Joan Miró nació en Barcelona y desde muy pequeño le encantaba pintar animales, objetos de la naturaleza e incluso a sus amigos de formas imaginativas, con más ojos, patas o colas de lo normal. A medida que crecía, Miró continuó explorando su imaginación a través de la pintura, mezclando diferentes dibujos y usando mucho color para crear un mundo alegre y divertido.
2. Erase una vez
una bonita mañana
de Abril,
nació en Barcelona
un niño llamado
Joan Miró,
pero no era un niño
como todos los demás.
3. A Joan le encantaba pintar
desde muy pequeño y
empezó con todo tipo
de animales:
perros, gatos, peces y pájaros.
Pero no los pintaba como eran,
sino que les ponía tres ojos,
dos colas, seis patas…
¿Os lo imagináis?
5. Joan una mañana en el cole
empezó a darse cuenta de los
puntos, las líneas y todos los
colores que había en la mesa.
Su color favorito era el rojo.
6. Cuando salió del cole iba andando
a su casa y comenzó a fijarse en
las palmas de las manos de los
niños y dijo en voz alta:
- ¡Seréis para mi una herramienta
para pintar como son los
pinceles!
7. También se
divertía
pintando más
cosas de la
naturaleza
como hojas,
flores,
insectos o
como es el
cielo:
estrellas,
planetas…
8. Pero lo que más le gustaba pintar
eran los ojos, porque cuando
miraba a sus amiguitos sabia si
estaban tristes o contentos, si
querían jugar o no, o tenían
hambre o sueño.
9. Ya había pintado piedras de
colores, animales con dos
cabezas, estrellas…
Pero todavía le faltaba por
dibujar:
¡Hombres, mujeres y niños!
10. Un día decidió mezclar todos sus
dibujos y ponerle mucho color a
todo.
Y se dio cuenta que era mucho más
divertido y alegre que antes…
11. Joan creó un mundo
de mucha alegría y
diversión.