El Padre Kentenich tuvo una devoción a la Virgen María desde su nacimiento, cuando su madre lo consagró a ella estando embarazada. Creció rezando oraciones a María y a los 9 años, al ser dejado en un internado, su madre se lo encomendó especialmente a la protección de la Virgen. Esto marcó profundamente su vida y relación con María, a quien se entregó plena y conscientemente. Dios quería que creciera bajo la influencia formativa exclusiva de la Virgen para prepararlo para una misión especial
Dos meditaciones cuaresmales cercanas al corazón de la tradición vicenciana
El padre en su partida al cielo
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3. El Padre Kentenich fue consagrado a la Virgen antes de nacer. Su madre lo consagró a la Virgen cuando lo estaba esperando… Desde pequeño creció en un ambiente de cariño a la Virgen, cuando tenía 7 u 8 años rezaba fuerte y con mucho entusiasmo una oración a María, una especie de jaculatoria como resumen de la Salve que se rezaba mucho en Alemania: Las Hermanas de María rezaron esta oración cuando el P. Kentenich estaba agonizando.
4. A los 9 años de edad su madre lo llevaba al internado y al dejarlo allí, antes de separarse de su hijo, siente tristeza y se lo encomienda a la Virgen. En la capilla de las religiosas dominicas, la madre, al separarse de su hijo José se lo encomienda a la Virgen. Le pide: Como sello de esa alianza fue la cadena de oro con cruz recuerdo de su Primera Comunión y se la pone en torno al cuello de la Virgen. Él ha dicho después que ese fue decisivo para su vida y que hay un misterio en su relación con la Virgen que nace allí. Agregó: “Un día lo revelaré”. Sin embargo, murió sin haberlo hecho. Al parecer se ha podido entrever este misterio: él hizo suya esta entrega, plena y conscientemente y dijo a la Virgen en ese momento:
5. Empezó a vivir una Alianza muy íntima con María…. Una vez su madre le reclama de que le visitaba poco y él le contestó que ya lo había regalado a la Virgen
6. Dios lo quiso así, solitario, para salvar intacto ese mundo interior que le había regalado, para que María lo formara a su imagen y él fuese obra exclusiva de ella… “ Por lo visto, Dios quería, notoria e indudablemente que en medio de la total soledad y el desierto de mi vida, como Juan Bautista… me apoyara principalmente sobre todo en mí mismo y en Dios. O Sea, que creciera con una independencia muy grande y sin ser tocado interiormente por las corrientes espirituales dominantes ni por otras personas. Me puso inmediata y casi exclusivamente bajo las influencia educativa de la Santísima Virgen, cuyo cometido fue prepararme para una misión especial en la construcción del Reino de Dios en las playas de los nuevos tiempos….”
7. “ En María contempló la admirable armonía entre el orden natural y el sobrenatural, la relación de unión entre Dios y el hombre”.
8. El Padre Kentenich sabía despertar la verdadera alegría y crear un buen ambiente.
9. No te olvides, familia, que tu padre fue profeta. No te olvides, Sión, que tu padre fue profeta. No te olvides, comunidad, federación, liga, que tu padre fue profeta. Padre profético con una misión grande. No te olvides, es decir, recuerda, para que esta memoria te despierte, para que esta memoria te estimule, para que esta memoria de un profeta no te deje nunca caer en el desánimo tan típico de este mundo, de este momento, en esa resignación derrotista de muchos.
10. Que el recuerdo amoroso de tu padre profeta te levante siempre de nuevo. No te dejes decepcionar por nada de lo que veas, ni en tu persona ni en tu familia mundial, en ninguna parte, ni en ninguna discusión o decepción. El espíritu es el que nos hace fieles.
11. El hombre que más ha vivido no es aquel que más años ha cumplido, sino aquel que más ha experimentado la vida “ No te olvides que tu padre fue profeta .Que la memoria de tu Padre te despierte, te haga muy sencillo, muy audaz, como tu Padre, muy amante de la Iglesia y muy profeta de la Iglesia, incomprendido, pero respetuoso, amante siempre”.
12. Familia, hijo, hija, ¡no te olvides que tu Padre fue profeta! Tú también participas de su carisma. El nuevo Pentecostés no es un cartel ni un rótulo; dentro y detrás de él está Dios y cada uno de nosotros con todas sus debilidades, pero también con toda su disponibilidad para que de ese nuevo Pentecostés surja renovada la misión, la Familia, surja redivivo el Padre profeta. Y todo, ¿para qué? Para gloria del Padre, para gloria del Hijo y para alegría y gozo de los que son hijos en el Hijo y para gloria del espíritu Santo. Así sea. Así será. Amén
13. A ti, oh Dios, amor y honra, a ti, que reinas sobre mares; cielos y tierra siguen el camino que Tú les señalas. … Amor creó al mundo como peldaños de amor, que nos conducen eficazmente hacia el cielo, al corazón de Dios. Del Amor eterno con diafanidad vemos fluir torrentes de amor, derramarse por cielos y tierra y retornar a su fuente (P.J.K.).
14. ¿Qué hace el Buen Pastor? ... "El Buen Pastor da su vida por sus ovejas" (Jn 10,11b). ... Él ha entregado su vida para dar vida, para engendrar vida, vida divina... "Nadie tiene mayor amor que quien da su vida por sus amigos" (Jn 15,13). ¿Nos ha demostrado … o desplegado acaso su paternidad hacia nosotros, repartiendo sabias enseñanzas o haciendo buenas obras por nosotros? Ciertamente esto también lo ha hecho, pero lo más grande y lo más excelso, lo que la reflexión cristiana declara como la verdadera fuerza redentora, fue su dolor. Él redimió el mundo principalmente a través de su sufrimiento. Nadie tiene mayor amor que quien da su vida por sus ovejas.
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16. La vida del Padre Kentenich no nos puede dejar indiferentes. Este hombre que buscó a Dios y que la Iglesia lo ha proclamado siervo de Dios habla hoy. Nos habla a todos y de modo especial al movimiento que fundara, le habla a la Iglesia que tanto amó y le habla al mundo entero con su testimonio. Le habla en primer lugar, a sus discípulos más cercanos para que renueven su adhesión a Cristo el único Salvador, con profundo amor a María su madre, que nos lo indica como quien nos lleva al Padre.
17. Ese es el gran legado que nos deja este hombre de Dios, que por los caminos que Él sólo conoce, hizo de este hombre abandonado a temprana edad, perseguido y encarcelado, un hombre de Dios, apasionado por encontrarlo y darlo a conocer.