El documento resume los principales aspectos económicos, sociales e institucionales de los reinos peninsulares durante la Baja Edad Media. Destaca la importancia de la ganadería y la lana en Castilla, mientras que en Aragón el comercio mediterráneo y la burguesía tuvieron mayor peso. Ambos reinos sufrieron crisis en el siglo XIV, aunque Aragón se recuperó antes gracias a sus puertos comerciales. El arte gótico floreció en esta época, especialmente la arquitectura de catedrales.