1. Viviana Delgado Hernández.
Trabajo final.
Archivística I
28 de Octubre de 2013
ARCHIVÍSTICA:
Qué y Para qué.
Los individuos estamos convocados a participar críticamente de la cultura. Hace miles de
años los fundamentos de las relaciones sociales fueron el miedo, el desconocimiento, la
arbitrariedad, el despojo. “Nuestros orígenes no fueron democráticos”, dijo el Maestro
Zuleta. El hecho humano se profundiza en la historia de la dificultad, la complejidad, la
superación y la violencia de toda laya. Tras pasar miles de años y sucesos, vivimos una
época igualmente compleja pero compuesta de nuevas generaciones, herederas de todo
el cúmulo de rasgos culturales llegados a nosotros desde nuestros ancestros más
postreros. Para bien o para mal, para bien y para mal, es tarea de cada individuo observar
que habita un tiempo histórico único, por constituirse éste en el más reciente y elaborado
productosocial de la historia humana. Éste ejercicio personal debeservir para formular
algún futuro posible en medio de las inequidades que también vivimos.
Hemos querido que éste trabajo sirviera para volver sobre el semestre cursado en la
materia Archivística I; buscando re fortalecernosen la convicción de que la Archivística es
útil para dignificar la vida de sus practicantes, sin importar sea o no ésta, al fin, ciencia o
disciplina o técnica. A partir de tal propósito nos proponemos explicar lo que a nuestra
comprensión constituye el valor de la Archivística; el cual es un valor social por cuanto
yen tantopermite y permitavincular al sujeto profesional, en el ejercicio de sus funciones,
con la realidad que lo envuelve, de manera que resulte de ese acto el cada vez mayor
avance de la sociedad democrática, crítica, participativa, y exigente; crítica y exigente de
sí misma, de sus coetáneos, y de la sociedad respecto del ancestro cultural común que
es la humanidad.
*
La antigüedad de losarchivos se remonta al origen de la escritura (IV milenio a. C., según
Agustín Vivas Moreno), habiendo sido creados paraservir como“almacén de pruebas y
títulos” (Ivonne Suarez. Memorias del poder).
Existía división social con carácter
desigual; la marginación fue consecuencia inmediata a los afanes por acaparar; el poder
era ejercido de modo despótico y en cada actividad de ese tipo se adelantaban proyectos
con intencionalidades, definidas por el interés de la perpetuación. Los archivos, que
satisfacieronel interés inmediato, se fijaron también en las ideas, garantizando continuidad
a las“victorias” de los “héroes”. Pese a ese origen reproductor de fidelidades se ha de
resaltar que los archivos surgieron producto de relaciones socialesespecíficas a un estado
definido del desarrollo cultural de la humanidad. Indicando la creación de los archivos que
2. las sociedades humanas, en virtud de su ser especial no sujeto al capricho de ningún
individuo que lo pretenda dominar,han afluido generandoformas de resolver el objetivo de
la supervivencia.
“La historia hasta hoy es sobre todo un instrumento de dominación, en el sentido preciso
de la legitimación del orden constituido” (Bonilla); “ (…) hablar de corrupción en América
Latina es sumergirse en su historia” (Tovar). Las luchas por la ostentación del poder (las
prácticas corruptas entre ellas) implicaron la generación de relatos conforme fue
necesario sustento explicativo hegemónico para afianzar los actos realizados. Se dio paso
la creación de Memoria histórica hegemónica (Antequera) de manos delsector social de
moralidad corrupta y prácticas usurpadoras de derechos colectivos. La tradición
patrimonialista (mundial, regional latinoamericana o nacional colombiana) a la par de
guerras de sangre ejerció lides que aunque no mortales hicieron de la historia de la
sociedad humana un drama. Las actuaciones de los sujetos promotores del “drama de la
sociedad” (Bonilla) por obra del aprendizaje cultural “socializaron la corrupción” mediante
el “efecto demostración” que sus conductas asociales crearon entre los sectores
subalternizados (Tovar).
Hoy la humanidad cuenta en sus haberes culturales la sumatoria de todo el pasado,
hecho dolosamente o no, por sus ancestros. Habitamos hoy un mundo
característicamente más desarrollado, respecto de todas las épocas históricas que nos
anteceden; los efectos materiales del desarrollo de las fuerzas productivas, acelerado
desde la Revolución Industrial, puso a disposición un mundo seguramente inimaginable
para las mentes primigenias. Empero de que la “moral pública” esté permeada
profundamente por la inequidad presenciamos un estado histórico que por obra de la
globalización de las comunicaciones se ha hecho cognoscible, culturalmente hablando.
Frente al papel jugado aún por las ideologías dominantes existe un frente de resistencia
cultural.
En el pasado, concomitantemente al surgimiento de las diferenciaciones sociales inicuas
surgió su resistencia. El producto cultural de la resistencia a la violencia es la democracia;
símbolo de oposición de la potencia racional frente al dogmatismo y a la intolerancia. El
producto más elaborado y reciente de la democracia al nivel de los individuos es la ética
política (Zuleta; La participación democrática…). Es decir, la democracia es ejercicio
personal. Conforme sabemos que la cultura se transmite, mediante mecanismos elegidos
o no, tenemos que la educación es el medio a través del cual las sociedades humanas del
pasado trasladaron a sus descendientes sus creencias, usos, sus costumbres. Si la
educación actual implementa los logros obtenidos en las luchas por la democracia,
conseguirá demostrar que“los hombres no se contentan con vivir en sociedad, sino que
producen sociedad para vivir” (Bonilla).
3. La ética política es desarrollada por individuos que asumen como propioelderecho
vulneradoa sus Iguales (animales y humanos) porque la esencia del acto victimizador es
la afectación a la democracia. Esforzados por la democracia y accediendo a los logros
sociales reivindicativos del pasado, multitud de individuos de tal tipo dan contenido al
activismo en la forma de las llamadas ONG. Cuerpo cívico consciente de que el desarrollo
personal debe conllevar la ampliación del bienestar a toda la sociedad. Las ONG son el
producto colectivo más elaborado de los individuos con ética política por cuanto de
organización contienen estos grupos. Se considera que el transito hacía la madurez
democrática tiene su alimento en el ejercicio de una ciudadanía de nuevo tipo. El Estado
Social de Derecho como organización política predominante mundial es tal sólo en la
medida en que su ciudadanía posea conciencia administrativa del Estado que le gobierna.
El Estado debería existir para resolver la necesidad de modular aquellos aspectos de la
convivencia que hacen que la sociedad humana sea característicamente compleja. Un
Estado así debe nacer de la sociedad misma por sobre la cual se yergue en condición de
gobierno. En esa sociedad ideal, ciudadano y Estado son lo mismo porque ambos son
regidos por los principios de moralidad colectivista. “Lo propio es lo colectivo” (Silva
García). Siendo así, la “desviación del deber” prevalecerá en las mentes como conducta
auto reprochable. Delitos contra la administración pública no serán por excelencia los
hechos que conlleven premeditación si no también aquellas actuaciones que no hayan
sido antecedidas por el principio de la “evitación de daños” (op. cit); es decir y, volviendo
a la realidad: el marco legislativo contra la corrupción existe para castigar a los adalides
contemporáneos de la cultura de la corrupción
pero una verdadera sociedad civil
generadora de su propia organización y mecanismos de regulación colectiva debería
propender por hacer de la educación un frente de reproducción de ideales
verdaderamente públicos. La existencia del sistema penal partede nuestras raíces
problemáticas y usa ingentes cantidades de dinero para contrarrestar a la cultura de la
corrupción. Es decir, se toma del “bien público” lo poco que de él queda después de haber
sido “transgredido” por los individuos que sujetos a proceso judicial hacen su razón de
existencia.
En el artículo denominado Democracia y participación su autor propone que la
“participación” popular que se rinda a partir de la efectiva apertura democrática dada en
ésta época supere el marco legalistade los “derechos” promovidos por el Estado. Aquella
participación para ser tal debería surgir de una“organización” convenida en aras a
construir cultura popular. Sujetos a la idea de la participación ciudadana creemos que la
sociedad civil debe resurgir en sí y para sí misma, de modo que ello demuestre que el
Estado es una parte de la sociedad pero de ninguna manera parte suprema u
omnipotente respecto del resto de la sociedad. El vigor críticoque pueda desarrollar
aquella parte social no implicada directamente en el accionar estatal será la garantía de
que el Estado no sea tomado por intereses personalistas y/o sectoriales; la noción
moralidad de la función pública supone el ejercicio de principios tendientes al
4. favorecimiento del “bien común”; pero si el común no asume que control, denuncia,
exigencia, análisis sean constantes en su relación con el Estado y que sólo es viable tal
supervisión trabajando agrupada y organizativamente para ello, la tradición artera que nos
exprime, deshumaniza y subestima hará mellas más profundas que las hechas ya.
Procederemos ahora a explicar por qué creemos que los profesionales archivistas de
corte estatal-administrativo servimos para ejercer dentro de tal ámbito nuestras
obligaciones sociales.
La historia de la Archivística no tiene, respecto de la historia de los archivos, la misma
edad sin embargo de ser aquella su causa. Archivística es un concepto teórico que
responde a un determinado ejercicio profesional que posee hitos conceptuales que
integran un particular tiempo histórico; dicho con los términos de Vivas Moreno: “un
espacio de racionalidad histórica” propia. La Archivística tuvo paulatino desenvolvimiento
de elementos, modernamente considerados, científicos: concomitante a la existencia de la
justificaciónadministrativa que la guiaba (etapa pre archivística), vivió la creación y
consolidación de acervos cada vez más consolidados, auspiciados por la superación de
sus determinados problemas técnicos. La Archivística tuvo su quehacer “… a remolque
de la praxis administrativa” (Quevedo). Según Quevedo no es tema debatible el que la
Archivística sea o no ciencia debido a que “…no existe ciencia acabada, pues le es
inherente el concepto de evolución, de movimiento, de progreso”.
Según todos los autores consultados la Archivística dio el salto a la categoría de ciencia
cuando formuló los dos principios pilares de su proceder técnico. A partir pues del siglo
XIXel manejo de los archivos tuvo en su ejecución un corpus conceptual que superó a su
ancestro meramentepráctico. Afirma Quevedo que sólo mediante la antigüedad del
camino histórico recorrido por generaciones de practicantes en el manejo de archivos, en
la hora actual es posible afirmar que la Archivística existe como ciencia. Ésta se
desarrolló al punto de lograr algún grado de maduración teórica respecto de las
soluciones dadas a problemas prácticos, propios a la existencia única de los archivos. Es
decir, en los avatares de sus orígenes y existencias multilocales los administradores de
las funciones de los archivos descubrieron problemas específicos a sus objetos de interés
y actividades, de manera que debieron crear las maneras idóneas a su superación, siendo
que al final, a hoy, tenemos a cuenta de ello un cuerpo estructurado de principios y
procedimientos que pueden ser considerados característicamente científico-archivísticos.
Así fue que los archivos que surgieron ligados al Estado generaron una Archivística de
cuño institucional, en la cual los Archiveros fueron sinónimo de autenticidad (Podgorny).
En la praxis reglamentada actual los archivos deben rendir apoyo al “organismo”
institucional. La Archivística no existe sin la mediación reglamentaria del Estado; Estado
que ha creado prolijos cuerpos normativos esencialmente obligantes respecto de la masa
profesional que abarcan, es decir al personal de archivos (verbigracia Ley 1409 de 2010
5. en Colombia); normas que reglamentan parámetros a la operatividad. Elaboraciones
teóricas para funcionamiento de organizaciones especializadas mediante prácticas
complejas de manipulación de materiales documentales; pormenores técnicos que
defienden demandas de purismo procedimental. Subprincipios tales como seguridad,
independencia, funcionalidad y dignidad (Villa Ayala)complejizan el desenvolvimiento
disciplinar de la Archivísticay se erigen indispensable a la existencia de la institucionalidad
porque el papel de los archivos es el de ser productores del factor eficiencia en el logro de
la eficacia gubernativa.
Los archivos considerados como “sistemas de información” (Vivas Moreno) surgieron
durante la segunda mitad del siglo XX. Llevados de la mano de las necesidades del
contexto administrativo estadounidense a cierto cuantioso grupo de Archivistas los rige la
doctrina del Record Management, cuya orientación tiene por meta la creación de vacíos
Archivistas cual “mecánicos del instrumento documento” (Suarez Pinzón; La
interdisciplinariedad saboteada…). Sus “crisis de conciencia” (Vivas Moreno) no dejan de
estar circunscritas al ser del Estado burgués; forma de gobierno político correspondiente
al modo de producción capitalista industrial. Archivística al servicio de la “eficiencia” y la
“rentabilidad”de un sistema socio-económico dominante, excluyente e insaciable de
recursos naturales y de fuerzas humanas, y que priva de su derecho a existir al
mismísimo Medio Ambiente sin el que nada puede existir.
La Archivística debe servir como productora de valoraciones en permanente proyección
temporal, debe reproducir la vida. No sirve al “bien común” si se ejerce cualpráctica
primaria en pos de mantenerse accesible al interés utilitario, permitiendo instrumentalizar
el saber científico que se aduce de la Archivística. Máxime cuando se supone que la
“función jurídico-política” (Vivas Moreno) es un período superado en la Historia cultural de
la Archivística.
Por constituir la mentalidad de Francisco Fuster Ruiz estereotipo de tal visión de la
Archivística queremos detenernos en algunas de sus consideraciones. Por
ejemplo,documento de archivoes para él el documento de interés archivístico; pero como
lo archivístico es no más que lo “jurídico” y lo “administrativo” se deduce exclusiónoperada
sobre las expresiones variasproducidas por las sociedades humanas. Al hacer así
sacralización del documento jurídico le asigna “expresión testimonial” equiparando las
huellas materiales de la humanidad con aquellas interesadas producciones textuales
en forma de papeles de oficina; a ese tipo de documento le otorga “fe pública”; lo
refuerza con otros conceptos propios del mismo léxico político : “autenticidad”,
“imparcialidad”, como elementos de orden interno del documento de archivo. Afirma que
esos documentos de archivo no son “subjetivos”, que no conllevan a la hora de su
generación intenciones “críticas” o de “valoración”. Lo afirmamos porque, humildemente
nos preguntamos, si valiera entre gente en etapa adulta preguntarse, ¿existe alguna
huella material de la humanidad que no sea producto del ejercicio de propias
6. subjetividades, valoraciones, críticas, visiones propias de ver o para querer ver al
mundo?.Fuster llama la atención sobre que la gestión documental propia de los archivos
(diferentes de otros centros de documentación) no debe signarse de las coordenadas
propias de la disciplina histórica, que los archivistas “…deben dejar de considerarse
historiadores”. Juzgamos esto como una explosión apasionada del autor; posición exenta
de la sobriedad que posee la orilla explicativa propia de los análisis científicos. Casi que
Fuster intenta revivir el “jusarchivi” de los oligarcas romanos, casi que resucitar a Troche
Zúñiga y Porras Huidobro con sus “razones” de “superioridad” “intelectual”; posiciones que
hace propias respecto de afirmar la “necesidad” de “confiar” los archivos a los “capaces”
e “inteligentes” en el entendido de ser aquellos que cumplan el perfil meritorio del dar
cuenta –léase respaldo- a la “matriz jurídica” de los archivos, como lo hicieron los sectores
dominantes de la Roma clásica, por ejemplo, quienes a “personas sagradas” daban la
“custodia” de los papeles que “garantizaran” sus “derechos” auto atribuidos.
En conclusión. Fuster maneja el acervo existente en la actualidad, sí lo que se pide a los
estudiosos de los archivos es responder a las exigencias informacionales y
comunicacionales del sistema político y económico del régimen de producción imperante
en nuestra sociedad Occidental. Seguramente capacitará discípulos, más no jóvenes
observadores críticos del ordenamiento social tradicional. Fuster infunde una visión de
archivo cuya existencia sólo es posible mediante la existencia del ordenamiento elitista
vigente, una necesidad de memoria a la sombra del poder político y económico, aunque
pretendidamente “democrática”. Por lo menos no desvió en su discurso a señalar
alternativas de otro uso.
Nosotros propendemos por conocer lo que de humano reposa en los archivos y no nos
referimos a las fuentes documentales. Proponemos una ciencia que busque conocer qué
entienden nuestr@sfuncionari@s de archivos del acto diario que se constituye en
actividad económico-social, de modo que ello sirva para pensar lo que de necesario, en
términos sociales, requiera la Gestión documental; empezar por comunicar a las gentes
sobre la función social de sus actividades;formarfuncionarios que sean capaces de servir
a la necesidad de información que tiene la sociedad.
La humanidad ha avanzado de mano de los Archivistas en el reconocimiento universal de
su derecho a conocer de primera mano y sin dilaciones los datos con que opera el
Estado.La Declaración universal de DD.HHlo incluye.Más recientemente el ICA que fuera
creado por la UNESCO solicitó al pleno de la Asamblea de su gestor, se acogiera al
reclamo asociativo de Archivistas de todas partes del mundo interesados por hacer notar
que “ (…) más allá de las fronteras nacionales” las sociedades humanas compartimos la
necesidadde conocer nuestro pasado y enterarnos de los rumbos de nuestro presente.
Los archivos permiten ello, los Archivistas servirían para ello y, serían un deber
implementar en cada nación lo indispensable para desarrollar sistemas nacionales de
archivos. Aún mejor,los archivistas debemos generar archivos allí donde las necesidades
7. de la lucha por la democracia claman la presencia de investigadores que ejerzan
incesantemente la “ética del Archivista” (Suarez Pinzón), y hacer que el Estado y la
sociedad los identifiquen como parte y obra de la construcción social. Generar lideres
Archivistas que investiguen al interior de la práctica archivística que se desarrolla en los
archivos municipales; reformular en caso de ser necesario y en base a los datos
aprontados políticas de sensibilización archivística; que se creen sistemas que evalúen el
grado de conocimientos dominados por los funcionarios respecto de lo que les civismo
que les compete. Enseñar que “la educación es un campo de combate” (ZuLeta) para
responder al cLamor del Maestro Hermes: “Quisiéramos preguntar a toda esa masa de
desarrapados, inmersos en su individualismo o en sus Comunidades, sobre la moral y la
esperanza que estructuraban su miseria”.
Los Archivistas manipulan objetos importantes, trascendentales. No sobre todo para la
Historia. Sino porque del ejercicio profesional idóneo depende la asertiva ubicación de los
datos que necesitan las gentes o para sugerir a quienes no saben que existen o no saben
cómo llamarlos las informaciones que promuevan el autoconocimiento del individuocolectivo, que es lo mismo, sea para reforzar el estado político que habita o para
recomponerlo.
*
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