análisis de la importante relación que tiene la economía con le medio ambiente para el desarrollo sustentable de las generaciones futuras del país y del estado
1.1. relacion de la economia con el medio ambiente
1. INSTITUTO TECNOLOGICO DE CAMPECHE
CARRERA EN INGENIERIA AMBIENTAL
UNIDAD I
ECONOMIA AMBIENTAL
1.1.- Campo de la economía ambiental.
Septiembre de 2010
2. Relaciones Medio Ambiente-Economía:
La necesidad de una nueva mirada
• Las relaciones entre medio ambiente y econo-
mía han cobrado importancia en los últimos
años como consecuencia de las crisis energéti-
cas y ambientales asociadas a los procesos de
desarrollo económico. En este documento se
ilustran los principios que han sustentado di-
chas relaciones y la forma como la Ciencia Eco-
nómica los ha incorporado en su marco teórico.
3. INTRODUCCION:
Las relaciones entre medio ambiente, energía y
economía se han puesto de presente en los últi-
mos años como consecuencia de los procesos de
desarrollo económico, las crisis energéticas y am-
bientales y las críticas a los presupuestos episte-
mológicos de las distintas ciencias y los cambios
que éstas están efectuando.
En este corto y esquemático documento, se pre-
tende mostrar los principios que tradicionalmente
han sustentado estas relaciones así como mos -
4. trar que la Ciencia Económica aún no ha adapta-
do su marco teórico para tener en cuenta los
cuestionamientos que en la actualidad se le ha-
cen; por último, se sugieren algunos cambios
que valdría la pena se suscitasen en el marco
teórico de la Economía para detener las con-
secuencias que las relaciones vigentes han teni-
do en la práctica.
5. I.- Relaciones Medio Ambiente - Economía:
Principios Básicos
Las relaciones entre los entornos naturales y las
actividades económicas y la forma como la Eco-
nomía, en tanto disciplina científica, ha discernido
estas relaciones se basan en tres pilares funda-
mentales, a saber: las leyes de la termodinámica
y sus repercusiones sobre la noción de progreso,
las funciones que desempeñan los recursos natu-
6. rales en el proceso económico y la visión de este
último con respecto a los fundamentos anteriores.
A. Energía y Progreso
La energía es la capacidad de efectuar cambios de
cualquier índole (e.g., naturales, tecnológicos); en
ese sentido, ella interviene en todo proceso de
transformación material, incluyendo la producción
de bienes y servicios.
La energía se almacena tanto en la materia (por
ejemplo, combustibles fósiles, biomasa ) como en
7. campos de fuerza (electricidad, trabajo animal y
humano) y, desde el punto de vista cualitativo,
existe en dos estados:
- Energía disponible o libre, que posee una es-
tructura ordenada y que el hombre puede trans-
formar casi por completo, y
- Energía confinada o no disponible, que está
desorganizada, dispersada caóticamente, y que
el hombre jamás podrá transformar.
8. Teniendo en cuenta estos elementos, se pueden
enunciar los dos principios fundamentales de la
termodinámica, los cuales rigen todas las transfor-
maciones energéticas y materiales que tienen lu-
gar en el Universo.
El primer principio, o ley de la conservación de la
energía, estipula que la energía y la materia no se
pueden crear ni destruir a lo largo de los diferen-
tes procesos, sino que son transformadas en sus
diversas manifestaciones.
9. Por su parte, el segundo principio, o ley de la en-
tropía, plantea que ésta -es decir, la cantidad de
energía no disponible en un sistema aislado acu-
sa incrementos continuos, de modo que el orden
de dicho sistema se transforma progresivamente
en desorden.
Así las cosas, la energía y la materia están suje-
tas a una ley de conservación, pero también a
una ley que contempla su degradación
cualitativa e irreversible, de ahí que se diga que
“nada pasa en el mundo sin transformación de
energía y sin producción de entropía”.
10. Sin embargo, desde el punto de vista epistemoló-
gico y de la praxis científica, las posibilidades ili-
mitadas de transformación derivadas de la
prime-ra ley de la termodinámica constituyen el
princi-pal cimiento de la noción de progreso a
cuyo propósito se han encaminado los
desarrollos de diversas ciencias, entre las que
se incluye la Economía.
Dichas ciencias enarbolan el paradigma mecani-
cista, que tiene como una de sus bases la ley de
11. la conservación de la materia y la energía, echan-
do a un lado el principio de entropía y, en conse-
cuencia, desconociendo las limitaciones que éste
impone sobre el progreso al que pretenden coad-
yuvar.
12. B. Funciones de los Entornos Naturales:
Desde una perspectiva económica, los entornos
naturales tienen cuatro funciones: en primer
lugar, proveen insumos al sistema productivo; en
segundo lugar, actúan como sumidero para los
residuos resultantes de las actividades de pro-
ducción y consumo; en tercer lugar, constituyen
el soporte de la vida (al facilitar fenómenos como
la estabilidad ecosistémica y climática) y, por
último, suministran servicios de “amenidad”,
esto es, de esparcimiento y deleite.
13. No obstante, es importante tener en cuenta que la
capacidad del ambiente natural para desempeñar
ambas funciones es finita. Tal finitud se
relaciona con el nivel en que las actividades
humanas lo afectan de modo irremediable.
Así, por una parte, la disponibilidad de recursos
naturales depende del ritmo de utilización y explo-
tación que se haga de los mismos (excepto en el
caso de los recursos no-renovables) en compa-
14. ración con sus tasas de regeneramiento natural;
por otra, si la generación y vertimiento de re-
siduos es tal que se altera la capacidad del
me-dio ambiente para asimilarlos, la absorción
de re-siduos se deteriora.
15. C.- VISIONES DEL SISTEMA ECONOMICO:
La teoría económica dominante no considera de
manera explícita los recursos naturales y energé-
ticos porque no ha incorporado en su marco ana-
lítico las funciones que estos recursos desempe-
ñan en la estructura y operación del sistema eco-
nómico. Para entender esto, es pertinente con-
templar la visión de las actividades económicas
que subyace al análisis de la ciencia económica.
16. La Economía considera el proceso económico
como un flujo circular aislado del medio físico
(es decir, en el que no hay entradas ni salidas
de materia y energía) en el que las empresas y
las familias intercambian bienes/servicios y
dinero, tal como se representa en el Gráfico 1.
18. Sin embargo, esta visión no considera que los bie-
nes y servicios intercambiados en los mercados
son producidos en el ámbito material obedeciendo
a las leyes de la física (especialmente las leyes de
la termodinámica), la química y la biología; de he-
cho, la mayoría de las teorías y modelos de la pro-
ducción y el crecimiento económico tienden a ig-
norar estos principios biofísicos. Si tales leyes
fuesen consideradas, la visión pre-analítica del
sistema económico semejaría el Gráfico 2.
19. • Gráfico 2. Visión biofísica del sistema económico
20. • De acuerdo con esta visión, el sistema
económi-co es un subsistema encajado dentro
de un eco-sistema más amplio y está sujeto al
irreversible flujo entrópico de energía y
materiales inherente a los procesos de
absorción de recursos y ex-creción de residuos
que caracterizan a las acti-vidades
constituyentes del proceso económico
(producción y consumo).
21. II.-CONCEPCIÓN ECONOMICA DEL ENTORNO
NATURAL:
• La visión pre-analítica del proceso económico
mencionada anteriormente refleja la concepción
que la Economía tiene de su objeto de estudio,
a saber, el intercambio mercantil. En dicha
con-cepción, la noción de escasez
desempeña un papel crucial, como lo pone de
presente la defi-nición de Lionel Robbins de la
Economía, que es hoy en día la más aceptada:
22. • La Economía es la ciencia que estudia la
con-ducta humana como una relación entre
fines y medios limitados que tienen diversa
aplicación.
• Tal como puede observarse, la escasez -y la ac-
titud humana frente a ella- es vista como una
relación entre fines y medios limitados suscep-
tibles de diferente utilización. De acuerdo
con ello, y teniendo en cuenta la consideración
tra-dicional de que los recursos naturales
son “abundantes”, los economistas han
argumenta-do que estos últimos no son
importantes para la Economía y, por ende, les
asignan un bajo valor monetario. Así, citando
de nuevo a Robbins,
23. • En el mundo exterior existen cosas tan relativa-
mente abundantes que el uso de unas cuantas
unidades para un fin no supone renunciar a
otras unidades para otro. El aire que
respira-mos es un ejemplo de esos bienes
´gratuitos´.
• Con base en estas consideraciones, se ha lide-
rado desde la Economía y otras ciencias exac-
tas y aplicadas una acelerada transformación
socio-económica estrechamente ligada a la ca-
pacidad del género humano de controlar y utili-
zar los recursos naturales y energéticos dispo-
nibles (renovables y no renovables) con fines
productivos y consuntivos.
24. • Esta acelerada transformación, con la entropía
resultante de la misma y habiendo rebasado los
límites de algunas funciones de los entornos
naturales, conduce a las diversas formas de
contaminación ambiental que hoy se presen-
cian, al igual que a las crisis energéticas y de
abastecimiento (por ejemplo, la inseguridad ali-
mentaria) que aquejan a algunos países y que
ponen en vilo el mantenimiento futuro de la vida
humana.
• Es así como la “crisis” ambiental le ha exigido a
la ciencia económica -sobre la cual, en parte, se
25. sustentó el progreso que llevó a aquélla- ofrez-
ca respuestas mediante la incorporación de los
recursos naturales en su marco teórico. Al res-
pecto, cabe observar que esta exigencia se co-
rresponde con el viraje en la atención de todas
las ciencias, tanto naturales como sociales,
desde la creación de tecnología y la mayor dis-
ponibilidad de objetos materiales hacia la
super-vivencia de la especie humana.
26. • De este modo, la Economía empieza a preocu-
parse por los recursos naturales tan pronto se
le exigen respuestas a la crisis ambiental men-
cionada y en tanto observa que tales recursos
pueden llegar a constituir una restricción al cre-
cimiento económico sostenido. A partir de ese
momento, la ciencia económica empieza a con-
siderar los recursos naturales como bienes eco-
nómicos, en vista de las limitaciones que las ac-
ciones humanas han provocado sobre su dispo-
nibilidad y calidad.
• Como consecuencia de lo anterior, surge la
Economía Ambiental, una división de la Econo-
27. mía que intenta extender el radio de acción del
instrumental teórico convencional para ocupar-
se del medio ambiente y sus funcio-nes. Esta
disciplina se subdivide a su vez en Economía
de los Recursos Naturales y Economía de las
Ex-ternalidades (o Economía Ambiental propia-
mente dicha), en concordancia con las funcio-
nes económicas de los entornos naturales
28. como bienes económicos, en vista de las
limi-taciones que las acciones humanas han
provo-cado sobre su disponibilidad y calidad.
• Como consecuencia de lo anterior, surge la
Economía Ambiental, una división de la Econo-
mía que intenta extender el radio de acción del
instrumental teórico convencional para ocupar-
se del medio ambiente y sus funciones. Esta
disciplina se subdivide a su vez en Economía
de los Recursos Naturales y Economía de las
Ex-ternalidades (o Economía Ambiental
propiamen-te dicha, en concordancia con las
funciones
29. económicas de los entornos naturales.
• Economía de los Recursos Naturales y Econo-
mía de las Externalidades (o Economía Ambien-
tal propiamente dicha), en concordancia con las
funciones económicas de los entornos natura-
les.
• Así, de un lado, la Economía abarca los efectos
de las emisiones contaminantes bajo el término
“externalidades” o “costos externos” en la me-
dida que estos no son asumidos por quienes
los provocaron, sino por terceros que los su-
fren, constituyendo por lo tanto fallas o imper-
30. fecciones del sistema de mercado. En
conse-cuencia, la Economía de las
Externalidades dis-cute las diferentes maneras
en que éstas pue-den reducirse a valores
monetarios.
• Al respecto, las alternativas teóricas las pro-
veen los economistas Pigou y Coase. Para
el primero, se deben intentar “corregir” las
imper-fecciones del mercado evaluando los
“costos sociales” e imputándoselos a los
“Costos Pri-
31. vados” de las empresas mediante impues-
tos. Por su parte, Coase postula la realización
de ajustes en el marco institucional (en concre-
to, una mejor definición de los derechos de pro-
piedad) como condición para que el mercado
“internalice” las externalidades negativas.
• De otro lado, la Economía de los Recursos Na-
turales introduce el criterio de Gray-Hotelling
para fijar los precios “eficientes” del consumo
de los recursos naturales, renovables o no.
32. introduciendo hipótesis relativas a las preferen-
cias de las diversas generaciones que se refle-
jan en una tasa de descuento intertemporal.
• Como se ve, la Economía Ambiental, al incorpo-
rar el entorno natural en su marco teórico, lo ha
considerado un problema de asignación de re-
cursos (escasos), propugnando por su valora-
ción monetaria e ignorando las particularidades
que entraña la gestión de los recursos naturales
y el medio ambiente, en las que el conocimiento
33. • de la segunda ley de la termodinámica resulta
crucial.
• En efecto, la noción económica de escasez con-
trasta con aquella implícita en la segunda ley de
la termodinámica, que postula una irreversible
degradación de la materia y la energía como
consecuencia de su transformación durante el
proceso económico de un estado de baja entro-
pía (alta disponibilidad y orden) a uno no dispo-
nible de alta entropía. Este contraste pone de
manifiesto que la Economía continua concibien-
34. do el proceso económico como un proceso
completamente aislado de las realidades biofí-
sicas en las cuales éste se inscribe.
35. III.- La necesidad de una nueva mirada:
• El análisis de las relaciones entre el medio am-
biente, la energía y la Economía señalado ante-
riormente se corresponde con las críticas he--
chas en los últimos años al paradigma
económi-co dominante por su ausencia de
interdiscipli-nariedad, su concepción del
sistema económico como un sistema aislado
del medio físico y su interés en el progreso y el
bienestar material de los individuos.
36. • La visión del sistema económico como un flujo
circular evidencia el carácter mecanicista de la
economía convencional toda vez que ésta, al
centrar su preocupación en el intercambio de
bienes y servicios por valores monetarios, en-
foca su estudio hacia fenómenos reversibles,
los cuales divergen profundamente de la
natura-leza entrópica de las actividades de
producción y consumo que sustentan el
proceso económi-co y que se refleja en la crisis
ambiental.
• El hecho de que la economía convencional
hu-biese dejado por fuera de su marco
analítico durante tanto tiempo los recursos
naturales se refleja en la priorización que ella
hace de los valores monetarios, así como en el
fomento del
37. uso intensivo de los recursos naturales –me-
diante el argumento según el cual estos son
“bienes libres”– que ha redundado en su cre-
ciente deterioro y falta de disponibilidad.
• No obstante, estos cuestionamientos no susci-
tan aún un viraje suficientemente significativo
en la Economía, que lleve a una
reconsideración del entorno natural en el
cual se insertan los fenómenos objeto de su
estudio. En ese senti-do, es de subrayar que la
forma como esta dis-ciplina ha abordado los
problemas asociados al
agotamiento de los recursos naturales y la con-
38. taminación ambiental revelan el predominio de
la preocupación por conservar y extender el ra-
dio de acción de los enfoques convencionales,
en vez de revisarlos con el fin de mejorar el
tratamiento de estos asuntos.
• Al respecto, para que la Economía aborde ade-
cuadamente los problemas energéticos y am-
bientales, se sugiere adoptar una nueva mirada
que tome en cuenta las leyes de la termodinami-
ca, y en particular, la ley de entropía, que plan-
39. tea que toda transformación material es irrever-
sible y da lugar a la generación de desechos fí-
sicos y energía disipada.
• En tal sentido, se hace un llamado de atención
acerca de la necesidad de elaborar teorías que
den cuenta adecuadamente de lo que ocurre en
los procesos de producción de bienes y servi-
cios y que contemplen tanto los inputs (recur-
sos naturales y factores productivos) como los
outputs (productos y desechos) asociados a
estos procesos.
40. • Asimismo, es importante tener en cuenta que
los precios no son indicadores apropiados del
valor de las funciones que desempeñan los am-
bientes naturales en el proceso económico; por
ello, se sugiere complementarlos con cuentas
físicas de los recursos naturales y de los impac-
tos que las actividades económicas ejercen so-
bre el medio ambiente.
41. • De esta manera, estos indicadores en su con-
junto contribuirían efectivamente a orientar la
gestión de la naturaleza y detener la ejecución
de la parábola del hijo pródigo que, en su ver-
sión posmoderna, plantea que: el hombre coge
su parte de la herencia (recursos energéticos y
materiales), la malbarata, la agota y, al final,
sólo le queda una salvación ´de fuera´.