2. LA HOJA
• Debido al metal impuro se
origina el método de
fabricación, que consiste en
calentar el metal hasta su
punto de fusión haciendo el
ladrillo de metal más fino y
alargado.
• Cuando el ladrillo alcanza el
doble de longitud, se dobla
sobre sí mismo hasta obtener
el mismo ladrillo que al inicio,
pero con dos capas de acero
entre sí.
3. LA HOJA
• Este proceso se repite como
mínimo doce veces, obteniendo
un ladrillo de la misma longitud
pero con una cantidad de capas
de entre 256 y 4096.
• En el proceso se van eliminando
las impurezas como el carbón y
las burbujas de aire, y lo que
queda se reparte uniformemente
en todo el metal, obteniéndose
un acero muy flexible, lo cual
sirve para absorber golpes y
aumentar la durabilidad en
combate.
4. LA HOJA
• Sin embargo, el filo de la espada debe ser muy duro, para lo
cual se utiliza otro acero, con menor cantidad de doblajes,
obteniendo un acero más carbonatado que lo hace
extremadamente duro, aunque más frágil.
• El ladrillo se golpea hasta obtener la anchura del lomo de la
hoja, y del lado del filo, hasta que quede de un ancho de pocos
milímetros, y se le da la forma de la punta.
• Luego se pule la hoja con piedras de afilar de diferentes
grosores.
5. LA HOJA
• Luego se templa el acero, que consiste en elevar la
temperatura de la hoja hasta el punto de austenización,
para después introducirla en agua fría de modo que se
enfríe rápidamente, lo cual le da al acero una dureza
extrema.
6. LA HOJA
• Finalmente se pule en un proceso delicado y lento. Se
va pasando la hoja por sucesivas piedras cada vez más
finas, requiriendo horas de trabajo por cada centímetro
de la hoja. Un pulido inexperto puede arruinar su
simetría.