1. REFRANES
Son frases o dichos que
presentan una enseñanza, son
productos de la sabiduría o de la
experiencia popular, y transmiten
un modo de entender la vida.
2. El que madruga
Dios lo ayuda.
Pero… no por mucho madrugar
Se amanece más temprano.
Mas vale pájaro en mano
Que cien volando.
Ojos que no ven
Corazones que no sienten.
El que ríe último
Ríe mejor.
4. Aunque la mona se vista de seda,
Todos se le ríen por la campera.
El que vende y estafa,
Su caja registradora lo siente.
Ojos que no ven,
Llévenlos al oculista
5. El que llega último,
Llega mejor.
Mas vale no jugar,
Que perder.
Fealdad te de Dios,
Y talento no.
6. Conejo sin zanahoria,
Pierde la memoria.
Más vale tarde,
Que más tarde.
Leer y no haber entendido
Que aburrido.
7. Aunque Alcides se vista de seda,
Cepillo oxidado queda.
El que tiene y no convida,
Se le atragantará la comida.
A caballo loco no lo lleven al siquiatra,
Mejor al siquiátrico.
8. El que madruga mucho,
Dios lo ayuda poco.
Más vale de noche,
Que de día.
Caballo que corre, no para.
En casa de panadero, pan duro.
22. Refranes comunes Explicación
A falta de pan, buenas son tortas. Cuando falta de algo, se valora lo que puede reemplazarlo.
Unos nacen con estrella y otros nacen estrellados. Es diverso el destino de los hombres.
Por la boca muere el pez. Es inconveniente hablar más de lo necesario.
A palabras necias, oídos sordos. No hay que hacer caso del que habla sin razón.
Nadie diga: de esta agua no he de beber Ninguno está libre de que le suceda lo que a otro.
No se debe escupir al cielo. No se debe ofender a Dios, ni desear a otros cosas nefastas.
Más ven cuatro ojos que dos. (o Cuatro ojos ven Las cosas consultadas y revisadas entre varios, salen mejor.
más que dos)
Ojos que no ven, corazón que no siente. No se sufre por lo que no se sabe.
El ojo del amo engorda el ganado. Conviene que cada uno cuide y vigile su empresa o comercio.
Quien tiene tienda, que la atienda (y si no que la Cada uno debe vigilar bien sus negocios.
venda)
Perro que ladra, no muerde. Los que hablan mucho, suelen hacer poco.
A cada chancho (puerco) le llega su San Martín. No hay persona a quien no le llegue la hora de rendir sus cuentas.
A quien madruga, Dios lo ayuda. Muchas veces, el éxito depende de la rapidez.
Al perro flaco no le faltan pulgas. Al abatido y caído se le juntan todos los males.
A buen entendedor, pocas palabras bastan. La persona inteligente, comprende rápido lo que se quiere decir.
Quien siembra vientos, recoge tempestades. Los malos ejemplos e ideas, tienen funestas consecuencias.
A caballo regalado no se le miran los dientes. Si algo no cuesta, no se tienen pretensiones.
Más vale pájaro en mano, que cien volando. Se aplica a falsas promesas y proyectos irrealizables, que llevan a
olvidar lo simple pero seguro.
Mucho ruido y pocas nueces. Se aplica a quien habla mucho y obra poco
Haz bien sin mirar a quien. El bien hay que hacerlo desinteresadamente.
Más vale poco que nada. No hay que despreciar las cosas aunque sean pequeñas
La caridad bien entendida empieza por casa. Lo natural es pensar en las necesidades propias antes que en las
ajenas.
Quien mal anda, mal acaba. Quien vive desordenadamente, generalmente termina en un mal
final.
En boca cerrada no entran moscas Es a veces muy útil callar.
Sarna con gusto no pica. Si se hace algo con gusto, no molestan los sacrificios.
Mal de muchos, consuelo de tontos. Hay que tratar de superarse individualmente, y no conformarse
con lo que a otros también les sucede.
No por mucho madrugar, se amanece más A veces, vale más la dedicación y la calidad, que la rapidez.
temprano.
Contigo, pan y cebolla. Si estás con la persona amada, no importa el poder adquisitivo.
Aquí hay gato encerrado. Algo no está claro, y hay que desconfiar.
No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Hay que tratar de vivir el día presente realizando los anhelos.
Dios castiga sin palo y sin rebenque. A todos llega la justicia divina.
El que las hace, las paga. Siempre llega el momento de rendir cuentas.
Ser el último orejón del tarro. Sentir que no lo tienen en cuenta para nada.
A lo hecho, pecho. Enfrentar las consecuencias de lo que se ha hecho.
No hay mal que por bien no venga. A veces, algo negativo trae consecuencias positivas.