"Cien Días vistos por Cinep n.° 93: el campo de la paz"
CODPI. Boletín Monográfico nº 9 Julio de 2013
1. www.codpi.org
Nuestro entendimiento común
sobre la historia de nuestras tierras,
nuestros pueblos y nuestras resistencias
CoordinaciónporlosDerechos
delosPueblosIndígenas
Boletín Monográfico nº 9
Julio de 2013
Castellano Català Euskera Galego
Los pueblos del norte del departamento del Quiché
“El territorio descrito fue el espacio físico y el espacio social en el que se organizó el pueblo ixil
para su reproducción: el marco histórico y geográfico que con el conocimiento, la práctica y la
experiencia fueron determinando como propio”.
El estudio parte de una retrospectiva sobre los modos de vida y de organización, así como de las relaciones, que los
pueblos de la región norte del departamento de El Quiché tenían entre sí. Se revela así la presencia de la cultura
maya ixil desde el siglo III d.C. Un pueblo en constante relación con otros de su entorno, de carácter pacífico y que
contaba en sus territorios con pisos ecológicos diversos y suficientes para su supervivencia.
En un tiempo en el que el capitalismo y sus actores buscan
nuevas oportunidades para la acumulación ilimitada de
riquezas, los territorios ancestrales de los pueblos indíge-
nas se han convertido en una de las últimas fronteras a
conquistar. Por todo el mundo se suceden los conflictos
entre las grandes corporaciones privadas -que buscan
explotar intensivamente los recursos y la biodiversidad
presente en dichos territorios- y los pueblos que los
habitan -y poseen otro entendimiento sobre el significado
del “desarrollo”-. Se trata de una confrontación trascen-
dental pues cada invasión, una vez consumada, puede dar
lugar a la muerte cultural -y en muchas ocasiones,
también física- de las sociedades originarias.
Esto no es, ni mucho menos, una novedad en Guatemala:
a los primeros invasores de la cruz y de la espada de princi-
pios del siglo XVI, les siguieron los tratantes comerciales
del café, los grandes finqueros, los altos mandos militares
y sus campañas de exterminio, el Estado con sus planes de
desarrollo y, finalmente, las empresas transnacionales y sus
megaproyectos de extracción minera, maderera, de
producción energética, o de cultivo de combustibles
vegetales. Todos estos intereses siguen presentes en la
Guatemala actual, transfigurados en forma de agresión
histórica, permanente y sostenida, que golpea sin
descanso a unas comunidades en lucha diaria por su
supervivencia material, social y cultural.
A continuación, encontraréis un resumen de las
distintas temáticas que se abordan en el libro.
La magnitud del ataque hace -si cabe- más heroica la
resistencia de los pueblos indígenas guatemaltecos, que
llevan siglos construyendo y defendiendo un modelo
alternativo de vida. Un modelo que pasa por la participa-
ción comunitaria, el manejo sostenible de sus territorios y
bienes naturales, y la autogestión política, social y
cultural.
La presente obra, escrita por la Iniciativa para la Recons-
trucción y Recuperación de la Memoria Histórica, trata
de contar la historia de esta resistencia, centrándose en
una región concreta (el norte del departamento de El
Quiché) y recuperando el protagonismo de los pueblos
mayas que la habitan. Para hacerlo, parte de la reconstruc-
ción de sus memorias colectivas, como resultado de un
proceso de trabajo de largo aliento, en el que la investiga-
ción académica se ha combinado con los testimonios
recogidos en talleres, asambleas y consultas comunitarias.
Se trata de una historia dramática y violenta, sí. Pero
también heroica y profundamente alentadora. Porque nos
presenta el ejemplo de unos pueblos que, en las peores
condiciones y sin apenas posibilidades ante un enemigo
atroz, resistieron entonces y lo siguen haciendo ahora.
Porque nos muestra, crudo y desnudo, el
triunfo de la vida frente al terror.
Nueva publicación editada por la
Coordinación por los Derechos de los
Pueblos Indígenas (CODPI)
2. Invasión, guerra y despojo como
herramientas para el reordenamiento
territorial y la concentración de las
comunidades
La invasión española del territorio que hasta entonces habitaban los pueblos mayas supuso un
choque entre dos formas de organización y dos visiones del mundo. Una violenta confrontación que
tuvo dos objetivos principales: el control de las poblaciones conquistadas, y el reordenamiento de sus
territorios en función de los intereses de la Corona y de las clases dominantes surgidas del proyecto
colonial.
No obstante, los pueblos mayas consiguieron mantener su integridad territorial durante la Colonia y,
con ella, su modo de producción y la autosuficiencia material.
“Aunque se desarrollaron haciendas de tamaño considerable, provocando conflictos entre
españoles e indígenas por derechos y límites agrarios, el surgimiento de las grandes
propiedades en la sierra de los Cuchumatanes no destruyó por completo la integridad
territorial de las comunidades indígenas”.
La entrada del café, ya en la época liberal, supuso el fin del aislamiento y también la ruptura del
sistema tradicional de producción. Fue el momento en el que se instalaron las grandes fincas, naciendo
así la figura del terrateniente el cual, aprovechándose del trabajo esclavo de las comunidades,
contribuyó de manera determinante al nacimiento del modelo económico agroexportador por el que
optó el país desde entonces. La acumulación de tierras se convirtió en un factor de poder y de riqueza,
al cual se accedía, principalmente, despojando a los pueblos originarios de sus territorios históricos.
“Dentro de los procesos en que algunas fincas incrementaron de manera ilegal su extensión
durante la etapa de expansión del café, y que han resultado en conflictos posteriores que
incluso llegan al momento actual, se puede hablar de la hacienda San Miguel, propiedad de
la familia Samayoa; y de la finca La Perla, de la familia Arenas”.
Tras el breve intento por detener la usurpación del territorio durante la conocida como Primavera
Revolucionaria (1944-54), se inició un proceso de militarización que desembocó en la creación del
Estado contrainsurgente. Y el Ejército vio en las inversiones petroleras y mineras no sólo una fuente
de poder económico, sino también la baza fundamental para aprovechar el control que tenían sobre las
estructuras estatales. La región del norte del Quiché se convirtió entonces en un área prioritaria, por lo
que se desarrollaron todos los mecanismos para garantizar bajos niveles de conflictividad, ante una
población que seguía resistiéndose duramente al despojo.
“Se estaba entonces en el preámbulo de una nueva expropiación de territorio y recursos
naturales para el gran capital, mientras seguía dejando problemas sin solución real como el
de la tierra para pueblos indígenas y la población campesina pobre”.
A finales de los años 70 y principios de los 80, inició la guerra de despojo y con ella, nacieron las
aldeas modelo, en las que las comunidades quedaban sujetas al poder militar. Y toda la violencia de los
militares cayó precisamente sobre aquéllas que se resistían a abandonar sus tierras y a concentrarse en
los pueblos bajo mando del Ejército. A la violencia selectiva contra dirigentes y autoridades
comunitarias, siguieron las masacres y la guerra directa y declarada contra los pueblos, que pasaron a
considerarse “el enemigo interno”.
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Castellano
3. Los pueblos, resistiendo y construyendo
A pesar de la magnitud y la virulencia de las agresiones que padecieron, los pueblos levantaron una
resistencia colectiva y fuertemente arraigada en su cosmovisión. Y ello les permitió la supervivencia hasta
nuestros días.
“La resistencia como construcción colectiva de la población fue un proceso que se desarrolló y
fue modificándose en función del tipo y características de las agresiones del Ejército desde 1980
hasta la firma de la paz en 1996”.
Ante las masacres y el hostigamiento militar permanente, las comunidades se organizaron en las que se
conocieron como “áreas de resistencia”, gracias a las cuales, además de evitar los ataques del Ejército y la
concentración en las aldeas modelo, desarrollaron procesos de autogestión a todos los niveles.
“El aspecto a subrayar es que la población, a pesar de que pierde grandes áreas de tierra, logra
establecer su propia organización, la sanidad, la educación, la producción y el comercio
interno. Y consigue mantenerlas hasta la Firma de la Paz en estas áreas de resistencia”.
El grado de organización llegó hasta tal punto -tan exitoso fue el proyecto comunitario de resistencia- que
incluso comunidades concentradas bajo el mando del Ejército llegaban a las Comunidades de Población en
Resistencia para adquirir medicamentos, o acceder a la atención médica que se había construido de
manera autónoma.
La paz: viejas agresiones, nuevas resistencias
Los Acuerdos de Paz firmados en 1996 pusieron formalmente fin al conflicto armado, pero los intentos
por concentrar a la población y ocupar sus territorios no cesaron.
“El costo de la resistencia y defensa de la vida y sus tierras fue alto en términos de vidas
humanas, bienes materiales, tierra, desintegración familiar y comunitaria, etc. Y, hoy en
día, la agresión se reproduce con nuevas armas y herramientas”.
La propuesta inicial de los pueblos en resistencia fue quedarse en las mismas áreas de resistencia
levantadas durante los años más duros de la violencia, con el objetivo de evitar la dispersión y consoli-
dar la forma de organización colectiva. Sin embargo, esta propuesta entró en colisión con el interés,
cada vez más evidente, de los grupos de poder -militares y empresariales- por hacerse con una tierras
que son ricas en minerales y recursos hídricos.
“De manera que la propuesta fue rechazada por el Gobierno, que buscaba exactamente lo
contrario, que no quedara nadie o, en todo caso, la menor cantidad de gente en esa región.
Y, además, no aceptó el regreso de la población a sus lugares de origen”.
Se hace así evidente la continuidad histórica de las agresiones y de los objetivos: los poderes públicos y
privados presentes en el área -formales o informales- mantienen la pretensión de concentrar a la
población fuera de sus territorios ancestrales, para tomar los recursos naturales presentes en los
mismos. De esta manera, se asiste en estos últimos años a la llegada de numerosas empresas transna-
cionales de carácter extractivo, de producción de energía y agrocombustibles, madereras... para quienes
los pueblos indígenas y sus derechos son un obstáculo en su proceso de acumulación.
Y nuevamente, como desde hace más de 500 años, las comunidades construyen sus propios procesos
de resistencia. Unos procesos que se basan en la información e intercambio comunitario, en la celebra-
ción de consultas populares para afirmar el control sobre sus tierras, y en la reestructuración de unos
lazos comunitarios e intercomunitarios ancestrales, que parecían haber quedado rotos tras el conflicto.
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“La represión selectiva dio paso a la represión masiva y comenzaron las masacres
para la concentración, seguidas por las operaciones militares de barrida cuando la
población se resistía, por distintas vías, a las agresiones”.
El resultado de esta estrategia es el ya conocido: el exterminio de una parte importante de la población
maya en la región, la implantación del terror en la vida de las comunidades, y el robo sostenido de
las tierras y de los recursos naturales que los pueblos habían conservado desde tiempos ancestrales.
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El nostre enteniment comú
sobre la història de les nostres terres, els
nostres pobles i les nostres resistències
CoordinaciónporlosDerechos
delosPueblosIndígenas
Butlletí Monogràfic nº 9
Juliol de 2013
Català
Els pobles del nord del departament del Quiché
"El territori descrit va ser l'espai físic i l'espai social en què es va organitzar el poble ixil per a
la seva reproducció: el marc històric i geogràfic que amb el coneixement, la pràctica i
l'experiència van anar determinant com a propi".
L'estudi parteix d'una retrospectiva dels modes de vida i d'organització, així com de les relacions que els pobles de
la regió nord del departament del Quiché tenien entre ells. Es revela així la presència de la cultura maia ixil des del
segle III d.C. Un poble en constant relació amb altres pobles del seu entorn, de caràcter pacífic, i que comptava en
els seus territoris amb pisos ecològics diversos i suficients per a la seva supervivència física.
En un temps en què el capitalisme i els seus actors
busquen noves oportunitats per a l'acumulació il·limitada
de riqueses, els territoris ancestrals dels pobles indígenes
s'han convertit en una de les últimes fronteres a conquerir.
Arreu del món es succeeixen els conflictes entre les grans
corporacions privades -que busquen explotar intensiva-
ment els recursos i la biodiversitat present en aquests
territoris- i els pobles que els habiten -i tenen una altra
manera d'entendre el "desenvolupament" -. Es tracta
d'una confrontació transcendental ja que cada invasió,
una vegada consumada, pot donar lloc a la mort cultural
-i en moltes ocasions, també física- de les societats
originàries.
Això no és, ni molt menys, una novetat a Guatemala: als
primers invasors de la creu i l'espasa de principis del segle
XVI, s'hi van anar afegint els comerciants del cafè, els
grans propietaris de finques, els alts comandaments
militars i les seves campanyes d'extermini, l'Estat amb els
seus plans de desenvolupament i, finalment, les empreses
transnacionals i els seus megaprojectes d'extracció minera,
de fusta, de producció energètica, o de cultiu de combus-
tibles vegetals. Tots aquests interessos segueixen presents a
la Guatemala actual, transfigurats en forma d'agressió
històrica, permanent i sostinguda, que colpeja sense
A continuació, trobareu un resum de les
diferents temàtiques que s'aborden en el llibre.
descans a unes comunitats en lluita diària per la seva
supervivència material, social i cultural.
La magnitud de l'atac fa encara més heroica la resistència
dels pobles indígenes guatemalencs, que porten segles
construint i defensant un model alternatiu de vida. Un
model que passa per la participació comunitària, la gestió
sostenible dels seus territoris i béns naturals, i l'autogestió
política, social i cultural.
La present obra, escrita per la Iniciativa per a la Recons-
trucció i Recuperació de la Memòria Històrica, mira
d'explicar la història d'aquesta resistència, centrant-se en
una regió concreta (al nord del departament del Quiché) i
recuperant el protagonisme dels pobles maies que
l'habiten. Per fer-ho, parteix de la reconstrucció de les
seves memòries col·lectives, com a resultat d'un procés de
treball de llarg recorregut, en què la investigació acadèmi-
ca s'ha combinat amb els testimonis recollits en tallers,
assemblees i consultes comunitàries.
Es tracta d'una història dramàtica i violenta, si. Però
també heroica i profundament encoratjadora. Perquè ens
presenta l'exemple d'uns pobles que, en les pitjors condi-
cions i gairebé sense possibilitats davant un enemic atroç,
resistiren llavors i ho segueixen fent ara.
Perquè ens mostra, amb tota la seva cruesa,
el triomf de la vida enfront del terror.
Nova publicació editada per la
Coordinació pels Drets dels
Pobles Indígenes (CODPI).
5. Invasió, guerra i usurpació com eines
per al reordenament territorial i la
concentració de les comunitats
La invasió espanyola del territori que fins llavors habitaven els pobles maies va suposar un xoc entre
dues formes d'organització i dues visions del món. Un xoc violent que va tenir dos objectius principals:
el control de les poblacions conquistades, i el reordenament dels seus territoris en funció dels
interessos de la Corona i de les classes dominants sorgides del projecte colonial. No obstant, tant el
poble ixil com la resta de pobles de la regió van aconseguir mantenir la seva integritat territorial i, amb
ella, el seu sistema de producció i l'autosuficiència material.
"Encara que es van desenvolupar finques de grandària considerable, que van provocar
conflictes entre espanyols i indígenes per drets i límits agraris, el sorgiment de les grans
propietats a la serra dels Cuchumatanes no va destruir completament la integritat
territorial de les comunitats indígenes".
L'entrada del cafè, ja a l'època liberal, va suposar la fi de l'aïllament i també el trencament del
sistema tradicional de producció. Va ser el moment en què es van instal·lar les grans finques, i la
figura del terratinent, qui, aprofitant-se del treball esclau de les comunitats, va contribuir de manera
determinant al naixement del model econòmic agroexportador pel qual va optar el país des de llavors.
L'acumulació de terres es va convertir en un factor de poder i de riquesa, al qual s'accedia,
principalment, prenent als pobles originaris els seus territoris històrics.
"Dins dels processos en què algunes finques van incrementar il·legalment la seva extensió
durant l'etapa d'expansió del cafè, i que han provocat conflictes posteriors que fins i tot
arriben al moment actual, es pot parlar de la finca San Miguel, propietat de la família
Samayoa, i de la finca La Perla, de la família Arenas ".
Després del breu intent per aturar la usurpació del territori durant l'anomenada Primavera
Revolucionària (1944-1954), es va iniciar un procés de militarització que va desembocar en la creació
d'un Estat contrainsurgent. I l'Exèrcit va veure en les inversions petrolieres i mineres no només una
font de poder econòmic, sinó també un filó per aprofitar el control que tenien sobre les estructures
estatals. La regió del nord del Quiché es va convertir llavors en una àrea prioritària, per la que es van
desenvolupar tots els mecanismes per garantir baixos nivells de conflictivitat, davant d'una població
que continuava resistint durament a la usurpació.
"S'estava llavors al preàmbul d'una nova expropiació de territori i recursos naturals per al
gran capital, mentre es seguia deixant problemes sense solució real, com el de la terra pels
pobles indígenes i la població camperola pobra".
A finals dels anys 70 i principis dels 80, va iniciar la guerra d'usurpació i amb ella, les aldeas modelo,
en què les comunitats quedaven subjectes al poder militar. I tota la violència dels militars va caure
precisament sobre aquelles que es resistien a abandonar les seves terres i a concentrar-se als pobles
sota comandament de l'Exèrcit; a la violència selectiva contra dirigents i autoritats comunitàries, van
seguir les massacres i la guerra directa i declarada contra els pobles, que van passar a ser considerats
"l'enemic intern".
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6. Els pobles, resistint i construint
Malgrat la magnitud i la virulència de les agressions que van patir, els pobles van aixecar una resistència
col·lectiva i fortament arrelada en la seva cosmovisió. I això els va permetre la supervivència fins als nostres
dies.
"La resistència com a construcció col·lectiva de la població va ser un procés que es va
desenvolupar i es va anar modificant en funció del tipus i característiques d'agressions de
l'Exèrcit des de 1980 fins a la firma de la pau el 1996".
Davant les massacres i la persecució militar permanent, les comunitats es van organitzar en les anomena-
des "àrees de resistència", gràcies a les quals, a més d'evitar els atacs de l'Exèrcit i la concentració en les
aldeas modelo, es van desenvolupar processos d'autogestió a tots els nivells.
"L'aspecte a subratllar és que la població, tot i que perd grans àrees de terra, aconsegueix
establir la seva pròpia organització, la sanitat, l'educació, la producció i el comerç intern.
I aconsegueix mantenir-les fins la Signatura de la Pau a aquestes àrees de resistència ".
El grau d'organització va arribar fins a tal punt -tan reeixit va ser el projecte comunitari de resistència- que
fins i tot comunitats concentrades sota el comandament de l'Exèrcit arribaven a les Comunitats de Població
en Resistència per adquirir medicaments, o accedir a l'atenció mèdica que s'havia construït de manera
autònoma.
La pau: velles agressions, noves resistències
Els Acords de Pau signats el 1996 van posar formalment fi al conflicte armat, però els intents per
concentrar la població i ocupar els seus territoris no van acabar aquí.
"El cost de la resistència i defensa de la vida i les seves terres va ser alt en termes de vides
humanes, béns materials, terra, desintegració familiar i comunitària, etc. I, avui,
l'agressió es reprodueix amb noves armes i eines ".
La proposta inicial dels pobles en resistència de la regió va ser quedar-se a les mateixes àrees de
resistència aixecades durant els anys més durs de la violència, amb l'objectiu d'evitar la dispersió i
consolidar la forma d'organització construïda col·lectivament. No obstant això, aquesta proposta va
entrar en col·lisió amb l'interès, cada vegada més evident, dels grups de poder per apropiar-se unes
terres que són riques en minerals i recursos hídrics.
"De manera que la proposta va ser rebutjada pel Govern, que buscava exactament el
contrari, que no quedés ningú o, en tot cas, el mínim de gent possible en aquesta regió. I, a
més, no va acceptar el retorn de la població als seus llocs d'origen ".
Així es posa de manifest la continuïtat històrica de les agressions i dels objectius: els poders públics i
privats -tant els formals com els informals- presents a la regió, mantenen la pretensió de concentrar a
la població fora dels seus territoris ancestrals, per fer seus els recursos naturals que hi son presents.
D'aquesta manera, s'assisteix en els últims anys a l'arribada de nombroses empreses transnacionals de
caràcter extractiu, de producció d'energia i agrocombustibles, fusteres ... per qui els pobles indígenes i
els seus drets són un obstacle al seu procés d'acumulació.
I novament, com des de fa més de 500 anys, les comunitats construeixen els seus propis processos de
resistència. Processos que es basen en la informació i l'intercanvi comunitari, en la celebració de
consultes populars per afirmar el control sobre les seves terres, i en la reestructuració d'uns lligams
comunitaris i intercomunitaris ancestrals, que semblaven haver-se trencat després del conflicte.
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"La repressió selectiva donà pas a la repressió massiva i van començar les massacres
per a la concentració, seguides per les operacions militars d'expulsió quan la població
es resistia, per diferents vies, a les agressions".
El resultat d'aquesta estratègia és el que ja coneixem: l'extermini d'una part important de la població
maia a la regió, la implantació del terror a la vida de les comunitats, i el robatori sostingut de les
terres i dels recursos naturals que els pobles havien conservat des de temps ancestrals.
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Elkar ulertzea
gure lur, gure herri eta gure
erresistentzien historiaren gainean
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delosPueblosIndígenas
Aldizkari monografikoa 9
2013eko Uztaila
Euskera
El Quiché departamenduko iparraldeko herriak
“Deskribaturiko lurraldeak osatzen zuen eremu fisiko nahiz sozialean antolatu zen herri ixila
bere ugalketarako: ezagutza, praktika eta esperientziaren poderioz, inguru historiko eta
geografiko hori bere egin zuten”.
Ikerketak abiapuntutzat hartzen du bizimodu eta antolaketa-moduei buruzko atzerabegirakoa, bai eta El Quiché
departamenduko iparraldeko herriek euren artean zituzten harremanak ere. Hala, ezagutzera ematen da K.a.-ko III.
mendetik aurrera kultura maia ixilaren presentzia; alegia, inguruko beste herriekin etengabeko hartu-emanean
zegoen herria, bakezalea eta bizirauteko nahikoa lur ekologiko zituena.
Kapitalismoak eta bere eragileek aberastasunak mugarik
gabe metatzeko aukera berriak bilatzen ari diren garaian,
herri indigenen antzinako lurraldeak bihurtu dira
konkistatu beharreko azken muga. Mundu osoan
suertatzen dira gatazkak korporazio handi eta pribatuen
—lurralde horietan dauden baliabideak eta bioaniztasuna
intentsiboki ustiatzeko asmoz— eta bertan bizi diren
—eta “garapentzat” beste zerbait ulertzen duten— herrien
artean. Garrantzi handiko konfrontazioa da, izan ere,
behin inbasioa burututa, jatorrizko gizarteen heriotza
kulturala —eta askotan fisikoa ere bai— gerta daiteke.
Hori ez da, inola ere ez, gauza berria Guatemalan: XVI.
mendearen hasieran gurutzea eta ezpata zeramatzaten
aurreneko inbaditzaileen ondotik etorri ziren
kafe-tratulariak, lurjabe handiak, goi-agintari militarrak
eta euren sarraski-kanpainak, Estatua eta bere
garapen-planak eta, azkenik, enpresa multinazionalak eta
euren megaproiektuak meatzeak ustiatzeko, zura
ateratzeko, energia ekoizteko edo erregai begetalen
hazkuntzarako. Interes horiek guztiek egungo
Guatemalan dihardute, biziraupen material, sozial eta
kulturalaren alde egunero borrokatzen diren
komunitateak behin eta berriz kolpatzen dituen
etengabeko eraso historiko eta iraunkor gisa
itxuraldatuak.
Jarraian, liburuan bildutako gaiei buruzko
aipamen laburra duzue.
Erasoaren magnitudeak geroz eta heroikoago —litekeena
bada— bilakatzen du Guatemalako herri indigenen
erresistentzia, mendeak baitaramatzate bizimodu
alternatiboa eraikitzen eta defendatzen. Eredu horrek
parte-hartze komunitarioa jasotzen du, bertako lurralde
eta ondasun naturalen erabilera iraunkorra, bai eta
autokudeaketa politiko, sozial eta kulturala ere.
Memoria Historikoa Berreraiki eta Berreskuratzeko
Ekimenak idatzitako obra honek aipatu erresistentziaren
historia kontatzen du, eskualde jakin batean jartzen du
arreta (El Quiché departamenduko iparraldea) eta bertan
bizi diren herri maien protagonismoa berreskuratzen.
Horretarako, herri horien memoria kolektiboak
berreraikitzetik abiatzen da lan-prozesu luze baten
ondorioz, zeinetan ikerketa akademikoa uztartu baita
tailer, batzar eta komunitarioetan bildutako
testigantzekin.
Historia dramatiko eta bortitza da; bai, halaxe da. Baina
baita heroikoa eta biziki adoregarria ere. Izan ere,
adibidetzat jartzen diren herriek baldintzarik txarrenetan
eta arerio lazgarri baten aurrean ia aukerarik gabe iraun
zuten eta oraindik ere diraute.
Izuaren aurrean bizitzaren garaipen gordin
eta biluzia erakusten digu-eta.
Herri Indigenen Eskubideen
aldeko Koordinakundearen
(CODPI) argitalpen berria
8. Inbasioa, gerra eta gabetzea, lurraldea
berrantolatzeko eta komunitateak
metatzeko tresna gisa
Espainiak inbaditu egin zuen ordura arte herri maiak bizi ziren lurraldea eta, ondorioz, antolaketa
modu biren eta munduaren ikuspegi biren arteko talka gertatu zen. Konfrontazio bortitz horrek bi
helburu nagusi zituen: batetik, konkistaturiko populazioak kontrolatzea eta, bestetik, bertako lurraldeak
berrantolatzea, koroaren eta proiektu kolonialetik sorturiko klase menderatzaileen interesen arabera.
Halere, herri maiek euren lurralde-osotasunari eustea lortu zuten koloniak zirauen artean eta, horrekin
batera, euren ekoizpen moduari eta autoaskitasun materialari ere bai.
“Tamaina nabarmeneko etxaldeak sortu baziren ere —horrek espainiarren eta indigenen arteko
gatazkak piztu zituen eskubideak eta nekazaritzako mugak zirela-eta—, Cuchumatanes
mendietan jabetza handiak sortzeak ez zuen komunitate indigenen lurralde-osotasuna erabat
suntsitzea ekarri”.
Kafea sartzearekin batera, jada garai liberalean, isolamenduari amaiera eman zitzaion eta, era berean,
ekoizpen-sistema tradizionala suntsitu egin zen. Garai hartan etxalde handiak instalatu ziren eta,
ondorioz, lurjabearen kontzeptua sortu zen. Lurjabeek komunitateen esklabotza-lanaz baliatuz modu
erabakigarrian lagundu zuten eredu ekonomiko agroesportatzailea sortzen eta orduz geroztik
herrialdeak eredu horren alde egin du. Botere- eta aberastasun-faktore bihurtu zen lur-metaketa eta,
estatus horretara heltzeko, jatorrizko herriak euren lurralde historikoez gabetu zituzten, batik bat.
“Etxalde batzuen luze-zabalera ilegalki handitu zen kafea hedatzearekin batera eta horren
ondorioz gatazkak etorri ziren, gaur egun arte ere heltzen direnak. Etxalde horien artean daude
San Miguel, Samayoa familiarena, eta La Perla, Arenas familiarena”.
Udaberriko Iraultzan (1944-54) lurraldearen usurpazioa geldiarazteko ahalegin txikiak egin ondoren
militarizazio prozesuari ekin zitzaion eta horren eraginez sortu zen Estatu kontrainsurgentea.
Armadak ikusi zuen petrolio- eta meatzaritza-inbertsioak botere ekonomikoko iturria ez ezik, Estatuaren
egituren gaineko kontrola aprobetxatzeko funtsezko aukera ere bazirela. Hala, El Quichéko iparraldeko
eskualdea lehentasunezko eremu bilakatu zenez, gatazka maila baxuak bermatzeko mekanismo guztiak
garatu ziren, gabetzeari kementsu aurre egiten zion populazioaren aurrean.
“Lurraldea eta baliabide naturalak berriz ere desjabetze bidean zeuden orduan; aldiz,
konponbide errealik gabeko arazoek zirauten, hala nola, herri indigenentzako lurrari eta
nekazari txiroenei zegozkienak”.
70. hamarkadaren bukaeran eta 80.aren hasieran gabetze-gerra hasi zen eta horrekin batera ereduzko
herrixkak sortu ziren, zeinetan komunitateak botere militarraren menpe geratzen baitziren. Gainera,
euren lurrak uzteari eta armadaren agindupean zeuden herrietan metatzeari uko egiten zieten
komunitateak izan ziren militarren bortizkeria guztia pairatu zutenak. Agintarien eta komunitateetako
buruen kontrako bortizkeria selektiboaren ondotik etorri ziren sarraskiak nahiz “barneko areriotzat”
hartu ziren herrien aurkako gerra zuzen eta deklaratua.
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Euskera
9. “Errepresio selektiboak errepresio masiboa ekarri zuen berekin eta sarraskiak hasi
ziren komunitateak metatze aldera; horren ostean garbiketa-operazio militarrak
gauzatu ziren populazioak —hainbat bide erabilita— erasoei aurre egiten zien
bakoitzean”.
Estrategia horren emaitza jada ezaguna da: eskualdean bizi zen populazio maiaren zati handi baten
sarraskitzea, komunitateen bizimoduan izua ezartzea, bai eta antzina-antzinatik herriek gordetako
lurrak eta baliabide naturalak behin eta berriz lapurtzea ere.
Herriek egoerari aurre egin zioten
eta eraikitzen jarraitu zuten
Jasandako erasoen handitasuna eta gogortasuna gorabehera, herriek erresistentzia eraiki zuten, kolektiboa
eta euren mundu-ikuskeran trinko errotua. Eta horri esker, gaur egun arte bizirauteko gai izan dira.
“Erresistentzia-prozesua, populazioaren eraikitze kolektibo gisa, armadaren eraso motaren eta
ezaugarrien arabera aldatuz joan zen, 1980. urtetik 1996an bakea sinatu arte”.
Sarraskien eta etengabeko xaxatze militarraren aurrean, komunitateak “erresistentzia-gunetan” antolatu
ziren eta gune horiei esker, armadaren erasoak eta ereduzko herrixketan metatzea ekiditeaz gain,
autokudeaketa-prozesuak gauzatu ziren maila guztietan.
“Nabarmentzekoa da populazioak —lur-eremu handiak galdu arren— antolaketa propioa
ezartzea erdietsi zuela, osasun, hezkuntza, ekoizpen eta barne-merkataritzari dagokienez. Eta
horiek mantentzea lortu zuen aipatu erresistentzia-eremuetan bakea sinatu zen arte”.
Antolaketa maila hain zen altua —hain arrakastatsua izan zen erresistentzia-proiektu komunitarioa—, ezen
armadaren agindupean metatutako komunitateek ere erresistentziako populazioaren komunitateetara
joaten baitziren botikak eskuratzeko edo autonomoki eratu zen arreta medikoa jasotzeko.
Bakea: eraso zaharrak, erresistentzia berriak
1996an sinatutako Bake Akordioekin formalki amaitu zen gatazka armatua; aitzitik, populazioa metatze-
ko eta euren lurraldeak okupatzeko ahaleginak ez ziren eten.
“Erresistentzia eta bizitza nahiz bertako lurrak defendatzeagatiko kostua altua izan zen
giza-bizitza, ondasun material, lur, familia- eta komunitate-desintegrazio eta abarrei
dagokienez. Eta, gaur egun, erasorako arma zein tresna berriak erabiltzen dira”.
Erresistentziako herrien hasierako proposamena izan zen indarkeriaren urterik gogorrenetan eraikitako
erresistentzia-guneetan bertan geratzea, dispertsioa ekiditeko eta antolaketa kolektiboa finkatzeko
asmoz. Halere, proposamen horrek aginte-taldeen —militarrak eta enpresa-taldeak— geroz eta nabar-
menagoa zen interesarekin talka egin zuen, alegia, mineral eta ur-baliabidetan aberatsak diren lurrak
eskuratzearekin.
“Hortaz, gobernuak proposamenari uko egin zion, guztiz kontrakoa baitzen bere xedea,
hots, eskualde horretan inor ez geratzea edo, nolanahi ere, ahalik eta jende gutxien. Eta,
gainera, ez zuen onartu populazioak bere jaioterrietara itzultzea”.
Hala, bistakoa da erasoen eta helburuen jarraitutasun historikoa: eremuan dauden botere publiko zein
pribatuek —formalak edo informalak— populazioa euren antzinako lurraldetatik kanpo metatzeko
asmoari eusten diote, bertako baliabide naturalak hartzeko. Modu horretan, azkeneko urteotan enpresa
multinazional anitz heltzen ari dira erauzketak egiteko, energia eta nekazaritzako erregaiak ekoizteko,
zura ateratzeko... eta horien ustez, herri indigenek eta berauen eskubideek metatze-prozesuak
oztopatzen dituzte.
Berriz ere, 500 urte baino gehiagotik hona gertatzen ari den moduan, komunitateak erresistentzia-prozesu
propioak eraikitzen ari dira. Prozesuok informazioa eta elkartruke komunitarioa dute oinarri,
herri-galdeketak egiten dira euren lurren gaineko kontrola berresteko eta antzinako harreman
komunitarioak eta interkomunitarioak berregituratzen ari dira, gatazkaren ondoren apurtuta baitziruditen.
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Euskera
10. www.codpi.org
O noso entendemento común
sobre a historia das nosas terras,
os nosos pobos e as nosas resistencias
CoordinaciónporlosDerechos
delosPueblosIndígenas
Boletín Monográfico nº 9
xullo de 2013
Galego
Os pueblos do norte do departamento de el Quiché
“O territorio descrito foi o espazo físico e o espazo social no que se organizou o pobo ixil para a
súa reprodución: o marco histórico e xeográfico que co coñecemento, a práctica e a experiencia
foron determinando como propio”.
O estudo parte dunha retrospectiva sobre os xeitos de vida e de organización, así como das relacións, que os
pobos da rexión norte do departamento de El Quiché tiñan entre si. Revélase así a presenza da cultura maia ixil
desde o século III e.c. Un pobo en constante relación con outros do seu entorno, de carácter pacífico e que
contaba nos seus territorios con extractos ecolóxicos diversos e suficientes para a súa supervivencia.
Nun tempo no que o capitalismo e os seus actores procu-
ran novas oportunidades para a acumulación ilimitada de
riquezas, os territorios ancestrais dos pobos indíxenas
convertéronse nunha das últimas fronteiras a conquistar.
Por todo o mundo sucédense os conflitos entre as grandes
corporacións privadas -que buscan explotar intensivamen-
te os recursos e a biodiversidade presente nos ditos territo-
rios- e os pobos que os habitan -e posúen outro entende-
mento sobre o significado do “desenvolvemento”-. Trátase
dunha confrontación transcendental pois cada invasión,
unha vez consumada, pode dar lugar á morte cultural -e
en moitas ocasións, tamén física- das sociedades orixina-
rias.
Isto non é, nin moito menos, unha novidade en Guatema-
la: aos primeiros invasores da cruz e da espada de princi-
pios do século XVI, seguíronos os tratantes comerciais do
café, os grandes latifundiarios, os altos mandos militares e
as súas campañas de exterminio, o Estado cos seus planos
de desenvolvemento e, finalmente, as empresas transna-
cionais e os seus megaproxectos de extracción mineira,
madeireira, de produción enerxética, ou de cultivo de
combustíbeis vexetais. Todos estes intereses seguen
presentes na Guatemala actual, transfigurados en forma
de agresión histórica, permanente e sostida, que bate sen
descanso nunhas comunidades en loita diaria pola súa
sobrevivencia material, social e cultural.
A continuación, encontraredes un resumo
das distintas temáticas que se abordan no libro.
A magnitude do ataque fai -se couber- máis heroica a
resistencia dos pobos indíxenas guatemaltecos, que levan
séculos a construír e defender un modelo alternativo de
vida. Un modelo que pasa pola participación comunitaria,
o manexo sustentábel dos seus territorios e bens naturais,
e a autoxestión política, social e cultural.
A presente obra, escrita pola Iniciativa para la Recons-
trucción y Recuperación de la Memoria Histórica, trata
de contar a historia desta resistencia, centrándose nunha
rexión concreta (o norte do departamento de El Quiché)
e recuperando o protagonismo dos pobos maias que a
habitan. Para o facer, parte da reconstrución das súas
memorias colectivas, como resultado dun proceso de
traballo de longo percurso, no que a investigación acadé-
mica se combinou cos testemuños recollidos en obradoi-
ros, asembleas e consultas comunitarias.
Trátase dunha historia dramática e violenta, si. Mais
tamén heroica e profundamente alentadora. Porque nos
presenta o exemplo duns pobos que, nas peores condi-
cións e case sen posibilidades ante un inimigo atroz,
resistiron daquela e ségueno a facer agora.
Porque nos mostra, cru e nu,
o triunfo da vida fronte o terror.
Nova publicación editada pola
Coordinación polos Dereitos dos
Pobos Indíxenas (CODPI)
11. Invasión, guerra e despoxamento como
ferramentas para o reordenamento
territorial e a concentración das comunidades
A invasión española do territorio que até daquela habitaban os pobos maias supuxo un choque
entre dúas formas de organización e dúas visións do mundo. Unha violenta confrontación que tivo
dous obxectivos principais: o control das poboacións conquistadas, e o reordenamento dos seus
territorios en función dos intereses da Coroa e das clases dominantes surxidas do proxecto colonial.
Porén, os pobos maias conseguiron manter a súa integridade territorial durante a Colonia e, con ela, a
súa forma de produción e a autosuficiencia material.
“Ainda que se desenvolveron facendas de tamaño considerábel, provocando conflitos entre
españois e indíxenas por dereitos e límites agrarios, o xurdimento das grandes propiedades
na Sierra de los Cuchumatanes non destruíu por completo a integridade territorial das
comunidades indíxenas”.
A entrada do café, xa na época liberal, supuxo a fin do illamento e tamén a ruptura do sistema
tradicional de produción. Foi o momento no que se instalaron as grandes facendas, nacendo así a
figura do terratenente, o cal, aproveitándose do traballo escravo das comunidades, contribuíu de xeito
determinante ao nacemento do modelo económico agroexportador polo que optou o país desde
entón. A acumulación de terras converteuse nun factor de poder e de riqueza, ao cal se accedía,
principalmente, desposuíndo os pobos orixinarios dos seus territorios históricos.
“Dentro dos procesos en que algunhas propiedades incrementaron de maneira ilegal a súa
extensión durante a etapa de expansión do café, e que acabaron en conflitos posteriores que
incluso chegan ao momento actual, pódese falar da facenda San Miguel, propiedade da
familia Samayoa; e da facenda La Perla, da familia Arenas”.
Tras o breve intento por deter a usurpación do territorio durante a coñecida como Primavera
Revolucionaria (1944-54), iniciouse un proceso de militarización que desembocou na creación do
Estado contrainsurxente. E o exército vou nos investimentos petroleiros e mineiros non só unha
fonte de poder económico, mais tamén a baza fundamental para aproveitar o control que terían sobre
as estruturas estatais. A rexión do norte de El Quiché converteuse entón nunha área prioritaria, polo
que se desenvolveron todos os mecanismos para garantir baixos niveis de conflitividade, ante unha
poboación que se seguía a resistir duramente o despoxo.
“Estábase daquela no preámbulo dunha nova expropiación de territorio e recursos
naturais para o grande capital, mentres seguía a deixar problemas sen solución real como o
da terra para pobos indíxenas e a poboación campesiña pobre”.
A finais dos anos 70 e principios dos 80, iniciouse a guerra de despoxo e con ela, naceron as
aldeas modelo, nas que as comunidades ficaban suxeitas ao poder militar. E toda a violencia dos
militares caeu precisamente sobre aquelas que se resistían a abandonar as súas terras e a se
concentraren nas localidades baixo mando do exército. Á violencia selectiva contra dirixentes e
autoridades comunitarias, seguiron os masacres e a guerra directa e declarada contra os pobos, que
pasaron a se considerar “o inimigo interno”.
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12. Os pobos, a resistir e a construír
A pesar da magnitude e a virulencia das agresións que padeceron, os pobos levantaron unha resistencia
colectiva e fortemente arraigada na súa cosmovisión. E iso permitiulles a supervivencia até os nosos días.
“A resistencia como construción colectiva da poboación foi un proceso que se desenvolveu e foi
modificando en función do tipo e características das agresións do exército desde 1980 até a
sinatura da paz en 1996”.
Ante os masacres e a fustigación militar permanente, as comunidades organizáronse nas que se coñece-
ron como “áreas de resistencia”, grazas ás cales, ademais de evitaren os ataques do exército e a concen-
tración nas aldeas modelo, desenvolveron procesos de autoxestión a todos os niveis.
“O aspecto a subliñar é que a poboación, a pesar de que perde grandes áreas e terra, logra
estabelecer a súa propia organización, a sanidade, a educación, a produción e o comercio
interno. E conseguen mantelas até a sinatura da paz nestas áreas de resistencia”.
O grao de organización chegou a tal punto -tan ben sucedido foi o proxecto comunitario de resistencia-
que incluso comunidades concentradas baixo o mando do exército chegaban ás Comunidades de
Poboación en Resistencia para adquirir medicamentos, ou acceder á atención médica que se construíran
de xeito autónomo.
A paz: vellas agresións, novas resistencias
Os Acordos de Paz asinados en 1996 puxeron formalmente fin ao conflito armado, mais os intentos por
concentrar a poboación e ocupar os seus territorios non cesaron.
“O custo da resistencia e defensa da vida e as súas terras foi alto en termos de vidas
humanas, bens materiais, terra, desintegración familiar e comunitaria, etc. e, hoxe en día, a
agresión reprodúcese con novas armas e ferramentas”.
A proposta inicial dos pobos en resistencia foi ficar nas mesmas áreas de resistencia levantadas durante
os anos máis duros da violencia, co obxectivo de evitar a dispersión e consolidar a forma de organiza-
ción colectiva. Porén, esta proposta entrou en colisión co interese, cada vez máis evidente, dos grupos
de poder -militares e empresariais- por se faceren cunhas terras que son ricas en minerais e recursos
hídricos.
“De manera que la propuesta fue rechazada por el Gobierno, que buscaba exactamente lo
contrario, que no quedara nadie o, en todo caso, la menor cantidad de gente en esa región.
Y, además, no aceptó el regreso de la población a sus lugares de origen”.
Se hace así evidente la continuidad histórica de las agresiones y de los objetivos: los poderes públicos y
privados presentes en el área -formales o informales- mantienen la pretensión de concentrar a la
población fuera de sus territorios ancestrales, para tomar los recursos naturales presentes en los
mismos. De esta manera, se asiste en estos últimos años a la llegada de numerosas empresas transna-
cionales de carácter extractivo, de producción de energía y agrocombustibles, madereras... para quienes
los pueblos indígenas y sus derechos son un obstáculo en su proceso de acumulación.
Y nuevamente, como desde hace más de 500 años, las comunidades construyen sus propios procesos
de resistencia. Unos procesos que se basan en la información e intercambio comunitario, en la celebra-
ción de consultas populares para afirmar el control sobre sus tierras, y en la reestructuración de unos
lazos comunitarios e intercomunitarios ancestrales, que parecían haber quedado rotos tras el conflicto.
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“A represión selectiva abriu espazo á represión masiva e comezaron os masacres para
a concentración, seguidos polas operacións militares de varrida cando a poboación se
resistía, por distintas vías, ás agresións”.
O resultado desta estratexia é o xa coñecido: o exterminio dunha parte importante da poboación
maia na rexión, a implantación do terror na vida das comunidades, e o roubo sostido das terras e
dos recursos naturais que os pobos conservaran desde tempos ancestrais.
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