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ANTOLOGÍA: UNA VISIÓN INTEGRAL DE CUENCA EN LA REGIÓN
LAGUNERA
(Una Propuesta Hemerográfica).
Junio 28 2010
Este trabajo de recopilación y selección de 16 autores, se presenta a manera de memoria, es
decir como una propuesta de sistematización en los asuntos referentes al medio ambiente,
dirigido especialmente a la temática del agua en la Laguna, en función de la denuncia por la
sobreexplotación de los acuíferos y con un enfoque de cuenca, a partir de documentos publicados
en la prensa regional.
Partimos de las experiencias y de las elaboraciones teóricas, opiniones y/o aportaciones de los
autores comarcanos que enriquecen el horizonte de lo que concebimos y pretendemos para
nuestra región.
Basándonos fundamentalmente en los dos diarios principales de la ciudad: El Siglo de Torreón y La
Opinión Milenio.
“Se pensaba que el problema ecológico se iba a presentar fundamentalmente en las costas y que
en el desierto no habría ningún daño”.
Y es que la pérdida de la diversidad se ve también manifiesta en un detrimento de la cultura.
Palabras de Salvador Morales del Centro de Capacitación de Desarrollo Sustentable CECADESU, el
17 de Octubre del 2009 en Gómez Palacio Dgo.

CONTENIDO:
Página
1. ESCENARIOS SOBRE EL CASO DE LA SOBREEXPLOTACIÓN EN LA LAGUNA
1.1. Delimitaciones Generales………………………………………………………………….
Antecedentes:
1.2. Moradores de la Antigua Laguna……………………………………………………….
1.3. Nuestras Referencias…………………………………………………………………………
1.4. Ubicación y Realidad…………………………………………………………………………..
1.5. Datos Elocuentes……………………………………………………………………………….
1.6. Reflexión y Voluntad de Acción…………………………………………………………
1.7. El Agua: un Problema Complejo………………………………………………………..
1.8. Un Caso Semejante al de La Laguna………………………………………………….
1.9. La Lucha por el Agua………………………………………………………………………….
1.10. Alertas ante el Desastre Lagunero…………………………………………………..
1.11. ¿Genera Beneficios Invertir en Forrajes en La Laguna?.......................

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2. LA LAGUNA
2.1. Recursos y Potencialidades……………………………………………………………….
2.2. Estudios Sobre el Agua en la Laguna………………………………………………..
2.3. Paisaje y Turismo en la Comarca……………………………………………………….
2.4. Los Valores en la Laguna…………………………………………………………………..

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3. ELEMENTOS RIPARIOS
El Río:
3.1. ¿Qué es un Río?..................................................................................
3.2. Apropiación y Despojo……………………………………………………………………
3.3. Ríos Vivos………………………………………………………………………………………..
3.4. Nuestro Nazas, un Río Vivo……………………………………………………………
3.5. Ríos, Acuíferos y sus Interconexiones……………………………………………

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4. LAS PRESAS
4.1. Presa del Tigre………………………………………………………………………………..
4.2. Presa del Cañón de la Cabeza…………………………………………………………

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5. EL USO DE LOS RECURSOS
5.1. Su Conservación……………………………………………………………………………..
5.2. Pérdida de los Ecosistemas…………………………………………………………….
5.3. Nuestro Hábitat……………………………………………………………………………..

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6. BIODIVERSIDAD
6.1. Biodiversidad y Existencia………………………………………………………………
6.2. La Riqueza de Nuestro Entorno……………………………………………………..
6.3. La Devastación de la Diversidad…………………………………………………….
6.4. Zona Metropolitana y Biodiversidad……………………………………………..
6.5. Crisis de Biodiversidad: la Ganadería…………………………………………….

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7. LAS RESERVAS LAGUNERAS
7.1. Generales………………………………………………………………………………………
7.2. Áreas Naturales Protegidas…………………………………………………………..
7.3. La Reserva de Mapimí…………………………………………………………………..
7.4. Jimulco: Los Antecedentes…………………………………………………………
7.5. Jimulco: Referencias y Escenario Actual………………………………………

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8. LOS PROBLEMAS
8.1. Cambio Climático…………………………………………………………………………..
8.2. Historia y Realidad del Cambio Climático………………………………………
8.3. El Arsenicismo……………………………………………………………………………….

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9. LA CUENCA
9.1. Conservemos la Cuenca……………………………………………………………….
9.2. Visión Integral………………………………………………………………………………
9.3. Reseña de Forma y Fondo sobre la Cuenca…………………………………
9.4. Sustentabilidad de la Cuenca del Nazas y el Aguanaval……………….
9.5. La Cuenca Baja: Agricultura y Ganadería……………………………………..
9.6. La Cuenca Alta: un Experimento de Bosque……………………………….

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10. MODELO ECONÓMICO REGIONAL
10.1. La Región Ayer y Ahora………………………………………………………………

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10.2. Modelo desde un Enfoque Incluyente………………………………………
10.3. Planeación Económica………………………………………………………………..
10.4. Economía/Ecología………………………………………………………………….
10.5. Nuestro Patrimonio: el Capital Natural…………………………………….
10.6. Desarrollo Regional…………………………………………………………………..
10.7. El Caso Torreón en Números……………………………………………………
10.8. Establo Verde……………………………………………………………………………
10.9. Agro combustibles en la Laguna: una Nueva Amenaza…………..
10.10 Tecnologías y Producción Agropecuaria………………………………….
10.11 La Agricultura y la Ganadería…………………………………………………..

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11. PROPUESTAS
11.1. Cambios en la Percepción Ambiental……………………………………….
11.2. La Educación Ambiental…………………………………………………………..
11.3. Alternativas Ambientales…………………………………………………………
11.4. Vivir el Espacio Citadino……………………………………………………………
11.5. Jardines Ecológicos Municipales………………………………………………
11.6. Los Empresarios y el Medio Ambiente…………………………………….
11.7 Revivir el Nazas………………………………………………………………………..
11.8. La Recarga de los Acuíferos……………………………………………………..
11.9. Construyendo un Futuro Común…………………………………………….

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12. LA CIUDADANÍA
12.1 Preocupación Ciudadana…………………………………………………………
12.2. Naturaleza y Participación de Género…………………………………….
12.3. Participación Ciudadana………………………………………………………….
12.4. La Ciudadanía opina………………………………………………………………..
12.5. Ciudadanía e Identidad Local…………………………………………………..
12.6. El Encuentro Ciudadano Lagunero………………………………………….
12.7. Diálogo de los Ciudadanos con los Tomadores de Decisiones..

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13. QUIMERAS
13.1. Fuentes Alternativas………………………………………………………………
13.2. Planta Potabilizadora………………………………………………………………
13.3. Una Amenaza: las Potabilizadoras………………………………………….

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14. GOBERNABILIDAD
14.1. Vacío Institucional ante el Problema del Agua……………………….
14.2. Proyecto de Rehabilitación del Nazas…………………………………….
14.3. El Parque en el Nazas……………………………………………………………..

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15. POLÍTICAS PÚBLICAS
15.1. Elaborando la Agenda Ambiental……………………………………………
15.2. Los Municipios como Ejes del Desarrollo………………………………..
15.3. Realidad Económica Municipal………………………………………………..
15.4. Planeación Pública en La Laguna…………………………………………….
15.5. Gobernanza Ambiental: Nueva Fórmula de Planeación………..
15.6. Gobernanza Ambiental: Una Participación Real…………………….

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16. DENUNCIA POR LA SOBREEXPLOTACIÓN DE LOS ACUÍFEROS….. ………………

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Autores en esta Antología:
Francisco José Amparán
Pedro Arrojo Agudo
Magdalena Briones Navarro
Carlos Castañón Cuadros
Yamil Darwic
Mario Gálvez Narro
Arturo González González
Gerardo Jiménez González
José María Mena Rentería
Juan Carlos Parga Torres
Luis Felipe Rodríguez
José Luis Romo Ayala
Walid Sabag Navarrete
Edgar Salinas Uribe
Francisco Valdés Perezgasga
Manuel Valencia Castro

1. ESCENARIOS SOBRE EL CASO DE LA SOBREEXPLOTACIÓN EN LA LAGUNA
1.1. Delimitaciones Generales.
del

Rodríguez , Luis Felipe. “La Defensa del agua y las lecciones
Nazas”. Periódico Kiosco. N° 45. Noviembre del 2008.

El Agua es la vida. El agua es el recurso natural más importante para la conservación de las
especies.
La teoría de la evolución nos señala que la vida se originó en el agua.
La especie humana al igual que todas las especies, tiene sus antecedentes más remotos en
aquellos microorganismos cuyo hábitat es el agua. De hecho, son famosos en Cuatrociénegas los
trilobites, artrópodos existentes en las pozas, ya que a través de estudios científicos se ha
4
comprobado que son microorganismos vivientes de origen paleozoico, cuyo estudio nos permitiría
comprender el origen de la vida terrestre.
Si lo vemos desde la perspectiva de los seres humanos, diremos que alrededor del 70% de nuestra
constitución física es agua.
Y por el lado planetario, sabemos que también alrededor del 70% de la superficie de la tierra está
compuesta por agua. Sabemos también que de este porcentaje, el 97% es de agua salada, y el
2.5% es de agua dulce, y el 0.5% es de humedad superficial y vapor de agua en la atmósfera. El
agua es pues de todos. El Agua es un bien común, como el aire y como debería ser la tierra. ¿Por
qué el agua aparece ahora como un bien susceptible de ser apropiado?
¿Por qué al agua se le quiere dar la connotación de mercancía, y por tanto sus precios sujetarse a
la ley de la oferta y demanda?
¿Por qué en algunos estados y municipios el gobierno abdica su función de administrador y
regulador del recurso agua y lo han concesionado a empresas privadas? ¿Por qué aparece en
nuestros tiempos como gran negocio la venta de agua embotellada?, etc.
Son algunas preguntas que nos deben llevar a la reflexión de se efectivamente el agua en tiempos
neoliberales continúa siendo un bien común.
En el libro: “La gota de la Vida” de la Fundación Heinrich Böll, Silke Hefrich en la Introducción nos
dice: “No hay que olvidar que el agua es, efectivamente, agua para tomar, cocinar, o bañarse a la
vez que es y tiene que seguir siendo lluvia, nieve, hielo, ríos, lagos mares y acuíferos habitados por
microorganismos, plantes y animales. El agua de los humedales, ríos y mares, forma parte
fundamental de ecosistemas indispensables para la ecología de todo el planeta. El agua es tan
vieja como la tierra misma. Entre todos los que en este planeta habitamos, la recibimos de
herencia. Herencia que implica la imposibilidad de poseer el agua, así como la obligación de
conservarla para nuestros herederos”, así también nos señala que:
“Los bienes comunes, son una categoría de la economía política y forman parte de los bienes
públicos, implican teóricamente la no exclusión, es decir, a nade se le limita el acceso a dichos
recursos”.
Algunos estudiosos de la geopolítica mundial, nos han estado advirtiendo sobre la importancia
estratégica de los recursos, ya no tan sólo del petróleo y otros minerales y materias primas, sino
del recurso agua, ya que siendo un elemento indispensable para la vida, es por lo tanto un objeto
presente y futuro de los afanes mercantiles de los grandes consorcios internacionales, ligados a los
magnates nacionales y regionales. El proceso paulatino de apropiación del recurso agua, no ha
sido pacífico, la lucha por el agua, sobre todo en la Laguna, ya ha sido documentada en diferentes
medios impresos y virtuales, regionales, nacionales e internacionales (periódicos, revistas y libros).
Como todo proceso concentrador de los recursos, sus secuelas se han dejado sentir: por el lado
del uso urbano tenemos problemas de acceso, de disponibilidad, de calidad, de administración
etc. y por el lado del uso agrícola, tenemos también el problema de la administración del recurso,
(falta de transparencia, racionalidad, honestidad). El uso depredador del agua subterránea y
rodada ha generado los desequilibrios entre el consumo y la recarga, tenemos además la
inoperancia actual de las presas y canales revestidos.
Debemos simplemente volver a lo básico: cumplir con la ley, limitar la extracción , equilibrarla con
la recarga, dejar correr permanentemente el agua del Nazas y que la naturaleza con una pequeña
ayuda de sus amigos haga el resto.
Antecedentes:
1.2. Moradores de la Antigua Laguna
Briones Navarro, Magdalena. “Moradores de la Antigua
5
Laguna”. El Siglo de Torreón. Mayo 23 del 2007.
¿Quiénes vivían en esta región ( De La Laguna), de dónde vinieron los habitantes (de esta
comarca)?
Nuestro historiador, ingeniero Alfonso Porfirio Hernández, basándose fundamentalmente en el
Archivo General de la Nación y en los escritos que dejaron los jesuitas, nos dice que “en la última
década del siglo XVI, cuando llegaron los jesuitas a realizar la conquista del desierto lagunero, los
españoles tiempo atrás habían sentando sus reales en la Región de Cuencamé, donde tenían
ranchos ganaderos”.
En cuanto a los naturales, nos dice que los tobosos, habitaban en Mapimí y recorrían el bolsón del
mismo nombre. Esta tribu se caracterizó por ser nómada, muy belicosa y cruel; constantemente
atacaba a las tribus del valle, con las que tenía gran revalidad.
Los tobosos no tenían religión, poseían creencias, eran supersticiosos, hablaban el toboso,
andaban desnudos, eran grandes cazadores con el arco y la honda, muy golosos para la carne, les
gustaba el baile (mitote), en general tenían las mismas costumbres que los irritilas,
distinguiéndose por ser belicosos, crueles y de mal natural, matadores y robadores.
Fue una tribu muy numerosa, y en su forma de vida y costumbres, tuvieron gran influencia de los
tepehuanes, como sucedió con las demás tribus. Los padres trabajaron mucho con el fin de
domeñarlos y catequizándolos…
En 1651 el padre José Pasquel expresa: “En este tiempo le vino la orden del gobernador para que
entrase con al gente que se había levantado de guerra, así españoles como indios al castigo de los
tobosos, capa única de todos los males que han hecho por tantos años…”
“El tres de septiembre de 1669, el capitán general del Reino de Nueva Vizcaya, dirigió una carta a
Jon Joan Antonio de Sarria, alcalde mayor de la Provincia de Saltillo y Valle de Parras, donde le
comunica que el podre Acosta logró poner en paz a los principales capitanes de la nación tobosa.
Que hoy los ha transformado el santo en mansos corderos y viven sentados en paz habrá dos
años”.
De los irritilas, Santos Valdés habla de que estaban asentados en un sitio llamado Ximulcox (el
actual Jimulco), que equivale a viento fuerte; sin embargo, los padres los sitúan diseminados por
los actuales municipios de Gómez Palacio, Torreón y Parras, esta tribu y los tobosos, fueron los
mas nombrados de los que habitaron La Laguna; hablaban irritila y algo de mexicano, eran
nómadas, andaban desnudos, no tenían religión, eran supersticiosos, poseían creencias; les
gustaba el baile (mitote); eran grandes cazadores con la honda y la flecha, les gustaba comer
carne; no eran antropófagos, comían carne de venado, de pato, de liebre, pescado, así como
productos vegetales; eran polígamos, la mujer cuando se cansaba de vivir con un hombre se iba
con otro; sentían gran respeto por las cabezas de venado, le lloraban y lanzaban lamentos a los
muertos; mataban a sus hijos por superstición; en cado de una epidemia, mataban al primero que
se enfermaba; cuando la mujer daba a luz, el hombre era el que guardaba cama y dieta durante
veinte días.
De los mexues y ocoles sólo se sabe que la misión de San Pedro se fundó con estas tribus que
habitaban la región.
Los zacatecos eran vecinos de los laguneros, desde Parras hasta cerca de Durango. Hablaban el
zacateco, vivían en comunidad formando pequeños clanes; la mujer vestía una faldilla de cuero
hasta la rodilla, el hombre se cubría el frente, usaban vendas en la frente; se tatuaban y pintaban
su cuerpo; reverenciaban al sol y creían que todos sus males se los ocasionaban las estrellas;
creían que en el río y en las lagunas habitaba un genio al que llamaban Chan, el que surgía de las
aguas en forma medio hombre y medio animal.
No tuvieron mayor influencia sobre los pobladores de la Región de las Lagunas.
6
Los tepehuanes: esta tribu fue muy numerosa y estaba diseminada en toda la Provincia de Nueva
Vizcaya. Hablaban el tepehuno, eran idólatras, supersticiosos, vivían en comunidad, vestían ripa
de lana y algodón. Sus sepulturas eran redondas y enterraban a sus difuntos sentados y les ponían
sus arcos, flechas, cuernos y tecomates (vasijas redondas) y alguna comida.
Lenguas: la mayor parte de los indios que habitaban esta gran región, tenía un tronco común,
puesto que entendían y “champurraban” el mexicano, “ello facilitó que el evangelio tuviese mas
fácil entrada en tierras donde tantas lenguas hay ten varias y diferentes unas de otras.
1.3. Nuestras Referencias
Briones Navarro, Magdalena. “Preocupación generalizada
por el agua III”. El Siglo de Torreón. Julio 2 del 2008
(Éramos) una planicie de inundación…por lo general muy fértil debido al limo arrastrado por las
corrientes fluviales y depositado en ella. (Así,) la tierra renueva anualmente su riqueza.
Los españoles a su llegada a estos parajes, después de recorrer inhóspitos lugares, bendijeron la
abundancia de agua y la fertilidad de muchos terrenos. Su manera de abastecerse era distinta:
bosques y plantas del desierto fueron arrasados para sembrar gramíneas: alimento de ganado
mayor, inexistente en la región hasta su llegada y para los mismos hombres.
La siembra obviamente no abarcó toda la región por la vastedad de los territorios en propiedad,
primero de la Corona y luego de particulares, adquiridas por merced real a precios irrisorios, los
que no estaban provistos en su totalidad de agua suficiente y segura. Se concentraron en las
mejores, implantando entre los naturales pacíficos o pacificados que quedaban, tecnologías,
lengua, costumbres y religión. Como la suma de ambas etnias era muy limitada, la naturaleza
proveyó para todos, aunque el reparto fue inequitativo y diferenciado con respecto al bien común.
A las quiebras sufridas repetidamente por los herederos de estos territorios, después de ventas
sucesivas a diferentes compradores, se rompió el latifundio con el resultado de una nueva unidad
de producción, menos extensa: la hacienda, siempre orillada a las corrientes de los ríos.
En un clima caliente y seco, tierra rica, agua sobrada y un mercado abierto nacional e
internacional, luego favorecido por los ferrocarriles, se sembró algodón por nacionales y
extranjeros, al grado de quedar como monocultivo.
A fines del siglo XIX comienzan y se agudizan los pleitos por el agua. Cada quien quedaría asegurar
el fruto de sus tierras ya sembradas o por sembrar de de ser posible ampliarlas. Terminaron a
balazos entre los abajeños a quienes no llegaba la suficiente, a veces ninguna, y los alteños que
tomaban siempre toda la posible de atajar. El Gobierno Federal tuvo que intervenir para tratar de
hacer justicia mediante la reglamentación del uso del agua.
Se regaba por entarquinamiento, sistema consistente en construir bardas alrededor de
extensiones diferentes, capaces de almacenar el volumen necesario para empapar el suelo a una
profundidad que asegurara la siembra, el crecimiento y recolección de frutos, con un escaso o
ningún riego de auxilio. Durante la utilización de este sistema se computó una media de 93,000
hectáreas de siembra anual, ajustándose a la cantidad surtida por los ríos.
Cuando el agua era excesiva, seguía sus cauces hasta desaguar en las lagunas que antes eran
varias guardando humedad en mayores extensiones. De esas lagunas, por las que la Región tomó
su nombre, no queda ninguna.
Invitados por el “boom” del algodón y la facilidad de transporte, comenzaron a llegar de muchas
partes, mexicanos y extranjeros con distintos oficios y profesiones, aumentando la cantidad de
servicios.
7
Para el cultivo del algodón se necesitaba una gran cantidad de mano de obra: la estable
“acasillada” y la de los estacionales para las pizcas, mucho más numerosa, peor pagada, menos
servida y más desestimada.
Ante lo injusto de la distribución de la riqueza, debió acumularse un gran resentimiento entre los
desfavorecidos, que hizo crisis durante el mandato presidencial del General Cárdenas, quien llevó
a cabo el reparto de tierras. La antigua peonada y administradores especializados en el trabajo,
tuvieron a bien integrarse en uniones, muchas de las cuales, al principio, llegaron a producir más
pacas por hectárea que los privados. La bondad de adjudicar tierras a más población necesitada,
se opacó ante la voracidad y corrupción instalada desde las Secretarías, los Bancos, la burocracia y
algunos dirigentes campesinos, cuya corrupción fue ilimitada e incontrolable. Añádase el desastre
final del ejido.
Por otra parte, los “técnicos” no acertaron a calcular se la extensión repartida podía estar
suficientemente surtida en agua. Se privilegió al Ejido con el agua del Río Nazas (pero) no fue
suficiente. Entonces los pequeños propietarios y luego los ejidos mismos comenzaron a perforar
para surtirse del agua del subsuelo. No hace mucho había más de 3,000 norias.
Jamás se hubiera podido pensar entonces que tan privilegiadas regiones terminarían en una
progresiva desertización, ni por factores naturales, ni por intervenciones humanas.
1.4. Ubicación y Realidad
Jiménez González, Gerardo. “¿Por qué nos preocupa el medio
ambiente?”. El Siglo de Torreón. Octubre 29 del 2008.
…los laguneros tenemos el privilegio de vivir en La Laguna por el acceso que tenemos al agua
dulce, de hecho, es la región en todo el Desierto Chihuahuense mexicano (esto en una superficie
de mas de 400,000 km2, desde el Norte de Guanajuato, hasta el corredor fronterizo de ChihuahuaCoahuila con los Estados Unidos), que dispone de un mayor volumen de agua por unidad de
superficie, condición que la mayor parte desconocemos como habitantes de esta ecorregión.
Pero la cuestión del agua, al igual que sobre los otros recursos naturales, no debe verse como un
recurso aislado, sino en su dimensión integral, en este caso como un recurso que se genera y
distribuye a nivel de cuenca hidrográfica, entendiendo por ésta, aquél espacio geográfico drenado
por un escurrimiento importante.
Vivimos dentro de la cuenca de los ríos Nazas-Aguanaval, que abarca 104,975 Km2, donde se
disponen de 3,465.3 Mm3, 867.3 Mm2 provienen de la recarga de 27 acuíferos subterráneos y
2,598 Mm3 de escurrimientos superficiales; de ellos se utilizan 3,164 Mm2, de los cuales, 2,959
Mm3 se aplican en actividades agropecuarias. Un mundo de agua sobre la que los laguneros
consumimos el 56 % sin producirla, recurso que ya quisieran otras regiones del norte de México.
Ciertamente, la disponibilidad de este recurso, ha constituido el soporte del crecimiento
económico regional durante las últimas dos centurias, cuando a partir de 1830 se empieza a
utilizar para el riego del cultivo (del algodón) en las extensas planicies cubiertas por suelos fértiles,
iniciando lo que después fue en emporio agrícola generador del llamado “oro blanco”, y
actualmente de la principal cuenca lechera del país.
El agua permitió la expansión urbana, donde se asienta la mayor parte de la población lagunera,
asegura el suministro para la industria y los servicios, es pues, el recurso clave para el desarrollo
económico y social de La Laguna.
Pero quizás este privilegio no lo hemos sabido dimensionar los laguneros (como tampoco lo es que
aún contemos con reservorios naturales de biodiversidad en buen estado de conservación), ya que
nos venimos destacando como vencedores del desierto, como usuarios irresponsables que
8
obtenemos reconocimientos nacionales e internacionales en el manejo (que calificamos)
desastroso del recurso.
1.5. Datos Elocuentes

Valdés Perezgasga, Francisco. “La Laguna: una vista rápida a la
situación del agua”. Torreón Coah. a 24 de Junio del 2010. Día de
San Juan.

La Comarca Lagunera se ubica en los estados mexicanos de Coahuila y Durango en el corazón del
Desierto Chihuahuense. La lluvia promedio anual es de 250 mm (250 L/m2) mientras que la
evaporación supera los 2500 mm (2500 L/m2). El establecimiento de un gran núcleo de población,
que supera el millón y medio de habitantes se debe a la existencia de los dos ríos endorréicos más
grandes de México: el Nazas y el Aguanaval.
En La Laguna, según cifras oficiales[1], se extraen del acuífero cada año novecientos treinta y un
millones metros cúbicos de agua aún cuando sólo existen concesiones para extraer seiscientos
cincuenta y un millones de metros cúbicos anuales. Según la Comisión Nacional del Agua, el 83%
del agua extraída se destina a actividades agropecuarias, fundamentalmente para la producción de
alfalfa y otros forrajes que sostienen a la mayor cuenca lechera de México, con una producción
que supera los seis millones de litros de leche al día y que la surte a mercados lejanos de todo el
territorio mexicano. Las principales empresas que compran la leche lagunera son el Grupo Lala,
Alpura, Chilchota y Nestlé. Menos de 2% de esa agua será usada en la industria y el resto, en usos
domésticos y urbanos [2]. Según los investigadores de la Universidad de Twente, Holanda, A.Y.
Joekstra y A.K. Chapagain [3] producir una tonelada de leche en México requiere de 2382 metros
cúbicos de agua, esto equivale a emplear 2450 litros de agua para producir un litro de leche.
Al acuífero del que extraemos esos volúmenes le llegan cada año quinientos diecinueve millones
de metros cúbicos por gracia de la lluvia y de nuestros ríos. La sobre-explotación del acuífero y el
represado de los ríos Nazas y Aguanaval –que disminuye las aportaciones al acuífero– han traído
como consecuencia un deterioro de la calidad del agua del subsuelo que contiene cantidades
elevadas de arsénico, un potente tóxico asociado a diversos tipos de cáncer. En Torreón, Coahuila,
la única ciudad de la región que publica sus resultados de calidad del agua, el 86% de los pozos
que abastecen a la población superan el contenido de arsénico recomendado como máximo por la
Organización Mundial de la Salud. Esto ha generado preocupaciones en los laguneros, pero no
entre las empresas responsables o entre las autoridades encargadas del manejo del agua, del
cuidado del medio ambiente o de la atención a la salud. Desde diversos círculos académicos y
ambientalistas de la región se han hecho propuestas para remediar esta situación, propuestas que
consisten en invertir recursos en la conservación de las cuencas de los ríos Nazas y Aguanaval,
reconstituir el ciclo hidrológico de estos ríos deteniendo la construcción de nuevas presas y
operando las existentes con mayor inteligencia, obligar a los productores de alfalfa a que extraigan
solamente los volú- menes a los que legalmente tienen derecho e instaurar un régimen
consensuado para disminuir estas extracciones hasta llegar a una situación de equilibrio en el
acuífero.
La situación actual es insostenible. La diferencia entre lo que entra al acuífero y lo que se extrae,
cuatrocientos doce millones de metros cúbicos, son depósitos que retiramos del banco, atentando
contra el derecho que tienen los laguneros y las laguneras del futuro a vivir y a desarrollarse pues
9
no se trata de retiros monetarios sino de cancelar la posibilidad de desarrollo, progreso y
existencia al ser el agua una sustancia indispensable para la vida. En otras palabras, este déficit es
el signo más claro de nuestra marcha hacia el abismo, hacia el futuro fantasma, una marcha segura
y sin escalas. Una marcha a la que nos lleva la avaricia desmedida de unos pocos que insisten en
ser mineros del agua, sin importar las consecuencias.
[1] Diario Oficial de la Federación, Segunda Sección, “ACUERDO por el que se da a conocer la
ubicación geográfica de 371 acuíferos del territorio nacional, se actualiza la disponibilidad media
anual de agua subterránea de 282 acuíferos, y se modifica, para su mejor precisión, la descripción
geográfica de 202 acuíferos”. 28 de agosto de 2009.
[2] COMISION NACIONAL DEL AGUA, Subdirección General Técnica. Documento por el que se da a
conocer el estudio técnico de actualización del conocimiento geohidrológico en la zona
comprendida por el acuífero “Principal –Región Lagunera” en los estados de Coahuila y Durango.
Torreón, mayo de 2003.
[3] A.Y. Hoekstra y A.K. Chapagain. “Water footprints of nations: Water use by people as a
function of their consumption pattern”, Water Resources Management, 21 (2007). P. 35-48.
1.6. Reflexión y Voluntad de Acción

Valdés Perezgasga, Francisco. “Agua pasa por mi casa”.
La Opinión Milenio. Marzo 21 del 2010.

(El 22 de Mayo y anualmente) se celebra el Día Mundial del Agua. Se trata, como tantos otros
hitos del calendario, de una oportunidad para la reflexión y la introspección, pero también para
renovar compromisos y voluntades de acción.
La vida en la Tierra camina, como dice Bárbaro Kingsolver, sobre el filo de una navaja. Un filo tan
delgado como un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno. Sin agua, la vida es imposible. La vida de
nuestro planeta es tan adaptable que ha logrado conquistar sus sitios más áridos (así como los
más caliente, los mas fríos y todos los ecosistemas extremos que podamos imaginar) pero todos
con agua. Poco le dedicamos a pensar en esto, y por ello, creo, nos hemos inventado estos días
mundiales como mecanismos mnemotécnicos que traigan asuntos tan importantes a nuestra
conciencia.
El agua tiene también sus mecanismos obvios, evidentes y brutales para llamar nuestra atención.
Los huracanes y las granizadas. Las sequías y las inundaciones. Pero también imágenes más
indirectas, placenteras y sutiles. La sandía y el melón. Los peces y los panes. Vivimos en el centro
mismo del más grande desierto de Norteamérica y extrañamente, no pensamos dos veces cuando
se anuncia la construcción de una presa o que nuestro acuífero está siendo brutalmente
sobreexplotado. Vivimos en un desierto y no nos importa el agua. Curioso. Creo que en buena
parte, esto es así porque nuestro desarrollo intelectual -afectivo incluso-, está incompleto. No
hemos desarrollado una noción del lugar. Un sentido de pertenencia. Nuestras referencias de
identidad, fuera de nuestro adjetivo gentilicio -laguneras, laguneros- son artificiales: el Tri, la
bandera, la Virgen del Guadalupe. Esa falta de raíces, este atrofiamiento existencial es quizá lo
que nos lleva a creer que nuestros paisajes no son bellos, que la austeridad del desierto y la
defensa espinosa del nopal no contienen mundos de poesía.
Pero también creo que el agua tiene otras formas de inquietarnos y recordarnos quienes somos.
Las avenidas del Nazas del 2008 cambiaron por unas semanas nuestro ánimo colectivo. Hoy,
súbitamente, un accidente vuelve a recordarnos al río. El agua se libró de la camisa de fuerza de
los canales, gracias a un error técnico y, de pronto, tenemos un gran charco del Periférico a la
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Cobián. Mas de un corredor o automovilista que usa el Bulevar Río Nazas ha exhibido una sonrisa
al ver esta agua, súbita e inesperado de nuevo en el Nazas. Un accidente nos vuelve al ánimo de
aquel 2008.
Que esta inesperada estampa nos ayude a usar la celebración…del Día Internacional del Agua para
recordar que hemos abusado demasiado tiempo de nuestros ríos y de sus acuíferos. Recordar la
cuerda floja por la que Kingsolver ve transitar a la especie humana. Por despreciar al agua,
nosotros, habitantes de un desierto en un mundo que se calienta, estamos viviendo en un riesgo
constante. Sólo revalorando nuestros ríos, nuestros acuíferos, nuestra agua -y actuando ya en
consecuencia-, podremos tener un futuro promisorio. Tenemos que ver ya que nuestra ruta actual
nos lleva al abismo. Si en verdad nos preocupamos por aquellos que aún no nacen, seguir ese
rumbo es inaceptable.
1.7. El Agua: un Problema Complejo
Valdés Perezgasga, Francisco. “El árbol y el bosque”. La
Opinión Milenio. Abril 6 del 2008.
Cuando se aborda un problema de gran complejidad conviene siempre mantener una visión de
conjunto, de horizonte vasto. La tentación de abordarlos solamente por una de sus partes es
mucha. A menudo la especialización profesional y la concomitante miopía de quien lo aborda es el
obstáculo para analizarlo cabalmente.
La visión parcial de un problema complejo no puede llevar a soluciones válidas y duraderas.
Nunca, por ver los árboles, debemos perder de vista al bosque.
Entre los problemas que nos aquejan, quizá no haya uno más complejo que el del agua. El agua no
sólo es un recurso natural o una mercadería. El agua es lo que nos mantiene vivos. Literalmente.
A nosotros y a la naturaleza toda. Su presencia y su disponibilidad, confabuladas con la latitud y la
altitud, es lo que define que en la superficie de nuestro planeta haya selvas, savanas, bosques frías
tundras o desiertos. El agua y su eterno movimiento y mutación, es lo que define y distingue a la
Tierra. Hasta el momento el hombre no ha encontrado otros mundos en los que esté presente el
ciclo del agua. El día que encontremos en otro mundo este ciclo, ahí encontraremos, con
seguridad, formas complejas de vida. Marte tiene agua, pero está en forma de inmutable hielo,
congelada en sitios fijos. Por ello has sido tan difícil definir si hay o no vida ahí. Si la hay
probablemente tomará la forma de bacterias y nunca de enanitos verdes.
Así de misteriosa es el agua. Así de única. Tanto que toca todos los aspectos de nuestras vidas.
Los económicos ciertamente, pero también los culturales y religiosos, así como los psicológicos y
los sociales. Por ello, quizá, cuando se aborda alguna querella en torno al agua, el tratamiento es
endemoniadamente complejo. Mark Twain lo dijo en el siglo XIX: “el whisky es para beber, el
agua para pelear”.
Los laguneros vivimos en medio de una paradoja. Somos una de las dos ciudades del altiplano con
agua en abundancia, pero somos quizá quienes la usamos de peor manera, dilapidando una
riqueza singular. No empleamos el agua que tenemos como el precioso bien que es, como un
seguro para la vida incierta en un mundo que se calienta. La extraemos del subsuelo como el
minero saca el oro, sin pensar en lo que sucederá cuando la veta se agote.
Debemos iniciar ya el debate sobre la región que queremos ser en el futuro. Un futuro abierto, sin
cota, un futuro sustentable. Decidir si seguimos por el camino de sacrificar nuestros ríos y sus
magníficos ecosistemas y envenenar el agua que bebemos o decidir a dar el golpe de timón que
nos aleje del abismo e hinche nuestras velas llevándonos al puerto de una prosperidad basada en
la industria y los servicios, con una agricultura dimensionada a nuestras necesidades.
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Convirtiéndonos en una comunidad cuidadosa de su futuro.
Progresando de manera equitativa e inteligente.

Preocupada por su salud.

1.8. Un Caso Semejante al de La Laguna
Amparán, Francisco José. “¡Ahí va el agua! (Y se va, y se
va…). El Siglo de Torreón. Abril 11 del 2010.
Uno puede imaginarse la escena: el secretario General de la ONU Ban Ki Moon, asomándose a la
nada, oteando el horizonte con el ceño fruncido.. y tragando saliva. Ocurrió la semana pasada en
Muynak, Uzbvekistán, una población que estuvo alguna vez en la ribera de un gran lago, en donde
un muelle se extiende bizarramente sobre un desierto gris, y se encuentran camellos paseando
cerca del casco de barcos varados.. que se quedaron en tierra firme cuando se secó el Lago (o Mar)
Aral, el que fuera el cuarto cuerpo de agua dulce del mundo, hoy desaparecido en un 90%.
“Sobre el muelle, no estaba viendo nada. Sólo podía mirar un cementerio de barcos”, dijo Ban a
reporteros. “Es claramente uno de los perores desastres ambientales del mundo. Me impactó
tanto”, comentó.
La verdad, uno esperaría que estuviera mejor informado. Desde que el Glasnost de Gorbachev
permitió echarle un ojo a la URSS como nunca antes, desde fines de los ochenta sabemos del
ecocidio que se cometió con el Lago Aral y sus ríos afluentes. Tenemos más de veinte años viendo
esas fotos de barcos pesqueros reposando en medio del desierto, en sitios donde antes hubo
abundante agua y fauna lacustre.
Lo que pasó con el Lago Aral demuestra lo descuidados que hemos sido con un recurso que,
ingenua y/o soberbiamente, creíamos que era inagotable: el agua. Los soviéticos se lanzaron a
una mal pensada explotación de algodón en las tierras semidesérticas del Asia Central (¿les suena
conocido?) Con ello sobreexplotaron las aguas de los ríos que creaban la laguna, y ésta
desapareció (¿les suena conocido?), dejando un ecosistema devastado, una economía patas arriba
y una población con numerosas afecciones respiratorias y cancerosas por la alteración del medio
ambiente (¿les suena conocido?). La interrelación entre el lago, los ríos y su medio ambiente, que
había subsistido durante milenios (Alejandro Magno entró al mundo desconocido de las estepas
cuando cruzó el Oxus o Amu Darya, hace 2,300 años) fue mandada al demonio en unas cuantas
décadas. Así de destructivos podemos ser.
Para terminar de tender el petate del muerto, el National Geographic Magazine de este mes está
dedicado exclusivamente al tema del agua. Mejor dicho, a su escasez: el subtítulo es “Nuestro
mundo sediento”. Pasando esas lustrosas páginas, no se puede evitar que un escalofrío recorra el
espinazo desde la nuca hasta donde la espalda pierde su casto nombre.
Y es que en la revista del cuadrado amarillo, aparece un artículo tras otro en que nos previene de
lo descuidado que hemos sido en el agua, y cómo tarde o temprano vamos a terminar pagando
por ello. De hecho, en algunos casos ya encontramos cambios en las formas de vida, costumbres y
hábitos de grandes poblaciones. Lo que se creía que no podía ocurrir, ya está ocurriendo.
El famoso calentamiento global, por ejemplo, está fundiendo los glaciares de todo el mundo a un
ritmo sencillamente escandaloso. Y ello no sólo afecta al paisaje o a los vendedores de postales.
Como bien lo apunta un artículo del NGM, son las grandes masas de hielo de la Meseta del Tíbet
las que alimentan las aguas de los grandes ríos de aquella parte del mundo: el Amarillo, el
Yangtzé, el Indo, el Ganges, el Brahmaputra, el Irawadi y el Mekong, entre otros mas chirris,
menos conocidos y con nombres menos pintorescos. De esas aguas depende en gran medida el
abastecimiento para usos personales, agrícolas e industriales de algo así como un 40% de la
Humanidad Y a la larga, a menos hielo, menos agua… y las consecuencias serán bestiales: el
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desplome en el caudal del Yangtzé por ejemplo, podría dejar sin cosechas a cientos de millones de
campesinos chinos que cultivan en sus riberas.
Para colmo, muchos grandes ríos atraviesan fronteras nacionales, así que los conflictos por el agua
pueden tornarse guerras internacionales. Siria e Iraq se quejan de que Turquía se quede con la
tajada del león de los célebres Éufrates y Tigris, que nacen allá. Jordania, Siria e Israel se la pasan
agarrados del chongo por las aguas del río Jordán, que pese a aparecer en tantas canciones
melosas es una auténtica manzana de la discordia. India y Paquistán podrían ir a la guerra ( y
ambos países tienen armas nucleares) no por el viejo conflicto de Cachemira, sino por el destino
de las aguas del río Indo.
Muchos problemas se podrían evitar si cuidáramos más lo que tenemos. Pero hay dos grandes
obstáculos para darle un uso racional al agua: el primero, que muchos gobiernos, de acuerdo a un
populismo trasnochado, subsidian enormemente el servicio hidráulico, de manera que a la gente
no le duele desperdiciarlo. En el NGM aparece un comparativo de cuánto cuestan 100 galones
(378.54 litros) en distintas ciudades del mundo. Y ahí podemos ver el aprecio que se le tiene a la
cultura del cuidado del agua. En Copenhague, que se encuentra sobre el mar, esos cien galones
salen a 3.43 dólares. En Phoenix, Arizona, en pleno desierto, cuestan 85 centavos de dólar. En
Calgary, Canadá población bañada por dos ríos y donde un servidor disfrutó por un tiempo del
agua más potable disponible en una ciudad moderna, está a 1.32 dólares… casi el doble que en Las
Vegas (77 centavos), donde criminalmente se utiliza para fuentes danzantes y otras burradas. En
cambio Nueva York, a orillas del mar y con su buen río Hudson, cobra más: 80 centavos. Buenos
Aires, situada sobre el Río de la Plata, comprensiblemente (digo, gobiernan los Kirchner) cobra 5
centavos de dólar. La Ciudad de México, la única entre las cincuenta más pobladas del mundo que
no tiene río ni se halla cerca de un cuerpo de agua permanente, cobra siete centavos… y todavía
se enojan porque Ebrad se las subió a ricos y pobres… como se el desperdicio dependiera de la
clase social. Sí los chilangos pagar el agua más barata que en cualquiera otra ciudad de
Latinoamérica, y eso que cada gota tiene que ser bombeada 1,500 metros para arriba y desde 200
kilómetros de distancia. Que al cabo que los idiotas del resto del país los subsidiamos.
El segundo obstáculo para racionalizar el uso del agua es que somos muy comodinos, y nos
acostumbramos a consumir artículos que demandan cantidades enormes de agua. Y eso, porque
nunca le vimos ningún problema a hacerlo: ¡el agua no se acaba! De cualquier forma, nunca nos
imaginaríamos que un par de pantalones de mezclilla implican el uso de 2,900 galones (casi once
mil litros) de agua. Por ahí ando lo que se necesita para producir una sábana de algodón. Una
humilde hamburguesa, esté o no en promoción, requiere de 2,400 litros. Y la consabida vaca,
entre pastura, agua para beber y la requerida para limpiar establos e instalaciones, se chupa a lo
largo de su bovina vida, la friolera de 816, 600 galones: mas de tres millones de litros.
Así pues, debemos ser más conscientes de que el agua no es eterna ni inagotable. Hay que irle
cambiando al whisky solo. Ni modo.
Consejo no pedido para que le haga agua la boca: Vea “El río” (The river, 1984), con Mel Gibson y
Sissy Spacek, sobre la lucha de un granjero para que sus tierras reciban irrigación. Provecho.
1.9. La Lucha por el Agua
Darwich, Yamil. “Agua”. El Siglo de Torreón. Mayo 27
del 2010.
Sin duda habrá más guerras en el mundo; la sencilla razón es que nunca ha dejado de haberlas,
aunque ahora serán por el agua.
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Le comento que eso no es nuevo para los lagunero, de hecho, en siglos anteriores, la distribución
del agua creó conflictos y escaramuzas armadas entre habitantes de Tlahualilo y San Pedro,
cuando los segundo, se sentían afectados por la limitación del recurso; y aún antes, con los dueños
de los primeros asentamientos en Torreón y Gómez Palacio, quienes llegaron a confrontarse,
organizados en bandos de Coahuila y Durango, por el derecho de uso del líquido elemento.
Si en aquellos tiempos el agua creaba problemas por ser incontenible -arrasó el primer Torreón,
construido para vigilar la llegada de indios- hoy día, tenemos dificultades y amenazas por su
agotamiento.
Piense que, en números redondos, sacamos del acuífero el doble del agua que recibe, y a ese paso
nos la acabaremos rápidamente; prueba de ello son los constantes incrementos en profundidad de
pozos y casos de hidroarsenicismo en la región.
El descuido que tenemos con el uso del agua es escandaloso.
Reflexione el dato: en los países donde abunda -Suecia o Canadá- utilizan 150 litros por persona;
nosotros el doble.
Es común ver citadinos desperdiciándola a “manguerazos” para lavar autos o anegando jardines a
pleno sol; de las autoridades ni qué decir, mantienen fugas en el sistema de distribución urbano,
mayores al cincuenta por ciento y a le fecha no han dado solución definitiva.
Francisco Marín Moreno, en su libro “México Sediento”, advertía que el 70% de nuestro territorio
ya está desertificado; con ello, se forma un círculo vicioso que retira las lluvias y limitra las
recargas subterráneas y de presas.
La solución parece lejana; en tanto, la deforestación de México, no es contenida por falta de
recursos, voluntad política y corrupción.
Moreno, escribe que el medio millón de personas que habitaban el Valle de México, hasta inicios
del siglo anterior, se ha incrementado a más de 20 millones de habitantes; que de 140 mil
hectáreas verdes, ya se ha perdido el 50 por ciento.
Con la primera inundación del México Colonial -1607- se habló de la necesidad de construir un
desagüe adecuado y en 1622 se presentó otra más, sumergiendo bajo seis metros de agua a la
entonces ciudad capital, mismas que se repitieron en 1707, 1714 y 1798.
Los primeros intentos de controlar las aguas correspondió a Porfirio Díaz, con el inicio de la
construcción del canal de desagüe, mismo que terminó Luis Echeverría, dando origen a otro
problema mayor: la desecación del subsuelo por la sobreexplotación del agua por bombeo,
agravada por aplicar planchas de concreto al extenderse el área metropolitana, limitando la
recarga de por sí escasa, considerando las periódicas sequías en el territorio nacional.
Actualmente, algunos diputados encabezados por Rubén Moreira, han propuesto una reforma a la
Ley de Aguas, con el fin de prevenir o remediar la sobreexplotación de los acuíferos; proteger o
restaurar los ecosistemas; preservar fuentes de agua potable o liberarlas de la contaminación;
preservar y controlar la calidad del líquido elemento y empezar a controlar o al menos reducir la
escasez o sequía extraordinaria. Sin respuesta a la fecha.
La propuesta está basada en evidencias que son harto conocidas e igualmente desatendidas, como
son: el cambio climático –aún discutiendo sus causas- y el abatimiento de aguas subterráneas, que
representan el 70% del volumen que consume la población.
La Comisión Nacional del Agua, reconoce que 173 de los 653 acuíferos de nuestro país se
encuentran sobreexplotados, principalmente en la zona norte. Además, a partir de la década de
los setenta, la tendencia en el abuso ha ido al alza y buena parte se debe a la falta de legislación,
instrumentos legales e incapacidad profesional para enfrentar el problema. En cualquier caso,
podemos encontrar ignorancia técnica para corregir, deficiencias en sistemas de control y/o
regulación y hasta corrupción de autoridades y funcionarios, promovida por los consumidores
inconscientes que sólo piensan en sus intereses y convencen a quienes les supervisan.
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Si ahora disfruta de un buen “regaderazo” matinal o ver a sus hijos bañarse en el patio con la
manguera o llave abierta, ¡a todo lo que da!, piense en el futuro, cuando el agua será limitada y
hasta racionada en La Laguna, como ya se hace en otras ciudades del norte de México.
Sé que el principal problema está en el uso agrícola, ganadero y en menor grado industrial; pero,
en tanto no exijamos leyes acordes a nuestras necesidades y previsión futura, estaremos siendo
cómplices en el daño ecológico causado y de nada nos servirá quejarnos o hacer planes
interrumpiendo el tráfico en carreteras federales o vías municipales.
Lo invito a que reflexione y tenga el correspondiente cuidado del agua, al menos en su casa.
1.10. Alertas ante el Desastre Lagunero
Foro del Lector. “El Día Mundial del Agua”. Mena
Rentería, José María. El Siglo de Torreón. Marzo 23 del
2010.
En la Comarca Lagunera no cabe celebrar el Día Mundial del Agua.
Esta región ha sido escenario de la sobreexplotación de su acuífero, desde el momento en que a
finales de la década de los años treinta del siglo veinte, se practicó el primer pozo de bombeo
profundo en el municipio de Francisco I. Madero.
Actualmente, en funcionamiento hay más de 3 mil 500. Cuando la Comisión Nacional del Agua
“informa” al respecto, alude a mil 500, la mayoría, sin medidor que permita cuantificar los
volúmenes alumbrados.
Si de disponibilidad de agua se trata, un 80 por ciento de la alumbrada se aplica a la actividad
agropecuaria regional. El 20 por ciento restante queda para los usos doméstico, comercial e
industrial.
Para nadie, en la Comarca, es un secreto que el alumbramiento de agua subterránea es del todo
superior al de la recarga de los mantos acuíferos. Tal ha sido la “celebración” del Día Mundial del
Agua en la Comarca Lagunera donde, desde hace ocho décadas, esa sobreexplotación ha sido
sistemática.
En el ínterin, ninguna autoridad ha propiciado freno para ese acontecer, demencial, porque los
acuíferos, aquí -y donde sea- no son eternos. ¿Celebrar el Día Mundial del Agua? Cuestionable
intención.
Por lo que a La Laguna toca, contaminada con sales arsenicales, aflora la que en el presente es
alumbrada a 300 o más metros de profundidad. Se trata de sales que una vez instaladas en el
organismo humano quedan ahí para siempre con letales consecuencias.
En todos los tonos han surgido voces -jamás atendidas- que han clamado por que cese tal debacle.
Una planta termoeléctrica cuyo funcionamiento requiere de grandes volúmenes de agua, fue
instalada sobre la última reserva de agua dulce yacente en el subsuelo del área de Ciudad Juárez,
Durango.
En La Laguna, la “mancha” subterránea de arsénico –que avanza hacia el área conurbada- ha
“cubierto” un promedio de 8 mil kilómetros cuadrados de los 42 mil que conforman su extensión.
Así, ¿cabrá pensar en celebrar el Día Mundial del Agua?
1.11. ¿Genera Beneficios Invertir en Forrajes en La Laguna?
Arrojo Agudo, Pedro. “La salud de todos antes que el
negocio de unos pocos”. La Opinión Milenio. Junio 27 del
2010.
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La invitación que recibí para abrir BIODIVERSA-2010 en el Campus de la Laguna del Tecnológico de
Monterrey, me permitió recientemente conocer Torreón. Desde mi ignorancia sobre la Región
Lagunera, lo primero que pregunté fue por la Laguna; pero pronto me desengañaron: “la ambición
humana la secó hace tiempo…”, me dijeron. En efecto, pude recorrer su blanco lecho infinito en
carro, camino de Cuatro Ciénegas, esa joya de vida en mitad del desierto Chihuahuense, en este
México de contrastes y paradojas que me tiene arrebatado el corazón. Pude vivir la impresión de
una tormenta de arena y polvo acercándose amenazadora desde el horizonte, hasta envolvernos.
Un sunami blanco que se me antojó todo un gesto de indignación de una naturaleza maltratada.
Fueron tres días intensos en lo que hablamos del agua con gentes diversas y acogedoras, que se
sentían orgullosas de ser Laguneras…pero Laguneras sin laguna. Jóvenes sin raíces que nunca
conocieron la Laguna de sus abuelos; mujeres preocupadas por la salud de sus hijos, que hablaban
de arsénico en las agua; y expertos que ratificaban esas alarma, aportando datos que desbordan la
norma mexicana, que a su vez duplica la concentración máxima establecida por la Organización
Mundial de la Salud. Una dura factura de una naturaleza masacrada por la codicia humana. En
Torreón, como en otros lugares de México, de España y de todo el mundo, hemos llevado hasta el
extremo ese viejo paradigma renacentista de “dominación de la naturaleza”, con una arrogancia
que nos ha llevado a matar la gallina de los “huevos de oro”, por el afán de ser más ricos, que
suele liderar, por cierto, los más ricos.
El mito de “vencer al desierto”, al igual que en mi país, inspiró en el pasado sueños y esfuerzos sin
duda meritorios, que deben valorarse, pero no mitificarse. La sobreexplotación del río, que
alimentó durante miles de años la Laguna, e incluso de los acuíferos, no sólo ha arrancado las
raíces que toda comunidad necesita para vivir desde el digno orgullo de pertenencia a un
territorio, sino que está envenenando progresivamente a la población, al hacer crecer la
concentración del arsénico en las aguas.
En este contexto parecería necesario hacer un alto en el camino para reflexionar. No parece una
buena estrategia basar el futuro de la región, pleno desierto Chihuahuense, sobre el consumo de
más de 1000 millones de metros cúbicos de agua, a razón de 1500 metros cúbicos por hectárea y
año para cultivar alfalfa y oros forrajes. De entrada, ello supone una desastrosa eficiencia
económica. Dedicar el agua de una región esteparia a producir herbáceas extensivas, como el
alfalfa, el maíz o incluso el arroz, como ocurre en Aragón (España), donde vivo, supone generar un
beneficio neto de apenas 1 peso por metro cúbico. Y ello contando con la subvención masiva e
indiscriminada del agua, e concluso de la electricidad para bombear caudales del acuífero. En
estas condiciones, no resulta aventurado afirmar que el masivo riego de alfalfa acabará dando un
balance deficitario para la economía mexicana, si contabilizamos dichos costes; y mucho más si
tomamos en consideración los impactos sobre la salud pública, e incluso el llamado “coste de
oportunidad” del agua, es decir, lo que se deja de ganar por no usar el agua en actividades más
rentables. En España, por ejemplo, el riego de la vid, para producir vinos con denominación de
origen, del olivo, para hacer aceites de alta calidad, o incluso del almendro, entre otros productos,
genera beneficios entre 10 y 15 peos por metro cubico, con consumos de apenas 1500 metros
cúbicos por hectárea.
Las autoridades responsables, e incluso la prestigiosa firma lechera Lala, que hasta ahora se viene
beneficiando de este desastre ecológico, que amenaza convertirse en quiebra de la salud pública,
deberían, a mi entender, promover un plan de reconversión del sector agropecuario en la Región,
que asuma las perspectivas de cambio climático y priorice la salud pública sobre el negocio de
algunos. Un plan que permita recuperar el acuífero y la calidad de sus aguas, al tiempo que
protegerá a los productores más vulnerables en esa necesaria transición.
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2. LA LAGUNA
2 1. Recursos y Potencialidades
Jiménez González, Gerardo. “Biodiversidad y servicios
ambientales”. El Siglo de Torreón. Febrero 25 del 2010.
La Laguna es considerada en el ámbito nacional como una próspera y emprendedora región por el
importante crecimiento económico logrado en su joven historia, destacando particularmente
como enclave algodonero y lechero, además de ser centro de origen de algunas grandes empresas
o corporaciones privadas que han sobresalido en el país…
La Laguna dispone, aunque cada vez menos podemos afirmarlo así, de importantes suelos fértiles
que se formaron por el depósito de materiales arrastrados durante miles de años por los ríos
Nazas y Aguanaval, que a la par de los cuerpos de aguadulce derivados de los flujos de aguas
superficiales, que en cualesquier parte del norte de México, al menos en el Desierto de
Chihuahuense.
Ambos recursos (tierra y agua), han sido clave para la práctica de la agricultura y ganadería que
posibilitaron el surgimiento de los emporios (referidos), y para la creación de los asentamientos
humanos, en particular de la llamada zona metropolitana, donde no sólo se construyen viviendas
en las que reside la población lagunera, sino también se han establecido industrias y comercios.
Aún cuando no hemos valorizado debidamente esa agua y suelos fértiles disponibles, ya que a la
primera le hemos dado un manejo irresponsable, que la convierte en un recurso perjudicial para la
salud de la población por la pérdida en su calidad, mientras que a los segundos continuamos
sometiéndolos a un proceso de deterioro, en particular por la salinización que estamos
provocando en ellos, aún disfrutamos de esa disponibilidad privilegiada.
Pero tampoco hemos valorizado otros recursos como el aire y la biodiversidad.
Hoy en día es difícil afirmar que respiramos aire limpio en las ciudades laguneras, sobre todo en las
que conforman la zona metropolitana, por las emisiones de partículas que contienen metales
pesados, que al presentarse en altas concentraciones, contaminan la atmósfera de las áreas
urbanas. Pero incluso tampoco podemos hacerlo con certeza en las áreas rurales, o en gran parte
de ellas, debido a la amplia distribución de partículas suspendidas en el aire, ya no tanto de
químicos que se aplicaban para controlar plagas en cultivos como el algodonero, pero sí de
nitratos derivados del estiércol que se genera en los establos, de gases como metano y CO2 por la
concentración de grandes hatos de ganado: basta que se desate una lluvia lagunera, como se
identifica a las tolvaneras que se presentan en la región, para que haya una redistribución de
partículas que contaminan el aire que respiramos.
Tal parece que sí no valoramos debidamente el agua, el suelo y el aire, menos lo vamos a hacer
con la biodiversidad.
Este recurso, que básicamente se conforma con las poblaciones de plantas y animales silvestres
que habitan en nuestro entorno antropizado, no se reduce a proteger y conservar alguna plantita
o animalito silvestre que sobresalgan por su importancia biológica; refiere a poblaciones, algunas
abundantes por su distribución en diferentes espacios físicos como la gobernadora, el mezquite, la
lechuguilla, entre otras, o alguna ave, lagartija o liebre, que estamos acostumbrados a ver en el
entorno de los caminos rurales o carreteras por las que transitamos, o poblaciones ya escasas que
rara vez vemos o que ni siguiera conocemos, pero que hemos escuchado se encuentra en peligro
de extinción amenazada o son endémicas.
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La valorización antrópica de la biodiversidad refiere, además de las especies vistas con ese
conocimiento tangencial que de ellas tenemos, al hábitat y los ecosistemas en que ellas viven, a
los procesos ecológicos que ellos contribuyen a desarrollar, comúnmente invisibles para nosotros,
o sólo visibles para los especialistas en biología o ecología; la presencia de árboles en las orillas de
los ríos, sean sauces, sabinos o álamos, llamados vegetación riparia, que conforman bosques de
galería, contribuyen a desarrollar cadenas tróficas o alimenticias, a la captura del carbono
derivado de las emisiones que generamos por el consumo de energía, a filtrar el agua que pasa por
los ríos, etc.
O si nos referimos a los bosques de mezquites cada vez más diezmados, o la vegetación de las
serranías que nos rodean, también contribuyen a realizar algunos de los procesos ecológicos
anteriores y a otros más como recargar nuestros acuíferos.
Por eso, la biodiversidad no debemos verla considerando las especies de manera aislada, sino a
partir de los procesos ecológicos que se desarrollan en la interacción que sucede entre esos
organismos bióticos y los recursos físicos donde se encuentran, ya que tales procesos se
convierten en servicios ambientales que estos sitios nos prestan a la población, y en tanto mejor
los protejamos y conservemos, mas nos ayudan a crear las condiciones saludables para nuestra
vida.
2.2. Estudios sobre el Agua en la Laguna
Jiménez González, Gerardo. “Fondos metropolitanos
para estudiar la situación del agua en la Laguna”. El
Siglo de Torreón. Marzo 11 del 2010.
…(El) problema de (la) calidad del agua (en La Laguna) es conocido desde hace más de tres
décadas y sólo había tenido una respuesta parcial y temporal del Gobierno, como sucedió en los
años ochenta del siglo pasado, cuando se instalaron equipos de ósmosis inversa en algunas
comunidades rurales, donde se había manifestado gravemente por sus daños en la salud pública,
debidamente documentado por los médicos que lo estudiaron, o la extensión de la red de
distribución hacia esas comunidades afectadas. Esta respuesta se dio debido a la protesta
ciudadana que realizaron grupos urbanos, en gran parte aglutinados por una organización civil, sin
la cual quizá no hubiera ocurrido.
La información que ha sido difundida a través de los medios locales sobre los valores de
contaminación con arsénico del agua bombeada en pozos de la ciudad de Torreón, las mediciones
que han hecho profesionistas y particulares para confirmar las concentraciones de arsénico en el
agua, y la opinión de los médicos que vienen investigando este problema de salud pública, ha
generado una respuesta ciudadana mas allá de las opiniones vertidas por los grupos
conservacionistas de la región, misma que se ha manifestado centralmente entre quienes
confluyen en Encuentro Ciudadano Lagunero.
Es esa participación ciudadana y la intervención de otras oficinas gubernamentales como las del
sector salud, quienes están influyendo entre las autoridades federales ambientales e hidráulicas,
como en las estatales y locales, para que se destine una parte de los fondos metropolitanos a
atender dicha problemática y, sobre todo, que estos fondos son significativos para su estudio y
que en este esfuerzo confluyen varias instituciones y organismos de Gobierno, educativos, de
investigación y civiles.
Hace dos semanas, el coordinador del Sub-comité Técnico del Agua de los Fondos Metropolitanos,
expuso ante el Consejo Consultivo para el Desarrollo Sustentable de la Región Lagunera los ocho
proyectos mediante los cuales se pretende estudiar la problemática del agua…
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Ciertamente, esta atención a la problemática regional del agua, surge como producto de un
proceso de expresión de diversos sectores de la población debido a la preocupación cada vez mas
generalizada por la contaminación que evidentemente presenta el líquido extraído del acuífero
granular principal, fuente básica de abasto de mas de un millón de habitantes, (y) de las empresas
agropecuarias, industriales y demás usos.
(Las iniciativas deben apoyarse) en un diagnóstico que nos presentará una visión de la
problemática hídrica a nivel de la Cuenca Nazas-Aguanaval, es decir, no se limitará a la parte baja
de ésta, o al Distrito de Riego 017, sino que nos permitirá observar los diferentes procesos
ecológicos y sociales que giran entorno a este recurso, el manejo tecnológico actual y las
implicaciones que tiene para determinar un uso sustentable en el ámbito de este espacio
geográfico que cubre alrededor de 68 000 km2. Si bien no esperemos respuesta a todos los
vértices que presenta dicha problemático, será posible tener esa visión de conjunto que facilite
una toma de decisiones mas acertada sobre los cambios que deben implementarse para regular y
manejar el agua con ese enfoque de sostenibilidad.
Al respecto, algunos de los que confluimos en el Consejo Consultivo, tenemos dos observaciones
sobre este esfuerzo colectivo e interinstitucional, por un lado, sugerimos al Sub-comité Técnico del
Agua, que difiera la implementación del octavo proyecto que refiere a realizar doce perforaciones
exploratorias, seis en la Sierra de Jimulco (Torreón) y seis en la Sierra del Rosario (Lerdo), con las
cuales pretenden verificar si estos sitios pueden ser considerados como fuentes alternativas de
abasto futuro de agua potable para la zona metropolitana; nuestra oposición a tal iniciativa
responde a dos cuestiones: una cultural y otra ambiental.
La primera, que consiste en renunciar a este concepto minero de uso del agua disponible, de tapar
un agujero abriendo otro, es decir, que primero analicemos se es posible regular los
aprovechamientos con base a la disponibilidad existente, donde ya se realizan, y después
pensemos en buscar otras fuentes de abasto, ya que es reconocido que la causa principal es la
sobreexplotación del acuífero principal, que los estudios la verifiquen y de ser cierto se
determinen opciones de regulación en acuerdo con los principales usuarios.
La segunda, que ambas sierras constituyen las dos elevaciones de mayor importancia biológica de
la región, las cuales nos prestan servicios ambientales que benefician al conjunto de la población
lagunera, de ahí que pensar en alterar esos ecosistemas iría en contra de ese concepto de
sustentabilidad a que se aspira con este manejo del agua.
La otra observación consiste, en que la información y los resultados de estos estudios fluya de
manera responsable no sólo a las oficinas gubernamentales, sino también a la ciudadanía, que a
fin de cuentas los 40 millones de pesos (destinados) son recursos públicos.
2.3. Paisaje y Turismo en La Laguna

Valencia Castro, Manuel. “Los días de campo en nuestra
Comarca”. El Siglo de Torreón. Abril 15 del 2010.

En nuestra Comarca Lagunera existen bellísimos parajes que son visitados año con año por estas
fechas. Uno de los lugares... preferidos por los laguneros es el Río Nazas, sus elevados valores
ambientales y sus atractivos naturales de elevado valor escénico, constituyen un marco espléndido
para pasar un día de campo en compañía de nuestras familias. Las actividades que podemos
combinar como primera opción, sin ocasionar daño alguno al ambiente, son la apreciación de los
paisajes naturales y el ejercicio aeróbico.
…Caminar por los senderos …igual me lleva por paisajes desérticos que húmedos, subir a una loma
desde donde pueda apreciar el paisaje como un todo, distinguir en la inmensidad del matorral, las
19
plantas con hojas en forma de roseta, principalmente en las laderas, como la lechuguilla y el
maguey en los inclinados relices, desafiando la gravedad, la reina de los agaves: la noa,
acompañada por la guapilla, los parches de palmas desierto de mas de dos metros de altura, en las
partes bajas, el matorral de hojas pequeñas representado dignamente por la popular gobernadora
que cohabita con poblaciones de huizaches, con el casi inmortal ocotillo que resiste a la peor de
las sequías, y con las olorosas especies de hojas y orégano.
Serpenteando entre el paisaje grisáceo y luminoso del matorral, sobresale el verdor de una línea
que bordea las riberas del río, se trata de la vegetación de galería en la cal sobresalen las especies
arbóreas que dan la fisonomía de bosque. Árboles como el ahuehuete, el sauce, el álamo y el
fresno, (que) se combinan y se alinean en la delgada línea verde. En algunas partes esta línea se
estrecha aún mas, creando las condiciones para que aparezca detrás de los ahuehuetes y sauces,
el bosque de mezquite y huizache, En otras secciones, el bosque da paso a una comunidad vegetal
llamada sotobosque en el que predomina la jarilla junto a muchas otras especies.
Al fondo entre los árboles, se puede observar el brillo del espejo del agua en diferentes tramos,
completándose así el mosaico del fabuloso paisaje.
Cuando nos encaminamos hacia el bosque de galería, esquivando las puntiagudas espinas de la
lechuguilla, a veces con muy poca habilidad, aparece escondida bajo las piedras o a ras del suelo,
una gran diversidad de cactus, que ofrecen en corto un nuevo elemento al singular paisaje. En
este camino aparecerán movimientos rápidos de la fauna esquiva, propia del desierto, haciéndose
evidentes las aves y algunos reptiles.
El bosque de galería nos dará una recepción menos cálida que el desierto, varios grados
centígrados disminuirán al entrar a la sombra de los árboles, en un momento y en un breve
espacio ocurre el cambio del clima seco y cálido del desierto, al fresco y húmedo del bosque de
galería, esto solamente lo podemos experimentar en ambientes riparios. Nuevos elementos
aparecen en este sitio, el mas importante sin duda es el componente acuático, responsable de
buena parte de la biodiversidad presente, de todas sus características, la que mas nos
impresionará será su corriente, su fuerza se escuchará en los rápidos o rifles como le llaman los
lugareños, y su tranquilidad en los profundos y callados remansos. Aquí se podrá ver y oír una
gran diversidad de aves, lo menos que se nos ofrece es el espectacular vuelo de la garza morena y
de la garza blanca, y el acuatizaje de una parvada de patos.
En los remansos del componente acuático del mosaico, aparecen las colonias de carrizo y de
juncos, cuando debido al cierre de las compuertas de Las Tórtolas, se forman las lagunas
“permanentes”, (y) se observa la vegetación acuática.
Esto y mucho mas, lo podemos vivir en nuestro Parque Estatal Cañón de Fernández, en el
Municipio de Lerdo, Durango, que inicia en el Norte en el paraje conocido como La Posta y llega
hasta el Sur a los parajes de Nuevo Graceros, debajo de la Cortina de la presa Las Tórtolas.
2.4. Los Valores en La Laguna

Salinas Uribe, Edgar. “¿Alguien sabe qué es la Laguna?
La Opinión Milenio. Noviembre 23 del 2009.

Hoy… nos encontramos en crisis en cuanto al rumbo económico que le es posible a la región, en
una cohesión social hendida y una tranquilidad ausente, se vuelve importante comprender el
carácter cultural propio para definir los estados de bienestar que podemos y queremos construir
en diez y veinte años.

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3. ELMENTOS RIPARIOS
3.1. ¿Qué es un Río?

Valdés Perezgasga, Francisco. “En defensa de los ríos”.
La Opinión Milenio. Marzo 15 del 2009.

Un río es como un atardecer. No discrimina género, origen étnico o clase social, creencia política
ni religiosa. Los ríos reglan agua y vida. Una presa, por otra parte, sí discrimina al crear ganadores
y perdedores. La presa transforma el regalo de vida que es el agua, en una mercancía. En un bien
que inevitablemente ha de tener poseedores y despojados.
Con la construcción de las presas perdieron comunidades como Graceros, el bello pueblito que
quedó ahogado bajo las aguas de la presa Francisco Zarco. Perdieron los matalotes del Nazas, los
cachorritos del Aguanaval y otra veintena de especies endémicas de peces que fueron extinguidos
por la interrupción de las aguas de nuestros ríos laguneros. Perdieron las grullas, las garzas y los
frescos bosques de galería que algún día fueron capaces de dar sombra continua a un caminante
recorriendo los cientos de kilómetros entre los bosques de pino de la Sierra Madre Occidental
hasta la desértica Laguna de Mayrán.
Con los peces y los árboles perdimos también quienes aquí vivimos al quedar desprovistos de los
valiosos bienes y servicios que esos ecosistemas únicos nos proveían sin costo alguno. Ganaron
los grandes agricultores y las voraces corporaciones, capaces de volver esta tragedia en fortunas
instantáneas. Pero aún ellos a la larga perderán, al minar el sustento de la vida misma que es
también el soporte de sus empresas.
(El día) 14 de marzo se celebró en todo el mundo, el Día Mundial contra las Represas y en Defensa
de los Ríos como un día de acción, de reflexión, de celebración del milagro que son los ríos:
verdaderas arterias de materia y energía del planeta. Una fecha para reforzar los movimientos de
resistencia que en todo el mundo se dan en contra de estas dañinas obras.
En La Laguna tenemos mucho que celebrar por nuestros ríos, mucho que lamentar por las presas
que se han construido y mucho que luchar en contra de la operación miope que de esta
infraestructura hace la Comisión Nacional del Agua, que ignora en sus cálculos al tesoro que son
los ecosistemas riparios únicos del Nazas y del Aguanaval. Ocasión para recordar también que la
última gran presa que se construyó en la región, la del Tigre, en San Juan de Guadalupe, nunca
cumplió las descabelladas promesas de riqueza instantánea que sus demagogos promotores
hicieron a los desesperados habitantes de aquellos lares.

3.2 Apropiación y Despojo

Valdés Perezgasga, Francisco. “Espolio y despojo”. La
Opinión Milenio. Octubre 12 del 2008.

¿Puede alguien quedarse pasivo ante la revelación, por parte de la Comisión Nacional del Agua, de
las múltiples invasiones del lecho del Nazas por parte de particulares? Estos paracaidistas de
página de sociales alegan tener todo en regla. Dicen tener las escrituras que lo prueban. La
exhibición de documentos amparando una presunta propiedad particular sobre bienes de la
Nación, debe dar pie a una exacerbación de la indignación primera. Un título de propiedad sobre
un bien nacional tan sólo indicaría la existencia de una larga cadena de actos corruptos punibles
21
por la ley, por parte de funcionarios, notarios, jueces y, por supuesto, los presuntos propietarios
involucrados en este despojo.
…Recordemos que el río es mucho más que un cauce. Un río es un sistema ecológico e hidráulico
que abarca las sierras que lo alimentan de agua, los acuíferos que rellenan y los llanos donde sus
aguas se desparraman en tiempo de abundancia. Son precisamente estas planicies de inundación
las que han despertado la codicia de quienes hoy han instalado ahí labores, establos y otras
construcciones las que hoy, cuando el agua ha vuelto al bajo Nazas, están provocando
inundaciones y daños y riesgos a bienes y personas.
(Siguiendo) el curso del Nazas en el programa Google Earth, pensé que sólo podría sacar los
ejemplos que conozco de dañinos bordos en la cuenca media del río. Bordos en los que he
caminado y a los que veo casi cada domingo. El bordo de la Bajada del Sargento de en el Cañón de
Fernández. El gran bordo sobre la curva que hace el río antes de cruzar la autopista a Durango.
Los bordos frente a Monterreycillo. Pero se me ocurrió continuar el trayecto del río más allá. Por
Villa Juárez, por Calabazas, por nuestras ciudades y así, hasta llegar a San Pedro.
Los ejemplos de agresiones e ilegalidades contra la integridad hidrológica del río, no sólo se
multiplicaron sino que se fueron volviendo más graves. Hasta llegar al establo y los alfalfares
vecinos ubicados en la vecindad de las coordenadas 25°45’19.73”N y 103°13’40.75”O. Dos casos
en los que, aún en las fotos de satélite de un Nazas seco, es evidente que se cometió una
ilegalidad, un despojo.
Es urgente que la comunidad sepa quiénes son los que están hoy usurpando bienes nacionales y
causando daño y alarma en las poblaciones rurales de San Pedro. …Apuesto, doble contra sencillo,
que son nombres que se destacan también en la infame sobreexplotación de nuestro acuífero. Los
múltiples daños que estos señores están causando a los laguneros envenenados por el arsénico, a
sus vecinos que ven como el agua arruina sus bienes y labores, y a la nación, a quien le están
robando un río, es hoy causa de la indignación y el grito que exige justicia expedita y reparaciones
prontas.
3.3. Ríos Vivos

Valdés Perezgasga, Francisco. “Ríos Vivos”. La Opinión
Milenio. Marzo 22 del 2009.

Los ríos no son como pareciera, canales pasivos que conducen agua. Son sistemas geológicos,
hidrológicos, climáticos y biológicos dinámicos y complejos. Si tuviéramos que acuñar un vocablo
nuevo para describirlos, podríamos llamarlos meta-organismos. Vistos desde el aire, los
corredores de agua y verde que discurren por el territorio pueden verse como culebras que
reubican limos, agua y rocas, que reparten vida a comunidades humanas y biológicas. Un río es un
sistema pulsante, que se desparrama y aún desaparece con los vaivenes del clima y el progreso de
las estaciones.
Un río es una interfaz entre lo acuático y lo terrestre. También entre lo superficial y lo
subterráneo. En La Laguna, un río es también interfaz entre la abundancia y la austeridad. Un río
conecta las pendientes de las sierras con los valles de abajo. Un río eslabona a la gente, trenzando
el destino de las dispersas comunidades rurales de la montaña con el de las ricas y prósperas. Los
prodigiosos ríos son también corredores de migración y dispersión de organismos. En un planeta
que se calienta, las comunidades bióticas van cambiando su distribución altitudinal. Los pinos
tienen que migrar a cotas superiores donde encontrarán el frescor que les es favorable. Los
encinos y los pastos harán lo mismo. Las faldas de nuestras montañas van siendo conquistadas
por la vegetación del secano. En un río, estas transiciones son claramente visibles. El agua del
22
Nazas empieza su discurso entre pinos y pastizales templados, pasa por bosques de encinos y
táscates, transforma s vegetación en ahuehuetes, álamos y sauces hasta llegar, cuando llegaba,
hasta los secos desiertos de Mayrán y Viesca.
La vegetación ribereña toma y devuelve nutrientes al caudal del río. Sostiene comunidades
prodigiosas de aves que van, en nuestro Cañón de Fernández, del águila pescadora al martín
pescador. De la tángara roja al papamoscas negro. Del encendido capiturrín al vireo de Bell. Del
diminuto verdín a la enorme garza morena. La vegetación retira carbono de la atmósfera y nos da
oxígeno. Purifica el agua y sus raíces flanquean y estabilizan las orillas manteniendo la integridad
de su cauce.
No es una exageración decir que los laguneros le debemos todo a nuestros ríos. Sin su agua no
podríamos existir. No seríamos capaces de tener esta sociedad pujante en el corazón del Desierto
Chihuahuense. Debemos volver la vista hacia ellos, pues su destrucción anuncia nuestra caída.
Debemos volver la vista hacia ellos, pues su destrucción anuncia nuestra caída. Debemos volver la
vista hacia ellos, pues su destrucción anuncia nuestra caída. Debemos revalorarlos y acudir a su
rescate. Recuperar el poder de indignación frente a los groseros motociclistas que llenan sus
alrededores de ruido, acosando a la fauna y erosionando sus márgenes y aún sus cauces. Impedir
que la urbanización acabe con ellos. Luchar por la preservación de su integridad y la recuperación
de los servicios ecosistémicos que nos prestan disponiéndonos a pagar por ellos. En una palabra,
ponernos a trabajar por los ríos ya. Una lucho que no es otra cosa que trabajar por un futuro
viable y justo para todos.
Valdés Perezgasga, Francisco. “El Río”. La Opinión
Milenio. Septiembre 14 del 2008.
Hasta mediados de agosto, el año había sido seco, pero las lluvias de las últimas semanas han sido
extraordinarias. Tanto que, en todo el país, llovió el mes pasado casi cuarenta por ciento más que
el promedio de todos los agostos de 1941 a 2007. Tan extraordinarias han sido las lluvias estas
semanas, que el Nazas, apenas por tercera ocasión desde que se construyó la presa del Palmito,
(Lázaro Cárdenas) conduce agua por entre nuestras ciudades. La súbita abundancia de agua no
pudo ser contenida por la infraestructura hidráulica construida en el último siglo, demostrando
que la naturaleza escapará siempre a cualquier intento arrogante por controlarla.
Unos meses como éstos, hace cien años, hubieran tenido otras consecuencias. Entonces el cauce
del Nazas tenía menos modificaciones, barreras y camisas de fuerza. Seguramente en aquellos
entonces se hubiera formado una gran laguna entre el Refugio y Villa Juárez, porque l Nazas era un
río conectado aún con sus planicies de inundación. Estas grandes y someras lagunas hubieran sido
aprovechadas por diversas especies de peces para desovar y que sus crías aprovecharan la
ausencia de depredadores, y la súbita abundancia de mosquitos y otros insectos. En las vegas
cercanas a Torreón, como en las cercanas a San Pedro, este fenómeno se repetiría. Estas grandes
y efímeras extensiones de agua, con la Laguna de Mayrán, hubieran atraído a grupos enormes de
gansos, playeros, patos y grullas. La inundación hubiera sido el pulso de un río vivo. Humedales
de verdes pastos, abundantes peces y bordes de álamos, fresnos, ahuehuetes y sauces.
Hoy, el paso del agua por nuestras ciudades nos da un espectáculo agridulce. La corriente, fuerte
e imponente, no toca a un ecosistema sano y vibrante sino a uno disminuido y deteriorado. Su
agua corre entre el basural y ahoga a los mezquites, a los mimbres y a las lágrimas de San Pedro
que sobreviven a sus orillas. Por todo esto, creo es que hoy estamos viendo al Nazas con una
mezcla de júbilo, disgusto y temor. Alegría por la vuelta al consciente colectivo del ente al que
debemos nuestra existencia en este rincón del Desierto Chihuahuense.
23
Júbilo por los mantos que reciben ahora mismo un adelanto de la deuda enorme que tenemos con
ellos. Disgusto por las cantidades enormes de basura que arrastra: sillones, llantas y todo el
detrito asociado a los enseres desechables de los que desacerbada y diariamente abusamos. Pero
también al Nazas lo vemos con temor. Miedo por los desperfectos cotidianos que su paso nos
causa. El tráfico que complica. El agua chocolatosa que sale de las llaves de los hogares de
muchos laguneros. Miedo a que su caudal crezca si continúan las excepcionales entradas al
Palmito.
…Propongo que asimilemos estos sentimientos. Que nos alegremos y celebremos la vuelta del
agua que transforma a nuestro paisaje cotidiano y recarga a nuestros mantos. Pero también que
trastoquemos el disgusto y el miedo en una resolución para el futuro. Que hagamos un pacto con
nuestros ríos. Que prometamos dejar de abusar de ellos. Que consideremos todos los bienes y
servicios que nos dan. Que juremos que ya no viviremos de espaldas a ellos y que no
permitiremos que vuelvan a ser cauces muertos ni basureros. Sólo así podremos sacar un
verdadero provecho de la avenida del Nazas. Sólo así seremos dignos de seguir llamándonos
habitantes de esta tierra.
3.4. Nuestro Nazas un Río Vivo
Valdés Perezgasga, Francisco. “El Nazas, otra vez”.
Opinión Milenio. Mayo 24 del 2009.
Nos encontramos llegando a junio y empieza la preocupación por una nueva avenida del Nazas. El
año pasado, recordemos, el paso del Nazas por nuestras ciudades nos provocó diversas
emociones, al darnos cuento de la mucho que extrañábamos a mayor de nuestros ríos. La llegada
del agua provocó una alegría que se desparramó de corazón a corazón, como las aguas tantos
años ausentes rodaban por el arenoso y expectante cauce. Los laguneros sentimos moverse algo
en nuestra memoria colectiva. La naturaleza nos daba una llamada de atención sobre todo
aquello que, en nuestras distraídas vidas urbanas, habíamos perdido por no haber sabido
aquilatar.
El paso del Nazas por nuestras ciudades reveló también nuestras carencias e incluso, nuestras
miserias. La cantidad de basura con la que hemos atiborrado su cauce, por ejemplo. Las
alteraciones del curso del río para robarle terrenos a la nación, como quedó en evidencia con un
gran establo y un plantío de alfalfa aguas debajo de Torreón y Chávez. El paso entre las dos orillas
se volvió complicado al perder, de un día para otro, todos los vados que hemos construido
indebidamente sobre el cauce. Pero por encima de todo estuvo la alegría por la sorpresiva visita
del abuelo largamente ausente.
Nada de esa buena vibra, ni un ápice de esa alegría sirvió para hacer un nuevo trato con el río con
el agua. Dejó de correr el río y con el agua. Dejó de correr el río y nos olvidamos de las múltiples
bendiciones que nos dan sus aguas. Parece que aún no llegamos a entender que sin Nazas y sin
Aguanaval, nuestras ciudades, es decir nuestras sociedades, es decir nosotros, no tendrían y no
tendríamos lugar en este seco, bello e implacable desierto.
La gran avenida del 2008 pudo servir -y no sirvió- para que encontráramos nuestra conexión vital,
como individuos y como sociedad, con nuestro río. Puedo haber sido -y no fue-, la gran lección
que integrara nuestra vida diaria con el agua, las lejanas montañas de la Sierra Madre, los frescos y
sombreados bosques riparios y los acuíferos de donde bebemos agua todos los días.
Nuestro Nazas algún día fue un río vivo. Impetuoso. Conectado con sus acuíferos y con sus vastas
planicies inundadas. Hoy lo tenemos sometido, abusado, represado, sobreexplotado. Así y todo,
mucho queda de su antigua gloria. Los ahuehuetes que han vista pasar a sus pies mil
24
cuatrocientos veranos de torrentes descendiendo de las montañas. El verde bosque de álamos y
nogales cimarrones entre Rodeo y Nazas. Testigos que nos dicen lo que fue y lo que puede volver
a ser sí tan sólo recordamos y reaccionamos.
Hoy se habla de planificar para una próxima nueva avenida. Hoy se recorren bordos y se estudia la
manera de evitar los daños de 2008. Sería fantástico que nos empezáramos a preparar con miras
a recuperar el Nazas y el Aguanaval. Que nos quitáramos los bordos mentales que nos impiden
ver lo que son los ríos para nuestra existencia. Que nos impiden valorar el significado y el milagro
del agua en medio del desierto. Que empecemos a imaginar desde hoy, un futuro posible,
solidario, equitativo y sostenible. Un futuro con nunca más contra nuestros ríos.
Valdés Perezgasga, Francisco. “Río de Vida, Río de muerte”.
Opinión Milenio. Septiembre 25 del 2008.
Desde que volvió el agua al cauce urbano del Nazas, los laguneros hemos experimentado una
mezcla de gusto y temor. El cauce seco y sucio ero un sitio predecible. Tener de nuevo una
porción de nuestro entorno urbano conectado -o semiconectado, mejor dicho- con las lejanas
montañas de la Sierra Madre Occidental, ha devuelto a nuestras vidas las nociones de riesgo e
impredecibilidad. Ha devuelto la contingencia al centro de nuestras vidas cotidianas.
Un río vivo es mucho más que lo que hoy vemos en el Nazas y en el Aguanaval. Un río vivo es,
fundamentalmente, un río conectado con sus planicies de inundación. Con esos sitios extensos y
planos donde, cada que el cauce recibe más agua que la que puede conducir, la desparrama al
llano. Estas inundaciones son clave para la manutención de los ecosistemas dulceacuícolas y para
el bienestar de todas las criaturas que dependen de su corriente.
Si uno es pez, el llano inundado se convierte en un excelente sitio para las crías. Las aguas
someras no dan cabida a los depredadores -por lo general peces grandes- y provee de una
abundancia de larvas e insectos. De hecho, cuando el pulso de inundación viene rodando por el
cauce, es interpretado por muchas especies de peces nativos como el momento para aparearse y
estar lista la hembra para desovar en las aguas bajas de la planicie inundada. Estas inundaciones
periódicas definen también comunidades florísticas que dan un carácter a todo el sistema fluvial.
Los problemas empiezan cuando llega la economía moderna a esos sitios. Un lugar plano y
próximo al agua es sumamente atractivo para poner huertos, nogaleras o establos. Un lugar
plano, fértil y cercano al agua es un imán para la agricultura industrial. La agricultura se ha
desarrollado desde siempre en las planicies de inundación. Pero hasta la invención de las presas,
ésta era una agricultura que trabajaba con el río, bajo sus términos y condiciones. Así fue desde el
tiempo de los faraones en Egipto, hasta la agricultura lagunera de la primera mitad de los 1940s.
Luego, la tecnología y la maquinaria pesada nos llevó a construir presas y bordos. Bordos que
aislaron al río de su planicie de inundación. Estas medidas, de encarcelamiento de la corriente
por las presas y la desconexión del río de sus planicies de inundación, trajeron un holocausto
biológico a los humedales del Nazas.
Cada vez que se ha construido un bordo en las orillas del cauce para proteger un establo, una
nogalera o un sembradío, no sólo ha destruido especies, comunidades y ecosistemas. También ha
generado un incremento en los riesgos para las comunidades que viven aguas abajo. Por eso hoy
estamos viendo a varias comunidades rurales de Chávez y San Pedro inundándose con un caudal
que es una cuarta parte de lo que el Nazas condujo en 1968. No es que se hayan asentado
irresponsablemente donde no debían, sino que un río encorsetado, incapaz de desparramarse
donde solía hacerlo, suelta allá toda el agua que conduce.
25
La generosidad de los laguneros ha salido de nuevo a flote para auxiliar a nuestros hermanos en
desgracia. En estas horas aciagas debemos redoblar nuestra generosidad con los maderenses y
son sanpetrinos que han perdido bienes y hogares. Pero pasado mañana debemos iniciar la
rehabilitación de nuestros ríos para que vuelvan a ser verdaderamente las fuentes de vida y de
riqueza que otrora fueron. Volver a repartir equitativamente los riesgos y no que la seguridad de
unos pocos signifique la destrucción para tantos.
3.5. Ríos, Acuíferos y sus Interconexiones

Valdés Perezgasga, Francisco. “Ríos y acuíferos”.
La Opinión Milenio. Agosto 9 del 2009.

Nuestro acuífero ha sido brutal y criminalmente expoliado durante décadas.
Esta
sobreexplotación se ha acelerado significativamente en los últimos tiempos, bajo las propias
narices de la autoridad, que no quiere, o no puede, hacer valer la ley por encima de los intereses
de los grandes lecheros laguneros. Sí, llevamos décadas, quizá desde la llegada de las norias
motorizadas de diesel primero y eléctricas después, sacando muchísima más agua de la que le
entra al acuífero, ¿Quién en su sano juicio esperaría que unas semanas de paso del agua por el
lecho seco del Nazas recargaría significativamente los agotados depósitos de agua?
Es innegable que la conexión entre el Nazas y el acuífero aún existe. Que a pesar del riesgo de la
compactación del suelo y a pesar de las alteraciones al perfil estratigráfico del lecho del río
(construcción de vialidades, tránsito de vehículos todoterreno, extracción de cascajo y arena,
deposición de toneladas de escombro y basura), el Nazas aún se conecta con el subsuelo. Es
innegable por los hundimientos en las colonias aledañas al Nazas en Torreón y en Lerdo. Es claro
por la súbita turbidez del agua de la llave en las Rosas y en el centro de Torreón, los primeros días
en que el Nazas volvió a vivir en nuestra mancha urbana el pasado otoño. Esas señas son las que
nos deben mover al optimismo respecto al posible tránsito futuro de las aguas del Nazas por
nuestras ciudades. Mas que los cambios de nivel que mostraron los pozos urbanos tras el
brevísimo tránsito del Nazas en el 2008, es el comportamiento de los niveles de arsénico en sus
aguas. ¿Se notó alguna tendencia a la baja de la presencia de este veneno?
Vista la evidente entrada de agua al subsuelo lagunero y, vistos los niveles de arsénico en el agua
del río Nazas, sería de esperarse este leve y temporal alivio. Subrayo que, de presentarse, sería
leve y temporal, porque el agua nueva entró pocas semanas a diluir el arsénico del agua fósil que
bebemos los laguneros y porque la irracional, criminal y estúpida sobreexplotación de los acuíferos
continúa sin ser detenidas y sin castigo a los perpetradores de esta canallada contra la salud
pública de los laguneros. No debemos los laguneros quitar el dedo del renglón en cuanto a que el
Nazas debe revivir su curso natural y milenario para que, entre otras cosas, se conecte de nuevo a
sus acuíferos. Cómo tampoco debemos dejar de exigir que cese su sobreexplotación. El anuncio
de que ya se les cobrará la electricidad a quienes extraer el agua en demasía, es una pequeña luz
al final del túnel. El vocero del sector duro de los grandes lecheros ve en este cobro una voluntad
expresa del gobierno de “terminar con el agro”. Lo que nos maravilla es que no véanla viga en su
propio ojo: que con su debocada voracidad son ellos quienes parecen querer terminar con La
Laguna.

4. LAS PRESAS
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4.1. Presa del Tigre
Valdés Perezgasga, Francisco. “En Defensa de los Ríos”.
La Opinión Milenio. Marzo 15 del 2009.
¿Qué pasa con la Presa del Tigre que sólo está funcionando como un gran evaporador, enviando el
agua lagunera a otras cuencas en forma de nubes y vapor?
Inaugurada hace dos años por Felipe Calderón, la Presa del Tigre es hoy un proverbial elefante
blanco y, de ser ciertos los informes que llegan de San Juan de Guadalupe, un elefante peligroso,
mal construido, con filtraciones importantes e inusitadas en una nueva presa. Le ahorro su
tiempo: no busque información sobre esa presa en la página de CNA. La Presa del Tigre no
aparece por ningún lado para misterio de los laguneros y para preocupación de los sanjuanenses
que viven a sus pies.

Valdés Perezgasga, Francisco. “Espejitos”. La Opinión
Milenio. Agosto 16 del 2009.
Lo mejor de mis viajes a la Ciudad de México es cuando vuelo en días despejados y con buena luz.
A media mañana, digamos, a media tarde. Si voy en la ventanilla, puedo ver detalles del paisaje
del altiplano, destacar rasgos que ya conozco…
La luz de la tarde hace que el agua espejee hacia mi ventanilla en la cola del avión que me trae a La
Laguna. Es impresionante captar la escala a la que estamos interrumpiendo en México el ciclo del
agua. Espejean en la tarde desde lagunas y lagos naturales, hasta pequeñísimos aguajes para el
ganado, pasando por grandes presas y presones. Casi todo el territorio está tapizado de estos
espejos, espejitos y lentejuelas. De vez en vez aparece una sierra, un bosque, un sistema de
cañones y finos espejos lineales y delgados que revelan tramos de río que aún discurren por sus
antiguos cursos, aún sin barreras.
En La Laguna es posible ver también espejos. Grandes rectángulos de alfalfa irrigadas por
ineficientes inundaciones desde las que, cuando la luz incide en el ángulo correcto, hace que la
superficie se transforme del verde de la clorofila en la plata del agua. Una poquísima proporción
de esa agua es aprovechada por el cultivo. Otra leve cantidad se infiltra al acuífero. La mayor
parte se evapora y se va a formar nubes y lluvias a otras cuencas. Es el agua que los laguneros
perdemos para que los millonarios de siempre sean aún más millonarios. Para que quienes nos
arriesgamos al beber agua con arsénico, la sigamos bebiendo tentando a una adelantada muerte.
Pero de todos estos espejos, el que más me llamó la atención fue el de la Presa del Tigre, a un lado
de San Juan de Guadalupe. Desde el aire se ve que retiene agua. Paradójicamente, a nivel del
suelo es como si no existiera. El director de la Comisión de Aguas del Estado de Durango, lista a
San Juan de Guadalupe como uno de los municipios en los que la carencia de agua está haciendo
crisis. San Juan de Guadalupe muere de ser junto a una obra tan cara como innecesaria como, al
parecer, malhecha.
Una presa que a más de dos años de haber sido inaugurada por Felipe Calderón sigue sin entrar en
funciones. Sigue, vamos, sin siquiera aparecer en los listados de la infraestructura hidráulica de la
Conagua. Pero que ya muestra, apenas a dos años de su “inauguración” preocupantes fallas en su
construcción como lo denotan las abundantes filtraciones que presenta. Lo único que está
haciendo la Presa del Tigre a más de dos largos años es retener y evaporar el agua que antes
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llegaba a los campos de cultivo y a los acuíferos de nuestra comarca sin que nadie llame a cuentas
a aquellos que promovieron este sinsentido. A aquellos que hicieron de su construcción el
negocio de su vida.
Valdés Perezgasga, Francisco. “La inútil Presa del Tigre”.
La Opinión Milenio. Noviembre 1 del 2009.
En estos días se hicieron públicos datos reveladores sobre la Presa del Tigre. La presa se ubica en
uno de los principales afluentes del Río Aguanaval, en el municipio de San Juan de Guadalupe. Es
una obra cubierta por un velo de escándalo y misterio. Su presupuesto original fue de poco menos
de 43 millones de pesos y terminó costando más de 147 millones de pesos, es decir, 242% mas de
lo originalmente presupuestado. Un sobrecosto que pudiera explicar la rabiosa manera en que la
presa fue defendida, sin argumentos pero con amenazas, por parte de la tóxica alianza de unos
pocos funcionarios, políticos y empresarios.
Por supuesto que puede argumentarse que el disparo en la inversión es ciertamente un infortunio,
pero que puede tener una explicación diferente a la de la corrupción endémica que padecemos.
Pudiera argumentarse, claro, que la pasión bordeando en la violencia, utilizada por los promotores
de la Presa del Tigre, pudiera deberse a los grandes beneficios que la obra traería a la población de
San Juan de Guadalupe. Pero tres temporadas de lluvias después de su inauguración, los números
ciertamente desmienten esta benevolente teoría.
La Presa del Tigre fue inaugurada en mayo de 2007, cuando empezaban las lluvias y por tanto los
caudales que habrían de llenarla para prodigar abundantes riquezas a San Juan de Guadalupe.
Durante 2007, la presa regó cero hectáreas. Durante 2008, volvió a no irrigar la misma superficie:
cero hectáreas. En 2009 se planeó regar 450 hectáreas con ella y se alcanzaron a regar 423, así
como dar riegos de auxilio a 258 hectáreas de maíz y alfalfa. Es decir, tras tres años de
inaugurada, la presa apenas alcanzó a regar la cuarta parte de las 1,600 hectáreas que sus
promotores prometían. Unas pocas hectáreas de maíz y alfalfa, dos cultivos pobres que poca
riqueza inyectan a la economía.
Por ningún lado se ven los viñedos y las industrias vitivinícolas que el triputado Ulises Adame
juraba vendrían junto con la presa. San Juan de Guadalupe tendrá que resignarse a nunca ser ese
Burdeos del desierto que Ulises prometió. Como los secos campos de Durango han tenido que
resignarse a que nunca hay caído las abundantes lluvias que llegarían con las antenas mágicas que
el mismo Adame promovió como funcionario del gobierno del Estado.
La Presa del Tigre es pues el epítome de los elefantes blancos. Una obra tan cara como inútil.
Construida contra las opiniones calificadas de investigadores, empresarios, agricultores,
ambientalistas y funcionarios. Auxiliada por personajes como Ricardo Juárez Palacios, quien dejó
tras de sí una negra estela de 19 proces
os por corrupción a su paso por Semarnat. Pocos beneficios ha traído esta faraónica obra, su
espejo evapora cientos de miles de metros cúbicos bajo el sol abrasador. Un agua preciosa como
toda agua en el desierto, que antes recargaba el acuífero de Oriente Aguanaval, y regaba campos
del Cañón de Jimulco, que desde 2007 han visto reducida su productividad, sin que esto se refleje
en beneficios para los sanjuanenses. Una obra en laque todos perdimos, pero en la que algunos,
seguro, ganaron.
4.2. Presa el Cañón de la Cabeza
28

Valdés Perezgasga, Francisco. “Un par de asuntos”.
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  • 1. ANTOLOGÍA: UNA VISIÓN INTEGRAL DE CUENCA EN LA REGIÓN LAGUNERA (Una Propuesta Hemerográfica). Junio 28 2010 Este trabajo de recopilación y selección de 16 autores, se presenta a manera de memoria, es decir como una propuesta de sistematización en los asuntos referentes al medio ambiente, dirigido especialmente a la temática del agua en la Laguna, en función de la denuncia por la sobreexplotación de los acuíferos y con un enfoque de cuenca, a partir de documentos publicados en la prensa regional. Partimos de las experiencias y de las elaboraciones teóricas, opiniones y/o aportaciones de los autores comarcanos que enriquecen el horizonte de lo que concebimos y pretendemos para nuestra región. Basándonos fundamentalmente en los dos diarios principales de la ciudad: El Siglo de Torreón y La Opinión Milenio. “Se pensaba que el problema ecológico se iba a presentar fundamentalmente en las costas y que en el desierto no habría ningún daño”. Y es que la pérdida de la diversidad se ve también manifiesta en un detrimento de la cultura. Palabras de Salvador Morales del Centro de Capacitación de Desarrollo Sustentable CECADESU, el 17 de Octubre del 2009 en Gómez Palacio Dgo. CONTENIDO: Página 1. ESCENARIOS SOBRE EL CASO DE LA SOBREEXPLOTACIÓN EN LA LAGUNA 1.1. Delimitaciones Generales…………………………………………………………………. Antecedentes: 1.2. Moradores de la Antigua Laguna………………………………………………………. 1.3. Nuestras Referencias………………………………………………………………………… 1.4. Ubicación y Realidad………………………………………………………………………….. 1.5. Datos Elocuentes………………………………………………………………………………. 1.6. Reflexión y Voluntad de Acción………………………………………………………… 1.7. El Agua: un Problema Complejo……………………………………………………….. 1.8. Un Caso Semejante al de La Laguna…………………………………………………. 1.9. La Lucha por el Agua…………………………………………………………………………. 1.10. Alertas ante el Desastre Lagunero………………………………………………….. 1.11. ¿Genera Beneficios Invertir en Forrajes en La Laguna?....................... 5 7 8 8 10 11 11 13 15 15 2. LA LAGUNA 2.1. Recursos y Potencialidades………………………………………………………………. 2.2. Estudios Sobre el Agua en la Laguna……………………………………………….. 2.3. Paisaje y Turismo en la Comarca………………………………………………………. 2.4. Los Valores en la Laguna………………………………………………………………….. 16 18 19 20 1 4
  • 2. 3. ELEMENTOS RIPARIOS El Río: 3.1. ¿Qué es un Río?.................................................................................. 3.2. Apropiación y Despojo…………………………………………………………………… 3.3. Ríos Vivos……………………………………………………………………………………….. 3.4. Nuestro Nazas, un Río Vivo…………………………………………………………… 3.5. Ríos, Acuíferos y sus Interconexiones…………………………………………… 21 21 22 24 26 4. LAS PRESAS 4.1. Presa del Tigre……………………………………………………………………………….. 4.2. Presa del Cañón de la Cabeza………………………………………………………… 26 28 5. EL USO DE LOS RECURSOS 5.1. Su Conservación…………………………………………………………………………….. 5.2. Pérdida de los Ecosistemas……………………………………………………………. 5.3. Nuestro Hábitat…………………………………………………………………………….. 29 29 30 6. BIODIVERSIDAD 6.1. Biodiversidad y Existencia……………………………………………………………… 6.2. La Riqueza de Nuestro Entorno…………………………………………………….. 6.3. La Devastación de la Diversidad……………………………………………………. 6.4. Zona Metropolitana y Biodiversidad…………………………………………….. 6.5. Crisis de Biodiversidad: la Ganadería……………………………………………. 31 32 33 34 35 7. LAS RESERVAS LAGUNERAS 7.1. Generales……………………………………………………………………………………… 7.2. Áreas Naturales Protegidas………………………………………………………….. 7.3. La Reserva de Mapimí………………………………………………………………….. 7.4. Jimulco: Los Antecedentes………………………………………………………… 7.5. Jimulco: Referencias y Escenario Actual……………………………………… 36 37 39 40 41 8. LOS PROBLEMAS 8.1. Cambio Climático………………………………………………………………………….. 8.2. Historia y Realidad del Cambio Climático……………………………………… 8.3. El Arsenicismo………………………………………………………………………………. 42 43 44 9. LA CUENCA 9.1. Conservemos la Cuenca………………………………………………………………. 9.2. Visión Integral……………………………………………………………………………… 9.3. Reseña de Forma y Fondo sobre la Cuenca………………………………… 9.4. Sustentabilidad de la Cuenca del Nazas y el Aguanaval………………. 9.5. La Cuenca Baja: Agricultura y Ganadería…………………………………….. 9.6. La Cuenca Alta: un Experimento de Bosque………………………………. 46 47 48 49 51 52 10. MODELO ECONÓMICO REGIONAL 10.1. La Región Ayer y Ahora……………………………………………………………… 53 2
  • 3. 10.2. Modelo desde un Enfoque Incluyente……………………………………… 10.3. Planeación Económica……………………………………………………………….. 10.4. Economía/Ecología…………………………………………………………………. 10.5. Nuestro Patrimonio: el Capital Natural……………………………………. 10.6. Desarrollo Regional………………………………………………………………….. 10.7. El Caso Torreón en Números…………………………………………………… 10.8. Establo Verde…………………………………………………………………………… 10.9. Agro combustibles en la Laguna: una Nueva Amenaza………….. 10.10 Tecnologías y Producción Agropecuaria…………………………………. 10.11 La Agricultura y la Ganadería………………………………………………….. 54 54 54 57 58 61 62 63 64 65 11. PROPUESTAS 11.1. Cambios en la Percepción Ambiental………………………………………. 11.2. La Educación Ambiental………………………………………………………….. 11.3. Alternativas Ambientales………………………………………………………… 11.4. Vivir el Espacio Citadino…………………………………………………………… 11.5. Jardines Ecológicos Municipales……………………………………………… 11.6. Los Empresarios y el Medio Ambiente……………………………………. 11.7 Revivir el Nazas……………………………………………………………………….. 11.8. La Recarga de los Acuíferos…………………………………………………….. 11.9. Construyendo un Futuro Común……………………………………………. 66 67 68 69 70 71 72 73 74 12. LA CIUDADANÍA 12.1 Preocupación Ciudadana………………………………………………………… 12.2. Naturaleza y Participación de Género……………………………………. 12.3. Participación Ciudadana…………………………………………………………. 12.4. La Ciudadanía opina……………………………………………………………….. 12.5. Ciudadanía e Identidad Local………………………………………………….. 12.6. El Encuentro Ciudadano Lagunero…………………………………………. 12.7. Diálogo de los Ciudadanos con los Tomadores de Decisiones.. 76 76 78 79 80 81 82 13. QUIMERAS 13.1. Fuentes Alternativas……………………………………………………………… 13.2. Planta Potabilizadora……………………………………………………………… 13.3. Una Amenaza: las Potabilizadoras…………………………………………. 83 84 85 14. GOBERNABILIDAD 14.1. Vacío Institucional ante el Problema del Agua………………………. 14.2. Proyecto de Rehabilitación del Nazas……………………………………. 14.3. El Parque en el Nazas…………………………………………………………….. 85 87 88 15. POLÍTICAS PÚBLICAS 15.1. Elaborando la Agenda Ambiental…………………………………………… 15.2. Los Municipios como Ejes del Desarrollo……………………………….. 15.3. Realidad Económica Municipal……………………………………………….. 15.4. Planeación Pública en La Laguna……………………………………………. 15.5. Gobernanza Ambiental: Nueva Fórmula de Planeación……….. 15.6. Gobernanza Ambiental: Una Participación Real……………………. 89 90 91 92 92 93 3
  • 4. 16. DENUNCIA POR LA SOBREEXPLOTACIÓN DE LOS ACUÍFEROS….. ……………… 95 Autores en esta Antología: Francisco José Amparán Pedro Arrojo Agudo Magdalena Briones Navarro Carlos Castañón Cuadros Yamil Darwic Mario Gálvez Narro Arturo González González Gerardo Jiménez González José María Mena Rentería Juan Carlos Parga Torres Luis Felipe Rodríguez José Luis Romo Ayala Walid Sabag Navarrete Edgar Salinas Uribe Francisco Valdés Perezgasga Manuel Valencia Castro 1. ESCENARIOS SOBRE EL CASO DE LA SOBREEXPLOTACIÓN EN LA LAGUNA 1.1. Delimitaciones Generales. del Rodríguez , Luis Felipe. “La Defensa del agua y las lecciones Nazas”. Periódico Kiosco. N° 45. Noviembre del 2008. El Agua es la vida. El agua es el recurso natural más importante para la conservación de las especies. La teoría de la evolución nos señala que la vida se originó en el agua. La especie humana al igual que todas las especies, tiene sus antecedentes más remotos en aquellos microorganismos cuyo hábitat es el agua. De hecho, son famosos en Cuatrociénegas los trilobites, artrópodos existentes en las pozas, ya que a través de estudios científicos se ha 4
  • 5. comprobado que son microorganismos vivientes de origen paleozoico, cuyo estudio nos permitiría comprender el origen de la vida terrestre. Si lo vemos desde la perspectiva de los seres humanos, diremos que alrededor del 70% de nuestra constitución física es agua. Y por el lado planetario, sabemos que también alrededor del 70% de la superficie de la tierra está compuesta por agua. Sabemos también que de este porcentaje, el 97% es de agua salada, y el 2.5% es de agua dulce, y el 0.5% es de humedad superficial y vapor de agua en la atmósfera. El agua es pues de todos. El Agua es un bien común, como el aire y como debería ser la tierra. ¿Por qué el agua aparece ahora como un bien susceptible de ser apropiado? ¿Por qué al agua se le quiere dar la connotación de mercancía, y por tanto sus precios sujetarse a la ley de la oferta y demanda? ¿Por qué en algunos estados y municipios el gobierno abdica su función de administrador y regulador del recurso agua y lo han concesionado a empresas privadas? ¿Por qué aparece en nuestros tiempos como gran negocio la venta de agua embotellada?, etc. Son algunas preguntas que nos deben llevar a la reflexión de se efectivamente el agua en tiempos neoliberales continúa siendo un bien común. En el libro: “La gota de la Vida” de la Fundación Heinrich Böll, Silke Hefrich en la Introducción nos dice: “No hay que olvidar que el agua es, efectivamente, agua para tomar, cocinar, o bañarse a la vez que es y tiene que seguir siendo lluvia, nieve, hielo, ríos, lagos mares y acuíferos habitados por microorganismos, plantes y animales. El agua de los humedales, ríos y mares, forma parte fundamental de ecosistemas indispensables para la ecología de todo el planeta. El agua es tan vieja como la tierra misma. Entre todos los que en este planeta habitamos, la recibimos de herencia. Herencia que implica la imposibilidad de poseer el agua, así como la obligación de conservarla para nuestros herederos”, así también nos señala que: “Los bienes comunes, son una categoría de la economía política y forman parte de los bienes públicos, implican teóricamente la no exclusión, es decir, a nade se le limita el acceso a dichos recursos”. Algunos estudiosos de la geopolítica mundial, nos han estado advirtiendo sobre la importancia estratégica de los recursos, ya no tan sólo del petróleo y otros minerales y materias primas, sino del recurso agua, ya que siendo un elemento indispensable para la vida, es por lo tanto un objeto presente y futuro de los afanes mercantiles de los grandes consorcios internacionales, ligados a los magnates nacionales y regionales. El proceso paulatino de apropiación del recurso agua, no ha sido pacífico, la lucha por el agua, sobre todo en la Laguna, ya ha sido documentada en diferentes medios impresos y virtuales, regionales, nacionales e internacionales (periódicos, revistas y libros). Como todo proceso concentrador de los recursos, sus secuelas se han dejado sentir: por el lado del uso urbano tenemos problemas de acceso, de disponibilidad, de calidad, de administración etc. y por el lado del uso agrícola, tenemos también el problema de la administración del recurso, (falta de transparencia, racionalidad, honestidad). El uso depredador del agua subterránea y rodada ha generado los desequilibrios entre el consumo y la recarga, tenemos además la inoperancia actual de las presas y canales revestidos. Debemos simplemente volver a lo básico: cumplir con la ley, limitar la extracción , equilibrarla con la recarga, dejar correr permanentemente el agua del Nazas y que la naturaleza con una pequeña ayuda de sus amigos haga el resto. Antecedentes: 1.2. Moradores de la Antigua Laguna Briones Navarro, Magdalena. “Moradores de la Antigua 5
  • 6. Laguna”. El Siglo de Torreón. Mayo 23 del 2007. ¿Quiénes vivían en esta región ( De La Laguna), de dónde vinieron los habitantes (de esta comarca)? Nuestro historiador, ingeniero Alfonso Porfirio Hernández, basándose fundamentalmente en el Archivo General de la Nación y en los escritos que dejaron los jesuitas, nos dice que “en la última década del siglo XVI, cuando llegaron los jesuitas a realizar la conquista del desierto lagunero, los españoles tiempo atrás habían sentando sus reales en la Región de Cuencamé, donde tenían ranchos ganaderos”. En cuanto a los naturales, nos dice que los tobosos, habitaban en Mapimí y recorrían el bolsón del mismo nombre. Esta tribu se caracterizó por ser nómada, muy belicosa y cruel; constantemente atacaba a las tribus del valle, con las que tenía gran revalidad. Los tobosos no tenían religión, poseían creencias, eran supersticiosos, hablaban el toboso, andaban desnudos, eran grandes cazadores con el arco y la honda, muy golosos para la carne, les gustaba el baile (mitote), en general tenían las mismas costumbres que los irritilas, distinguiéndose por ser belicosos, crueles y de mal natural, matadores y robadores. Fue una tribu muy numerosa, y en su forma de vida y costumbres, tuvieron gran influencia de los tepehuanes, como sucedió con las demás tribus. Los padres trabajaron mucho con el fin de domeñarlos y catequizándolos… En 1651 el padre José Pasquel expresa: “En este tiempo le vino la orden del gobernador para que entrase con al gente que se había levantado de guerra, así españoles como indios al castigo de los tobosos, capa única de todos los males que han hecho por tantos años…” “El tres de septiembre de 1669, el capitán general del Reino de Nueva Vizcaya, dirigió una carta a Jon Joan Antonio de Sarria, alcalde mayor de la Provincia de Saltillo y Valle de Parras, donde le comunica que el podre Acosta logró poner en paz a los principales capitanes de la nación tobosa. Que hoy los ha transformado el santo en mansos corderos y viven sentados en paz habrá dos años”. De los irritilas, Santos Valdés habla de que estaban asentados en un sitio llamado Ximulcox (el actual Jimulco), que equivale a viento fuerte; sin embargo, los padres los sitúan diseminados por los actuales municipios de Gómez Palacio, Torreón y Parras, esta tribu y los tobosos, fueron los mas nombrados de los que habitaron La Laguna; hablaban irritila y algo de mexicano, eran nómadas, andaban desnudos, no tenían religión, eran supersticiosos, poseían creencias; les gustaba el baile (mitote); eran grandes cazadores con la honda y la flecha, les gustaba comer carne; no eran antropófagos, comían carne de venado, de pato, de liebre, pescado, así como productos vegetales; eran polígamos, la mujer cuando se cansaba de vivir con un hombre se iba con otro; sentían gran respeto por las cabezas de venado, le lloraban y lanzaban lamentos a los muertos; mataban a sus hijos por superstición; en cado de una epidemia, mataban al primero que se enfermaba; cuando la mujer daba a luz, el hombre era el que guardaba cama y dieta durante veinte días. De los mexues y ocoles sólo se sabe que la misión de San Pedro se fundó con estas tribus que habitaban la región. Los zacatecos eran vecinos de los laguneros, desde Parras hasta cerca de Durango. Hablaban el zacateco, vivían en comunidad formando pequeños clanes; la mujer vestía una faldilla de cuero hasta la rodilla, el hombre se cubría el frente, usaban vendas en la frente; se tatuaban y pintaban su cuerpo; reverenciaban al sol y creían que todos sus males se los ocasionaban las estrellas; creían que en el río y en las lagunas habitaba un genio al que llamaban Chan, el que surgía de las aguas en forma medio hombre y medio animal. No tuvieron mayor influencia sobre los pobladores de la Región de las Lagunas. 6
  • 7. Los tepehuanes: esta tribu fue muy numerosa y estaba diseminada en toda la Provincia de Nueva Vizcaya. Hablaban el tepehuno, eran idólatras, supersticiosos, vivían en comunidad, vestían ripa de lana y algodón. Sus sepulturas eran redondas y enterraban a sus difuntos sentados y les ponían sus arcos, flechas, cuernos y tecomates (vasijas redondas) y alguna comida. Lenguas: la mayor parte de los indios que habitaban esta gran región, tenía un tronco común, puesto que entendían y “champurraban” el mexicano, “ello facilitó que el evangelio tuviese mas fácil entrada en tierras donde tantas lenguas hay ten varias y diferentes unas de otras. 1.3. Nuestras Referencias Briones Navarro, Magdalena. “Preocupación generalizada por el agua III”. El Siglo de Torreón. Julio 2 del 2008 (Éramos) una planicie de inundación…por lo general muy fértil debido al limo arrastrado por las corrientes fluviales y depositado en ella. (Así,) la tierra renueva anualmente su riqueza. Los españoles a su llegada a estos parajes, después de recorrer inhóspitos lugares, bendijeron la abundancia de agua y la fertilidad de muchos terrenos. Su manera de abastecerse era distinta: bosques y plantas del desierto fueron arrasados para sembrar gramíneas: alimento de ganado mayor, inexistente en la región hasta su llegada y para los mismos hombres. La siembra obviamente no abarcó toda la región por la vastedad de los territorios en propiedad, primero de la Corona y luego de particulares, adquiridas por merced real a precios irrisorios, los que no estaban provistos en su totalidad de agua suficiente y segura. Se concentraron en las mejores, implantando entre los naturales pacíficos o pacificados que quedaban, tecnologías, lengua, costumbres y religión. Como la suma de ambas etnias era muy limitada, la naturaleza proveyó para todos, aunque el reparto fue inequitativo y diferenciado con respecto al bien común. A las quiebras sufridas repetidamente por los herederos de estos territorios, después de ventas sucesivas a diferentes compradores, se rompió el latifundio con el resultado de una nueva unidad de producción, menos extensa: la hacienda, siempre orillada a las corrientes de los ríos. En un clima caliente y seco, tierra rica, agua sobrada y un mercado abierto nacional e internacional, luego favorecido por los ferrocarriles, se sembró algodón por nacionales y extranjeros, al grado de quedar como monocultivo. A fines del siglo XIX comienzan y se agudizan los pleitos por el agua. Cada quien quedaría asegurar el fruto de sus tierras ya sembradas o por sembrar de de ser posible ampliarlas. Terminaron a balazos entre los abajeños a quienes no llegaba la suficiente, a veces ninguna, y los alteños que tomaban siempre toda la posible de atajar. El Gobierno Federal tuvo que intervenir para tratar de hacer justicia mediante la reglamentación del uso del agua. Se regaba por entarquinamiento, sistema consistente en construir bardas alrededor de extensiones diferentes, capaces de almacenar el volumen necesario para empapar el suelo a una profundidad que asegurara la siembra, el crecimiento y recolección de frutos, con un escaso o ningún riego de auxilio. Durante la utilización de este sistema se computó una media de 93,000 hectáreas de siembra anual, ajustándose a la cantidad surtida por los ríos. Cuando el agua era excesiva, seguía sus cauces hasta desaguar en las lagunas que antes eran varias guardando humedad en mayores extensiones. De esas lagunas, por las que la Región tomó su nombre, no queda ninguna. Invitados por el “boom” del algodón y la facilidad de transporte, comenzaron a llegar de muchas partes, mexicanos y extranjeros con distintos oficios y profesiones, aumentando la cantidad de servicios. 7
  • 8. Para el cultivo del algodón se necesitaba una gran cantidad de mano de obra: la estable “acasillada” y la de los estacionales para las pizcas, mucho más numerosa, peor pagada, menos servida y más desestimada. Ante lo injusto de la distribución de la riqueza, debió acumularse un gran resentimiento entre los desfavorecidos, que hizo crisis durante el mandato presidencial del General Cárdenas, quien llevó a cabo el reparto de tierras. La antigua peonada y administradores especializados en el trabajo, tuvieron a bien integrarse en uniones, muchas de las cuales, al principio, llegaron a producir más pacas por hectárea que los privados. La bondad de adjudicar tierras a más población necesitada, se opacó ante la voracidad y corrupción instalada desde las Secretarías, los Bancos, la burocracia y algunos dirigentes campesinos, cuya corrupción fue ilimitada e incontrolable. Añádase el desastre final del ejido. Por otra parte, los “técnicos” no acertaron a calcular se la extensión repartida podía estar suficientemente surtida en agua. Se privilegió al Ejido con el agua del Río Nazas (pero) no fue suficiente. Entonces los pequeños propietarios y luego los ejidos mismos comenzaron a perforar para surtirse del agua del subsuelo. No hace mucho había más de 3,000 norias. Jamás se hubiera podido pensar entonces que tan privilegiadas regiones terminarían en una progresiva desertización, ni por factores naturales, ni por intervenciones humanas. 1.4. Ubicación y Realidad Jiménez González, Gerardo. “¿Por qué nos preocupa el medio ambiente?”. El Siglo de Torreón. Octubre 29 del 2008. …los laguneros tenemos el privilegio de vivir en La Laguna por el acceso que tenemos al agua dulce, de hecho, es la región en todo el Desierto Chihuahuense mexicano (esto en una superficie de mas de 400,000 km2, desde el Norte de Guanajuato, hasta el corredor fronterizo de ChihuahuaCoahuila con los Estados Unidos), que dispone de un mayor volumen de agua por unidad de superficie, condición que la mayor parte desconocemos como habitantes de esta ecorregión. Pero la cuestión del agua, al igual que sobre los otros recursos naturales, no debe verse como un recurso aislado, sino en su dimensión integral, en este caso como un recurso que se genera y distribuye a nivel de cuenca hidrográfica, entendiendo por ésta, aquél espacio geográfico drenado por un escurrimiento importante. Vivimos dentro de la cuenca de los ríos Nazas-Aguanaval, que abarca 104,975 Km2, donde se disponen de 3,465.3 Mm3, 867.3 Mm2 provienen de la recarga de 27 acuíferos subterráneos y 2,598 Mm3 de escurrimientos superficiales; de ellos se utilizan 3,164 Mm2, de los cuales, 2,959 Mm3 se aplican en actividades agropecuarias. Un mundo de agua sobre la que los laguneros consumimos el 56 % sin producirla, recurso que ya quisieran otras regiones del norte de México. Ciertamente, la disponibilidad de este recurso, ha constituido el soporte del crecimiento económico regional durante las últimas dos centurias, cuando a partir de 1830 se empieza a utilizar para el riego del cultivo (del algodón) en las extensas planicies cubiertas por suelos fértiles, iniciando lo que después fue en emporio agrícola generador del llamado “oro blanco”, y actualmente de la principal cuenca lechera del país. El agua permitió la expansión urbana, donde se asienta la mayor parte de la población lagunera, asegura el suministro para la industria y los servicios, es pues, el recurso clave para el desarrollo económico y social de La Laguna. Pero quizás este privilegio no lo hemos sabido dimensionar los laguneros (como tampoco lo es que aún contemos con reservorios naturales de biodiversidad en buen estado de conservación), ya que nos venimos destacando como vencedores del desierto, como usuarios irresponsables que 8
  • 9. obtenemos reconocimientos nacionales e internacionales en el manejo (que calificamos) desastroso del recurso. 1.5. Datos Elocuentes Valdés Perezgasga, Francisco. “La Laguna: una vista rápida a la situación del agua”. Torreón Coah. a 24 de Junio del 2010. Día de San Juan. La Comarca Lagunera se ubica en los estados mexicanos de Coahuila y Durango en el corazón del Desierto Chihuahuense. La lluvia promedio anual es de 250 mm (250 L/m2) mientras que la evaporación supera los 2500 mm (2500 L/m2). El establecimiento de un gran núcleo de población, que supera el millón y medio de habitantes se debe a la existencia de los dos ríos endorréicos más grandes de México: el Nazas y el Aguanaval. En La Laguna, según cifras oficiales[1], se extraen del acuífero cada año novecientos treinta y un millones metros cúbicos de agua aún cuando sólo existen concesiones para extraer seiscientos cincuenta y un millones de metros cúbicos anuales. Según la Comisión Nacional del Agua, el 83% del agua extraída se destina a actividades agropecuarias, fundamentalmente para la producción de alfalfa y otros forrajes que sostienen a la mayor cuenca lechera de México, con una producción que supera los seis millones de litros de leche al día y que la surte a mercados lejanos de todo el territorio mexicano. Las principales empresas que compran la leche lagunera son el Grupo Lala, Alpura, Chilchota y Nestlé. Menos de 2% de esa agua será usada en la industria y el resto, en usos domésticos y urbanos [2]. Según los investigadores de la Universidad de Twente, Holanda, A.Y. Joekstra y A.K. Chapagain [3] producir una tonelada de leche en México requiere de 2382 metros cúbicos de agua, esto equivale a emplear 2450 litros de agua para producir un litro de leche. Al acuífero del que extraemos esos volúmenes le llegan cada año quinientos diecinueve millones de metros cúbicos por gracia de la lluvia y de nuestros ríos. La sobre-explotación del acuífero y el represado de los ríos Nazas y Aguanaval –que disminuye las aportaciones al acuífero– han traído como consecuencia un deterioro de la calidad del agua del subsuelo que contiene cantidades elevadas de arsénico, un potente tóxico asociado a diversos tipos de cáncer. En Torreón, Coahuila, la única ciudad de la región que publica sus resultados de calidad del agua, el 86% de los pozos que abastecen a la población superan el contenido de arsénico recomendado como máximo por la Organización Mundial de la Salud. Esto ha generado preocupaciones en los laguneros, pero no entre las empresas responsables o entre las autoridades encargadas del manejo del agua, del cuidado del medio ambiente o de la atención a la salud. Desde diversos círculos académicos y ambientalistas de la región se han hecho propuestas para remediar esta situación, propuestas que consisten en invertir recursos en la conservación de las cuencas de los ríos Nazas y Aguanaval, reconstituir el ciclo hidrológico de estos ríos deteniendo la construcción de nuevas presas y operando las existentes con mayor inteligencia, obligar a los productores de alfalfa a que extraigan solamente los volú- menes a los que legalmente tienen derecho e instaurar un régimen consensuado para disminuir estas extracciones hasta llegar a una situación de equilibrio en el acuífero. La situación actual es insostenible. La diferencia entre lo que entra al acuífero y lo que se extrae, cuatrocientos doce millones de metros cúbicos, son depósitos que retiramos del banco, atentando contra el derecho que tienen los laguneros y las laguneras del futuro a vivir y a desarrollarse pues 9
  • 10. no se trata de retiros monetarios sino de cancelar la posibilidad de desarrollo, progreso y existencia al ser el agua una sustancia indispensable para la vida. En otras palabras, este déficit es el signo más claro de nuestra marcha hacia el abismo, hacia el futuro fantasma, una marcha segura y sin escalas. Una marcha a la que nos lleva la avaricia desmedida de unos pocos que insisten en ser mineros del agua, sin importar las consecuencias. [1] Diario Oficial de la Federación, Segunda Sección, “ACUERDO por el que se da a conocer la ubicación geográfica de 371 acuíferos del territorio nacional, se actualiza la disponibilidad media anual de agua subterránea de 282 acuíferos, y se modifica, para su mejor precisión, la descripción geográfica de 202 acuíferos”. 28 de agosto de 2009. [2] COMISION NACIONAL DEL AGUA, Subdirección General Técnica. Documento por el que se da a conocer el estudio técnico de actualización del conocimiento geohidrológico en la zona comprendida por el acuífero “Principal –Región Lagunera” en los estados de Coahuila y Durango. Torreón, mayo de 2003. [3] A.Y. Hoekstra y A.K. Chapagain. “Water footprints of nations: Water use by people as a function of their consumption pattern”, Water Resources Management, 21 (2007). P. 35-48. 1.6. Reflexión y Voluntad de Acción Valdés Perezgasga, Francisco. “Agua pasa por mi casa”. La Opinión Milenio. Marzo 21 del 2010. (El 22 de Mayo y anualmente) se celebra el Día Mundial del Agua. Se trata, como tantos otros hitos del calendario, de una oportunidad para la reflexión y la introspección, pero también para renovar compromisos y voluntades de acción. La vida en la Tierra camina, como dice Bárbaro Kingsolver, sobre el filo de una navaja. Un filo tan delgado como un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno. Sin agua, la vida es imposible. La vida de nuestro planeta es tan adaptable que ha logrado conquistar sus sitios más áridos (así como los más caliente, los mas fríos y todos los ecosistemas extremos que podamos imaginar) pero todos con agua. Poco le dedicamos a pensar en esto, y por ello, creo, nos hemos inventado estos días mundiales como mecanismos mnemotécnicos que traigan asuntos tan importantes a nuestra conciencia. El agua tiene también sus mecanismos obvios, evidentes y brutales para llamar nuestra atención. Los huracanes y las granizadas. Las sequías y las inundaciones. Pero también imágenes más indirectas, placenteras y sutiles. La sandía y el melón. Los peces y los panes. Vivimos en el centro mismo del más grande desierto de Norteamérica y extrañamente, no pensamos dos veces cuando se anuncia la construcción de una presa o que nuestro acuífero está siendo brutalmente sobreexplotado. Vivimos en un desierto y no nos importa el agua. Curioso. Creo que en buena parte, esto es así porque nuestro desarrollo intelectual -afectivo incluso-, está incompleto. No hemos desarrollado una noción del lugar. Un sentido de pertenencia. Nuestras referencias de identidad, fuera de nuestro adjetivo gentilicio -laguneras, laguneros- son artificiales: el Tri, la bandera, la Virgen del Guadalupe. Esa falta de raíces, este atrofiamiento existencial es quizá lo que nos lleva a creer que nuestros paisajes no son bellos, que la austeridad del desierto y la defensa espinosa del nopal no contienen mundos de poesía. Pero también creo que el agua tiene otras formas de inquietarnos y recordarnos quienes somos. Las avenidas del Nazas del 2008 cambiaron por unas semanas nuestro ánimo colectivo. Hoy, súbitamente, un accidente vuelve a recordarnos al río. El agua se libró de la camisa de fuerza de los canales, gracias a un error técnico y, de pronto, tenemos un gran charco del Periférico a la 10
  • 11. Cobián. Mas de un corredor o automovilista que usa el Bulevar Río Nazas ha exhibido una sonrisa al ver esta agua, súbita e inesperado de nuevo en el Nazas. Un accidente nos vuelve al ánimo de aquel 2008. Que esta inesperada estampa nos ayude a usar la celebración…del Día Internacional del Agua para recordar que hemos abusado demasiado tiempo de nuestros ríos y de sus acuíferos. Recordar la cuerda floja por la que Kingsolver ve transitar a la especie humana. Por despreciar al agua, nosotros, habitantes de un desierto en un mundo que se calienta, estamos viviendo en un riesgo constante. Sólo revalorando nuestros ríos, nuestros acuíferos, nuestra agua -y actuando ya en consecuencia-, podremos tener un futuro promisorio. Tenemos que ver ya que nuestra ruta actual nos lleva al abismo. Si en verdad nos preocupamos por aquellos que aún no nacen, seguir ese rumbo es inaceptable. 1.7. El Agua: un Problema Complejo Valdés Perezgasga, Francisco. “El árbol y el bosque”. La Opinión Milenio. Abril 6 del 2008. Cuando se aborda un problema de gran complejidad conviene siempre mantener una visión de conjunto, de horizonte vasto. La tentación de abordarlos solamente por una de sus partes es mucha. A menudo la especialización profesional y la concomitante miopía de quien lo aborda es el obstáculo para analizarlo cabalmente. La visión parcial de un problema complejo no puede llevar a soluciones válidas y duraderas. Nunca, por ver los árboles, debemos perder de vista al bosque. Entre los problemas que nos aquejan, quizá no haya uno más complejo que el del agua. El agua no sólo es un recurso natural o una mercadería. El agua es lo que nos mantiene vivos. Literalmente. A nosotros y a la naturaleza toda. Su presencia y su disponibilidad, confabuladas con la latitud y la altitud, es lo que define que en la superficie de nuestro planeta haya selvas, savanas, bosques frías tundras o desiertos. El agua y su eterno movimiento y mutación, es lo que define y distingue a la Tierra. Hasta el momento el hombre no ha encontrado otros mundos en los que esté presente el ciclo del agua. El día que encontremos en otro mundo este ciclo, ahí encontraremos, con seguridad, formas complejas de vida. Marte tiene agua, pero está en forma de inmutable hielo, congelada en sitios fijos. Por ello has sido tan difícil definir si hay o no vida ahí. Si la hay probablemente tomará la forma de bacterias y nunca de enanitos verdes. Así de misteriosa es el agua. Así de única. Tanto que toca todos los aspectos de nuestras vidas. Los económicos ciertamente, pero también los culturales y religiosos, así como los psicológicos y los sociales. Por ello, quizá, cuando se aborda alguna querella en torno al agua, el tratamiento es endemoniadamente complejo. Mark Twain lo dijo en el siglo XIX: “el whisky es para beber, el agua para pelear”. Los laguneros vivimos en medio de una paradoja. Somos una de las dos ciudades del altiplano con agua en abundancia, pero somos quizá quienes la usamos de peor manera, dilapidando una riqueza singular. No empleamos el agua que tenemos como el precioso bien que es, como un seguro para la vida incierta en un mundo que se calienta. La extraemos del subsuelo como el minero saca el oro, sin pensar en lo que sucederá cuando la veta se agote. Debemos iniciar ya el debate sobre la región que queremos ser en el futuro. Un futuro abierto, sin cota, un futuro sustentable. Decidir si seguimos por el camino de sacrificar nuestros ríos y sus magníficos ecosistemas y envenenar el agua que bebemos o decidir a dar el golpe de timón que nos aleje del abismo e hinche nuestras velas llevándonos al puerto de una prosperidad basada en la industria y los servicios, con una agricultura dimensionada a nuestras necesidades. 11
  • 12. Convirtiéndonos en una comunidad cuidadosa de su futuro. Progresando de manera equitativa e inteligente. Preocupada por su salud. 1.8. Un Caso Semejante al de La Laguna Amparán, Francisco José. “¡Ahí va el agua! (Y se va, y se va…). El Siglo de Torreón. Abril 11 del 2010. Uno puede imaginarse la escena: el secretario General de la ONU Ban Ki Moon, asomándose a la nada, oteando el horizonte con el ceño fruncido.. y tragando saliva. Ocurrió la semana pasada en Muynak, Uzbvekistán, una población que estuvo alguna vez en la ribera de un gran lago, en donde un muelle se extiende bizarramente sobre un desierto gris, y se encuentran camellos paseando cerca del casco de barcos varados.. que se quedaron en tierra firme cuando se secó el Lago (o Mar) Aral, el que fuera el cuarto cuerpo de agua dulce del mundo, hoy desaparecido en un 90%. “Sobre el muelle, no estaba viendo nada. Sólo podía mirar un cementerio de barcos”, dijo Ban a reporteros. “Es claramente uno de los perores desastres ambientales del mundo. Me impactó tanto”, comentó. La verdad, uno esperaría que estuviera mejor informado. Desde que el Glasnost de Gorbachev permitió echarle un ojo a la URSS como nunca antes, desde fines de los ochenta sabemos del ecocidio que se cometió con el Lago Aral y sus ríos afluentes. Tenemos más de veinte años viendo esas fotos de barcos pesqueros reposando en medio del desierto, en sitios donde antes hubo abundante agua y fauna lacustre. Lo que pasó con el Lago Aral demuestra lo descuidados que hemos sido con un recurso que, ingenua y/o soberbiamente, creíamos que era inagotable: el agua. Los soviéticos se lanzaron a una mal pensada explotación de algodón en las tierras semidesérticas del Asia Central (¿les suena conocido?) Con ello sobreexplotaron las aguas de los ríos que creaban la laguna, y ésta desapareció (¿les suena conocido?), dejando un ecosistema devastado, una economía patas arriba y una población con numerosas afecciones respiratorias y cancerosas por la alteración del medio ambiente (¿les suena conocido?). La interrelación entre el lago, los ríos y su medio ambiente, que había subsistido durante milenios (Alejandro Magno entró al mundo desconocido de las estepas cuando cruzó el Oxus o Amu Darya, hace 2,300 años) fue mandada al demonio en unas cuantas décadas. Así de destructivos podemos ser. Para terminar de tender el petate del muerto, el National Geographic Magazine de este mes está dedicado exclusivamente al tema del agua. Mejor dicho, a su escasez: el subtítulo es “Nuestro mundo sediento”. Pasando esas lustrosas páginas, no se puede evitar que un escalofrío recorra el espinazo desde la nuca hasta donde la espalda pierde su casto nombre. Y es que en la revista del cuadrado amarillo, aparece un artículo tras otro en que nos previene de lo descuidado que hemos sido en el agua, y cómo tarde o temprano vamos a terminar pagando por ello. De hecho, en algunos casos ya encontramos cambios en las formas de vida, costumbres y hábitos de grandes poblaciones. Lo que se creía que no podía ocurrir, ya está ocurriendo. El famoso calentamiento global, por ejemplo, está fundiendo los glaciares de todo el mundo a un ritmo sencillamente escandaloso. Y ello no sólo afecta al paisaje o a los vendedores de postales. Como bien lo apunta un artículo del NGM, son las grandes masas de hielo de la Meseta del Tíbet las que alimentan las aguas de los grandes ríos de aquella parte del mundo: el Amarillo, el Yangtzé, el Indo, el Ganges, el Brahmaputra, el Irawadi y el Mekong, entre otros mas chirris, menos conocidos y con nombres menos pintorescos. De esas aguas depende en gran medida el abastecimiento para usos personales, agrícolas e industriales de algo así como un 40% de la Humanidad Y a la larga, a menos hielo, menos agua… y las consecuencias serán bestiales: el 12
  • 13. desplome en el caudal del Yangtzé por ejemplo, podría dejar sin cosechas a cientos de millones de campesinos chinos que cultivan en sus riberas. Para colmo, muchos grandes ríos atraviesan fronteras nacionales, así que los conflictos por el agua pueden tornarse guerras internacionales. Siria e Iraq se quejan de que Turquía se quede con la tajada del león de los célebres Éufrates y Tigris, que nacen allá. Jordania, Siria e Israel se la pasan agarrados del chongo por las aguas del río Jordán, que pese a aparecer en tantas canciones melosas es una auténtica manzana de la discordia. India y Paquistán podrían ir a la guerra ( y ambos países tienen armas nucleares) no por el viejo conflicto de Cachemira, sino por el destino de las aguas del río Indo. Muchos problemas se podrían evitar si cuidáramos más lo que tenemos. Pero hay dos grandes obstáculos para darle un uso racional al agua: el primero, que muchos gobiernos, de acuerdo a un populismo trasnochado, subsidian enormemente el servicio hidráulico, de manera que a la gente no le duele desperdiciarlo. En el NGM aparece un comparativo de cuánto cuestan 100 galones (378.54 litros) en distintas ciudades del mundo. Y ahí podemos ver el aprecio que se le tiene a la cultura del cuidado del agua. En Copenhague, que se encuentra sobre el mar, esos cien galones salen a 3.43 dólares. En Phoenix, Arizona, en pleno desierto, cuestan 85 centavos de dólar. En Calgary, Canadá población bañada por dos ríos y donde un servidor disfrutó por un tiempo del agua más potable disponible en una ciudad moderna, está a 1.32 dólares… casi el doble que en Las Vegas (77 centavos), donde criminalmente se utiliza para fuentes danzantes y otras burradas. En cambio Nueva York, a orillas del mar y con su buen río Hudson, cobra más: 80 centavos. Buenos Aires, situada sobre el Río de la Plata, comprensiblemente (digo, gobiernan los Kirchner) cobra 5 centavos de dólar. La Ciudad de México, la única entre las cincuenta más pobladas del mundo que no tiene río ni se halla cerca de un cuerpo de agua permanente, cobra siete centavos… y todavía se enojan porque Ebrad se las subió a ricos y pobres… como se el desperdicio dependiera de la clase social. Sí los chilangos pagar el agua más barata que en cualquiera otra ciudad de Latinoamérica, y eso que cada gota tiene que ser bombeada 1,500 metros para arriba y desde 200 kilómetros de distancia. Que al cabo que los idiotas del resto del país los subsidiamos. El segundo obstáculo para racionalizar el uso del agua es que somos muy comodinos, y nos acostumbramos a consumir artículos que demandan cantidades enormes de agua. Y eso, porque nunca le vimos ningún problema a hacerlo: ¡el agua no se acaba! De cualquier forma, nunca nos imaginaríamos que un par de pantalones de mezclilla implican el uso de 2,900 galones (casi once mil litros) de agua. Por ahí ando lo que se necesita para producir una sábana de algodón. Una humilde hamburguesa, esté o no en promoción, requiere de 2,400 litros. Y la consabida vaca, entre pastura, agua para beber y la requerida para limpiar establos e instalaciones, se chupa a lo largo de su bovina vida, la friolera de 816, 600 galones: mas de tres millones de litros. Así pues, debemos ser más conscientes de que el agua no es eterna ni inagotable. Hay que irle cambiando al whisky solo. Ni modo. Consejo no pedido para que le haga agua la boca: Vea “El río” (The river, 1984), con Mel Gibson y Sissy Spacek, sobre la lucha de un granjero para que sus tierras reciban irrigación. Provecho. 1.9. La Lucha por el Agua Darwich, Yamil. “Agua”. El Siglo de Torreón. Mayo 27 del 2010. Sin duda habrá más guerras en el mundo; la sencilla razón es que nunca ha dejado de haberlas, aunque ahora serán por el agua. 13
  • 14. Le comento que eso no es nuevo para los lagunero, de hecho, en siglos anteriores, la distribución del agua creó conflictos y escaramuzas armadas entre habitantes de Tlahualilo y San Pedro, cuando los segundo, se sentían afectados por la limitación del recurso; y aún antes, con los dueños de los primeros asentamientos en Torreón y Gómez Palacio, quienes llegaron a confrontarse, organizados en bandos de Coahuila y Durango, por el derecho de uso del líquido elemento. Si en aquellos tiempos el agua creaba problemas por ser incontenible -arrasó el primer Torreón, construido para vigilar la llegada de indios- hoy día, tenemos dificultades y amenazas por su agotamiento. Piense que, en números redondos, sacamos del acuífero el doble del agua que recibe, y a ese paso nos la acabaremos rápidamente; prueba de ello son los constantes incrementos en profundidad de pozos y casos de hidroarsenicismo en la región. El descuido que tenemos con el uso del agua es escandaloso. Reflexione el dato: en los países donde abunda -Suecia o Canadá- utilizan 150 litros por persona; nosotros el doble. Es común ver citadinos desperdiciándola a “manguerazos” para lavar autos o anegando jardines a pleno sol; de las autoridades ni qué decir, mantienen fugas en el sistema de distribución urbano, mayores al cincuenta por ciento y a le fecha no han dado solución definitiva. Francisco Marín Moreno, en su libro “México Sediento”, advertía que el 70% de nuestro territorio ya está desertificado; con ello, se forma un círculo vicioso que retira las lluvias y limitra las recargas subterráneas y de presas. La solución parece lejana; en tanto, la deforestación de México, no es contenida por falta de recursos, voluntad política y corrupción. Moreno, escribe que el medio millón de personas que habitaban el Valle de México, hasta inicios del siglo anterior, se ha incrementado a más de 20 millones de habitantes; que de 140 mil hectáreas verdes, ya se ha perdido el 50 por ciento. Con la primera inundación del México Colonial -1607- se habló de la necesidad de construir un desagüe adecuado y en 1622 se presentó otra más, sumergiendo bajo seis metros de agua a la entonces ciudad capital, mismas que se repitieron en 1707, 1714 y 1798. Los primeros intentos de controlar las aguas correspondió a Porfirio Díaz, con el inicio de la construcción del canal de desagüe, mismo que terminó Luis Echeverría, dando origen a otro problema mayor: la desecación del subsuelo por la sobreexplotación del agua por bombeo, agravada por aplicar planchas de concreto al extenderse el área metropolitana, limitando la recarga de por sí escasa, considerando las periódicas sequías en el territorio nacional. Actualmente, algunos diputados encabezados por Rubén Moreira, han propuesto una reforma a la Ley de Aguas, con el fin de prevenir o remediar la sobreexplotación de los acuíferos; proteger o restaurar los ecosistemas; preservar fuentes de agua potable o liberarlas de la contaminación; preservar y controlar la calidad del líquido elemento y empezar a controlar o al menos reducir la escasez o sequía extraordinaria. Sin respuesta a la fecha. La propuesta está basada en evidencias que son harto conocidas e igualmente desatendidas, como son: el cambio climático –aún discutiendo sus causas- y el abatimiento de aguas subterráneas, que representan el 70% del volumen que consume la población. La Comisión Nacional del Agua, reconoce que 173 de los 653 acuíferos de nuestro país se encuentran sobreexplotados, principalmente en la zona norte. Además, a partir de la década de los setenta, la tendencia en el abuso ha ido al alza y buena parte se debe a la falta de legislación, instrumentos legales e incapacidad profesional para enfrentar el problema. En cualquier caso, podemos encontrar ignorancia técnica para corregir, deficiencias en sistemas de control y/o regulación y hasta corrupción de autoridades y funcionarios, promovida por los consumidores inconscientes que sólo piensan en sus intereses y convencen a quienes les supervisan. 14
  • 15. Si ahora disfruta de un buen “regaderazo” matinal o ver a sus hijos bañarse en el patio con la manguera o llave abierta, ¡a todo lo que da!, piense en el futuro, cuando el agua será limitada y hasta racionada en La Laguna, como ya se hace en otras ciudades del norte de México. Sé que el principal problema está en el uso agrícola, ganadero y en menor grado industrial; pero, en tanto no exijamos leyes acordes a nuestras necesidades y previsión futura, estaremos siendo cómplices en el daño ecológico causado y de nada nos servirá quejarnos o hacer planes interrumpiendo el tráfico en carreteras federales o vías municipales. Lo invito a que reflexione y tenga el correspondiente cuidado del agua, al menos en su casa. 1.10. Alertas ante el Desastre Lagunero Foro del Lector. “El Día Mundial del Agua”. Mena Rentería, José María. El Siglo de Torreón. Marzo 23 del 2010. En la Comarca Lagunera no cabe celebrar el Día Mundial del Agua. Esta región ha sido escenario de la sobreexplotación de su acuífero, desde el momento en que a finales de la década de los años treinta del siglo veinte, se practicó el primer pozo de bombeo profundo en el municipio de Francisco I. Madero. Actualmente, en funcionamiento hay más de 3 mil 500. Cuando la Comisión Nacional del Agua “informa” al respecto, alude a mil 500, la mayoría, sin medidor que permita cuantificar los volúmenes alumbrados. Si de disponibilidad de agua se trata, un 80 por ciento de la alumbrada se aplica a la actividad agropecuaria regional. El 20 por ciento restante queda para los usos doméstico, comercial e industrial. Para nadie, en la Comarca, es un secreto que el alumbramiento de agua subterránea es del todo superior al de la recarga de los mantos acuíferos. Tal ha sido la “celebración” del Día Mundial del Agua en la Comarca Lagunera donde, desde hace ocho décadas, esa sobreexplotación ha sido sistemática. En el ínterin, ninguna autoridad ha propiciado freno para ese acontecer, demencial, porque los acuíferos, aquí -y donde sea- no son eternos. ¿Celebrar el Día Mundial del Agua? Cuestionable intención. Por lo que a La Laguna toca, contaminada con sales arsenicales, aflora la que en el presente es alumbrada a 300 o más metros de profundidad. Se trata de sales que una vez instaladas en el organismo humano quedan ahí para siempre con letales consecuencias. En todos los tonos han surgido voces -jamás atendidas- que han clamado por que cese tal debacle. Una planta termoeléctrica cuyo funcionamiento requiere de grandes volúmenes de agua, fue instalada sobre la última reserva de agua dulce yacente en el subsuelo del área de Ciudad Juárez, Durango. En La Laguna, la “mancha” subterránea de arsénico –que avanza hacia el área conurbada- ha “cubierto” un promedio de 8 mil kilómetros cuadrados de los 42 mil que conforman su extensión. Así, ¿cabrá pensar en celebrar el Día Mundial del Agua? 1.11. ¿Genera Beneficios Invertir en Forrajes en La Laguna? Arrojo Agudo, Pedro. “La salud de todos antes que el negocio de unos pocos”. La Opinión Milenio. Junio 27 del 2010. 15
  • 16. La invitación que recibí para abrir BIODIVERSA-2010 en el Campus de la Laguna del Tecnológico de Monterrey, me permitió recientemente conocer Torreón. Desde mi ignorancia sobre la Región Lagunera, lo primero que pregunté fue por la Laguna; pero pronto me desengañaron: “la ambición humana la secó hace tiempo…”, me dijeron. En efecto, pude recorrer su blanco lecho infinito en carro, camino de Cuatro Ciénegas, esa joya de vida en mitad del desierto Chihuahuense, en este México de contrastes y paradojas que me tiene arrebatado el corazón. Pude vivir la impresión de una tormenta de arena y polvo acercándose amenazadora desde el horizonte, hasta envolvernos. Un sunami blanco que se me antojó todo un gesto de indignación de una naturaleza maltratada. Fueron tres días intensos en lo que hablamos del agua con gentes diversas y acogedoras, que se sentían orgullosas de ser Laguneras…pero Laguneras sin laguna. Jóvenes sin raíces que nunca conocieron la Laguna de sus abuelos; mujeres preocupadas por la salud de sus hijos, que hablaban de arsénico en las agua; y expertos que ratificaban esas alarma, aportando datos que desbordan la norma mexicana, que a su vez duplica la concentración máxima establecida por la Organización Mundial de la Salud. Una dura factura de una naturaleza masacrada por la codicia humana. En Torreón, como en otros lugares de México, de España y de todo el mundo, hemos llevado hasta el extremo ese viejo paradigma renacentista de “dominación de la naturaleza”, con una arrogancia que nos ha llevado a matar la gallina de los “huevos de oro”, por el afán de ser más ricos, que suele liderar, por cierto, los más ricos. El mito de “vencer al desierto”, al igual que en mi país, inspiró en el pasado sueños y esfuerzos sin duda meritorios, que deben valorarse, pero no mitificarse. La sobreexplotación del río, que alimentó durante miles de años la Laguna, e incluso de los acuíferos, no sólo ha arrancado las raíces que toda comunidad necesita para vivir desde el digno orgullo de pertenencia a un territorio, sino que está envenenando progresivamente a la población, al hacer crecer la concentración del arsénico en las aguas. En este contexto parecería necesario hacer un alto en el camino para reflexionar. No parece una buena estrategia basar el futuro de la región, pleno desierto Chihuahuense, sobre el consumo de más de 1000 millones de metros cúbicos de agua, a razón de 1500 metros cúbicos por hectárea y año para cultivar alfalfa y oros forrajes. De entrada, ello supone una desastrosa eficiencia económica. Dedicar el agua de una región esteparia a producir herbáceas extensivas, como el alfalfa, el maíz o incluso el arroz, como ocurre en Aragón (España), donde vivo, supone generar un beneficio neto de apenas 1 peso por metro cúbico. Y ello contando con la subvención masiva e indiscriminada del agua, e concluso de la electricidad para bombear caudales del acuífero. En estas condiciones, no resulta aventurado afirmar que el masivo riego de alfalfa acabará dando un balance deficitario para la economía mexicana, si contabilizamos dichos costes; y mucho más si tomamos en consideración los impactos sobre la salud pública, e incluso el llamado “coste de oportunidad” del agua, es decir, lo que se deja de ganar por no usar el agua en actividades más rentables. En España, por ejemplo, el riego de la vid, para producir vinos con denominación de origen, del olivo, para hacer aceites de alta calidad, o incluso del almendro, entre otros productos, genera beneficios entre 10 y 15 peos por metro cubico, con consumos de apenas 1500 metros cúbicos por hectárea. Las autoridades responsables, e incluso la prestigiosa firma lechera Lala, que hasta ahora se viene beneficiando de este desastre ecológico, que amenaza convertirse en quiebra de la salud pública, deberían, a mi entender, promover un plan de reconversión del sector agropecuario en la Región, que asuma las perspectivas de cambio climático y priorice la salud pública sobre el negocio de algunos. Un plan que permita recuperar el acuífero y la calidad de sus aguas, al tiempo que protegerá a los productores más vulnerables en esa necesaria transición. 16
  • 17. 2. LA LAGUNA 2 1. Recursos y Potencialidades Jiménez González, Gerardo. “Biodiversidad y servicios ambientales”. El Siglo de Torreón. Febrero 25 del 2010. La Laguna es considerada en el ámbito nacional como una próspera y emprendedora región por el importante crecimiento económico logrado en su joven historia, destacando particularmente como enclave algodonero y lechero, además de ser centro de origen de algunas grandes empresas o corporaciones privadas que han sobresalido en el país… La Laguna dispone, aunque cada vez menos podemos afirmarlo así, de importantes suelos fértiles que se formaron por el depósito de materiales arrastrados durante miles de años por los ríos Nazas y Aguanaval, que a la par de los cuerpos de aguadulce derivados de los flujos de aguas superficiales, que en cualesquier parte del norte de México, al menos en el Desierto de Chihuahuense. Ambos recursos (tierra y agua), han sido clave para la práctica de la agricultura y ganadería que posibilitaron el surgimiento de los emporios (referidos), y para la creación de los asentamientos humanos, en particular de la llamada zona metropolitana, donde no sólo se construyen viviendas en las que reside la población lagunera, sino también se han establecido industrias y comercios. Aún cuando no hemos valorizado debidamente esa agua y suelos fértiles disponibles, ya que a la primera le hemos dado un manejo irresponsable, que la convierte en un recurso perjudicial para la salud de la población por la pérdida en su calidad, mientras que a los segundos continuamos sometiéndolos a un proceso de deterioro, en particular por la salinización que estamos provocando en ellos, aún disfrutamos de esa disponibilidad privilegiada. Pero tampoco hemos valorizado otros recursos como el aire y la biodiversidad. Hoy en día es difícil afirmar que respiramos aire limpio en las ciudades laguneras, sobre todo en las que conforman la zona metropolitana, por las emisiones de partículas que contienen metales pesados, que al presentarse en altas concentraciones, contaminan la atmósfera de las áreas urbanas. Pero incluso tampoco podemos hacerlo con certeza en las áreas rurales, o en gran parte de ellas, debido a la amplia distribución de partículas suspendidas en el aire, ya no tanto de químicos que se aplicaban para controlar plagas en cultivos como el algodonero, pero sí de nitratos derivados del estiércol que se genera en los establos, de gases como metano y CO2 por la concentración de grandes hatos de ganado: basta que se desate una lluvia lagunera, como se identifica a las tolvaneras que se presentan en la región, para que haya una redistribución de partículas que contaminan el aire que respiramos. Tal parece que sí no valoramos debidamente el agua, el suelo y el aire, menos lo vamos a hacer con la biodiversidad. Este recurso, que básicamente se conforma con las poblaciones de plantas y animales silvestres que habitan en nuestro entorno antropizado, no se reduce a proteger y conservar alguna plantita o animalito silvestre que sobresalgan por su importancia biológica; refiere a poblaciones, algunas abundantes por su distribución en diferentes espacios físicos como la gobernadora, el mezquite, la lechuguilla, entre otras, o alguna ave, lagartija o liebre, que estamos acostumbrados a ver en el entorno de los caminos rurales o carreteras por las que transitamos, o poblaciones ya escasas que rara vez vemos o que ni siguiera conocemos, pero que hemos escuchado se encuentra en peligro de extinción amenazada o son endémicas. 17
  • 18. La valorización antrópica de la biodiversidad refiere, además de las especies vistas con ese conocimiento tangencial que de ellas tenemos, al hábitat y los ecosistemas en que ellas viven, a los procesos ecológicos que ellos contribuyen a desarrollar, comúnmente invisibles para nosotros, o sólo visibles para los especialistas en biología o ecología; la presencia de árboles en las orillas de los ríos, sean sauces, sabinos o álamos, llamados vegetación riparia, que conforman bosques de galería, contribuyen a desarrollar cadenas tróficas o alimenticias, a la captura del carbono derivado de las emisiones que generamos por el consumo de energía, a filtrar el agua que pasa por los ríos, etc. O si nos referimos a los bosques de mezquites cada vez más diezmados, o la vegetación de las serranías que nos rodean, también contribuyen a realizar algunos de los procesos ecológicos anteriores y a otros más como recargar nuestros acuíferos. Por eso, la biodiversidad no debemos verla considerando las especies de manera aislada, sino a partir de los procesos ecológicos que se desarrollan en la interacción que sucede entre esos organismos bióticos y los recursos físicos donde se encuentran, ya que tales procesos se convierten en servicios ambientales que estos sitios nos prestan a la población, y en tanto mejor los protejamos y conservemos, mas nos ayudan a crear las condiciones saludables para nuestra vida. 2.2. Estudios sobre el Agua en la Laguna Jiménez González, Gerardo. “Fondos metropolitanos para estudiar la situación del agua en la Laguna”. El Siglo de Torreón. Marzo 11 del 2010. …(El) problema de (la) calidad del agua (en La Laguna) es conocido desde hace más de tres décadas y sólo había tenido una respuesta parcial y temporal del Gobierno, como sucedió en los años ochenta del siglo pasado, cuando se instalaron equipos de ósmosis inversa en algunas comunidades rurales, donde se había manifestado gravemente por sus daños en la salud pública, debidamente documentado por los médicos que lo estudiaron, o la extensión de la red de distribución hacia esas comunidades afectadas. Esta respuesta se dio debido a la protesta ciudadana que realizaron grupos urbanos, en gran parte aglutinados por una organización civil, sin la cual quizá no hubiera ocurrido. La información que ha sido difundida a través de los medios locales sobre los valores de contaminación con arsénico del agua bombeada en pozos de la ciudad de Torreón, las mediciones que han hecho profesionistas y particulares para confirmar las concentraciones de arsénico en el agua, y la opinión de los médicos que vienen investigando este problema de salud pública, ha generado una respuesta ciudadana mas allá de las opiniones vertidas por los grupos conservacionistas de la región, misma que se ha manifestado centralmente entre quienes confluyen en Encuentro Ciudadano Lagunero. Es esa participación ciudadana y la intervención de otras oficinas gubernamentales como las del sector salud, quienes están influyendo entre las autoridades federales ambientales e hidráulicas, como en las estatales y locales, para que se destine una parte de los fondos metropolitanos a atender dicha problemática y, sobre todo, que estos fondos son significativos para su estudio y que en este esfuerzo confluyen varias instituciones y organismos de Gobierno, educativos, de investigación y civiles. Hace dos semanas, el coordinador del Sub-comité Técnico del Agua de los Fondos Metropolitanos, expuso ante el Consejo Consultivo para el Desarrollo Sustentable de la Región Lagunera los ocho proyectos mediante los cuales se pretende estudiar la problemática del agua… 18
  • 19. Ciertamente, esta atención a la problemática regional del agua, surge como producto de un proceso de expresión de diversos sectores de la población debido a la preocupación cada vez mas generalizada por la contaminación que evidentemente presenta el líquido extraído del acuífero granular principal, fuente básica de abasto de mas de un millón de habitantes, (y) de las empresas agropecuarias, industriales y demás usos. (Las iniciativas deben apoyarse) en un diagnóstico que nos presentará una visión de la problemática hídrica a nivel de la Cuenca Nazas-Aguanaval, es decir, no se limitará a la parte baja de ésta, o al Distrito de Riego 017, sino que nos permitirá observar los diferentes procesos ecológicos y sociales que giran entorno a este recurso, el manejo tecnológico actual y las implicaciones que tiene para determinar un uso sustentable en el ámbito de este espacio geográfico que cubre alrededor de 68 000 km2. Si bien no esperemos respuesta a todos los vértices que presenta dicha problemático, será posible tener esa visión de conjunto que facilite una toma de decisiones mas acertada sobre los cambios que deben implementarse para regular y manejar el agua con ese enfoque de sostenibilidad. Al respecto, algunos de los que confluimos en el Consejo Consultivo, tenemos dos observaciones sobre este esfuerzo colectivo e interinstitucional, por un lado, sugerimos al Sub-comité Técnico del Agua, que difiera la implementación del octavo proyecto que refiere a realizar doce perforaciones exploratorias, seis en la Sierra de Jimulco (Torreón) y seis en la Sierra del Rosario (Lerdo), con las cuales pretenden verificar si estos sitios pueden ser considerados como fuentes alternativas de abasto futuro de agua potable para la zona metropolitana; nuestra oposición a tal iniciativa responde a dos cuestiones: una cultural y otra ambiental. La primera, que consiste en renunciar a este concepto minero de uso del agua disponible, de tapar un agujero abriendo otro, es decir, que primero analicemos se es posible regular los aprovechamientos con base a la disponibilidad existente, donde ya se realizan, y después pensemos en buscar otras fuentes de abasto, ya que es reconocido que la causa principal es la sobreexplotación del acuífero principal, que los estudios la verifiquen y de ser cierto se determinen opciones de regulación en acuerdo con los principales usuarios. La segunda, que ambas sierras constituyen las dos elevaciones de mayor importancia biológica de la región, las cuales nos prestan servicios ambientales que benefician al conjunto de la población lagunera, de ahí que pensar en alterar esos ecosistemas iría en contra de ese concepto de sustentabilidad a que se aspira con este manejo del agua. La otra observación consiste, en que la información y los resultados de estos estudios fluya de manera responsable no sólo a las oficinas gubernamentales, sino también a la ciudadanía, que a fin de cuentas los 40 millones de pesos (destinados) son recursos públicos. 2.3. Paisaje y Turismo en La Laguna Valencia Castro, Manuel. “Los días de campo en nuestra Comarca”. El Siglo de Torreón. Abril 15 del 2010. En nuestra Comarca Lagunera existen bellísimos parajes que son visitados año con año por estas fechas. Uno de los lugares... preferidos por los laguneros es el Río Nazas, sus elevados valores ambientales y sus atractivos naturales de elevado valor escénico, constituyen un marco espléndido para pasar un día de campo en compañía de nuestras familias. Las actividades que podemos combinar como primera opción, sin ocasionar daño alguno al ambiente, son la apreciación de los paisajes naturales y el ejercicio aeróbico. …Caminar por los senderos …igual me lleva por paisajes desérticos que húmedos, subir a una loma desde donde pueda apreciar el paisaje como un todo, distinguir en la inmensidad del matorral, las 19
  • 20. plantas con hojas en forma de roseta, principalmente en las laderas, como la lechuguilla y el maguey en los inclinados relices, desafiando la gravedad, la reina de los agaves: la noa, acompañada por la guapilla, los parches de palmas desierto de mas de dos metros de altura, en las partes bajas, el matorral de hojas pequeñas representado dignamente por la popular gobernadora que cohabita con poblaciones de huizaches, con el casi inmortal ocotillo que resiste a la peor de las sequías, y con las olorosas especies de hojas y orégano. Serpenteando entre el paisaje grisáceo y luminoso del matorral, sobresale el verdor de una línea que bordea las riberas del río, se trata de la vegetación de galería en la cal sobresalen las especies arbóreas que dan la fisonomía de bosque. Árboles como el ahuehuete, el sauce, el álamo y el fresno, (que) se combinan y se alinean en la delgada línea verde. En algunas partes esta línea se estrecha aún mas, creando las condiciones para que aparezca detrás de los ahuehuetes y sauces, el bosque de mezquite y huizache, En otras secciones, el bosque da paso a una comunidad vegetal llamada sotobosque en el que predomina la jarilla junto a muchas otras especies. Al fondo entre los árboles, se puede observar el brillo del espejo del agua en diferentes tramos, completándose así el mosaico del fabuloso paisaje. Cuando nos encaminamos hacia el bosque de galería, esquivando las puntiagudas espinas de la lechuguilla, a veces con muy poca habilidad, aparece escondida bajo las piedras o a ras del suelo, una gran diversidad de cactus, que ofrecen en corto un nuevo elemento al singular paisaje. En este camino aparecerán movimientos rápidos de la fauna esquiva, propia del desierto, haciéndose evidentes las aves y algunos reptiles. El bosque de galería nos dará una recepción menos cálida que el desierto, varios grados centígrados disminuirán al entrar a la sombra de los árboles, en un momento y en un breve espacio ocurre el cambio del clima seco y cálido del desierto, al fresco y húmedo del bosque de galería, esto solamente lo podemos experimentar en ambientes riparios. Nuevos elementos aparecen en este sitio, el mas importante sin duda es el componente acuático, responsable de buena parte de la biodiversidad presente, de todas sus características, la que mas nos impresionará será su corriente, su fuerza se escuchará en los rápidos o rifles como le llaman los lugareños, y su tranquilidad en los profundos y callados remansos. Aquí se podrá ver y oír una gran diversidad de aves, lo menos que se nos ofrece es el espectacular vuelo de la garza morena y de la garza blanca, y el acuatizaje de una parvada de patos. En los remansos del componente acuático del mosaico, aparecen las colonias de carrizo y de juncos, cuando debido al cierre de las compuertas de Las Tórtolas, se forman las lagunas “permanentes”, (y) se observa la vegetación acuática. Esto y mucho mas, lo podemos vivir en nuestro Parque Estatal Cañón de Fernández, en el Municipio de Lerdo, Durango, que inicia en el Norte en el paraje conocido como La Posta y llega hasta el Sur a los parajes de Nuevo Graceros, debajo de la Cortina de la presa Las Tórtolas. 2.4. Los Valores en La Laguna Salinas Uribe, Edgar. “¿Alguien sabe qué es la Laguna? La Opinión Milenio. Noviembre 23 del 2009. Hoy… nos encontramos en crisis en cuanto al rumbo económico que le es posible a la región, en una cohesión social hendida y una tranquilidad ausente, se vuelve importante comprender el carácter cultural propio para definir los estados de bienestar que podemos y queremos construir en diez y veinte años. 20
  • 21. 3. ELMENTOS RIPARIOS 3.1. ¿Qué es un Río? Valdés Perezgasga, Francisco. “En defensa de los ríos”. La Opinión Milenio. Marzo 15 del 2009. Un río es como un atardecer. No discrimina género, origen étnico o clase social, creencia política ni religiosa. Los ríos reglan agua y vida. Una presa, por otra parte, sí discrimina al crear ganadores y perdedores. La presa transforma el regalo de vida que es el agua, en una mercancía. En un bien que inevitablemente ha de tener poseedores y despojados. Con la construcción de las presas perdieron comunidades como Graceros, el bello pueblito que quedó ahogado bajo las aguas de la presa Francisco Zarco. Perdieron los matalotes del Nazas, los cachorritos del Aguanaval y otra veintena de especies endémicas de peces que fueron extinguidos por la interrupción de las aguas de nuestros ríos laguneros. Perdieron las grullas, las garzas y los frescos bosques de galería que algún día fueron capaces de dar sombra continua a un caminante recorriendo los cientos de kilómetros entre los bosques de pino de la Sierra Madre Occidental hasta la desértica Laguna de Mayrán. Con los peces y los árboles perdimos también quienes aquí vivimos al quedar desprovistos de los valiosos bienes y servicios que esos ecosistemas únicos nos proveían sin costo alguno. Ganaron los grandes agricultores y las voraces corporaciones, capaces de volver esta tragedia en fortunas instantáneas. Pero aún ellos a la larga perderán, al minar el sustento de la vida misma que es también el soporte de sus empresas. (El día) 14 de marzo se celebró en todo el mundo, el Día Mundial contra las Represas y en Defensa de los Ríos como un día de acción, de reflexión, de celebración del milagro que son los ríos: verdaderas arterias de materia y energía del planeta. Una fecha para reforzar los movimientos de resistencia que en todo el mundo se dan en contra de estas dañinas obras. En La Laguna tenemos mucho que celebrar por nuestros ríos, mucho que lamentar por las presas que se han construido y mucho que luchar en contra de la operación miope que de esta infraestructura hace la Comisión Nacional del Agua, que ignora en sus cálculos al tesoro que son los ecosistemas riparios únicos del Nazas y del Aguanaval. Ocasión para recordar también que la última gran presa que se construyó en la región, la del Tigre, en San Juan de Guadalupe, nunca cumplió las descabelladas promesas de riqueza instantánea que sus demagogos promotores hicieron a los desesperados habitantes de aquellos lares. 3.2 Apropiación y Despojo Valdés Perezgasga, Francisco. “Espolio y despojo”. La Opinión Milenio. Octubre 12 del 2008. ¿Puede alguien quedarse pasivo ante la revelación, por parte de la Comisión Nacional del Agua, de las múltiples invasiones del lecho del Nazas por parte de particulares? Estos paracaidistas de página de sociales alegan tener todo en regla. Dicen tener las escrituras que lo prueban. La exhibición de documentos amparando una presunta propiedad particular sobre bienes de la Nación, debe dar pie a una exacerbación de la indignación primera. Un título de propiedad sobre un bien nacional tan sólo indicaría la existencia de una larga cadena de actos corruptos punibles 21
  • 22. por la ley, por parte de funcionarios, notarios, jueces y, por supuesto, los presuntos propietarios involucrados en este despojo. …Recordemos que el río es mucho más que un cauce. Un río es un sistema ecológico e hidráulico que abarca las sierras que lo alimentan de agua, los acuíferos que rellenan y los llanos donde sus aguas se desparraman en tiempo de abundancia. Son precisamente estas planicies de inundación las que han despertado la codicia de quienes hoy han instalado ahí labores, establos y otras construcciones las que hoy, cuando el agua ha vuelto al bajo Nazas, están provocando inundaciones y daños y riesgos a bienes y personas. (Siguiendo) el curso del Nazas en el programa Google Earth, pensé que sólo podría sacar los ejemplos que conozco de dañinos bordos en la cuenca media del río. Bordos en los que he caminado y a los que veo casi cada domingo. El bordo de la Bajada del Sargento de en el Cañón de Fernández. El gran bordo sobre la curva que hace el río antes de cruzar la autopista a Durango. Los bordos frente a Monterreycillo. Pero se me ocurrió continuar el trayecto del río más allá. Por Villa Juárez, por Calabazas, por nuestras ciudades y así, hasta llegar a San Pedro. Los ejemplos de agresiones e ilegalidades contra la integridad hidrológica del río, no sólo se multiplicaron sino que se fueron volviendo más graves. Hasta llegar al establo y los alfalfares vecinos ubicados en la vecindad de las coordenadas 25°45’19.73”N y 103°13’40.75”O. Dos casos en los que, aún en las fotos de satélite de un Nazas seco, es evidente que se cometió una ilegalidad, un despojo. Es urgente que la comunidad sepa quiénes son los que están hoy usurpando bienes nacionales y causando daño y alarma en las poblaciones rurales de San Pedro. …Apuesto, doble contra sencillo, que son nombres que se destacan también en la infame sobreexplotación de nuestro acuífero. Los múltiples daños que estos señores están causando a los laguneros envenenados por el arsénico, a sus vecinos que ven como el agua arruina sus bienes y labores, y a la nación, a quien le están robando un río, es hoy causa de la indignación y el grito que exige justicia expedita y reparaciones prontas. 3.3. Ríos Vivos Valdés Perezgasga, Francisco. “Ríos Vivos”. La Opinión Milenio. Marzo 22 del 2009. Los ríos no son como pareciera, canales pasivos que conducen agua. Son sistemas geológicos, hidrológicos, climáticos y biológicos dinámicos y complejos. Si tuviéramos que acuñar un vocablo nuevo para describirlos, podríamos llamarlos meta-organismos. Vistos desde el aire, los corredores de agua y verde que discurren por el territorio pueden verse como culebras que reubican limos, agua y rocas, que reparten vida a comunidades humanas y biológicas. Un río es un sistema pulsante, que se desparrama y aún desaparece con los vaivenes del clima y el progreso de las estaciones. Un río es una interfaz entre lo acuático y lo terrestre. También entre lo superficial y lo subterráneo. En La Laguna, un río es también interfaz entre la abundancia y la austeridad. Un río conecta las pendientes de las sierras con los valles de abajo. Un río eslabona a la gente, trenzando el destino de las dispersas comunidades rurales de la montaña con el de las ricas y prósperas. Los prodigiosos ríos son también corredores de migración y dispersión de organismos. En un planeta que se calienta, las comunidades bióticas van cambiando su distribución altitudinal. Los pinos tienen que migrar a cotas superiores donde encontrarán el frescor que les es favorable. Los encinos y los pastos harán lo mismo. Las faldas de nuestras montañas van siendo conquistadas por la vegetación del secano. En un río, estas transiciones son claramente visibles. El agua del 22
  • 23. Nazas empieza su discurso entre pinos y pastizales templados, pasa por bosques de encinos y táscates, transforma s vegetación en ahuehuetes, álamos y sauces hasta llegar, cuando llegaba, hasta los secos desiertos de Mayrán y Viesca. La vegetación ribereña toma y devuelve nutrientes al caudal del río. Sostiene comunidades prodigiosas de aves que van, en nuestro Cañón de Fernández, del águila pescadora al martín pescador. De la tángara roja al papamoscas negro. Del encendido capiturrín al vireo de Bell. Del diminuto verdín a la enorme garza morena. La vegetación retira carbono de la atmósfera y nos da oxígeno. Purifica el agua y sus raíces flanquean y estabilizan las orillas manteniendo la integridad de su cauce. No es una exageración decir que los laguneros le debemos todo a nuestros ríos. Sin su agua no podríamos existir. No seríamos capaces de tener esta sociedad pujante en el corazón del Desierto Chihuahuense. Debemos volver la vista hacia ellos, pues su destrucción anuncia nuestra caída. Debemos volver la vista hacia ellos, pues su destrucción anuncia nuestra caída. Debemos volver la vista hacia ellos, pues su destrucción anuncia nuestra caída. Debemos revalorarlos y acudir a su rescate. Recuperar el poder de indignación frente a los groseros motociclistas que llenan sus alrededores de ruido, acosando a la fauna y erosionando sus márgenes y aún sus cauces. Impedir que la urbanización acabe con ellos. Luchar por la preservación de su integridad y la recuperación de los servicios ecosistémicos que nos prestan disponiéndonos a pagar por ellos. En una palabra, ponernos a trabajar por los ríos ya. Una lucho que no es otra cosa que trabajar por un futuro viable y justo para todos. Valdés Perezgasga, Francisco. “El Río”. La Opinión Milenio. Septiembre 14 del 2008. Hasta mediados de agosto, el año había sido seco, pero las lluvias de las últimas semanas han sido extraordinarias. Tanto que, en todo el país, llovió el mes pasado casi cuarenta por ciento más que el promedio de todos los agostos de 1941 a 2007. Tan extraordinarias han sido las lluvias estas semanas, que el Nazas, apenas por tercera ocasión desde que se construyó la presa del Palmito, (Lázaro Cárdenas) conduce agua por entre nuestras ciudades. La súbita abundancia de agua no pudo ser contenida por la infraestructura hidráulica construida en el último siglo, demostrando que la naturaleza escapará siempre a cualquier intento arrogante por controlarla. Unos meses como éstos, hace cien años, hubieran tenido otras consecuencias. Entonces el cauce del Nazas tenía menos modificaciones, barreras y camisas de fuerza. Seguramente en aquellos entonces se hubiera formado una gran laguna entre el Refugio y Villa Juárez, porque l Nazas era un río conectado aún con sus planicies de inundación. Estas grandes y someras lagunas hubieran sido aprovechadas por diversas especies de peces para desovar y que sus crías aprovecharan la ausencia de depredadores, y la súbita abundancia de mosquitos y otros insectos. En las vegas cercanas a Torreón, como en las cercanas a San Pedro, este fenómeno se repetiría. Estas grandes y efímeras extensiones de agua, con la Laguna de Mayrán, hubieran atraído a grupos enormes de gansos, playeros, patos y grullas. La inundación hubiera sido el pulso de un río vivo. Humedales de verdes pastos, abundantes peces y bordes de álamos, fresnos, ahuehuetes y sauces. Hoy, el paso del agua por nuestras ciudades nos da un espectáculo agridulce. La corriente, fuerte e imponente, no toca a un ecosistema sano y vibrante sino a uno disminuido y deteriorado. Su agua corre entre el basural y ahoga a los mezquites, a los mimbres y a las lágrimas de San Pedro que sobreviven a sus orillas. Por todo esto, creo es que hoy estamos viendo al Nazas con una mezcla de júbilo, disgusto y temor. Alegría por la vuelta al consciente colectivo del ente al que debemos nuestra existencia en este rincón del Desierto Chihuahuense. 23
  • 24. Júbilo por los mantos que reciben ahora mismo un adelanto de la deuda enorme que tenemos con ellos. Disgusto por las cantidades enormes de basura que arrastra: sillones, llantas y todo el detrito asociado a los enseres desechables de los que desacerbada y diariamente abusamos. Pero también al Nazas lo vemos con temor. Miedo por los desperfectos cotidianos que su paso nos causa. El tráfico que complica. El agua chocolatosa que sale de las llaves de los hogares de muchos laguneros. Miedo a que su caudal crezca si continúan las excepcionales entradas al Palmito. …Propongo que asimilemos estos sentimientos. Que nos alegremos y celebremos la vuelta del agua que transforma a nuestro paisaje cotidiano y recarga a nuestros mantos. Pero también que trastoquemos el disgusto y el miedo en una resolución para el futuro. Que hagamos un pacto con nuestros ríos. Que prometamos dejar de abusar de ellos. Que consideremos todos los bienes y servicios que nos dan. Que juremos que ya no viviremos de espaldas a ellos y que no permitiremos que vuelvan a ser cauces muertos ni basureros. Sólo así podremos sacar un verdadero provecho de la avenida del Nazas. Sólo así seremos dignos de seguir llamándonos habitantes de esta tierra. 3.4. Nuestro Nazas un Río Vivo Valdés Perezgasga, Francisco. “El Nazas, otra vez”. Opinión Milenio. Mayo 24 del 2009. Nos encontramos llegando a junio y empieza la preocupación por una nueva avenida del Nazas. El año pasado, recordemos, el paso del Nazas por nuestras ciudades nos provocó diversas emociones, al darnos cuento de la mucho que extrañábamos a mayor de nuestros ríos. La llegada del agua provocó una alegría que se desparramó de corazón a corazón, como las aguas tantos años ausentes rodaban por el arenoso y expectante cauce. Los laguneros sentimos moverse algo en nuestra memoria colectiva. La naturaleza nos daba una llamada de atención sobre todo aquello que, en nuestras distraídas vidas urbanas, habíamos perdido por no haber sabido aquilatar. El paso del Nazas por nuestras ciudades reveló también nuestras carencias e incluso, nuestras miserias. La cantidad de basura con la que hemos atiborrado su cauce, por ejemplo. Las alteraciones del curso del río para robarle terrenos a la nación, como quedó en evidencia con un gran establo y un plantío de alfalfa aguas debajo de Torreón y Chávez. El paso entre las dos orillas se volvió complicado al perder, de un día para otro, todos los vados que hemos construido indebidamente sobre el cauce. Pero por encima de todo estuvo la alegría por la sorpresiva visita del abuelo largamente ausente. Nada de esa buena vibra, ni un ápice de esa alegría sirvió para hacer un nuevo trato con el río con el agua. Dejó de correr el río y con el agua. Dejó de correr el río y nos olvidamos de las múltiples bendiciones que nos dan sus aguas. Parece que aún no llegamos a entender que sin Nazas y sin Aguanaval, nuestras ciudades, es decir nuestras sociedades, es decir nosotros, no tendrían y no tendríamos lugar en este seco, bello e implacable desierto. La gran avenida del 2008 pudo servir -y no sirvió- para que encontráramos nuestra conexión vital, como individuos y como sociedad, con nuestro río. Puedo haber sido -y no fue-, la gran lección que integrara nuestra vida diaria con el agua, las lejanas montañas de la Sierra Madre, los frescos y sombreados bosques riparios y los acuíferos de donde bebemos agua todos los días. Nuestro Nazas algún día fue un río vivo. Impetuoso. Conectado con sus acuíferos y con sus vastas planicies inundadas. Hoy lo tenemos sometido, abusado, represado, sobreexplotado. Así y todo, mucho queda de su antigua gloria. Los ahuehuetes que han vista pasar a sus pies mil 24
  • 25. cuatrocientos veranos de torrentes descendiendo de las montañas. El verde bosque de álamos y nogales cimarrones entre Rodeo y Nazas. Testigos que nos dicen lo que fue y lo que puede volver a ser sí tan sólo recordamos y reaccionamos. Hoy se habla de planificar para una próxima nueva avenida. Hoy se recorren bordos y se estudia la manera de evitar los daños de 2008. Sería fantástico que nos empezáramos a preparar con miras a recuperar el Nazas y el Aguanaval. Que nos quitáramos los bordos mentales que nos impiden ver lo que son los ríos para nuestra existencia. Que nos impiden valorar el significado y el milagro del agua en medio del desierto. Que empecemos a imaginar desde hoy, un futuro posible, solidario, equitativo y sostenible. Un futuro con nunca más contra nuestros ríos. Valdés Perezgasga, Francisco. “Río de Vida, Río de muerte”. Opinión Milenio. Septiembre 25 del 2008. Desde que volvió el agua al cauce urbano del Nazas, los laguneros hemos experimentado una mezcla de gusto y temor. El cauce seco y sucio ero un sitio predecible. Tener de nuevo una porción de nuestro entorno urbano conectado -o semiconectado, mejor dicho- con las lejanas montañas de la Sierra Madre Occidental, ha devuelto a nuestras vidas las nociones de riesgo e impredecibilidad. Ha devuelto la contingencia al centro de nuestras vidas cotidianas. Un río vivo es mucho más que lo que hoy vemos en el Nazas y en el Aguanaval. Un río vivo es, fundamentalmente, un río conectado con sus planicies de inundación. Con esos sitios extensos y planos donde, cada que el cauce recibe más agua que la que puede conducir, la desparrama al llano. Estas inundaciones son clave para la manutención de los ecosistemas dulceacuícolas y para el bienestar de todas las criaturas que dependen de su corriente. Si uno es pez, el llano inundado se convierte en un excelente sitio para las crías. Las aguas someras no dan cabida a los depredadores -por lo general peces grandes- y provee de una abundancia de larvas e insectos. De hecho, cuando el pulso de inundación viene rodando por el cauce, es interpretado por muchas especies de peces nativos como el momento para aparearse y estar lista la hembra para desovar en las aguas bajas de la planicie inundada. Estas inundaciones periódicas definen también comunidades florísticas que dan un carácter a todo el sistema fluvial. Los problemas empiezan cuando llega la economía moderna a esos sitios. Un lugar plano y próximo al agua es sumamente atractivo para poner huertos, nogaleras o establos. Un lugar plano, fértil y cercano al agua es un imán para la agricultura industrial. La agricultura se ha desarrollado desde siempre en las planicies de inundación. Pero hasta la invención de las presas, ésta era una agricultura que trabajaba con el río, bajo sus términos y condiciones. Así fue desde el tiempo de los faraones en Egipto, hasta la agricultura lagunera de la primera mitad de los 1940s. Luego, la tecnología y la maquinaria pesada nos llevó a construir presas y bordos. Bordos que aislaron al río de su planicie de inundación. Estas medidas, de encarcelamiento de la corriente por las presas y la desconexión del río de sus planicies de inundación, trajeron un holocausto biológico a los humedales del Nazas. Cada vez que se ha construido un bordo en las orillas del cauce para proteger un establo, una nogalera o un sembradío, no sólo ha destruido especies, comunidades y ecosistemas. También ha generado un incremento en los riesgos para las comunidades que viven aguas abajo. Por eso hoy estamos viendo a varias comunidades rurales de Chávez y San Pedro inundándose con un caudal que es una cuarta parte de lo que el Nazas condujo en 1968. No es que se hayan asentado irresponsablemente donde no debían, sino que un río encorsetado, incapaz de desparramarse donde solía hacerlo, suelta allá toda el agua que conduce. 25
  • 26. La generosidad de los laguneros ha salido de nuevo a flote para auxiliar a nuestros hermanos en desgracia. En estas horas aciagas debemos redoblar nuestra generosidad con los maderenses y son sanpetrinos que han perdido bienes y hogares. Pero pasado mañana debemos iniciar la rehabilitación de nuestros ríos para que vuelvan a ser verdaderamente las fuentes de vida y de riqueza que otrora fueron. Volver a repartir equitativamente los riesgos y no que la seguridad de unos pocos signifique la destrucción para tantos. 3.5. Ríos, Acuíferos y sus Interconexiones Valdés Perezgasga, Francisco. “Ríos y acuíferos”. La Opinión Milenio. Agosto 9 del 2009. Nuestro acuífero ha sido brutal y criminalmente expoliado durante décadas. Esta sobreexplotación se ha acelerado significativamente en los últimos tiempos, bajo las propias narices de la autoridad, que no quiere, o no puede, hacer valer la ley por encima de los intereses de los grandes lecheros laguneros. Sí, llevamos décadas, quizá desde la llegada de las norias motorizadas de diesel primero y eléctricas después, sacando muchísima más agua de la que le entra al acuífero, ¿Quién en su sano juicio esperaría que unas semanas de paso del agua por el lecho seco del Nazas recargaría significativamente los agotados depósitos de agua? Es innegable que la conexión entre el Nazas y el acuífero aún existe. Que a pesar del riesgo de la compactación del suelo y a pesar de las alteraciones al perfil estratigráfico del lecho del río (construcción de vialidades, tránsito de vehículos todoterreno, extracción de cascajo y arena, deposición de toneladas de escombro y basura), el Nazas aún se conecta con el subsuelo. Es innegable por los hundimientos en las colonias aledañas al Nazas en Torreón y en Lerdo. Es claro por la súbita turbidez del agua de la llave en las Rosas y en el centro de Torreón, los primeros días en que el Nazas volvió a vivir en nuestra mancha urbana el pasado otoño. Esas señas son las que nos deben mover al optimismo respecto al posible tránsito futuro de las aguas del Nazas por nuestras ciudades. Mas que los cambios de nivel que mostraron los pozos urbanos tras el brevísimo tránsito del Nazas en el 2008, es el comportamiento de los niveles de arsénico en sus aguas. ¿Se notó alguna tendencia a la baja de la presencia de este veneno? Vista la evidente entrada de agua al subsuelo lagunero y, vistos los niveles de arsénico en el agua del río Nazas, sería de esperarse este leve y temporal alivio. Subrayo que, de presentarse, sería leve y temporal, porque el agua nueva entró pocas semanas a diluir el arsénico del agua fósil que bebemos los laguneros y porque la irracional, criminal y estúpida sobreexplotación de los acuíferos continúa sin ser detenidas y sin castigo a los perpetradores de esta canallada contra la salud pública de los laguneros. No debemos los laguneros quitar el dedo del renglón en cuanto a que el Nazas debe revivir su curso natural y milenario para que, entre otras cosas, se conecte de nuevo a sus acuíferos. Cómo tampoco debemos dejar de exigir que cese su sobreexplotación. El anuncio de que ya se les cobrará la electricidad a quienes extraer el agua en demasía, es una pequeña luz al final del túnel. El vocero del sector duro de los grandes lecheros ve en este cobro una voluntad expresa del gobierno de “terminar con el agro”. Lo que nos maravilla es que no véanla viga en su propio ojo: que con su debocada voracidad son ellos quienes parecen querer terminar con La Laguna. 4. LAS PRESAS 26
  • 27. 4.1. Presa del Tigre Valdés Perezgasga, Francisco. “En Defensa de los Ríos”. La Opinión Milenio. Marzo 15 del 2009. ¿Qué pasa con la Presa del Tigre que sólo está funcionando como un gran evaporador, enviando el agua lagunera a otras cuencas en forma de nubes y vapor? Inaugurada hace dos años por Felipe Calderón, la Presa del Tigre es hoy un proverbial elefante blanco y, de ser ciertos los informes que llegan de San Juan de Guadalupe, un elefante peligroso, mal construido, con filtraciones importantes e inusitadas en una nueva presa. Le ahorro su tiempo: no busque información sobre esa presa en la página de CNA. La Presa del Tigre no aparece por ningún lado para misterio de los laguneros y para preocupación de los sanjuanenses que viven a sus pies. Valdés Perezgasga, Francisco. “Espejitos”. La Opinión Milenio. Agosto 16 del 2009. Lo mejor de mis viajes a la Ciudad de México es cuando vuelo en días despejados y con buena luz. A media mañana, digamos, a media tarde. Si voy en la ventanilla, puedo ver detalles del paisaje del altiplano, destacar rasgos que ya conozco… La luz de la tarde hace que el agua espejee hacia mi ventanilla en la cola del avión que me trae a La Laguna. Es impresionante captar la escala a la que estamos interrumpiendo en México el ciclo del agua. Espejean en la tarde desde lagunas y lagos naturales, hasta pequeñísimos aguajes para el ganado, pasando por grandes presas y presones. Casi todo el territorio está tapizado de estos espejos, espejitos y lentejuelas. De vez en vez aparece una sierra, un bosque, un sistema de cañones y finos espejos lineales y delgados que revelan tramos de río que aún discurren por sus antiguos cursos, aún sin barreras. En La Laguna es posible ver también espejos. Grandes rectángulos de alfalfa irrigadas por ineficientes inundaciones desde las que, cuando la luz incide en el ángulo correcto, hace que la superficie se transforme del verde de la clorofila en la plata del agua. Una poquísima proporción de esa agua es aprovechada por el cultivo. Otra leve cantidad se infiltra al acuífero. La mayor parte se evapora y se va a formar nubes y lluvias a otras cuencas. Es el agua que los laguneros perdemos para que los millonarios de siempre sean aún más millonarios. Para que quienes nos arriesgamos al beber agua con arsénico, la sigamos bebiendo tentando a una adelantada muerte. Pero de todos estos espejos, el que más me llamó la atención fue el de la Presa del Tigre, a un lado de San Juan de Guadalupe. Desde el aire se ve que retiene agua. Paradójicamente, a nivel del suelo es como si no existiera. El director de la Comisión de Aguas del Estado de Durango, lista a San Juan de Guadalupe como uno de los municipios en los que la carencia de agua está haciendo crisis. San Juan de Guadalupe muere de ser junto a una obra tan cara como innecesaria como, al parecer, malhecha. Una presa que a más de dos años de haber sido inaugurada por Felipe Calderón sigue sin entrar en funciones. Sigue, vamos, sin siquiera aparecer en los listados de la infraestructura hidráulica de la Conagua. Pero que ya muestra, apenas a dos años de su “inauguración” preocupantes fallas en su construcción como lo denotan las abundantes filtraciones que presenta. Lo único que está haciendo la Presa del Tigre a más de dos largos años es retener y evaporar el agua que antes 27
  • 28. llegaba a los campos de cultivo y a los acuíferos de nuestra comarca sin que nadie llame a cuentas a aquellos que promovieron este sinsentido. A aquellos que hicieron de su construcción el negocio de su vida. Valdés Perezgasga, Francisco. “La inútil Presa del Tigre”. La Opinión Milenio. Noviembre 1 del 2009. En estos días se hicieron públicos datos reveladores sobre la Presa del Tigre. La presa se ubica en uno de los principales afluentes del Río Aguanaval, en el municipio de San Juan de Guadalupe. Es una obra cubierta por un velo de escándalo y misterio. Su presupuesto original fue de poco menos de 43 millones de pesos y terminó costando más de 147 millones de pesos, es decir, 242% mas de lo originalmente presupuestado. Un sobrecosto que pudiera explicar la rabiosa manera en que la presa fue defendida, sin argumentos pero con amenazas, por parte de la tóxica alianza de unos pocos funcionarios, políticos y empresarios. Por supuesto que puede argumentarse que el disparo en la inversión es ciertamente un infortunio, pero que puede tener una explicación diferente a la de la corrupción endémica que padecemos. Pudiera argumentarse, claro, que la pasión bordeando en la violencia, utilizada por los promotores de la Presa del Tigre, pudiera deberse a los grandes beneficios que la obra traería a la población de San Juan de Guadalupe. Pero tres temporadas de lluvias después de su inauguración, los números ciertamente desmienten esta benevolente teoría. La Presa del Tigre fue inaugurada en mayo de 2007, cuando empezaban las lluvias y por tanto los caudales que habrían de llenarla para prodigar abundantes riquezas a San Juan de Guadalupe. Durante 2007, la presa regó cero hectáreas. Durante 2008, volvió a no irrigar la misma superficie: cero hectáreas. En 2009 se planeó regar 450 hectáreas con ella y se alcanzaron a regar 423, así como dar riegos de auxilio a 258 hectáreas de maíz y alfalfa. Es decir, tras tres años de inaugurada, la presa apenas alcanzó a regar la cuarta parte de las 1,600 hectáreas que sus promotores prometían. Unas pocas hectáreas de maíz y alfalfa, dos cultivos pobres que poca riqueza inyectan a la economía. Por ningún lado se ven los viñedos y las industrias vitivinícolas que el triputado Ulises Adame juraba vendrían junto con la presa. San Juan de Guadalupe tendrá que resignarse a nunca ser ese Burdeos del desierto que Ulises prometió. Como los secos campos de Durango han tenido que resignarse a que nunca hay caído las abundantes lluvias que llegarían con las antenas mágicas que el mismo Adame promovió como funcionario del gobierno del Estado. La Presa del Tigre es pues el epítome de los elefantes blancos. Una obra tan cara como inútil. Construida contra las opiniones calificadas de investigadores, empresarios, agricultores, ambientalistas y funcionarios. Auxiliada por personajes como Ricardo Juárez Palacios, quien dejó tras de sí una negra estela de 19 proces os por corrupción a su paso por Semarnat. Pocos beneficios ha traído esta faraónica obra, su espejo evapora cientos de miles de metros cúbicos bajo el sol abrasador. Un agua preciosa como toda agua en el desierto, que antes recargaba el acuífero de Oriente Aguanaval, y regaba campos del Cañón de Jimulco, que desde 2007 han visto reducida su productividad, sin que esto se refleje en beneficios para los sanjuanenses. Una obra en laque todos perdimos, pero en la que algunos, seguro, ganaron. 4.2. Presa el Cañón de la Cabeza 28 Valdés Perezgasga, Francisco. “Un par de asuntos”.