2. • Nadie se plantea que utiliza en exceso el avión para
trasladarse de un lugar a otro. Al contrario, cada vez
son más las personas que se valen de este medio de
transporte, cada vez se utiliza con más frecuencia y
cada vez el coste del billete es menor. La
multiplicación del tráfico y de la oferta aérea
redunda en una mayor comodidad y movilidad de
millones de personas. Pero estos beneficios tienen
un precio, y muy caro, para el planeta, para el medio
ambiente y para la capa de ozono, afectados
gravemente por la contaminación que causa el uso
abusivo de estos aparatos.
3. • La aviación civil produce impactos sobre el ambiente debido a
las emisiones de los motores aeronáuticos, con
contaminación acústica, partículas, gases, contribuyendo al
cambio climático1 2 y el oscurecimiento global.3 A pesar de
las reducciones en las emisiones de automóviles y a más
eficientes en consumo de combustible y menos
contaminantes motores de turbofán y turboprop, el rápido
crecimiento del tráfico aéreo en recientes años contribuyendo
al incremento en la total contaminación atribuible a la
aviación.
4.
5. La emisión de carbono de una persona que viaja en avión de
Londres a Nueva York, es equiparable a la emisión de carbono
generada al calentar una casa por un año completo.
Las estelas que emiten los aviones se congelan en pequeños
cristales que reflejan la radiación infrarroja hacía la tierra, por lo
cual crean un efecto invernadero que contribuye al
calentamiento global.
Los gases que emiten los aviones al volar cambian el balance de
la atmósfera lo cual también contribuye a efecto invernadero.
El sector aeronáutico contribuye en un 15% a las emisiones de
carbono de todo el mundo.
Suspendiendo los vuelos aéreos por un día puede bajar la
temperatura ambiental hasta en un grado centígrado.
Los vuelos en avión generan una gran cantidad de desechos de
papel y plástico, que no se reciclan.
8. El gran problema es que hasta ahora no ha habido forma de poner
freno a esa contaminación, ya que las emisiones de los vuelos
internacionales han quedado expresamente fuera de los objetivos
del Protocolo de Kyoto, que establece reducciones en las emisiones
por países (por tanto, sólo se han incluido los vuelos nacionales). En
su lugar, el Protocolo "invitaba" a la Organización Civil de Aviación
Internacional (ICAO) a iniciar acciones para reducir las emisiones.
Hasta la fecha, la ICAO no ha emprendido ninguna práctica
encaminada para este fin, pese a que la proliferación de nuevas
compañías aéreas y la oferta de billetes económicos han hecho
crecer de manera notable el número de vuelos en los últimos años.
A este crecimiento han contribuido también las ventajas fiscales de
las que ha gozado el sector, ya que la aviación está exenta de pagar
IVA y los impuestos por combustible -la razón de esta última
exención se basa en un acuerdo internacional, suscrito hace más de
medio siglo, con el que se pretendía potenciar el comercio aéreo
internacional.