Este documento discute el debate sobre si se debe permitir que los Testigos de Jehová se nieguen a recibir transfusiones de sangre, incluso cuando su vida está en peligro. Argumenta que la tendencia mundial es minimizar las transfusiones debido a los riesgos de enfermedades, pero a veces son necesarias para salvar vidas. También analiza la confrontación entre el derecho a la vida y el libre desarrollo de la personalidad/autonomía. Concluye que en casos como el de Anastasia, donde su vida está en peligro, las
2. ARGUMENTOS
Al margen de los preceptos religiosos, desde hace mucho tiempo la ciencia médica
se ha preocupado de encontrar sustitutos a la sangre, en razón de lo difícil que
resulta el obtener los mismos tipos de sangre, pero principalmente por los riesgos,
cada vez más altos, que tienen quienes reciben donaciones, de adquirir
enfermedades que pueden ser más graves aún que la misma cirugía a la que han
sido sometidos.
Entre las enfermedades más comunes que se contraen por transfusión, están
hepatitis, sida, chagas y muchas otras, en especial en países que tienen dificultades
para el cumplimiento de normas de seguridad y controles serológicos o donde la
proliferación de bancos de sangre, muchos de ellos ilegales, impiden un adecuado
control.
Por esas razones, la tendencia mundial es a transfundir menos en todos los casos,
sean o no testigos de Jehová. Sin embargo, existen situaciones en las que no es
posible remplazar la transfusión sanguínea, aunque se realizan estudios para
hacerlo, como en el caso de la leucemia.
Valorando el derecho a la vida sobre los derechos religiosos, la Procuraduría en
Defensa de los Derechos Humanos estánanalizando casos en los que por profesar
la religión de los Testigos de Jehová, no permite la transfusión de sangre.
«Desde ese punto de vista no hay argumento religioso, político ni de ninguna índole
para ir en contra de la vida. Desde esa perspectiva respaldamos la transfusión de
sangre», dijo el procurador Carlos Emilio López, en representación de la PDDH.
La raíz de la cuestión podemos situarla en la confrontación entre dos bienes
jurídicos o derechos fundamentales de la persona. Por una parte, el derecho a la
vidaque a todos reconoce el artículo 15 de la Constitución, y por el otro, el libre
desarrollo de la personalidad, previsto en el artículo 10 del mismo texto
fundamental, dentro del cual se incluye la libertad para disponer del propio cuerpo
relacionado a su vez con el principio de autonomía y en último lugar, con el derecho
fundamental a la integridad física (artículo 15 C.E.).
3. CONCLUSIÓN
Latransfusión de sangre a Anastasia debería realizarse ya que ella había firmado un
papel de consentimiento sobre la operación y las transfusiones, y con mayor razón
deben realizarse ahora que ella puede perder la vida. Clemente estaba haciendo su
labor para salvar la vida de Anastasia, en todo caso la madre tiene derecho a tener
sus objeciones pero no le da el derecho a negar las transfusiones ya que no es su
vida sino la de su hija, en estas situaciones, la religióndebería hacerse a un lado,
pues está en juego la vida de una persona. Debería existir una ley en la cual no
interfiera la iglesia y/o religión ya que por esta se puede llegar a perder la vida de
muchas personas. Clemente, por temor a perder la licencia y por no estar amparado
por la ley tiene miedo de arriesgar su trabajo por salvar la vida de una persona, pero
es más importante hacerle caso a su consciencia, ya que si Anastasia pierde la vida,
podría vivir arrepentido de no haber hecho algo al respecto.
4. CIBERGRAFÍA
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