El documento enfatiza la importancia del autoconocimiento para los líderes y para todos. Explica que para alcanzar la excelencia, uno debe comprender profundamente sus propias fortalezas, debilidades, estilo de desempeño y valores. También debe entender cómo aprende a través de la observación, comprensión, decisión y acción. Al aplicar estos procesos a cómo se comunica uno mismo, puede evitar frustraciones como ser un oyente indignado, lector abrumado, orador sin persuadir o escritor desesperado. El auto
1. Efrén Martín, gerente de FV
¡Conócete!
y profesor de Deusto Business School
“Si se tiene ambición e inteligencia, se puede llegar
a la cima de la profesión escogida, sin importar
dónde se comenzó… Para hacer todo esto bien, se
debe cultivar una profunda comprensión de sí
mismo; no sólo de cuáles son sus fortalezas y
debilidades, sino también de cómo se aprende, cómo
se trabaja con otros, cuáles son los propios valores y
dónde se puede hacer la mayor contribución. Porque
sólo cuando se opera a partir de fortalezas se puede
alcanzar la verdadera excelencia”.
Peter F. Drucker: “Gestionarse a sí mismo”, Harvard Business Review, 1999
Cuando se pidió -antes del inicio de esta
crisis- a los 75 miembros del Consejo
Asesor de Stanford Graduate School of
Business recomendar la capacidad más
importante para ser desarrollada por los
líderes; la respuesta fue casi unánime:
autoconocimiento. Hoy dirían innovación.
Probablemente Peter F. Drucker no
cambiaría su opinión, que extendía a
TODOS nosotros –no sólo a los líderesconfirmando el sabio consejo presocrático.
Entre los elementos importantes del
autoconocimiento -fortalezas, estilo de
desempeño y valores- ¿por cuál empezar?
El más fácil de descubrir se encuentra tras
la cuestión: ¿Cómo aprendemos?
Para que se registre un “cambio
permanente” hemos de interiorizar y
desarrollar lo experimentado mediante
cuatro operaciones básicas: observar,
comprender, decidir y actuar.
Con ellas creamos representaciones,
alimentando el cerebro con los cinco
sentidos y cuatro pautas lingüísticas:
escuchar, leer, hablar y escribir.
Conviene aplicar aquellas operaciones a
nuestra pauta de comunicación prioritaria
Nº 82 Noviembre 2013
no sea que, desconociendo la importancia
que ésta tiene para nuestro desarrollo, nos
convirtamos en comunicadores frustrados:
Oyentes/espectadores indignados, por
la confusión de mensajes e incoherencia
de acciones; cuando la diversidad de
puntos de vista ayuda a enriquecer el
nuestro y la contradicción ajena a
comprender la propia.
Lectores abrumados, por la ingente
cantidad de libros que ni en mil vidas
podrían leer; cuando la clave no está en
leer mucho sino en verse reflejado en
alguno de los escasos textos de máxima
calidad legados por grandes pensadores.
Oradores quemados, por no persuadir a
nadie; olvidando que, explicándoselas a
los demás, es como mejor se aclaran las
ideas… para uno mismo.
Escritores desesperados, porque su
obra jamás será reconocida; cuando el
ejercicio de este oficio ha de centrarse
sobre todo en el autodescubrimiento. Bien
lo sabía José Luis Sampedro: “Uno
escribe a base de ser un minero de sí
mismo”.
Después de conocer la forma en que nos
conocemos, nos será más sencillo innovar.
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