Reflexiones acerca del multiculturalismo alrededor de la colonización y descolonización del arte. Basado en la lectura de Anna María Guash, "El multiculturalismo".
2. Módulo V
Identidad: arte y multiculturalismo
1. El multiculturalismo: ¿reconocimiento o
asimilación de identidades?
Antecedentes
Hacia los noventa, la situación política y económica de
los Estados Unidos y de Europa, alteró no sólo los
límites geográficos del mundo, sino también la visión
con respecto al «otro». El giro político de Estados
Unidos hacia la democratización en 1993, el derrumbe
del muro de Berlín y la unificación de Alemania en 1990,
así como la inestabilidad de los regímenes de los países
del Este como el de China de Deng Xiaoping,
evidenciaron los movimientos nacionalistas y étnicos,
hasta entonces dominados por las dictaduras.
Luego, la manifestación de la existencia de un «otro»
dentro y fuera de las propias fronteras, hizo entrar en
crisis la hegemonía de la cultura blanca de espíritu
WASP (White-Anglo-Saxon-Protestant), que se había
mantenido intacta gracias a la aplicación de lo
políticamente correcto.
Así pues, este proceso político-social afectó el campo de
creación y se tuvo que revalorar el arte hacia las
culturas colonizadas, las minorías emergentes, las áreas
periféricas o las absolutamente aisladas, la reubicación
entonces, supuso reconocer primero, la existencia de
ese «otro» múltiple, su capacidad de transgresión y su
alteridad (Guash, 557:2005).
3. Internacionalismo y el
posicionamiento en el arte
El proceso de desterritorialización
provocó el cambio en el
posicionamiento con respecto a la
diferencia, en el cual se identifican dos
posturas:
1) Institucional:
• La generación de una política de
corrección y reconocimiento de las
cuestiones de alteridad y de
culturalismo a través del diseño de
exposiciones y de la programación de
eventos culturales.
2)Intelectual:
• Actitud teórico-reflexiva portadora
del discurso y estrategias diversas,
defensoras del nuevo
internacionalismo (new
internationalism) entendido desde
una perspectiva global, como una
perduración necesaria de la
diferencia.
4. Fin del monopolio, nacimiento de la
multiculturalidad
La posmodernización puso punto
final al monopolio, al reconocer la
pluralidad lingüística y la
multiciplicidad cultural de aquellos
que ya no estaban dispuestos a vivir
bajo el «vasallaje» sino a reclamar su
igualdad. Sin embargo, Paul Ricoeur
reconoció también que al aceptar
dicha pluralidad, también se
aceptada la pérdida de lo propio,
mencionando que el descubrimiento
de un «otro» significa la amenaza de
destrucción de nuestro propio
descubrimiento, haciendo posible
pues la existencia de un «otro»,
también se hace posible al mismo
tiempo, que nosotros seamos
también un «otro».
5. Teorías –base alrededor de la
multiculturalidad
El beneficio de la pluralidad cultural
llevó a otros teóricos a la indagación
sobre el fenómeno: Foucault en su
teoría del «otro» menciona que la
cultura occidental no es tan
homogénea ni monolítica como se
cree; el filósofo Gianni Vattimo por
su parte, encuentra en la sociedad
de la comunicación en encuentro
entre mundos y formas de vida
disjuntos, aunque a veces esa misma
sociedad banalice la realidad del
«otro» al considerarlo «exótico»,
Thomas Mc Evilley explica en su
teoría del «otro», que la tendencia
de la antropología y criticismo,
confluencia en que la
universalización y la globalización
corrigen los esquemas eurocéntricos.
6. El discurso colonizador en el arte
En un intento por dar lugar al
multiculturalismo, el discurso del arte
cayó en la relación con lo colonizador,
ya sea por recurrir a la etnografía y la
antropología (Magicians de la terre) o
por mostrarse ecléctica al separarse de
sus culturas de origen y subyugarse a lo
occidental (The other history. Afro-Asian
Artist in post-war Britain).
En el primer caso, al basarse en lo
formal, como la recreación del contexto,
la recurrencia a los lugares habituales
(museos) y por último, la exposición de
signos culturales , comunica un
espectáculo o un culto a la mercancía,
además de la producción artística de
sociedades tribales y de culturas
residuales, porque, como apunta Gavin
Jantjes, lo que se desarrolló fue la
conciencia occidental y eurocéntrica,
que no muestra rasgos de igualdad
(Guash, 564:2005).
7. En el segundo caso, porque,
según Rasheed Araen, artista
paquistaní, «se trata de una
historia de hombres y mujeres
que han pospuesto su «otredad»
y han decidido entrar en el
espacio moderno que les había
olvidado, no sólo para proclamar
su clamor histórico, sino para
cambiar el marco que define y
protege sus fronteras» (Guash,
565:2005).
El discurso es la capacidad de
comunicar tomando en cuenta el
contexto, las personas que
intervienen, el lenguaje que
utilizan, la situación y los
elementos (signos) que los
conforman. No se puede fiar toda
la comunicación en algunos
elementos, pues forman una
unidad. Así pues, lo que gana en
estas exposiciones, es el espíritu
de l colonizador que enfatiza la
diferencia de unos países sobre
otros o el anhelo de querer ser lo
que no son.
8. El discurso descolonizador en el arte
Hablar de «descolonización» es
manifestar la resistencia a lo
occidental. En este sentido, las
bienales periféricas aportaron
mucho, pues se muestran como
centros libres de confrontación, de
mirar los descentramientos y
desfiguraciones incluyentes fuera de
lo occidental, que plantea diluir
fronteras a través de experiencias
intersubjetivas y colectivas, como
apunta H. K. Bhabha. La diferencia
pues, se afirma tanto desde el lugar
del «uno» como desde el lugar del
«otro», donde el «otro» es la
metrópoli occidental, y por lo tanto,
la manifestación de la resistencia al
liberar la marca de exotismo y
primitivismo, por ejemplo, la bienal
en La Habana de 1984.