2. Cuando nos presentamos ante el Señor, como es el caso
cuando vamos a misa, debemos agradecer al Señor por
muchas cosas buenas que tenemos. Una de ellas puede
ser la salud. Pero a veces la salud no va bien, hay
enfermedades y dolores. En este caso también debemos
ir a Jesús.
3. Hoy hablamos principalmente del tema del dolor:
¿Cómo podemos llegar a comprender el problema del
dolor ante la luz de Jesucristo?
Marcos 1,29-39
Veamos lo
que nos dice
el evangelio
de hoy, que
es
continuación
del domingo
pasado.
4. En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la
sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y
Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y
se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la
levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al
anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los
enfermos y endemoniados. La población entera se
agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de
diversos males y expulsó muchos demonios; y como los
demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí
se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al
encontrarlo, le dijeron. "Todo el mundo te busca." Él les
respondió: "Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas,
para predicar también allí; que para eso he salido." Así
recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y
expulsando los demonios.
5. Nos relata lo que solía hacer Jesús en un día de sábado,
día de fiesta, en los comienzos de su predicación. Va a
la sinagoga a compartir la oración y meditación sobre la
palabra de Dios. Y luego se va a comer y descansar a la
casa de sus amigos. Aquí ya se va con los 4 primeros
discípulos.
6. Pero aquel sábado
era algo diferente,
porque en la
sinagoga había
realizado el primer
milagro que expone
san Marcos: la
curación de aquel
endemoniado o
epiléptico. Con ello
tenía a la gente
sencilla a su lado,
pero empieza la
enemistad de los
maestros de la ley.
7. Va a la casa de san
Pedro. Pero resulta
que su suegra se ha
puesto enferma y está
“en cama con fiebre”.
Jesús se acerca en
plan compasivo y
comprensivo. Jesús la
coge de la mano. Es
un acto en que se
muestra la compasión
y cercanía de Jesús,
algo que no harían los
fariseos con una
mujer enferma (cosas
de sus creencias
legales).
8. Después “la levantó”.
Es algo que significa la
energía liberadora, la
fuerza de Dios. Es una
palabra que recuerda
lo que hizo Jesús con
Lázaro difunto. Y
aquella mujer se puso
a servirles. La salud no
es sólo para sentirse
bien, sino para hacer el
bien a los que están
junto a nosotros.
9. Hoy se presenta a
Jesús sanador. No
sólo porque cura a la
suegra de Pedro, sino
porque “cuando se
puso el sol, le llevaron
todos los enfermos y
endemoniados”. La
gente cree en Jesús;
pero teme a los
maestros de la ley que
dicen que mientras no
se ponga el sol, no se
puede curar en día de
sábado.
10. Jesús se acomoda a
cierta manera de
pensar de la gente;
pero nos enseña el
deseo de hacer el
bien: Trata a todos
con bondad y
comienza a curar a
los que vienen
pidiendo compasión.
Jesús cura los males
corporales y sobre
todo los males
espirituales.
11. No cura todo, sino
especialmente a los que
acuden a Él. Esta vida no
es perfecta. Sabemos
que hay muchos dolores
y enfermedades. Jesús
no vino a quitarlos
todos, sino vino a
compartir nuestras
debilidades. Jesús tuvo
también muchas penas y
dolores, pero tenían un
sentido diferente, un
sentido de redención.
12. Es muy difícil
comprender muchas
veces el sentido del
dolor. Lo que sí
sabemos es que,
cuando unimos
nuestro dolor al de
Jesús, cuando en
medio del dolor
sabemos seguir
haciendo el bien,
quizá el dolor no se
quite, pero “cambia
de color”.
13. Cuando llame
a tus puertas
el dolor
y te invada la
tristeza y la
opresión,
Automático
20. pero mucho más
frecuentemente
por la ayuda real
física o moral de
alguna persona
buena, que en ese
momento está
haciendo las
veces de Jesús.
El dolor puede cambiar de color cuando uno siente que
Jesús se acerca, con la bondad con que se acercó a la
suegra de Pedro,
quizá de una manera
muy personal e íntima;
21. Pero cambia también
de color cuando
comprendemos que
Jesús no vino a quitar
todo el dolor. De
hecho quitó el dolor
sólo de unos cuantos
en relación con todo
el mundo. Vino sobre
todo a compartir
nuestro dolor, porque
el dolor puede ser
bueno para nuestro
bien total.
22. Es una historia que hasta parece una gran parábola para
exponernos el sentido del dolor humano. Hoy se expone
una partecita del libro. Dice así esta 1ª lectura:
Como es
muy
difícil
entender
el dolor,
hoy en la
2ª lectura
nos trae
el
ejemplo
de Job.
23. Habló Job diciendo: "El hombre está en la tierra
cumpliendo un servicio, sus días son los de un
jornalero. Como el esclavo, suspira por la sombra,
como el jornalero, aguarda el salario. Mi herencia son
meses baldíos, me asignan noches de fatiga; al
acostarme pienso: ¿Cuándo me levantaré? Se alarga la
noche y me harto de dar vueltas hasta el alba. Mis días
corren más que la lanzadera, y se consumen sin
esperanza. Recuerda que mi vida es un soplo, y que
mis ojos no verán más la dicha.
Job 7,1-4.6-7
24. A partir de aquí entra en escena el problema del dolor. Y
es que había una creencia popular que todo viene de
Dios, lo bueno y lo malo.
Un tema
importante del
libro es que el
ser humano
sirve a Dios
cuando las
cosas van
bien. Pero
mucho más
difícil será si
las cosas van
mal.
25. Especial grave era el
desconocimiento de
la retribución final
de Dios a las obras
del hombre. Por lo
tanto muchos
ponían el premio o
castigo de Dios para
esta vida presente.
26. También a Jesús se le planteó este problema del mal
físico actual, porque había algunos, como todavía hay,
que echan la culpa a Dios de los sucesos malos.
Por eso latía
en el pensar
de muchos lo
que un
amigo le dice
a Job: Algo
malo habrás
hecho para
que Dios te
castigue así.
27. Jesús nos enseñó
primeramente que
no hay relación de
los sucesos buenos
o malos en esta vida
con el premio y
castigo de Dios.
Pero en segundo
lugar nos enseña a
sacar provecho de
esos males o
dolores. Para ello
sufre con nosotros,
“llora siempre
Jesús con los que
lloran”.
31. Y sufre la injusticia
con quien sufre
Hacer CLIK
32. No curó a todos pues su finalidad es hacer comprender el
valor del dolor. Por eso padeció con nosotros y cargó con
nuestros males. Queda siempre nuestra obligación de
aliviar los dolores del prójimo.
Dice el
evangelio
que
cuando se
puso el sol
le llevaron
todos los
enfermos y
curó a
muchos.
33. Jesús ha venido a
redimirnos. Redimir
es llenar de gracia
todos los dolores,
todas las
negatividades
humanas y
transformarlas. Por lo
tanto un dolor se
puede convertir en
gracia, si se lleva
bien, si a pesar del
dolor se sigue
amando a los demás
y sobre todo a Dios.
34. Llorar con los que lloran significa padecer con ellos,
pero buscar transformar ese dolor en alegría hasta
llenarnos de Dios. Recordamos a la suegra de Pedro
que cuando se cura, sigue haciendo el bien, que es
servir la comida, porque estaban en su casa.
35. Jesucristo ilumina y da sentido a la existencia humana,
que incluye las limitaciones y oscuridades. Una
enfermedad no puede verse como un castigo o una
maldición.
Puede llegar a
ser una
bendición.
¡Cuántos han
cambiado a
una vida mejor,
de mayor
santidad, por
medio de una
enfermedad!
36. Qué hermoso y lleno de
bendición cuando uno,
en medio de una gran
prueba, puede seguir
bendiciendo a Dios. Y
cómo es de provechoso
para la vida del espíritu
cuando uno sabe dar
gracias a Dios y le dice:
Gracias, Señor, por las
pruebas que me vienen.
44. Hace falta
tener mucha
fe y mucha
gracia de
Dios para
darle gracias
a Dios por las
pruebas sin
llegar a ver la
razón de esas
pruebas,
como le
pasaba a Job;
como pasa hoy a tantos emigrantes, los sin papeles, que
no tienen trabajo, injustamente encarcelados, los que se
sienten solos.
45. El evangelio
nos dice que
Jesús de
madrugada se
marchó al
descampado y
se puso a orar.
Esta es otra
enseñanza que
hoy nos da
Jesús.
46. Hay una tendencia no buena en el apostolado a
dedicarse demasiado a lo externo descuidando la parte
más espiritual, que es la oración. Se llama el activismo.
San Benito
tenía un lema
para sus frailes
que decía “ora
y trabaja”. Hay
que saber
combinar el
trabajo con la
oración.
47. San Ignacio solía decir
que hay que ser
contemplativo en la
acción. Pero hay que
entenderlo, pues para
ser contemplativo en la
misma actividad, uno
debe haber tenido
muchos ratos de sola
oración. Como hacía
Jesús.
48. Jesús nos dirá: “Es preciso siempre orar sin desfallecer”;
especialmente en los momentos de dificultad o de agobio.
59. El evangelio de hoy
termina diciendo
que, cuando los
discípulos fueron a
buscar a Jesús al
despoblado, porque
la gente le buscaba,
Jesús les dijo que
debían ir a predicar
a otros lugares. Por
lo tanto siguieron
recorriendo Galilea
predicando el reino
de Dios.
60. Cada uno tiene su propia vocación; pero el verdadero
apóstol debe estar dispuesto a predicar o hacer el bien
donde el Señor le vaya poniendo.
1Cor 9,16-
19.22-23
Es decir,
que tiene
que hacerse
a todos,
como nos
dice hoy san
Pablo en la
2ª lectura:
61. Hermanos: El hecho de predicar no es para mí motivo
de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no
anuncio el Evangelio! Si yo lo hiciera por mi propio
gusto, eso mismo sería mi paga. Pero, si lo hago a
pesar mío, es que me han encargado este oficio.
Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a
conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar
el derecho que me da la predicación del Evangelio.
Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de
todos para ganar a los más posibles. Me he hecho débil
con los débiles, para ganar a los débiles, me he hecho
todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos. Y
hago todo esto por el Evangelio, para participar yo
también de sus bienes.
62. Si san Pablo puede
decir, con la gracia de
Dios, que ha logrado
hacerse débil con el
débil, fue por el ejemplo
primero de Jesucristo.
Muchos misioneros han
logrado una buena
inculturación del
evangelio en diversos
lugares. Es seguir las
huellas de Jesús, como
san Pablo que hoy nos
dice:
63. Judío con el judío y gentil con el
gentil.
Automático
67. Un distintivo del discípulo de Jesús es el predicar el
evangelio, de una o de otra manera. Pero otro distintivo
es el hacer el bien, el aliviar los dolores, las
enfermedades, ayudar a quien lo necesita.
Es el amor a
los pobres, a
los débiles,
a los que
sufren.
68. Habrá muchas veces que nosotros mismos seremos los
débiles, los enfermos. Habrá momentos en que nos
falten fuerzas para atender a otros. Nos sentiremos
débiles y postrados, físicamente o quizá
espiritualmente.
69. Sintamos en
nuestro corazón
la voz suave del
Señor que nos
invita a acudir a
Él. Está siempre
junto a nosotros.
Pero está de una
manera especial
en el sagrario. Y
nos dice a todos,
especialmente
cuando nos
sintamos
oprimidos y
angustiados: