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La socialización:

                                      Historia, concepto y teorías.

                                                                  1. Historia y concepto de la socialización

                                                                  1.1.   Historia del concepto socialización. El concepto
                                                                         socialización se origino en las investigaciones
                                                                         realizadas en los Estados Unidos, Francia, Alemania
                                                                         y otros países anglófonos. Parece ser que en 1828 el
                                                                         diccionario de Oxford admitió, por primera vez, el
                                                                         verbo Socialize, del que se deriva Socialization; en
                                                                         1897 F. G. Giddings escribió the theory of
                                                                         socialization; e I. W. Burguess estudió la función de
                                                                         la socialización en la evolución social (1916).



Suele admitirse que fue É. Durkheim alrededor de 1910, quien usó este vocablo en el sentido estricto que se
le ha atribuido desde entonces, cuando habla de la “naturaleza social” y de la “socialización metódica”, temas
reflejados en su obra póstuma. En la década de 1920 diversos factores suscitaron interés por este concepto
sociológico, entre lo que cabe destacar las tesis Freudianas sobre la “identificación” y sobre la
“interiorización”; el choque entre culturas diferentes y étnicas distintas de los inmigrantes, sobre todo en
Estados Unidos, y la aplicación de la metodología empírica en las investigaciones sociales.

En la década de 1930 se sucedieron los escritos acerca de esta cuestión y se popularizo el concepto de
“Socialización” a lo que contribuyeron 3 teorías importantes:

1ª El Estructuralismo - Funcionalismo De Talcott Parsons, según el cual la socialización ha de entenderse
dentro del marco general de una concepción de la acción social. Los fenómenos son funciones del sistema
social y la función del proceso socializador radica en la posibilitación de la interiorización de normas y valores
aceptados en un sistema social y en la consolidación y aceptación de los roles.

2ª La Teoría Del Interaccionismo Simbólico De G. H. Mead, profesor de la Universidad de Chicago, quien
en sus clases, impartidas en ella como profesor de filosofía, desde 1894, dibujo una teoría sobre el Self y la
identidad contra el individualismo fomentado por S. Freud. G. H. Mead fundió, en poderosa síntesis, el
pragmatismo norteamericano con el behaviorismo para explicar la realidad como un “continuo simbólico”,
configurando, en consecuencia, un conductismo social, cuyo símbolo básico es el lenguaje.
3ª La teoría del “rol”, con la que se identificaron el propio G. H. Mead, J. L. Moreno y R. Linton, aunque haya
sido posteriormente R. Dahrendorf el más significado, con su tesis del Homo Sociologicus.

Puede afirmarse que hasta después de la segunda guerra mundial, concretamente al comienzo de la década
de 1950, la socialización no interesó a los pedagogos ni se incorporó, en su discurso teórico, a su cuerpo
doctrinal.

En esta misma década se iniciaron en Alemania las investigaciones sobre la «socialización», en cuanto
fenómeno educativo. En 1961 la División de la Sociología de la Familia y de la Juventud, en el seno de la
Sociedad Alemana de Sociología, lo abordó inicialmente en las Jornadas que se celebraron en Tubinga. La
Universidad de ErIangen - Nuremberg realizó investigaciones sobre socialización y comunicación; la de
Constanza, sobre la socialización escolar; la de Munich, sobre socialización laboral - profesional; y la de
Edimburgo, sobre la socialización y la conducta convergente.

En España, donde la sociología de la educación no se cultivó, con cierta seriedad, hasta la década de 1970, y
donde la pedagogía social hubo de esperar una década más, el tema de la socialización no fue incorporado al
saber pedagógico, en forma habitual, hasta hace 20 años, tal y como he probado en una de mis recientes
publicaciones.

1.2. Concepto de socialización. A fin de delimitar el objeto a definir, anticipo que excluyo la interpretación
marxista, que la entiende como la interdependencia entre los diversos factores de la producción; y la
socialista, que la considera como la apropiación, por parte del Estado, de bienes económicos, antes privados.
Son acepciones ajenas a la pedagogía; son propias de la economía. Por la misma razón prescindo también
de la acogida en documentos pontificios, a comienzos de la década del sesenta, hecho liberalizador para los
españoles más intransigentes.

Tres son los supuestos en los que descansa el concepto de socialización:

1ª La noción de personalidad. Lo es, porque la socialización es entendida como medio o parte integrante
del desarrollo pleno de la personalización; la individualización es imposible sin la socialización.

La psicología cognitiva de Piaget y sus discípulos explica el origen y desarrollo de la inteligencia practica y del
pensamiento con tesis interaccionistas entre el medio y la herencia.La asimilación y la acomodación, en
cuanto funciones invariantes, necesitan del medio estimulador para crear visiones egocéntricas y visiones
socializadas del mundo. Las tesis cognitivas ocupan un punto central en las discusiones teóricas sobre la
socialización.

2ª Las implicaciones normativas. Se conciben como ideas guías implícitas de la actividad humana y varían,
por lo tanto, según se pronuncie el investigador por la conformidad de los roles, o por la capacidad de
comunicación, o por la agresividad o por la motivación en la tarea.

3ª Las investigaciones empíricas. La investigación empírica sobre la socialización se basa en métodos
lógico-interpretativos y en aquellos que son viables en la psicología y sus disciplinas afines.

Ámbitos empíricamente investigados:

* Dimensiones de la personalidad y de la conducta: conformidad normativa, conciencia moral,
capacidades cognitivas, lenguaje y habilidades lingüísticas, cognición social, percepción y comprensión de los
otros, tipificación e identificación sexual, dependencia y autonomía psíquica, delincuencia y agresividad, y
motivación de conducta.

* Presupuestos subjetivos: la edad, tanto en la infancia como en la adolescencia, como en la senectud; las
minusvalías físicas, psíquicas y sensoriales.

* Instancias socializadoras e instituciones: socialización en la familia; privación de los padres;
internamiento en residencias; carencias afectivas de todo género; parvularios e instituciones afines;
socialización en la escuela; influencia de los mass media, principalmente de la TV; y condicionamientos
ecológicos.

* Sistemas sociales estudios antropológico-culturales realizados en sociedades primitivas, que han
acentuado las distinciones en el proceso socializador. En estas páginas se reúnen varias decenas de trabajos
heurísticos avalados por la aplicación de una metodología empírica rigurosa.

Los planos en los que se sitúan los estudios sobre la socialización son de cuatro clases principales; el análisis
del proceso socializador en un individuo particular; el análisis de los mundos vitales subculturales (grupos
pertenecientes a determinada población, a diferentes clases sociales y a comarcas distintas); el análisis de
las condiciones socializadoras en subsistemas institucionales limitados (familia, escuda, residencias); y el
análisis de las relaciones estructurales y funcionales de la sociedad global, en las que repercuten los
condicionamientos de los planos intermedios.

Las variables de la conducta social han sido atendidas, con rigurosa escrupulosidad, en los estudios
psicosociales, que han entendido este tipo de conducta como el conjunto de respuestas dadas por el
individuo, cuando se le estimula desde el exterior, y los procesos de pensamiento y de necesidades interiores
que se exteriorizan en el dialogo con el medio. Los tratados de psicología social y de psicología evolutiva no
omiten esta cuestión. Tres son las variables mas repetidas:

1ª EI conocimiento social. Los pedagogos suelen desconocer mas esta variable que las otras dos; pero sin
ella no se comprendería la Social Cognition de la psicología cognitiva norteamericana (HASTORF- IBSEN,
1982). El proceso del conocimiento o percepción del otro es una conquista de la corriente cognitiva,
alternativa de la psicoanalítica.

2ª La motivación social. Las necesidades sociales vivenciadas por el educando son las verdaderas
motivaciones sociales, que cimentan la conducta, entre las que sobresale la motivación del logro o del
rendimiento, verdadero acicate para conseguir éxito en las situaciones de competencia intragrupo, en
conformidad con las normas imperantes en las instituciones. Cuando se acaricia el éxito, el educando se
satisface internamente y refuerza la conducta posterior hacia nuevas metas y aspiraciones.

3ª Las actitudes. Muy temprano, en las décadas primeras del s. XX se comenzó el estudio de las actitudes,
de las que G. Allport ha reunido más de cien definiciones (ALLPORT, 1962.). Las actitudes son estados
mentales adquiridos por experiencias, sistemas duraderos de evaluación y una organización estable de las
creencias; en ellas se encuentran componentes cognitivos, emocionales y de aprendizaje.




Principales características de la socialización:
* La socialización supone capacidad de relacionarse con los demás; el ser humano no se realiza en solitario,
sino en medio de otros individuos de su misma especie, de forma que si careciera de esta relación de
períodos fundamentales de su evolución, no se humanizaría.

* La socialización es una adaptación a las instituciones, en los mínimos exigibles, al menos, para no
desentonar gravemente en la comunidad de manera que, según la psicología social, no es idéntica en todos
los grupos, sino que se estructura «en su forma... y en mi finalidad, en función de las exigencias sociales».
Las relaciones conflictivas de los miembros de la sociedad ocasionan crisis de socialización, según prueban
los estudios dinámico-dialécticos del proceso. Es necesario decir que las «teorías del consenso» y las del
«conflicto» no pueden suscribir el alcance de la adaptación, pues mientras para los primeros es condición
sine qua non para el equilibrio social, para los segundos ha de entenderse restrictivamente, porque sólo la
confrontación social es la explicación del progreso humano. Unos dirán que sin adaptación se corre riesgo
social y mental; otros, en cambio, creerán que la adaptación cercena, constriñe y limita. ¿Cómo conjugar la
salud mental, la convivencia y las discrepancias?

* La socialización es una inserción social, puesto que introduce al individuo en el grupo y le convierte en un
miembro del colectivo, en tanto que su conducta no desentone de la conducta más frecuente en sus
componentes o se respeten las normas de tolerancia y de convivencia.

* La socialización es convivencia con los demás, sin la cual el hombre se empobrecería y se privaría de una
fuente de satisfacciones básicas para el equilibrio mental. Esta convivencia cumple con el objetivo de llenar
las necesidades fundamentales de afecto, de protección, de ayuda, etc. La convivencia es por otra parte, la
mejor prueba de que la socialización es correcta y de que el individuo se ha abierto a los demás.

* La socialización coopera al proceso de personalización, porque el «yo» se «recrea» en la confrontación con
los otros y construye la «personalidad social» en el desempeño de los roles asumidos dentro del grupo. En
los estudios clínicos para diagnosticar la estructura y desarrollo de la persona se tiene presente la adaptación
social/familiar, porque su alteración es indicio de quebrantos en las esferas individuales.

* La socialización es aprendizaje. El hombre es un socializando, porque es sociable; y en virtud de actividades
socializadoras la sociabilidad se convierte en socialidad, o lo que es igual se consigue la sana relación con los
demás. Las habilidades sociales son el resultado de predisposiciones genéticas y de las respuestas a las
estimulaciones ambientales.

* La socialización es interiorización de normas, costumbres, valores y pautas, gracias a la cual el individuo
conquista la capacidad de actuar humanamente.

En consecuencia, la socialización podría definirse como un proceso de interacción entre la sociedad y el
individuo, por el que se interiorizan las pautas, costumbres y valores compartidos por la mayoría de los
integrantes de la comunidad, se integra la persona en el grupo, se aprende a conducirse socialmente, se
adapta el hombre a las instituciones, se abre a los demás, convive, con ellos y recibe la influencia de la
cultura, de modo que se afirma el desarrollo de la personalidad.

2. Clases y funciones de la socialización

Las clasificaciones de la socialización dependen, como siempre de los criterios seguidos para hacerlas.

1ª Por razón del lugar donde se realiza: familiar, cuando se produce en la primera célula social; se la
considera el «primer espacio»; escolar, si es la escuela —«segundo espacio»— su agente; laboral, si es la
fábrica, oficina, granja, comercio o vehículo el lugar donde se realiza.

2ª Por razón de su secuencia cronológica: primaria, si se realiza en el primer grupo, construido por
consanguinidad y afinidad en el que el niño suele hallarse, en sus primeros años. En la socialización primaria
se asimila la cultura del grupo, se imitan las pautas de conducta y se codifica el pensamiento en la lengua
preferentemente usada por su entorno y sus cuidadores. Secundaria, cuando se opera en grupos formales o
secundarios, a los que se puede considerar prolongación del grupo familiar, pero que superponen
costumbres, pautas conductuales, creencias y códigos morales convergentes o divergentes de la familia.
Terciaría o resocialización, que es posterior a las dos precedentes y que sólo es necesario, cuando el
individuo se margina, no se adapta o contraviene las pautas de conducta aceptadas en la comunidad como
correctas.

    Las funciones de la socialización han sido concebidas de diversas formas, con dependencia de la teoría o
modelo sociológico preferido. La concepción estructural-funcionalista entiende la socialización en relación con
los servicios y funciones; en este caso, la socialización desempeña estas funciones:

— Controla a los socializandos, porque les exige directa o indirectamente que se acomoden a las costumbres
imperantes en el mundo de los adultos o a las preferidas por sus iguales.

— Homogeiniza, porque crea en el educando estados físicos y mentales comunes a todos los miembros de
una sociedad concreta política de esta forma la socialización crea el «ser social», que es entendido como «un
sistema de ideas, sentimientos y hábitos, que expresan en nosotros no nuestra personalidad, sino la del gru-
po... de que formamos parte». Esta limitación del educando, impuesta por la socialización, le beneficia, por
otro lado, al hacerle partícipe del cúmulo de conocimientos, instrumentos y técnicas que constituyen el acervo
cultural.

— Selecciona, sobre todo cuando es socialización secundaria y amplía el horizonte, principalmente si se
realiza en la escuela. La socialización supone una emancipación del niño, una interiorización de normas, una
diferenciación dentro del aula y, finalmente, una selección.

José Mª. Quintana enumera nueve funciones, coincidentes algunas con las antes citadas: familiariza al
hombre con las normas; transmite cultura; crea hábitos de comportamiento; actualiza la dimensión social; le
hace partícipe del bien social; le ayuda a comprender la vida comunitaria; le coloca en posiciones de
responsabilidad frente a los demás; le prepara profesionalmente, y desarrolla su personalidad.




3. Principales teorías sobre la socialización

   3.1. Modelos antropológicos que las avalan. Las ideas sobre la socialización son ininteligibles, si se
omiten o desconocen las concepciones antropológicas que las sustentan. Fue Geulen quien primero
sistematizó estos supuestos de toda teoría sobre la socialización. Cinco son los principales modelos
antropológicos, sobre los cuales se elaboran estas teorías.

1º Modelo Funcionalista. El principal representante es Arnold Gehlen (1940) Según él, el hombre se
caracteriza por la debilidad y defectuosidad de Instintos innatos directivos de la conducta; por consiguiente,
para sobrevivir, necesita conseguir habilidades y capacidades a través de la socialización, que es una
prolongación y ampliación de equipamientos biológicos humanos, que le permiten adaptarse a su medio.

2° Modelo Cognitivo. Los representantes más sobresalientes han sido A. Schutz, P.L. Berger y T.
Luckniann. Enfatizan el hecho de que nuestro conocimiento cotidiano del mundo y la orientación de nuestras
acciones descansan en el conocimiento intersubjetivo y verbalmente comunicable sobre la realidad, especial-
mente sobre las reglas, instituciones y modos conductuales de otras personas. La socialización es una
conquista de este conocimiento. La teoría de la «interacción social» tiene su justificación epistemológica en
este modelo antropológico.

3º Modelo Integrador. El hombre está tan determinado en todos sus distintivos físicos y psíquicos por la
sociedad que es su reflejo. Este modelo sustenta la teoría de Talcott Parsons, quien insiste en la
interiorización de las reglas y normas sociales y en el aprendizaje de roles, como característicos de la
socialización.

4º Modelo Represivo. Sus representantes han sido S. Freud y, en general, toda la psicología dinámica o
psicoanalítica. El inconsciente, el ello y la represión son las únicas explicaciones convincentes sobre la
socialización. Este modelo es el fundamento de la teoría psicoanalítica.

5° Modelo Individualista. La socialización es constitutiva de la individualidad e identidad humanas. Las tesis
teóricas antropológicas más significativas son: la individuación es posible mediante la participación en los
diversos grupos y en el trabajo colectivo; la autoimagen o identidad de una persona le permite situarse en la
mente del otro y ser comprendido, a su vez por este.

Principales teorías sobre la socialización:

   * La socialización como aprendizaje social.

   * La socialización como subordinación a los impulsos del ello.

   * La socialización como transformación cognitiva de la información.

   * La socialización como fenómeno de un sistema estructural y funcional.

   * La socialización como interacción social.

   * La socialización como identidad del yo y la competencia comunicativa.

   * La socialización como parte del proceso de producción.

1ª La socialización como aprendizaje social. La socialización es para Sears, Miller y Dollard, defensores de
esta postura, un proceso secundario determinado por el ambiente. El niño establece vínculos de relación con
la madre o persona sustitutiva, que satisfacen sus necesidades básicas; de esta satisfacción emerge su
interés por estas personas —refuerzo secundario—, que le suministran alimentación, bebida, etc. —refuerzos
primarios—. Posteriormente la madre es reemplazada por la cuidadora, la puericultora, la maestra o algún
familiar. La red de relaciones se dilata, pero asignándoles siempre el papel de refuerzo secundario en la
satisfacción de las necesidades básicas. Más adelante, la observación de la conducta de los iguales y de los
adultos es el refuerzo secundario más destacable.

2ª La socialización como subordinación a los impulsos del ello. Es una teoría psicoanalítica, aunque
converge con algunos postulados de la anteriormente expuesta. El vínculo social se forma en virtud de la
asociación de la satisfacción producida por un objeto con la persona que lo proporciona. El psicoanálisis se
basa en su teoría sobre los instintos y sobre el inconsciente; la libido es la fuerza instintiva sexual, mientras
que la agresividad es producto del Thanatos. La vida instintiva es la prerrogativa del ello; las relaciones con el
medio ambiente, lo son del yo; y el campo de la normatividad y de la conciencia moral es del superyó, que
interioriza e introyecta las pautas y las reglas de las instancias paternas. La deuda mayor que la socialización
tiene con la teoría psicoanalítica es la explicación de la interiorización de las normas, que ha encontrado
complaciente acogida entre los sociólogos, ante quienes el descrédito del psicoanálisis es, por otra parte,
creciente. La interiorización psicoanalítica no es la sugerida por É. Durkheim y por T. Parsons, ni puede, en
momento alguno, confundirse con el «aprendizaje», ni con la «formación de hábitos». Para Freud el hombre
es un animal social sin que se haya convertido en un animal enteramente socializado; aquí radican los
conflictos y antagonismos contradictorios de la socialización.

Erikson, de inspiración psicoanalítica, pero de manifiesta predilección por lo social, explica la socialización por
el modo peculiar que cada cultura tiene de satisfacer las necesidades instintivas básicas, aunque
transculturalmente comprobó que en todas las culturas se descubren ciertas características del
comportamiento psicosocial, conducentes a facilitar la satisfacción de las necesidades. Estas características
se advierten también, con sello diferencial, en las ocho edades en las que dividió la existencia del hombre.

3ª La socialización como transformación cognitiva de la información. Contrapuesta a las dos anteriores
es la interpretación cognitiva de la socialización, de grandes repercusiones en la intervención pedagógica y en
la reinserción de los disocializados. El hombre organiza el medio y lo transforma en su mundo, para lo que
almacena información suficiente, con el fin de resolver sus problemas. Es esta, sin duda, una interpretación
organicista, más convincente cinc la determinista-mecanicista del conductismo. Psicólogos y sociólogos
adictos a J. Piaget y a su Escuela epistemológica de Ginebra descuidan la adaptación, pronunciándose más
por estudiar los resultados del conflicto de esquemas mentales diferentes en cada sujeto. La socialización es
un proceso de interacción social y no tanto la confrontación de diversos esquemas mentales.

4ª La socialización como fenómeno de un sistema estructural y funcional. Es la teoría más tradicional en
sociología hasta la década de 1970, en la que comenzó a declinar la supremacía de T. Parsons y su
funcionalismo. Para explicar la socialización, T. Parsons integró en su pensamiento los conceptos de
«estructura» y de «función» del fisiólogo de la Universidad de Harvard, I. J. Handerson, y, por otra parte,
algunas de las tesis psicoanalíticas.

La socialización es para Parsons una interiorización e integración, un proceso vital y un proceso de
diferenciación. Se interiorizan los roles del sistema social, pero se hace diferenciadamente. El proceso vital
socializador tiene cuatro fases: permisividad; soporte; reciprocidad, y manipulación de las gratificaciones. Y
de acuerdo con Freud distingue cinco períodos en la evolución diacrónica de la socialización: período de
dependencia oral de la madre; período de dependencia amorosa de la madre; período edípico; período de
latencia, y período adolescente y de madurez sexual.

5ª La socialización como interacción social. ¿Se puede sostener que el interaccionismo simbólico es la
mejor explicación de las propuestas sobre la socialización? A pesar de sus orígenes filosóficos y psicológicos,
G. H. Mead propuso la teoría más sociológica con resonancia biosocial, inseparable de sus conceptos de
MInd y Self que son el resultado de la convivencia humana y se exteriorizan en el “gesto vocal”. Si el Self se
explica por la transformación del organismo biológico, el Mind sólo es comprensible a través de la educación.
El interaccionismo simbólico, término acuñado por H. Blumer en 1937, ha dado lugar a dos ramas: la
capitaneada por G. H. Mead, de inspiración pragmatista, y la concebida por Berger y Luckman.

El interaccionismo simbólico ha sido utilizado para concebir la socialización en países americanos y en países
europeos. La interacción social es inseparable de los símbolos, que se originan y reciben su significación en
la interacción. Una acción en común sólo es concebible a través de los símbolos significantes unívocos para
quienes los emiten y para quienes los perciben. El lenguaje es el mejor sistema de símbolos significantes;
sólo participando en un sistema simbólico y situándonos en el lugar del otro, cuyo rol se nos hace así
manifiesto, podemos entender nuestro propio obrar.

La explicación del interaccionismo simbólico no es normativa, sino interpretativa.

P. L. Berger y Th. Luckmann entienden la socialización como una interiorización de la realidad socialmente
construida, la cual es, ante todo, un proceso de conocimiento. A la teoría interaccionista se sumó en la mente
de estos dos autores la aceptación de supuestos antropológicos marxistas, principalmente del Marx joven o
primero, y de otros antropólogos: H. PIessner y A. Geblen. Incluso hay reminiscencias de É. Durkheim y de M.
Weber. Su concepto de la socialización es una amalgama de psicología social, antropología y filosofía. El
hombre, como ha dicho Portmann, nace inacabado e inmaduro, encontrando su seguridad en el medio
sociocultural, que es, a su vez, creación, humana. De aquí deriva la «dialéctica entre la naturaleza y la
sociedad». Es en esta dialéctica donde el hombre se autocrea, pero al autocrearse construye
simultáneamente la realidad, que es polifacética. La realidad no estaría completa sin el «mundo social»,
producto humano y objetivo en frente de el. La socialización tiene lugar, pues, cuando el hombre interioriza la
realidad. «Ser en la sociedad» significa participar en el proceso dialéctico llamado sociedad, y en esta
participación distinguirnos la exteriorización, la interiorización y la objetivación, tal y como lo expone un
especialista alemán al clarificar el pensamiento de Berger y Luckmann.

6ª La socialización como identidad del yo y la competencia comunicativa. Es la teoría propuesta por la
Escuela de Francfort, de la secunda época, representada por Jurgen Habermas, quien corrigió y enmendó no
pocos asertos de sus predecesores M. Horkheimer, H. Marcüse y Th. W. Adorno. La teoría crítica es una
ilustración universal y sistemática sobre la conjunción de las teorías científicas y sobre la intelección
intersubjetiva.

El sujeto es un proceso histórico que requiere la autorreflexión para configurarse, tal y como había sugerido
Hegel, en su intento de comprender la constitución real del yo. Para conseguirlo y explicar la identidad del yo,
que es fundamental para la socialización, nos servimos del trabajo, de la interacción y del lenguaje.

Habermas critica la teoría del modelo o teoría del rol, sirviéndose de tres principios reguladores del
pensamiento: la reconstrucción de la teoría del rol; la reconstrucción de la génesis del yo racional, con clara
referencia a Piaget, Kohlberg y Chomsky; y la reconstrucción de las condiciones de la posibilidad del lenguaje
normal.

La teoría de Habermas sobre la socialización es una explicación de la formación del sujeto, en un proceso
dialéctico e histórico. Los aspectos fundamentales del proceso socializador son: la formación del sujeto
gracias a los modelos originales formativos: el lenguaje, el trabajo y la interacción; la identidad del yo no es
innata, sino un proceso dialéctico e histórico; el yo es la identidad de lo universal y de lo particular, una
especie de sistemas de normas universalmente válidas, que permiten aplicaciones individuales y particulares,
de forma que el recién nacido se personaliza al socializarse, aunque su ser prelinguístico este repleto de
elementos biológicos.

La socialización, prosigue Habermas, no es un proceso racional y cognitivo, sino también afectivo e
inconsciente, reducible a la competencia comunicativa, en la que el lenguaje es su principal elemento,
distinguiendo en el lenguaje cuatro funciones: comunicativa, representativa, regulativa y verificativa. La acción
comunicativa (acción simbólicamente mediadora) se da en un conjunto de manifestaciones verbales y de
juegos verbales habituales y normativamente seguros. El discurso no es únicamente una manifestación
verbal, ni expresión de temáticas constantes, sino la comprensión problemática mediante la acción
comunicativa elaborada y fundamentada. Por el discurso se conquista la consistencia de las opiniones y de
las normas. El individuo, a lo largo del proceso histórico de socialización, consigue la competencia lingüística
con capacidad de intervenir en el dialogo. La competencia comunicativa requiere lenguaje e interacción; por el
lenguaje nos emancipamos y por la interacción alcanzamos reciprocidad.

7ª La socialización como proceso de producción. La teoría psicoanalítica, el materialismo histórico
marxista y la teoría crítica de J. Habemas indujeron a A. Lorenzer a constituir una nueva interpretación de la
socialización con la mirada puesta en sus anomalías y en los simonías neuróticos que la distinguen,
freudianamente concebidos como resultados de experiencias infantiles, sepultadas en el inconsciente por la
represión. La socialización es para Lorenzer un proceso natural y una historia social simultanea. El individuo
se siente atrapado entre la «naturaleza interior» infantil y las condiciones sociales que rodean a el y a su
madre. La socialización se fragua en la díada madre/hijo y explica la constitución de cada individuo. El
resultado de la interrelación diádica es una producción, similar a la registrada en una empresa. En cuanto
proceso natural, la socialización esta condicionada por lo que Lorenzer llama «necesidad corporal» o
«naturaleza interna» que reclama constantemente satisfacción de vacíos o indigencias (Körperbedurfnisse)
provocadas por el medio ambiente. En cuanto historia social de formación depende de las circunstancias
sociales e históricas que acompañan a cada persona.

Para que la acción dialéctica entre la naturaleza y los condicionamientos sociales tenga lugar es necesario,
según Lorenzer, un «médium de atracción», que no puede ser otro que el «trabajo», tal y como había
postulado J. Habermas. Ni el trabajo ni la interacción pueden separarse de la reproducción, lo que presupone
otro requisito esencial en la díada madre/hijo: el lenguaje. En consecuencia, la socialización es un proceso de
formación de símbolos, en la concepción lingüística de Kuno Lorenz.

En resumen, tres son los procesos básicos de toda socialización: la madre y el hijo son sujetos de la
producción, y entre ellos hay interacción; más tarde aparecen las «formas simbólicas de la interacción»
relacionadas con la «incipiente situación del lenguaje»; y como consecuencia de las contradicciones objetivas
de la sociedad, surge la desimbolización, o sea, la «perdida de figuras lingüísticas y Firmas de interacción»,
que se advierte en el deterioro de la socialización, cargada de rasgos neuróticos y de desadaptación.
4. Socialización Y Educación

4.1. La socialización es parte del proceso educativo. Lo sugerimos ya, al definir la «educación». Sin
embargo, no compartimos la opinión de quienes la reducen a socialización. Han sido los «sociologistas»
quienes se han excedido y le han atribuido excesiva trascendencia. Uno de los más exaltados partidarios de
este tipo de reduccionismo ha sido É. Durkheim.

Para no ser prolijos, recogemos aquí algunos textos clásicos de É. Durkheim:

«La educación no se limita a desarrollar el organismo individual... la educación crea en el hombre un ser
nuevo...Ese ser nuevo que la acción colectiva, por vía de la educación construye en cada uno de nosotros
representa lo que en nosotros hay de mejor, lo que tenemos propiamente humano»

«De la definición precedente se deduce que la educación consiste en una socialización metódica de la
generación joven... el objeto final de la educación sería precisamente construir el ser social en cada uno de
nosotros.»

«La educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre las que no están todavía maduras
para la vida social; tiene como objetivo suscitar y desarrollar en el niño cierto número de estados físicos,
intelectuales y morales que requieren en él tanto la sociedad política en su conjunto como el ambiente
particular al que esta destinado de manera específica».
Del análisis del concepto de socialización en Durkheim se ha deducido que el sociólogo francés entendió los
conceptos de educación y de sociedad de acuerdo con su filosofía práctica —de raigambre kantiana-- y con
su positivismo, de signo comtiano. La identificación de la educación con la socialización es una consecuencia
del modo de entender la «razón práctica"; la aberración epistemológica del sociologismo estriba en la
confusión implícita entre filosofía de la educación y sociología de la educación.

4.2. Educación Y Valores Sociales. Varias son las exégesis de la expresión «valores sociales». Significa, en
algunos casos, el conjunto de valores sin los cuales no puede subsistir la sociedad, tal y como es concebida
mayoritariamente; en otros, la aceptación de esos valores por los miembros de la sociedad, y, en tercer lugar,
una nueva propuesta axiológica de grupos minoritarios o de la generación joven innovadora. Podemos así
compaginar la adaptación racional y el inconformismo justificado. El binomio innovación/conservación
garantiza la persistencia del modelo social y su constante rectificación, en busca de nuevas formas de
convivencia y de conducta cívica y política. Los «valores sociales» son vivenciados muchas veces con una
sensación de seguridad aunque objetivamente sean deleznables y criticables. En los conflictos sociales y en
las revoluciones culturales se tiene la impresión de que el sistema social se tambalea, claro exponente de la
inseguridad. La educación, en semejantes circunstancias, se convulsiona y desconcierta.

La socialización, que es la asimilación consciente e inconsciente de las pautas, costumbres y normas
conductuales más frecuentes en la sociedad, participa también de las llamadas por los psicólogos sociales
«teorías implícitas» y «esquemas». Entiendase por “teorías implícitas” las unidades representacionales
complejas sobre el mundo social, para explicar los comportamientos y para predecir y fijar pautas de conducta
social. Las «teorías implícitas», espontáneas e instintivas, son estructuras de conocimiento y producto de
influencias socioculturales.

La socialización y el proceso educativo se fundamentan en esquemas mentales, inmemorialmente conocidos,
tales como los prejuicios, los estereotipos y las actitudes. Todos ellos son distintos de los valores. EI
conocimiento social, premisa de toda educación, esta inmerso en irracionalidad, subjetividad, esquemas
mentales, imposiciones del grupo y concomitancias, que enturbian la racionalidad, guía de la intervención
pedagógica.

4.3 modalidades educativas y socialización. La socialización se verifica a lo largo de toda la vida escolar,
principalmente en sus primeras etapas, es decir, en la infancia o niñez intermedia. No obstante, como el
mismo proceso educativo, la socialización termina cuando acaba el ser racional humano, por grave deterioro
o por la muerte. Y, es comprensible, no se realiza únicamente en la edad escolar y en la educación formal,
sino en intervenciones no formales, espacio propio de la pedagogía social; sobre todo, cuando se trata de la
socialización terciaria o resocialización, que ha de acometer todo inadaptado o marginado.
La sana socialización, a su vez favorece el éxito y el rendimiento escolar, afianza y custodia el equilibrio en el
 seno familiar y beneficia a todos los miembros de una comunidad. La educación formal, informal y no formal,
 por lo tanto, son agentes de socialización, porque esta es parte constitutiva de todo proceso educacional,
 cualquiera fuera su modalidad. Nos extenderemos más cuando desarrollemos el tema de los agentes de la
 educación social.

    4.4. La socialización profesional/laboral y la educación. La educación ocupacional, efectuada dentro
 de la empresa o sufragada por ella, lleva implícita la mejora o corrección de la socialización. Pero sin negar
 este hecho, esta probado que el trabajo mismo, tal y como han defendido la teoría crítica y otras muchas
 concepciones sociológicas, educa y socializa. Ambos sentidos tienen en este apartado.

 El proceso socializador no es perfecto, si no se capacita al individuo para adaptarse al medio laboral futuro.
 La elección conveniente de profesión, etc. La escuela nació fundamentalmente para eso, en la sociedad
 industrializada. La socialización laboral es un requisito de toda buena educación y una conquista de la ciencia
 del trabajo. Acertada o equivocadamente la educación formal ha preparado para el trabajo y no para el ocio y
 el tiempo libre, porque se la ha vinculado con los medios de subsistencia y no con el pleno desarrollo de la
 persona.

¿Que se entiende por socialización laboral? Es un proceso psicosocial, en virtud del cual el individuo aporta
 nuevos rasgos a su propio self o sí mismo y a su propia identidad profesional, de modo que el educado
 adoptará determinadas actitudes frente al trabajo, como autorrealización y como servicio a los demás.
 Igualmente en el trabajo se aprenden, de mejor manera, los roles a desempeñar en él, porque se fomenta la
 reflexión sobre una serie de habilidades exigidas para integrarse laboralmente y para responder
 positivamente a la productividad. La movilidad social, las leyes de la oferta y de la demanda, los flujos y
 reflujos económicos y los avances científicos y profesionales promueven cambios ocupacionales, que
 presuponen capacidad de adaptación a situaciones nuevas y flexibilidad en las relaciones con los
 compañeros de trabajo.

 La socialización laboral es una faceta del desarrollo de la personalidad, que inicialmente suele conseguirse en
 la adolescencia juventud, pero que se prolonga permanentemente a lo largo de toda la vida profesional. El
 aprendizaje de los roles y de las funciones garantiza las expectativas laborales alimentadas por el individuo,
 sin olvidar las características del puesto de trabajo y los rasgos personales de cada profesiograma. En una
 sociedad cambiante, innovadora y tecnológica se requiere una preparación muy especializada, pero con un
 tronco común polivalente que no entorpezca posibles cambios, reciclajes y adaptaciones.

 El proceso productivo, inherente a la sociedad industrializada, pide una buena socialización laboral. Son
 innegables las discrepancias entre la concepción estructural/funcionalista y la neo-marxista en torno a la
producción, a la plusvalía, al trabajo —elemento esencial en la socialización— y al «capital humano».

En Europa las expresiones más habituales para referirse a este tipo de socialización han sido estas:
«socialización laboral» (Italia), «socialización profesional» (Alemania) y «socialización ocupacional» (países
anglosajones). Entre ellas hay matices derivados de las diversas concepciones teóricas sobre sociología,
política y derecho. Ninguna, a pesar de todo, pone en tela de juicio el influjo de esta socialización en el
desarrollo de la persona.

Tres son las facetas más notorias en la socialización laboral: técnico-económica, que exige cualificación
laboral y es regulada por niveles técnicos, por la automatización y por los sistemas de producción;
sociopolítica, que determina las coordenadas en las que ha de inscribirse la capacitación para el trabajo, en
cuanto servicio a los demás, valorable en las políticas actuales; y humana, pues la misma ciencia del trabajo,
concebida funcional o marxistamente busca humanizar el trabajo y descubrir nuevas facetas laborales de
organización.

                                             Socialización laboral

“La investigación de la socialización laboral o profesional ha sufrido recientemente cambios interesantes.
Hasta ahora se había entendido como una fase del desarrollo de la personalidad, en la que el individuo
asimilaba y adquiría las cualificaciones técnicas específicas y la mentalidad propias de cada profesión o
trabajo, pues sin ellas era imposible desempeñar determinados roles. En cambio, últimamente se ha
entendido como un proceso permanente de de formación de las estructuras de la personalidad, de acuerdo
con las exigencias derivadas del proceso de producción. De este cambio se ha seguido que la socialización
laboral o profesional, frente a la concepción tradicional, no se concibe únicamente como socialización en la
profesión o trabajo, sino como socialización por el trabajo.

Teniendo en cuenta esta nueva concepción, se tiene la persuasión de que las normas exigidas por la
empresa son constantes y es posible la integración del individuo en ella. Es sabido también que las
condiciones laborales cambian rápidamente como consecuencia de la organización técnica del trabajo, de
forma que la socialización laboral es un proceso perdurable a lo largo de toda la vida profesional”
(MÜHLBAUER, K. R.,Socialisation, Munich, Fink. 1980, 319).
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  • 1. La socialización: Historia, concepto y teorías. 1. Historia y concepto de la socialización 1.1. Historia del concepto socialización. El concepto socialización se origino en las investigaciones realizadas en los Estados Unidos, Francia, Alemania y otros países anglófonos. Parece ser que en 1828 el diccionario de Oxford admitió, por primera vez, el verbo Socialize, del que se deriva Socialization; en 1897 F. G. Giddings escribió the theory of socialization; e I. W. Burguess estudió la función de la socialización en la evolución social (1916). Suele admitirse que fue É. Durkheim alrededor de 1910, quien usó este vocablo en el sentido estricto que se le ha atribuido desde entonces, cuando habla de la “naturaleza social” y de la “socialización metódica”, temas reflejados en su obra póstuma. En la década de 1920 diversos factores suscitaron interés por este concepto sociológico, entre lo que cabe destacar las tesis Freudianas sobre la “identificación” y sobre la “interiorización”; el choque entre culturas diferentes y étnicas distintas de los inmigrantes, sobre todo en Estados Unidos, y la aplicación de la metodología empírica en las investigaciones sociales. En la década de 1930 se sucedieron los escritos acerca de esta cuestión y se popularizo el concepto de “Socialización” a lo que contribuyeron 3 teorías importantes: 1ª El Estructuralismo - Funcionalismo De Talcott Parsons, según el cual la socialización ha de entenderse dentro del marco general de una concepción de la acción social. Los fenómenos son funciones del sistema social y la función del proceso socializador radica en la posibilitación de la interiorización de normas y valores aceptados en un sistema social y en la consolidación y aceptación de los roles. 2ª La Teoría Del Interaccionismo Simbólico De G. H. Mead, profesor de la Universidad de Chicago, quien en sus clases, impartidas en ella como profesor de filosofía, desde 1894, dibujo una teoría sobre el Self y la identidad contra el individualismo fomentado por S. Freud. G. H. Mead fundió, en poderosa síntesis, el pragmatismo norteamericano con el behaviorismo para explicar la realidad como un “continuo simbólico”, configurando, en consecuencia, un conductismo social, cuyo símbolo básico es el lenguaje.
  • 2. 3ª La teoría del “rol”, con la que se identificaron el propio G. H. Mead, J. L. Moreno y R. Linton, aunque haya sido posteriormente R. Dahrendorf el más significado, con su tesis del Homo Sociologicus. Puede afirmarse que hasta después de la segunda guerra mundial, concretamente al comienzo de la década de 1950, la socialización no interesó a los pedagogos ni se incorporó, en su discurso teórico, a su cuerpo doctrinal. En esta misma década se iniciaron en Alemania las investigaciones sobre la «socialización», en cuanto fenómeno educativo. En 1961 la División de la Sociología de la Familia y de la Juventud, en el seno de la Sociedad Alemana de Sociología, lo abordó inicialmente en las Jornadas que se celebraron en Tubinga. La Universidad de ErIangen - Nuremberg realizó investigaciones sobre socialización y comunicación; la de Constanza, sobre la socialización escolar; la de Munich, sobre socialización laboral - profesional; y la de Edimburgo, sobre la socialización y la conducta convergente. En España, donde la sociología de la educación no se cultivó, con cierta seriedad, hasta la década de 1970, y donde la pedagogía social hubo de esperar una década más, el tema de la socialización no fue incorporado al saber pedagógico, en forma habitual, hasta hace 20 años, tal y como he probado en una de mis recientes publicaciones. 1.2. Concepto de socialización. A fin de delimitar el objeto a definir, anticipo que excluyo la interpretación marxista, que la entiende como la interdependencia entre los diversos factores de la producción; y la socialista, que la considera como la apropiación, por parte del Estado, de bienes económicos, antes privados. Son acepciones ajenas a la pedagogía; son propias de la economía. Por la misma razón prescindo también de la acogida en documentos pontificios, a comienzos de la década del sesenta, hecho liberalizador para los españoles más intransigentes. Tres son los supuestos en los que descansa el concepto de socialización: 1ª La noción de personalidad. Lo es, porque la socialización es entendida como medio o parte integrante del desarrollo pleno de la personalización; la individualización es imposible sin la socialización. La psicología cognitiva de Piaget y sus discípulos explica el origen y desarrollo de la inteligencia practica y del pensamiento con tesis interaccionistas entre el medio y la herencia.La asimilación y la acomodación, en cuanto funciones invariantes, necesitan del medio estimulador para crear visiones egocéntricas y visiones socializadas del mundo. Las tesis cognitivas ocupan un punto central en las discusiones teóricas sobre la socialización. 2ª Las implicaciones normativas. Se conciben como ideas guías implícitas de la actividad humana y varían,
  • 3. por lo tanto, según se pronuncie el investigador por la conformidad de los roles, o por la capacidad de comunicación, o por la agresividad o por la motivación en la tarea. 3ª Las investigaciones empíricas. La investigación empírica sobre la socialización se basa en métodos lógico-interpretativos y en aquellos que son viables en la psicología y sus disciplinas afines. Ámbitos empíricamente investigados: * Dimensiones de la personalidad y de la conducta: conformidad normativa, conciencia moral, capacidades cognitivas, lenguaje y habilidades lingüísticas, cognición social, percepción y comprensión de los otros, tipificación e identificación sexual, dependencia y autonomía psíquica, delincuencia y agresividad, y motivación de conducta. * Presupuestos subjetivos: la edad, tanto en la infancia como en la adolescencia, como en la senectud; las minusvalías físicas, psíquicas y sensoriales. * Instancias socializadoras e instituciones: socialización en la familia; privación de los padres; internamiento en residencias; carencias afectivas de todo género; parvularios e instituciones afines; socialización en la escuela; influencia de los mass media, principalmente de la TV; y condicionamientos ecológicos. * Sistemas sociales estudios antropológico-culturales realizados en sociedades primitivas, que han acentuado las distinciones en el proceso socializador. En estas páginas se reúnen varias decenas de trabajos heurísticos avalados por la aplicación de una metodología empírica rigurosa. Los planos en los que se sitúan los estudios sobre la socialización son de cuatro clases principales; el análisis del proceso socializador en un individuo particular; el análisis de los mundos vitales subculturales (grupos pertenecientes a determinada población, a diferentes clases sociales y a comarcas distintas); el análisis de las condiciones socializadoras en subsistemas institucionales limitados (familia, escuda, residencias); y el análisis de las relaciones estructurales y funcionales de la sociedad global, en las que repercuten los condicionamientos de los planos intermedios. Las variables de la conducta social han sido atendidas, con rigurosa escrupulosidad, en los estudios psicosociales, que han entendido este tipo de conducta como el conjunto de respuestas dadas por el individuo, cuando se le estimula desde el exterior, y los procesos de pensamiento y de necesidades interiores que se exteriorizan en el dialogo con el medio. Los tratados de psicología social y de psicología evolutiva no omiten esta cuestión. Tres son las variables mas repetidas: 1ª EI conocimiento social. Los pedagogos suelen desconocer mas esta variable que las otras dos; pero sin
  • 4. ella no se comprendería la Social Cognition de la psicología cognitiva norteamericana (HASTORF- IBSEN, 1982). El proceso del conocimiento o percepción del otro es una conquista de la corriente cognitiva, alternativa de la psicoanalítica. 2ª La motivación social. Las necesidades sociales vivenciadas por el educando son las verdaderas motivaciones sociales, que cimentan la conducta, entre las que sobresale la motivación del logro o del rendimiento, verdadero acicate para conseguir éxito en las situaciones de competencia intragrupo, en conformidad con las normas imperantes en las instituciones. Cuando se acaricia el éxito, el educando se satisface internamente y refuerza la conducta posterior hacia nuevas metas y aspiraciones. 3ª Las actitudes. Muy temprano, en las décadas primeras del s. XX se comenzó el estudio de las actitudes, de las que G. Allport ha reunido más de cien definiciones (ALLPORT, 1962.). Las actitudes son estados mentales adquiridos por experiencias, sistemas duraderos de evaluación y una organización estable de las creencias; en ellas se encuentran componentes cognitivos, emocionales y de aprendizaje. Principales características de la socialización:
  • 5. * La socialización supone capacidad de relacionarse con los demás; el ser humano no se realiza en solitario, sino en medio de otros individuos de su misma especie, de forma que si careciera de esta relación de períodos fundamentales de su evolución, no se humanizaría. * La socialización es una adaptación a las instituciones, en los mínimos exigibles, al menos, para no desentonar gravemente en la comunidad de manera que, según la psicología social, no es idéntica en todos los grupos, sino que se estructura «en su forma... y en mi finalidad, en función de las exigencias sociales». Las relaciones conflictivas de los miembros de la sociedad ocasionan crisis de socialización, según prueban los estudios dinámico-dialécticos del proceso. Es necesario decir que las «teorías del consenso» y las del «conflicto» no pueden suscribir el alcance de la adaptación, pues mientras para los primeros es condición sine qua non para el equilibrio social, para los segundos ha de entenderse restrictivamente, porque sólo la confrontación social es la explicación del progreso humano. Unos dirán que sin adaptación se corre riesgo social y mental; otros, en cambio, creerán que la adaptación cercena, constriñe y limita. ¿Cómo conjugar la salud mental, la convivencia y las discrepancias? * La socialización es una inserción social, puesto que introduce al individuo en el grupo y le convierte en un miembro del colectivo, en tanto que su conducta no desentone de la conducta más frecuente en sus componentes o se respeten las normas de tolerancia y de convivencia. * La socialización es convivencia con los demás, sin la cual el hombre se empobrecería y se privaría de una fuente de satisfacciones básicas para el equilibrio mental. Esta convivencia cumple con el objetivo de llenar las necesidades fundamentales de afecto, de protección, de ayuda, etc. La convivencia es por otra parte, la mejor prueba de que la socialización es correcta y de que el individuo se ha abierto a los demás. * La socialización coopera al proceso de personalización, porque el «yo» se «recrea» en la confrontación con los otros y construye la «personalidad social» en el desempeño de los roles asumidos dentro del grupo. En los estudios clínicos para diagnosticar la estructura y desarrollo de la persona se tiene presente la adaptación social/familiar, porque su alteración es indicio de quebrantos en las esferas individuales. * La socialización es aprendizaje. El hombre es un socializando, porque es sociable; y en virtud de actividades socializadoras la sociabilidad se convierte en socialidad, o lo que es igual se consigue la sana relación con los demás. Las habilidades sociales son el resultado de predisposiciones genéticas y de las respuestas a las estimulaciones ambientales. * La socialización es interiorización de normas, costumbres, valores y pautas, gracias a la cual el individuo conquista la capacidad de actuar humanamente. En consecuencia, la socialización podría definirse como un proceso de interacción entre la sociedad y el
  • 6. individuo, por el que se interiorizan las pautas, costumbres y valores compartidos por la mayoría de los integrantes de la comunidad, se integra la persona en el grupo, se aprende a conducirse socialmente, se adapta el hombre a las instituciones, se abre a los demás, convive, con ellos y recibe la influencia de la cultura, de modo que se afirma el desarrollo de la personalidad. 2. Clases y funciones de la socialización Las clasificaciones de la socialización dependen, como siempre de los criterios seguidos para hacerlas. 1ª Por razón del lugar donde se realiza: familiar, cuando se produce en la primera célula social; se la considera el «primer espacio»; escolar, si es la escuela —«segundo espacio»— su agente; laboral, si es la fábrica, oficina, granja, comercio o vehículo el lugar donde se realiza. 2ª Por razón de su secuencia cronológica: primaria, si se realiza en el primer grupo, construido por consanguinidad y afinidad en el que el niño suele hallarse, en sus primeros años. En la socialización primaria se asimila la cultura del grupo, se imitan las pautas de conducta y se codifica el pensamiento en la lengua preferentemente usada por su entorno y sus cuidadores. Secundaria, cuando se opera en grupos formales o secundarios, a los que se puede considerar prolongación del grupo familiar, pero que superponen costumbres, pautas conductuales, creencias y códigos morales convergentes o divergentes de la familia. Terciaría o resocialización, que es posterior a las dos precedentes y que sólo es necesario, cuando el individuo se margina, no se adapta o contraviene las pautas de conducta aceptadas en la comunidad como correctas. Las funciones de la socialización han sido concebidas de diversas formas, con dependencia de la teoría o modelo sociológico preferido. La concepción estructural-funcionalista entiende la socialización en relación con los servicios y funciones; en este caso, la socialización desempeña estas funciones: — Controla a los socializandos, porque les exige directa o indirectamente que se acomoden a las costumbres imperantes en el mundo de los adultos o a las preferidas por sus iguales. — Homogeiniza, porque crea en el educando estados físicos y mentales comunes a todos los miembros de una sociedad concreta política de esta forma la socialización crea el «ser social», que es entendido como «un sistema de ideas, sentimientos y hábitos, que expresan en nosotros no nuestra personalidad, sino la del gru- po... de que formamos parte». Esta limitación del educando, impuesta por la socialización, le beneficia, por otro lado, al hacerle partícipe del cúmulo de conocimientos, instrumentos y técnicas que constituyen el acervo cultural. — Selecciona, sobre todo cuando es socialización secundaria y amplía el horizonte, principalmente si se
  • 7. realiza en la escuela. La socialización supone una emancipación del niño, una interiorización de normas, una diferenciación dentro del aula y, finalmente, una selección. José Mª. Quintana enumera nueve funciones, coincidentes algunas con las antes citadas: familiariza al hombre con las normas; transmite cultura; crea hábitos de comportamiento; actualiza la dimensión social; le hace partícipe del bien social; le ayuda a comprender la vida comunitaria; le coloca en posiciones de responsabilidad frente a los demás; le prepara profesionalmente, y desarrolla su personalidad. 3. Principales teorías sobre la socialización 3.1. Modelos antropológicos que las avalan. Las ideas sobre la socialización son ininteligibles, si se omiten o desconocen las concepciones antropológicas que las sustentan. Fue Geulen quien primero sistematizó estos supuestos de toda teoría sobre la socialización. Cinco son los principales modelos antropológicos, sobre los cuales se elaboran estas teorías. 1º Modelo Funcionalista. El principal representante es Arnold Gehlen (1940) Según él, el hombre se caracteriza por la debilidad y defectuosidad de Instintos innatos directivos de la conducta; por consiguiente, para sobrevivir, necesita conseguir habilidades y capacidades a través de la socialización, que es una prolongación y ampliación de equipamientos biológicos humanos, que le permiten adaptarse a su medio. 2° Modelo Cognitivo. Los representantes más sobresalientes han sido A. Schutz, P.L. Berger y T. Luckniann. Enfatizan el hecho de que nuestro conocimiento cotidiano del mundo y la orientación de nuestras
  • 8. acciones descansan en el conocimiento intersubjetivo y verbalmente comunicable sobre la realidad, especial- mente sobre las reglas, instituciones y modos conductuales de otras personas. La socialización es una conquista de este conocimiento. La teoría de la «interacción social» tiene su justificación epistemológica en este modelo antropológico. 3º Modelo Integrador. El hombre está tan determinado en todos sus distintivos físicos y psíquicos por la sociedad que es su reflejo. Este modelo sustenta la teoría de Talcott Parsons, quien insiste en la interiorización de las reglas y normas sociales y en el aprendizaje de roles, como característicos de la socialización. 4º Modelo Represivo. Sus representantes han sido S. Freud y, en general, toda la psicología dinámica o psicoanalítica. El inconsciente, el ello y la represión son las únicas explicaciones convincentes sobre la socialización. Este modelo es el fundamento de la teoría psicoanalítica. 5° Modelo Individualista. La socialización es constitutiva de la individualidad e identidad humanas. Las tesis teóricas antropológicas más significativas son: la individuación es posible mediante la participación en los diversos grupos y en el trabajo colectivo; la autoimagen o identidad de una persona le permite situarse en la mente del otro y ser comprendido, a su vez por este. Principales teorías sobre la socialización: * La socialización como aprendizaje social. * La socialización como subordinación a los impulsos del ello. * La socialización como transformación cognitiva de la información. * La socialización como fenómeno de un sistema estructural y funcional. * La socialización como interacción social. * La socialización como identidad del yo y la competencia comunicativa. * La socialización como parte del proceso de producción. 1ª La socialización como aprendizaje social. La socialización es para Sears, Miller y Dollard, defensores de esta postura, un proceso secundario determinado por el ambiente. El niño establece vínculos de relación con la madre o persona sustitutiva, que satisfacen sus necesidades básicas; de esta satisfacción emerge su interés por estas personas —refuerzo secundario—, que le suministran alimentación, bebida, etc. —refuerzos primarios—. Posteriormente la madre es reemplazada por la cuidadora, la puericultora, la maestra o algún
  • 9. familiar. La red de relaciones se dilata, pero asignándoles siempre el papel de refuerzo secundario en la satisfacción de las necesidades básicas. Más adelante, la observación de la conducta de los iguales y de los adultos es el refuerzo secundario más destacable. 2ª La socialización como subordinación a los impulsos del ello. Es una teoría psicoanalítica, aunque converge con algunos postulados de la anteriormente expuesta. El vínculo social se forma en virtud de la asociación de la satisfacción producida por un objeto con la persona que lo proporciona. El psicoanálisis se basa en su teoría sobre los instintos y sobre el inconsciente; la libido es la fuerza instintiva sexual, mientras que la agresividad es producto del Thanatos. La vida instintiva es la prerrogativa del ello; las relaciones con el medio ambiente, lo son del yo; y el campo de la normatividad y de la conciencia moral es del superyó, que interioriza e introyecta las pautas y las reglas de las instancias paternas. La deuda mayor que la socialización tiene con la teoría psicoanalítica es la explicación de la interiorización de las normas, que ha encontrado complaciente acogida entre los sociólogos, ante quienes el descrédito del psicoanálisis es, por otra parte, creciente. La interiorización psicoanalítica no es la sugerida por É. Durkheim y por T. Parsons, ni puede, en momento alguno, confundirse con el «aprendizaje», ni con la «formación de hábitos». Para Freud el hombre es un animal social sin que se haya convertido en un animal enteramente socializado; aquí radican los conflictos y antagonismos contradictorios de la socialización. Erikson, de inspiración psicoanalítica, pero de manifiesta predilección por lo social, explica la socialización por el modo peculiar que cada cultura tiene de satisfacer las necesidades instintivas básicas, aunque transculturalmente comprobó que en todas las culturas se descubren ciertas características del comportamiento psicosocial, conducentes a facilitar la satisfacción de las necesidades. Estas características se advierten también, con sello diferencial, en las ocho edades en las que dividió la existencia del hombre. 3ª La socialización como transformación cognitiva de la información. Contrapuesta a las dos anteriores es la interpretación cognitiva de la socialización, de grandes repercusiones en la intervención pedagógica y en la reinserción de los disocializados. El hombre organiza el medio y lo transforma en su mundo, para lo que almacena información suficiente, con el fin de resolver sus problemas. Es esta, sin duda, una interpretación organicista, más convincente cinc la determinista-mecanicista del conductismo. Psicólogos y sociólogos adictos a J. Piaget y a su Escuela epistemológica de Ginebra descuidan la adaptación, pronunciándose más por estudiar los resultados del conflicto de esquemas mentales diferentes en cada sujeto. La socialización es un proceso de interacción social y no tanto la confrontación de diversos esquemas mentales. 4ª La socialización como fenómeno de un sistema estructural y funcional. Es la teoría más tradicional en sociología hasta la década de 1970, en la que comenzó a declinar la supremacía de T. Parsons y su funcionalismo. Para explicar la socialización, T. Parsons integró en su pensamiento los conceptos de «estructura» y de «función» del fisiólogo de la Universidad de Harvard, I. J. Handerson, y, por otra parte,
  • 10. algunas de las tesis psicoanalíticas. La socialización es para Parsons una interiorización e integración, un proceso vital y un proceso de diferenciación. Se interiorizan los roles del sistema social, pero se hace diferenciadamente. El proceso vital socializador tiene cuatro fases: permisividad; soporte; reciprocidad, y manipulación de las gratificaciones. Y de acuerdo con Freud distingue cinco períodos en la evolución diacrónica de la socialización: período de dependencia oral de la madre; período de dependencia amorosa de la madre; período edípico; período de latencia, y período adolescente y de madurez sexual. 5ª La socialización como interacción social. ¿Se puede sostener que el interaccionismo simbólico es la mejor explicación de las propuestas sobre la socialización? A pesar de sus orígenes filosóficos y psicológicos, G. H. Mead propuso la teoría más sociológica con resonancia biosocial, inseparable de sus conceptos de MInd y Self que son el resultado de la convivencia humana y se exteriorizan en el “gesto vocal”. Si el Self se explica por la transformación del organismo biológico, el Mind sólo es comprensible a través de la educación. El interaccionismo simbólico, término acuñado por H. Blumer en 1937, ha dado lugar a dos ramas: la capitaneada por G. H. Mead, de inspiración pragmatista, y la concebida por Berger y Luckman. El interaccionismo simbólico ha sido utilizado para concebir la socialización en países americanos y en países europeos. La interacción social es inseparable de los símbolos, que se originan y reciben su significación en la interacción. Una acción en común sólo es concebible a través de los símbolos significantes unívocos para quienes los emiten y para quienes los perciben. El lenguaje es el mejor sistema de símbolos significantes; sólo participando en un sistema simbólico y situándonos en el lugar del otro, cuyo rol se nos hace así manifiesto, podemos entender nuestro propio obrar. La explicación del interaccionismo simbólico no es normativa, sino interpretativa. P. L. Berger y Th. Luckmann entienden la socialización como una interiorización de la realidad socialmente construida, la cual es, ante todo, un proceso de conocimiento. A la teoría interaccionista se sumó en la mente de estos dos autores la aceptación de supuestos antropológicos marxistas, principalmente del Marx joven o primero, y de otros antropólogos: H. PIessner y A. Geblen. Incluso hay reminiscencias de É. Durkheim y de M. Weber. Su concepto de la socialización es una amalgama de psicología social, antropología y filosofía. El hombre, como ha dicho Portmann, nace inacabado e inmaduro, encontrando su seguridad en el medio sociocultural, que es, a su vez, creación, humana. De aquí deriva la «dialéctica entre la naturaleza y la sociedad». Es en esta dialéctica donde el hombre se autocrea, pero al autocrearse construye simultáneamente la realidad, que es polifacética. La realidad no estaría completa sin el «mundo social», producto humano y objetivo en frente de el. La socialización tiene lugar, pues, cuando el hombre interioriza la realidad. «Ser en la sociedad» significa participar en el proceso dialéctico llamado sociedad, y en esta
  • 11. participación distinguirnos la exteriorización, la interiorización y la objetivación, tal y como lo expone un especialista alemán al clarificar el pensamiento de Berger y Luckmann. 6ª La socialización como identidad del yo y la competencia comunicativa. Es la teoría propuesta por la Escuela de Francfort, de la secunda época, representada por Jurgen Habermas, quien corrigió y enmendó no pocos asertos de sus predecesores M. Horkheimer, H. Marcüse y Th. W. Adorno. La teoría crítica es una ilustración universal y sistemática sobre la conjunción de las teorías científicas y sobre la intelección intersubjetiva. El sujeto es un proceso histórico que requiere la autorreflexión para configurarse, tal y como había sugerido Hegel, en su intento de comprender la constitución real del yo. Para conseguirlo y explicar la identidad del yo, que es fundamental para la socialización, nos servimos del trabajo, de la interacción y del lenguaje. Habermas critica la teoría del modelo o teoría del rol, sirviéndose de tres principios reguladores del pensamiento: la reconstrucción de la teoría del rol; la reconstrucción de la génesis del yo racional, con clara referencia a Piaget, Kohlberg y Chomsky; y la reconstrucción de las condiciones de la posibilidad del lenguaje normal. La teoría de Habermas sobre la socialización es una explicación de la formación del sujeto, en un proceso dialéctico e histórico. Los aspectos fundamentales del proceso socializador son: la formación del sujeto gracias a los modelos originales formativos: el lenguaje, el trabajo y la interacción; la identidad del yo no es innata, sino un proceso dialéctico e histórico; el yo es la identidad de lo universal y de lo particular, una especie de sistemas de normas universalmente válidas, que permiten aplicaciones individuales y particulares, de forma que el recién nacido se personaliza al socializarse, aunque su ser prelinguístico este repleto de elementos biológicos. La socialización, prosigue Habermas, no es un proceso racional y cognitivo, sino también afectivo e inconsciente, reducible a la competencia comunicativa, en la que el lenguaje es su principal elemento, distinguiendo en el lenguaje cuatro funciones: comunicativa, representativa, regulativa y verificativa. La acción comunicativa (acción simbólicamente mediadora) se da en un conjunto de manifestaciones verbales y de juegos verbales habituales y normativamente seguros. El discurso no es únicamente una manifestación verbal, ni expresión de temáticas constantes, sino la comprensión problemática mediante la acción comunicativa elaborada y fundamentada. Por el discurso se conquista la consistencia de las opiniones y de las normas. El individuo, a lo largo del proceso histórico de socialización, consigue la competencia lingüística con capacidad de intervenir en el dialogo. La competencia comunicativa requiere lenguaje e interacción; por el lenguaje nos emancipamos y por la interacción alcanzamos reciprocidad. 7ª La socialización como proceso de producción. La teoría psicoanalítica, el materialismo histórico
  • 12. marxista y la teoría crítica de J. Habemas indujeron a A. Lorenzer a constituir una nueva interpretación de la socialización con la mirada puesta en sus anomalías y en los simonías neuróticos que la distinguen, freudianamente concebidos como resultados de experiencias infantiles, sepultadas en el inconsciente por la represión. La socialización es para Lorenzer un proceso natural y una historia social simultanea. El individuo se siente atrapado entre la «naturaleza interior» infantil y las condiciones sociales que rodean a el y a su madre. La socialización se fragua en la díada madre/hijo y explica la constitución de cada individuo. El resultado de la interrelación diádica es una producción, similar a la registrada en una empresa. En cuanto proceso natural, la socialización esta condicionada por lo que Lorenzer llama «necesidad corporal» o «naturaleza interna» que reclama constantemente satisfacción de vacíos o indigencias (Körperbedurfnisse) provocadas por el medio ambiente. En cuanto historia social de formación depende de las circunstancias sociales e históricas que acompañan a cada persona. Para que la acción dialéctica entre la naturaleza y los condicionamientos sociales tenga lugar es necesario, según Lorenzer, un «médium de atracción», que no puede ser otro que el «trabajo», tal y como había postulado J. Habermas. Ni el trabajo ni la interacción pueden separarse de la reproducción, lo que presupone otro requisito esencial en la díada madre/hijo: el lenguaje. En consecuencia, la socialización es un proceso de formación de símbolos, en la concepción lingüística de Kuno Lorenz. En resumen, tres son los procesos básicos de toda socialización: la madre y el hijo son sujetos de la producción, y entre ellos hay interacción; más tarde aparecen las «formas simbólicas de la interacción» relacionadas con la «incipiente situación del lenguaje»; y como consecuencia de las contradicciones objetivas de la sociedad, surge la desimbolización, o sea, la «perdida de figuras lingüísticas y Firmas de interacción», que se advierte en el deterioro de la socialización, cargada de rasgos neuróticos y de desadaptación.
  • 13. 4. Socialización Y Educación 4.1. La socialización es parte del proceso educativo. Lo sugerimos ya, al definir la «educación». Sin embargo, no compartimos la opinión de quienes la reducen a socialización. Han sido los «sociologistas» quienes se han excedido y le han atribuido excesiva trascendencia. Uno de los más exaltados partidarios de este tipo de reduccionismo ha sido É. Durkheim. Para no ser prolijos, recogemos aquí algunos textos clásicos de É. Durkheim: «La educación no se limita a desarrollar el organismo individual... la educación crea en el hombre un ser nuevo...Ese ser nuevo que la acción colectiva, por vía de la educación construye en cada uno de nosotros representa lo que en nosotros hay de mejor, lo que tenemos propiamente humano» «De la definición precedente se deduce que la educación consiste en una socialización metódica de la generación joven... el objeto final de la educación sería precisamente construir el ser social en cada uno de nosotros.» «La educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre las que no están todavía maduras para la vida social; tiene como objetivo suscitar y desarrollar en el niño cierto número de estados físicos, intelectuales y morales que requieren en él tanto la sociedad política en su conjunto como el ambiente particular al que esta destinado de manera específica».
  • 14. Del análisis del concepto de socialización en Durkheim se ha deducido que el sociólogo francés entendió los conceptos de educación y de sociedad de acuerdo con su filosofía práctica —de raigambre kantiana-- y con su positivismo, de signo comtiano. La identificación de la educación con la socialización es una consecuencia del modo de entender la «razón práctica"; la aberración epistemológica del sociologismo estriba en la confusión implícita entre filosofía de la educación y sociología de la educación. 4.2. Educación Y Valores Sociales. Varias son las exégesis de la expresión «valores sociales». Significa, en algunos casos, el conjunto de valores sin los cuales no puede subsistir la sociedad, tal y como es concebida mayoritariamente; en otros, la aceptación de esos valores por los miembros de la sociedad, y, en tercer lugar, una nueva propuesta axiológica de grupos minoritarios o de la generación joven innovadora. Podemos así compaginar la adaptación racional y el inconformismo justificado. El binomio innovación/conservación garantiza la persistencia del modelo social y su constante rectificación, en busca de nuevas formas de convivencia y de conducta cívica y política. Los «valores sociales» son vivenciados muchas veces con una sensación de seguridad aunque objetivamente sean deleznables y criticables. En los conflictos sociales y en las revoluciones culturales se tiene la impresión de que el sistema social se tambalea, claro exponente de la inseguridad. La educación, en semejantes circunstancias, se convulsiona y desconcierta. La socialización, que es la asimilación consciente e inconsciente de las pautas, costumbres y normas conductuales más frecuentes en la sociedad, participa también de las llamadas por los psicólogos sociales «teorías implícitas» y «esquemas». Entiendase por “teorías implícitas” las unidades representacionales complejas sobre el mundo social, para explicar los comportamientos y para predecir y fijar pautas de conducta social. Las «teorías implícitas», espontáneas e instintivas, son estructuras de conocimiento y producto de influencias socioculturales. La socialización y el proceso educativo se fundamentan en esquemas mentales, inmemorialmente conocidos, tales como los prejuicios, los estereotipos y las actitudes. Todos ellos son distintos de los valores. EI conocimiento social, premisa de toda educación, esta inmerso en irracionalidad, subjetividad, esquemas mentales, imposiciones del grupo y concomitancias, que enturbian la racionalidad, guía de la intervención pedagógica. 4.3 modalidades educativas y socialización. La socialización se verifica a lo largo de toda la vida escolar, principalmente en sus primeras etapas, es decir, en la infancia o niñez intermedia. No obstante, como el mismo proceso educativo, la socialización termina cuando acaba el ser racional humano, por grave deterioro o por la muerte. Y, es comprensible, no se realiza únicamente en la edad escolar y en la educación formal, sino en intervenciones no formales, espacio propio de la pedagogía social; sobre todo, cuando se trata de la socialización terciaria o resocialización, que ha de acometer todo inadaptado o marginado.
  • 15. La sana socialización, a su vez favorece el éxito y el rendimiento escolar, afianza y custodia el equilibrio en el seno familiar y beneficia a todos los miembros de una comunidad. La educación formal, informal y no formal, por lo tanto, son agentes de socialización, porque esta es parte constitutiva de todo proceso educacional, cualquiera fuera su modalidad. Nos extenderemos más cuando desarrollemos el tema de los agentes de la educación social. 4.4. La socialización profesional/laboral y la educación. La educación ocupacional, efectuada dentro de la empresa o sufragada por ella, lleva implícita la mejora o corrección de la socialización. Pero sin negar este hecho, esta probado que el trabajo mismo, tal y como han defendido la teoría crítica y otras muchas concepciones sociológicas, educa y socializa. Ambos sentidos tienen en este apartado. El proceso socializador no es perfecto, si no se capacita al individuo para adaptarse al medio laboral futuro. La elección conveniente de profesión, etc. La escuela nació fundamentalmente para eso, en la sociedad industrializada. La socialización laboral es un requisito de toda buena educación y una conquista de la ciencia del trabajo. Acertada o equivocadamente la educación formal ha preparado para el trabajo y no para el ocio y el tiempo libre, porque se la ha vinculado con los medios de subsistencia y no con el pleno desarrollo de la persona. ¿Que se entiende por socialización laboral? Es un proceso psicosocial, en virtud del cual el individuo aporta nuevos rasgos a su propio self o sí mismo y a su propia identidad profesional, de modo que el educado adoptará determinadas actitudes frente al trabajo, como autorrealización y como servicio a los demás. Igualmente en el trabajo se aprenden, de mejor manera, los roles a desempeñar en él, porque se fomenta la reflexión sobre una serie de habilidades exigidas para integrarse laboralmente y para responder positivamente a la productividad. La movilidad social, las leyes de la oferta y de la demanda, los flujos y reflujos económicos y los avances científicos y profesionales promueven cambios ocupacionales, que presuponen capacidad de adaptación a situaciones nuevas y flexibilidad en las relaciones con los compañeros de trabajo. La socialización laboral es una faceta del desarrollo de la personalidad, que inicialmente suele conseguirse en la adolescencia juventud, pero que se prolonga permanentemente a lo largo de toda la vida profesional. El aprendizaje de los roles y de las funciones garantiza las expectativas laborales alimentadas por el individuo, sin olvidar las características del puesto de trabajo y los rasgos personales de cada profesiograma. En una sociedad cambiante, innovadora y tecnológica se requiere una preparación muy especializada, pero con un tronco común polivalente que no entorpezca posibles cambios, reciclajes y adaptaciones. El proceso productivo, inherente a la sociedad industrializada, pide una buena socialización laboral. Son innegables las discrepancias entre la concepción estructural/funcionalista y la neo-marxista en torno a la
  • 16. producción, a la plusvalía, al trabajo —elemento esencial en la socialización— y al «capital humano». En Europa las expresiones más habituales para referirse a este tipo de socialización han sido estas: «socialización laboral» (Italia), «socialización profesional» (Alemania) y «socialización ocupacional» (países anglosajones). Entre ellas hay matices derivados de las diversas concepciones teóricas sobre sociología, política y derecho. Ninguna, a pesar de todo, pone en tela de juicio el influjo de esta socialización en el desarrollo de la persona. Tres son las facetas más notorias en la socialización laboral: técnico-económica, que exige cualificación laboral y es regulada por niveles técnicos, por la automatización y por los sistemas de producción; sociopolítica, que determina las coordenadas en las que ha de inscribirse la capacitación para el trabajo, en cuanto servicio a los demás, valorable en las políticas actuales; y humana, pues la misma ciencia del trabajo, concebida funcional o marxistamente busca humanizar el trabajo y descubrir nuevas facetas laborales de organización. Socialización laboral “La investigación de la socialización laboral o profesional ha sufrido recientemente cambios interesantes. Hasta ahora se había entendido como una fase del desarrollo de la personalidad, en la que el individuo asimilaba y adquiría las cualificaciones técnicas específicas y la mentalidad propias de cada profesión o trabajo, pues sin ellas era imposible desempeñar determinados roles. En cambio, últimamente se ha entendido como un proceso permanente de de formación de las estructuras de la personalidad, de acuerdo con las exigencias derivadas del proceso de producción. De este cambio se ha seguido que la socialización laboral o profesional, frente a la concepción tradicional, no se concibe únicamente como socialización en la profesión o trabajo, sino como socialización por el trabajo. Teniendo en cuenta esta nueva concepción, se tiene la persuasión de que las normas exigidas por la empresa son constantes y es posible la integración del individuo en ella. Es sabido también que las condiciones laborales cambian rápidamente como consecuencia de la organización técnica del trabajo, de forma que la socialización laboral es un proceso perdurable a lo largo de toda la vida profesional” (MÜHLBAUER, K. R.,Socialisation, Munich, Fink. 1980, 319).