cumplían con los criterios de inclusión 
fueron identificados [16-30]. Un adicional de 25 fueron excluidos [31-55]. Los estudios 
seleccionados incluyeron un total de 1.201 pacientes: 597 en el grupo HC y 604 en el 
grupo HM. Los pacientes en el grupo convencional fueron tratados con 
hemorroidectomía con técnica de Ferguson en 2 estudios [16,17] y con técnica de 
Milligan-Morgan en todos los otros [18-30]. Tres estudios [18-20], con un total de 109 
pacientes incluyeron sólo hemorroides de 3º grado (58 tratados con HM vs 51 con HC). 
Tres estudios [20-22], analizaron 137 pacientes con hemorroides de 4º grado (65 HM vs 
72 HC). Un estudio [20] abarcó ambos grados y se especificaron los resultados de
acuerdo con la severidad de la enfermedad. Todos los estudios restantes involucraron 
pacientes con diferentes grados de hemorroides [17,23-26,29,30] o el grado no fue 
especificado [27,28]. Sólo 6 estudios reportaron que el cirujano había sido bien 
entrenado en la HM (12-52 procedimientos realizados); no obstante, 2 estudios fueron 
conducidos sobre hemorroides de 4º grado, 1 sobre hemorroides de 3º grado y los 
restantes no habían especificado los resultados de acuerdo con el grado de hemorroides 
[17,20,21,23,25,27]. Cinco estudios [18,22,24,26,28] enrolaron pacientes antes del año 
2000, 8 estudios [17,19-21,23,27,29,30] enrolaron desde el año 2000 en adelante y 1 
estudio [25] no especificó el período de enrolamiento. Ciento siete procedimientos en el 
grupo HC y 106 en el grupo de HM fueron realizados como casos del día [19,23]. 
El seguimiento alejado osciló entre 12 y 84 meses. Catorce estudios reportaron la 
incidencia de recurrencias en el seguimiento a largo plazo. Seis estudios [18- 
21,22,27,30] reportaron incidencia a largo plazo de sangrado recurrente y prolapso, 5 
estudios [21,23,24,26,28], reportaron incidencia de prolapso recurrente, 2 estudios 
[17,29] reportaron incidencia de recurrencia pero no especificaron los síntomas y 1 
estudio [25] no tuvo recidivas. Sólo un estudio [16] no reportó claramente el número de 
recurrencias y no fue incluido en el análisis de los resultados primarios. 
Los resultados a 1 año mostraron un tasa significativamente más alta de recidiva del 
prolapso en el grupo HM (14 estudios, 1.063 pacientes; OR, 5,5; P < 0,001). El 
sangrado fue similar en ambos grupos (7 estudios, 362 pacientes; OR, 1,1; P = NE). 
Diez estudios comentaron sobre intervención adicional por síntomas hemorroidales: los 
pacientes tratados con HM tuvieron 1,9 veces más probabilidades de sufrir un 
tratamiento ulterior para reducir prolapsos recidivados en comparación con pacientes 
con HC (10 estudios, 824 pacientes; OR, 1,9; P < 0,03). De aquellos en los que se 
especificó el tipo de tratamiento (9 estudios) los pacientes en el grupo HC recibieron 
ligadura con banda elástica (n = 4) y una HC adicional (n = 1), mientras que los 
pacientes en el grupo HM recibieron HC (n = 13), ligadura con banda elástica (n = 10), 
resección local de un nódulo único (n = 1), HM adicional (n = 1) y una mucosectomía 
convencional (n = 1) [16,18-21,23,26,28,30]. Tres estudios [18-20] que incluyeron un 
total de 109 pacientes sólo con hemorroides de 3º grado, mostraron una tasa de 
recurrencia del 20,7% para la HM y del 3,9% para la HC (OR, 10,4; P < 0,003). Tres 
estudios [20-22] que incluyeron sólo hemorroides de 4º grado investigaron un total de 
137 pacientes y mostraron una tasa global de recidiva del 20,0% para la HM y ausencia 
de recidivas para la HC (OR tendiente al infinito; P < 0,001). Esos estudios, sin 
embargo, mostraron diferentes resultados. Boccasanta y col. [22], no hallaron 
recurrencias después de la HM (40 pacientes tratados), pero Ortiz y col., tuvieron una 
tasa de recidiva del 53,3% (8/15) en un primer estudio [21] y del 50,0% (5/10) en un 
segundo estudio [20], incluyendo diferentes pacientes. Finalmente, 9 estudios no 
especificaron el grado hemorroidal y las diferencias entre HM y HC en términos de de 
recurrencia fue significativa (817 pacientes; OR, 3,1`; P < 0,02). 
Nueve estudios [16-21,24,25,28] comentaron sobre el dolor durante la defecación en el 
seguimiento alejado. Los resultados no fueron estadísticamente significativos (560 
pacientes; OR, 0,4; P = 0,35). Otros 2 estudios [21,30] (131 pacientes) encontraron que
el 13,8% de los pacientes que habían sido sometidos a HM experimentaron tenesmo a 1 
año, mientras que ninguno de los pacientes del grupo HC tenía este síntoma (OR, 
tendencia a infinito; P < 0,001). Cinco estudios [22-24,26,30] presentaron datos de 
manometría anal. Todos ellos no detectaron deferencia en las presiones de reposo y 
escurrimiento antes y después de la HM, mientras que 2 estudios [23,26] demostraron 
una disminución significativa de ambas después de la HC. No obstante, en esos 
estudios, los autores no reportaron diferencias en las tasas de continencia. Asimismo, no 
se hallaron diferencias ente ambos grupos para el sangrado durante la defecación, 
estenosis anal, fisuras y fístulas anales y urgencia fecal. Finalmente, la satisfacción del 
paciente a 1 año fue evaluada en 6 estudios. Fue similar entre los grupos 
[19,23,25,27,28] excepto en un estudio [24] en el que fue mayor después de la HM. 
Comentario 
Los resultados a largo plazo después de la HM y HC han sido recientemente 
investigados en 2 revisiones [4,5] que hallaron incidencias más altas en las tasas de 
recurrencia después de la HM. En el estudio de la Cochrane Library, la HM se asoció 
con tasas más altas de recidiva hemorroidal después de 1 año se seguimiento alejado (5 
ensayos, 417 pacientes; OR, 3,60, IC 1,24-10,49, P = 0,02). Este resultado fue también 
reflejado en una tendencia no estadísticamente significativa de que los pacientes que 
habían tenido una HM era más probable que requirieran operaciones adicionales a largo 
plazo (7 artículos, 668 pacientes; OR, 1,63; P = 0). Resultados similares al año de 
seguimiento alejado fueron también hallados en la revisión de Tjandra y Chan [4]. La 
recidiva global de las hemorroides una vez más fue más alta después de la HM (585 
pacientes; OR, 3,48; P = 0,02). En la misma revisión se estableció que, aunque hubo 
una tendencia hacia más intervenciones quirúrgicas subsiguientes por hemorroides 
recidivadas después de la HM, no se presentó diferencia significativa entre los 2 grupos 
(OR, 3,5; P = 0,05). 
El meta-análisis de los autores apuntó específicamente a delinear los resultados a largo 
plazo de la HM en comparación con la HC. Por lo tanto, se incluyeron deliberadamente 
sólo los estudios con un seguimiento alejado mínimo de 12 meses. En más de 1.200 
pacientes, los resultados a largo plazo mostraron un aumento significativo en la 
ocurrencia de prolapsos después de la HM vs la HC, evidente para todos los grados de 
hemorroides. La incidencia de las recurrencias entre los estudios varió desde el 0% al 
53,3%. Aunque no hay explicación para estos resultados, es posible que un número de 
factores pueda influencia la tasa de recidiva después de la HM. Las características 
técnicas, tales como la colocación de la sutura en bolsa de tabaco, el nivel de la línea de 
engrampado y la completitud del anillo mucoso, pueden influenciar el resultado. 
Desafortunadamente, no había información relacionada con el emplazamiento de la 
sutura en bolsa de tabaco o del nivel de la línea de engrampado en ninguno de los 
estudios analizados. El número de centros involucrados en los diferentes estudios, 
también difirió notoriamente (desde 1 a 17), creando posiblemente diferencias en los 
resultados {16,17,20,21,25]. Sólo 5 estudios [18-22] con un total de 246 pacientes 
brindó información útil en relación con el grado de las hemorroides tratadas y el 
resultado relacionado. Los pacientes afectados con hemorroides de 3º grado tuvieron
10,4 veces más probabilidad de desarrollar recurrencias cuando se realizó una HM [18- 
20]. Por el contrario, los estudios [20-22] que incluyeron hemorroides de 4º grado 
describieron resultados discrepantes para las recurrencias de la HM, yendo desde 0% a 
53%. Otro ensayo recientemente publicado [55], no fue incluido en el análisis porque no 
fue un ensayo prospectivo y randomizado, también se enfocó en las hemorroides de 4º 
grado. Los autores del mismo hallaron que las recurrencias estuvieron presentes en 22% 
de los pacientes tratados con HM (11/50) vs 3,6% de los tratados con HC (4/11). Otros 
estudios [50,51] que reportaron sobre el resultado de la HM para los pacientes con 
hemorroides de 4º grado han mostrado tasas de recidiva del 19% y 59%. 
Los estudios han mostrado que, debido a la más alta incidencia de recurrencia después 
de la HM, es más probable que esos pacientes sean sometidos a un tratamiento adicional 
de las hemorroides [4,5]. En el estudio de los autores del presente trabajo, los pacientes 
en el grupo HM tuvieron casi 2 veces más probabilidades de requerir tratamiento 
ulterior de los síntomas hemorroidales, en comparación con el grupo HC. 
Estudios previos [ 56,57] describieron algún grado de incontinencia después de la HM y 
se demostraron lesiones del esfínter interno con el uso de la ecografía endoanal y el 
análisis histológico. En la presente revisión, la mayoría de los casos de incontinencia, 
cuando estuvieron presentes, se resolvieron dentro de los primeros 6 meses después de 
la operación. El pequeño número de casos con síntomas persistentes después de 1 año 
no fue diferente entre los pacientes con HM y HC [16,18,27,30]. Asimismo, cuando la 
HM involucró resección de capas musculares, no se halló correlación entre las recidivas, 
dolor postoperatorio y continencia [19,21-23,30]. El hecho de que una capa muscular de 
variable espesor fuera a veces atrapada dentro de la engrampadora, no pareció tener un 
efecto deletéreo sobre la función anal y no se relacionó con ningún cambio en la presión 
o continencia anal [21,23,30]. Finalmente, aunque 7 estudios [18,19,21-23,29,30] en 
esta revisión comentaron sobre las características histológicas del anillo de mucosa 
resecado, sólo 2 de ellos [18,29] mencionaron si el tejido resecado tenía una forma 
completa de rosquilla o una resección incompleta [18]. 
Las tasas de recidiva, reintervención y complicaciones, son importantes medidas de 
resultados cuando se evalúa un procedimiento; no obstante, la calidad de vida del 
paciente y su satisfacción son también importantes y necesitan ser consideradas. 
Desafortunadamente, la calidad de vida no fue evaluada en ninguno de los estudios 
revisados. Algunos de ellos reportaron sobre la satisfacción de los pacientes e, 
interesantemente, a pesar de la alta tasa de recurrencias y reintervenciones, los pacientes 
en el grupo HM reportaron similar satisfacción que los del grupo de la HC. Hallazgos 
similares fueron también reportados en un estudio reciente que examinó la satisfacción 
de los pacientes a largo plazo después de la HM. Los autores de ese trabajo hallaron que 
el 89% de los pacientes estaban o muy satisfechos (64%) o satisfechos (25%) a pesar de 
la alta incidencia de síntomas postoperatorios [4]. Este resultado posiblemente se 
explica por el hecho de que los beneficios postoperatorios tempranos de la HM podrían 
superar la tasa de incidencia más alta de los síntomas postoperatorios tardíos.
En conclusión, la HC y la HM son procedimientos seguros con similares morbilidades a 
largo plazo; sin embargo, la HM conlleva una incidencia significativamente más alta de 
recidiva, operaciones adicionales y tenesmo, en comparación con la HC. Los autores de 
este trabajo consideran que los resultados de esta revisión brindan finalmente una 
información definitiva sobre los resultados a largo plazo de la HM. Esta información 
necesita ser discutida abierta e imparcialmente con los pacientes que requieren 
tratamiento quirúrgico de sus hemorroides. Será finalmente la decisión del paciente si 
acepta la tasa más alta de recidiva para tomar ventaja de los beneficios a corto plazo de 
la HM. 
♦ Comentario y resumen objetivo: Dr. Rodolfo D. Altrudi 
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Nueva terapia láser para las hemorroides
Molesta e incluso dolorosa, la enfermedad hemorroidaria -popularmente conocida por el 
nombre del tejido afectado: las hemorroides- afecta al 4,4% de la población general, 
pero es mucho más frecuente bien entrada la edad adulta: la padecen uno de cada dos 
mayores de 50 años, en ambos sexos por igual. 
Esta semana se ha sumado un nuevo procedimiento no quirúrgico y ambulatorio al 
arsenal terapéutico disponible en la Argentina para el tratamiento de la enfermedad 
hemorroidaria. Se trata de la fotocoagulación de las arterias hemorroidales mediante el 
uso de un láser de energía altamente concentrada. 
"Esta técnica combina el empleo de un doppler para la localización de los vasos 
hemorroidarios y el láser para efectuar su fotocoagulación", dijo a LA NACION el 
doctor Mario Salomón, jefe del Servicio de Coloproctología del Hospital Británico, que 
esta semana empleó esta nueva técnica, que se utiliza desde hace dos años en Europa. 
"Con respecto a la cirugía convencional, este nuevo método llamado HELP tiene como 
ventajas que es sencillo, ambulatorio, no requiere anestesia, dura unos 15 minutos y 
permite que el paciente continúe con su actividad normal", agregó el doctor Salomón, 
director de las IX Jornadas Nacionales e Internacionales de Coloproctología del 
Hospital Británico, que se realizarán del 15 al 17 de abril en esta ciudad. 
De las jornadas participará el doctor Raffaele Salfi, experto italiano que presentará su 
experiencia con el nuevo procedimiento. "Los más de 200 casos del doctor Salfi 
muestran buenos resultados en el 95% de los pacientes al año de efectuado el 
tratamiento", comentó Salomón. 
"Es un método que constituye una alternativa a la cirugía, pero el problema es su costo 
elevado -agregó el doctor Carlos Lumi, de la Unidad de Coloproctología del hospital 
Udaondo, que presidirá, en octubre, el Congreso Argentino de Coloproctología-. Por 
otro lado, como es un método nuevo, todavía no contamos con resultados de 
seguimiento en el largo plazo." 
Indicaciones 
En la actualidad, existen tres clases de tratamiento para la enfermedad hemorroidal. 
"Los tratamientos médicos, con medidas dietéticas y pomadas locales para los casos 
menos severos; los llamados tratamientos alternativos, como el uso de ligaduras 
elásticas [que cortan la circulación del tejido afectado y provocan su muerte] o de 
fotocoagulación infrarroja, para los casos en los que hay sangrado, pero el tejido no 
prolapsa y, finalmente, la cirugía para los casos más severos", resumió el doctor Lumi. 
El nuevo procedimiento láser, precisó Lumi, "se ubica en la misma franja de pacientes 
de los tratamientos alternativos [enfermedad hemorroidaria de grados I y II]. Cuando 
hay sangrado, pero no prolapso, puede ser más sencillo aplicar el láser que realizar una 
ligadura."
Según Salomón, la nueva técnica también puede ser aplicada en algunos casos 
seleccionados en los que hay prolapso (más precisamente, en pacientes con enfermedad 
de grado III) y, de hecho, de esa severidad fue el caso tratado por él esta semana. 
Pero independientemente del tratamiento de la enfermedad hemorroidaria, concluyó 
Lumi, "es importante que todo paciente que presenta un sangrado rectal consulte al 
médico proctólogo y se realice una endoscopia, para descartar una posible afección 
tumoral". 
Claves 
* Afección frecuente . La enfermedad hemorroidaria afecta a uno de cada dos 
mayores de 50 años y a ambos sexos por igual. 
* Tratamientos . Existen tres clases: médicos, alternativos y quirúrgicos. Los 
primeros incluyen una dieta con alto contenido de fibras y agua; los alternativos son las 
ligaduras y la fotocoagulación infrarroja. 
* Cirugía . Cada vez es menor el porcentaje de pacientes que se tratan de esta forma. 
Se estima que ese grupo incluye a entre el 15 y el 20% de los afectados. 
* Láser . Está indicado principalmente en pacientes que experimentan sangrado, pero 
en los que no hay prolapso de los tejidos.

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Hemorroides-Síntomas y Tratamiento

  • 1. Artículos-Hemorroides http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=85269 Caso clínico: Una mujer de 50 años, por lo demás sana, consulta por hemorragia rectal indolora; ocasionalmente observa pequeñas cantidades de sangre roja en el papel higiénico inmediatamente después de defecar. Sufre de estreñimiento y prurito perianal intermitente con sensación de tumefacción y dolor alrededor del orificio anal. El problema médico: Los síntomas relacionados con las hemorroides son muy frecuentes en occidente y en otras sociedades industrializadas. Millones de personas por año sufren de hemorroides. Entre los trastornos gastrointestinales, las hemorroides se diagnostican en pacientes ambulatorios con tanta frecuencia como los divertículos y sólo menos frecuentemente que el reflujo gastroesofágico, la hernia de la pared abdominal y los trastornos intestinales funcionales. Las complicaciones más comunes de las hemorroides son hemorragia importante, prolapso crónico del tejido mucoso, estrangulación, úlcera y trombosis. Las hemorroides son conjuntos de sinusoides submucosos, fibrovasculares, arteriovenosos que forman parte del anorrecto normal. El propósito de estos “cojinetes vasculares” no se conoce totalmente, pero parecen ser importantes para la discriminación de las distintas sensaciones que ocurren en el recto y el ano (sensación de lleno, presión rectal, percepción del contenido anal). Además, pueden retener el contenido anal, facilitar la continencia y contribuir a proteger de lesión el esfínter anal durante la defecación. Los complejos hemorroidales se encuentran normalmente en las regiones lateral izquierda, anterolateral derecha y posterolateral derecha del canal anal, pero se pueden encontrar en otras ubicaciones. Las hemorroides se clasifican según su origen en relación con la línea dentada, que se encuentra 3 - 4 cm proximal al borde anal. La línea representa el lugar donde las células epiteliales escamosas derivadas del ectodermo limitan con las células mucosas columnares de origen endodérmico. Además de constituir la base para clasificar los complejos hemorroidales como internos (proximales a la línea dentada), externos (distales a la línea dentada), o mixtos (proximales y distales), el distinto origen embrionario conduce a drenajes vasculares, epitelialización e inervación diferentes. Los tejidos distales a la línea dentada están inervados por nervios somáticos y son más sensibles al dolor y la irritación que aquéllos ubicados más proximalmente, que reciben
  • 2. inervación visceral simpática o parasimpática. No se sabe con exactitud la causa de que las hemorroides se vuelvan sintomáticas. En un estudio austríaco con adultos sometidos a colonoscopia de rutina, aproximadamente el 39% tenían complejos hemorroidales, pero sólo la mitad de los participantes con alteraciones anatómicas sufrían síntomas. Las posibles causas de los síntomas varían desde el debilitamiento de los tejidos de soporte con prolapso de los cojinetes hasta la dilatación anormal de las anastomosis arteriovenosas y los complejos venosos hemorroidales. Los pacientes con hemorroides sintomáticas pueden tener aumento de las presiones anales de reposo y del tono, aunque el significado de estos datos es incierto. El riesgo de enfermedad sintomática aumenta entre personas con aumento de la presión venosa y alteración del drenaje venoso (debido a cirrosis con ascitis, embarazo, esfuerzo frecuente o posición prolongada en bipedestación o en cuclillas), función intestinal anormal (diarrea o estreñimiento), colagenopatías, disfunción significativa del piso pélvico o bajo consumo de fibras y entre los que son obesos o sedentarios. Aunque se sugirió que el consumo de alimentos picantes empeora los síntomas de las hemorroides, un estudio aleatorizado a corto plazo no mostró este empeoramiento en personas con hemorroides que habían comido ajíes picantes. Estrategias y evidencia: Evaluación y diagnóstico Las manifestaciones clínicas de las hemorroides sintomáticas varían según la extensión de la enfermedad. Los pacientes refieren: · Proctorragia (aproximadamente el 60%) · Prurito (55%) · Molestias perianales (20%) · Escurrimiento fecal (10%) · Alguna combinación de estos síntomas. La hemorragia rectal se produce con la defecación o inmediatamente después. La sangre se puede observar en el papel higiénico, el agua del inodoro u, ocasionalmente, manchando la ropa interior. Se debe interrogar a los pacientes sobre su consumo de fibras y líquidos, sus hábitos intestinales, la necesidad de manipulación digital del tejido prolapsado y los antecedentes de escurrimiento fecal o incontinencia. Es necesario pensar también en otras enfermedades.
  • 3. El dolor importante es raro en pacientes con hemorroides internas o externas no complicadas. Su presencia indica la posibilidad de otros trastornos, tales como fisura anal, infección perirrectal o perivaginal, absceso y otros procesos inflamatorios, aunque puede haber dolor intenso con las complicaciones de las hemorroides (e.g., prolapso con incarceración e isquemia o trombosis). Puede haber también hemorragia, irritación o dolor en pacientes con dermatitis perianal, cáncer colorectal, enfermedad intestinal inflamatoria, diverticulitis, angiodisplasia, verrugas o pólipos anales o úlcera rectal. El examen cuidadoso del ano y las regiones pélvicas circundantes es necesario para el diagnóstico. La mejor posición para esto es el decúbito ventral, con las rodillas flexionadas en un ángulo de 90° (posición en navaja sevillana), aunque el decúbito lateral puede proporcionar visualización adecuada en los pacientes con limitaciones físicas. El examen de posición de litotomía también puede ser necesario. La inspección puede mostrar una fisura anal en pacientes que refieren dolor intenso y hemorragia durante la defecación. Se debe efectuar asimismo el tacto rectal. Muchos pacientes con hemorroides sintomáticas tienen congestión venosa reducible que distorsiona la arquitectura anorrectal normal. Si la enfermedad está más avanzada puede haber friabilidad de la piel sobre los complejos venosos e irritación de los tejidos circundantes. Toda anomalía que se encuentre en ausencia de dilatación venosa hemorroidal debe hacer pensar en otras enfermedades. Todas las alteraciones se deben describir según su ubicación con respecto a la línea dentada- anterior o posterior, izquierda o derecha- y su proximidad con las estructuras anatómicas normales. La anoscopía puede identificar más del 99% de las enfermedades anorrectales y se la debe efectuar en todo paciente con presuntas hemorroides. Se debe emplear el sistema de clasificación estándar para las hemorroides. • Grado I: normal o casi normal. Vasculatura prominente con ingurgitación, pero sin prolapso. • Grado II: algunos síntomas. Se produce prolapso del tejido hemorroidal sólo con el esfuerzo, pero se reduce espontáneamente. • Grado III: El tejido hemorroidal se prolapsa más allá de la línea dentada con el esfuerzo y sólo se puede reducir manualmente: Hay prurito, secreción mucosa, puede haber escurrimiento fecal y tumefacción. • Grado IV: Los tejidos prolapsados son evidentes y no se pueden reducir manualmente. Se observan cambios inflamatorios crónicos con maceración, atrofia mucosa, friabilidad y ulceración. Sin embargo, este sistema no incorpora otros datos, como el tamaño, la presencia o
  • 4. ausencia de incomodidad que dificulta las actividades de la vida cotidiana, o la intensidad de la hemorragia. Los exámenes complementarios no son necesarios para los pacientes con enfermedad sin complicaciones. Estudios por imágenes y endoscopia La endoscopia flexible no es tan útil como la anoscopia para examinar el anorrecto. La proctoscopia rígida, aunque se emplea menos que antes, también permite ver adecuadamente las estructuras cerca de la línea dentada. La evaluación de todo el colon está indicada para pacientes con alguno de los siguientes problemas: anemia; hemorragia que no es típica de hemorroides; cambio en las características de la defecación; antecedentes personales de pólipos rectales o colónicos; antecedentes familiares de enfermedad intestinal inflamatoria, cáncer colorrectal u otras enfermedades colorrectales hereditarias en un familiar de primer grado. El enema de bario con doble contraste o la colonoscopia están indicados en pacientes en los que se sospecha enfermedad proximal. Para pacientes sintomáticos menores de 50 años sin factores de riesgo de enfermedad colónica ni evidencia de otras alteraciones anorrectales y en quienes el examen confirma la presencia de enfermedad sin complicaciones, se puede administrar tratamiento para las hemorroides en lugar de efectuar endoscopia o estudios por imágenes. La hemorragia persistente u otros síntomas tras el tratamiento local exitoso de las hemorroides indican la necesidad de otra evaluación. Tratamiento médico Se debe estimular a los pacientes a consumir una cantidad suficiente de fibra insoluble (25 - 35 g por día) y agua suficiente para evitar el estreñimiento y el esfuerzo para defecar. Un metanálisis de estudios controlados mostró que el consumo de fibra se asoció con reducciones significativas del riesgo de síntomas persistentes y de hemorragia rectal, aunque los efectos de la fibra sobre el prolapso de la mucosa, el dolor y el prurito no fueron significativos. La experiencia indica que los glucocorticoides, los vasoconstrictores (e.g., cremas o supositorios con fenilefrina) o los analgésicos tópicos pueden aliviar temporariamente algunos síntomas, pero faltan datos de estudios aleatorizados sobre la eficacia a largo plazo y los efectos secundarios. Se recomiendan enfoques conservadores inicialmente para los pacientes con enfermedad grado I, así como para pacientes embarazadas, pacientes debilitados o
  • 5. inmunodeprimidos, con trastornos de la coagulación, con enfermedad de Crohn o enfermedades que predisponen a dificultades para la cicatrización. Tratamientos en el consultorio y otros procedimientos Hay varias opciones para los pacientes con enfermedad grado I a III que no responden al tratamiento médico. Los objetivos de los procedimientos que se efectúan en el consultorio, que son más baratos que la extirpación quirúrgica, son disminuir la cantidad de tejido redundante, reducir la vascularidad y fijar los cojinetes hemorroidales a la pared rectal. Antes de efectuar estos procedimientos es importante informar a los pacientes sobre los componentes que el procedimiento no podrá resolver,- por ejemplo, piel residual o colgajos de piel que no se extirparán o contorno anal que no será restablecido. Ligadura con banda elástica, escleroterapia y coagulación infrarroja Para la ligadura con banda elástica es necesario identificar el complejo hemorroidal, emplear pinzas o aspiración para elevar los cojinetes y colocar una o más bandas elásticas alrededor de la base de cada cojinete mientras se evita afectar cualquier tejido muscular. Cuanto más lejos de la línea dentada se encuentren las bandas, menor será el riesgo de dolor intenso. La ligadura del complejo a la larga necrosa el tejido conjuntivo atrapado y la cicatriz se fija a la pared rectal. La única preparación previa recomendada son enemas y el procedimiento casi siempre se efectúa sin sedación. Los pacientes a quienes se les ligan más de dos lugares en la misma sesión suelen tener molestias prolongadas. Si son necesarias múltiples sesiones, el intervalo entre ellas debe ser de por lo menos seis semanas. La ligadura con banda elástica es apropiada para pacientes con hemorroides grado I o II y para algunos otros pacientes por lo demás sanos con enfermedad grado III tratable con una intervención poco invasiva. El procedimiento tiene un 3 - 8% de complicaciones, tales como dolor, retención urinaria, hemorragia tardía, trombosis hemorroidal distal a la banda e infección local. La infección sistémica es una complicación rara, pero grave, que se debe sospechar en todo paciente con fiebre. La escleroterapia consiste en inyecciones submucosas, que se pueden repetir con el tiempo. Las inyecciones causan trombosis y fibrosis locales y disminuyen así la vascularidad. Es más eficaz para las hemorroides grado I o II. La hemorragia posterior al procedimiento es rara porque no hay formación de escara; por eso este procedimiento es adecuado para pacientes con riesgo de hemorragia, como los que reciben anticoagulantes. Las complicaciones principales son casi siempre iatrogénicas, debido a la administración de la inyección en un lugar erróneo. Un metanálisis de 18 estudios aleatorizados halló que la ligadura con banda elástica fue
  • 6. más eficaz que la escleroterapia para los pacientes con hemorroides grado I a III. La ligadura fue menos eficaz que la hemorroidectomía, pero tuvo menos complicaciones y causó menos dolor. Se la considera por lo tanto apropiada como tratamiento de primera línea. La tasa de ligadura con banda elástica exitosa durante más de 6 meses es aproximadamente del 90% entre pacientes con hemorroides de grado < IV, incluido el 20% de pacientes que necesitan repetir el procedimiento. La escleroterapia provoca remisión prolongada en sólo un tercio de los pacientes. La luz infrarroja aplicada a un lugar inmediatamente proximal al complejo hemorroidal produce necrosis por coagulación y, finalmente cicatrización, en pacientes con enfermedad de bajo grado. Estudios aleatorizados sugieren que las recidivas son mucho más frecuentes con la coagulación infrarroja que con la ligadura con banda elástica, pero la primera tiene menos complicaciones y es menos molesta. Trombectomía de hemorroides externas La trombosis de las hemorroides externas se observa a menudo en pacientes con enfermedad grado III o IV. Los pacientes con dolor intenso atribuible a un coágulo que consultan dentro de las 72 horas del inicio del dolor se pueden beneficiar con la incisión y la evacuación del coágulo o la resección de todo el complejo hemorroidal con anestesia local. La resección no se recomienda cuando los pacientes consultan tras más de 72 horas del inicio del dolor, ya que cuando es causado por trombosis éste suele ceder sin intervención en 7- 10 días. Hemorroidectomía La resección es lo más apropiado para los pacientes con enfermedad grado IV, complicaciones o enfermedad interna y externa significativa o tras el fracaso del tratamiento no quirúrgico. En la hemorroidectomía, los complejos hemorroidales y los tejidos conjuntivos asociados se extirpan y el defecto mucoso se cierra al menos parcialmente. La intervención es muy eficaz, pero dolorosa. El tejido hemorroidal interno también se puede eliminar por medio de cauterización, diatermia bipolar y otros métodos. La hemorroidectomía con dispositivos que utilizan energía puede causar menos dolor posoperatorio que la operación tradicional. La hemorroidopexia con grapas, una técnica más nueva para tratar a pacientes con hemorroides internas grado III o IV, se efectúa con una engrapadora circular para resecar el tejido mucoso rectal, interrumpir el flujo arterial y venoso y a la vez fijar el tejido restante in situ por encima de la línea dentada. Se han mencionado complicaciones raras, pero graves, tales como sepsis pelviana, tenesmo rectal, fístula rectovaginal y estenosis rectal. En una revisión de estudios
  • 7. aleatorizados, que evaluaron los resultados 6 meses o más después de la hemorroidopexia con grapas, se vio que hubo significativamente menos recidivas y menos prolapso hemorroidal tras este procedimiento que con la hemorroidectomía tradicional, pero no se hallaron diferencias en la hemorragia, el dolor o el prurito. Dudas pendientes Los bioflavonoides, que tienen gran actividad antioxidante in vitro y pueden disminuir la inflamación, se administran por vía oral para tratar los síntomas hemorroidales en algunos países. Un metanálisis de estudios aleatorizados sugiere que el tratamiento con estos fármacos podría disminuir los síntomas y el riesgo de recidiva, pero estos estudios no son de buena calidad. Son necesarias más investigaciones sobre la eficacia de la ligadura de las arterias hemorroidales orientada por Doppler para pacientes con prolapso de las hemorroides. También se necesitan más datos para orientar el tratamiento pre y posquirúgico de los pacientes que reciben anticoagulantes. Recomendaciones Se publicaron recomendaciones de la Standards Practice Task Force of the American Society of Colon and Rectal Surgeons, de la Italian Society of Colorectal Surgery, y del Clinical Practice Committee of the American Gastroenterological Association sobre el tratamiento de las hemorroides. Las recomendaciones de este trabajo coinciden con ellas. Conclusiones y recomendaciones El caso clínico presentado tiene síntomas que sugieren hemorroides. Cabría esperar que el examen físico revele tejido hemorroidal en exceso que se origina proximal a la línea dentada, compatible con enfermedad grado I o II. Dada la edad de la paciente, se justifica la colonoscopia. Inicialmente, el enfoque apropiado es prestar atención a la regulación de los movimientos intestinales y la higiene local. Si el tratamiento clínico es ineficaz después de 6 a 8 semanas, el tratamiento ulterior se debe orientar según la experiencia del médico tratante y las preferencias del paciente, pero la ligadura con banda elástica en el consultorio podría ser el siguiente paso. Los tratamientos quirúrgicos se reservan para los pacientes en los que fracasa la ligadura y para los que sufren enfermedad grado IV o complicaciones. *Traducción y resumen objetivo Dr. RIcardo Ferreira
  • 8. 1. Johanson JF, Sonnenberg A. The prevalence of hemorrhoids and chronic constipation: an epidemiologic study. Gastroenterology 1990; 98:380-6. 2. Ohning GV, Machicado GA, Jensen DM. Definitive therapy for internal hemorrhoids — new opportunities and options. Rev Gastroenterol Disord 2009; 9:16-26. 3. Baker H. Hemorrhoids. In: Longe JL, ed. Gale encyclopedia of medicine. 3rd ed. Detroit: Gale, 2006:1766-9. 4. Everhart JE, ed. The burden of digestive diseases in the United States. Bethesda, MD: National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases, Department of Health and Human Services, 2008 (http://www.niddk.nih.gov/about-niddk/strategic-plans-reports/ Pages/burdendigestive-diseases-in-united-states-report.aspx). 5. Singer M. Hemorrhoids. In: Beck DE, Robert PL, Saclarides TJ, et al., eds. The ASCRS textbook of colon and rectal surgery. 2nd ed. New York: Springer, 2011:175- 202. 6. Schubert MC, Sridhar S, Schade RR, Wexner SD. What every gastroenterologist needs to know about common anorectal disorders. World J Gastroenterol 2009; 15:3201-9. 7. Riss S, Weiser FA, Schwameis K, et al. The prevalence of hemorrhoids in adults. Int J Colorectal Dis 2012; 27:215-20. 8. Ganz RA. The evaluation and treatment of hemorrhoids: a guide for the gastroenterologist. Clin Gastroenterol Hepatol 2013; 11:593-603. 9. Kann BR, Whitlow CB. Hemorrhoids: diagnosis and management. Tech Gastrointest Endosc 2004; 6:6-11. 10. Hancock BD. Internal sphincter and the nature of haemorrhoids. Gut 1977; 18:651- 5. 11. Milsom JW. Hemorrhoidal disease. In: Beck DE, Wexner SD, eds. Fundamentals of anorectal surgery. New York: Mc-Graw-Hill, 1992:192-214. 12. Haas PA, Fox TA Jr, Haas GP. The pathogenesis of hemorrhoids. Dis Colon Rectum 1984; 27:442-50. 13. Altomare DF, Giuratrabocchetta S. Conservative and surgical treatment of haemorrhoids. Nat Rev Gastroenterol Hepatol 2013; 10:513-21 14. Altomare DF, Rinaldi M, La Torre F, et al. Red hot chili pepper and hemorrhoids: the explosion of a myth: results of a prospective, randomized, placebo-controlled, crossover trial. Dis Colon Rectum 2006; 49:1018-23. 15. Kelly SM, Sanowski RA, Foutch PG, Bellapravalu S, Haynes WC. A prospective comparison of anoscopy and fiberendoscopy in detecting anal lesions. J Clin Gastroenterol 1986; 8:658-60. 16. Cataldo P, Ellis CN, Gregorcyk S, et al. Practice parameters for the management of hemorrhoids (revised). Dis Colon Rectum 2005; 48:189-94. 17. Haas PA, Haas GP, Schmaltz S, Fox TA Jr. The prevalence of hemorrhoids. Dis Colon Rectum 1983; 26:435-9. 18. Clinical Practice Committee, American Gastroenterological Association. American Gastroenterological Association medical position statement: diagnosis and treatment of hemorrhoids. Gastroenterology 2004; 126:1461-2. 19. Bleday R, Breen E. Treatment of hemorrhoids. UpToDate, 2012 (http://www.uptodate.com/contents/treatment-ofhemorrhoids). 20. Alonso-Coello P, Mills E, Heels-Ansdell D, et al. Fiber for the treatment of
  • 9. hemorrhoids complications: a systematic review and meta-analysis. Am J Gastroenterol 2006; 101:181-8. 21. Hackford AW, Lamb MN, Miller PE. Elective surgery for hemorrhoidal complaints: the decision to operate. Semin Colon Rectal Surg 2013; 24:1-85. 22. Madoff RD, Fleshman JW. American Gastroenterological Association technical review on the diagnosis and treatment of hemorrhoids. Gastroenterology 2004; 126:1463-73. 23. Cleator IGM, Cleator MM. Banding hemorrhoids using the O’Regan disposable bander. US Gastroenterol Rev 2005; 5: 69-73. 24. El Nakeeb AM, Fikry AA, Omar WH, et al. Rubber band ligation for 750 cases of symptomatic hemorrhoids out of 2200 cases. World J Gastroenterol 2008; 14:6525-30. 25. Iyer VS, Shrier I, Gordon PH. Longterm outcome of rubber band ligation for symptomatic primary and recurrent internal hemorrhoids. Dis Colon Rectum 2004; 47:1364-70. 26. MacRae HM, McLeod RS. Comparison of hemorrhoidal treatments: a metaanalysis. Can J Surg 1997; 40:14-7. 27. Marques CF, Nahas SC, Nahas CS, Sobrado CW Jr, Habr-Gama A, Kiss DR. Early results of the treatment of internal hemorrhoid disease by infrared coagulation and elastic banding: a prospective randomized cross-over trial. Tech Coloproctol 2006; 10:312-7. [Erratum, Tech Coloproctol 2009; 13:103.] 28. Poen AC, Felt-Bersma RJ, Cuesta MA, Devillé W, Meuwissen SG. A randomized controlled trial of rubber band ligation versus infra-red coagulation in the treatment of internal haemorrhoids. Eur J Gastroenterol Hepatol 2000; 12:535-9. 29. Greenspon J, Williams SB, Young HA, Orkin BA. Thrombosed external hemorrhoids: outcome after conservative or surgical management. Dis Colon Rectum 2004; 47:1493-8. 30. Milone M, Maietta P, Leongito M, Pesce G, Salvatore G, Milone F. Ferguson hemorrhoidectomy: is still the gold standard treatment? Updates Surg 2012; 64:191-4. 31. Russell MM, Ko CY. Management of hemorrhoids: mainstay of treatment remains diet modification and office-based procedures. Rockville, MD: Agency for Healthcare Research and Quality, July 16, 2012 (http://www.guideline.gov/expert/expert-commentary. aspx?id=37828). 32. Kwok SY, Chung CC, Tsui KK, Li MK. A double-blind, randomized trial comparing Ligasure and Harmonic Scalpel hemorrhoidectomy. Dis Colon Rectum 2005; 48:344-8. 33. Chung CC, Ha JP, Tai YP, Tsang WW, Li MK. Double-blind, randomized trial comparing Harmonic Scalpel hemorrhoidectomy, bipolar scissors hemorrhoidectomy, and scissors excision: ligation technique. Dis Colon Rectum 2002; 45:789-94. 34. Jayaraman S, Colquhoun PH, Malthaner RA. Stapled hemorrhoidopexy is associated with a higher long-term recurrence rate of internal hemorrhoids compared with conventional excisional hemorrhoid surgery. Dis Colon Rectum 2007; 50:1297- 305. 35. Tjandra JJ, Chan MK. Systematic review on the procedure for prolapse and hemorrhoids (stapled hemorrhoidopexy). Dis Colon Rectum 2007; 50:878-92. 36. De la Garza M, Counihan TC. Complications of hemorrhoid surgery. Semin Colon Rectal Surg 2013; 24:96-102.
  • 10. 37. Alonso-Coello P, Zhou Q, Martinez-Zapata MJ, et al. Meta-analysis of flavonoids for the treatment of haemorrhoids. Br J Surg 2006; 93:909-20. 38. Rivadeneira DE, Steele SR, Ternent C, Chalasani S, Buie WD, Rafferty JL. Practice parameters for the management of hemorrhoids (revised 2010). Dis Colon Rectum 2011; 54:1059-64. 39. Altomare DF, Roveran A, Pecorella G, Gaj F, Stortini E. The treatment of hemorrhoids: guidelines of the Italian Society of Colorectal Surgery. Tech Coloproctol 2006; 10:181-6. Manejo de las hemorroides Las mejoras en nuestro conocimiento de la anatomía de las hemorroides han impulsado el desarrollo de nuevos e innovadores métodos de tratamiento. Desafortunadamente aún existe confusión entre la gente común y los médicos, quienes utilizan mal los términos hemorroides y almorranas para referirse a una variedad de trastornos. Esto ha llevado a estimar una prevalencia que varía del 4.4% de los adultos en los Estados Unidos al 36.4% de la práctica general en Londres [1,2]. Este artículo describe la patogenia de las hemorroides y las estrategias de manejo. Métodos Los autores recogieron artículos basados en evidencia de Medline y de la Cochrane Library, bajo el término MESH "hemorrhoid". Incluyeron ensayos controlados randomizados con objetivos válidos y meta-análisis. Patogenia El canal anal tiene un lúmen triradiado delineado por 3 almohadillas fibrovasculares de tejido submucoso. Las almohadillas están suspendidas en el canal por un marco de tejido conectivo derivado del esfínter anal interno y del músculo longitudinal. Dentro de cada almohadilla hay un plexo venoso que es alimentado por comunicaciones arteriovenosas. Esas estructuras vasculares especializadas permiten el agrandamiento de las almohadillas para mantener la continencia fina. Tanto en estado de salud como de enfermedad las almohadillas anales aparecen en las posiciones anterior derecha, posterior derecha y lateral izquierda [3]. La fragmentación del tejido conectivo que soporta las almohadillas conduce a su descenso. Esto ocurre con la edad y el pasaje de materias fecales duras, que produce una fuerza tangencial sobre el marco. La tensión produce un aumento en la presión venosa y repleción. La almohadilla prolapsada tiene un retorno venoso deteriorado, lo que origina una dilatación del plexo y estasis venoso. Con la inflamación ocurre la erosión del epitelio de la almohadilla y el sangrado.
  • 11. Las hemorroides resultan de los cambios patológicos en las almohadillas anales prolapsadas. Este mecanismo fue propuesto como la teoría del deslizamiento del revestimiento anal [3] y ha reemplazado a las nociones de que las almorranas eran una forma de venas varicosas. Clasificación Las hemorroides internas se originan del plexo venoso hemorroidal interno, por arriba de la línea dentada; las hemorroides externas lo hacen del plexo externo por debajo de la misma. Esta línea yace a 2 cm del margen anal y demarca la transición entre el canal anal superior, revestido con epitelio columnar y el canal inferior, revestido con epitelio escamoso sensible. Las hemorroides internas pueden ser clasificadas de acuerdo con el grado de prolapso, aunque esto puede no reflejar la severidad de los síntomas del paciente. Las hemorroides de 1° grado sangran pero no se prolapsan. Las de 2° grado se prolapsan con el esfuerzo y se reducen espontáneamente. Las de 3° grado se prolapsan con el esfuerzo y requieren reducción manual. Las de 4° grado están prolapsadas e incarceradas. Presentación y diagnóstico Los síntomas varían en algunas condiciones, como el embarazo, esfuerzos repetidos o cambios en la dieta o patrón de trabajo. Los pacientes pueden tener períodos de remisión y recaída o incrementar la conciencia de sus síntomas. La hemorragia hemorroidal es de sangre roja brillante y generalmente se advierte el higienizarse o en la taza del inodoro. El prolapso ocurre con la defecación y se asocia con una sensación incómoda de repleción y evacuación incompleta; los pacientes refieren una tumoración en el margen anal. El escurrimiento puede ocurrir en las hemorroides de 3° y 4° grado como resultado de una continencia alterada o por la producción de una descarga mucosa. Esta descarga puede causar irritación perianal y prurito. Las hemorroides de 4° grado pueden volverse "estranguladas" y presentarse con severo dolor agudo. El relleno venoso progresivo y la incarceración de la hemorroide agudamente inflamada conduce a la trombosis e infarto. La investigación debe incluir anoscopía y examen digital en posición lateral izquierda. El área perianal debe ser inspeccionada buscando la presencia de pingajos de piel, fisuras, fístulas, pólipos o tumores. Las hemorroides prolapsadas pueden aparecer en el margen anal con el esfuerzo. Las almohadillas hemorroidales pueden observarse, utilizando un anoscopio, en las posiciones lateral izquierda, derecha anterior y derecha posterior (horas 3, 7 y 11 del reloj). El tamaño de las hemorroides, la severidad de la inflamación y el sangrado deben ser investigados. El tratamiento deberá guiarse por el grado de severidad de los síntomas. Una ulterior evaluación del sangrado rectal es prudente en pacientes con alteraciones del hábito intestinal, sangre mezclada con materia fecal o con factores de riesgo para cáncer
  • 12. colorrectal. Artículo comentado por el DR. Rodolfo Altrudi, editor responsable de IntraMed en la especialidad de Cirugía General. Manejo de las hemorroides Modificaciones de la dieta y estilo de vida El aumento en la ingesta de fibras es útil para evacuaciones más blandas, alivio de la constipación y, por lo tanto, disminución del esfuerzo. El suplemento con fibras ha mostrado reducir los episodios de sangrado y la incomodidad en pacientes con hemorroides internas, pero no mejora el grado de prolapso. Los suplementos con fibras puede aliviar los síntomas de las hemorroides no prolapsadas, pero pueden necesitar 6 semanas para lograr una mejoría significativa [4]. Una dieta alta en fibras es recomendable en pacientes con síntomas hemorroidales y debería ser iniciada por el médico generalista. Los consejos sobre el estilo de vida, para evitar esfuerzos y lecturas en el baño deben ser enfatizados. Las hemorroides no prolapsadas pueden ser manejadas adecuadamente por médicos de cuidados primarios con estas medidas. Médico Hay disponible una variedad de ungüentos que contienen anestésicos locales, astringentes suaves o esteroides. Esos agentes pueden ser usados para brindar alivio a corto plazo para el malestar, pero no hay evidencias que apoyen su uso amplio. No afectan los cambios patológicos subyacentes en las almohadillas anales. La aplicación continua puede ocasionar eczema y la absorción rectal puede llevar a efectos colaterales sistémicos. La suplementación dietaria con flavoides semi sintéticos micronizados es un tratamiento alternativo común, muy popular en Europa continental y en el Lejano Este. Esas drogas actúan mejorando el tono venoso e inhibiendo la liberación de prostaglandinas. Como un adyuvante, su uso ha mostrado reducir los síntomas agudos y la hemorragia secundaria después de la hemorroidectomía [5]. Tratamiento ambulatorio Los procedimientos quirúrgicos son realizados para el tratamiento de las hemorroides de 1° grado que no responden a las modificaciones dietarias así como para las hemorroides de 2° y 3° grado. El tratamiento está dirigido al origen insensible de las hemorroides que yacen por arriba de la línea dentada. Si se realizan adecuadamente, estos procedimientos no deben ser dolorosos
  • 13. Ligadura con bandas elásticas: la técnica fue descrita originalmente por Barron en 1963 y es la más comúnmente usada en los pacientes ambulatorios. Se realiza una anoscopía para identificar el origen de la hemorroide, la que es tomada utilizando una pinza o un dispositivo de succión. Luego se aplica una banda elástica en su base. La hemorroide estrangulada se vuelve necrótica y se desprende, mientras el tejido subyacente es fijado por la fibrosis generada durante la curación de la herida. Si el procedimiento es bien tolerado, hasta 3 paquetes pueden ser bandeados en una sola sesión. Esto aumenta el riesgo de molestias (29% en bandeos múltiples vs 4.5% en bandeo simple), síntomas vasovagales (5.2% en múltiples vs 0% en simple) y síntomas urinarios (12.3% en múltiples vs 0% en simples) [6]. El bandeo múltiple no aumenta el riesgo de complicaciones mayores. La inyección local de anestesia no reduce la molestia asociada con el bandeo múltiple [7]. Si la aplicación de la 1° banda produce molestias es aconsejable repetir las sesiones de bandeo simple. En un estudio sobre 512 pacientes, las complicaciones mayores incluyeron retención urinaria, sangrado rectal, sepsis pélvica y absceso perianal en un 2.5% (13 pacientes) de los procedimientos y requirieron admisión hospitalaria. Las complicaciones menores, incluyendo trombosis hemorroidaria, deslizamiento de la banda, sangrado leve y formación de úlceras mucosas, ocurrió en el 4.6% (24 pacientes) [8]. La ligadura con bandas es el procedimiento ambulatorio más efectivo para las hemorroides [9], brindando curación en el 79% de los pacientes con hemorroides de 1° a 3° grado. Dieciocho por ciento de los pacientes tienen una recaída y requieren bandeo repetido y 2.1% fracasan [10]. El añadido de suplementos con fibras aumentaría la tasa de curación a largo plazo después del bandeo [11]. Inyección de esclerosantes: la escleroterapia inyectable es una alternativa a la ligadura con bandas elásticas en las hemorroides de 1° y 2° grado. La inyección de fenol en aceite dentro del pedículo lleva a la necrosis del tejido. La tasa de complicaciones incluye infección pélvica e impotencia como resultado de inyecciones en sitios incorrectos. La escleroterapia puede proveer un beneficio a corto plazo, pero el seguimiento alejado muestra mejora sostenible solamente en el 28% de los pacientes [12]. El resultado de la escleroterapia a los 6 meses de la inyección es comparable al tratamiento con suplementos de fibra solamente en las hemorroides sangrantes [13]. Embarazo y Hemorroides Artículos Patología del embarazo | 14 NOV 01
  • 14. Embarazo y Hemorroides Las hemorroides y el embarazo son condiciones naturales y comunes. Dado que las hemorroides son hallazgos anatómicos normales su presencia no implica enfermedad. Autor: Keith E. Arthur, M.D., Introduccion Las hemorroides internas son hallazgos anatómicos normales presentes desde la condición fetal del humano; son cojines vasculares localizados en el canal anal, en la zona correspondiente a los pliegues de Morgagni, que se agrupan en tres masas submucosas dentro de la circunferencia anal, ocupan la posición derecha anterior, derecha posterior y lateral izquierda. Se cree que contribuyen a la continencia anal. Las hemorroides externas se localizan a nivel o un poco por fuera del orificio anal y están recubiertas de piel, no de mucosa. Se habla de enfermedad hemorroidal cuando se presentan síntomas significativos (sangrado, prolapso, dolor, ardor). Durante el embarazo existe un aumento de la vascularidad y relajación de los tejidos de la pelvis y cierto grado de obstrucción venosa ( por el aumento del tamaño del útero) los cuales hacen muy frecuente la presencia de la enfermedad hemorroidal, sobre todo durante los estadios tardíos del embarazo. Una encuesta informal entre obstetras con años de práctica en nuestro medio reveló que 40% de sus pacientes presentaron síntomas de hemorroides durante su embarazo, por esta razón y por recomendación de uno de los editores de Obgyn Latina, he aceptado escribir algunas consideraciones sobre el manejo de las hemorroides internas y externas durante el embarazo. Embarazo y Hemorroides Las hemorroides internas sintomáticas se clasifican de acuerdo con el grado de prolapso. Las hemorroides de primer grado sangran durante la defecación, pero no se prolapsan; hemorroides de segundo grado prolapsan durante la defecación y espontáneamente se reducen al cesar el esfuerzo defecatorio; hemorroides de tercer grado se prolapsan durante la defecación y requieren en forma intermitente o persistente, su reducción manual; las hemorroides de cuarto grado no pueden ser reducidos manualmente. El tratamiento de las hemorroides internas problemáticas durante el embarazo depende del grado de las hemorroides y los síntomas asociados; siempre será necesario efectuar un examen proctológico completo para establecer el grado de desarrollo de las hemorroides y descartar otra patología anorrectal. No existe contraindicación para efectuar una anoscopía, una sigmoidoscopía rígida o flexible o, en los casos necesarios, una colonoscopía durante el
  • 15. embarazo. Todas las hemorroides no complicadas, no importa su grado de expansión, las tratamos en forma conservadora con una dieta alta en fibras, ablandadores del bolo fecal (psillium o metilcelulosa), baños de asiento y cremas tópicas. Durante el primer y segundo trimestre del embarazo tratamos las hemorroides sangrantes de primer y segundo grado con escleroterapia (se inyecta una solución de fenol en aceite vegetal) o fotocuagulación con rayos infrarrojos. Las hemorroides de segundo grado que se prolapsan y demoran para reducirse las tratamos con ligaduras de bandas de caucho, un procedimiento ambulatorio, poco molestoso. Las hemorroides complicadas (prolapso irreducibles o estrangulados) se tratan preferiblemente en forma quirúrgica. Con alguna frecuencia en el post partum, las hemorroides internas y externas suelen estar alarmantemente distendidas y dolorosas, pero en estas condiciones el reposo en cama, analgésicos-antiespasmódicos y el uso de psillium, generalmente se resuelve satisfactoriamente la condición en el curso de una o dos semanas. En algunas ocasiones hemos inyectado una mezcla de hialuronidasa (150 unidades) con un anestésico local de larga duración (bipuvacaína) dentro de estas hemorroides. Tratamiento de las hemorroides Introducción Las hemorroides son formaciones vasculares agrandadas del canal anal que representan una gran parte de la práctica de los cirujanos del colon y del recto. La frecuencia exacta de esta patología es difícil de estimar debido a que muchas personas son reacias para hacer una consulta médica por razones personales, culturales y socioeconómicas. De todas, maneras se calcula una prevalencia del 4,4% en Estados Unidos y hasta más de un 30% en Londres. Los autores realizaron una revisión sobre hemorroides obteniendo la información de la base de datos de Medline y de la biblioteca Cochrane Etiología y patogénesis El canal anal consiste de tres almohadillas fibrovasculares que son nutridas directamente por comunicaciones arteriovenosas. Estas almohadillas están sostenidas dentro del canal anal por una estructura de tejido conectivo que permite un cierre hermético del ano. Durante el envejecimiento, se puede producir una debilidad degenerativa de estos tejidos que junto con el paso de materias fecales duras y esfuerzo aumentado durante la defecación generan una fuerza cortante sobre las almohadillas produciendo su descenso y prolapso. El prolapso de las almohadillas altera el retorno venoso produciendo su dilatación que se exacerba con la acción de pujar, con la ingesta insuficiente de fibras y con ciertas condiciones como el embarazo que aumentan la presión intraabdominal. La hemorragia de las almohadillas ingurgitadas y prolapsadas
  • 16. se produce como resultado del trauma local o de la inflamación que dañan los vasos subyacentes. Clasificación de las hemorroides Las hemorroides pueden ser internas cuando se originan por arriba de la línea pectínea o dentada (que divide el epitelio escamoso del columnar) o externas cuando se originan por debajo de dicha línea. Es importante la graduación de las hemorroides ya que puede decidir el tratamiento correspondiente. Esta graduación es la siguiente: · Grado uno: sangran pero no prolapsan. · Grado dos: prolapsan, pero se reducen espontáneamente. · Grado tres: prolapsan, pero se reducen en forma manual. · Grado cuatro: están permanentemente prolapsadas y no se pueden reducir. Sintomatología El síntoma más común es la proctorragia, prurito, hinchazón, prolapso, secreción y manchas en la ropa interior. Si el dolor es muy intenso existe la posibilidad de que la hemorroide se haya estrangulado o trombosado. El examen físico incluye la inspección del periné, seguida de examen rectal y anoscopía. El diagnóstico diferencial es con fisuras, tumores, pólipos, verrugas anales y prolapso rectal. Las localizaciones más frecuentes de las hemorroides son en hora 3, hora 7 y hora 11. En los pacientes mayores de 40 años que tienen proctorragia, conviene realizar una colonoscopía aunque presenten hemorroides visibles para descartar tumores del recto y del colon. Las hemorroides asociadas con incontinencia o manchado de la ropa interior, requieren estudios de la fisiología anorrectal y ecografía intraanal, especialmente si el paciente es candidato a cirugía, porque estos pacientes tienen un alto riesgo de presentar incontinencia después de la cirugía. Tratamiento Tratamiento conservador Un metanálisis reciente demostró que el aporte suplementario de fibra en los alimentos produce una mejoría moderada de los síntomas y de la hemorragia y está recomendado en la etapa precoz de las hemorroides, así como la suplementación con flavonoides. Los preparados de venta libre que contienen una combinación de anestésicos locales, corticosteroides y astringentes pueden aliviar los síntomas, pero el uso prolongado de
  • 17. estos preparados no es recomendable, particularmente las cremas porque pueden dañar la piel perianal. Tratamientos invasivos ambulatorios 1) Ligadura con bandas de goma. Actualmente se utilizan bandas de goma que permiten que el procedimiento sea realizado por un solo operador. En general se realizan varias sesiones de cerclaje con bandas de goma con intervalos de 3 semanas. Las bandas son colocadas arriba de la línea dentada y diversos estudios y metanálisis consideran que este es el tratamiento ambulatorio más eficaz (Figura 1). Figura 1. Imagen endoscópica de hemorroides dos días después de la colocación de banda de goma. Fuente: /www.gastrointestinalatlas.com Los pacientes deben ser informados sobre la posibilidad de una hemorragia tardía (5-10 días después del procedimiento) y la técnica está contraindicada en las personas que reciben anticoagulantes. 2) Escleroterapia. En las hemorroides de primero y segundo grado, se inyecta en la submucosa una solución esclerosante de fenol al 5%. Este tratamiento es mucho menos eficaz que las bandas de goma. 3) Otras técnicas utilizadas son la coagulación infrarroja, la criocirugía y la diatermia bipolar, pero son menos eficaces que la banda de goma. Cirugía. La cirugía está reservada para las grandes hemorroides o las que no respondieron a los tratamientos anteriores. La técnica quirúrgica abierta consistente en la extirpación de las almohadillas vasculares fue descrita por primera vez en 1937 y es muy popular en el Reino Unido. Mediante diversos instrumentos, bisturí, electrocauterio, lasser o tijeras, las hemorroides son extirpadas, se controla el pedículo vascular y las pérdidas de sustancia en la mucosa granulan por secunda intención. La técnica cerrada descrita por primera vez en 1959, es más popular en Estados Unidos y es similar a la técnica abierta con la diferencia de que los bordes de mucosa y de piel se cierran con una sutura continua. Tiene la ventaja de que permite una cicatrización más rápida. Las técnicas quirúrgicas son dolorosas y además de la anestesia local perioperatoria, se
  • 18. indican laxantes para reducir el dolor durante la primera defecación posoperatoria. Las complicaciones incluyen la hemorragia secundaria tardía, la retención urinaria, la infección, la incontinencia fecal por daño del esfínter y la estenosis anal por puentes mucosos inadecuados. La ligadura de la arteria hemorroidal bajo guía de Doppler fue descrita por primera vez en 1995. Se realiza utilizando un proctoscopio de especial diseño que incluye una sonda Doppler para localizar las arterias que alimentan el tejido hemorroidal. Estos vasos son ligados con suturas absorbibles. La técnica es prácticamente indolora y con mínima morbilidad y en un 60% de los casos los resultados son satisfactorios. Hemorroidopexia con grapas. Esta técnica se desarrolló durante la década del 90 y se ejecuta usando una especie de pistola transanal que reduce el prolapso mediante la extirpación de un anillo circunferencial de mucosa a 2 cm por arriba de la línea dentada. El tratamiento es menos doloroso que la cirugía, pero presenta una tasa alta de recidivas. Trombosis aguda de las hemorroides Este cuadro es muy doloroso, pero en la mayoría de los casos se puede tratar en el domicilio mediante bolsa con hielo, laxantes suaves y analgesia. La aplicación tópica de antagonistas del calcio suele calmar el dolor. En los casos muy severos puede ser necesaria la cirugía de urgencia para extirpar la hemorroide ingurgitada o el tejido necrótico. La morbilidad de la cirugía es alta en estos casos. Comentario y resumen objetivo: Dr. Ricardo Ferreira Hemorroidopexia mecánica vs la hemorroidectomía convencional Introducción En los tiempos modernos, el manejo de las hemorroides debería apuntar a brindar una curación definitiva o un alivio a largo plazo de los síntomas, utilizando técnicas que sean seguras, preserven la función anorrectal y hagan de la calidad de vida del paciente una prioridad importante. En 1998, un instrumento de engrampado circular transanal, inicialmente usado para los prolapsos mucoso [1] se empleó para el tratamiento de las hemorroides mediante un procedimiento denominado hemorroidopexia mecánica (HM) [2]. La técnica introdujo un concepto totalmente nuevo para el tratamiento de la enfermedad hemorroidal. Consiste en una mucosectomía rectal circunferencial que realiza un lifting mucoso (anopexia), buscando, no la resección de los paquetes hemorroidales “enfermos”, sino más bien una reconstitución de los aspectos anatómicos y fisiológicos normales del plexo hemorroidal [2]. Se considera que el dispositivo de engrampado funciona reposicionando la mucosa rectal mas alta (lifting mucoso) [1,2],
  • 19. restaurando la anatomía normal del canal anal y permitiendo que los paquetes hemorroidales cumplan con su rol en la continencia, en oposición a las técnicas de hemorroidectomía qué sólo resecan los tejidos redundantes. No obstante, la operación de engrampado también influencia el flujo sanguíneo, afectando los vasos venosos y llevado a una mejora en el reflujo venoso [1-5]. Desde la introducción de este procedimiento, varios estudios [3-5] han reportado sobre su seguridad y eficacia. Los beneficios inmediatos de la HM han sido claramente demostrados en estudios de resultados a corto plazo y en revisiones recientes. Indudablemente, la HM es rápida de realizar y los pacientes experimentan menos dolor postoperatorio, tienen una estadía hospitalaria más corta y retornan más temprano a sus actividades normales. Otras mediciones de resultados a corto plazo también son favorables para la HM. En una revisión de casi 2.000 pacientes [4], aunque la tasa global de complicaciones postoperatorias fue comparable con ambos procedimientos, la HM tuvo menos sangrado postoperatorio (P = 0,001), pocas complicaciones de la herida (P = 0,005) y menos constipación(P = 0,02). Asimismo, el requerimiento de reintervención quirúrgica y no quirúrgica y la tasa de readmisión fueron similares después de la HM y de la hemorroidectomía convencional (HC) [4]. Sin embargo, la mayoría de los ensayos iniciales reportaron sobre resultados a corto plazo y, hasta hace poco, sólo unos pocos datos estaban disponibles sobre la seguridad y efectividad a largo plazo. Recientes meta-análisis {4,5] confirman los beneficios a corto plazo de la HM, pero también demostraron una tasa más alta de prolapsos recurrentes, dolor persistente y urgencia fecal a los 6 meses del seguimiento alejado. Finalmente, surgieron preocupaciones por reportes de raras pero potencialmente catastróficas complicaciones después de HM [6-14]. Por todas estas razones, el rol definitivo de la HM en el tratamiento de las hemorroides sintomáticas sigue sin estar esclarecido. El objetivo de este estudio fue evaluar los resultados a largo plazo de la HM vs la HC a través de un meta-análisis basado en evidencia para delinear el papel de la HM. Métodos Selección de estudios y extracción de datos Los autores siguieron las guías del Quality of Reporting of Meta-Analyses (QUORUM) para el desarrollo y descripción de este estudio. Los ensayos randomizados y controlados sobre HM vs HC publicados, con un seguimiento alejado mínimo de 12 meses, fueron buscados y seleccionados de las bases de datos MEDLINE, EMBASE y de la Cochrane Library utilizando las palabras clave hemorrhoid*, stapl* y anopexy, sin restricciones de lenguaje. Los autores definieron un ensayo randomizado como aquél en el que los pacientes fueron asignados prospectivamente para HC o HM mediante una ubicación al azar. La HC fue definida como la resección cortante o diatérmica del tejido hemorroidal, dermis anal y piel perianal, con o sin cierre del defecto resultante. La HM
  • 20. fue definida como la resección de un anillo de mucosa rectal utilizando una engrampadora circular transanal específica. Los estudios potencialmente relevantes fueron identificados por el título y el resumen y se obtuvieron y evaluaron en detalle los artículos completos. La calidad metodológica de los estudios fue evaluada independientemente por 2 revisores (G.G y P.N) de acuerdo con el puntaje de Jadad [15]. Resumidamente, los estudios fueron calificados de acuerdo con la presencia de 3 características metodológicas clave: randomización, ceguera y contabilidad de todos los pacientes, incluyendo los retirados; el puntaje fue de 0 a 5. Los estudios que recibieron un puntaje de 3 a 5 fueron considerados de alta calidad, mientras que aquellos con un puntaje de 2 o menos fueron considerados de baja calidad. Un formulario de datos específicamente diseñado fue utilizado para recolectar los datos relevantes, incluyendo detalles del diseño experimental, datos demográficos de los pacientes, aspectos técnicos, mediciones de resultados y complicaciones. La recolección de datos fue realizada independientemente por 2 investigadores (G.G y P.N) y luego comparados. La medición de los resultados primarios de esta revisión fueron las recidivas hemorroidales, en términos de sangrado recurrente o prolapso y la necesidad de intervenciones adicionales. Los resultados secundarios fueron: dolor a la defecación, estenosis anal, urgencia fecal, incontinencia fecal y satisfacción del paciente. Otras complicaciones (fístulas, plicomas, prurito anal y fisuras) también fueron analizadas. Análisis estadístico El análisis de los datos fue realizado utilizando programas comercialmente disponibles (SPSS for Windows, versión 13.0, SPSS Inc., Chicago, Illinois) y el meta-análisis con Interactive eXplanations, versión 1.6; Kitasato Clinical Research Center Sagamihara, Kanagawa, Japón). El análisis estadístico descriptivo para las variables cualitativas fue realizado con ocurrencias y descrito con frecuencias relativas. Las odds ratios (OR) para los resultados primarios y secundarios de pacientes en los grupos HM y HC fueron evaluadas con pruebas de meta-análisis. Los resultados fueron considerados estadísticamente significativos si la probabilidad de chance de ocurrencia era menor de 0,05. Resultados Quince ensayos controlados y randomizados que cumplían con los criterios de inclusión fueron identificados [16-30]. Un adicional de 25 fueron excluidos [31-55]. Los estudios seleccionados incluyeron un total de 1.201 pacientes: 597 en el grupo HC y 604 en el grupo HM. Los pacientes en el grupo convencional fueron tratados con hemorroidectomía con técnica de Ferguson en 2 estudios [16,17] y con técnica de Milligan-Morgan en todos los otros [18-30]. Tres estudios [18-20], con un total de 109 pacientes incluyeron sólo hemorroides de 3º grado (58 tratados con HM vs 51 con HC). Tres estudios [20-22], analizaron 137 pacientes con hemorroides de 4º grado (65 HM vs 72 HC). Un estudio [20] abarcó ambos grados y se especificaron los resultados de
  • 21. acuerdo con la severidad de la enfermedad. Todos los estudios restantes involucraron pacientes con diferentes grados de hemorroides [17,23-26,29,30] o el grado no fue especificado [27,28]. Sólo 6 estudios reportaron que el cirujano había sido bien entrenado en la HM (12-52 procedimientos realizados); no obstante, 2 estudios fueron conducidos sobre hemorroides de 4º grado, 1 sobre hemorroides de 3º grado y los restantes no habían especificado los resultados de acuerdo con el grado de hemorroides [17,20,21,23,25,27]. Cinco estudios [18,22,24,26,28] enrolaron pacientes antes del año 2000, 8 estudios [17,19-21,23,27,29,30] enrolaron desde el año 2000 en adelante y 1 estudio [25] no especificó el período de enrolamiento. Ciento siete procedimientos en el grupo HC y 106 en el grupo de HM fueron realizados como casos del día [19,23]. El seguimiento alejado osciló entre 12 y 84 meses. Catorce estudios reportaron la incidencia de recurrencias en el seguimiento a largo plazo. Seis estudios [18- 21,22,27,30] reportaron incidencia a largo plazo de sangrado recurrente y prolapso, 5 estudios [21,23,24,26,28], reportaron incidencia de prolapso recurrente, 2 estudios [17,29] reportaron incidencia de recurrencia pero no especificaron los síntomas y 1 estudio [25] no tuvo recidivas. Sólo un estudio [16] no reportó claramente el número de recurrencias y no fue incluido en el análisis de los resultados primarios. Los resultados a 1 año mostraron un tasa significativamente más alta de recidiva del prolapso en el grupo HM (14 estudios, 1.063 pacientes; OR, 5,5; P < 0,001). El sangrado fue similar en ambos grupos (7 estudios, 362 pacientes; OR, 1,1; P = NE). Diez estudios comentaron sobre intervención adicional por síntomas hemorroidales: los pacientes tratados con HM tuvieron 1,9 veces más probabilidades de sufrir un tratamiento ulterior para reducir prolapsos recidivados en comparación con pacientes con HC (10 estudios, 824 pacientes; OR, 1,9; P < 0,03). De aquellos en los que se especificó el tipo de tratamiento (9 estudios) los pacientes en el grupo HC recibieron ligadura con banda elástica (n = 4) y una HC adicional (n = 1), mientras que los pacientes en el grupo HM recibieron HC (n = 13), ligadura con banda elástica (n = 10), resección local de un nódulo único (n = 1), HM adicional (n = 1) y una mucosectomía convencional (n = 1) [16,18-21,23,26,28,30]. Tres estudios [18-20] que incluyeron un total de 109 pacientes sólo con hemorroides de 3º grado, mostraron una tasa de recurrencia del 20,7% para la HM y del 3,9% para la HC (OR, 10,4; P < 0,003). Tres estudios [20-22] que incluyeron sólo hemorroides de 4º grado investigaron un total de 137 pacientes y mostraron una tasa global de recidiva del 20,0% para la HM y ausencia de recidivas para la HC (OR tendiente al infinito; P < 0,001). Esos estudios, sin embargo, mostraron diferentes resultados. Boccasanta y col. [22], no hallaron recurrencias después de la HM (40 pacientes tratados), pero Ortiz y col., tuvieron una tasa de recidiva del 53,3% (8/15) en un primer estudio [21] y del 50,0% (5/10) en un segundo estudio [20], incluyendo diferentes pacientes. Finalmente, 9 estudios no especificaron el grado hemorroidal y las diferencias entre HM y HC en términos de de recurrencia fue significativa (817 pacientes; OR, 3,1`; P < 0,02). Nueve estudios [16-21,24,25,28] comentaron sobre el dolor durante la defecación en el seguimiento alejado. Los resultados no fueron estadísticamente significativos (560 pacientes; OR, 0,4; P = 0,35). Otros 2 estudios [21,30] (131 pacientes) encontraron que
  • 22. el 13,8% de los pacientes que habían sido sometidos a HM experimentaron tenesmo a 1 año, mientras que ninguno de los pacientes del grupo HC tenía este síntoma (OR, tendencia a infinito; P < 0,001). Cinco estudios [22-24,26,30] presentaron datos de manometría anal. Todos ellos no detectaron deferencia en las presiones de reposo y escurrimiento antes y después de la HM, mientras que 2 estudios [23,26] demostraron una disminución significativa de ambas después de la HC. No obstante, en esos estudios, los autores no reportaron diferencias en las tasas de continencia. Asimismo, no se hallaron diferencias ente ambos grupos para el sangrado durante la defecación, estenosis anal, fisuras y fístulas anales y urgencia fecal. Finalmente, la satisfacción del paciente a 1 año fue evaluada en 6 estudios. Fue similar entre los grupos [19,23,25,27,28] excepto en un estudio [24] en el que fue mayor después de la HM. Comentario Los resultados a largo plazo después de la HM y HC han sido recientemente investigados en 2 revisiones [4,5] que hallaron incidencias más altas en las tasas de recurrencia después de la HM. En el estudio de la Cochrane Library, la HM se asoció con tasas más altas de recidiva hemorroidal después de 1 año se seguimiento alejado (5 ensayos, 417 pacientes; OR, 3,60, IC 1,24-10,49, P = 0,02). Este resultado fue también reflejado en una tendencia no estadísticamente significativa de que los pacientes que habían tenido una HM era más probable que requirieran operaciones adicionales a largo plazo (7 artículos, 668 pacientes; OR, 1,63; P = 0). Resultados similares al año de seguimiento alejado fueron también hallados en la revisión de Tjandra y Chan [4]. La recidiva global de las hemorroides una vez más fue más alta después de la HM (585 pacientes; OR, 3,48; P = 0,02). En la misma revisión se estableció que, aunque hubo una tendencia hacia más intervenciones quirúrgicas subsiguientes por hemorroides recidivadas después de la HM, no se presentó diferencia significativa entre los 2 grupos (OR, 3,5; P = 0,05). El meta-análisis de los autores apuntó específicamente a delinear los resultados a largo plazo de la HM en comparación con la HC. Por lo tanto, se incluyeron deliberadamente sólo los estudios con un seguimiento alejado mínimo de 12 meses. En más de 1.200 pacientes, los resultados a largo plazo mostraron un aumento significativo en la ocurrencia de prolapsos después de la HM vs la HC, evidente para todos los grados de hemorroides. La incidencia de las recurrencias entre los estudios varió desde el 0% al 53,3%. Aunque no hay explicación para estos resultados, es posible que un número de factores pueda influencia la tasa de recidiva después de la HM. Las características técnicas, tales como la colocación de la sutura en bolsa de tabaco, el nivel de la línea de engrampado y la completitud del anillo mucoso, pueden influenciar el resultado. Desafortunadamente, no había información relacionada con el emplazamiento de la sutura en bolsa de tabaco o del nivel de la línea de engrampado en ninguno de los estudios analizados. El número de centros involucrados en los diferentes estudios, también difirió notoriamente (desde 1 a 17), creando posiblemente diferencias en los resultados {16,17,20,21,25]. Sólo 5 estudios [18-22] con un total de 246 pacientes brindó información útil en relación con el grado de las hemorroides tratadas y el resultado relacionado. Los pacientes afectados con hemorroides de 3º grado tuvieron
  • 23. 10,4 veces más probabilidad de desarrollar recurrencias cuando se realizó una HM [18- 20]. Por el contrario, los estudios [20-22] que incluyeron hemorroides de 4º grado describieron resultados discrepantes para las recurrencias de la HM, yendo desde 0% a 53%. Otro ensayo recientemente publicado [55], no fue incluido en el análisis porque no fue un ensayo prospectivo y randomizado, también se enfocó en las hemorroides de 4º grado. Los autores del mismo hallaron que las recurrencias estuvieron presentes en 22% de los pacientes tratados con HM (11/50) vs 3,6% de los tratados con HC (4/11). Otros estudios [50,51] que reportaron sobre el resultado de la HM para los pacientes con hemorroides de 4º grado han mostrado tasas de recidiva del 19% y 59%. Los estudios han mostrado que, debido a la más alta incidencia de recurrencia después de la HM, es más probable que esos pacientes sean sometidos a un tratamiento adicional de las hemorroides [4,5]. En el estudio de los autores del presente trabajo, los pacientes en el grupo HM tuvieron casi 2 veces más probabilidades de requerir tratamiento ulterior de los síntomas hemorroidales, en comparación con el grupo HC. Estudios previos [ 56,57] describieron algún grado de incontinencia después de la HM y se demostraron lesiones del esfínter interno con el uso de la ecografía endoanal y el análisis histológico. En la presente revisión, la mayoría de los casos de incontinencia, cuando estuvieron presentes, se resolvieron dentro de los primeros 6 meses después de la operación. El pequeño número de casos con síntomas persistentes después de 1 año no fue diferente entre los pacientes con HM y HC [16,18,27,30]. Asimismo, cuando la HM involucró resección de capas musculares, no se halló correlación entre las recidivas, dolor postoperatorio y continencia [19,21-23,30]. El hecho de que una capa muscular de variable espesor fuera a veces atrapada dentro de la engrampadora, no pareció tener un efecto deletéreo sobre la función anal y no se relacionó con ningún cambio en la presión o continencia anal [21,23,30]. Finalmente, aunque 7 estudios [18,19,21-23,29,30] en esta revisión comentaron sobre las características histológicas del anillo de mucosa resecado, sólo 2 de ellos [18,29] mencionaron si el tejido resecado tenía una forma completa de rosquilla o una resección incompleta [18]. Las tasas de recidiva, reintervención y complicaciones, son importantes medidas de resultados cuando se evalúa un procedimiento; no obstante, la calidad de vida del paciente y su satisfacción son también importantes y necesitan ser consideradas. Desafortunadamente, la calidad de vida no fue evaluada en ninguno de los estudios revisados. Algunos de ellos reportaron sobre la satisfacción de los pacientes e, interesantemente, a pesar de la alta tasa de recurrencias y reintervenciones, los pacientes en el grupo HM reportaron similar satisfacción que los del grupo de la HC. Hallazgos similares fueron también reportados en un estudio reciente que examinó la satisfacción de los pacientes a largo plazo después de la HM. Los autores de ese trabajo hallaron que el 89% de los pacientes estaban o muy satisfechos (64%) o satisfechos (25%) a pesar de la alta incidencia de síntomas postoperatorios [4]. Este resultado posiblemente se explica por el hecho de que los beneficios postoperatorios tempranos de la HM podrían superar la tasa de incidencia más alta de los síntomas postoperatorios tardíos.
  • 24. En conclusión, la HC y la HM son procedimientos seguros con similares morbilidades a largo plazo; sin embargo, la HM conlleva una incidencia significativamente más alta de recidiva, operaciones adicionales y tenesmo, en comparación con la HC. Los autores de este trabajo consideran que los resultados de esta revisión brindan finalmente una información definitiva sobre los resultados a largo plazo de la HM. Esta información necesita ser discutida abierta e imparcialmente con los pacientes que requieren tratamiento quirúrgico de sus hemorroides. Será finalmente la decisión del paciente si acepta la tasa más alta de recidiva para tomar ventaja de los beneficios a corto plazo de la HM. ♦ Comentario y resumen objetivo: Dr. Rodolfo D. Altrudi Bibliografía 1.Pescatori M, Favetta U, Dedola S, Orsini S. Transanal stapled excision of rectal mucosa prolapse. Tech Coloproctol. 1997;1:96-98. 2.Longo A. Treatment of haemorrhoidal disease by reduction of mucosa and haem-orrhoidal prolapse with a circular suturing device: a new procedure. Proceedings of the 6th World Congress of Endoscopic Surgery. Bologna, Italy: Monduzzi Editore; 1998:777-784. 3.Nisar PJ, Acheson AG, Neal KR, Scholefield JH. Stapled hemorrhoidopexy compared with conventional hemorrhoidectomy: systematic review of randomized, controlled trials [in German]. Dis Colon Rectum. 2004;47(11):1837-1845. 4.Tjandra JJ, Chan MK. Systematic review on the procedure for prolapse and hem-orrhoids (stapled hemorrhoidopexy). Dis Colon Rectum. 2007;50(6):878-892. 5.Jayaraman S, Colquhoun PH, Malthaner RA. Stapled versus conventional surgery for hemorrhoids. Cochrane Database Syst Rev. 2006;(4):CD005393. doi: 10.1002/14651858.CD005393. 6.Pescatori M, Gagliardi G. Postoperative complications after procedure for prolapsed hemorrhoids (PPH) and stapled transanal rectal resection (STARR) procedures. Tech Coloproctol. 2008;12(1):7-19. 7.Giordano P, Bradley BM, Peiris L. Obliteration of the rectal lumen after stapled hemorrhoidopexy: report of a case. Dis Colon Rectum. 2008;51(10):15741576. 8.Ripetti V, Caricato M, Arullani A. Rectal perforation, retropneumoperitoneum, and pneumomediastinum after stapling procedure for prolapsed hemorrhoids: report of a case and subsequent considerations. Dis Colon Rectum. 2002;45 (2):268-270. 9.Molloy RG, Kingsmore D. Life threatening pelvic sepsis after stapled haemorrhoid-ectomy. Lancet. 2000;355(9206):810. 10.Filingeri V, Gravante G. Pneumoretroperitoneum, pneumomediastinum and sub-cutaneous emphysema of the neck after stapled hemorrhoidopexy. Tech Coloproctol. 2005;9(1):86. 11.Kanellos I, Blouhos K, Demetriades H, Pramateftakis MG, Betsis D. Pneumome-diastinum after dilatation of anal stricture following stapled hemorrhoidopexy. Tech Coloproctol. 2004;8(3):185-187. 12.McDonald PJ, Bona R, Cohen CR. Rectovaginal fistula after stapled haemorrhoidopexy. Colorectal Dis. 2004;6(1):64-65.
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  • 28. Molesta e incluso dolorosa, la enfermedad hemorroidaria -popularmente conocida por el nombre del tejido afectado: las hemorroides- afecta al 4,4% de la población general, pero es mucho más frecuente bien entrada la edad adulta: la padecen uno de cada dos mayores de 50 años, en ambos sexos por igual. Esta semana se ha sumado un nuevo procedimiento no quirúrgico y ambulatorio al arsenal terapéutico disponible en la Argentina para el tratamiento de la enfermedad hemorroidaria. Se trata de la fotocoagulación de las arterias hemorroidales mediante el uso de un láser de energía altamente concentrada. "Esta técnica combina el empleo de un doppler para la localización de los vasos hemorroidarios y el láser para efectuar su fotocoagulación", dijo a LA NACION el doctor Mario Salomón, jefe del Servicio de Coloproctología del Hospital Británico, que esta semana empleó esta nueva técnica, que se utiliza desde hace dos años en Europa. "Con respecto a la cirugía convencional, este nuevo método llamado HELP tiene como ventajas que es sencillo, ambulatorio, no requiere anestesia, dura unos 15 minutos y permite que el paciente continúe con su actividad normal", agregó el doctor Salomón, director de las IX Jornadas Nacionales e Internacionales de Coloproctología del Hospital Británico, que se realizarán del 15 al 17 de abril en esta ciudad. De las jornadas participará el doctor Raffaele Salfi, experto italiano que presentará su experiencia con el nuevo procedimiento. "Los más de 200 casos del doctor Salfi muestran buenos resultados en el 95% de los pacientes al año de efectuado el tratamiento", comentó Salomón. "Es un método que constituye una alternativa a la cirugía, pero el problema es su costo elevado -agregó el doctor Carlos Lumi, de la Unidad de Coloproctología del hospital Udaondo, que presidirá, en octubre, el Congreso Argentino de Coloproctología-. Por otro lado, como es un método nuevo, todavía no contamos con resultados de seguimiento en el largo plazo." Indicaciones En la actualidad, existen tres clases de tratamiento para la enfermedad hemorroidal. "Los tratamientos médicos, con medidas dietéticas y pomadas locales para los casos menos severos; los llamados tratamientos alternativos, como el uso de ligaduras elásticas [que cortan la circulación del tejido afectado y provocan su muerte] o de fotocoagulación infrarroja, para los casos en los que hay sangrado, pero el tejido no prolapsa y, finalmente, la cirugía para los casos más severos", resumió el doctor Lumi. El nuevo procedimiento láser, precisó Lumi, "se ubica en la misma franja de pacientes de los tratamientos alternativos [enfermedad hemorroidaria de grados I y II]. Cuando hay sangrado, pero no prolapso, puede ser más sencillo aplicar el láser que realizar una ligadura."
  • 29. Según Salomón, la nueva técnica también puede ser aplicada en algunos casos seleccionados en los que hay prolapso (más precisamente, en pacientes con enfermedad de grado III) y, de hecho, de esa severidad fue el caso tratado por él esta semana. Pero independientemente del tratamiento de la enfermedad hemorroidaria, concluyó Lumi, "es importante que todo paciente que presenta un sangrado rectal consulte al médico proctólogo y se realice una endoscopia, para descartar una posible afección tumoral". Claves * Afección frecuente . La enfermedad hemorroidaria afecta a uno de cada dos mayores de 50 años y a ambos sexos por igual. * Tratamientos . Existen tres clases: médicos, alternativos y quirúrgicos. Los primeros incluyen una dieta con alto contenido de fibras y agua; los alternativos son las ligaduras y la fotocoagulación infrarroja. * Cirugía . Cada vez es menor el porcentaje de pacientes que se tratan de esta forma. Se estima que ese grupo incluye a entre el 15 y el 20% de los afectados. * Láser . Está indicado principalmente en pacientes que experimentan sangrado, pero en los que no hay prolapso de los tejidos.