Tema 8.- PROTECCION DE LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN.pdf
La fatiga parental y la generación y
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La Fatiga ParentalY La Generación “Y”
Educan a sus hijos para que piensen por sí mismos y busquen soluciones, pero cuando
éstos crecen y comienzan a ejercer ese poder, llega el desgaste de los padres, que se
enfrentan a un escenario que sus propios padres no vivieron: los cambios en los
adolescentes y en la sociedad de hoy son mucho más veloces, y entonces los referentes
dejan de ser válidos.
“¿QUÉ hacemos, entonces?”. Claudia Mery, profesora del Colegio Alemán St. Thomas
Morus, se sorprendió con la pregunta. Había llamado a los papás de un alumno de
primero medio para contarles que lo veía desmotivado en clases y los papás no tenían
respuestas, sino una inquietud: ¿Qué hacemos con este niño si ya agotamos todas las
estrategias?
En la casa, ese adolescente se encerraba en la pieza, no compartía las actividades
familiares y deambulaba por los pasillos ensimismado. Es decir, el niño en cuestión
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estaba en su casa perfeccionando la adolescencia mientras sus padres, a ojos de la
profesora, reflejaban perfectamente lo que los sicólogos han acuñado como “fatiga
paterna”. Un fenómeno que no se había registrado en las generaciones anteriores y que
se da por el empoderamiento que los propios padres le entregan actualmente a sus hijos
y porque la experiencia que tuvieron en sus familias de origen no les sirve para aplicarla
con estos nuevos adolescentes.
Se trata de padres y madres que comienzan a reflejar el desgaste que les produce
enfrentarse día a tras días a la oposición de sus hijos: adolescentes de alrededor de 14
años que dejaron atrás la básica, esa etapa escolar que los hacía niños con cotona y
delantal, y pasaron a primero medio, un ciclo donde ellos quieren ser mirados y tratados
como adultos.
Porque así se sienten. Y casi todo, de alguna manera, les confirma esa sensación: a partir
de primero medio lo que hagan influirá en sus aspiraciones futuras; sus cuerpos acusan
los cambios físicos hacia la adultez y su cerebro se encuentra en un proceso crucial que
explica que estén más desafiantes.
Están en plena adolescencia. Esa etapa donde los padres dejan de ser modelos y sus
pares y amigos pasan a ser sus referentes. Eso, además de ser parte de una generación
que está siendo criada con mayor libertad para pensar por sí misma y oponerse a la
mirada de los padres. Una condición que ejercen con empeño a partir de los 14.
En ese entendido, las situaciones cotidianas que generan conflicto son más de las que
enfrentó cualquier padre de generaciones anteriores. A la larga, enfrentarse a un hijo o
hija que hace sólo un par de años acataba tranquilamente -o, al menos, más
tranquilamente- lo que se le decía y hoy se opone a casi todo, los agota. Y como no
saben qué hacer, y no pueden recurrir a los refentes anteriores porque no les sirve, salen
buscando ayuda a colegios y consultas de sicólogos. ¿Con qué se encuentran? Una de
las recomendaciones más extendidas es que cambien de estrategia, es decir, que
asuman que criaron asus hijos para que opinaran y que a estas alturas, más que mandar,
hay que negociar de forma inteligente.
Generación sin referentes
“Es frecuente encontrarse con papás así. Están preocupados y tienen ganas de actuar,
pero no saben cómo porque no tienen las herramientas para este tipo de adolescentes,
que no son iguales a los adolescentes de antes”, sigue Claudia Mery.
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Este problema es tan corriente, dice ella, que se estima en más del 50% a los papás que
acusan fatiga cuando los hijos llegan a los 14 años. De hecho, en las consultas a las que
antes casi no llegaban este tipo de temas, se está viendo cada vez más este fenómeno. Y
en los colegios también, hasta donde llegan citados por profesores que intentan aunar
estrategias para ordenar al niño en cuestión y se topan con padres que ponen caras
abatidas, se encogen de hombros y hablan de que se les acabaron los argumentos para
que les hagan caso.
Lo mismo nota Rosario Pezoa, profesora de un colegio de Quinta Normal: “Uno los ve
realmente afligidos. A veces, cuando los escucho, pienso que no soy la encargada de
decirles qué hacer en su casa, con sus hijos. De repente te dicen „qué le parece si le
pongo tal regla‟ y a ti te puede parecer, pero no eres la persona encargada de evaluar qué
reglas ponen en su casa”.
Según los especialistas y profesores, más que con una actitud de derrota, llegan con el
cansancio de intentar y no lograr; y buscando que alguien les diga cómo hacerlo bien:
“Bueno, y ¿qué hago?”, “qué le digo”, “cómo hago para que me obedezca”.
El problema es que cuando sus propios padres se preguntaron lo mismo, les bastó con
buscar respuestas en su historia. Pero hoy, esas preguntas no encuentran respuestas
imitando a generaciones anteriores. Estos padres no tienen un modelo que les sirva de
guía. Así lo explica el libro Creciendo en la era posmoderna: el niño y la familia en el
estado de bienestar, de Lars Dencik, de la U. de Roskilde, Dinamarca: la educación de los
niños está en un contexto en que prácticamente todo en el día a día cambia cada vez mas
rápidamente y hoy muchos padres no pueden utilizar su experiencia de educación como
modelo para la educación de sus propios hijos. Cuando llegan a padres tienen la
sensación de que su propia educación falla a la hora de afrontar las nuevas demandas
dirigidas a sus propios hijos, se lee en el libro.
Estas nuevas demandas se hacen especialmente complejas a los 14 años. ¿Por qué?
Hay varias razones que lo explican. Las personas necesitan hitos para marcar el antes y
el después, para hacer el quiebre, y un ritual clave en la adolescencia es el paso a la
enseñanza media. “De alguna manera lo sienten como una „autorización‟ para pasar a la
siguiente etapa y ser otra persona. Un paso para ser más grandes y exigir tratos de
grande. Es como posicionarse en otra etapa de la vida, pese a que los cambios
sicológicos más fuertes ocurren entre sexto y séptimo”, dice Raúl Carvajal, sicólogo de
Clínica Santa María. Y el desgaste de los padres se entiende porque muchas veces
siguen usando las mismas estrategias desde que los niños eran chicos, sin considerar
que la mezcla entre la crianza de empoderamiento de los hijos sumada a la crisis de
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autoridad que los padres de esta generación experimentan, son dos factores que aunados
detonan más situaciones de conflicto de las convenientes.
“Yo estoy agotada. Y a veces me siento culpable por sentir que estoy tirando la esponja.
Pero hay situaciones que me superan y me cuestiono si lo hice mal”, dice Fabiola Ruiz
(34), madre de Pablo (14). “Yo tenía un hijo modelo y ahora es igual a los hijos de mis
amigos que se quejan como yo”, cuenta.
Su hijo, efectivamente, hoy se parece al resto. Porque está experimentando, como los
demás, la maduración del cerebro. A los seis años, casi 90% del cerebro humano está
desarrollado y hasta los 12, se desarrolla lo que se conoce como proliferación de la
materia gris, cuando las conexiones neuronales se extienden generando rutas para
conectar distintas áreas del cerebro. Es en esta etapa cuando el cerebro experimenta una
especie de “refinamiento” de habilidades cognitivas o de razonamiento. Entonces, a los 14
años el cerebro se encuentra en una plena etapa de “poda cerebral”, cuando se desarrolla
el 10% restante y se eliminan las conexiones que no se utilizan.
En este proceso las funciones más básicas, como las motoras y sensoriales, maduran
más temprano, mientras que las zonas involucradas en el planeamiento y toma de
decisiones -como la corteza prefrontal, relevante en el control de impulsos y emocionesno presentan características adultas sino hasta los 20 años de edad. Es la razón por la
que cualquier motivo puede originar una pelea: su reacción está mediada por estos
cambios cerebrales, y reforzada por el empoderamiento.
“Mi mamá me mira como si todavía tuviera ocho años. Me abraza y me besa como si
fuera chica. Me dice sobrenombres como “sofi” o “hijita” delante de mis amigas. Y los
papás de mis amigos los castigan como cabros chicos”, dice Sofía (14)...Así las cosas,
dicen los especialistas, lo que les queda a los padres es readecuarse.
Cuestión de ajustes
Alvaro González (34) vive a diario las consecuencias de una actitud desafiante que antes
no existía. “Antes yo le decía algo y le llegaban mis palabras… Ahora le explico todo dos,
tres, cuatro veces y aun así no le llegan… no me entiende”.
Este cambio de escenario en la relación con su hija lo tiene algo desencajado. “Ha sido la
etapa más difícil con ella. Si no puedo ir a buscarla, por ejemplo, le duele. Me cobra todo”.
Y esta rebeldía de los 14 no sólo se ve en la casa. Cecilia Jiménez (55), profesora hace
23 años de un colegio particular de Santiago, mira cómo el reloj avanza cada mañana en
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sólo intentar que sus alumnos de primero medio se sienten, se callen, se saquen los
audífonos y guarden el celular. “Y cuando te entrevistas con los padres de esos
adolescentes, algunos se encogen de hombros y dicen que no se sienten capaces de
controlarlos. Entonces los niños se sienten con el derecho de hacer lo que quieran en el
colegio”.
Los padres, entonces, se frustran. Pero, dicen los especialistas, es cuestión de
ajustarse.
Una estrategia que ha dado resultado en la consulta de Raúl Carvajal es la ritualidad. La
idea es simple: llevar al hijo a un espacio neutro -no en la casa- y establecer un rito pasarle llaves de la casa, por ejemplo-. “Así se marca un quiebre y el paso a la adultez”,
explica. Ese es un buen punto de partida para establecer cuáles son las pautas de esta
adultez y de fijar los límites: en cuáles aspectos pueden funcionar como adultos y cuáles
no. Es hacer un nuevo rayado de cancha. “Es la ambigüedad la que agota a los padres”,
dice Carvajal.
La crisis de los 14 años es universal. Según una encuesta realizada en Inglaterra por el
TheBabyWebsite.com a dos mil padres y madres, el 65% de ellos reconoce que los 14
años es el momento más difícil de sus hijos, sobre todo con las niñas. En los niños, los
padres identificaron la edad de 15 años como el momento más difícil (78%), cuando se
niegan a hablar o a comprometerse con sus estudios.
Es que están en otra “parada” y tienen otros intereses. Por eso, agrega Carvajal, lo mejor
es entender que de la autoridad que impone a un niño hay que pasar a la negociación.
Algo que también se ha comenzado a hacer en los colegios. Según cuenta Bernardita
Aninat, subdirectora de Enseñanza Media del Colegio Sagrado Corazón-Monjas Inglesas,
en ese establecimiento tomaron la iniciativa: a esa edad existe un encuentro papá-mamáhija. “Sabemos que hay un debilitamiento de la cercanía en primero medio. La relación se
hace más conflictiva, se desafía la autoridad, los límites se ponen a prueba, las cosas ya
no se acatan. La convocatoria ha dado resultado. Ahí se ve la frustración de ellos (los
padres) por este tema”, dice.
Lo que ocurre, explica Javier Romero, sicólogo y sociólogo del CISOC de la U. Alberto
Hurtado, es que ahora los padres tienen que asumir una nueva función, que incluye
ayudar a sus hijos en el desarrollo de su identidad y autonomía. Porque ellos han
fomentado ese estilo de crianza: no sólo querían resultados académicos, sino que
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pensaran por sí mismos, que resolvieran. “Por eso, hoy la autoridad tiene que ver con
el respeto y el diálogo, más que con el castigo y sanción”.
Todas las generaciones siempre han tenido un símbolo de rebeldía para con
sus padres. En los años 60 el dejarse el pelo largo, en los 80 vinieron los
Punk, ahora los piercing y la raja del culo al aire. Esto carece totalmente de
importancia, lo importante son los valores que, desgraciadamente y por
regla general, se está inculcando a esta generación
Conociendo a la generación “Y”
La generación "Y" comprende los niños nacidos entre 1981 y 2000. "Esta generación se
distingue por una actitud desafiante y retadora”. "Lo cuestionan todo, no quieren leer y sus
destrezas de escritura son pésimas". Según él, los padres de esta generación son los
hijos de los "baby-boomers", es decir, la generación "X". Esta generación se distingue por
adaptarse mejor a los cánones que impone la sociedad y se ajusta a las reglas de juego
de sus padres, los "baby-boomers". Es por esto que surgen encontronazos entre los
maestros y padres más diplomáticos pertenecientes a la generación "X" con los hijos y
estudiantes más independientes de la generación “Y”.
"La generación "Y" no pide permiso, sino informa. La generación "X" se tapa los tatuajes y
las pantallas, pero la "Y" no, y hasta es capaz de demandar si se entera de que no le
dieron un trabajo a causa de su apariencia. Para los "baby-boomers" y los "X" era
importante defender sus ideales hasta el final, y lo importante para ellos era el grupo, no
el individuo. Sin embargo, para los "Y" los ideales no son importantes, son más
individualistas, y se preocupan más por el dinero".
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Para ilustrar estas diferencias, se utiliza el ejemplo de los equipos de baloncesto
nacionales. Antes, un jugador era fiel a su equipo y se mantenía en él por años, a veces
décadas. Hoy día, los jugadores que pertenecen a la generación "Y" están más propensos
a cambiar de equipo, ya que no buscan la lealtad y el bien común sino la mejor oferta de
dinero para ellos.
"Nosotros, los adultos, no entendemos que el mundo ha cambiado. Los jóvenes de hoy
día nos retan porque tiene el poder para retarnos. El poder viene del acceso continuo que
ellos tienen a la información y el conocimiento. La tecnología, el internet, el Cable TV y el
mundo globalizado les da un poder a los jóvenes de hoy día que no existía antes. Hoy día,
un niño de 15 años sabe muchas más cosas de lo que sabía un 'baby-boomer' a los 30
años. La generación "Y" está en posición de retar, no por indisciplina, sino porque se ha
criado con un conocimiento que le da poder".
El adulto tiene dos opciones: o pelear con ellos o negociar. Negociar es reconocer que
ante nosotros tenemos una generación con más conocimientos. Además, tenemos que
reconocer que el joven de la generación "Y" ha desarrollado más el lado derecho de su
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cerebro, aquél que se concentra más en lo creativo. El hemisferio izquierdo del cerebro, el
más desarrollado por parte de los "baby-boomers" y la generación "X", es el que se
concentra más en la lógica. Es por esto que antes la educación iba dirigida al hemisferio
izquierdo. Leer resultaba estimulante. "Pero hoy día, la educación sigue estimulando el
lado izquierdo, cuando la generación "Y" esta adiestrada con el hemisferio derecho. Ahí
viene el choque. Hay que aprender a negociar con ellos".
Este desarrollo del hemisferio derecho es producto de nuevos estímulos que no existían
antes. "La educación compite hoy día con los X-Box, los Nintendo, el Internet y el MTV,
todos ellos instrumentos que van dirigidos al hemisferio derecho del cerebro. Antes el
único estímulo era la lectura, pero hoy la realidad es distinta. Los maestros tenemos que
entender que para llegar a los jóvenes de la generación "Y" es necesario utilizar
estrategias que vayan dirigidas a estimular el hemisferio derecho. No es que la lectura
haya dejado de ser importante. La diferencia es que ahora, para que utilicen el lado
izquierdo del cerebro, primero hay que haber estimulado el derecho".
Para explicar este concepto tómese en cuenta el siguiente ejemplo: "En vez de tratar de
enseñar a sacar por cientos mediante el método típico utilizado en las escuelas, se debe
primero hablarles el lenguaje que ellos entienden. Una forma de hacerlo es darles una
asignación bien práctica y estimulante: deben mirar esa noche por televisión el partido de
baloncesto de la NBA. Entonces, se les pide que anoten en un papel la cantidad de veces
que un equipo fue a la línea de tiro libre a tirar el balón, y contabilizar cuántas veces los
jugadores encestaron y cuántas veces fallaron. Mediante ese ejercicio, comenzamos a
estimular el lado derecho del cerebro. Luego, cuando lleguen al día siguiente al salón de
clase, estamos listos para trabajar con el lado izquierdo, porque han sido motivados. Le
pedimos que saquen por cientos a base de los resultados reales del partido de
baloncesto. El resultado es sorprendente".
"El salón de clases se debe convertir en un X-Box, un Nintendo, un MTV". "Los
profesores tienen que dar el primer paso para reconocer que estos estudiantes aprenden
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con el hemisferio derecho y que ha llegado el momento de entenderlos y negociar con
ellos. El rol del profesor de hoy día ha cambiado y tenemos que adaptarnos a las nuevas
realidades y guiarlos mediante el uso de las nuevas tecnologías existentes. Es mediante
este entendimiento y esta negociación entre ellos y nosotros que lograremos nuestros
objetivos educativos".
Generación Y: jóvenes atrapados en la
adolescencia
Tienen entre 18 y 30 años. Crecieron rodeados de tecnología, consumo y
publicidad. No creen en el trabajo para toda la vida ni en la política, aunque la
ecología logra movilizarlos. Cómo es y cómo ve el mundo esta generación
hedonista, a veces difícil de decodificar.
Si usted hubiera crecido en medio del auge y caída del menemismo y hubiera visto a sus
padres perder ahorros y trabajo en 2001, ¿creería en serle fiel a una empresa por toda la
vida, ahorrar durante años para tener casa propia o acomodar el tiempo libre a lo que las
horas de trabajo permiten? Si sus padres le ofrecieran casa, comida y libertad, ¿encararía
el esfuerzo económico y personal de irse a vivir solo? Si hubiera crecido bombardeado
por la publicidad y acostumbrado al consumo, ¿no pensaría que el teléfono móvil
envejece en unos pocos meses y se negaría a pagar por lo que baja gratis de Internet
desde que era un chico?
Mirados así, a la luz de preguntas de sentido común, los jóvenes de veintipico no parecen
tan irracionales, inmaduros ni descomprometidos como los de generaciones mayores los
suelen ver, con una mezcla de crítica y nostalgia que a veces no puede esconder una
dosis de admiración y envidia.
Se trata de la Generación Y, los que hoy tienen entre 18 y 30 años -el corazón del grupo,
dicen los sociólogos, está en los que tienen entre 22 y 28-, que siguen cronológicamente y
desconciertan a los pragmáticos e individualistas miembros de la Generación X, hoy entre
los 35 y 45 años. También se los llama “millennials”, “generación Google” o “iGeneration”,
en referencia a la presencia ubicua de la tecnología en sus vidas, no como dispositivos
útiles para alguna función, sino como una extensión vital de sus cuerpos, sus intereses y
sus modos de informarse y divertirse.
Aunque la sociología, el sentido común y los organismos internacionales sigan
prolongándoles la adolescencia (la Organización Mundial de la Salud la hace llegar a los
25 años), la Generación Y transita sus carreras universitarias y accede a sus trabajos,
ambientes donde el estilo hedonista, impaciente y de atención múltiple causa no pocos
choques con las expectativas de docentes y jefes que, por ejemplo, se siguen
asombrando de que en una entrevista laboral el interés principal del candidato origine
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preguntas como: “¿Cuántas semanas de vacaciones tengo?”, o que los comentarios en
clase empiecen invariablemente con: “Yo opino que…”.
La empresa de análisis de opinión pública Ipsos, de origen francés, realizó en 2009 en
nuestro país un estudio cualitativo de la Generación Y, a pedido del IAE, la escuela de
negocios que recibió la inquietud de empresarios y directivos de Recursos Humanos.
¿Qué hacer con jóvenes creativos y talentosos, pero que parecen poco dispuestos a
“ponerse la camiseta” corporativa dócilmente? En una línea similar, hace dos años, la
Universidad Argentina de la Empresa (UADE) empezó a analizar a sus “millennials” para
responder a las inquietudes de los profesores, y ese trabajo se tradujo en talleres,
cuadernillos con consejos “para entenderlos” y un libro que está en camino: La generación
emocional .
Ipsos trabajó a partir de grupos focales de jóvenes Y, entrevistas con miembros de la
Generación X, complementados con un análisis cuantitativo, a partir de encuestas por
Internet a ambos grupos.
Sus resultados dibujan una generación para la que el trabajo perdió su valor de
estabilidad, que valora experimentar el consumo más que acumular bienes; jóvenes que
quieren ser dueños de su propio tiempo, que aceptan la diversidad de buen grado, que
arman sus salidas improvisando y sobre la marcha, que quieren ser reconocidos como
adultos sin dejar la casa de sus padres, que desprecian la política tradicional pero se
embarcan con ganas en causas ecológicas y solidarias. Jóvenes hijos del capitalismo
triunfante, para quienes la caída del Muro de Berlín es más un tema de History Channel
que un recuerdo. Jóvenes más libres, pero con menos seguridades.
“Cada uno siente que es libre para ir armando su propia biografía, pero con menos
certidumbres. Es un mundo que ya no tiene aquellas estructuras que daban seguridad,
sobre todo el trabajo”, coincidió ante LA NACION Ana Miranda, coordinadora académica
del Programa de Juventud de Flacso e investigadora del Conicet.
En la Argentina, la Generación Y representa el 22 por ciento de la población, y la paridad
de género entre ellos es un hecho: el 52 por ciento son mujeres y el 48 por ciento son
varones. Sin embargo, una aclaración se impone. En países desiguales como la
Argentina, el grupo que es retratado por estas características es el que pertenece a una
franja socioeconómica media y media alta, con un capital económico y educativo que le
permite, por ejemplo, cambiar de trabajo, postergar la salida de la casa paterna hasta
terminar la maestría o emprender un viaje exploratorio por Asia.
Este grupo, sin embargo -que según algunos investigadores no superaría el 20 por ciento
de los jóvenes de veintipico argentinos- forma parte de un fenómeno global, que en
Europa y Estados Unidos se caracteriza con la instalación de los llamados “valores
posmateriales”, que priorizan la autonomía, la autoexpresión y la calidad de vida por sobre
la satisfacción de necesidades materiales, que se dan por sentadas. Como ha señalado el
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cientista político norteamericano Ronald Inglehart, de la Universidad de Michigan, que
trabaja el tema desde los 70: “este cambio responde a la modificación de las condiciones
existenciales, de crecer con el sentimiento de que la supervivencia es precaria a hacerlo
con la sensación de que está garantizada”.
Muchas de las características que recogió Ipsos en su estudio, y los que la UADE define
en los suyos, identifican al miembro de la Generación Y con un adolescente, que rechaza
la autoridad y hace planteos emocionales aun en el trabajo. “La mayor esperanza de vida
genera una modificación del ciclo vital. Hoy, después de la tercera edad, hay una cuarta, y
en el otro extremo también se extienden otras etapas antes no socialmente habilitadas”.
Según rastreó Ipsos, el trabajo es una de las áreas en las que más claramente se ve la
diferencia entre los X y los Y. “Un X se define por su trabajo y a través de lo que hace.
Quieren seguir aprendiendo, planifican una carrera, aceptan el statu quo. Para un Y, el
trabajo es lo que le permite llegar a lo que quiere, que suele ser la libertad personal y el
placer. Por eso, repiensan su empleo cada tanto y están dispuestos a cambiarlo si no se
ajusta a sus expectativas”, analizó Luis Montesano, director cualitativo de Ipsos.
Así, si un X afirma que “el trabajo es un aspecto fundamental en la realización de una
persona”, un Y estaría más inclinado a afirmar: “El trabajo me permite tener mis cosas” o
“lo necesito para vivir pero lo primordial es sentirme cómodo”. Por eso, si un X es paciente
mientras “crece” en su empleo, el Y tiene otros planes. “A los 40 no voy a querer estar
donde estoy ahora. Me gusta la repostería”; “No quiero el estilo de vida de los 40 y pico.
Trabajan desde las 8 de la mañana hasta las 12 de la noche”, o “Yo les diría a mis jefes:
´comprate una vida´”, según recogió Ipsos.
Hay quienes detectan diferencias según el área de la industria de que se trate. “Esto es
más cierto en áreas económicas en expansión, como la tecnología y la informática, donde
sí la rotación es más alta y los jóvenes consiguen sus trabajos con más facilidad”, apuntó
Martín Cuesta, director del Departamento de Ciencias Sociales y Humanidades de la
UADE y coordinador del trabajo sobre los “millennials”.
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La generación Y, en donde uno se siente orgulloso de ser analfabeto y
triunfar con el mínimo esfuerzo pisoteando lo que haga falta. En realidad no
tienen la culpa, es simplemente resultado de la sociedad que hemos creado.
La inmediatez ante todo
La familia representa para ellos un eje central, pero de modo bien diferente del de sus
antecesores. “Están cómodos en la casa de sus padres. Para ellos, la adultez no tiene
que ver con la independencia. Están formateados hacia la inmediatez, y por eso les
cuesta ver el beneficio más allá de un esfuerzo. No quieren atravesar pérdidas”, evaluó
Montesano. Algunos investigadores señalan que los padres juegan su parte en esto.
“Somos otros adultos. Hoy no es tan necesario pensar en una ruptura tan fuerte entre
padres e hijos como en generaciones anteriores”.
La amistad también es un valor Y, pero con una mirada ambivalente. Por un lado, los
amigos cercanos -el club, la escuela, la universidad-, pero también los cientos de
contactos en Facebook. “Si la Generación X usa Facebook para reencontrar a sus
conocidos, los Y acumulan contactos a quienes hablan, ignoran o bloquean según su
preferencia”, analizó Montesano. En el tiempo libre, la ausencia de un plan definido es un
sinónimo de libertad y disfrute: “Estaba chateando a la una de la mañana y pintó algo que
hacer”. La mirada sobre la pareja es funcional, postergada para un más adelante
impreciso. “Primero hay que viajar, terminar los estudios, gastar plata en ellos mismos”.
La relación con el dinero también se ve transformada. Si para un X representa seguridad
y futuro, para un Y es posibilidad de disfrute inmediato: “Quiero ir a Tailandia”; “Me lo
gasto en chocolate”; “Lo gasto en mí”. Permite, además, viajar, una experiencia central en
el imaginario de los de veintipico, pero con algunas condiciones. “Si un X aspira a conocer
París, Londres o Nueva York, un Y quiere ir a China y tener la experiencia de ser otro”.
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Es un lugar común calificar a esta generación como “nativos digitales”, para reflejar el
significado esencial que tiene para ellos la tecnología, a la que no pueden separar de sus
vidas ni de sus funciones: es comunicación, es diversión personalizada y móvil y, sobre
todo, debe ser exhibible. La estética de los aparatos que usan es central, algo que las
empresas que los producen tienen muy claro. Sin embargo, no es una generación a la
que la publicidad la convenza fácil, porque a fuerza de escuchar sus apelaciones ubicuas,
ya no le creen. “Nacieron rodeados de publicidad, se saben buscados, saben que hay
sobrepromesa en el mercado y conocen más esos trucos. Para ellos, marketing es
sinónimo de mentira y no están dispuestos a pagar por lo que se puede tener gratis”.
¿Se convertirán los Y en X cuando crezcan? Hacer un pronóstico es complicado, porque,
como dice Inglehart, “el cambio intergeneracional es lento” y porque, como señaló
Miranda, “las sociedades cambian un poco y se reproducen un poco”. Sin embargo,
algunos cambios de fondo habrían llegado para quedarse. “El rol del trabajo, la
exploración de múltiples estímulos, la exhibición de la vida privada y el poder sobre el
propio tiempo van a quedar”.
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Quizás haya sido la antropóloga Margaret Mead la que tempranamente mejor caracterizó
la brecha generacional. En 1970, escribió que este desconcierto aparece cuando “no hay
adultos que sepan más que los mismos jóvenes acerca de los que éstos experimentan.
Códigos y valores
- No buscan la estabilidad laboral y están dispuestos a cambiar de trabajo si éste no
satisface sus expectativas.
- Valoran tener tiempo libre, son creativos, flexibles e informales.
- La tecnología es parte de su mundo, para informarse, entretenerse, estar en contacto
con amigos y hacer nuevos.
- Hedonistas (les interesa más la experiencia del consumo que acumular bienes),
hombres light.
- Les encanta la inmediatez.
- Buscan concretar sus anhelos y no los postergan por una carrera profesional.
- Postergan la decisión de dejar la casa paterna y formar una pareja.
- Aman viajar por el mundo, sobre todo a lugares
Hombre Light:
Hombre muy entregado al pragmatismo y a los tópicos. Todo le interesa pero a
nivel superficial. Es un sujeto trivial, ligero, frívolo, lo acepta todo, pero carece de
criterios sólidos. Todo para éles etéreo, leve, volátil, banal, es permisivo. Utiliza
frases como "Todo me vale", "Que más da" o "Las cosas han cambiado", que
demuestran el vacío existencial en que se encuentra él, un vacío moral. Sufre
cambios de humor muy profundos y rápidos que desconciertan a propios y
extraños que lo rodean (“no huelen pero como hieden”).
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Cada una de las generaciones tiene características propias y se cree que la “Generación
Y” está desmotivada, es narcisista y posee una mala actitud, pero la realidad indica que
estos individuos no son tan superficiales, es más, pueden ser un motor de cambio
sociocultural.
Sucesores de la “Generación X”, la “Generación Y” o también llamada los “Millenials” son
todos los nacidos entre los años 80 y principios del nuevo milenio. De acuerdo con el sitio
web Discovery News, estas son las 8 formas que los diferencian de sus antecesores.
1. Camino cuesta arriba: Las cifras no mienten: los créditos estudiantiles han aumentado
más de 50% desde el 2005 y casi la mitad de los graduados universitarios enfrentan el
desempleo. Aún entre los que están empleados los números no son nada alentadores: la
edad promedio de un trabajador en un sitio de comida rápida en los Estados Unidos fue
de 29.5 años en 2011.
2. Vínculo familar: Los Millennials y sus padres están excesivamente involucrados en la
vida del otro. Un estudio realizado en 2012 mostró que la “Generación Y” y sus padres
sienten la responsabilidad de cuidar unos de otros en el momento que sea necesario. De
hecho, 61% de los adultos de 25 a 34 años aseguran tener amigos o familiares que han
regresado a casa de sus padres en los últimos años debido a las condiciones
económicas.
3. Estresados y olvidadizos: Se pensaría que generaciones anteriores como los “baby
boomers” serían los más olvidadizos, pero los resultados de una nueva encuesta
demuestran todo lo contrario, señalan que los “Millennials” tienen frecuentes problemas
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para recordar dónde pusieron las llaves, cuáles son sus contraseñas o incluso qué día es
hoy. Los encuestadores aseguran que la culpable es la tensión. Los Millenials encabezan
las listas del olvido: no toman sus medicamentos a la hora, pierden la cartera o la bolsa u
olvidan bañarse.
4. Echar raíces: Los “Boomers” se casaron jóvenes, mientras que la generación X fue
conocida por su ambigüedad en tener hijos; en cambio, los Millenials valoran más el
matrimonio y la paternidad que sus carreras, pero el problema principal que tienen a la
hora de formar una familia es el dinero.
Pew Research reveló que más de un tercio de las personas entre los 25 y 29 años de
edad fueron posponiendo el matrimonio hasta que la economía se mejoró y uno de cada
cinco pospuso tener hijos por la misma razón. Entretanto, 36% de los “Millenials” viven
con sus amigos.
5. La tecnología: El Internet y la “Generación Y” casi nacieron al mismo tiempo: la
tecnología es para “Millennials” como la televisión era para la “Generación X” y como el
radio era para los “Boomers”. Las redes sociales son parte de su vida diaria, por ejemplo
el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, pertenece a este grupo generacional.
Por su parte, el tecnólogo David Feldman dijo a CNN en 2009:
"Mi generación inició la tendencia de la comunicación a través de blogs y redes sociales.
A su vez, todas las grandes empresas se han unido a nosotros para mantenerse frescos,
mediante la creación de páginas corporativas en Facebook, Twitter y blogs que se
actualizan frecuentemente".
6. Pedalear en lugar de conducir: A diferencia de sus padres o hermanos mayores, a
los “Millenials” no les gusta estar detrás del volante. Según la encuesta de “National
Household Travel”, del 2001 al 2009 el promedio anual de kilómetros recorridos por
vehículos manejados por personas de entre 16 a 34 años se redujo un 23 %, es decir,
pasó de 10,300 a 7,900 km.
Esta generación prefiere pedalear hasta su destino o usar el transporte público,
aunque en muchos casos ni siquiera es necesario salir de casa, simplemente
utilizan medios virtuales.
7. El closet está abierto:Mientras que los “Baby Boomers” ignoraron la homosexualidad
y la “Generación X” lo mantuvo en un bajo perfil, los “Millennials” no tienen prejuicios
acerca de las preferencias sexuales. Resultados de la encuesta del Centro de
Investigación Pew revelan que un 80 % de los “Millennials” apoya el matrimonio gay, en
comparación con el 49% de la “Generación X” y el 38 % de los “Baby Boomers”, mientras
que el apoyo de las personas nacidas entre 1928 y 1945 fue del 31%.
8. Ayuda a causas benéficas: Generaciones anteriores compraban por aparentar cierto
estrato socioeconómico o para aprovechar las ofertas de las tiendas, pero los “Millenials”
tienen una fuerte conciencia social y realizan compras a minoristas, pequeños
empresarios o por razones sociales y/o ecológicas.
16. 16
29 características de la llamada “generación Y”
De acuerdo a revistas publicitarias se identifica como generación Y al grupo de
“jóvenes” que llegó después de la llamada Generación X. Si bien no hay una definición
precisa, se dice que son quienes nacieron desde 1980 en adelante y son un grupo que
tiene características precisas.
Wikipedia, la enciclopedia preferida de la generación Y post Encarta, los define de la
siguiente manera.
1. Recuerdan vívidamente los ataques al World Trade Center, pero apenas tienen
memoria de la caída del muro de Berlín.
17. 17
2. Están rodeados por la inseguridad, están acostumbrados a convivir con la inseguridad.
18. 18
3. Ambos padres trabajan y se sienten culpables por ello. Compensan la falta de
dedicación con compra de tecnología, celulares, notebooks, tablets.
4. Fueron criados rodeados de Tecnología.
19. 19
5. Sus abuelos viven, los consienten y participan activamente de la educación y la crianza.
6. Escriben blogs o bitácoras en sitios de la red, escuchan su reproductor MP3 y bajan
música de la red.
20. 20
7. Construyen fuertes Redes Sociales.
8. Permanecen conectados a su computadora 24 horas al día y no le dan mayor
importancia.
21. 21
9. Son amantes de los Reality Shows.
10. Buscan el conocimiento en Internet más que en los docentes y los padres.
22. 22
11. Son adolescentes sin disciplinar, sin socializar, no respetan la autoridad, no poseen
filtro en lo que dicen y hacen.
12. Toda su vida debe girar en torno a su gusto personal y su comodidad.
13. Son individualistas, necesitan menos, viven con menos o al menos eso creen.
14. Todo está vinculado al gusto personal y la utilidad.
15. Son impacientes, lo quieren todo ya. Todo su entorno es en tiempo real y están
siempre conectados.
16. Toman decisiones en tiempo real y exigen inmediatez en las respuestas y en los
resultados.
17. Manejan muy bien el presente, no les interesa mucho el pasado y se despreocupan
por el futuro. Vivir plenamente el presente es su consigna.
18. Le dan importancia a su carrera personal por encima de su carrera en la institución.
19. Buscan balance entre su vida personal y el trabajo porque vieron a sus padres perder
sus empleos a pesar de que dedicaron su vida al trabajo.
20. Desconocen el sentido de la responsabilidad y el compromiso.
23. 23
21. Prefieren la estabilidad en la empleabilidad a la estabilidad en el empleo.
22. Le dan importancia a la emocionalidad y detestan la insensibilidad de las
organizaciones.
23. Valoran el diálogo de igual a igual, lo ven como el mejor reconocimiento.
24. Son exigentes en temas como el tipo de tareas que se les asignen, les tiene que
divertir, motivar o deben sentir que se benefician en su crecimiento personal.
25. La educación convencional choca con esta generación.
26. Utilizan más el lado derecho del cerebro, vinculado con la creatividad(la generación
anterior utiliza el izquierdo que es el lado lógico analítico).
27. Los 20 son ahora la edad para la educación, para viajar y para formar, desmantelar y
reformar relaciones. Es también tiempo para la prueba de opciones de empleo antes de
establecerse en las responsabilidades de la edad adulta en el momento apropiado de los
30.
28. Su deuda de tarjetas de crédito totaliza más que su salario del primer año. Una
juventud derrochadora de dinero, la generosidad de padres consentidores de la
generación nacida inmediatamente
después de la Segunda Guerra Mundial, fomentan malas aptitudes en cuanto a la
administración del dinero.
29. Paradoja de la Generación Y: Por una parte cuentan con mayor y mejor educación;
han viajado bastante y se encuentran cultural y tecnológicamente conectados en un
mundo global, pero por otra parte, siguen viviendo con sus padres y tienen problemas
para equilibrar sus presupuestos personales.
Los jóvenes que cambian las reglas: generación Y
El 45% de la fuerza laboral en la Argentina nació entre 1980 y 1995; su relación con el
consumo y el trabajo obliga a las empresas a repensar sus políticas
Insólito. Una sola palabra define, en múltiples ocasiones, el pensamiento de jefes,
compañeros de trabajo y también padres ante determinadas reacciones de jóvenes de
la generación Y en materia de trabajo. "Renunció por mail", dice un jefe, todavía aturdido
mientras busca desesperadamente un reemplazo para una tarea impostergable. "En la
entrevista de trabajo ellos hacen las preguntas", dice un selector de Recursos Humanos
que estaba acostumbrado a ser el interrogador. "Llega noviembre y empiezan las dudas
24. 24
sobre si van a continuar o se van a tomar cuatro meses de vacaciones para después
buscar otro puesto", se queja el dueño de una pyme.
Hay 80 millones de jóvenes Y en el mundo, una fuerza laboral que de a poco cambia las
reglas. Algunos piensan que son un mal necesario, y comienzan a cambiar sus
estrategias para retenerlos después de perder tiempo y dinero a causa de empleados que
simplemente desaparecen del mapa. Otros recurren a libros de autoayuda para jefes
desorientados. Y hay quienes bendicen a esta nueva generación, que nació entre 1980 y
1995 y que proclama que no tiene miedo de perder el trabajo y que quiere disfrutar de la
vida.
Una encuesta de Deloitte revela que 47,5% de los Y sólo piensa quedarse en la empresa
entre seis meses y dos años; 23,9% imagina no cambiar su trabajo sólo por tres o cuatro
años. Después, su ruta y, en muchos casos, un sueño por cumplir: la propia empresa.
Edward Snowden, nacido en 1983, es un experto en tecnología de Estados Unidos, ex
empleado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y de la Agencia de Seguridad
Nacional (NSA). En junio de este año hizo públicos documentos secretos sobre
programas de la NSA, incluyendo uno de vigilancia. Su manera de actuar simboliza varios
de los valores de la Generación Y: conocimiento tecnológico, facilidad para acceder a la
información, poco respeto por la jerarquía, cultura colaborativa 2.0, transparencia en todas
sus formas. Hoy Snowden está exiliado en Rusia tras un pedido de captura del gobierno
de los Estados Unidos.
Sólo en ese país los Y representan el grupo económico más importante de su historia,
según los números de la consultora LHH, con representación en la Argentina. Tienen un
total de ingresos de alrededor de 211,000 millones de dólares; gastan 172,000 millones
de dólares por año y ahorran 39.000 millones. En el plano local, una encuesta de Adecco
demuestra que más de 50% de los ejecutivos de RR.HH cree que su contratación y
gestión es una prioridad.
Con defensores y detractores, la filosofía de vida de estos jóvenes de hasta 33 años,
empleados y también consumidores, es motivo de análisis en el campo económico, social
y psicológico. El debate está vigente y despierta pasiones.
La edición de mayo de la revista Time estuvo dedicada a los Millennials, con un título que
despertó la polémica: The me, me, me generation, o La generación yo, yo, yo. Los
presenta como egocéntricos, sacándose fotos constantemente para subirlas a las redes
sociales, narcisistas y vagos (menos para mandar un promedio de 88 mensajes de texto
por día) ya que un 40% no quiere un trabajo con responsabilidades importantes. Pero por
otro lado, se tienen fe. Otro 40% cree que deberían ser promovidos cada dos años.
25. 25
Jóvenes que apuestan al cambio.
Además de su manejo natural de la tecnología, una particularidad marca la diferencia con
sus padres y abuelos. Más personas de 18 a 29 años viven con sus padres que con una
pareja, según un informe de la universidad de Clark. Se trata de una situación que
también les da más libertad a la hora de decidir dejar su trabajo, aunque todavía no
tengan otro. "Tienen más autonomía, pero son sobreprotegidos. Se nota una maduración
tardía. Requieren de las empresas más contención", dice Fabiana Gadow, directora de
RR.HH y Talento de Deloitte.
Así se da un choque en la relación jefe-empleado, con superiores que se enervan cuando
notan que los Y no están dispuestos a hacer el mismo esfuerzo que ellos para llegar más
lejos. Hacer carrera simplemente parece no interesarles. "Los jefes se quejan de que no
quieren trabajar, de que son vagos, pero en realidad los jóvenes cuestionan su propio
modelo de éxito. Por eso es un desafío para las organizaciones, cuyo instrumento de
motivación era el futuro en la compañía. Ahora se trata de ofrecer para el hoy, por
ejemplo, flexibilidad", dice Pablo Maison, VP para América latina de RR.HH. de Unilever y
autor de El trabajo en la posmodernidad.
Pero por otro lado "tienen una mirada fresca de las cosas y la mente puesta en la calidad
de vida, algo que las generaciones mayores tienen que aprender", explica Gadow. Una
encuesta de Deloitte revela que 62% de los jóvenes se describen como innovadores, pero
sólo el 26% siente que los líderes hacen lo suficiente en sus empresas para fomentar
estas prácticas. Cuando se les pregunta qué los estimula a proponer nuevas ideas y a
26. 26
participar en iniciativas innovadoras, el 53,5% dice que una cultura que valora y mide las
contribuciones. Sólo el 28,% habla de retribuciones o incentivos monetarios.
La clave en la tecnología
Raúl Lacaze, director de Gestión de Capital Humano de Telefónica Argentina, dice que
casi 70% de los Millennials de América latina tienen teléfonos inteligentes. "El acceso a la
tecnología genera una manera de conectarse y colaborar en equipo muy característica de
esta generación. Para ellos compartirla es natural. Simplemente fluye. El poder no pasa
por ser el dueño de la información, como a veces sucedía con generaciones mayores,
sino en cómo encontrarla y en la manera de procesarla."
Para Alejandro Mascó, socio de Oxford Partners y autor de Entre generaciones, es la
primera generación en la historia que siempre convivió con la tecnología de la información
y no entiende el mundo de otra manera. "Esto deja marcas impresas en comportamientos,
personalidad y demandas marcadas por la instantaneidad, la interacción, la distancia y la
brevedad", dice.
"El mundo se divide para ellos en dos grandes categorías -dice Maison-. Aburrido y
divertido. Así como saltan de pantalla en pantalla en un segundo, saltan de un trabajo a
otro o se van a un emprendimiento personal. Es la cultura touch, Wii, Play, iPod, Ipad,
etc."
Sin embargo, las empresas los necesitan como nunca antes necesitaron a los más
jóvenes, algo que de alguna manera los hace irreemplazables, pero ¿qué pasa con su
compromiso? "Yo estoy trabajo en esta empresa porque, aunque el sueldo no es muy
bueno, me prometieron flexibilidad", dice Pablo U.(25). "Ahora, les pido unos días para
irme de viaje porque hay una promoción y no me contestan, aunque sé que no es durante
un pico de trabajo. No hay razones válidas para tenerme así. Se va a terminar la
promoción si no compro el pasaje ya. Tengo bronca. En cualquier momento me voy", dice
este joven economista que no duda en renunciar por un motivo impensable hace unos
años.
"No creo en el estereotipo de que no hay compromiso con el trabajo. Hay un cambio con
respecto a la relación que los Y establecen con las empresas", dice Raúl Lacaze. "Sí es
cierto que tienen menos pruritos a la hora de tomar decisiones con respecto a su futuro en
una organización. Nosotros éramos más sufridos". Para Lacaze, si están motivados, son
emprendedores, tienen ideas, se entusiasman con proyectos tanto en el plano individual
como dentro de una organización.
27. 27
"No toleran que el trabajo sea fuente de infelicidad -dice Javier Casas Rúa, CEO de PwC,
una compañía que en 2016 tendrá 80% de su fuerza laboral Y-. No están dispuestos a
hacer enormes sacrificios por la empresa en desmedro de su vida personal."
Para Fabiana Gadow, muchos vivieron con padres que se pusieron la camiseta, pero que
en algún momento, especialmente en la crisis de 2001, se quedaron sin trabajo, lo mismo
que tanta gente después de la crisis financiera internacional que comenzó en 2008. "Esto
-comenta- impacta en la lealtad hacia las corporaciones". En los Estados Unidos, se
vieron conmovidos por el atentado a las Torres Gemelas, en 2001 y la masacre de
Columbine, en 1999, cuando dos adolescentes de 17 y 18 años víctimas de bulling (acoso
escolar) asesinaron a 13 personas en el colegio secundario.
Los Millennials tomaron conciencia, en un grado mayor que sus predecesores, de que la
vida es una y tiene un final. "Todo puede pasar", dicen en la encuesta reciente de PwC, y
se refieren no sólo a debacles económicas, sino también a desastres naturales,
inseguridad, enfermedades y epidemias, que llegan a su conocimiento en forma inmediata
a través del mundo globalizado e hiperconectado. Basta recordar que muchas primicias
se dieron a conocer instantáneamente a través de Twitter, como por ejemplo el aterrizaje
de emergencia de un avión de US Airways en el río Hudson, en 2009.
Los Y saben que nadie puede comprar más tiempo que el que tiene destinado, y así
toman la antigua premisa del poeta romano Horacio (65aC-8aC): carpe diem, o goza el
día, es decir, viven el presente. En este contexto, Casas Rúa habla de una juvenilización
social, "el mandato de la felicidad, natural de los Y, se hace permeable a los adultos.
Antes las doctrinas estructurales concebían al trabajo como sacrificio. Ahora veo que
muchos tienen el mismo deseo de bienestar".
Es indudable que existe un cambio de paradigma. Alejandro Mascó, transcribe en su libro
una anécdota de Tamara Erickson, coautora de Workforce Crisis: "Tuve una conversación
con el director general de Finanzas de una gran empresa de Nueva York. Me comentó:
"No puedo encontrar a quien contratar dispuesto a trabajar 60 horas por semana.
¿Puedes hablar con ellos?. Y yo le dije: "Por qué no empiezo hablando contigo? Lo que
ellos está diciendo en realidad es que lamentan que te lleve tanto tiempo terminar tu
trabajo".
Las conclusiones de un estudio reciente de PwC son que las organizaciones deben poner
en marcha algunos cambios: crear una cultura de trabajo flexible; estar al día en
tecnología; más transparencia en temas de compensaciones y oportunidades de carrera;
construir una comunidad, algo a lo que están acostumbrados a través de las redes
sociales y los wikis; viajes, oportunidades en el exterior o en el interior del país; escuchar,
estar en contacto con la gente.
28. 28
Según la encuesta de Deloitte entre jóvenes que trabajan en las empresas del ranking
Fortune 500, 63,5% las eligió por las oportunidades de desarrollo y crecimiento; para
49,8% fueron los salarios y beneficios; sólo 7,9% indicó la estabilidad y seguridad; el 47%
habló de la reputación de la empresa, donde hay gran énfasis en su responsabilidad
social y con el medio ambiente, y para el 34,5% fue la ubicación geográfica.
Pero ahora también comienzan a darse algunas paradojas, como explica Andrea Ávila,
directora de la consultora Randstad. "Ya hay algunos Y que son jefes. Entonces ocurre
algo interesante. Están los que siguen fieles a su ideología, y aquellos que se vuelven
rígidos, justamente lo contrario de lo que combatían cuando recién empezaban."
Ávila cree que, en realidad, ya hay que preocuparse por los que vienen. Se trata de la
Generación Z, quienes hoy tienen 17 años, que prácticamente nacieron con los
dispositivos touch y que presentan otro tipo de desafíos ya que su manera de trabajar y
de divertirse van de la mano. Además, tienen la capacidad de hacer varias cosas al
mismo tiempo: los deberes, ver televisión, escuchar música, jugar a través de alguna
aplicación, subir fotos a Facebook.
Cómo hacer para que hagan foco en una cosa a la vez será el próximo desafío. O quizá,
nuevamente, serán las empresas las que tengan que cambiar.
30. 30
La generación de la informalidad
A los especialistas en recursos humanos se les prendió la luz roja cuando empezaron a
notar ciertas particularidades en las entrevistas de trabajo. Aparecieron nuevos patrones
en los jóvenes postulantes: ya no iban peinados ni tampoco usaban ropa formal, llevaban
celulares que sonaban durante las entrevistas y reproductores de música que recién eran
apagados una vez que entraban en la oficina. “Llamaba realmente la atención, la
informalidad es sin duda una de las características de la generación Y”.
31. 31
Si de motivación continua se trata que te parecen estos sellos:
Aunque no existen criterios específicos para definir las generaciones, la bibliografía
asegura que los Millennials o Generación Y son aquellos nacidos entre 1980 y 2001. Se
trata de nativos digitales, que forman parte de un mundo globalizado gracias al corriente
uso de Internet y la televisión por cable. Hasta allí coinciden tanto los empleados como los
gerentes. Sin embargo, cuando se los debe caracterizar, comienzan a aparecer las
diferencias. “Lo que notamos en el trabajo de investigación es que la percepción de los Y
que tienen de ellos mismos no coincide con la percepción de la generación X con
respecto a la Y. Allí comienzan los problemas, impidiendo el entendimiento entre ambos”.
La inserción de los Millennials dentro de las empresas es cada vez mayor y es por esta
razón que la forma de liderarlos se transforma en uno de los temas más candentes del
32. 32
momento en las organizaciones. En un principio, las empresas intentaron adaptarlos a las
costumbres de la generación X (nacidos entre 1965 y 1979), pero no dio resultado, ya
que, los Millennials tienen una frase que los caracteriza: “Nosotros venimos a cambiar el
lugar del trabajo”.
La comunicación ha sido la clave utilizada por las empresas para crear un entendimiento
entre ambas generaciones. “Los más jóvenes buscan un feedback continuo ya que se
acostumbraron a querer llamar la atención constantemente”. De esta forma, se crean
prácticas que utilizan la diversidad como una ventaja competitiva y no una amenaza.
En el caso de IBM, por ejemplo cerca del 53% de sus empleados son jóvenes, por lo que
han creado la política de Mentoring entre empleados y gerentes. “El beneficio de esta
iniciativa es mutuo para las distintas generaciones: la generación Y recibe orientación
sobre los rubros que favorecen su desarrollo profesional en la empresa, aumentando así
la retención de recursos críticos. Por otro lado, la generación más antigua recibe la guía
sobre las últimas tendencias de tecnología, uso de redes sociales y otros conceptos que
los Y manejan de forma más natural”. Los de generación del Milenio: “Son muy sensibles
a las opiniones de sus pares, buscando opiniones entre la gente de su propia generación
más que en otras generaciones”.
33. 33
La intranet no es sólo utilizada para informar sobre los resultados y felicitar las
capacidades, sino que también las empresas hacen uso de éstas con objetivos tales
como estimular la creatividad o generar vínculos entre los empleados. Uno de los puntos
de mayor diferencia entre esta generación y las otras es su vivencia con la tecnología y su
capacidad de interactuar con ella. “Los Y no han sido testigos del boom tecnológico, sino
que son protagonistas. Forman parte de sus rutinas, condicionan sus hábitos, sus formas
de comunicación y sus relaciones”.
Las tecnologías que más usa la generación Y son Internet, los celulares, redes sociales,
blogs, chat y correo electrónico. Pero, ¿cuáles son sus características? La instantaneidad,
la interacción, la distancia y la brevedad. “Es lógico suponer que los Millennials se
encuentren más cómodos en marcos laborales que faciliten estos sistemas de interacción
más que los sistemas típicos de la escritura lineal”.
Debido a su enorme necesidad de explorar y buscar nuevos desafíos, la generación Y
tiene una rotación laboral promedio cada dos años. “La alta rotación puede ser una
alarma para las empresas en variadas ocasiones porque probablemente se deba a un mal
entendimiento entre la generación X y la Y”. Justamente por esta razón, las
organizaciones se han visto obligadas no sólo a aumentar su comunicación, sino también
34. 34
a aumentar la flexibilidad en los horarios. Ya no alcanza con el tradicional balance entre la
vida laboral y la familiar, sino que buscan integrarlas a través de herramientas tales como
homeworking, horarios de trabajo individualizado, licencia personal y trabajo móvil, entre
otras.
“Los viajes tienen un peso fuerte, ya que los ven como una oportunidad de vivir nuevas
experiencias enriquecedoras. En ese sentido, dispusimos vacaciones adicionales cuando
llegan a su primer paso de crecimiento para que puedan contar con más días”.
“En lugar de oficinas los pertenecientes a la generación Y prefieren espacios
completamente abiertos para todos los niveles, inclusive para el CEO, de manera tal que
exista máxima integración entre ambas generaciones para ajustarnos rápidamente y
generar las transformaciones necesarias para liderar la industria”
La generación más joven se ha criado con una conciencia social significativa y es por eso
que los consultores coinciden que desean ver el impacto social en cualquier trabajo del
que formen parte. “Además de la flexibilización laboral, demandan tiempo para cuestiones
sociales”.
“Lo particular de este momento es entonces la convivencia de hasta tres generaciones en
las empresas: los baby boomers, los X y los Y. El gran desafío organizacional es aprender
a liderar a los más jóvenes con sus características particulares entendiendo sus objetivos
y otorgándoles las herramientas para desempañarse como futuros talentos. La
comunicación y la integración de la vida laboral y familiar son sin duda la base para el
desarrollo”.
Conductas que facilitan la comunicación
35. 35
La comunicación eficaz es un tema que siempre está de actualidad. Los seres humanos,
precisamente por nuestra propia condición, necesitamos comunicarnos: transmitir
mensajes y percibir que éstos son primero escuchados y luego entendidos. Esto es de
aplicación en todas las actividades humanas, desde el ámbito más íntimo y personal
hasta el entorno laboral y profesional.
Pero para que resulte eficaz el proceso de comunicación debemos poner de nuestra
parte, adoptando actitudes y comportamientos que faciliten el proceso de comunicación.
A continuación se presentan una serie de comportamientos a potenciar y a evitar. Además
de facilitar la comunicación hay que esforzarse en conocer la opinión del destinatario o
destinatarios de nuestro mensaje, si no prestamos atención a este aspecto, sencillamente
NO nos estamos comunicando. Este último aspecto es el denominado “feed back” o
“retroalimentación”.
39. 39
La generación net, millennials, «Y» o «nativos digitales», está integrada por
jóvenes entre 20 y 35 años, identificados por el uso de Internet y la llegada del
tercer milenio, que están ingresando al mercado laboral. Suelen definirse como
apolíticos, se preocupan por el ambiente, valoran la iniciativa personal y pueden
llegar a ganar mucho dinero gracias a su dominio de las tecnologías. ¿Cómo
integrarlos de manera efectiva al mundo organizacional?
Esta generación es, en definitiva, culta en el ámbito tecno lógico, inquieta, impetuosa,
retadora, tolerante a la diversidad, sin temor a decir lo que piensa y, sobre todo, capaz de
romper con naturalidad muchos de los esquemas tradicionales que aún prevalecen en
algunos ámbitos de la sociedad. Sin lugar a du das, lidiar con ellos parece un gran reto,
sobre todo si se pretende entenderlos mediante los cánones que han definido a las
generaciones precedentes. (Año: 2010).
40. 40
Generación Y
Los jóvenes más ricos del mundo
tecnológico (Generación Y)
Mark Zuckerberg
Andrew Coger
Chad Hurley
Blake ross y David Hyatt
Andrew Michael
Ángelo Sátira
John Vechey
Alexander Levin
Jake Nickell
Greg Tseng y Johann Schleier
Compañía
Edad
Facebook
27
run escape
29
Youtube
33
Mozilla
24 y 37
Fast Hosts
31
Deviant arT
28
PopCap Games 30
ImageShack
25
Threadless
30
Tagged
30 y 30
fortuna
(millones de
dólares)
700
650
300
120
110
75
60
56
50
45