2. INTRODUCCION
El cerebelo desde hace tiempo se llama el
área silenciosa del encéfalo, principalmente
porque la excitación eléctrica de esta
estructura no provoca ninguna sensación, y
raramente movimientos motores.
El cerebelo resulta especialmente vital para el
control de actividades musculares rápidas,
como correr, escribir a máquina, tocar el
piano, incluso hablar.
3. La pérdida de esta zona del encéfalo puede
destruir cada una de estas actividades, aunque
sin provocar parálisis de los músculos.
El cerebelo compara el estado físico actual de
cada parte del cuerpo según indica la información
sensorial, con el estado que intenta producir el
sistema motor.
Si los dos no se comparan favorablemente, de
manera instantánea se trasmiten señales
correctoras adecuadas hacia el sistema motor,
para aumentar o disminuir la actividad de
músculos específicos.
4. El cerebelo está colocado en la parte posterior del cuarto
ventrículo.
Es una masa nerviosa voluminosa que pesa 140 g y se
encuentra en la parte posterior e inferior de la base del
cráneo.
Se localiza por debajo de la parte posterior del cerebro del
que lo separa un repliegue de la duramadre llamado tienda
del cerebelo, el cual se introduce en la cisura transversa.
El cerebelo tiene forma ovoide, ligeramente aplanado y con
una escotadura central.
En la línea media presenta una eminencia longitudinal
llamada vermis, y a cada lado del vermis se encuentran dos
eminencias voluminosas llamadas hemisferios cerebelosos,
que está cubiertos por una fina capa de sustancia gris,
plegada en numerosas circunvoluciones finas.
5. El cerebelo se comunica con el cerebro a
través de unos cordones de fibras llamadas
pedúnculos superiores, con la protuberancia
anular por los pedúnculos medios y con el
bulbo raquídeo por los pedúnculos inferiores.
6. La sustancia gris contiene células en las cuales
se originan fibras que van a formar sinapsis con
los que provienen de otras partes del encéfalo y
que penetran al cerebelo.
Los impulsos de los centros motores del cerebro,
de los conductos semicirculares del oído interno y
de los músculos estriados llegan al cerebelo por
los pedúnculos.
Los impulsos motores del cerebelo son
transmitidos hacia los centros motores del
cerebro y de la medula con destino a los
músculos.
7. El sistema de ingreso al cerebelo
El cerebelo se divide en tres lóbulos 1)lóbulo
floculonodular, 2)lóbulo anterior, y 3)lóbulo
posterior.
El lóbulo posterior está muy crecido en primates,
y en especial en el hombre, formando salientes
bilaterales llamadas hemisferios cerebelosos, que
también se conocen como neocerebelo porque
representan una zona filogenéticamente nueva
del cerebelo.
La porción más antigua del cerebelo es el lóbulo
floculonodular, que se desarrolló en relación con
el aparato del equilibrio y los núcleos vestibulares.
8. Otra parte del cerebelo también muy antigua es
toda la zona media, de dos a tres centímetros de
ancho, tanto en el lóbulo anterior como en el
posterior, llamada vermis. En ésta terminan la
mayor parte de las señales nerviosas que
provienen de las áreas somáticas del cuerpo.
El vermis tiene un papel en la integración de los
mecanismos posturales subconscientes.
Por otra parte, en los hemisferios cerebelosos
terminan la mayor parte de las señales que llegan
de los niveles más altos del cerebro, en especial
de las áreas motoras de la corteza cerebral.
9. Vías aferentes. Una vía aferente importante y extensa es la vía
corticocerebelosa que nace en la corteza motora y pasa, siguiendo los
núcleos protuberanciales y los haces pontocerebelosos, directamente a la
corteza del cerebelo.
Además, vías aferentes importantes nacen del tallo cerebral; incluyen las
siguientes:
a) una haz olivocerebeloso importante, que une la oliva inferior a todas las
zonas del cerebelo; este haz es excitado por fibras procedentes de la
corteza motora, ganglios basales, zonas dispersas de la formación reticular
y la médula espinal;
b) fibras vestibulocerebelosas, algunas de las cuales se originan en el propio
aparato vestibular y otras provienen de los núcleos vestibulares, la mayor
parte de ellas terminan en el lóbulo floculonodular y en el núcleo del
techo del cerebelo.
c) fibras reticulocerebelosas, que se originan en diferentes porciones de la
formación reticular y terminan principalmente en las estructuras de la
línea media (el vermis).
10. El cerebelo también recibe señales sensoriales importantes
directamente de la periferia del cuerpo, que llegan al
cerebelo por las haces ventral y espinocerebeloso dorsal
(que pasan del mismo lado hasta el cerebelo).
Las señales transmitidas por estos haces nacen de los husos
musculares, los órganos tendinosos de Golgi, y los grandes
receptores táctiles de piel y articulaciones, e informan al
cerebelo del estado actual de la contracción muscular, el
grado de tensión de los tendones, las posiciones de las
partes corporales, y las fuerzas que actúan sobre las
superficies del cuerpo.
Toda esta información conserva el cerebelo constantemente
informado del estado físico instantáneo del cuerpo.
11. Las vías espinocerebelosas pueden trasmitir
impulsos a velocidades mayores de 100m por
segundo, que es la conducción más rápida en
cualquier vía de todo el sistema nervioso
central.
Esta conducción extraodinariamente rápida
permite que instantáneamente el cerebelo
conozca los cambios que se están
produciendo en el estado de los músculos.
12. Los núcleos cerebelosos
profundos y las vías eferentes.
Localizados profundamente en la masa
cerebelosa hay cuatro núcleos cerebelosos
profundos: el dentado, el globuloso, el
emboliforme y el fastigial.
Los núcleos vestibulares en el bulbo también
funcionan en algunos aspectos como si fueran
núcleos cerebelosos profundos debido a sus
conexiones directas con la corteza del lóbulo
floculonodular.
13. Estos núcleos reciben señales de dos fuentes
diferentes:
1) la corteza cerebelosa
2) todas las vías sensoriales aferentes para el
cerebelo. Así pues, todas las señales que
entran en el cerebro acaban terminando en
los núcleos profundos.
14. Del cerebro salen tres importantes
vías eferentes:
Una que se inicia en la corteza de los dos
hemisferios cerebelosos, pasa en seguida al
núcleo dentado, después al núcleo dentado,
después al núcleo ventrolateral del tálamo y
por último a la corteza motora.
15. 2
Una vía que se origina en las estructuras de la
línea media del cerebelo (vermis) y pasa
después a través de los núcleos del techo
hacia las regiones bulbares y pontinas del tallo
encefálico. Este circuito funciona en íntima
relación con el aparato del equilibrio y las
postulares actitudes del cuerpo.
16. 3
Una vía que se origina en las áreas intermedias a cada lado
del cerebelo, entre el vermis y los hemisferios cerebelosos,
pasa después
a) a través del núcleo interpositus hasta el núcleo
ventrolateral del tálamo y de ahí a la corteza motora,
b) a varias estructuras de la línea media del tálamo y de ahí
a los ganglios basales.
c) al núcleo rojo y la formación reticular de la porción superior
del tallo encefálico. Este circuito funciona para coordinar las
actividades entre las dos primera vías cerebelosas de salida
comentadas - es decir, para ayudar a coordinar las
interrelaciones entre el control postural subsconsciente del
cuerpo y el control consciente voluntario de la corteza
motora.
17. Función del cerebelo en el
control de los movimientos
El cerebelo actúa en el control motor sólo en
relación con las actividades motoras que se
inician en alguna otra parte del sistema
nervioso. Pueden originarse en la médula
espinal, la formación reticular, los ganglios
basales o en áreas motoras de la corteza
cerebral.
Función del cerebelo con la médula espinal y
el tallo encefálico inferior para controlar los
movimientos posturales y de equilibrio.
18. Relación de la función cerebelosa
con el reflejo de estiramiento de la
médula espinal
Un componente importante del control cerebeloso de la
postura y el equilibrio es el gran cúmulo de información
transmitida de los husos musculares al cerebelo a través de
las haces espinocerebelosos dorsales.
Las señales son transmitidas al tallo encefálico a través de
los núcleos cerebelosos del techo para estimular las fibras
eferentes gamma, que inervan los propios haces musculares.
Utiliza señales que pasan en su totalidad hasta el cerebelo y
regresan nuevamente a los músculos.
Se piensa que es a través de esta vía de retroalimentación
como ocurren muchos de los ajustes posturales del cuerpo.
19. Función del cerebelo en el control
muscular voluntario
Existen circuitos de retroalimentación casi completamente
independientes entre la corteza motora y el cerebelo.
La mayoría de las señales de este circuito pasan de la
corteza motora a los hemisferios cerebelosos y
sucesivamente regresan de nuevo a la corteza motora, a
través de los núcleos dentados y los núcleos ventrolaterales
del tálamo.
Estos circuitos no participan en el control de la postura. Es
razonable pensar que le cerebelo funciona en relación con el
control cortical en dos formas:
1) los circuitos de retroalimentación directos de la corteza
motora sin incluir retroalimentación periférica, y 20 por
retroalimentación similar pero modificándose las señales de
regreso del cerebelo por información condicionada recibida
de la periferia del cuerpo.
20.
21.
22.
23. Morfológia
Clásicamente se realiza una división morfológica que es
meramente descriptiva de la superficie del cerebelo, y no
tiene base funcional ni ontogénica ni ninguna aplicación en la
práctica clínica.
La superficie del cerebelo se encuentra surcada por muchas
fisuras transversales más o menos paralelas entre sí.
Entre ellas hay dos que destacan por ser las más profundas
y nos sirven para dividirlo en lóbulos.
Una es la fisura prima o primaria que recorre la cara superior
y la divide aproximadamente en dos mitades iguales, y la
otra es la fisura posterolateral o dorsolateral que se localiza
en la cara anterior en posición caudal respecto del nódulo y
los flóculos.
24. Estas fisuras delimitan los tres lóbulos del cerebelo: el
anterior, el posterior y el floculonodular.
Cada uno de estos lóbulos incluye una porción que
forma parte del vermis y otra que forma parte de los
hemisferios cerebrales.
La porción del vermis que corresponde a cada lóbulo
se subdivide en segmentos a los que, generalmente,
se asocia un par de lobulillos situados en los
hemisferios cerebelosos.
La subdivisión dentro de cada uno de los lóbulos
viene determinada por la existencia otras fisuras
transversales de menor profundidad.
25. LOBULO ANTERIOR
El lóbulo anterior se sitúa por delante de la fisura prima y
abarca parte de la cara anterior y parte de la cara superior.
Se subdivide en:
Língula (I), que es la porción más anterior del vermis y se
une al velo medular superior.
Lobulillo central (II y III), que se sitúa justo por encima de la
língula y se prolonga a ambos lados mediante las alas del
lobulillo central (H II y H III). La fisura que lo separa de la
língula recibe el nombre de fisura precentral.
Culmen (IV y V), que es la porción más craneal de todo el
vermis y se asocia lateralmente con la porción anterior de los
lobulillos cuadrangulares (H IV y H V). La fisura que lo separa
del lobulillo central se denomina postcentral.
26. LOBULO POSTERIOR
El lóbulo posterior se sitúa entre las fisuras prima y posterolateral y
abarca parte de la cara superior y parte de la cara inferior. Se subdivide en:
Declive (VI), que desciende desde el culmen hacia atrás y se asocia
lateralmente al lobulillo simple o porción inferoposterior del lobulillo
cuadrangular (H VI).
Folium u hoja del vermis (VII-A), que es una estrecha lámina de unión
entre los lobulillos semilunares superiores (o anseriformes; H VII-A)
izquierdo y derecho.
Túber o tubérculo del vermis (VII-B), que se asocia lateralmente a los
lobulillos semilunares inferiores (H VII-A) y a los lobulillos gráciles
(delgados o paramedianos; H VII-B), y se sitúa justo por debajo de la fisura
horizontal que lo separa del folium.
Pirámide del vermis (VIII), que se sitúa por delante del túber y se asocia
con los lobulillos digástricos (H VIII-A y B) izquierdo y derecho. La fisura
que la separa del túber se llama prepiramidal y la fisura que la separa de la
úvula se llama postpiramidal o secundaria.
Úvula del vermis (IX), que se encuentra entre las dos amigadalas
cerebelosas (H IX) justo por encima de la pirámide.
27. LOBULO FLOCULONODULAR
El lóbulo floculonodular se sitúa por delante de la fisura
posterolateral y como su propio nombre indica está formado por el
nódulo (X) -que corresponde al vermis- y los flóculos (H X) -que
corresponden a los hemisferios-, unidos por el pedúnculo del
flóculo.
El término cuerpo del cerebelo se utiliza para denominar a la
totalidad del cerebelo, a excepción del lóbulo floculonodular.
El vermis superior está constituido por la língula, el lobulillo central,
el culmen, el declive y el folium. El vermis inferior está constituido
por el túber, la pirámide, la úvula y el nódulo.
Algunos autores en vez de distinguir tres lóbulos distinguen cuatro:
el anterior, el medio, el posterior y el floculonodular. La diferencia
radica en que dividen al lóbulo posterior en dos mediante la fisura
prepiramidal, de tal forma que por encima de ella se extiende el
lóbulo medio y por debajo el lóbulo posterior.
28. Patología
Clásicamente las lesiones del cerebelo se
manifiestan clínicamente por:
Hipotonía: Se caracteriza por una resistencia
disminuida a la palpación o manipulación
pasiva de los músculos; por lo general, se
acompaña de reflejos osteotendinosos
disminuidos y de tipo pendular, junto a un
llamativo fenómeno de rebote en la prueba de
Stewart-Holmes.
29. Ataxia o descoordinación de los
movimientos voluntarios
La alteración de la coordinación de los
movimientos voluntarios da lugar a la aparición de
hipermetría, asinergia, discronometría y
adiadococinesia.
En las pruebas cerebelosas (dedo-nariz o talón-
rodilla), la velocidad y el inicio del movimiento no
se encuentran afectos, pero cuando el dedo o el
talón se aproximan a la nariz o la rodilla,
sobrepasan su destino o corrigen la maniobra
excesivamente (hipermetría).
La asinergia consiste en una descomposición del
movimiento en sus partes constituyentes.
30. Todos estos trastornos se observan mejor
cuanto más rápidamente se ejecutan las
maniobras. La adiadococinesia indica una
dificultad o la imposibilidad para ejecutar
movimientos alternativos rápidos (prueba de
las marionetas).
31. Alteración del equilibrio y de la
marcha
La alteración de la estática provoca inestabilidad
en ortostatismo, por lo que el paciente debe
ampliar su base de sustentación (separa los pies);
al permanecer de pie y al andar su cuerpo
presenta frecuentes oscilaciones.
A diferencia de los trastornos vestibulares, estas
alteraciones no se modifican al cerrar los ojos.
La marcha es característica y semeja la de un
borracho (marcha de ebrio), titubeante, con los
pies separados y desviándose hacia el lado de la
lesión.
32. Temblor intencional
Grueso y evidente al intentar un movimiento
(temblor intencional o de acción).
Otros: Palabra escandida, explosiva,
nistagmus, fatigabilidad,
33. Síndrome cerebeloso
La enfermedad o lesión de la totalidad o de
una gran parte del cerebelo es lo que se
conoce como síndrome cerebeloso. Las
lesiones selectivas del cerebelo son
extremadamente raras.
34. Síndrome cerebeloso de vermis
La causa más frecuente es el meduloblastoma del
vermis en los niños. El compromiso del lóbulo
floculonodular produce signos y síntomas
relacionados con el sistema vestibular.
Dado que el vermis es único e influye sobre las
estructuras de la línea media, la descoordinación
muscular afecta a la cabeza y el tronco, y no a las
extremidades.
Se produce una tendencia a la caída hacia delante o
hacia atrás, así como dificultad para mantener la
cabeza quieta y en posición erecta. También puede
haber dificultad para mantener el tronco erecto.
35. Síndrome cerebeloso hemisférico
La causa de este síndrome puede ser un tumor o una
isquemia en un hemisferio cerebeloso.
En general, los síntomas y signos son unilaterales y
afectan a los músculos ipsilaterales al hemisferio
cerebeloso enfermo.
Están alterados los movimientos de las extremidades,
especialmente de los brazos y piernas, donde la
hipermetría y la descomposición del movimiento son
muy evidentes A menudo, se produce oscilación y
caída hacia el lado de la lesión.
También son hallazgos frecuentes la disartria y el
nistagmo.