1. BENEDICTO XVI
AUDIENCIA GENERAL Plaza de San Pedro
Miércoles 22 de junio de 2011
El pueblo de Dios que reza: los Salmos (1)
El color amarillo en letras o de fondo indica es texto de la catequesis.
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/audiences/2011/index_sp.htm
Adaptación a diapositivas, enero 2012. Emilio Perucha Herranz
2. En las catequesis anteriores nos centramos en figuras del
Antiguo Testamento, significativas para nuestra reflexión sobre la oración: Abraham, Jacob, Moisés y Elías.
Inicio una nueva etapa del camino con el «libro de oración» por excelencia, el libro de los Salmos.
En próximas catequesis meditaremos algunos de
los Salmos más arraigados en la tradición de la
Iglesia.
Hoy quiero introducirlos hablando del libro de los
Salmos en su conjunto
3. El Salterio se presenta como un «formulario» de
oraciones. Que la tradición bíblica da al pueblo de los creyentes.
Una selección de ciento cincuenta Salmos. Para que se convierta en su oración, en nuestra
oración, en nuestro modo de dirigirnos a Dios y de
relacionarnos con él.
http://www.ciberia.es/~jmarti/BETANIAOCTUBRE1.htm El rezo del Santo Rosario surgió en los monasterios, como «Salterio de los
laicos»… Imagen fondo: Virgen del Rosario, Santo Domingo y Santa Catalina de Siena
4. Experiencia religiosa Experiencia filosófica
En este libro encuentra expresión toda la
experiencia humana con sus múltiples
facetas, y toda la gama de los sentimientos
que acompañan la existencia del hombre.
Circulo conocimiento.
amistadporlaNet
5. En los Salmos se entrelazan y se expresan: 1. alegría y sufrimiento, 2. deseo de Dios y percepción de la
propia indignidad, 3. felicidad y sentido de abandono, 4. confianza en Dios y dolorosa soledad, 5. plenitud de
vida y miedo a morir.
Salmo 73,
13-14 ¿De qué me vale purificar mi corazón, lavar mis
manos en señal de inocencia, si cada día soy golpeado,
castigado cada mañana?
25-28 ¿A quién sino a ti tengo yo en el cielo? A tu lado
no me agrada ya la tierra.
Aunque mi corazón y mi cuerpo desfallezcan, mi
refugio y mi heredad por siempre es Dios.
Quienes de ti se alejan, mueren; tú destruyes a quien
de ti se aparta. Pero yo junto a Dios soy feliz.
san Onofre, anacoreta
6. En los Salmos se entrelazan y se expresan…, 2. deseo de Dios y percepción de la propia indignidad,…
[El tema 2. se repite en diapositiva siguiente para evidenciar la diferente fuerza entre un razonamiento y un
sentimiento].
Piensa en la fe como en un pasillo.
De un lado estás tú, dispuesto a recorrer
el pasillo hasta el final para ir acercándote
cada vez más a su final, que es el propio
Dios.
El principio del pasillo es normal (anchura
y altura adecuadas para una persona),
pero en el final del pasillo debe “caber”
Dios, por lo que a medida que avances,
las paredes se irán alejando y el techo irá
estando cada vez más arriba, puesto que
hace falta más espacio.
Así, a medida que avanzas, el pasillo a tu alrededor parece más y más grande y, consiguientemente, tú
pareces cada vez más y más pequeñito. Cuanto más pequeño te sientas, más pasos has dado para alcanzar el
final del pasillo y más cerca estás de Dios.”
¡Sentirse pequeño es signo de sabiduría! Reconocer el propio pecado y la propia miseria es un don de Dios.
Santa Teresa decía: “humildad es andar en la verdad”.
7. En los Salmos se entrelazan y se expresan…, 2. deseo de Dios y percepción de la propia indignidad,…
SALMO 51
SALMO 63 1 Del maestro de coro. Salmo de David.
1 Salmo de David. Cuando estaba 2 Cuando el profeta Natán lo visitó, después que aquel se había
en el desierto de Judá. unido a Betsabé.
2 Oh Dios, tú eres mi Dios, yo te 3 ¡Ten piedad de mí, oh Dios, por tu bondad, por tu gran
busco ardientemente; compasión, borra mis faltas!
mi alma tiene sed de ti, por ti 4 ¡Lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado!
suspira mi carne 5 Porque yo reconozco mis faltas y mi pecado está siempre ante
como tierra sedienta, reseca y sin mí.
agua. 6 Contra ti, contra ti solo pequé e hice lo que es malo a tus ojos.
Por eso, será justa tu sentencia y tu juicio será irreprochable;
8. En los Salmos se entrelazan y se expresan …, 3. felicidad y sentido de abandono,…
SALMO 100
Acudid con gozo [alegría, felicidad] a su presencia
1 Salmo de acción de gracias. SALMO 131
Aclame al Señor toda la tierra, sirvan al Señor con Como un niño, así estoy yo
alegría, lleguen hasta él con cantos jubilosos. 1 Canto de peregrinación. De David.
Reconozcan que el Señor es Dios: Mi corazón no se ha ensoberbecido, Señor, ni
él nos hizo y a él pertenecemos; somos su pueblo y mis ojos se han vuelto altaneros. No he
ovejas de su rebaño. pretendido grandes cosas ni he tenido
Entren por sus puertas dando gracias, entren en sus aspiraciones desmedidas.
atrios con himnos de alabanza, alaben al Señor y No, yo aplaco y modero mis deseos: como un
bendigan su Nombre. niño tranquilo en brazos de su madre, así está
¡Qué bueno es el Señor! mi alma dentro de mí.
Su misericordia permanece para siempre, y su fidelidad Espere Israel en el Señor, desde ahora y para
por todas las generaciones. siempre.
9. En los Salmos se entrelazan y se expresan …, 4. confianza en Dios y dolorosa soledad,…
SALMO 3 La salvación es del Señor Salmo de David. Cuando huía de su hijo Absalón
Señor, ¡qué numerosos son mis adversarios, cuántos los que se levantan contra mí! ¡Cuántos son los que
dicen de mí: «Dios ya no quiere salvarlo»! Pero Tú eres mi escudo protector y mi gloria, tú mantienes
erguida mi cabeza… Invoco al Señor en alta voz, y él me responde desde su santa Montaña.
Yo me acuesto y me duermo, y me despierto tranquilo porque el Señor me sostiene…
¡En ti, Señor, está la salvación, y tu bendición sobre tu pueblo!
David y Siba huyen de Absalón
10. En los Salmos se entrelazan y se expresan …, 5. plenitud de vida y
miedo a morir.
SALMO 1
1 ¡Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la
reunión de los impíos,
2 sino que se complace en la ley del Señor y la medita de día
y de noche!
3 El es como un árbol plantado al borde de las aguas, que
produce fruto a su debido tiempo, y cuyas hojas nunca se
marchitan: todo lo que haga le saldrá bien.
SALMO 69
1 Del maestro de coro. Según la melodía de «Los lirios».
De David.
2 ¡Sálvame, Dios mío, porque el agua me llega a la
garganta!
3 Estoy hundido en el fango del Abismo y no puedo hacer
pie; he caído en las aguas profundas, y me arrastra la
corriente.
4 Estoy exhausto de tanto gritar, y mi garganta se ha
enronquecido; se me ha nublado la vista de tanto esperar
a mi Dios.
11. Toda la realidad del creyente confluye en estas oraciones.
Que el pueblo de Israel primero y la Iglesia después asumieron como: Mediación privilegiada de la relación
con el único Dios y respuesta adecuada a su revelación en la historia
En cuanto oraciones, los Salmos son manifestaciones del espíritu y de la fe, en las que todos nos podemos
reconocer.
Y en las que se comunica la experiencia de particular cercanía a Dios a la que están llamados todos los
hombres.
Fondo: Cristo de Fernando Gallego
12. Fondo: Julius Schnoor von Carolsfeld
Y toda la complejidad de la existencia humana se concentra en la complejidad de las distintas formas
literarias de los diversos Salmos:
Himnos, lamentaciones, súplicas individuales y colectivas, cantos de acción de gracias, salmos penitenciales
y otros géneros que se pueden encontrar en estas composiciones poéticas.
13. No obstante esta multiplicidad expresiva, se pueden identificar dos grandes ámbitos que sintetizan la oración del Salterio:
la súplica, vinculada a la lamentación, y la alabanza, dos dimensiones relacionadas y casi inseparables.
Porque la súplica está animada por la certeza de que Dios responderá, y esto abre a la alabanza y a la acción de gracias.
Y la alabanza y la acción de gracias surgen de la experiencia de una salvación recibida, que supone una necesidad de
ayuda expresada en la súplica.
En la súplica, el que ora se lamenta y describe su situación de angustia, de peligro, de desolación o, como en los Salmos
penitenciales, confiesa su culpa, su pecado, pidiendo ser perdonado.
Expone al Señor su estado de necesidad confiando en ser escuchado, y esto implica un reconocimiento de Dios como
bueno, deseoso del bien y «amante de la vida» (cf. Sb 11, 26), dispuesto a ayudar, salvar y perdonar.
14. Así, por ejemplo, reza el salmista en el
Salmo 31:
«A ti, Señor, me acojo: no quede yo
nunca defraudado. (...) Sácame de la red
que me han tendido, porque tú eres mi
amparo» (vv. 2.5).
y después se
hace explícita
que se anuncia
cuando la
en la esperanza
salvación divina
de la
se convierte en
Así pues, ya en intervención
realidad.
la lamentación divina
puede surgir
algo de la
alabanza, El Greco: San Pedro arrepentido
15. y la necesidad de
se reconoce ser salvados, que
también la propia está en la base de
o contemplando la la súplica
grandeza de la pequeñez
misericordia de
haciendo Dios,
De modo memoria del
análogo, en don recibido
los Salmos de
acción de
gracias y de
alabanza,
16. Así se confiesa a Dios la propia condición de criatura inevitablemente marcada por la muerte, pero
portadora de un deseo radical de vida.
Por eso el salmista exclama en el Salmo 86: «Te alabaré de todo corazón, Dios mío; daré gloria a tu nombre
por siempre, por tu gran piedad para conmigo, porque me salvaste del abismo profundo» (v.12-13)
De ese modo, en la oración de los Salmos, la súplica y la alabanza se entrelazan y se funden en un único
canto que celebra la gracia eterna del Señor que se inclina hacia nuestra fragilidad.
Precisamente para permitir al pueblo de los creyentes unirse a este canto, el libro del Salterio fue dado a
Israel y a la Iglesia.
17. Los Salmos, enseñan a orar. Es esta la belleza y la
En ellos la Palabra de Dios se convierte en particularidad de este libro
palabra de oración —y son las palabras del bíblico:
salmista inspirado— que se convierte también en las oraciones contenidas en él,
palabra del orante que reza los Salmos a diferencia de otras oraciones
que encontramos en la Sagrada
Los Salmos se dan al creyente Escritura, no se insertan en una
como texto de oración. trama narrativa que especifica
su sentido y su función.
Que tiene como único fin
convertirse en la oración de
quien los asume y con ellos
se dirige a Dios.
Dado que son Palabra de
Dios, quien reza los Salmos
habla a Dios con las mismas
palabras que Dios nos ha
dado, se dirige a él con las
palabras que él mismo nos
da.
Así, al rezar los Salmos se
aprende a orar. Son una
escuela de oración.
18. Algo análogo sucede cuando un niño comienza a hablar: aprende a expresar sus propias sensaciones, emociones y
necesidades con palabras que no le pertenecen de modo innato, sino que aprende de sus padres y de los que viven con
él.
Lo que el niño quiere
expresar es su propia
vivencia, pero el medio
expresivo es de otros; y él las palabras recibidas de sus
poco a poco se apropia de padres se convierten en sus
ese medio; palabras y a través de ellas
aprende también un modo
de pensar y de sentir, accede
a todo un mundo de
conceptos, y crece en él, se
relaciona con la realidad, con
los hombres y con Dios.
La lengua de sus padres, por último, se convierte en su lengua, habla con palabras recibidas de otros
que ya se han convertido en sus palabras.
19. Lo mismo sucede con la
oración de los Salmos. Se
nos dan para que
aprendamos:
a encontrar un
lenguaje para a dirigirnos a
el encuentro Dios,
con Dios.
Y, a través de esas
palabras, será posible
también conocer y
a hablarle de a acoger:
nosotros con comunicarnos
sus palabras, con él,
para crecer
cada vez los criterios
más en la de su
fe y en el actuar,
amor.
acercarse al misterio
de sus pensamientos y
de sus caminos (cf. Is
55, 8-9),
20. Nuestras palabras sino que y,
no son sólo también apren
palabras, sino que podemos diendo
nos enseñan un aprender cómo
mundo real y quién es hablar
conceptual,
Dios con él,
Así también estas por lo que no
oraciones nos sólo aprendemos el
enseñan el corazón podemos ser hombre, el ser
de Dios, hablar con nosotros mismos.
Dios,
21. A este respecto, es significativo el título que la tradición judía ha dado al Salterio.
Se llama tehillîm, un término hebreo que quiere decir «alabanzas», de la raíz verbal que encontramos en la
expresión «Halleluyah», es decir, literalmente «alabad al Señor».
Este libro de oraciones, es multiforme y complejo, con sus diversos géneros literarios y con su articulación
entre alabanza y súplica.
Pero es, en definitiva,
un libro de alabanzas,
que enseña:
y a glorificar su santo
a dar gracias,
Nombre
a reconocer la belleza a celebrar la grandeza
de sus obras del don de Dios,
22. Esta es la respuesta más adecuada ante la manifestación del
Señor y la experiencia de su bondad.
la presencia de
Dios permanece,
es fuente de
también en el maravilla y de
también en la dolor, consuelo.
desolación,
Enseñándonos
a rezar, los
Salmos nos
enseñan que:
«En ti está
pero con la la fuente
conciencia Como nos de la vida
de que enseña el y tu luz
estamos Salmo 36: nos hace
llorar, caminando
hacia la luz, ver la luz»
suplicar, (v. 10).
interceder, donde la
Se puede: lamentarse, alabanza
podrá ser
definitiva.
23. Pero, además de este título general del libro, la tradición judía ha puesto en muchos Salmos títulos
específicos, atribuyéndolos, en su gran mayoría, al rey David.
Figura de notable talla humana y teológica, David es un personaje complejo, que atravesó las más diversas
experiencias fundamentales de la vida.
Joven pastor del rebaño paterno, pasando por alternas y a veces dramáticas vicisitudes, se convierte en rey
de Israel, en pastor del pueblo de Dios.
24. Hombre de paz, combatió muchas guerras;
incansable y tenaz buscador de Dios, traicionó su amor,
y esto es característico: siempre buscó a Dios, aunque pecó gravemente muchas veces;
humilde penitente, acogió el perdón divino, incluso el castigo divino, y aceptó un destino marcado por el
dolor.
David fue un rey, a pesar de todas sus debilidades, «según el corazón de Dios» (cf. 1 S 13, 14),
es decir, un orante apasionado, un hombre que sabía lo que quiere decir suplicar y alabar.
La relación de los Salmos con este insigne rey de Israel es, por tanto, importante, porque él es una figura
mesiánica, ungido del Señor, en el que de algún modo se vislumbra el misterio de Cristo.
25. Igualmente importantes y significativos son el modo y la frecuencia con que las palabras de los Salmos son
retomadas en el Nuevo Testamento, asumiendo y destacando el valor profético sugerido por la relación del
Salterio con la figura mesiánica de David.
En el Señor Jesús, que en su vida terrena oró con los Salmos, encuentran su definitivo cumplimiento y
revelan su sentido más pleno y profundo.
26. Las oraciones del Salterio, con las que se habla a Dios, nos hablan de él, nos hablan del Hijo, imagen del Dios
invisible (cf. Col 1, 15), que nos revela plenamente el rostro del Padre.
El cristiano, por tanto, al rezar los Salmos, ora al Padre en Cristo y con Cristo, asumiendo estos cantos en
una perspectiva nueva, que tiene en el misterio pascual su última clave de interpretación.
Así el horizonte del orante se abre a realidades inesperadas, todo Salmo adquiere una luz nueva en Cristo
y el Salterio puede brillar en toda su infinita riqueza.
27. Queridos hermanos y hermanas, tomemos, por tanto, en nuestras manos este libro santo;
dejémonos que Dios nos enseñe a dirigirnos a él;
hagamos del Salterio una guía que nos ayude y nos acompañe diariamente en el camino de la oración.
Cuando una
persona se
acostumbra a rezar
los Salmos, ya Para cuando Cuando Si nos gusta
ninguna otra oración nos estamos muy recordar las
(excepto el entristecen agradecidos grandes cualidades
Padrenuestro y el nuestros defec con el Señor el que tiene nuestro
Avemaría) le parece tos y pecados 33. buen Dios digamos
tan hermosa, ni le el 25 llena de el Salmo 145 y nos
llega tanto al alma. esperanza. llenaremos de amor
hacia Él.
Y si hemos
cometido graves
Hay unos Para cuando pecados y
especialmente h tenemos que deseamos que Si deseamos
ermosos, por pasar por un Dios deje de estar recordar las
ejemplo los momento disgustado con maravillas que
cinco primeros. difícil el N° nosotros, el Salmo Dios ha hecho,
23. 51 que es el mejor recitemos el
acto de contrición Salmo 103 o el
que se ha escrito. 104.
Y pidamos también nosotros, como los discípulos de Jesús, «Señor, enséñanos a orar» (Lc 11, 1),
abriendo el corazón a acoger la oración del Maestro, en el que todas las oraciones llegan a su plenitud.
Así, siendo hijos en el Hijo, podremos hablar a Dios, llamándolo «Padre nuestro». Gracias.
28. Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española,…
Os invito a que aprendáis de los Salmos a hablar con Dios y, repitiendo la súplica de los apóstoles, Señor,
enséñanos a orar, abráis el corazón para acoger la plegaria del Maestro, en la que toda oración llega a su
culmen. Muchas gracias.
san Agustín, en la Exposición sobre el salmo 146, comenta la frase: "El Señor sana los corazones
destrozados“:
"El que no destroza el corazón no es sanado... ¿Quiénes son los que destrozan el corazón? Los
humildes. ¿Y los que no lo destrozan? Los soberbios.
En cualquier caso, el corazón destrozado es sanado, y el corazón hinchado de orgullo es humillado.
Más aún, probablemente, si es humillado es precisamente para que, una vez destrozado, pueda ser
enderezado y así pueda ser curado. (...)
"Él sana los corazones destrozados, venda sus heridas". (...)
En otras palabras, sana a los humildes de corazón, a los que confiesan sus culpas, a los que hacen
penitencia, a los que se juzgan con severidad para poder experimentar su misericordia. Es a esos a
quienes sana.
Con todo, la salud perfecta sólo se logrará al final del actual estado mortal, cuando nuestro ser
corruptible se haya revestido de incorruptibilidad y nuestro ser mortal se haya revestido de
inmortalidad”