2. ¿Cómo podemos evitar que un reducido grupo de personas lleven
todo el peso de la labor de testimonio y evangelización hasta
agotarse, mientras que otras personas permanecen inactivas?
Distribuir
responsabilidades
Agrupar
Adiestrar a los
obreros con
miembros
interesados
3. DISTRIBUIR RESPONSABILIDADES
Al surgir la nación de Israel, fue evidente
que todo el peso no podía recaer sobre un
solo hombre (Moisés)
“Desfallecerás del todo, tú, y
también este pueblo que está
contigo; porque el trabajo es
demasiado pesado para ti; no
podrás hacerlo tú solo” (Éxodo, 18: 18)
La solución fue distribuir responsabilidades
“Escogió Moisés varones de virtud
de entre todo Israel, y los puso por
jefes sobre el pueblo, sobre mil,
sobre ciento, sobre cincuenta, y
sobre diez” (Éxodo, 18: 25)
4. DISTRIBUIR RESPONSABILIDADES
Al surgir la Iglesia primitiva, fue igualmente
evidente que los apóstoles no podían
realizar todo el trabajo
“Entonces los doce convocaron a
la multitud de los discípulos, y
dijeron: No es justo que nosotros
dejemos la palabra de Dios, para
servir a las mesas” (Hechos, 6: 2)
La solución fue distribuir responsabilidades
“Agradó la propuesta a toda la
multitud; y eligieron a Esteban,
varón lleno de fe y del Espíritu
Santo, a Felipe, a Prócoro, a
Nicanor, a Timón, a Parmenas, y
a Nicolás prosélito de Antioquía”
(Hechos, 6: 5)
5. El trabajo en la Iglesia, especialmente el trabajo
de evangelización y testificación, no es exclusivo
de los profesionales del evangelismo.
Es deber de los líderes capacitar a los miembros
para realizar la obra.
Esta capacitación se lleva a cabo en dos fases:
1. Crecimiento espiritual. Llevar a las
personas a tener una relación profunda
con Jesús.
2. Trabajo efectivo. Además de una
instrucción teórica/práctica, se deben
detectar las habilidades de cada persona
para determinar en qué aspectos de la
obra puede trabajar más eficientemente.
A este proceso podríamos llamarle: “Cultivar buenos árboles”. El resultado
natural esperado es recoger de ellos “buenos frutos” (Mateo, 7: 17-18)
6. El proceso descrito tiene un “efecto
secundario” interesante sobre el creyente.
Conexión Creci-
Trabajo miento
con Jesús
efectivo espiritual
Más Trabajo Mayor
conexión más luz
con Jesús efectivo (Ap. 1: 3)
7. AGRUPAR OBREROS CON INTERESADOS
Cuando la gente se interesa en aprender más de Dios, debemos elegir
con cuidado a quién le daremos la tarea de atenderla. En una sociedad
multicultural, será bueno asignar a alguien de la misma nacionalidad y
lengua que el interesado, o del mismo grupo de edad. Además, hay que
considerar la madurez espiritual, el conocimiento bíblico, las habilidades
de comunicación y la experiencia del obrero. Es decir, debemos tomar en
serio la tarea de igualar al obrero con el interesado.
Al trabajar con personas con las que se tiene algún tipo de afinidad,
tendemos a involucrarnos más en la obra.
De igual modo, las personas que son instruidas se pueden sentir más
cómodas y recibir mejor el mensaje si éste viene de una persona afín a ellas.
8. AGRUPAR OBREROS CON INTERESADOS
En el momento en que surgió una queja
acerca de que las viudas griegas eran
desatendidas en relación con las viudas
hebreas, es interesante notar que los
nombres de las siete personas elegidas
para liderar el reparto de alimentos
entre las viudas fuesen griegos.
Al ser llamado Timoteo (mitad judío y mitad
griego) por Pablo como compañero de
evangelismo, fue circuncidado. De esta
manera, Timoteo podía trabajar eficazmente
entre los judíos al ser considerado por ellos
como plenamente judío.
9. Notemos un segundo “efecto secundario” que surge cuando los
hermanos participan en el trabajo.
b ro s
Cuando las personas se Los miem
participan
involucran juntas en un
trabajo, se crea una eve
Se promu
a
armonía entre ellas. la armoní
eve la
Esta armonía anima a Se promu
otros a involucrarse armonía
también. Éste es un
b ro s
proceso contagioso. Más miem
ran
se involuc
10. Es cierto que no siempre se consigue la armonía en el trabajo. Un ejemplo de ello
lo podemos ver con Pablo y Bernabé.
“Y Bernabé quería que llevasen
consigo a Juan, el que tenía por
sobrenombre Marcos; pero a Pablo no
le parecía bien llevar consigo al que
se había apartado de ellos desde
Panfilia, y no había ido con ellos a la
obra. Y hubo tal desacuerdo entre
ellos, que se separaron el uno del
otro; Bernabé, tomando a Marcos,
navegó a Chipre, y Pablo, escogiendo
a Silas, salió encomendado por los
hermanos a la gracia del Señor”
(Hechos, 15: 37-40)
Si la obra hubiera sido de los hombres,
esta desavenencia hubiese causado
graves problemas a la naciente Iglesia.
Pero con el poder del Espíritu Santo, surgieron dos potentes grupos evangelísticos.
Hubo también una pronta reconciliación entre los hermanos involucrados. Pablo
mismo reconoció, algún tiempo después, que “Marcos… me es útil para el
ministerio” (2ª de Timoteo, 4: 11)
11. “[Dios] invita a la iglesia a asumir el deber que le ha señalado,
de sostener en alto el estandarte de la verdadera reforma en su
propio territorio, dejando a los obreros preparados y
experimentados libres para que avancen en nuevos campos. No
debe pronunciarse una sola palabra que desaliente a alguno,
porque esto agravia el corazón de Cristo y agrada mucho al
adversario. Todos necesitan ser bautizados del Espíritu Santo;
todos deben evitar el censurar y hacer observaciones
despectivas, y acercarse más a Cristo, para apreciar las pesadas
responsabilidades que están llevando los que colaboran con él.
"Avanzad juntos; avanzad juntos", son las palabras de nuestro
Instructor Divino. La unión hace la fuerza; en la desunión hay
debilidad y derrota”
E.G.W. (Consejos sobre la salud, sección XI, “Una obra unida”, pg. 518-519)