En el contexto de un tema tan concluyente como el genocidio de los armenios, al igual que en los crímenes contra la Humanidad, una explicitación clara de los fundamentos en que se asienta el derecho a la verdad resulta tan oportuna como necesaria. Por esta razón considero conveniente reflexionar sobre el análisis jurídico e histórico de este derecho y a tal fin propongo algunas consideraciones contenidas en el Informe que presentara como relator especial ante la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (luego, Consejo de Derechos Humanos) en enero de 2006.1 El Informe reseña, en uno de sus capítulos, los aspectos más significativos de este derecho y las vicisitudes históricas por las que atravesó hasta lograr su consagración jurídica y su proyección universal como un derecho autónomo e inalienable y como componente indisoluble del derecho a la justicia.