En el marco de conmemorar, el martes 15 de octubre, el Día Internacional de la Mujer Rural, la líder de la Coordinadora Nacional de Organizaciones de Mujeres Trabajadoras Rurales e Indígenas Conamuri, Magui Balbuena, manifiesta que ese día no hay nada que festejar, y que las mujeres tienen que tomar conciencia de la importancia de la organización para poder incidir en los espacios políticos de decisión
Día Internacional de la Mujer Rural y lucha feminista
1. Día Internacional de la Mujer Rural y lucha feminista
Cristiano Morsolin
Adital
En el marco de conmemorar, el martes 15 de octubre, el Día
Internacional de la Mujer Rural, la líder de la Coordinadora Nacional
de Organizaciones de Mujeres Trabajadoras Rurales e Indígenas
Conamuri, Magui Balbuena, manifiesta que ese día no hay nada que
festejar, y que las mujeres tienen que tomar conciencia de la
importancia de la organización para poder incidir en los espacios
políticos de decisión.
"Celebramos los 14 años de Conamuri, de experiencias, de luchas y
de intervenciones políticas en nuestro país desde el campo hacia la
ciudad. Conamuri se identifica como una organización de lucha, de
exigencias por los derechos de las mujeres, y se ha insertado en el
seno de la sociedad paraguaya, en el campo de la defensa de los
derechos humanos, en la defensa del medio ambiente, en el rescate
de la semilla, en la lucha contra la violencia hacia las mujeres, e
interviniendo en las políticas públicas para que se nos reconozca, se
atienda las necesidades que tienen las mujeres que son inmensas y
que siempre han sido postergadas”, manifestó Balbuena.
Para la dirigente campesina es muy importante que la ciudadanía
tome conciencia de la producción de alimentos de las mujeres
rurales. "En la ciudad, las personas sufren mucho más las
consecuencias de la falta de alimentos, entonces la sociedad no
puede opinar ni elegir qué comer si no hay conocimientos, si no hay
2. información, por eso es tan importante una alianza campo-ciudad,
para que la gente que produce en el campo traiga sus productos
hacia la ciudad y que la gente que vive en la ciudad valore y conozca
el origen de los alimentos, dónde se cultiva, cómo se cultiva, cómo se
procede”.
"Las mujeres organizadas producen alimentos para sus familias y
también para la sociedad, sería tan interesante que desde el Estado
tomen como un aporte importante, y a partir de ahí preocuparse y
generar políticas hacia las mujeres del campo para poder mejorar sus
condiciones laborales y de vida, y todo lo que representa la inclusión
hacia las mujeres para ir mejorando la situación de ellas y la de sus
hijos en todos los aspectos”, indicó Magui.
"Sin organización no hay derechos”
Para la dirigente, la organización de las mujeres es importante para
poder incidir en los espacios políticos, públicos, en los espacios de
poder, para que se reconozcan los derechos de las mujeres. "Hay que
entender que sin la organización y alianza entre las mujeres del
campo y de la ciudad no podemos reclamar derechos. Es tan
importante el rol que debe cumplir las mujeres y que debe ir
ampliándose”.
"Falta mucho todavía por hacer y luchar en nuestra sociedad, hay
mucha pobreza, negligencia de parte de las autoridades, por más que
se han establecido mecanismos y convenios internacionales, no se
valora a las mujeres como productoras de alimentos. El Estado no
genera mecanismos para el reconocimiento y apoyo de las que
producen alimentos para la sociedad, que es lo más importante,
porque forman parte de la vida de la gente” concluye la líder
campesina (1).
Lilian Soto, candidata presidencial de Kuña Pyrendá comenta al
Observatorio SELVAS las raíces históricas de esta lucha por la tierra:
"La desigualdad en la posesión de las tierras en el Paraguay se
produjo a partir de la enajenación de las tierras públicas en la
posguerra de 1870, bajo el gobierno de Bernardino Caballero. Desde
esa época los campesinos y campesinas fueron perdiendo
progresivamente sus posesiones y se convirtieron en arrendatarios,
en mano de obra semiesclava de los grandes latifundistas que
compraron todas las tierras por monedas. Esto se consolidó a lo largo
de nuestra historia, y se perfeccionó en la época de la dictadura
cuando Stroessner y sus secuaces se convirtieron en los "herederos"
de ese despojo para entregar luego las tierras al agro negocio
transnacional. El campesinado, hoy, como ayer, continúa luchando
por un lugar donde sobrevivir y alimentar a sus familias. Acaray-mí y
3. sus mujeres violentadas, Marina Cue y sus víctimas, Laterza Cue y el
dolor de ver los esfuerzos destruidos. ¿Cuánto más habrá que luchar
para que el principal medio de producción de riquezas de nuestro país
lo disfrutemos todos y todas, y no una minoría corrupta vendida a los
mejores postores y quienes sólo la usan para acumular dinero fuera
de nuestro país? A ver si hablamos de verdad de soberanía de una
vez por todas”.
Perla Álvarez es de Paraguay, tiene 42 años y es una conocida
defensora de los derechos humanos en su país. Presidenta de la
Coordinadora Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (CONAMURI),
donde forman políticamente a mujeres para que participen en los
espacios de decisión, denuncia el acaparamiento de tierras para el
cultivo de soja transgénica que está llevando a miles de personas en
Paraguay a la exclusión y el hambre.
Perla Álvarez enfatiza que "este modelo de producción destruye
nuestra forma de vivir y nuestra dignidad, es violencia estructural
que genera otros tipos de violencia, y no hay políticas de estado que
ayuden a mitigar sus efectos. Este modelo está afectando a la salud
de mujeres y niños. Hay pruebas de que en las zonas en las que se
ha introducido el modelo sojero, que es la zona sur y este del país,
hay malformaciones congénitas entre los niños que nacen, y se
vinculan al uso de agrotóxicos. Pero hay otros estudios en el sur de
Brasil en los que consta que incluso en ciudades cercanas a cultivos
de uso intensivo de agrotóxicos se encontraron restos de estos
productos en la leche materna. Es muy grave para la salud humana.
Pero, además, es una sobreexposición de las mujeres a una
vulneración de sus derechos, porque la primera expulsión que se
genera es la de las mujeres. Los hombres se quedan sin empleo en
los campos, entonces las mujeres salen a las ciudades a trabajar en
el servicio doméstico, y de ahí pasan a fuera del país, a Argentina, a
Brasil, a España, a Italia. Y se exponen a situaciones de explotación
sexual y laboral. Conocemos casos de mujeres que están en situación
de semiesclavitud en las maquilas [fábricas textiles], viven
encerradas trabajando durante más de doce horas al día y no tienen
acceso a sus propios documentos de identidad. También son
vulnerables a convertirse en víctimas de trata, una ruta de trata
conocida pasa por Paraguay.
Por otro lado, la destrucción de toda nuestra forma de vida en las
zonas campesinas hace que las mujeres tengamos una sobrecarga de
trabajo, pero también que sea cada vez menos valorado: no se
visualiza, no se ve cuál es el aporte económico de la mujer en la
subsistencia de las familias. Por ejemplo, las mujeres son las que
4. resisten en las comunidades, pero no tienen el reconocimiento oficial
como lideresas. Es una lucha que están llevando a cabo las mujeres
indígenas: la legislación habla de líderes, no de lideresas; no se
prohíbe que lo sean, pero tampoco se las reconoce. Una compañera
fue elegida en la asamblea comunitaria como lideresa, pero el Estado
no la reconoció como tal. Estuvo tres años luchando, logró que los
líderes varones de otras comunidades la reconociera y ya logró que el
Estado también lo hiciera”, concluye Perla (2).
Denuncia a Naciones Unidas
En ocasión 24º periodo de sesiones del Consejo de Derechos
Humanos de Naciones Unidas, realizado el día 13 de septiembre de
2013, Martina Paredes, de la Comisión de Familiares de Víctimas de
Marina Kue, ha hecho un llamado de atención al Consejo y de la Alta
Comisionada por "la grave vulneración de los Derechos Humanos que
existe en Paraguay como consecuencia de la falta de un proceso
efectivo de promoción de la verdad, justicia, reparación y no
repetición de los crímenes cometidos históricamente en el país.
Es un caso dramáticamente paradigmático el de la masacre de
Curuguayty-Marina Kué (2012) donde; de acuerdo a los datos
recabados, fueron asesinados 17 personas, hay 63 imputados y doce
detenidos en un allanamiento ilegal de tierras mal habidas, con
desalojo de facto por las fuerzas de seguridad, en coordinación
criminal con jueces, políticos e intereses del agronegocio.
La Comisión de Verdad y Justicia de Paraguay en 2008 presentó una
investigación sobre la adjudicación fraudulenta de tierra rural y títulos
de propiedad entre 1954 y 1989, concluyendo que el 20 % del
territorio paraguayo "ha sido adjudicado con graves irregularidades
de la legislación agraria”.
Entre los casos denunciados están las tierras donde se produjo la
masacre en litigio entre campesinos sin tierra y una conocida familia
política del país.
De acuerdo con las investigaciones, en Marina Kué hubo ejecuciones
extrajudiciales, tortura, amenazas de muerte, imputaciones y
detenciones arbitrarias, omisión de auxilio a personas heridas.
Posteriormente, negación de Habeas Corpus a menores, omisión y
alteración grave de pruebas periciales, demostrada prevaricato en
jueces y fiscalía, criminalización y estigmatización de las
organizaciones campesinas, asesinatos a defensores de la causa
campesina como Vidal Vega.
5. Apelamos al documento A/HRC724742 presentado por el Relator
Especial en sus conclusiones A.91 y A.100 referente en el caso de
Paraguay, al reclamo por una verdadera Reforma Agraria y al
importante rol de la sociedad civil.
Recordemos que en Paraguay se contabilizan al menos 113 dirigentes
y/o militantes de organizaciones campesinas que han perdido la vida
en incidentes represivos vinculados al reclamo por la reforma agraria
desde 1989”, concluye Martina Paredes.
Por un feminismo revolucionario
Magui Maguiorina Balbuena analiza que "el tema del feminismo es
bastante polémico. Y ahora que incluimos socialismo y feminismo,
sigue siendo polémico; porque en nuestras organizaciones -tanto
organizaciones sociales como políticas- éste no siempre es un tema
de interés y de prioridad. El tema de la discriminación, de la opresión
de las mujeres, de la falta de participación y de estar en los espacios
de decisión, nunca es una preocupación real en los movimientos
sociales ni en los movimientos políticos. Se da siempre como un
aspecto secundario. Se dice que hay otras cosas más importantes, la
lucha por la reforma agraria…
Yo puedo hablar del sector campesino, donde la lucha por la reforma
agraria es lo más importante, pero se está dejando un aspecto tan
importante que tiene que ser abordado que es la opresión, la
discriminación de las mujeres en estos espacios y en la misma
sociedad, en el modelo patriarcal, donde somos consideradas de
segunda categoría, inferiores. Hay acusaciones incluso de que los
movimientos de mujeres son movimientos que dividen la fuerza, o
movimientos que luchan en contra de los hombres.
Es eso lo que queremos deslindar justamente. No podemos mirar
solamente desde un ángulo y meter en una misma bolsa todo lo que
es la lucha de las mujeres. Es necesario diferenciar un poco las clases
sociales, y cómo se da en este contexto también la lucha feminista.
Por eso estamos empezando en CONAMURI a trabajar un poco este
tema. Es un desafío muy grande que tenemos para poder avanzar en
esta lucha.
CONAMURI es la única organización de mujeres que abre sus puertas
a los varones. Hace más de un año hemos decidido que los varones
participen en las discusiones políticas, en los cursos de formación, y
están incorporados en los debates. En los cursos de formación
tenemos un 20% de varones jóvenes, justamente para poder debatir
este tema con ellos: el por qué de la lucha de las mujeres, y por qué
es necesaria una sociedad distinta al patriarcado, al capitalismo.
6. Nuestro análisis es que existen distintas corrientes de pensamiento
del feminismo. Un pensamiento burgués, que plantea la desigualdad
existente en la sociedad como un problema entre hombres y mujeres
solamente, y se encierra ahí. Este sector pertenece generalmente a
las clases altas. Hay una confrontación entre mujeres y varones,
porque las mujeres pueden ser reprimidas en una sociedad
capitalista, pero en cuanto a su posición como sector, pertenecen a la
clase alta, son lo mismo. Tanto se alegraron algunas de esas
feministas cuando Margaret Thatcher subió al poder, por ejemplo.
Decían: "una mujer por primera vez en Europa en el gobierno”. Pero
Margaret Thatcher es una mujer que está con el imperialismo, que
está apoyando las guerras, que nos encadena más todavía. O sea, no
es que ser mujer cambia las cosas, sino dónde se encuentra y a quién
representa.
Hay otro feminismo también, "pequeño-burgués”, que generalmente
está instalado en la clase media. Ellas ven como un problema el tema
de la des- igualdad y han planteado en el seno de las organizaciones
de la sociedad este tema. Generalmente es orientado desde muchas
ONGs, no todas, pero muchas. Han llevado este tema al seno de las
organizaciones, porque existe la desigualdad de participación de las
mujeres dentro de las organizaciones. Pero nosotras analizamos esto
como un aspecto muy simple, muy superficial, porque buscando
alternativas nomás, ya nos empantanamos con las ideas de esta
clase porque no ve que la lucha de clase es una forma de generar
nuevos cambios y nuevos roles dentro de la sociedad. Ahí ya no hay
mucho acuerdo ni avance.
La tercera categoría que nosotras definimos es el feminismo de clase
o el feminismo revolucionario, que tiene una concepción totalmente
distinta. Plantea que los problemas de la desigualdad solamente se
solucionan con una revolución, con un cambio profundo. ¿Y qué es
ese cambio profundo? El cambio del pensamiento burgués de
hombres y mujeres, el cambio de pensamiento de un sistema
patriarcal manejado por los varones, pero que también las mujeres
aceptan.
Muchas mujeres, sin darnos cuenta, somos portadoras del
pensamiento patriarcal. No estamos dimensionando la opresión, la
discriminación en sus diferentes formas. La que sufrimos las mujeres
en la familia, en la sociedad, en las organizaciones, en todos lados.
Entonces, para nosotras, el feminismo revolucionario, el feminismo
de clase, es compatible con llevar a debate el pensamiento feminista,
de transformar radicalmente la sociedad en términos de relaciones de
desigualdad existentes. O sea, es compatible, no es una cosa aparte.
Ahora ya está surgiendo una crítica de que el feminismo es una cosa,
7. el socialismo es otra cosa… ¡Pero para nosotras no! Estas dos ideas
para avanzar en nuestro proceso tienen que ir juntas.
El feminismo es transformador, y plantea radicalmente esta
transformación. Es un pensamiento que surgió en el seno de las
luchas de las mujeres, de la indignación por tantas desigualdades.
Tenemos experiencias de las décadas pasadas en la lucha armada, en
la lucha sindical, en la lucha campesina también; en luchas sociales
tenemos experiencias, en las cuales las mujeres han sido el
convidado de piedras, donde las mujeres han tenido un protagonismo
increíble, pero no son reconocidas.
Cuando están en el poder, cuando avanzan los espacios de lucha, se
olvidan de las mujeres. Ellas van a las cocinas nuevamente. A lo
mejor fueron grandes dirigentes, grandes luchadoras o guerrilleras, o
cualquiera que fuera el espacio donde estaba actuando esa mujer.
El feminismo es un pensamiento profundamente transformador, ante
la oprobiosa desigualdad que sufren las mujeres entre la misma
clase. Es eso lo que no se quiere aceptar: que entre la misma clase
hay discriminación, hay opresión, hay doble explotación de la mujer.
Es eso lo que muchos compañeros y dirigentes no quieren aceptar, y
dicen, no, nuestro privilegio… Porque toca el privilegio, el privilegio
falso de los varones en sus cabezas y en las cabezas de nosotras.
Muchas de nosotras no nos damos cuenta de que el privilegiado es el
varón. El abordaje, la discusión, la reflexión sobre este tema no
puede estar ausente de los grandes lineamientos políticos, y deben
ser encarados por los dos sexos.
Nosotras decimos que es imposible pensar que un movimiento pueda
avanzar sin que estén incluidas estas temáticas, discutidas
profundamente, e irlas incorporando en todos los programas de las
organizaciones sociales o políticas.
Estas problemáticas siguen como grandes desafíos de las mujeres. No
sentimos que se hayan superado. Al contrario, se han agotado en
cierto aspecto, en la práctica de los militantes, en la participación en
condiciones de desigual- dad, en la concepción discriminatoria en el
lenguaje, en la actitud machista de los propios compañeros, y en la
permisividad de las compañeras, porque muchas veces nosotras
permitimos que se nos trate así, que ellos nos estén excluyendo. A
veces nosotras aceptamos la desvalorización hacia las mujeres en los
espacios, en la discusión política, y en la distribución del poder.
No hay necesidad de profundizar mucho sobre esto, porque es lo que
se ve en la realidad. El feminismo y el socialismo no son cosas
aisladas.
8. Debemos asumirlas y desarrollarlas en todo el proceso de
construcción del modelo de sociedad que planteamos. No se puede
obviar, en un proyecto socialista, el feminismo revolucionario, y
empezar a desarrollar el proyecto de cambio sin tener claros estos
conceptos fundamentales para la práctica socialista. Porque de eso
depende cuál es nuestra práctica, qué estamos haciendo varones y
mujeres.
El socialismo sin feminismo engendra otra vez capitalismo, y ése es
nuestro miedo: que estemos avanzando en un proceso nuevo de
construcción, de de- bate, de armar estrategias, programas, y ahí
nuevamente estemos avanzando sin las mujeres, sin sus propuestas,
sin esa idea de transformar profundamente el sistema patriarcal.
También la lucha por el socialismo ha resultado dañada por excluir de
sus parámetros la insistencia en la crítica del patriarcado, y el debate
sobre la verdadera relación entre hombres y mujeres, entre
capitalismo y patriarcado, propiciando la frustración de muchas
mujeres ante la parálisis de los debates del feminismo en las
organizaciones políticas bajo direcciones machistas. Eso ha ocurrido
tantas veces, que muchas mujeres se han desilusionado y han dejado
la lucha. Se han apartado de la lucha, o han creado grupos más
pequeños donde puedan expresarse, porque no encuentran un
espacio donde puedan discutir profundamente qué es el patriarcado y
cómo daña nuestro proyecto futuro. Son negadas en muchos
sectores, no sólo en las organizaciones campesinas. En las
organizaciones sindicales, campesinas, sociales, y también en
organizaciones políticas.
Uno de los efectos más graves del patriarcado es la violencia de todo
tipo sobre las mujeres. Es parte del pensamiento que la mujer es
propiedad del hombre y le permite actuar libremente y hacer uso de
su poder, y eso estamos sintiendo todos los días.
No debemos repetir los mismos errores en este nuevo proceso que
estamos queriendo desarrollar. Hoy, tras la derrota histórica de los
intentos revolucionarios del siglo XX, tratamos de entender los
aciertos y errores del socialismo real, y tratamos de reformular un
socialismo para el futuro, que integre los problemas desdeñados en
fases anteriores y conflictos nuevos en el imparable desarrollo del
capitalismo. La liberación de las mujeres merece ser uno de ellos.
Las organizaciones políticas deben asumir el feminismo socialista y
contribuir al desarrollo del frente feminista, para que el socialismo
que logremos no sea patriarcal. Los compañeros han de reconocer
que los hombres gozan de privilegios a costa de las mujeres, y que
esos privilegios deben desaparecer. Debemos asegurar que el
9. socialismo por el que luchamos hombres y mujeres, es el socialismo
sin clase y sin género. Es la idea que nosotras pensamos y queremos
compartir, como un proyecto de sociedad incluyente y no
excluyente”, concluye Magui.
NOTAS
(1) http://www.abc.com.py/edicion-impresa/locales/los-derechos-delas-mujeres-rurales-siguen-arrinconados-627852.html
(2) http://www.eldiario.es/economia/acaparacion-tierras-cultivodestruyendo-forma_0_184782091.html
[*AUTOR: Cristiano Morsolin, Operador de redes para la defensa de
los derechos humanos en Latinoamérica. Co-fundador del
Observatorio sobre Latinoamérica SELVAS. Trabaja en Latinoamérica
desde 2001 con experiencias en Paraguay, Bolivia, Ecuador, Perú,
Colombia, Venezuela, Brasil. Investigador, panelista y autor de varios
libros].
18.10.2013.